La configuración de la ciudad romana: Rasgos generales y tendencias en Europa occidental
En la medida de que Roma se consolidaba como imperio, se deja sentir una influencia en los modos de vida de todas las nuevas provincias del Imperio, pasando por Europa, el norte de África y Asia Menor, al establecer un tipo particular de orden normado y estipulado por Roma. La romanización del mundo antiguo, vino a establecer una suerte de homogeneidad relativa, al integrar elementos culturales propios de los pueblos conquistados y de los conquistadores.
El avance militar durante toda la historia de Roma, se basó principalmente en un juego de interese económicos, siendo ejecutados por la expansión militar, primeramente por Italia y consecutivamente hacia el resto del Mediterráneo. Es así como Roma se ubica en el centro del mundo civilizado, gobernando “a hombres libres, no a esclavos, y gobernaba porque sus súbditos le reconocían voluntariamente.” De esta forma, Roma ejecutó una empresa de construcción de ciudades por la mayoría de las nuevas tierras, modificando el estilo de vida de las antiguas ciudades, o fundando otras: ciudades coloniales, libres, ciudades bajo el derecho municipal romano y ciudades tributarias, teniendo un estatuto y forma diferente.
Antes de la ocupación militar de la diversidad de tierras anexadas al Imperio, se debe recordar, que por gran parte de las ciudades desarrolladas en las costas del mediterráneo (especialmente en las costas del egeo) se dejó sentir con fuerza la influencia griega. Tomando esto en consideración, para el momento en que se produce la expansión romana, se alberga bajo la soberanía del imperio un compendio de “ciudades griegas, itálicas y provinciales, habidas estas últimas por naturales, más o menos helenizadas o romanizados, de la provincia correspondiente.” Esto nos entrega ciudades que serán influenciadas con la romanización u otras que se levantaran bajo estándares establecidos.
En general, las influencias de la ciudad romana apuntaron a la herencia Etrusca y Griega. De los primeros, se tomaran los elementos religiosos expresados en el ordenamiento urbano de estas ciudades, tal fue el caso de la acrópolis de las ciudades Etruscas, siempre situadas el una colina (al igual que los griegos), teniendo esta estructuras una importancia gravitante, ya que es aquí en donde se desarrollaban los ritos de fundación de las ciudades, ejemplo replicado posteriormente por los romanos. Para el caso griego, se observa una clara diferencia al momento de levantar las murallas, ya que los romanos fundaban las ciudades erigiendo una muralla, adoptando una forma rectangular, siempre utilizando las pautas de ordenamiento y estéticos en la etapa del trazado urbano. Esta forma de bosquejar las ciudades, va a ser replicado posteriormente por los legionarios romanos en los campamentos provisorios en las diferentes campañas, estableciendo lineamientos militares similares en fortalezas, campamentos y ciudades.
Por lo general, estos poblados militares eran utilizados como centros urbanos de reposo en donde se retiraban veteranos de guerra a disfrutar de los botines de guerra obtenidos en los años de conquista y dedicarse a los negocios. De igual forma, las provincias comenzaron a ser vistas como lugares a los que recurrir en tiempos de pestes o plagas (vividas en roma), sin embargo, el prestigio siempre se concentro en Roma, encapsulando a las clases altas de la sociedad romana.
Es el proceso de aculturación vivido en el Imperio, lo que lleva a establecer un trazado damero al interior del ya mencionado límite rectangular, en donde se construían “paseos con galerías, el foro, el teatro, la arena, los baños y lavatorios públicos”, incluyendo el circo, en la mayoría de las provincias. Es esta idea de exportar el estilo de vida civilizado de roma, lo que lo llevó a universalizar estas instalaciones en todos los rincones del imperio, de forma casi intacta.
Originalmente, los nuevos podados fundados en Italia respondían a una estructuración sencilla y a mediana escala, al establecerse como concepto de ciudad ideal aquella que tuviera por dimensiones “720 por 480 metros, ya que toda longitud mayor podía poner en peligro la defensa por señales confusas a lo largo de sus murallas. Tanto Turín como Aosta cumplían estos requisitos, la primera casi exactamente; si bien las superficies varían, de hecho, las 5 hectáreas, aproximadamente de Estrasburgo y Orleáns, hasta llegar a las 136 de Londres, las 200 de Autun y las 273 de Nimes.”
Si bien las ciudades de roma se apegaban a estándares claros, ninguna de ellas rivalizó con el centro neurálgico del imperio, si se toma en consideración la idea de gobernabilidad y los factores militares, ya que originalmente fueron planeadas para albergar a alrededor de 50.000 habitantes (incluyendo esclavos). De no haber sido por estas “políticas” que establecían parámetros en las nuevas y antiguas ciudades, es posible que se hubiese engendrado varios centros urbanos que rivalizarían con el poderío de Roma, haciendo peligrar la singularidad y prestigio de la capital.
Las nuevas ciudades, no sólo comprendían las características nombradas anteriormente, sino que cada ciudad poseía una zona rural extensa, formando una unidad política, social y económica, entregando una autosuficiencia, como lo fue el caso de la “Galia o Aquitania, estas ciudades podían sacar la mayor parte de sus alimentos de regiones circundantes; y así mantendría el equilibrio entre la ciudad y el campo que rompían otras poblaciones más grandes, en rezón de sus dimensiones mismas.” Esta estructuración que atravesaba con las barreras del medio urbano, se expresaba en el trazado de caminos y divisiones de los campos en parcelas rectangulares extensas (caracterizando el paisaje de Italia, Dalmacia y África).
Es clara y evidente el hecho de la expansión de Roma por el mundo antiguo, no obstante, se debe destacar no sólo el como se plasmo la influencia en las provincias, sino que el conducto mediante el cual se consiguió. El refrán que dice: “todos los caminos conducen a Roma” apunta a un entramado o red de caminos que en realidad salían de Roma y conectaban con todo el Imperio, con el fin de poder movilizar tropas con mayor agilidad. Fueron estas “inversiones” movidas principalmente por los Emperadores (en lo que respecta al tema de la urbanización de las provincias) lo que propicio el desarrollo urbano a diferente escala.
Ya posteriormente de Adriano, el número de fundadas disminuye, aunque no se detiene por completo. Para este entonces, el Imperio articulaba en cierta forma, una federación de ciudades-estado, ya que cada uno de ellas poseía un gobierno local (autónomo), entremezclando además “monarquías casi absolutas, sobrepuestas a tal federación y con el monarca como magistrado supremo legal de la ciudad soberana.”
Finalmente, la configuración de esta estructura económica que gatillo la apertura e imposición de Roma en el mundo conocido para la época, lo insto a establecer un gobierno poco dinámico, fundándose en el poderío militar. Es por esto que cuando se produce el quiebre entre la capital y sus provincias con las invasiones bárbaras del siglo V, se desarticula la débil institucionalidad que sostenía al imperio, obligando a retrotraer la funcionalidad comercial que muchas veces representaban las principales ciudades de las provincias, dando paso a una economía continental y autárquica centrado en el mundo rural.
M. Rostovzeff, Historia Económica y Social del Imperio Romano. Tomo I, 4ª ed., Espasa-Calpe S.A., Madrd, España 1981, Biblioteca Pablo Neruda, ULA.
M. Rostovzeff, Historia Económica… Op.Cit. 264.
En lo que respecta al trazado interno de la ciudad, por lo general era efectuado por un sacerdote
Lewis Mumford, La ciudad en la Historia, 1ª ed., Ediciones Infinito, Buenos Aires, Argentina, 1966, Biblioteca Pablo Neruda, ULA
Lewis Mumford, La ciudad… Op. Cit. Pp. 255.
Ninguna de las instalaciones e instituciones que se aplicaron en el mundo romano eran nuevas, sino que respondían a expresar una institucionalidad en medio de la diversidad que comprendía el Imperio.
Lewis Mumford, La ciudad… Op. Cit. Pp. 256
Lewis Mumford, La ciudad… Op. Cit.
Lewis Mumford, La ciudad… Op. Cit. Pp. 257
Lewis Mumford, La ciudad… Op. Cit.
M. Rostovzeff, Historia Económica… Op.Cit. Pp. 267.
Pirenne Henry - Historia Económica y Social de la Edad Media,[disponible online] http://www.pandoteca.com/historia-economica-y-social-de-la-edad-media-de-henri-pirenne/, 21/11/10.