POMICE EN EL CULTIVO DE BONSÁI Y PLANTAS CRASAS
La pómice, piedra pómez procedente de Italia, es un filo-silicato
amorfo, de origen volcánico, con matriz de Si O2 y óxidos de Fe, Mn,
Mg, Ca, K y Na con algún otro en muy poca presencia.
Debido a su procedencia y al tipo de solidificación, presenta una
estructura porosa, con micro y macro-poros, con aspecto de espuma
sólida que, junto a su composición le dan las propiedades específicas
idóneas como enmiendas en cultivos agrícolas y especializados como
puedan serlo los cultivos de bonsáis y plantas crasas en general y
específicamente en cactus en maceta.
Su capacidad de absorber el agua lentamente (hasta durante un
periodo de diez días), en proporciones peso/volumen cercanas a la
unidad, sin peligro de formación de bolsas o encharcamientos,
además de un CIC (intercambio iónico, propiedad de adquirir del
medio y ceder al vegetal distintos iones) considerable, dentro de las
arcillas, le hacen idónea para su introducción en los substratos de los
cultivos mencionados y casi indispensable en sus estadios jóvenes y
de gran metabolismo.
Otra gran propiedad es su gran potencia de aireación, con
intercambio gaseoso aerobio que evita la formación de bolsas con
bacterias anaerobias, responsables de la podredumbre de las raíces.
Que se trata de un gran producto como substrato, no tiene discusión
y, en realidad la duda que surge es sobre su utilización en solitario o
sobre los mejores acompañantes en busca de un substrato idóneo.
Naturalmente, siempre dependerá de la especie vegetal de que se
trate, y en general una mezcla con Akadama es siempre aconsejable
y también que, por el hecho de que se trata de una tierra de reacción
neutra (PH mas o menos 7), precisará de la adición de alguna turba o
una tierra tipo Kanuma, para ajustarla a los vegetales acidófilos
(Rhododendron, Arbutus unedo, etc), o la adición de turbas o
mantillos o fibra de coco en los casos en que se precise una mayor
retención en el tiempo de la humedad (Arces, Taxus, Ilex y especies
tropicales, Carmona, Serissa, Ficus).
Su empleo en coníferas es fundamental, en especial en las etapas
post transplante de recuperación, tanto en Pinus (sylvestris,
pentaphylla, mugo,uncinata) como en Juníperos (sabina, phoenicea,
thurifera, chinensis).
En su contra (de su empleo), su facilidad de secado cuando se
efectúan riegos momentáneos, es decir hasta que el agua aparece
por los orificios de desagüe, con lo que su poder de absorción de
agua, que es lento, no ha podido disponerse en toda su amplitud.
Solución sencilla: Riego más prolongado o, mejor aún muy frecuente
en temporada de mucho metabolismo o muy calurosa y con mucha
evaporación (mitad de primavera hasta pleno verano).
Esta característica menos positiva, la convierte en imprescindible en
el caso de cultivo de coníferas, especialmente en arraigo y
estabilización de yamadori, que requieren una humedad mínima pero
constante.
Esta circunstancia no llega a producirse en el cultivo de las
Cactáceas, habituadas por la evolución a alternancias de disposición
hídrica muy acusadas y a periodos de sequedad total, durante los
cuales subsisten con el agua almacenada. El uso de la pómice se ha
mostrado casi definitivo, con la adición de tierras como el akadama o
la kanuma según los casos.
Y por último, una ventaja, llamémosla de comodidad: Su poco peso
específico (y real) que aligera nuestras grandes macetas y las hace
mucho más manejables.