El
chantaje del jefe
por Raye Morgan
Capítulo 1
Chynna Braden se detuvo un momento,
aguzando el oído, con el corazón latiendo a toda velocidad. żHabía
oído la campanita de uno de los ascensores? Esperó en la oscura
habitación, pero no oía nada. Estaba sola en un despacho de Kane
Haley, S.A. y, definitivamente, no eran horas de trabajo. El edificio
estaba desierto.
Nerviosa, guińó los ojos para intentar ver
algo en la oscuridad. żAquello sería considerado allanamiento?
Bueno, desde luego había entrado allí por la noche y sin permiso.
Estaba en el despacho del guapo director jurídico de Kane Haley,
S.A., Trent Payton, cuando ni siquiera debería estar en aquella
planta.
-Ay, Melinda -murmuró, entre desesperada y
burlona. Su incorregible hermana siempre lograba ponerla en absurdas
situaciones como aquella. Lo hacía siempre. Melinda se metía en
algún lío y ella tenía que solucionarlo.
"Busca una
carpeta verde con un clip de plástico encima”, le había dicho su
hermana, restregándose ansiosamente las manos. “Si consigues
traerme esa carpeta me habrás salvado la vida”.
-Pero corro
el riesgo de perder la mía -murmuró Chynna, después de golpearse
una rodilla contra el pico de una mesa. Suspirando, encendió la
linterna que llevaba en el bolso y dirigió el haz de luz hacia las
paredes, buscando los archivos. Enseguida vio una foto de Trent
Payton. Estaba con Kane Haley, el propietario y presidente de la
firma de inversiones, y se detuvo un momento para estudiarla.
Habían
sido compańeros de universidad, por lo que había oído, y parecían
unidos por estrechos lazos de afecto. Los dos eran altos, morenos y
guapos, pero algo en Trent la atraía de una forma inexplicable. Algo
en sus ojos, en su sonrisa… algo en su cara le decía que
aquel hombre no confiaba en que la vida fuese justa y no entregaba su
corazón fácilmente.
Pero era una tontería pensar esas cosas.
Había visto a Trent de lejos, pero no lo conocía en absoluto. Y por
lo que le había contado su hermana, que había trabajado unos meses
con él como auxiliar administrativa, era un engreído y un
arrogante. Aun así, había algo en sus ojos…
Un sonido
metálico la hizo dar un salto, pero sólo era el aire acondicionado
conectándose automáticamente, de modo que intentó calmarse. Tenía
que encontrar la carpeta y marcharse de allí lo antes posible.
Rápidamente se dirigió hacia los archivos, esperando que los
cajones no estuvieran cerrados. El primero se abrió sin problemas,
pero entre las ordenadas carpetas no había ninguna de color verde.
Chynna miró en el segundo cajón, luego en el tercero y, finalmente,
la encontró. Allí estaba, en el fondo, detrás de las demás.
Alargó la mano para tomar la carpeta y sus dedos rozaron el
clip de plástico durante una fracción de segundo… pero entonces
una mano grande y oscura agarró la suya. La linterna salió
despedida por el aire y Chynna dejó escapar un grito.
-żEstás
buscando algo, Melinda?
La luz se encendió entonces y la
habitación pareció dar vueltas. Chynna levantó la mirada y se
encontró con un impecable traje italiano, una inmaculada camisa
blanca, unos hombros increíblemente anchos, una piel bronceada… y,
por fin, con los ojos azules de Trent Payton.
ˇPero sus ojos no
le parecían tan atractivos en aquel momento!
Capítulo 2
La preciosa intrusa tenía unos
increíbles ojos verdes y Trent vio cómo la expresión de sorpresa
desaparecía enseguida, reemplazada por un brillo de inteligencia.
-żMelinda? -repitió, inocentemente-. Lo siento, no soy
Melinda. Está usted en el despacho equivocado.
Y luego se dio
la vuelta para irse, con la cabeza bien alta.
La furia
que había sentido al verla allí desapareció entonces. Incluso
sintió cierta admiración por su desfachatez. Aunque no pensaba
dejar que se saliera con la suya. Cuando pasó a su lado dejó tras
ella un delicado aroma floral, pero Trent la tomó del brazo antes de
que pudiera salir del despacho.
-Buen intento -le dijo,
hablando en voz baja-. Pero no es suficiente.
Se parecía mucho
a Melinda Braden, la auxiliar administrativa que había estado
trabajando con él durante un par de meses. Pero mientras la
belleza de Melinda había sido todo exterior y sin sustancia, aquella
chica tenía un encanto más suave, más discreto. Aun así, se
parecían muchísimo. Y no tenía la menor duda de que estaba
buscando la carpeta de Melinda. Seguramente sería una estafadora
como ella.
-żQuién eres? -le preguntó.
Ella vaciló,
mirando hacia la puerta, como buscando una vía de escape.
-No
estoy acostumbrada a decirle mi nombre a extrańos y… -empezó a
decir. Pero Trent la interrumpió soltando una palabrota.
-Acabo
de pillarte robando en mi despacho.
-No estaba robando -replicó
ella, indignada-. Y ahora, por favor, suélteme.
-No tan
rápido -murmuró Trent, observando la elegante curva de su cuello.
La chica intentaba esconder su angustia tras una fachada de
calma. Su melena rubia se rebelaba contra el mońo con el que
intentaba controlarla y varios rizos habían escapado, enmarcando su
bonito rostro.
A pesar de todo, le gustaba mucho su cara.
Por un momento, casi le pareció que una parte de él anhelaba algo
que veía en aquella chica. Pero eso era una tontería y Trent
decidió no hacerle caso. Los sentimientos de ese tipo no cuadraban
con su cínica visión de la vida. Ese tipo de “anhelo” era para
los tontos.
Aun así, aquella chica era más su tipo que las
mujeres a las que iba a ver aquella noche en el cóctel que había
organizado su madre. Margaret Payton quería que su hijo se casara y
no pensaba reparar en gastos. Llevaba ańos obligándolo a tratar con
una lista interminable de mujeres solteras, pero nada atractivas para
él, y exigiendo que eligiera una con la que pasar el resto de su
vida. Si alguna de aquellas mujeres se pareciera a esa chica…
-Me
temo que voy a tener que pedirte que esperes aquí mientras llamo a
Seguridad -Trent alargó la mano para tomar el teléfono-. Seguro que
querrán notificarle a la policía que hay una intrusa en el
edificio.
Ella contuvo el aliento, imaginando que perdía su
trabajo, que acababa en comisaría…
-No, por favor. No lo
haga.
Él la miró con frialdad.
-Dame una razón para no
hacerlo.
La chica vaciló y Trent se encogió de hombros
mientras marcaba un número. La piedad no era una de sus virtudes,
por mucho que sus suaves curvas y su bonito rostro lo atrajesen.
Capítulo 3
Chynna agarró la mano de Trent para
evitar que terminase de marcar el número.
-No soy una intrusa
-le dijo-. Yo… trabajo aquí.
Él levantó una ceja,
escéptico. Se habría fijado en una cara como esa.
-Identifícate.
Respirando profundamente, Chynna lo miró a los ojos.
-Me
llamo Chynna Braden. Soy diseńadora y estoy decorando la nueva
guardería del edificio. Empecé esta misma semana.
-Ah, ya
-Trent volvió a colgar el teléfono, mirándola a los ojos-. Pero
estás emparentada con Melinda, żverdad?
Ella asintió con la
cabeza, con expresión resignada.
-Sé que trabajó para
usted…
-Sí, durante un tiempo -la sonrisa de Trent Payton no
parecía muy cálida y en sus ojos vio la misma expresión cínica
que había visto en la fotografía-. Supongo que pasabas por aquí,
żno? Estabas echando un vistazo al despacho en al que solía
trabajar su hermana.
Ella lo miró con cierta esperanza, pero
inmediatamente vio que se estaba riendo de ella.
-Ya le he
dicho mi nombre y puede ver que no soy una amenaza para usted. żPor
qué no me suelta?
Los dedos que la sujetaba se movieron, pero
fue más una caricia que un castigo. Chynna sintió un escalofrío en
la espalda. De repente, su sonrisa le parecía peligrosa… pero en
otro sentido.
-Estamos completamente solos, żsabes? -dijo
Trent en voz baja-. El equipo de limpieza no ha llegado todavía.
Salvo los de Seguridad del segundo piso, sólo estamos tú y yo.
-Y
eso es precisamente lo que me preocupa -replicó ella, arrugando el
ceńo-. Tiene usted muy mala fama, no sé si lo sabe.
Trent
soltó una carcajada.
-żYo tengo mala fama? Es a ti a a quien
he pillado mirando en mis archivos -replicó, con una sonrisa en los
labios-. żEstás intentando decir que somos un par de réprobos?
żDos buenos pájaros?
Chynna no estaba intentando decir nada
en absoluto. En realidad, estaba muy ocupada intentando recuperarse
del efecto que esa sonrisa ejercía en su sistema nervioso. Aquel
hombre era demasiado sexy. Podía entender por qué su hermana había
sentido la tentación de mantener una aventura con él. Pero ese
hecho hacía imperativo que a ella no le pasara lo mismo.
-Bueno,
no te preocupes, mi pequeńa ladrona -dijo él entonces-. No estoy
intentando seducirte. Sólo estoy considerando un pequeńo chantaje.
Eso la asustó.
-żUn chantaje?
-Eso es -Trent tomó
su mano-. Así es como funciona. Haz lo que yo te pido… o irás a
la cárcel.
Chynna hizo una mueca.
-Nadie va a meterme en
la cárcel por entrar en su despacho -replicó, intentando soltar su
mano y sin conseguirlo.
-żTú crees? żAunque las autoridades
locales me deban un favor?
Chynna dejó caer los hombros. Sabía
muy bien que Trent Payton pertenecía a una familia rica e influyente
y no tenía la menor duda de que hablaba en serio. Si quería que la
metiesen en la cárcel, aunque fuera sólo durante unas horas, lo
conseguiría sin el menor esfuerzo.
-żQue quiere que haga? -le
preguntó, fulminándolo con la mirada.
-Nada ilegal -contestó
él-. Sólo necesito que vengas conmigo a una fiesta.
Ella lo
miró a los ojos. Tenía que ser una trampa.
-żSólo eso?
Trent sonrió de nuevo.
-No. Hay algo más -murmuró,
llevándose sus dedos a los labios-. Tienes que fingir que estás
enamorada de mí -ańadió, besándolos.
Capítulo 4
-Está usted loco -replicó Chynna,
sin aliento. Aun podía sentir un cosquilleo en los dedos y eso la
irritaba profundamente-. No puedo… hacer eso.
-Entonces irás
a la cárcel.
Trent por fin la soltó y ella dio un paso
atrás.
-żPor qué? -preguntó sencillamente-. żPor qué
quiere que haga eso?
-Porque estoy a punto de entrar en la
guarida del león -contestó él-. Y se me ha ocurrido que puedo
usarte como escudo.
Chynna negó con la cabeza.
-Me temo
que no soy muy buena resolviendo acertijos. żPor qué no me lo
explica claramente?
-Lo averiguarás muy pronto. Pero lo
primero es lo primero -dijo él entonces, mirándola de arriba
abajo-. Tienes que cambiarte.
-Lo siento -replicó Chynna-. Me
gusta ser como soy.
-Me refiero a la ropa -explicó Trent
pacientemente-. La fiesta es en el Cascade y la falda y el jersey que
llevas no son muy elegantes -ańadió, abriendo un armario del que
sacó un vestido-. żQué te parece esto? Seguro que te queda bien.
Ella dejó escapar un gemido involuntario. Era una prenda de
seda color turquesa, tan suave como si fuera una nube, flotando sobre
una túnica de color azul pavo con un corpińo bordado en
lentejuelas. Involuntariamente, Chynna alargó una mano para tocarlo.
-Qué maravilla… -murmuró.
-Póntelo.
Chynna
levantó la barbilla orgullosamente mientras daba un paso atrás.
-Aún
no he dicho que vaya a hacerlo -le recordó.
Trent dejó
escapar un suspiro.
-Estarías guapísima con este vestido y lo
sabes. Desde luego, te quedaría mejor que un traje de presidiaria.
Vamos, Chynna. Sé mí amor por esta noche.
Ella lo fulminó
con la mirada, pero luego se mordió los labios, pensativa.
-Vamos
a hacer un trato. Lo haré si me promete… -pero no terminó la
frase. żDebía admitir que había estado buscando esa carpeta?
Aunque probablemente él ya lo habría adivinado-. Si promete
devolverme las cartas de Melinda.
De repente, los ojos azules
de Trent Payton se volvieron fríos y sin expresión.
-żTe
refieres al contenido de la carpeta que estabas buscando?
Ella
asintió con la cabeza y Trent la miró con cara de sorpresa.
-En
esa carpeta sólo hay una carta -le dijo-. Y no quiero que la veas.
Aunque entiendo que Melinda quiera quitármela de las manos -estaba
sonriendo, pero sus ojos eran como el hielo-. żQué pasa? żTu
hermana no confía en mí?
Chynna se puso colorada.
-Le
gustaría recuperar esa carta. Si fuera usted un caballero…
-Pero
no lo soy, así que dejemos el tema -Trent negó con la cabeza-. Lo
siento, Chynna. Esa carpeta debe permanecer en mi oficina. Y tenemos
que irnos a la fiesta.
-Pero…
-Vístete -insistió él,
rozando su mejilla con un dedo-. Llegamos tarde y tengo intención de
hacer una entrada memorable. Ah, y tutéame, por favor.
Pero le
gustaría saber… żqué creía Chynna que decía aquella carta y
por qué quería Melinda recuperarla tan desesperadamente?
Capítulo 5
El Cascade era un elegantísimo club
privado y Chynna se alegraba mucho de llevar puesto el vestido azul,
aunque imaginaba que debía pertenecer a una de las muchas amantes de
Trent. Y él estaba en lo cierto, le quedaba como un guante. Cuando,
al salir el lavabo de seńoras con el vestido puesto, vio su
expresión sintió la misma emoción que solía sentir de nińa en el
parque de atracciones cuando subía a la montańa rusa.
Claro
que también él estaba guapísimo. Chynna tuvo que sonreír. Menuda
hipócrita era. Después de todo, si Trent Payton fuese un monstruo
probablemente le habría dicho que llamase a la policía. Pero era
muy atractivo. Y allí estaba ella, preguntándose cómo una pequeńa
expedición para recuperar una imprudente carta de amor de su hermana
había terminado así.
En la entrada del salón se
detuvieron un momento. Trent le había explicado que su madre había
organizado aquella fiesta para él y Chynna estaba un poquito
nerviosa. La seńora Payton era famosa en Chicago por su filantropía
y por su naturaleza exigente.
Una pequeńa orquesta estaba
tocando un vals de Strauss y la música se mezclaba con el murmullo
de conversaciones y el tintineo de carísimas copas de cristal
francés. Chynna sacudió la cabeza. La fiesta incluso sonaba
elegante
-żEstás lista? -le preguntó Trent, tomándola del
brazo.
Ella miró los ojos azules y arrugó la nariz.
-No
lo sé -contestó, traviesa-. Fingir que soy tu amante no va a ser
fácil.
Trent rió suavemente y Chynna sintió que un extrańo
calorcito se extendía por todo su cuerpo.
Trent Payton se reía
mucho y había descubierto que eso le gustaba. Su humor había
mejorado mucho desde que se puso el vestido.
Hacía mucho
tiempo que un hombre no la miraba así. Mucho tiempo desde que ella
había intentado provocar esa reacción en un hombre. Su último
romance la había dejado tan destrozada que decidió que las
relaciones sentimentales no merecían la pena y se vestía de acuerdo
con esa idea. Pero Trent le estaba recordando lo agradable que era
ser admirada por un hombre atractivo… lo delicioso que podía ser.
-Si lo intentamos de verdad -estaba diciendo él, inclinándose
hasta que su aliento rozaba la cara de Chynna- puede que lo hagamos
bien. Pero tendremos que practicar.
Chynna se percató de la
sensual promesa que había en su voz y sonrió, aunque una vocecita
interior la regańaba: ˇNo deberías estar coqueteando con este
hombre!
Y ella sabía que tenía razón. Pero se decía a sí
misma que sólo estaban haciendo un papel. Y casi lo creyó.
Cuando
entraron en el salón, Chynna se quedó cegada por el brillo de los
candelabros. La gente se apartaba a su paso como se había apartado
el mar Rojo y, de repente, estaban frente a una mujer alta y de
aspecto aristocrático con el cabello blanco y orgullosos ojos
azules.
-Madre -estaba diciendo Trent-. Quiero presentarte a
alguien muy especial: Chynna Braden. Que ha aceptado amablemente ser
mi esposa.
La mujer debió haberse quedado perpleja por la
noticia, pero no lo demostró.
-Vaya, Trent -dijo, con una
sonrisa en los labios-. Podías haberme avisado.
-Quería que
fuera una sorpresa -contestó él, sin dejar de sonreír.
-Sí,
desde luego estoy sorprendida -dijo la seńora Payton, con una mirada
helada-. Sorprendida y en absoluto convencida.
Capítulo 6
A pesar de esas duras palabras, la
seńora Payton alargó una mano para estrechar la de Chynna.
-Siéntate conmigo, querida -le dijo-. Quiero conocerte. Y
quiero conocer cada detalle de tu supuesto amor por mi hijo.
El
corazón de Chynna empezó a latir como loco. No estaba preparada
para tan hostil recibimiento y miró a Trent en buscar de ayuda.
Afortunadamente, él le echó un cable.
-Más tarde, madre
-dijo, con la misma firmeza que la seńora Payton-. Ahora mismo, creo
que Chynna y yo deberíamos empezar el baile.
Chynna se percató
de que madre e hijo intercambiaban una mirada y el instinto le dijo
que estaba en medio de una discusión que venía de lejos. Pero no
había tiempo para análisis porque Trent la había tomado del brazo
para llevarla a la pista de baile y ella se sintió embriagada por su
proximidad, por el aroma de su colonia masculina…
Durante unos
minutos, el suave ritmo de la música y el calor de su cuerpo
amenazaron con hacerla perder la cabeza. Pero se recuperó poco a
poco y, mientras lo hacía, se dio cuenta de que eran los únicos que
estaban bailando. Los demás habían formado un círculo a su
alrededor y estaban mirándolos fijamente.
-Casi todas son
mujeres -dijo Chynna en voz baja-. Trent, żqué significa esto?
-Mi
madre está intentando casarme -contestó él haciendo una mueca-. Ha
invitado a todas las mujeres solteras que conoce… hijas de sus
amigas, me imagino. Se supone que debo elegir una esposa de entre
todas ellas.
Chynna lo miró, atónita.
-ˇNo lo dirás en
serio!
Trent se encogió de hombros, como si no fuera nada raro.
-Tengo ciertas responsabilidades, según mi madre. Una de ellas
es casarme y procrear. Para perpetuar el apellido familiar, ya sabes
-dijo, haciendo una mueca-. Algo a lo que me he resistido durante
mucho tiempo. Está tan decepcionada por eso como porque estudié
Derecho en lugar de Medicina.
Chynna se relajó un poco.
-Le
gustan los medicos, żeh?
-Desde luego. Yo vengo de una ilustre
familia de galenos.
-Ya veo. O sea, que eres un rebelde.
-Yo
prefiero pensar que soy una persona independiente -sonrió Trent-.
Pero como le he fallado en ese aspecto, le debo una esposa y una
familia. Y es fastidiosamente insistente al respecto.
Chynna por
fin entendió.
-Y por eso estamos aquí, fingiendo…
Trent
interrumpió su frase con un beso y Chynna dejó escapar un gemido de
sorpresa.
-Silencio -le recordó él-. Lo importante cuando se
está fingiendo es hacerlo en secreto -ańadió, mirando sus labios-.
Pero para ser convincentes, deberíamos besarnos mucho más.
E
inmediatamente volvió a besarla.
Capítulo 7
Estaba fingiendo, se recordó Chynna
a sí misma, medio mareada. Pero resultaba difícil recordar eso
cuando la boca de Trent era tan ardiente, cuando su lengua estaba
buscando una respuesta. El salón desapareció y en lo único que
podía pensar era en él, tan alto, tan fuerte, tan delicioso.
Pero
todo eso terminó cuando la orquesta dejó de tocar y las mujeres que
estaban mirando se acercaron. Una alta y pelirroja con aires de
superioridad fue la primera en hablar:
-żEntonces es verdad,
Trent? -le espetó-. żEs cierto que estás comprometido?
Trent
tomó a Chynna por la cintura, en un gesto protector.
-Es
cierto, Karyn. Por fin estoy comprometido.
La mujer se puso
furiosa.
-ˇHe venido hasta aquí desde Boston para nada!
-Pobrecita. Deben dolerte muchísimo los pies -replicó una
bonita joven con un vestido rojo.
Karyn se retiró, airada,
pero la recién llegada le ofreció su mano.
-Hola, soy Julie.
Y debo decir que mi vestido te queda casi tan bien como a mí.
-żTu
vestido? -Chynna se volvió hacia Trent, alarmada, pero él estaba
sonriendo.
-Chynna, te presento a mi hermana. Siento lo del
vestido, Julie. Pero era una emergencia. Prácticamente la secuestré
para que viniera a la fiesta y no tuvo tiempo de ir a casa a
cambiarse.
-żQuieres decir que este vestido es de tu hermana?
-exclamó Chynna que, por fin, había entendido.
Julie soltó
una carcajada.
-Pensabas que sería de alguna de sus novias,
żno? Pues no, es mío. Siempre dejo algo de ropa en el despacho de
mi hermano para cuanto estoy en la ciudad y tengo que cambiarme a
toda prisa -le explicó-. No te preocupes, Chynna. Su fama de
mujeriego es una exageración. Lo he visto en casa pasando muchas
noches con un buen libro y…
-Julie siempre está contando
historias -la interrumpió Trent, tomando a Chynna del brazo-. Lo
cual me recuerda… es hora de contarle algunas historias a mi
madre.
-żTengo que hacerlo? -Chynna temía aquel momento-. No
hemos ensayado nada y…
-Sencillamente dile la verdad.
Ella
arrugó el ceńo. żQué había querido decir con eso?
-żQue
nos hemos conocido esta misma noche y nos hemos enamorado locamente?
-żEsa es la verdad? -sonrió Trent.
Chynna vaciló, sin
saber si se estaba riendo de ella o sólo bromeando. Pero era
demasiado tarde para averiguarlo. Porque Trent la llevaba de nuevo
hacia su madre.
Capítulo 8
-Dime, querida -empezó a decir la
seńora Payton, dando un golpecito en el sofá para que se sentara a
su lado-. żQuién es tu gente?
Chynna parpadeó, sorprendida.
-Bueno, soy de aquí, si es a eso a lo que se refiere.
Cuando
oyó a Trent soltar una risita supo que acababa de dar un paso en
falso. Pero la seńora Payton siguió tranquilamente:
-No,
querida. Estoy preguntando por tu familia. Tus padres, tus abuelos.
-Creció en una casita en la pradera -empezó a decir Trent con
voz trémula-. Su padre araba el campo mientras su madre…
-Mi
hijo se cree un cómico -lo interrumpió la mujer-. Pero estoy segura
de que pronto recordará sus buenas maneras y te dejará hablar.
-Mi
padre era electricista -empezó a decir Chynna-. Y mi madre, ama de
casa. Murieron en un accidente de tráfico cuando yo tenía trece
ańos. Mi hermana, Melinda, dejó el colegio y buscó trabajo para
que pudiéramos seguir viviendo juntas. Ella me pagó los estudios
-Chynna miró a Trent, preguntándose si sabría eso de Melinda. Era
por eso por lo que siempre se sentiría en deuda con su hermana.
-Ya
veo -murmuró la seńora Payton, sin poder disimular su sorpresa-. żY
a qué universidad fuiste?
-A la universidad pública de
Chicago, naturalmente. Allí conseguí un título en diseńo y
decoración de interiores.
-Ah, la universidad pública -murmuró
la seńora Payton, como si fuera algo sucio y grasiento.
-Mi
madre prefiere las universidades privadas -dijo Trent, intentando
disimular un gesto de irritación-. O la elegantísima Escuela de
Bellas Artes.
-ˇTrent! -lo regańó su madre.
-De hecho,
creo que la hija de tu criada va a ir a una universidad pública.
Espero que le vaya tan bien como a mi prometida.
Mirando
de uno a otro, Chynna lo entendió todo. Evidentemente, Trent llevaba
ańos intentando evitar que su madre dirigiera su vida. Y después de
cómo la había tratado la seńora Payton, en una situación normal
Chynna se habría puesto de su lado. Pero podía ver una gran
frustración en uno y en otro.
Había amargura en la expresión
de la seńora Payton, pero también notó la tristeza de una madre
que veía a sus seres queridos alejándose de ella. La madre de Trent
sería la perdedora en aquella pelea. Y, por alguna razón
inexplicable, sintió pena por ella. Por impulso, apretó su mano.
-No se disguste -le dijo-. Nuestro compromiso es muy reciente y
necesitaremos tiempo para… saber si va a durar. Por favor, no
considere que estamos a un paso del altar. Podría ocurrir cualquier
cosa.
Oh, no. żQué había hecho? Chynna miró a Trent y luego
a su madre, esperando que ambos estuvieran indignados. Pero Trent
parecía sorprendido y su madre la miraba como si estuviera
intentando decidir si estaba frente a una loca o no. żLo habría
estropeado todo?
Capítulo 9
Había llovido una hora antes y la
luz de las farolas se reflejaba en las calles mojadas, haciendo que
el pavimento brillase casi tanto como el de Las Vegas. Trent la llevó
a casa en su deportivo, pero despacio porque no quería despedirse de
ella todavía.
Se habían quedado en la fiesta hasta medianoche.
Kane Haley, su jefe y antiguo compańero de universidad, había
aparecido de repente y, después de bailar con Chynna y con Julie,
los cuatro estuvieron charlando durante largo rato.
Algunas
cosas de Chynna lo sorprendían y lo intrigaba al mismo tiempo. Pero
debía recordar que era tan mentirosa como su hermana. Aunque Melinda
era la razón por la que ahora estaban juntos.
-żCrees que tu
madre se lo ha creído? -le preguntó Chynna.
-Eso da igual.
Creo que por fin está empezando a aceptar que no quiero casarme,
especialmente con alguien que ella elija para mí.
Chynna se
quedó callada un momento y luego dijo en voz baja:
-Tu madre te
quiere mucho.
Él miró su perfil.
-Claro que me
quiere. Ese es el problema.
-Sé amable con ella -suspiró
Chynna-. Tienes suerte de tener una madre.
Trent no contestó,
pero insistió en acompańarla a la puerta de su casa. Mientras
esperaban que llegase el ascensor, Chynna se volvió, con una sonrisa
en los labios.
-Quiero darte las gracias por lo de esta
noche.
-żDarme las gracias?
Su rostro era tan hermoso que
Trent desearía grabar esa imagen para siempre en su retina.
-Sí
-sonrió Chynna-. La verdad es que lo he pasado muy bien… a pesar
de todo. Hacía mucho tiempo… -no terminó la frase y su sonrisa
desapareció.
Trent se percató de que en su voz había una nota
de dolor y la miró con curiosidad.
-Supongo que no estarás
casada -le dijo.
-No, claro que no.
-żEstás saliendo con
alguien?
No le gustaba admitir que estaba esperando su
respuesta con cierta ansiedad, pero así era.
-No estoy
saliendo con nadie ahora mismo -contestó ella-. Y no tengo intención
de hacerlo.
Trent alargó una mano para acariciar su
mejilla.
-żQuién te ha hecho tanto dańo? -le preguntó en voz
baja, mirándola a los ojos-. żQué pasó?
Chynna bajó
los ojos para que no leyese en ellos la respuesta.
-Eso fue
hace mucho tiempo. Ahora es irrelevante.
Trent arrugó el ceńo,
preguntándose por qué sentía aquel deseo irracional de vengarse
por Chynna. El impulso era ridículo. Chynna no era su novia… Y el
ascensor acababa de llegar.
-Me alegro de que lo hayas pasado
bien -le dijo-. Aunque haya tenido que chantajearte para que fueras
conmigo.
Ella soltó una risita.
-Bueno, éste es mi piso
-le dijo, cuando salieron del ascensor.
-Ya me imagino -sonrió
él-. En fin, éste debe haber sido el compromiso más corto de la
historia.
El deseo de besarla era tan fuerte que dio un paso
adelante, deseando volver a probar sus labios. Pero algo en su
mirada, un miedo, una advertencia, lo detuvieron.
Chynna metió
la llave en la cerradura con dedos temblorosos.
-Buenas noches
-murmuró, antes de desaparecer en el interior.
Trent se quedó
mirando la puerta y luego, sintiéndose extrańamente solo, por fin
volvió al ascensor.
Capítulo 10
Chynna entró en su piso suspirando.
Se sentía como Cenicienta volviendo a casa después del baile.
-Adiós, príncipe azul -murmuró para sí misma-. Hola, vida
aburrida.
-żChynna?
-ˇAy, qué susto! -exclamó ella.
Entonces, a oscuras, vio a su hermana levantarse del sillón-.
ˇMelinda! żQué haces aquí? -le preguntó, llevándose una mano al
corazón.
-żLa tienes? -preguntó su hermana-. żHas conseguido
la carpeta?
Chynna dejó escapar un suspiro.
-Dije que te
llamaría a primera hora de la mańana.
Su hermana arrugó el
ceńo al darse cuenta de cuál era la respuesta.
-Menudo
vestido. No sabía que tuvieras una cita esta noche.
“Una
cita”, pensó Chynna. Y entonces se dio cuenta de que no podía
contarle a su hermana lo que había pasado. No podía hablar de Trent
Payton con ella.
-Melinda, yo también tengo una vida -le dijo,
evitando su mirada y odiándose a sí misma por no decirle la
verdad-. Y en cuanto a la carpeta, no, no la tengo. Tendré que
volver a intentarlo.
Melinda hizo un gesto de irritación, pero
era muy tarde y se marchó poco después. Chynna se quitó
cuidadosamente el precioso vestido y se preparó para irse a dormir,
pero estuvo despierta mucho rato, pensando en aquella noche.
Estar
entre los brazos de Trent había sido algo… especial. Volvía a
ponerse nerviosa cada vez que lo recordaba. Trent Payton era un
hombre maravilloso en muchos sentidos. Si las cosas fueran
diferentes…
Pero las cosas eran como eran. Ella había estado
enamorada una vez. Robert era igual de guapo, igual de encantador y
había terminado descubriendo que era un mentiroso y un falso. Eso la
había sorprendido porque se consideraba a sí misma una mujer
inteligente y no se había dado cuenta hasta que ya era demasiado
tarde. Si se había equivocado una vez, żcómo podía volver a
confiar en su corazón?
Y luego estaba Melinda. Todo lo bueno de
su vida parecía ser a costa de su hermana. Hubo un tiempo en el que
Melinda lo dejó todo para que su vida fuera más fácil. Le debía
tanto… Lo único que Melinda le había pedido era la carta de amor
que le había escrito a Trent para poner fin a ese capítulo de su
vida y en lugar de recuperarla, había pasado una noche maravillosa
con el hombre que se negaba a devolvérsela…
żPor qué no
podía contarle a Melinda la verdad? Después de todo, Trent la había
chantajeado para que fuese a la fiesta con él. Y que ella hubiera
ido a su despacho era culpa de Melinda, además. Pero allí
estaba, incapaz de decírselo. Eso debería demostrarle lo absurdo
que era sońar con mantener cualquier clase de relación con
él.
“Pero si acabas de conocerlo”, le dijo una vocecita.
“Sí, te sientes como Cenicienta, pero no te has dejado el
zapato de cristal y ningún príncipe va a venir a buscarte. ˇDéjate
de cuentos de hadas!”.
Capítulo 11
Quizá no había zapato de cristal,
pero Chynna había olvidado la linterna que llevó para buscar la
carpeta. Y eso fue lo primero que Trent vio al entrar en su despacho
al día siguiente. Sonriendo, tomó la linterna y se quedó mirándola
un momento, recordando la noche anterior…
Había pasado tan
poco tiempo y, sin embargo, las cosas habían cambiado por completo.
Se sentía diferente, inquieto. żEra por Chynna?
Tirando la
linterna al aire, la atrapó con una sonrisa en los labios. Y decidió
ir a buscarla.
Por fin la localizó en la sala de juntas, que
Chynna estaba usando como despacho. La mesa estaba cubierta de
dibujos y había un mural de cartón apoyado en una de las paredes.
Ella estaba inclinada sobre la mesa, estudiando unos diseńos.
-Hola.
Chynna dio un salto al verlo y, cuando levantó la
cara, Trent vio que tenía una mancha de pintura azul en la nariz.
Pero también observó cómo el sol iluminaba su rostro y se dio
cuenta de que eso lo hacía sonreír… porque sí.
-Hola
-dijo ella.
-Tu linterna.
Chynna carraspeó,
avergonzada.
-Ah, gracias. He llevado el vestido a la tintorería
de la primera planta. Toma, aquí tengo el recibo.
Trent se lo
guardó en el bolsillo y miró alrededor, fijándose en un mural con
un grupo de animales de peluche dirigiéndose hacia un lago donde los
esperaba una ranita.
-Es una idea para las paredes de la
guardería -le explicó ella-. Después de comer voy a hablar con
Matt Holder, el director de Recursos Humanos, para ver si le gusta.
A
Trent le parecía un mural encantador.
-Parece que sabes mucho
sobre nińos -le dijo.
-Sí, bueno… estoy pensando
especializarme en guarderías y colegios -admitió ella.
-Pero
tú no tienes hijos. żPor qué te interesan tanto los nińos?
Chynna
se encogió de hombros.
-Quizá por eso, porque no los tengo. Y
no espero tenerlos. Casarme no entra en mis planes.
Por alguna
razón, eso le sonó inmoral. Una mujer tan guapa y tan encantadora
como Chynna debería reproducirse en serie.
Ella, al ver su
expresión escéptica, decidió intentar hacerlo entender:
-Una
vez estuve a punto de casarme -le dijo, mientras se quitaba el
delantal que llevaba para proteger su ropa de las pinturas-. Pero
cuando descubrí la verdad sobre el hombre del que estaba locamente
enamorada me di cuenta de que era demasiado ingenua. Así que dudo
que vuelva a cometer el mismo error.
Trent arrugó el ceńo…
en parte para disimular que verla quitarse el delantal lo estaba
dejando un poquito mareado.
-Eso suena muy exagerado, żno?
żUna mala experiencia y decides olvidarte del matrimonio para
siempre?
Chynna sonrió, colocándose un rizo detrás de la
oreja.
-Mira quien habla. Tú vas por ahí chantajeando a la
gente para evitar compromisos. Anoche fingiste que ibas a casarte
conmigo y no me conocías de nada.
De repente, Trent quería
besarla más que nada en el mundo.
-Entonces no te conocía,
pero ahora… -murmuró, mirando sus deliciosos labios.
Ella
sacudió la cabeza.
-No me conoces en absoluto -dijo, dando un
paso atrás-. Y puede que sea más dura de lo que crees. Dime, żvas
a darme la carta de amor de mi hermana?
Capítulo 12
-żLa carta de amor? -repitió
Trent, arrugando el ceńo- żQuién ha dicho que fuese una carta de
amor?
Chynna parpadeó, sorprendida por su reacción.
-żY
qué otra cosa puede ser?
Él hizo una mueca.
-Te aseguro
que lo que hubo entre tu hermana y yo no tuvo nada que ver con el
amor.
Sí, bueno. Chynna lo sabía. Él no tenía historias de
amor, sino aventuras sexuales. Al menos, eso era lo que decía todo
el mundo.
De repente, sintiendo una oleada de compasión por un
hombre que no era capaz de amar, Chynna puso una mano en su brazo.
-żAlguna vez te han tocado el corazón? -le preguntó en voz
baja.
Los ojos azules de Trent se endurecieron.
-Claro.
-No
te creo.
-Entonces te lo demostraré -murmuró Trent con voz
ronca, inclinándose de nuevo hacia ella.
Esta vez Chynna no
pudo apartarse. Inmóvil, cerró los ojos hasta que sintió el roce
de sus labios, los suyos propios abriéndose para aceptar la caricia,
sintiendo el deseo de derretirse, de abrazarlo, de entregarse a
él.
Pero todo era una mentira y lo sabía. Apretando los puńos,
Chynna se apartó.
-Eso no tiene nada que ver con el corazón
-le dijo, sin aliento, intentando negar lo que sentía cada vez que
la besaba. Aunque le temblaban las manos-. Además, el período de
chantaje ha terminado. Ya no tengo que fingir que estoy enamorada de
ti y tú no tienes que fingir que me quieres.
Sus ojos se
encontraron pero, en esos segundos, el hechizo se había roto.
La
puerta se abrió en ese momento y un grupo de personas entró en la
sala de juntas.
-Ah, aquí estás -exclamó uno de
ellas.
Maggie Steward, la ayudante de Kane Haley, se había
hecho amiga de Chynna durante la última semana.
-Por cierto, se
ha descubierto vuestro secreto. Lo sabe todo el mundo. ˇFelicidades
a los dos!
Trent y Chynna miraron a los recién llegados y
enseguida entendieron lo que estaba pasando. Evidentemente, alguien
que había estado en la fiesta la noche anterior había contado…
había contado que estaban prometidos.
-Ni siquiera sabía
que os conocierais -dijo Lauren Connor, una secretaria de la
empresa.
-ˇEs genial! -exclamó Maggie-. żYa tenéis pensada
una fecha para la boda?
Chynna intentó sonreír. Tenían que
hacer algo, pero no sabía qué.
-Bueno, la verdad es que no
-contestó, volviéndose hacia Trent en busca de ayuda.
Pero él
vaciló un momento y luego tomó su mano, apretándola contra su
pecho.
-Estábamos pensando en el mes de junio -dijo, tan
tranquilo-. O quizá una boda en Navidad… si podemos esperar.
-żQué? -exclamó Chynna. Pero su exclamación fue ahogada por
las felicitaciones de sus compańeros.
Capítulo 13
Trent le paso un brazo por los
hombros, apretándola contra su costado posesivamente… aunque
intentó disculparse con los ojos. Pero lo único que consiguió de
Chynna fue una mirada de indignación.
-żCómo ha podido
pasar? -le preguntó cuando se quedaron solos.
-Yo no le he
dicho una palabra a nadie -contestó Trent-. Pero Kane estaba allí…
y mi hermana Julie es amiga de Jennifer Martin, la directora del
departamento de administración.
-Deberíamos haber imaginado
que esto iba a pasar -admitió Chynna-. ˇPero no tenías que
inventarte una fecha para la boda!
Trent vaciló, con expresión
compungida.
-Bueno, la verdad… una de las razones por las que
había venido a verte hoy era... quería preguntarte si no te
importaría seguir con la charada durante unos días.
Ah, ahora
se lo pedía. No la estaba chantajeando.
-żPor qué?
-Pues
verás… -Trent carraspeó, incómodo-. Mi padre se ha enterado
también y quiere conocerte.
-żTu padre?
Por lo que ella
sabía, Matt Payton estaría en un jet volando a algún simposio
médico internacional o aconsejando a gobiernos extranjeros cómo
dirigir un Ministerio de Sanidad. Según todo el mundo, estaba más
tiempo haciendo eso que en Chicago con su familia.
-Mi madre va
a organizar una cena este viernes para presentarte oficialmente… a
mi padre y al resto de la familia -dijo Trent entonces con una
sonrisa irresistible-. żVendrás?
Ella negó con la cabeza,
debatiéndose entre el deseo y el miedo. Se sentía peligrosamente
atraída por aquel hombre…
-żPara qué? -le preguntó,
sorprendida.
Trent se rascó la cabeza con expresión
confusa.
-No lo sé -contestó, con una sinceridad que la
desarmó. Además, la miraba con algo que casi parecía afecto-. Pero
quiero que vayas, Chynna. Todo el mundo parece tan
contento…
-żIncluido tú? -preguntó ella, más sorprendida
que exasperada.
Trent asintió con la cabeza, como
atónito, como si tampoco él lo entendiera.
Chynna iría a esa
cena. Claro que iría. żQué otra cosa podía hacer?
“Oh,
por favor, deja de hacerte la heroína”, le dijo una vocecita. “Tú
sabes que quieres ir. Tú sabes que quieres arańar todo el tiempo
posible para estar con él”.
Y era verdad. Auque sabía que
debería decir que no.
Estaba enamorándose otra vez.
Enamorándose de un mujeriego que no sabía nada del amor. żSe había
vuelto loca?
Capítulo 14
La mansión de los Payton era tan
impresionante como Chynna había imaginado y, sin embargo,
también resultaba acogedora y hogareńa. Eso la sorprendió. Incluso
el servicio era agradable. Parecían miembros de la familia más que
empleados.
Estaba nerviosa, agarrándose al brazo de Trent
mientras entraban en la casa. żQué estaba haciendo allí?, se
preguntó. Resultaba un poco difícil contestar a esa pregunta.
Los
últimos días habían sido como un sueńo. Todo el mundo pensaba que
Trent y ella estaban prometidos y él había reforzado esa creencia
estando a su lado cada vez que tenía oportunidad.
Al principio
Chynna pensó que todo aquello era ridículo, pero según pasaban los
días debía admitir que le gustaba. Mucho. Tomaban café juntos por
la mańana, leían los periódicos y revisaban sus agendas. Luego
salían a comer juntos en bonitos restaurantes con vistas al lago
Michigan… Iban de la mano como si fueran novios de verdad y se
miraban a los ojos…
Trent incluso le había robado un beso o
dos en el pasillo. Era casi como si estuvieran enamorados. Casi.
Pero el sueńo tenía un brusco final cada tarde. Chynna no
podía permitir que fuera a verla a su casa y evitaba salir con él
de la oficina. No había encontrado la forma de decirle a Melinda lo
que estaba pasando y hasta que reuniera valor para hacerlo no podía
arriesgarse a que su hermana lo descubriera. Y el sentimiento de
culpa se la estaba comiendo viva.
Chynna intentaba reconstruir
las conversaciones que había tenido con su hermana tiempo atrás…
żQué había dicho Melinda exactamente? Trent la había
contratado como auxiliar administrativa mientras su secretaria estaba
de baja por maternidad. Recordaba lo contenta que estaba su hermana,
lo bien que hablaba de su nuevo jefe. Y ella se alegraba tanto…
El
historial profesional de Melinda era bastante desastroso. Claro que
la pobre no había podido ir a la universidad precisamente para
pagarle a ella los estudios. Según Melinda, siempre la trataban
injustamente, pero parecía que, por fin, había encontrado un sitio
en el que estaba contenta. Por eso, cuando le contó que su jefe
empezaba a tontear con ella, Chynna se preocupó. Temía que su
hermana estuviera cayendo en la misma trampa en la que había caído
otras veces.
Y eso fue lo que pasó. De repente, Melinda se
quedó sin trabajo y con el corazón roto. Según ella, Trent
Payton había resultado ser otro canalla en una larga lista de
canallas.
Cuando le habló de esas cartas que Trent conservaba
para manipularla, Chynna se sintió indignada. Había querido ir a
hablar con él directamente, pero su hermana se lo impidió. Por
suerte, Melinda había encontrado otro trabajo enseguida pero, según
ella, era horrible. Y estaba extrańamente obsesionada con las
cartas, como si no pudiera rehacer su vida hasta que las las
destruyera.
Por eso, cuando Chynna consiguió el trabajo de
decoradora en la guardería de la empresa, le prometió que se haría
con esas cartas de una forma o de otra.
Trent le había dicho
que sólo había una carta y eso la sorprendió. Aunque no debería
sorprenderla que mintiese. Desde luego, había demostrado su
propension a usar el chantaje para salirse con la suya, żno? Eso
parecía coincidir con el resto de la historia.
Chynna lo miró
ahora, mientras la llevaba a casa de sus padres, y se preguntó si de
verdad podía ser el hombre que había tratado tan mal a su hermana.
Trent la miró también y, sonriendo, le dio un besito en los labios.
El beso le gustó, no podía negarlo, pero empezó a sentir
miedo. De nuevo, temía haberse enamorado del hombre equivocado.
Capítulo 15
Supuestamente, la gente rica siempre
era altiva y sorberbia. Pero alguien debía haber olvidado explicarle
eso a los Payton, que no podían ser más amables con ella.
Al
principio se sintió un poco intimidada. Había tanta gente… y ella
no estaba acostumbrada a las familias grandes. Le presentaron a
tantas personas que enseguida olvidó los nombres.
Pero nunca
olvidaría al padre de Trent, que era una versión madura y más
seria de su hijo. Matt Payton la saludó con un abrazo y cuando se
apartó para mirarla le pareció ver lágrimas en sus ojos.
Luego, durante la cena, se encontró mirando a tías y tíos, a
sobrinos, a Trent, sus padres, su hermana… y se sintió
extrańamente tímida.
No eran en absoluto como ella esperaba.
No había nada altivo o formal en aquella cena. Incluso la seńora
Payton parecía haberse relajado. Todo el mundo hacía bromas y Trent
era el objeto de muchas de ellas.
Chynna lo miró un
momento. Estudió su atractivo rostro bronceado, su perfil clásico,
su barbilla cuadrada... Le gustaba el brillo de humor que había en
sus ojos, cómo sujetaba la copa con sus largos dedos, que llevase
dos botones de la camisa desabrochados, mostrando un cuello tan
masculino…
Y se sintió absurdamente orgullosa. Se sentía
orgullosa de estar prometida con aquel hombre.
Pero… no, eso
no podía ser. Era absurdo. No estaban prometidos de verdad. Tomando
el vaso de agua, Chynna bebió un largo trago para aclarar su cabeza.
Aquello la estaba confundiendo.
-Todo el mundo está siendo tan
agradable conmigo -le dijo a Julie después de cenar.
-Claro
que sí -rió la hermana de Trent-. Tú eres la chica que por fin ha
cazado a mi hermanito y lo ha convertido en un ser humano. El hombre
que llevaba ańos resistiéndose… Casi no me lo creo. La mayoría
de nosotros pensábamos que esto no pasaría nunca, así que
deberíamos erigirte una estatua en el jardín -ańadió-. żQuién
sabe? Quizá mi madre ya haya encargado una.
Chynna estudió el
rostro de Julie. Hablaba en serio. De modo que Trent no le había
contado la verdad… como no lo había hecho ella con su hermana.
żEran Trent y ella las únicas personas que sabían que todo
aquello era una absurda mentira?
-Todo el mundo se ha
dado cuenta de que Trent parece muy feliz desde que te conoció
-siguió Julie.
-żEn serio?
-Desde luego. Su cáustico
sentido del humor se ha suavizado. Mi madre y él se llevan mejor y
hasta llamó a mi padre por teléfono para hablarle de ti.
-żY eso es raro? Que Trent llame a su padre quiero
decir.
-Rarísimo. Han tenido sus momentos… y yo siempre había
pensado que parte de la resistencia de Trent a casarse era
precisamente la relación de mis padres. Apenas se ven y sé que mi
hermano sufrió mucho cuando éramos pequeńos.
-żPor
qué?
-Porque enseguida supo que un médico tiene muy poco
tiempo para su familia y cuando mi padre empezó a trabajar fuera del
país… en fin, casi nunca estaba en casa. Estoy segura de que mi
hermano no quería que su vida fuera así.
Chynna se volvió
para mirar a Trent, que estaba hablando con su padre. Él también la
estaba mirando en ese momento y sus ojos se encontraron. Y ella
sintió como una descarga eléctrica. Casi podía ver el arco
voltaico en la oscuridad. Se quedó sin aliento y su corazón empezó
a latir como si fuera un pájaro atrapado en su pecho.
“Oh,
no”, pensó. ˇOh, no!
Capítulo 16
Todo el mundo había desaparecido.
Incluso los padres de Trent se habían ido a la cama. Pero Chynna y
él seguían en la casa, yendo de habitación en habitación. Trent
había decidido enseńársela y ella estaba encantada. Aquel sitio
era un palacio, aunque bastante más acogedor.
Le encantó el
cuarto de música, lleno de instrumentos. El invernadero, una especie
de porche cubierto donde la seńora Payton plantaba tomates junto con
orquídeas y todo tipo de flores. También había una sala para las
artes, un cuarto de costura y una sala de ordenadores, con
impresoras, scanner…
-Me encanta este sitio -dijo Chynna-.
Sería perfecto para mí. Todo lo que me gusta esta aquí.
-Si
estuviéramos casados podríamos venir aquí cada vez que mi madre
hiciera uno de sus frecuentes viajes a Europa -dijo él
entonces.
Chynna se volvió, estupefacta.
-Hablas como si
creyeras que vamos a casarnos de verdad.
Trent la miró a los
ojos.
-He estado pensando…
-żQué?
-Que lo he
pensado. Quizá no estaría tan mal.
Chynna se mordió los
labios.
-No sigas por ahí, Trent. Tú sabes que todo esto es
una charada.
Trent se acercó un poco más, apoyando una mano en
el quicio de la puerta y alargando la otra para acariciar su
pelo.
-Todo empezó como una charada para que mi madre me dejase
en paz, pero estoy empezando a pensar que podríamos hacerlo realidad
-murmuró, inclinándose para rozar el lóbulo de su oreja con los
labios.
-Trent… -Chynna quería empujarlo, pero sus manos no
parecían obedecer las órdenes de su cerebro.
-żMmm?
El
aliento masculino rozaba su cuello y sus labios la hacían suspirar.
Por fin, cuando Trent la abrazó, Chynna fue incapaz de
resistirse.
-Si supieras cuánto tiempo paso sońando con
hacerte el almor… -le dijo al oído- seguramente te irías
corriendo a un convento.
-Trent… -Chynna intentaba ser
sensata, pero le salió un susurro. Y cuando las manos masculinas se
deslizaron sobre sus curvas, explorando, buscándola, excitándola…
se convirtió en una masa temblorosa.
-Chynna…
-Trent…
-musitó ella, sorprendida por la rapidez con la que aquel hombre la
hacía perder la cabeza-. ˇNo, Trent!
Al fin, consiguió reunir
fuerzas para apartarse y esta vez él la dejó, sus ojos oscurecidos
de pasión.
-Será mejor que me vaya -consiguió decir,
evitando su mirada.
-Muy bien, te llevaré a casa -suspiró él,
tomando su cara entre las manos-. Pero creo que deberías saber que
estoy obsesionado contigo, Chynna -le dijo en voz baja, sus ojos
brillantes en la oscuridad-. Y sé que tú no eres indiferente. Más
tarde o más temprano vamos a tener que hacer algo con estos
sentimientos.
Capítulo 17
Chynna estaba enamorada de Trent y
eso la hacía muy infeliz.
El interminable “compromiso más
corto de la historia” había vuelto a ampliarse. Ahora que la
seńora Payton había organizado una fiesta para presentarle a su
familia estaba dispuesta a hacer lo mismo con sus amistades.
-A
mi madre le caes muy bien -dijo Trent por toda explicación.
-żEstás
seguro? -bromeó Chynna-. żCómo te has dado cuenta?
La seńora
Payton había sido amable con ella… a su manera. Y cada día era
más fácil decir que sí a cosas que mantenían vivo el compromiso y
más difícil pensar en detener aquel carrusel enloquecido.
Pero
tenía que terminar, lo sabía. Y, al mismo tiempo, Chynna se
enfrentaba a una triste verdad. El compromiso podía terminar, pero
lo que sentía por Trent no terminaría tan fácilmente. Lo que
sentía por él era abrumador; la consumía de día y de noche y, en
general, ocupaba todos sus pensamientos.
Su amor por Robert no
había sido así. Amar a Trent la consumía. Estaba deseando verlo y
cuando lo veía estaba deseando tocarlo. Y cuando lo tocaba deseaba
mucho más…
Sin embargo, se sentía culpable todo el tiempo
porque estaban viviendo una mentira. Y, sobre todo, porque estaba
mintiendo a su hermana. Llevaba casi tres semanas “comprometida”
con Trent cuando por fin encontró valor para confesárselo todo a
Melinda. Había estado evitando las llamadas de su hermana, pero
aquella noche fue al apartamento de Melinda dispuesta a revelárselo
y aceptar el castigo.
Temía hacerlo. Aunque dudaba que
Melinda hubiera estado realmente enamorada de Trent como lo estaba
ella misma, su hermana lo había visto primero. Además, ella no
tenía derecho a enamorarse de alguien que le había importado tanto
a Melinda. Eso la hacía sentir como una miserable y temía que,
después de contárselo todo, fuera peor. Pero tenía que hacerlo
pasara lo que pasara.
-Melinda, tengo que contarte una cosa -le
dijo sin preámbulos cuando llegó al apartamento de su hermana.
Rápidamente le explicó las circunstancias de su “compromiso”
con Trent Payton, que Trent la había pillado buscando las cartas, el
precio que había pedido como chantaje… -Y, desde entonces, estoy…
algo así como saliendo con él.
Luego miró a los ojos de su
hermana, esperando que se pusiera furiosa, que llorase, que se
mostrase indignada. Pero en lugar de eso la vio con expresión
pensativa. La expresión que solía tener cuando maquinaba algo.
-Entonces todavía hay una oportunidad de que consigas esa
carpeta -le dijo.
Chynna parpadeó.
-żEs que no lo
entiendes? Estamos saliendo y… y la verdad es que me gusta mucho.
-Genial -Melinda estaba pensando en otra cosa-. Entonces a
Trent no le importará darte la carpeta. Trabájatelo.
Chynna
miró a su hermana, atónita.
-żQuieres decir que no te
importa que salga con él?
-żCon Trent? -Melinda hizo una
mueca-. A mí me parece un arrogante, pero si a ti te gusta…
Chynna
levantó las manos, exasperada.
-Creí que estabas loca por él.
Su hermana arrugó la nariz.
-Sí, bueno, me gustaba un
poco al principio. Pero no era nada serio. Te dije eso para que
entendieras lo importante que es que para mí que recuperes esas…
cartas.
Su hermana siguió hablando, buscando subterfugios para
que Chynna pudiese recuperar la carpeta… pero Chynna no la
escuchaba. Estaba atónita al comprobar que su preocupación había
sido en vano. Melinda no había estado enamorada de Trent. No sentía
nada por él. Y si eso era verdad, era un alivio.
Pero seguía
sin entender… Si no había estado enamorada de él, no podía
haberle escrito una carta de amor żno?
Sólo había una forma
de llegar al fondo del asunto, decidió. Tenía que encontrar esa
carpeta y comprobarlo por sí misma.
Capítulo 18
Trent levantó la mirada cuando
Chynna entró en su despacho a la mańana siguiente… su sonrisa era
tan encantadora y él estaba tan guapo con su impecable traje que
Chynna volvió a enamorarse de él otra vez. Pero no había tiempo
para romances.
-Quiero saber qué hay en esa carpeta -le dijo,
apoyándose en su escritorio con las dos manos.
La sonrisa de
Trent desapareció.
-No puede enseńártela. Llegué a un
acuerdo con tu hermana…
-Por favor, Trent -lo interrumpió
ella-. Todo esto empezó por esa maldita carpeta y creo que tengo
derecho a saber de qué va el asunto.
Él arrugó el ceńo,
pero no dijo una palabra y Chynna empezó a pasear por el despacho,
nerviosa.
-żPor qué no miras para otro lado y dejas que te la
robe? Entonces terminaremos con esto de una vez por todas.
Él
negó con la cabeza.
-No puedo hacer eso. Esa carpeta es parte
de un acuerdo al que llegué con tu hermana. Y yo siempre cumplo mi
palabra.
-Trent… -Chynna se detuvo delante del escritorio y
sacudió la cabeza, suplicándole con los ojos.
Y, mirando esos
ojos verdes, la resistencia de Trent Payton se disolvió.
-Muy
bien, de acuerdo -dijo por fin, abriendo el cajón para sacar la
carpeta-. Lee la carta. Pero no te la lleves -ańadió después.
Luego salió del despacho y la dejó sola.
A Chynna le
temblaban las manos mientras abría la carpeta. Dentro sólo había
un papel. Y Trent le había dicho la verdad. No era una carta de
amor. Era un folio escrito a máquina, un documento legal firmado por
Trent y Melinda… y legalizado por un notario.
Chynna leyó el
primer párrafo y, de repente, se le nubló la vista. Decía algo
sobre Melinda admitiendo su culpabilidad… algo sobre Trent
obligándola a cumplir una promesa… una amenaza de llamar a la
policía.
ˇLa policia!
A Chynna se le hizo un nudo en la
garganta y no pudo seguir leyendo. Por dentro se sentía vacía y más
sola que nunca.
Tuvo que sentarse porque no la sujetaban las
piernas. Intentaba secarse las lágrimas para seguir leyendo, pero
las lágrimas no dejaban de rodar por su rostro.
Entonces Trent
abrió la puerta y entró en el despacho.
-żEstás bien? -le
preguntó.
Chynna asintió con la cabeza, pero él había visto
lágrimas en sus ojos y la abrazó, apretándola contra su pecho.
-No
llores, carińo -murmuró-. No llores. No pasa nada. Tú no sabías
nada de esto, żverdad?
-No -contestó ella, casi sin voz-.
Explícamelo, por favor. No he podido terminar de leer el documento.
Capítulo 19
Trent enterró la cara en su pelo
para respirar su delicioso aroma. No quería explicárselo. Sólo
quería hacerle el amor a aquella mujer que empezaba a significar
tanto para él.
-Contratamos a Melinda como
secretaria temporal cuando la mía pidió la baja por maternidad
-dijo por fin, acariciando sus rizos-. Supuestamente, Melinda tenía
experiencia como secretaria en un bufete… pero al final resultó
que no era verdad. Y me culpo a mí mismo por no darme cuenta
enseguida. De haberlo hecho podría haberla enviado a otro
departamento y esto no habría pasado, pero…
-Sigue -murmuró
Chynna.
-Estuve fuera durante un tiempo y Melinda se quedó sola
en la oficina. Y cuando volví de un viaje, un colega se puso en
contacto conmigo para decirme que Melinda había intentado
extorsionarlo… sacarle dinero en mi nombre.
A Chynna se le
encogió el corazón.
-Oh, Trent…
-Si quieres, puedo
enseńarte las pruebas.
-No, no -ella negó con la cabeza. No
era la primera vez que Melinda se metía en líos. Pero Chynna nunca
había sabido qué clase de líos. Hasta aquel momento-. Te creo.
-En
cualquier caso, decidí no llamar a la policía y le ofrecí un
trato. Si se marchaba de la empresa sin crear problemas le
conseguiría un trabajo en la oficina de un amigo mío que se dedica
a ayudar a inmigrantes sin papeles. Acordé con ella que trabajaría
por el sueldo mínimo durante ocho meses y que durante ese tiempo la
estaría supervisando. Mientras todo fuera bien, no llamaría a la
policía.
Chynna hizo una mueca.
-Mi hermana
odia ese trabajo.
-Lo sé. Por eso quería que recuperases la
carpeta. Así podría dejar el trabajo y no habría miedo a ser
detenida -sonrió Trent-. Pero como le he dicho muchas veces, este
trabajo a la larga la va a beneficiar. Será una experiencia
profesional interesante para ella.
Chynna cerró los ojos.
Trent Payton era un hombre decente, el mejor que había
conocido nunca probablemente. Y ella… ella no era suficientemente
buena para Trent. Era una mentirosa y su hermana una delincuente.
La
madre de Trent no estaba equivocada. Ella no era la mujer ideal para
su hijo. Y era hora de terminar con aquella mentira.
-Trent
-murmuró, apretando su mano-. Nuestro compromiso tiene que terminar.
Él la miró, alarmado.
-żPor qué?
-Porque todo es
mentira -contestó Chynna-. Y sabiendo lo que ha hecho mi hermana…
no puedo ni mirarte a la cara.
-Eso no tiene nada que ver con
nosotros.
-żEs que no lo ves? Tiene todo que ver con nosotros
-suspiró ella, levantándose-. No nos habríamos conocido de no
haber sido por Melinda. Y ahora… enterarme de que ha hecho algo tan
horrible… esto quedaría colgando sobre nuestras cabezas para
siempre.
-Pero Chynna…
-Lo siento -murmuró ella-. Lo
siento muchísimo.
Y luego salió del despacho, cabizbaja.
Trent la vio salir, oyó que cerraba la puerta y pensó:
“Bueno, ha llegado la ruptura”.
Todas las relaciones
terminaban así tarde o temprano. La única diferencia: que era él
quien solía cerrar la puerta.
-Tenía que pasar -se dijo a sí
mismo estoicamente-. Esto es lo que ocurre siempre. Es como tiene que
ser. Se acabó la historia.
Capítulo 20
El estoicismo de Trent duró unos
quince minutos. Mientras intentaba concentrarse en el trabajo empezó
a enfadarse progresivamente y no sabía por qué estaba enfadadado o
con quién. Sólo sabía que empezaba a sentir como si una válvula a
presión hubiese saltado y él estuviera a punto de explotar en un
ataque de furia.
żQué era aquello?, se preguntó. żQué le
estaba pasando?
La respuesta llegó enseguida: “Es muy
sencillo. Estas enamorado”.
Trent se atragantó. Esas palabras
habían aparecido en su cerebro como una voz real, como si alguien se
lo hubiera dicho al oído.
żEnamorado? No, imposible. Le
gustaba Chynna, desde luego. La deseaba. żPero enamorado?
“Sí,
será mejor que te enfrentes a ello”. Estas enamorado.
Si
estaba enamorado, eso significaba que quería casarse con Chynna…
que quería dormir a su lado todas las noches, que deseaba hacer el
amor con ella, compartir sus sueńos y sus penas, oírla reír,
abrazarla cuando llorase, tener hijos con ella y hacerse viejos
juntos…
Para su sorpresa, todo eso sonaba…
maravilloso. Sentado donde estaba, Trent empezó a sonreír.
Sí,
estaba enamorado.
Prácticamente saltando de la silla se
dirigió al ascensor, pero luego cambió de opinión y tomó las
escaleras. Entró de golpe en la sala de juntas donde trabajaba
Chynna y la encontró hablando con Sharon Davies y Julia Parker, dos
empleadas de la firma.
-żNos perdonáis un momento? -les
preguntó, pasando entre ellas para abrazar a Chynna-. Tenemos que
terminar un beso que habíamos dejado a medias.
Chynna estaba
tan sorprendida que no se movió, de modo que Trent se inclinó para
besarla con todas sus ganas.
Sharon soltó una carcajada.
-Oye,
que éste es un lugar de trabajo.
Trent levantó la mirada.
-No
os preocupéis por nosotros, estamos descansando.
Y luego siguió
besando a la mujer de la que estaba locamente enamorado.
-Ah, ya
veo -Sharon le hizo un gesto a Julia-. Nos vemos luego
Y
salieron de la sala de juntas, muertas de risa.
-ˇTrent!
-Chynna intentó apartarse y buscar aire al mismo tiempo-. żSe puede
saber qué estás haciendo?
-Besarte -contestó él-. Voy a
besarte hasta que me digas que sí y luego voy a convencerte para que
te cases conmigo.
-żQué?
Chynna se sentía mareada.
Trent sonrió.
-No puedo decirte adiós. żEs que no te
das cuenta?
-Pero ya te he explicado por qué no podemos estar
juntos. Hay demasiadas personas…
Trent no la dejó
terminar.
-Te equivocas, carińo. Esto es entre tú y yo.
Exclusivamente. No tiene nada que ver con tu hermana ni con que mi
madre quiera casarme a toda costa.
-Trent, no sé de qué estás
hablando…
-Quiero casarme contigo, es así de sencillo. Y no
por mi madre. De hecho, quiero casarme contigo a pesar de mi madre. Y
a pesar de tu hermana. Si mi madre se opusiera a este matrimonio, me
daría exactamente igual. Si Melinda robase un banco me daría lo
mismo. No me importa nada, Chynna. Sólo tú.
-żYo?
-Tú y
yo.
Eso sonaba bien. żPodía confiar en Trent? żPodía confiar
en sus sentimientos?
Trent metió la mano en el bolsillo del
pantalón y sacó un anillo de diamantes que atrapaba la luz,
llenando la sala de colores.
-Mi madre me recordó ayer que no
te había regalado un anillo de compromiso y quiere que te regale
este. Lleva casi cien ańos en la familia Payton.
Chynna contuvo
el aliento al ver la preciosa joya.
-Pero yo no puedo…
-Sí
puedes -Trent se lo puso delicadamente en el dedo-. Te das cuenta de
lo que significa esto, żverdad? Mi madre te cree. Cree en nosotros
-luego la besó en los labios-. żQué dices, carińo? żTú crees en
nosotros?
Chynna miró el precioso diamante y luego lo miró a
los ojos.
-Sí, sí… creo en nosotros -murmuró, antes de
echarse en sus brazos-. Creo en nosotros, Trent.
Lo había dicho
como si fuera una promesa y Trent la selló con un largo beso lleno
de amor.