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LA BIBLIA (VERSIÓN REINA-VALERA DE 1909): DANIEL







LA BIBLIA Versión Reina-Valera de 1909Daniel
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Captulo 1
1:1EN el ańo tercero del reinado de Joacim rey de Jud, vino Nabucodonosor rey de Babilonia Jerusalem, y cercóla.
1:2Y el Seńor entregó en sus manos Joacim rey de Jud, y parte de los vasos de la casa de Dios, y trjolos tierra de Sinar, la casa de su dios: y metió los vasos en la casa del tesoro de su dios.
1:3Y dijo el rey Aspenaz, prncipe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los prncipes,
1:4Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, y de buen parecer, y enseńados en toda sabidura, y sabios en ciencia, y de buen entendimiento, idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseńase las letras y la lengua de los Caldeos.
1:5Y seńalóles el rey ración para cada da de la ración de la comida del rey, y del vino de su beber: que los criase tres ańos, para que al fin de ellos estuviesen delante del rey.
1:6Y fueron entre ellos, de los hijos de Jud, Daniel, Ananas, Misael y Azaras:
1:7A los cuales el prncipe de los eunucos puso nombres: y puso Daniel, Beltsasar; y Ananas, Sadrach; y Misael, Mesach; y Azaras, Abed-nego.
1:8Y Daniel propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del rey, ni en el vino de su beber: pidió por tanto al prncipe de los eunucos de no contaminarse.
1:9(Y puso Dios Daniel en gracia y en buena voluntad con el prncipe de los eunucos.)
1:10Y dijo el prncipe de los eunucos Daniel: Tengo temor de mi seńor el rey, que seńaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que l habr visto vuestros rostros ms tristes que los de los muchachos que son semejantes vosotros, condenaris para con el rey mi cabeza.
1:11Entonces dijo Daniel Melsar, que estaba puesto por el prncipe de los eunucos sobre Daniel, Ananas, Misael, y Azaras:
1:12Prueba, te ruego, tus siervos diez das, y dennos legumbres comer, y agua beber.
1:13Parezcan luego delante de ti nuestros rostros, y los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey; y segśn que vieres, hars con tus siervos.
1:14Consintió pues con ellos en esto, y probó con ellos diez das.
1:15Y al cabo de los diez das pareció el rostro de ellos mejor y ms nutrido de carne, que los otros muchachos que coman de la ración de comida del rey.
1:16As fu que Melsar tomaba la ración de la comida de ellos, y el vino de su beber, y dbales legumbres.
1:17Y estos cuatro muchachos dióles Dios conocimiento inteligencia en todas letras y ciencia: mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueńos.
1:18Pasados pues los das al fin de los cuales haba dicho el rey que los trajesen, el prncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
1:19Y el rey habló con ellos, y no fu hallado entre todos ellos otro como Daniel, Ananas, Misael, y Azaras: y as estuvieron delante del rey.
1:20Y en todo negocio de sabidura inteligencia que el rey les demandó, hallólos diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que haba en todo su reino.
1:21Y fu Daniel hasta el ańo primero del rey Ciro.
Captulo 2
2:1Y EN el segundo ańo del reinado de Nabucodonosor, sońó Nabucodonosor sueńos, y perturbóse su espritu, y su sueńo se huyó de l.
2:2Y mandó el rey llamar magos, astrólogos, y encantadores, y Caldeos, para que mostrasen al rey sus sueńos. Vinieron pues, y se presentaron delante del rey.
2:3Y el rey les dijo: He sońado un sueńo, y mi espritu se ha perturbado por saber del sueńo.
2:4Entonces hablaron los Caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive: di el sueńo tus siervos, y mostraremos la declaración.
2:5Respondió el rey y dijo los Caldeos: El negocio se me fu: si no me mostris el sueńo y su declaración, seris hechos cuartos, y vuestras casas sern puestas por muladares.
2:6Y si mostrareis el sueńo y su declaración, recibiris de m dones y mercedes y grande honra: por tanto, mostradme el sueńo y su declaración.
2:7Respondieron la segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueńo sus siervos, y mostraremos su declaración.
2:8El rey respondió, y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponis dilaciones, porque veis que el negocio se me ha ido.
2:9Si no me mostris el sueńo, una sola sentencia ser de vosotros. Ciertamente preparis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de m, entre tanto que se muda el tiempo: por tanto, decidme el sueńo, para que yo entienda que me podis mostrar su declaración.
2:10Los Caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio del rey: dems de esto, ningśn rey, prncipe, ni seńor, preguntó cosa semejante ningśn mago, ni astrólogo, ni Caldeo.
2:11Finalmente, el negocio que el rey demanda, es singular, ni hay quien lo pueda declarar delante del rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.
2:12Por esto el rey con ira y con grande enojo, mandó que matasen todos los sabios de Babilonia.
2:13Y publicóse el mandamiento, y los sabios eran llevados la muerte; y buscaron Daniel y sus compańeros para matarlos.
2:14Entonces Daniel habló avisada y prudentemente Arioch, capitn de los de la guarda del rey, que haba salido para matar los sabios de Babilonia.
2:15Habló y dijo Arioch capitn del rey: żQu es la causa que este mandamiento se publica de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioch declaró el negocio Daniel.
2:16Y Daniel entró, y pidió al rey que le diese tiempo, y que l mostrara al rey la declaración.
2:17Fuse luego Daniel su casa, y declaró el negocio Ananas, Misael, y Azaras, sus compańeros,
2:18Para demandar misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, y que Daniel y sus compańeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
2:19Entonces el arcano fu revelado Daniel en visión de noche; por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.
2:20Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabidura y la fortaleza:
2:21Y l es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabidura los sabios, y la ciencia los entendidos:
2:22El revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que est en tinieblas, y la luz mora con l.
2:23A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabidura y fortaleza, y ahora me enseńaste lo que te pedimos; pues nos has enseńado el negocio del rey.
2:24Despus de esto Daniel entró Arioch, al cual el rey haba puesto para matar los sabios de Babilonia; fu, y djole as: No mates los sabios de Babilonia: llvame delante del rey, que yo mostrar al rey la declaración.
2:25Entonces Arioch llevó prestamente Daniel delante del rey, y djole as: Un varón de los trasportados de Jud he hallado, el cual declarar al rey la interpretación.
2:26Respondió el rey, y dijo Daniel, al cual llamaban Beltsasar: żPodrs tś hacerme entender el sueńo que vi, y su declaración?
2:27Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseńar al rey.
2:28Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y l ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer cabo de das. Tu sueńo, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto:
2:29Tś, oh rey, en tu cama subieron tus pensamientos por saber lo que haba de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
2:30Y m ha sido revelado este misterio, no por sabidura que en m haya, ms que en todos los vivientes, sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entiendieses los pensamientos de tu corazón.
2:31Tś, oh rey, veas, y he aqu una grande imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
2:32La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de metal;
2:33Sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido.
2:34Estabas mirando, hasta que una piedra fu cortada, no con mano, la cual hirió la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
2:35Entonces fu tambin desmenuzado el hierro, el barro cocido, el metal, la plata y el oro, y se tornaron como tamo de las eras del verano: y levantólos el viento, y nunca ms se les halló lugar. Mas la piedra que hirió la imagen, fu hecha un gran monte, que hinchió toda la tierra.
2:36Este es el sueńo: la declaración de l diremos tambin en presencia del rey.
2:37Tś, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, potencia, y fortaleza, y majestad.
2:38Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, l ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseńorear sobre todo: tś eres aquella cabeza de oro.
2:39Y despus de ti se levantar otro reino menor que tś; y otro tercer reino de metal, el cual se enseńorear de toda la tierra.
2:40Y el reino cuarto ser fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y doma todas las cosas, y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzar y quebrantar.
2:41Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino ser dividido; mas habr en l algo de fortaleza de hierro, segśn que viste el hierro mezclado con el tiesto de barro.
2:42Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte ser el reino fuerte, y en parte ser frgil.
2:43Cuanto aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, mezclarnse con simiente humana, mas no se pegarn el uno con el otro, como el hierro no se mistura con el tiesto.
2:44Y en los das de estos reyes, levantar el Dios del cielo un reino que nunca jams se corromper: y no ser dejado otro pueblo este reino; el cual desmenuzar y consumir todos estos reinos, y l permanecer para siempre.
2:45De la manera que viste que del monte fu cortada una piedra, no con manos, la cual desmenuzó al hierro, al metal, al tiesto, la plata, y al oro; el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueńo es verdadero, y fiel su declaración.
2:46Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, y humillóse Daniel, y mandó que le sacrificasen presentes y perfumes.
2:47El rey habló Daniel, y dijo: Ciertamente que el Dios vuestro es Dios de dioses, y el Seńor de los reyes, y el descubridor de los misterios, pues pudiste revelar este arcano.
2:48Entonces el rey engrandeció Daniel, y le dió muchos y grandes dones, y pśsolo por gobernador de toda la provincia de Babilonia, y por prncipe de los gobernadores sobre todos los sabios de Babilonia.
2:49Y Daniel solicitó del rey, y l puso sobre los negocios de la provincia de Babilonia Sadrach, Mesach, y Abed-nego: y Daniel estaba la puerta del rey.
Captulo 3
3:1EL rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos: levantóla en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
3:2Y envió el rey Nabucodonosor juntar los grandes, los asistentes y capitanes, oidores, receptores, los del consejo, presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor haba levantado.
3:3Fueron pues reunidos los grandes, los asistentes y capitanes, los oidores, receptores, los del consejo, los presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor haba levantado: y estaban en pie delante de la estatua que haba levantado el rey Nabucodonosor.
3:4Y el pregonero pregonaba en alta voz: Mndase vosotros, oh pueblos, naciones, y lenguas,
3:5En oyendo el son de la bocina, del pfano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampońa, y de todo instrumento mśsico, os postraris y adoraris la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado:
3:6Y cualquiera que no se postrare y adorare, en la misma hora ser echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
3:7Por lo cual, en oyendo todos los pueblos el son de la bocina, del pfano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampońa, y de todo instrumento mśsico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor haba levantado.
3:8Por esto en el mismo tiempo algunos varones Caldeos se llegaron, y denunciaron de los Judos.
3:9Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.
3:10Tś, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pfano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampońa, y de todo instrumento mśsico, se postrase y adorase la estatua de oro:
3:11Y el que no se postrase y adorase, fuese echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
3:12Hay unos varones Judos, los cuales pusiste tś sobre los negocios de la provincia de Babilonia; Sadrach, Mesach, y Abed-nego: estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de ti; no adoran tus dioses, no adoran la estatua de oro que tś levantaste.
3:13Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen Sadrach, Mesach, y Abed-nego. Al punto fueron trados estos varones delante del rey.
3:14Habló Nabucodonosor, y djoles: żEs verdad Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que vosotros no honris mi dios, ni adoris la estatua de oro que he levantado?
3:15Ahora pues, żestis prestos para que en oyendo el son de la bocina, del pfano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampońa, y de todo instrumento mśsico, os postris, y adoris la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seris echados en medio de un horno de fuego ardiendo: ży qu dios ser aquel que os libre de mis manos?
3:16Sadrach, Mesach, y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos de responderte sobre este negocio.
3:17He aqu nuestro Dios quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librar.
3:18Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco honraremos la estatua que has levantado.
3:19Entonces Nabucodonosor fu lleno de ira, y demudóse la figura de su rostro sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego: as habló, y ordenó que el horno se encendiese siete veces tanto de lo que cada vez sola.
3:20Y mandó hombres muy vigorosos que tena en su ejrcito, que atasen Sadrach, Mesach, y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
3:21Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:22Y porque la palabra del rey daba priesa, y haba procurado que se encendiese mucho, la llama del fuego mató aquellos que haban alzado Sadrach, Mesach, y Abed-nego.
3:23Y estos tres varones, Sadrach, Mesach, y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:24Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantóse apriesa, y habló, y dijo los de su consejo: żNo echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.
3:25Respondió l y dijo: He aqu que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningśn dańo hay en ellos: y el parecer del cuarto es semejante hijo de los dioses.
3:26Entonces Nabucodonosor se acercó la puerta del horno de fuego ardiendo, y habló y dijo: Sadrach, Mesach, y Abed-nego, siervos del alto Dios, salid y venid. Entonces Sadrach, Mesach, y Abed-nego, salieron de en medio del fuego.
3:27Y juntronse los grandes, los gobernadores, los capitanes, y los del consejo del rey, para mirar estos varones, como el fuego no se enseńoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fu quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego haba pasado por ellos.
3:28Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que envió su ngel, y libró sus siervos que esperaron en l, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro dios que su Dios.
3:29Por m pues se pone decreto, que todo pueblo, nación, ó lengua, que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa sea puesta por muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como ste.
3:30Entonces el rey engrandeció Sadrach, Mesach, y Abed-nego en la provincia de Babilonia.
Captulo 4
4:1NABUCODONOSOR rey, todos los pueblos, naciones, y lenguas, que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:
4:2Las seńales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique.
4:3ĄCun grandes son sus seńales, y cun potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su seńoro hasta generación y generación.
4:4Yo Nabucodonosor estaba quieto en mi casa, y floreciente en mi palacio.
4:5Vi un sueńo que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.
4:6Por lo cual yo puse mandamiento para hacer venir delante de m todos los sabios de Babilonia, que me mostrasen la declaración del sueńo.
4:7Y vinieron magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos: y dije el sueńo delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración;
4:8Hasta tanto que entró delante de m Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en el cual hay espritu de los dioses santos, y dije el sueńo delante de l, diciendo:
4:9Beltsasar, prncipe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espritu de los dioses santos, y que ningśn misterio se te esconde, exprsame las visiones de mi sueńo que he visto, y su declaración.
4:10Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecame que vea un rbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.
4:11Creca este rbol, y hacase fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.
4:12Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos haba en l mantenimiento. Debajo de l se ponan la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacan morada las aves del cielo, y mantenase de l toda carne.
4:13Vea en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aqu que un vigilante y santo descenda del cielo.
4:14Y clamaba fuertemente y deca as: Cortad el rbol, y desmochad sus ramas, derribad su copa, y derramad su fruto: vyanse las bestias que estn debajo de l, y las aves de sus ramas.
4:15Mas la cepa de sus races dejaris en la tierra, y con atadura de hierro y de metal entre la hierba del campo; y sea mojado con el roco del cielo, y su parte con las bestias en la hierba de la tierra.
4:16Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y sale dado corazón de bestia, y pasen sobre l siete tiempos.
4:17La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altsimo se enseńorea del reino de los hombres, y que quien l quiere lo da, y constituye sobre l al ms bajo de los hombres.
4:18Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueńo. Tś pues, Beltsasar, dirs la declaración de l, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación: mas tś puedes, porque hay en ti espritu de los dioses santos.
4:19Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, el sueńo ni su declaración no te espante. Respondió Beltsasar, y dijo: Seńor mo, el sueńo sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.
4:20El rbol que viste, que creca y se haca fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;
4:21Y cuya copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos haba mantenimiento en l; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,
4:22Tś mismo eres, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu seńoro hasta el cabo de la tierra.
4:23Y cuanto lo que vió el rey, un vigilante y santo que descenda del cielo, y deca: Cortad el rbol y destruidlo: mas la cepa de sus races dejaris en la tierra, y con atadura de hierro y de metal en la hierba del campo; y sea mojado con el roco del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre l siete tiempos:
4:24Esta es la declaración, oh rey, y la sentencia del Altsimo, que ha venido sobre el rey mi seńor:
4:25Que te echarn de entre los hombres, y con las bestias del campo ser tu morada, y con hierba del campo te apacentarn como los bueyes, y con roco del cielo sers bańado; y siete tiempos pasarn sobre ti, hasta que entiendas que el Altsimo se enseńorea en el reino de los hombres, y que quien l quisiere lo dar.
4:26Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra la cepa de las races del mismo rbol, significa que tu reino se te quedar firme, luego que entiendas que el seńoro es en los cielos.
4:27Por tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias para con los pobres; que tal vez ser eso una prolongación de tu tranquilidad.
4:28Todo aquesto vino sobre el rey Nabucodonosor.
4:29A cabo de doce meses, andndose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,
4:30Habló el rey, y dijo: żNo es sta la gran Babilonia, que yo edifiqu para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?
4:31Aun estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti:
4:32Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo ser tu morada, y como los bueyes te apacentarn: y siete tiempos pasarn sobre ti, hasta que conozcas que el Altsimo se enseńorea en el reino de los hombres, y quien l quisiere lo da.
4:33En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fu echado de entre los hombres; y coma hierba como los bueyes, y su cuerpo se bańaba con el roco del cielo, hasta que su pelo creció como de guila, y sus uńas como de aves.
4:34Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alc mis ojos al cielo, y mi sentido me fu vuelto; y bendije al Altsimo, y alab y glorifiqu al que vive para siempre; porque su seńoro es sempiterno, y su reino por todas las edades.
4:35Y todos los moradores de la tierra por nada son contados: y en el ejrcito del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace segśn su voluntad: ni hay quien estorbe su mano, y le diga: żQu haces?
4:36En el mismo tiempo mi sentido me fu vuelto, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron m, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fu restitudo mi reino, y mayor grandeza me fu ańadida.
4:37Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y humillar puede los que andan con soberbia.
Captulo 5
5:1EL rey Belsasar hizo un gran banquete mil de sus prncipes, y en presencia de los mil beba vino.
5:2Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre haba trado del templo de Jerusalem; para que bebiesen con ellos el rey y sus prncipes, sus mujeres y sus concubinas.
5:3Entonces fueron trados los vasos de oro que haban trado del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalem, y bebieron con ellos el rey y sus prncipes, sus mujeres y sus concubinas.
5:4Bebieron vino, y alabaron los dioses de oro y de plata, de metal, de hierro, de madera, y de piedra.
5:5En aquella misma hora salieron unos dedos de mano de hombre, y escriban delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey vea la palma de la mano que escriba.
5:6Entonces el rey se demudó de su color, y sus pensamientos lo turbaron, y desatronse las ceńiduras de sus lomos, y sus rodillas se batan la una con la otra.
5:7El rey clamó en alta voz que hiciesen venir magos, Caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su declaración, ser vestido de pśrpura, y tendr collar de oro su cuello; y en el reino se enseńorear el tercero.
5:8Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni mostrar al rey su declaración.
5:9Entonces el rey Belsasar fu muy turbado, y se le mudaron sus colores y alterronse sus prncipes.
5:10La reina, por las palabras del rey y de sus prncipes, entró la sala del banquete. Y habló la reina, y dijo: Rey, para siempre vive, no te asombren tus pensamientos, ni tus colores se demuden:
5:11En tu reino hay un varón, en el cual mora el espritu de los dioses santos; y en los das de tu padre se halló en l luz inteligencia y sabidura, como ciencia de los dioses: al cual el rey Nabucodonosor, tu padre, el rey tu padre constituyó prncipe sobre todos los magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos:
5:12Por cuanto fu hallado en l mayor espritu, y ciencia, y entendimiento, interpretando sueńos, y declarando preguntas, y deshaciendo dudas, es saber, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llmese pues ahora Daniel, y l mostrar la declaración.
5:13Entonces Daniel fu trado delante del rey. Y habló el rey, y dijo Daniel: żEres tś aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Jud, que mi padre trajo de Judea?
5:14Yo he odo de ti que el espritu de los dioses santos est en ti, y que en ti se halló luz, y entendimiento y mayor sabidura.
5:15Y ahora fueron trados delante de m, sabios, astrólogos, que leyesen esta escritura, y me mostrasen su interpretación: pero no han podido mostrar la declaración del negocio.
5:16Yo pues he odo de ti que puedes declarar las dudas, y desatar dificultades. Si ahora pudieres leer esta escritura, y mostrarme su interpretación, sers vestido de pśrpura, y collar de oro tendrs en tu cuello, y en el reino sers el tercer seńor.
5:17Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y tus presentes dalos otro. La escritura yo la leer al rey, y le mostrar la declaración.
5:18El altsimo Dios, oh rey, dió Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria, y la honra:
5:19Y por la grandeza que le dió, todos los pueblos, naciones, y lenguas, temblaban y teman delante de l. Los que l quera mataba, y daba vida los que quera: engrandeca los que quera, y los que quera humillaba.
5:20Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espritu se endureció en altivez, fu depuesto del trono de su reino, y traspasaron de l la gloria:
5:21Y fu echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fu puesto con las bestias, y con los asnos monteses fu su morada. Hierba le hicieron comer, como buey, y su cuerpo fu bańado con el roco del cielo, hasta que conoció que el altsimo Dios se enseńorea del reino de los hombres, y que pondr sobre l al que quisiere.
5:22Y tś, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto:
5:23Antes contra el Seńor del cielo te has ensoberbecido, hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tś y tus prncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos: dems de esto, dioses de plata y de oro, de metal, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza: y al Dios en cuya mano est tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
5:24Entonces de su presencia fu enviada la palma de la mano que esculpió esta escritura.
5:25Y la escritura que esculpió es: MENE, MENE, TEKEL, UPHARSIN.
5:26La declaración del negocio es: MENE: Contó Dios tu reino, y halo rematado.
5:27TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
5:28PERES: Tu reino fu rompido, y es dado Medos y Persas.
5:29Entonces, mandndolo Belsasar, vistieron Daniel de pśrpura, y en su cuello fu puesto un collar de oro, y pregonaron de l que fuese el tercer seńor en el reino.
5:30La misma noche fu muerto Belsasar, rey de los Caldeos.
5:31Y Daro de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos ańos.
Captulo 6
6:1PARECIÓ bien Daro constituir sobre el reino ciento veinte gobernadores, que estuviesen en todo el reino.
6:2Y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese dańo.
6:3Pero el mismo Daniel era superior estos gobernadores y presidentes, porque haba en l ms abundancia de espritu: y el rey pensaba de ponerlo sobre todo el reino.
6:4Entonces los presidentes y gobernadores buscaban ocasiones contra Daniel por parte del reino; mas no podan hallar alguna ocasión ó falta, porque l era fiel, y ningśn vicio ni falta fu en l hallado.
6:5Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna, si no la hallamos contra l en la ley de su Dios.
6:6Entonces estos gobernadores y presidentes se juntaron delante del rey, y le dijeron as: Rey Daro, para siempre vive:
6:7Todos los presidentes del reino, magistrados, gobernadores, grandes y capitanes, han acordado por consejo promulgar un real edicto, y confirmarlo, que cualquiera que demandare petición de cualquier dios ś hombre en el espacio de treinta das, sino de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
6:8Ahora, oh rey, confirma el edicto, y firma la escritura, para que no se pueda mudar, conforme la ley de Media y de Persia, la cual no se revoca.
6:9Firmó pues el rey Daro la escritura y el edicto.
6:10Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entróse en su casa, y abiertas las ventanas de su cmara que estaban hacia Jerusalem, hincbase de rodillas tres veces al da, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo sola hacer antes.
6:11Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron Daniel orando y rogando delante de su Dios.
6:12Llegronse luego, y hablaron delante del rey acerca del edicto real: żNo has confirmado edicto que cualquiera que pidiere cualquier dios ś hombre en el espacio de treinta das, excepto ti, oh rey, fuese echado en el foso de los leones? Respondió el rey y dijo: Verdad es, conforme la ley de Media y de Persia, la cual no se abroga.
6:13Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel que es de los hijos de la cautividad de los Judos, no ha hecho cuenta de ti, oh rey, ni del edicto que confirmaste; antes tres veces al da hace su petición.
6:14El rey entonces, oyendo el negocio, pesóle en gran manera, y sobre Daniel puso cuidado para librarlo; y hasta puestas del sol trabajó para librarle.
6:15Empero aquellos hombres se reunieron cerca del rey, y dijeron al rey: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia, que ningśn decreto ś ordenanza que el rey confirmare pueda mudarse.
6:16Entonces el rey mandó, y trajeron Daniel, y echronle en el foso de los leones. Y hablando el rey dijo Daniel: El Dios tuyo, quien tś continuamente sirves, l te libre.
6:17Y fu trada una piedra, y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo, y con el anillo de sus prncipes, porque el acuerdo acerca de Daniel no se mudase.
6:18Fuse luego el rey su palacio, y acostóse ayuno; ni instrumentos de mśsica fueron trados delante de l, y se le fu el sueńo.
6:19El rey, por tanto, se levantó muy de mańana, y fu apriesa al foso de los leones:
6:20Y llegndose cerca del foso llamó voces Daniel con voz triste: y hablando el rey dijo Daniel: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, quien tś continuamente sirves żte ha podido librar de los leones?
6:21Entonces habló Daniel con el rey: oh rey, para siempre vive.
6:22El Dios mo envió su ngel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen mal: porque delante de l se halló en m justicia: y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho lo que no debiese.
6:23Entonces se alegró el rey en gran manera causa de l, y mandó sacar Daniel del foso: y fu Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en l, porque creyó en su Dios.
6:24Y mandndolo el rey fueron trados aquellos hombres que haban acusado Daniel, y fueron echados en el foso de los leones, ellos, sus hijos, y sus mujeres; y aun no haban llegado al suelo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos, y quebrantaron todos sus huesos.
6:25Entonces el rey Daro escribió todos los pueblos, naciones, y lenguas, que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:
6:26De parte ma es puesta ordenanza, que en todo el seńoro de mi reino todos teman y tiemblen de la presencia del Dios de Daniel: porque l es el Dios viviente y permanente por todos los siglos, y su reino tal que no ser desecho, y su seńoro hasta el fin.
6:27Que salva y libra, y hace seńales y maravillas en el cielo y en la tierra; el cual libró Daniel del poder de los leones.
6:28Y este Daniel fu prosperado durante el reinado de Daro, y durante el reinado de Ciro, Persa.
Captulo 7
7:1EN el primer ańo de Belsasar rey de Babilonia, vió Daniel un sueńo y visiones de su cabeza en su cama: luego escribió el sueńo, y notó la suma de los negocios.
7:2Habló Daniel y dijo: Vea yo en mi visión de noche, y he aqu que los cuatro vientos del cielo combatan en la gran mar.
7:3Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, suban de la mar.
7:4La primera era como león, y tena alas de guila. Yo estaba mirando hasta tanto que sus alas fueron arrancadas, y fu quitada de la tierra; y pśsose enhiesta sobre los pies manera de hombre, y fule dado corazón de hombre.
7:5Y he aqu otra segunda bestia, semejante un oso, la cual se puso al un lado, y tena en su boca tres costillas entre sus dientes; y fule dicho as: Levntate, traga carne mucha.
7:6Despus de esto yo miraba, y he aqu otra, semejante un tigre, y tena cuatro alas de ave en sus espaldas: tena tambin esta bestia cuatro cabezas; y fule dada potestad.
7:7Despus de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aqu la cuarta bestia, espantosa y terrible, y en grande manera fuerte; la cual tena unos dientes grandes de hierro: devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies: y era muy diferente de todas las bestias que haban sido antes de ella, y tena diez cuernos.
7:8Estando yo contemplando los cuernos, he aqu que otro cuerno pequeńo suba entre ellos, y delante de l fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aqu, en este cuerno haba ojos como ojos de hombre, y una boca que hablaba grandezas.
7:9Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente.
7:10Un ro de fuego proceda y sala de delante de l: millares de millares le servan, y millones de millones asistan delante de l: el Juez se sentó, y los libros se abrieron.
7:11Yo entonces miraba causa de la voz de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta tanto que mataron la bestia, y su cuerpo fu deshecho, y entregado para ser quemado en el fuego.
7:12Haban tambin quitado las otras bestias su seńoro, y les haba sido dada prolongación de vida hasta cierto tiempo.
7:13Miraba yo en la visión de la noche, y he aqu en las nubes del cielo como un hijo de hombre que vena, y llegó hasta el Anciano de grande edad, hicironle llegar delante de l.
7:14Y fule dado seńoro, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su seńoro, seńoro eterno, que no ser transitorio, y su reino que no se corromper.
7:15Mi espritu fu turbado, yo Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
7:16Llegume uno de los que asistan, y preguntle la verdad acerca de todo esto. Y hablóme, y declaróme la interpretación de las cosas.
7:17Estas grandes bestias, las cuales son cuatro, cuatro reyes son, que se levantarn en la tierra.
7:18Despus tomarn el reino los santos del Altsimo, y poseern el reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos.
7:19Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que tan diferente era de todas las otras, espantosa en gran manera, que tena dientes de hierro, y sus uńas de metal, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies:
7:20Asimismo acerca de los diez cuernos que tena en su cabeza, y del otro que haba subido, de delante del cual haban cado tres: y este mismo cuerno tena ojos, y boca que hablaba grandezas, y su parecer mayor que el de sus compańeros.
7:21Y vea yo que este cuerno haca guerra contra los santos, y los venca,
7:22Hasta tanto que vino el Anciano de grande edad, y se dió el juicio los santos del Altsimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
7:23Dijo as: La cuarta bestia ser un cuarto reino en la tierra, el cual ser ms grande que todos los otros reinos, y toda la tierra devorar, y la hollar, y la despedazar.
7:24Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarn diez reyes; y tras ellos se levantar otro, el cual ser mayor que los primeros, y tres reyes derribar.
7:25Y hablar palabras contra el Altsimo, y los santos del Altsimo quebrantar, y pensar en mudar los tiempos y la ley: y entregados sern en su mano hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.
7:26Empero se sentar el juez, y quitarnle su seńoro, para que sea destrudo y arruinado hasta el extremo;
7:27Y que el reino, y el seńoro, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altsimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los seńoros le servirn y obedecern.
7:28Hasta aqu fu el fin de la pltica. Yo Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se me mudó: mas guard en mi corazón el negocio.
Captulo 8
8:1EN el ańo tercero del reinado del rey Belsasar, me apareció una visión m, Daniel, despus de aquella que me haba aparecido antes.
8:2Vi en visión, (y aconteció cuando vi, que yo estaba en Susn, que es cabecera del reino en la provincia de Persia;) vi pues en visión, estando junto al ro Ulai,
8:3Y alc mis ojos, y mir, y he aqu un carnero que estaba delante del ro, el cual tena dos cuernos: y aunque eran altos, el uno era ms alto que el otro; y el ms alto subió la postre.
8:4Vi que el carnero hera con los cuernos al poniente, al norte, y al medioda, y que ninguna bestia poda parar delante de l, ni haba quien escapase de su mano: y haca conforme su voluntad, y engrandecase.
8:5Y estando yo considerando, he aqu un macho de cabro vena de la parte del poniente sobre la haz de toda la tierra, el cual no tocaba la tierra: y tena aquel macho de cabro un cuerno notable entre sus ojos:
8:6Y vino hasta el carnero que tena los dos cuernos, al cual haba yo visto que estaba delante del ro, y corrió contra l con la ira de su fortaleza.
8:7Y vilo que llegó junto al carnero, y levantóse contra l, hiriólo, y quebró sus dos cuernos, porque en el carnero no haba fuerzas para parar delante de l: derribólo por tanto en tierra, y hollólo; ni hubo quien librase al carnero de su mano.
8:8Y engrandecióse en gran manera el macho de cabro; y estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fu quebrado, y en su lugar subieron otros cuatro maravillosos hacia los cuatro vientos del cielo.
8:9Y del uno de ellos salió un cuerno pequeńo, el cual creció mucho al medioda, y al oriente, y hacia la tierra deseable.
8:10Y engrandecióse hasta el ejrcito del cielo; y parte del ejrcito y de las estrellas echó por tierra, y las holló.
8:11Aun contra el prncipe de la fortaleza se engrandeció, y por l fu quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fu echado por tierra.
8:12Y el ejrcito fu le entregado causa de la prevaricación sobre el continuo sacrificio: y echó por tierra la verdad, hizo cuanto quiso, y sucedióle prósperamente.
8:13Y o un santo que hablaba; y otro de los santos dijo aqul que hablaba: żHasta cundo durar la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejrcito para ser hollados?
8:14Y l me dijo: Hasta dos mil y trescientos das de tarde y mańana; y el santuario ser purificado.
8:15Y acaeció que estando yo Daniel considerando la visión, y buscando su inteligencia, he aqu, como una semejanza de hombre se puso delante de m.
8:16Y o una voz de hombre entre las riberas de Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseńa la visión ste.
8:17Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombr, y ca sobre mi rostro. Empero l me dijo: Entiende, hijo del hombre, porque al tiempo se cumplir la visión.
8:18Y estando l hablando conmigo, ca dormido en tierra sobre mi rostro: y l me tocó, hzome estar en pie.
8:19Y dijo: He aqu yo te enseńar lo ha de venir en el fin de la ira: porque al tiempo se cumplir:
8:20Aquel carnero que viste, que tena cuernos, son los reyes de Media y de Persia.
8:21Y el macho cabro es el rey de Javn: y el cuerno grande que tena entre sus ojos es el rey primero.
8:22Y que fu quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos sucedern de la nación, mas no en la fortaleza de l.
8:23Y al cabo del imperio de stos, cuando se cumplirn los prevaricadores, levantarse un rey altivo de rostro, y entendido en dudas.
8:24Y su poder se fortalecer, mas no con fuerza suya, y destruir maravillosamente, y prosperar; y har arbitrariamente, y destruir fuertes y al pueblo de los santos.
8:25Y con su sagacidad har prosperar el engańo en su mano; y en su corazón se engrandecer, y con paz destruir muchos: y contra el prncipe de los prncipes se levantar; mas sin mano ser quebrantado.
8:26Y la visión de la tarde y la mańana que est dicha, es verdadera: y tś guarda la visión, porque es para muchos das.
8:27Y yo Daniel fu quebrantado, y estuve enfermo algunos das: y cuando convalec, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no haba quien la entendiese.
Captulo 9
9:1EN el ańo primero de Daro hijo de Assuero, de la nación de los Medos, el cual fu puesto por rey sobre el reino de los Caldeos;
9:2En el ańo primero de su reinado, yo Daniel mir atentamente en los libros el nśmero de los ańos, del cual habló Jehov al profeta Jeremas, que haba de concluir la asolación de Jerusalem en setenta ańos.
9:3Y volv mi rostro al Seńor Dios, buscndole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza.
9:4Y or Jehov mi Dios, y confes, y dije: Ahora Seńor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;
9:5Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios.
9:6No hemos obedecido tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron nuestros reyes, y nuestros prncipes, nuestros padres, y todo el pueblo de la tierra.
9:7Tuya es, Seńor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el da de hoy todo hombre de Jud, y los moradores de Jerusalem, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras donde los has echado causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron.
9:8Oh Jehov, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros prncipes, y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
9:9De Jehov nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque contra l nos hemos rebelado;
9:10Y no obedecimos la voz de Jehov nuestro Dios, para andar en sus leyes, las cuales puso l delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas.
9:11Y todo Israel traspasó tu ley apartndose para no oir tu voz: por lo cual ha fludo sobre nosotros la maldición, y el juramento que est escrito en la ley de Moiss, siervo de Dios; porque contra l pecamos.
9:12Y l ha verificado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fu hecho debajo del cielo como el que fu hecho en Jerusalem.
9:13Segśn est escrito en la ley de Moiss, todo aqueste mal vino sobre nosotros: y no hemos rogado la faz de Jehov nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad.
9:14Veló por tanto Jehov sobre el mal, y trjolo sobre nosotros; porque justo es Jehov nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos su voz.
9:15Ahora pues, Seńor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste nombre cual en este da; hemos pecado, impamente hemos hecho.
9:16Oh Seńor, segśn todas tus justicias, aprtese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte: porque causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo dados son en oprobio todos en derredor nuestro.
9:17Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Seńor.
9:18Inclina, oh Dios mo, tu odo, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones.
9:19Oye, Seńor; oh Seńor, perdona; presta odo, Seńor, y haz; no pongas dilación, por amor de ti mismo, Dios mo: porque tu nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
9:20Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehov mi Dios por el monte santo de mi Dios;
9:21Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual haba visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como la hora del sacrificio de la tarde.
9:22 hzome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración.
9:23Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseńrtela, porque tś eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión.
9:24Setenta semanas estn determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profeca, y ungir al Santo de los santos.
9:25Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar Jerusalem hasta el Mesas Prncipe, habr siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornarse edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
9:26Y despus de las sesenta y dos semanas se quitar la vida al Mesas, y no por s: y el pueblo de un prncipe que ha de venir, destruir la ciudad y el santuario; con inundación ser el fin de ella, y hasta el fin de la guerra ser talada con asolamientos.
9:27Y en otra semana confirmar el pacto muchos, y la mitad de la semana har cesar el sacrificio y la ofrenda: despus con la muchedumbre de las abominaciones ser el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramarse la ya determinada sobre el pueblo asolado.
Captulo 10
10:1EN el tercer ańo de Ciro rey de Persia, fu revelada palabra Daniel, cuyo nombre era Beltsasar; y la palabra era verdadera, mas el tiempo fijado era largo: l empero comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
10:2En aquellos das yo Daniel me contrist por espacio de tres semanas.
10:3No com pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me unt con ungento, hasta que se cumplieron tres semanas de das.
10:4Y los veinte y cuatro das del mes primero estaba yo la orilla del gran ro Hiddekel;
10:5Y alzando mis ojos mir, y he aqu un varón vestido de lienzos, y ceńidos sus lomos de oro de Uphaz:
10:6Y su cuerpo era como piedra de Tarsis, y su rostro pareca un relmpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de metal resplandeciente, y la voz de sus palabras como la voz de ejrcito.
10:7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos un gran temor, y huyeron, y escondironse.
10:8Qued pues yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en m esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno.
10:9Empero o la voz de sus palabras: y oyendo la voz de sus palabras, estaba yo adormecido sobre mi rostro, y mi rostro en tierra.
10:10Y, he aqu, una mano me tocó, hizo que me moviese sobre mis rodillas, y sobre las palmas de mis manos.
10:11Y djome: Daniel, varón de deseos, est atento las palabras que te hablar, y levntate sobre tus pies; porque ti he sido enviado ahora. Y estando hablando conmigo esto, yo estaba temblando.
10:12Y djome: Daniel, no temas: porque desde el primer da que diste tu corazón entender, y afligirte en la presencia de tu Dios, fueron odas tus palabras; y causa de tus palabras yo soy venido.
10:13Mas el prncipe del reino de Persia se puso contra m veintiśn das: y he aqu, Miguel, uno de los principales prncipes, vino para ayudarme, y yo qued all con los reyes de Persia.
10:14Soy pues venido para hacerte saber lo que ha de venir tu pueblo en los postreros das; porque la visión es aśn para das;
10:15Y estando hablando conmigo semejantes palabras, puse mis ojos en tierra, y enmudec.
10:16Mas he aqu, como una semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abr mi boca, y habl, y dije aquel que estaba delante de m: Seńor mo, con la visión se revolvieron mis dolores sobre m, y no me quedó fuerza.
10:17żCómo pues podr el siervo de mi seńor hablar con este mi seńor? porque al instante me faltó la fuerza, y no me ha quedado aliento.
10:18Y aquella como semejanza de hombre me tocó otra vez, y me confortó;
10:19Y djome: Varón de deseos, no temas: paz ti; ten buen nimo, y alintate. Y hablando l conmigo cobr yo vigor, y dije: Hable mi seńor, porque me has fortalecido.
10:20Y dijo: żSabes por qu he venido ti? Porque luego tengo de volver para pelear con el prncipe de los Persas; y en saliendo yo, luego viene el prncipe de Grecia.
10:21Empero yo te declarar lo que est escrito en la escritura de verdad: y ninguno hay que se esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel vuestro prncipe.
Captulo 11
11:1Y EN el ańo primero de Daro el de Media, yo estuve para animarlo y fortalecerlo.
11:2Y ahora yo te mostrar la verdad. He aqu que aun habr tres reyes en Persia, y el cuarto se har de grandes riquezas ms que todos; y fortificndose con sus riquezas, despertar todos contra el reino de Javn.
11:3Levantarse luego un rey valiente, el cual se enseńorear sobre gran dominio, y har su voluntad.
11:4Pero cuando estar enseńoreado, ser quebrantado su reino, y repartido por los cuatro vientos del cielo; y no sus descendientes, ni segśn el seńoro con que l se enseńoreó: porque su reino ser arrancado, y para otros fuera de aquellos.
11:5Y harse fuerte el rey del medioda: mas uno de los prncipes de aqul le sobrepujar, y se har poderoso; su seńoro ser grande seńoro.
11:6Y al cabo de ańos se concertarn, y la hija del rey del medioda vendr al rey del norte para hacer los conciertos. Empero ella no podr retener la fuerza del brazo: ni permanecer l, ni su brazo; porque ser entregada ella, y los que la haban trado, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.
11:7Mas del renuevo de sus races se levantar uno sobre su silla, y vendr con ejrcito, y entrar en la fortaleza del rey del norte, y har en ellos su arbitrio, y predominar.
11:8Y aun los dioses de ellos, con sus prncipes, con sus vasos preciosos de plata y de oro, llevar cautivos Egipto: y por ańos se mantendr l contra el rey del norte.
11:9As entrar en el reino el rey del medioda, y volver su tierra.
11:10Mas los hijos de aqul se airarn y reunirn multitud de grandes ejrcitos: y vendr gran priesa, inundar, y pasar, y tornar, y llegar con ira hasta su fortaleza.
11:11Por lo cual se enfurecer el rey del medioda, y saldr, y pelear con el mismo rey del norte; y pondr en campo gran multitud, y toda aquella multitud ser entregada en su mano.
11:12Y la multitud se ensoberbecer, elevarse su corazón, y derribar muchos millares; mas no prevalecer.
11:13Y el rey del norte volver poner en campo mayor multitud que primero, y cabo del tiempo de ańos vendr gran priesa con grande ejrcito y con muchas riquezas.
11:14Y en aquellos tiempos se levantarn muchos contra el rey del medioda; hijos de disipadores de tu pueblo se levantarn para confirmar la profeca, y caern.
11:15Vendr pues el rey del norte, y fundar baluartes, y tomar la ciudad fuerte; y los brazos del medioda no podrn permanecer, ni su pueblo escogido, ni habr fortaleza que pueda resistir.
11:16Y el que vendr contra l, har su voluntad, ni habr quien se le pueda parar delante; y estar en la tierra deseable, la cual ser consumida en su poder.
11:17Pondr luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y har con aqul cosas rectas, y darle una hija de mujeres para trastornarla: mas no estar ni ser por l.
11:18Volver despus su rostro las islas, y tomar muchas; mas un prncipe le har parar su afrenta, y aun tornar sobre l su oprobio.
11:19Luego volver su rostro las fortalezas de su tierra: mas tropezar y caer, y no parecer ms.
11:20Entonces suceder en su silla uno que har pasar exactor por la gloria del reino; mas en pocos das ser quebrantado, no en enojo, ni en batalla.
11:21Y suceder en su lugar un vil, al cual no darn la honra del reino: vendr empero con paz, y tomar el reino con halagos.
11:22Y con los brazos de inundación sern inundados delante de l, y sern quebrantados; y aun tambin el prncipe del pacto.
11:23Y despus de los conciertos con l, l har engańo, y subir, y saldr vencedor con poca gente.
11:24Estando la provincia en paz y en abundancia, entrar y har lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; presa, y despojos, y riquezas repartir sus soldados; y contra las fortalezas formar sus designios: y esto por tiempo.
11:25Y despertar sus fuerzas y su corazón contra el rey del medioda con grande ejrcito: y el rey del medioda se mover la guerra con grande y muy fuerte ejrcito; mas no prevalecer, porque le harn traición.
11:26Aun los que comern su pan, le quebrantarn; y su ejrcito ser destrudo, y caern muchos muertos.
11:27Y el corazón de estos dos reyes ser para hacer mal, y en una misma mesa tratarn mentira: mas no servir de nada, porque el plazo aun no es llegado.
11:28Y volverse su tierra con grande riqueza, y su corazón ser contra el pacto santo: har pues, y volverse su tierra.
11:29Al tiempo seńalado tornar al medioda; mas no ser la postrera venida como la primera.
11:30Porque vendrn contra l naves de Chttim, y l se contristar, y se volver, y enojarse contra el pacto santo, y har: volverse pues, y pensar en los que habrn desamparado el santo pacto.
11:31Y sern puestos brazos de su parte; y contaminarn el santuario de fortaleza, y quitarn el continuo sacrificio, y pondrn la abominación espantosa.
11:32Y con lisonjas har pecar los violadores del pacto: mas el pueblo que conoce su Dios, se esforzar, y har.
11:33Y los sabios del pueblo darn sabidura muchos: y caern cuchillo y fuego, en cautividad y despojo, por das.
11:34Y en su caer sern ayudados de pequeńo socorro: y muchos se juntarn ellos con lisonjas.
11:35Y algunos de los sabios caern para ser purgados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado: porque aun para esto hay plazo.
11:36Y el rey har su voluntad; y se ensoberbecer, y se engrandecer sobre todo dios: y contra el Dios de los dioses hablar maravillas, y ser prosperado, hasta que sea consumada la ira: porque hecha est determinación.
11:37Y del Dios de sus padres no se cuidar, ni del amor de las mujeres: ni se cuidar de dios alguno, porque sobre todo se engrandecer.
11:38Mas honrar en su lugar al dios Mauzim, dios que sus padres no conocieron: honrarlo con oro, y plata, y piedras preciosas, y con cosas de gran precio.
11:39Y con el dios ajeno que conocer, har los baluartes de Mauzim crecer en gloria: y harlos enseńorear sobre muchos, y por inters repartir la tierra.
11:40Empero al cabo del tiempo el rey del medioda se acornear con l; y el rey del norte levantar contra l como tempestad, con carros y gente de caballo, y muchos navos; y entrar por las tierras, inundar, y pasar.
11:41Y vendr la tierra deseable, y muchas provincias caern; mas stas escaparn de su mano: Edom, y Moab, y lo primero de los hijos de Ammón.
11:42Asimismo extender su mano las otras tierras, y no escapar el pas de Egipto.
11:43Y se apoderar de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto, de Libia, y Etiopa por donde pasar.
11:44Mas nuevas de oriente y del norte lo espantarn; y saldr con grande ira para destruir y matar muchos.
11:45Y plantar la tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del santuario; y vendr hasta su fin, y no tendr quien le ayude.
Captulo 12
12:1Y EN aquel tiempo se levantar Miguel, el gran prncipe que est por los hijos de tu pueblo; y ser tiempo de angustia, cual nunca fu despus que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo ser libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro.
12:2Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra sern despertados, unos para vida eterna, y otros para vergenza y confusión perpetua.
12:3Y los entendidos resplandecern como el resplandor del firmamento; y los que enseńan justicia la multitud, como las estrellas perpetua eternidad.
12:4Tś empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin: pasarn muchos, y multiplicarse la ciencia.
12:5Y yo, Daniel, mir, y he aqu otros dos que estaban, el uno de esta parte la orilla del ro, y el otro de la otra parte la orilla del ro.
12:6Y dijo uno al varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del ro: żCundo ser el fin de estas maravillas?
12:7Y oa al varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del ro, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el Viviente en los siglos, que ser por tiempo, tiempos, y la mitad. Y cuando se acabare el esparcimiento del escuadrón del pueblo santo, todas estas cosas sern cumplidas.
12:8Y yo o, mas no entend. Y dije: Seńor mo, żqu ser el cumplimiento de estas cosas?
12:9Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras estn cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimiento.
12:10Muchos sern limpios, y emblanquecidos, y purificados; mas los impos obrarn impamente, y ninguno de los impos entender, pero entendern los entendidos.
12:11Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio hasta la abominación espantosa, habr mil doscientos y noventa das.
12:12Bienaventurado el que esperare, y llegare hasta mil trescientos treinta y cinco das.
12:13Y tś irs al fin, y reposars, y te levantars en tu suerte al fin de los das.



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