SAN PÍO DE PIETRELCINA
EXHORTACIONES, MÁXIMAS Y PENSAMIENTOS
SAN PÍO DE PIETRELCINA
EXHORTACIONES, MÁXIMAS Y PENSAMIENTOS
Compilación: Patty Bustamante Avendaño
2007
5
A
ABANDONO DE DIOS POR LOS HOMBRES
Se ha perdido la verdadera ruta por no querer emplear un poquito de tiempo con Dios. El orar os provoca fastidio.
Estáis muy apegados al mundo, y ya no sentís necesidad de Dios. Lo imagináis lejos de vosotros, y por eso lo
mantenéis arrinconado, como si no existiese.
Halláis solamente tiempo para vuestro mortal entretenimiento en contemplar horas y horas aquel mundial
instrumento de ruinas nocturnas que es el televisor, ofuscando siempre más y más vuestras mentes, contagiadas
con tantas revueltas malsanas y pecaminosas.
ALCOHOLISMO
Despertaos, sacudíos, apartaos de la embriaguez y no permitáis ser alcoholizados por el infernal enemigo que ya
ha tomado mucha ventaja en el hecho de poseeros más o menos a todos vosotros. Rápidamente se va
extendiendo cada vez más su influjo pestilencial. ¡Poquísimo tiempo os queda para restaurar los surcos en
vuestras almas!
ALMA
El alma enamorada de Dios, conociendo a la luz del Sol Eterno que se aproxima la belleza de Dios, se precipita
por sí misma a dar al Señor el último testimonio de amor y reparación.
¿En qué consiste vuestra vida sobre la tierra? Y toda vuestra elevación mental, en el afán de extenderse hasta la
cumbre del cielo, con el fin de explorar las obras creadas por Dios superando toda clase de peligros... y todo ese
aparato científico fabulosamente aplaudido por la incauta humanidad... ¿a qué provecho radicalmente fundado
orienta vuestra alma?
No se comprende bastante la importancia del alma hasta cuando debe comparecer ante la Infinita Majestad de un
Dios Juez.
El Señor os ha dado infinitos medios para vivir bien, pero sobre todo os ha dejado medios preciosos para salvar
vuestra alma. Vuestra inteligencia se consume en experiencias de nuevas invenciones humanas, pero solamente
el alma que sabe de infinito, encuentra alas para hallar a su Creador, a su Redentor.
El alma es un campo de batalla, donde Dios y satanás no cesan de luchar. Es necesario abrir al Señor las puertas
de nuestra alma de par en par, entregársela totalmente, fortificarla con toda clase de armamento, iluminarla con Su
Luz para combatir las tinieblas del error, revestirla de Jesús, con su verdad y justicia, con el escudo de la fe, con la
Palabra de Dios, sólo así triunfaremos sobre el enemigo. Para revestirse de Jesús es necesario despojarse de sí
mismos.
Pensad seriamente que sólo el alma es la mayor riqueza de vuestra vida, por cuanto ha sido creada y ennoblecida
por un Dios Creador de todo el universo. Fuera de esta realidad, está todo perdido... no sembráis nada para la
eternidad... vivís en el vacío y pisoteando la propia dignidad del don gratuito recibido de Dios... ¡vuestra alma!
¡Pensad en la generosidad de tantos Mártires para salvar su alma! Y vosotros, ¿qué haréis para salvar la vuestra?
¿El jumento vale más que su dueño?. Y, si vuestra alma es de un valor infinito, ¿cómo la pisoteáis y la hacéis
semejante al jumento?. ¿Acaso no es vuestra alma una posesión que os pertenece?
El alma vive realmente en vosotros, infundida en vosotros. Cuando se separa del cuerpo para alcanzar la
eternidad, el cuerpo permanece inerte y después se pudre. ¡Y, sin embargo, en nada os preocupa un misterio de
tan gran importancia, como si tuvieseis la eternidad garantizada en la tierra!
Cuando el alma gime y tiene miedo de ofender a Dios, no le ofende, está lejísimos de tal cosa.
un día le confiesa a un cofrade después de haber despedido a un penitente sin buena disposición: «¡Si supieras
cuántas flechas han atravesado antes mi corazón! Pero si no lo hago de ese modo, ¡habrá tantos que no se
convertirán a Dios!».
«¡Almas, almas!, ¡cuánto cuesta vuestra salvación!
No den lugar a la tristeza en el alma que impide la libre operación del Espíritu Santo. Entristezcámonos, sí, pero
con santa tristeza al ver el mal que tanto se propaga y las muchas almas que apartan de la Fe. Ese no querer
someter el propio juicio al de los demás, ni siquiera al del muy experto en la cuestión, es signo de poca docilidad y
signo de soberbia.
6
AMBICIÓN
Dos ambiciones, en este último tiempo, empujan al hombre al abismo: la ambición del dinero y el afán de placeres.
La mujer, en cambio, es empujada por el libertinaje en todo.
AMOR Y SUS HIJOS ESPIRITUALES
No lo olvidéis: el eje de la perfección es el amor. Quien está centrado en el amor, vive en Dios. Porque Dios es
Amor, como lo dice el Apóstol.
Quien comienza a amar debe estar dispuesto a sufrir
Al final de los tiempos me pondré en la puerta del paraíso y no entraré hasta que no haya entrado el último de mis
hijos.
Yo amo a mis Niños Espirituales tanto como mi propia alma y más aún.
Una vez yo asumo un alma, también asumo a su familia entera como mis niños espirituales.
Mis oraciones nunca les faltarán a mis Niños Espirituales.
Si uno de mis niños espirituales alguna vez va descaminado, yo dejaré mi bandada y lo buscaré.
A Cleonice Morcaldi: No tú, sino yo te he elegido entre tantas otras. El Señor me confió tu alma el día de mi
primera Misa. Te he regenerado para el Señor con dolor y con lágrimas de amor. Esfuérzate para corresponder a
una predilección tan grande”.
Os amo tanto como a mi alma; os amo como a hijitos míos carísimos; no obstante me veo obligado a imitar al
cirujano que opera a su hijo. Antes de imponeros una prueba, ésta pasa a través de mi corazón. No soy yo quien
os la impone, sino Aquel que está en mí y por encima de mí. Conformémonos siempre a los designios del Artífice
divino, que son siempre designios de amor.
Algo de lo que estoy seguro, porque el Padre Pío dejó escrito: Cuando muera pediré al Señor que me haga
descansar a las puertas del Paraíso y no entraré hasta que no haya entrado el último de mis hijos espirituales.
Estoy muy dolorido también por aquellos que me amaban y venían a encontrarme. También ellos dormitan y no
aman al Señor con todo su corazón; se quejan de todo; su caridad no es activa para con el prójimo.
Ahora que Dios me ha dado tanta libertad, quieren impedirme de continuar mi misión de salvar las almas. Sería
absurdo querer sofocar una voz de la cual quiere servirse el Señor, por intermedio del amor que tengo hacia ti. A
Monseñor Michellini.
ÁNGEL DE LA GUARDA
Un hombre le dijo al Padre Pío: Yo no puedo venir siempre a donde usted., pues, mi sueldo no me permite
efectuar viajes largos - el Padre Pío contestó: "¿Y quién te ha dicho de venir aquí? ¿No tienes tu Ángel de la
guarda? Le dices a tu ángel qué cosa quieres, lo mandas acá, y recibirás la respuesta."
El Padre Alessio un día se acercó al Padre Pío con algunas de las cartas en la mano para preguntarle algunos
consejos; pero el Padre Pío contestó bruscamente: "¿Chico, no ves que tengo que hacer? Déjame en paz". El
Padre Alessio quedó mal y se marchó avergonzado. El Padre Pío acudió poco tiempo después, lo llamó y le dijo:
¿No has visto todos aquellos Ángeles que estuvieron aquí alrededor de mí? Fueron Ángeles de la guarda de mis
hijos espirituales que vinieron a traerme sus mensajes. Tuve que darles las respuestas rápidamente."
Palabras del Ángel de la Guarda al Padre Pío:
“Da gracias a Jesús que te trata como elegido para seguirle de
cerca por la subida hacia el Calvario; yo veo, alma confiada a mis cuidados por Jesús, con gozo y conmoción de
mis entrañas esta conducta de Jesús para contigo. ¿Crees acaso que yo estaría así de contento, si no te viera tan
golpeado? Yo que, en la santa caridad, deseo vivamente tu provecho, gozo cada vez más cuando te veo en ese
estado. Jesús permite que el demonio te asalte de esta manera, porque su piedad te hace amigo suyo y quiere que
tú le imites en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz.
Tú defiéndete, aleja siempre y desprecia las malignas insinuaciones y, donde tus fuerzas no puedan llegar, no te
aflijas, amado de mi corazón, que yo estoy cerca de ti”.
¡Qué dignación, padre mío! ¿Qué he hecho yo para merecer tan exquisita afectuosidad de mi Angelito?
Invoca a tu Ángel de la guarda, que te iluminará y te conducirá por el camino verdadero a Dios. Es Dios el que te lo
ha puesto, cercano está de ti; por tanto debes valerte de él.
Y si la misión de nuestro Ángel de la guarda es grande, aquel del mío es ciertamente más grande, considerado que
él como un maestro, tienen que explicarme las otras idiomas.
Manda el Ángel de la guarda que no paga el tren y no consume los zapatos.
Para las personas que están solas, hay el Ángel de la guarda.
7
¿Pero vos, Padre, oíd lo que el ángel os dice? Una persona preguntó. Y Padre Pío: "¿Y tú qué cosa crees, que Él
sea desobediente como tú? Mándame a tu Ángel de la guarda."
Es inútil que
me escribas, porque no puedo contestar. Mándame al ángel, siempre. Pensaré en todo”.
“El ángel me ha referido de las frases que me han hecho comprender tu desconfianza”.
ÁNGELES
Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite
poder decir con toda seguridad: Dios mío, ¡mirad cómo os amo!
Los ángeles, aun siendo puros espíritus, cuando se aparecen, ¿no tornan acaso formas humanas? Todo es
posible para Dios, cuando Él lo quiere.
APARICIONES Y ALMAS PURGATORIO
Para el Padre Pío las apariciones ya comenzaron cuando todavía era joven. El pequeño Francesco no habló nunca
porque creyó que las apariciones eran cosas que ocurrieran a todas las almas. Las apariciones eran de Ángeles,
de Santos, de Jesús, de la Virgen, pero a menudo, también de demonios. En los últimos días de diciembre de
1902, mientras él estaba meditando sobre su vocación, Francesco tuvo una visión.
Carta que el Padre Pío escribió a su director espiritual: Carta al Fraile Agostino, del 7 de abril de 1913: "Mi
estimado Padre, yo todavía estaba en la cama el viernes por la mañana, cuando el Señor Jesús se me apareció. Él
se encontraba golpeado y desfigurado. Él me mostró una gran muchedumbre de sacerdotes y dignatarios
eclesiásticos indiferentes, quienes estaban celebrando vistiendo sus sagradas túnicas. Cuando yo vi a mi Jesús en
esta condición sentí un gran sufrimiento, por consiguiente, yo le pregunte por qué él sufrió tanto. Él no me contestó,
él me mostró a los sacerdotes que debía castigar. Pero poco después, el Señor estaba tristísimo al mirar a estos
sacerdotes y yo noté, con gran horror, dos lágrimas enormes que emanaron del Santo Rostro. Jesús salió de esa
muchedumbre de sacerdotes y con una gran expresión de aversión
en la cara, lloró': ¡"Carniceros”! “Entonces Él
me dijo: "Mi Niño, no creas que mi agonía ha sido de tres horas, no; realmente yo estaré en la agonía hasta el fin
del mundo; debido a las almas que yo amo. Durante el tiempo de la agonía, mi niño, nadie puede dormir. Mi alma
va buscando alguna gota de piedad humana, pero ellos me dejan solo bajo el peso de la indiferencia. La ingratitud
hace más severa la agonía para mí. ¡Ellos responden mal a mi amor! El tormento mayor para mí es que crece en
las personas su desprecio, indiferencia, e incredulidad. Cuántas veces mi ira deseó destruirlos por el relámpago,
pero yo me detuve por los ángeles y las almas que me aman... Escribe a tu padre y nárrale lo que has visto y Yo te
dije en esta Mañana. Dile que muestre tu carta al Padre provinciano... "Jesús continuó hablando pero yo nunca
puedo revelar lo que él dijo... "
La Señora Cleonice Morcaldi de San Giovanni Rotondo fue una hija espiritual del Padre Pío; A un mes de la
muerte de su mamá, el Padre Pío le dijo: "Esta mañana tu mamá ha volado al Paraíso, la he visto mientras estaba
celebrando la Misa." Lo que quiere decir que tuvo la gentileza de ofrecer la misa por el descanso eterno de su
alma.
La carta al Padre Agostino, del 18 de noviembre de 1912: "... Jesús, su estimada Madre, y el Ángel Guardián;
estuvieron visitándome con otros para animarme, me dijeron que ellos no se olvidan de decirme que la víctima, ser
llamado la víctima, tiene que perder toda su sangre."
Di a los frailes de Pietrelcina que el Padre Luca ha subido al paraíso la noche de Navidad, envuelto en esplendor y
gloria, y desde el cielo ora por sus frailes y por Pietrelcina.
ASEMEJARSE A JESÚS HOMBRE-DIOS
Tened siempre presente al Seráfico Padre San Francisco, que tan magníficamente supo copiar en sí al Hombre-
Dios.
Por tanto, quien haya elegido tan óptimo modelo, debe sufrir, más o menos, todos los dolores de Cristo.
Las almas que aman a Jesús deben tratar de asemejarse a su Eterno y Divino Modelo. Jesús llegó a sentirse solo.
En Su Humanidad quiso experimentar la incomprensible pena de sentirse abandonado hasta de Su Padre
Celestial.
Bienaventurados quienes hayan logrado más parecido con su divino prototipo.
Jesús sea el consuelo, la fortaleza y la recompensa en el tiempo y por toda la eternidad bienaventurada, no sólo
para mí, sino también para todas aquellas almas a quienes yo quiero con ternura paternal.
8
B
BILOCACIÓN
La Bilocación puede ser definida como la presencia simultánea de una persona en dos lugares diferentes.
Numerosos testimonios unidos a la tradición religiosa cristiana cuentan varios sucesos de bilocación atribuidos al
Padre Pío. Éstos son algunos testimonios:
La señora María, hija espiritual del Padre Pío, contó que su hermano, una tarde, mientras oraba, se durmió. De
repente fue golpeado con una bofetada sobre la mejilla derecha y él tuvo la sensación de sentir que la mano que lo
golpeó fuera cubierta por un medio guante. Pensó enseguida en el Padre Pío y al otro día después de la misa se
fue a saludarlo: "¿Es lícito dormirse cuándo se ruega"?, contestó el Padre Pío. Fue el Padre Pío quien lo
"despertó".
El obispo que el 10 de agosto de 1910, en la catedral de Benevento, fue preparado para la muerte por el Padre Pío
que, en bilocación, fue a hacerle una visita.
Hasta el beato don Orión declaró lo siguiente sobre la bilocación del Padre Pío: "En la Basílica de San Pietro, en la
ceremonia de beatificación de Santa Teresa del Niño Jesús, estaba también el Padre Pío, en bilocación. Lo vi venir
hacia mí, sonriendo. Fui a su encuentro, a través de la muchedumbre, pero cuando llegué, él desapareció."
El Padre Pío en bilocación celebró una Misa en la Capilla de un monasterio de monjas en Checoslovaquia, en
1951. Después de la celebración de la Misa las monjas fueron a la Sacristía para ofrecerle al Padre una tacita de
café y darle las gracias por la Misa y la inesperada visita, pero en la Sacristía no había nadie. Las monjas pudieron
constatar así que; el Padre Pío fue a efectuar la Santa Misa en bilocación.
Nunca salió de Italia. Lo más lejos fue a Roma para asistir a la consagración de su hermana Graziella. Pero un día,
un capuchino con barbas llamó a la puerta de una iglesia en el norte de Hungría (sometida al régimen comunista) y
se ofreció para decir misa. Tras la celebración firmó en el libro de visitas: Padre Pío. Ese mismo día estaba en su
convento con sus hermanos.
Durante la Segunda Guerra Mundial distintos aviadores, de distintas religiones narran que cuando volaban sobre el
río Gargano para bombardearlo veían en el aire a un fraile tendiendo las manos sangrantes que les impedía lanzar
las bombas.
BUENAS ACCIONES
Una buena acción, cualquiera sea su causa, tiene por madre a la Divina Providencia.
¡Si supiéramos cómo resulta cien veces centuplicado por Dios todo acto, aun el más mínimo, hecho por su amor!
Seguir siempre adelante haciendo el bien, sin preocuparse de quien es celoso y perezoso.
9
C
CALVARIO
El Calvario es el monte de los santos, pero de allí se pasa a otro monte, que se llama Tabor.
Subamos al Calvario con la Cruz a cuestas. No dudemos. Nuestra ascensión terminará con la visión celeste del
dulcísimo Salvador.
La vida es un calvario. Conviene subirlo alegremente.
Nos anime el pensar que después de subir al Calvario, ascenderemos todavía más arriba sin esfuerzo, hasta el
monte santo de Dios.
Piensen que sobre el Calvario Jesús realizó nuestra redención y sobre el Calvario debe cumplirse la salvación de las
almas redimidas.
Hay que continuar viviendo y por mucho tiempo todavía, para poder apurar enteramente el cáliz de Getsemaní hasta
las últimas gotas y exhalar el último suspiro de vida en el Calvario entre el abandono de todo y de todos.
Jesús ha escogido para su bandera la Cruz, y por ello quiere que todos sus seguidores vayan por el camino del
Calvario, llevando la Cruz para después morir extendido sobre ella. Sólo por este camino se llega a la salvación.
CAMINO HACIA DIOS
¡Amad la verdadera vida que os conduce a Cristo!
Dios enriquece al alma que se despoja totalmente de sí mismo.
Cumplamos lo de David: Elevad en la noche las manos hacia el santuario y bendecid al Señor.
Sí, hijos míos, bendigámosle continuamente. ¡Que Él sea nuestro guía, nuestra nave, nuestro puerto!
Trabajad algo, siempre...
En el libro de la Sabiduría se exalta por su trabajo a la mujer valerosa: sus dedos, dice, manejan el huso.
La rueca es el cúmulo de vuestros deseos: hilad, pues, un poco cada día, tramad hilo a hilo vuestros designios, hasta
que se realicen y volved infaliblemente a comenzar. Tened cuidado, no os precipitéis, pues enredaríais el hilo. Se
enmarañaría así vuestra rueca.
Caminad, por tanto, sin cesar, Avanzad lentamente. Llegaréis a feliz término.
Poned en práctica tantos y tantos consejos míos. ¡Que os hable al corazón mi personal presencia de crucificado por
la salvación de las almas!
El que sepa viajar, encontrará su triunfo… El triunfo de haber custodiado bien el tesoro del alma inmortal en unos
despojos mortales, terrestres, llamados "cuerpo", el cual también resucitará resplandeciente al final para gozar de la
felicidad celestial.
En la vida espiritual siempre hay que ir adelante, jamás retroceder. De otro modo, le ocurre a uno lo que al barco que
ha perdido el timón: es rechazado por los vientos. ¡Siempre adelante! En la vida espiritual, cuando no se adelanta, se
retrocede.
Nos sucede como a la nave. Debe caminar siempre. Si se para, los vientos la hacen retroceder.
Lo bueno y lo malo que en la vida hagamos, trasciende al tiempo y tiene repercusión en la eternidad.
Esforcémonos en mantener la promesa, el Señor será siempre más y más Fiel de aquello que nosotros nos podamos
imaginar.
Toda maquinación humana, de cualquier parte que provenga, tiene su lado positivo y su lado negativo, hay que
saber asimilarla, aceptar lo bueno y ofrecérselo a Dios, y eliminar lo malo.
Comulgad
diariamente
.
Desechad
las
dudas
no
razonables
y obedeced ciega y alegremente. Confiad, no temáis el
futuro. La tabla de salvación y el arma Divina para poder cantar victoria, es la sumisión plena a quien os guía en las
tinieblas, las perplejidades y las batallas de la vida.
¡Oh, Señor, suple mis miserias!
¡Dios mío, Dios mío, perdóname!
No te he ofrecido jamás nada y ahora, a poco que sufro, por la nimiedad de mis sufrimientos comparados con los
Tuyos, me quejo in justamente.
10
Nadie merece nada. El Señor es benévolo con nosotros. Su
bondad
infinita,
perdonándonos,
nos
colma
de bienes.
Gólgota: Una cima cuya ascensión nos reserva una visión beatifica de nuestro amado salvador.
En cada instante de nuestra vida nos perdemos, pero tratemos de ponernos frente a Él, y no reservemos nada para
nosotros, esta noche tratemos de acercarnos a Él.
Les basta el saber que están haciendo la Voluntad de Dios. Por lo mismo los exhorto a que se acerquen con
confianza y con amor desinteresado. Él los amó y deben corresponder de la mejor manera posible a este, Su Amor.
Él no desea otra cosa: confíen, oren, esperen, y amen siempre.
Cómo avanzar en los caminos del espíritu: Hijo mío, ante todo haz una vida escondida de modo que nadie se
entere de lo que haces. El miércoles y el sábado deja la fruta en honor de la Virgen; los demás días deja el vino.
Pero, hijo querido, te recomiendo la salud. Atención a no exagerar con la disciplina, porque si nos enfermamos
somos un peso para los demás y para nosotros mismos.
Todo mi ser está concentrado y recogido en Dios.
CIENCIA
La ciencia, hijo mío, por profunda que sea, siempre es algo limitado, es una nulidad ante el formidable misterio de la
Divinidad. Hay que transitar otros caminos.
En el mundo os ocupa demasiado la ciencia progresiva, y está en constante decadencia la ciencia divina, la ciencia
del amor, que debería poner en equilibrio toda vuestra existencia. ¡La ciencia progresiva ¡Qué desastre para tantas
almas incautas! Puede afirmarse que la ciencia moderna es la Biblia del demonio. Descubrir algo de nuevo, disfrutar
algunas leyes de la naturaleza, lanzarse fuera del globo... Todo esto debería acercarnos a Dios, quien ha puesto en
el mundo tan maravillosos secretos y proporciona el medio de descubrirlos con el don de la inteligencia. En cambio el
hombre, pequeño átomo del universo, se pierde en su soberbia; se cree grande porque escudriña desflorando todo lo
creado y no se interesa por Su Creador. Olvidándose de su eterno destino, sólo piensa en el tiempo y sólo confía en
su ciencia. Pero la Fe, que es verdadera ciencia, vence a la ciencia humana.
CIUDAD NATAL
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Padre, refiriéndose a su pueblo dijo: Pietrelcina será preservada como la niña
de mis ojos.
Durante mi vida he favorecido a San Giovanni Rotondo. Después de mi muerte, favoreceré a Pietrelcina.
CLARIVIDENCIA E INTROSPECCIÓN DE ALMAS
DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITU
Poseído obviamente solamente por los Santos, consiste en un don sobrenatural que les permite ver cosas lejanas o
de prever el futuro o bien de ver y oír a distancia en el espacio y en el tiempo sin usar los mismos sentidos y las
normales capacidades del intelecto. Se trata de mirar con los ojos del alma. Tal habilidad fue experimentada por el
Padre Pío aunque,
en
él,
encontró
un
desarrollo
completamente
particular. En efecto, el Padre Pío logró escudriñar a
una persona hasta alcanzar las partes más ocultas del alma. Muchos testimonios existen de estas intervenciones del
Padre Pío:
Un hijo espiritual del Padre Pío que habitó en Roma, estando junto a algunos amigos, por vergüenza, no hizo lo
que se debe hacer al pasar al frente de una Iglesia, una pequeña reverencia en señal de saludo a Jesús
sacramentado, levantándose el sombrero. He aquí entonces repentina y fuertemente escucha una voz - la voz de
Padre Pío - y una palabra: "¡Cobarde!" Fue después de algún tiempo a San Giovanni Rotondo y sintió al Padre Pío
que le dijo: "Atento, esta vez te he regañado solamente, la 0próxima vez te daré una bonita bofetada."
Un señor contó: "Yo decidí parar de fumar y de ofrecer este pequeño sacrificio al Padre Pío. Al empezar el primer
día, cada tarde, con el paquete de cigarrillos integro en la mano, me paré delante de su imagen diciéndole: "Padre es
uno... ". Al segundo día "Padre, es dos... ". Después de unos tres meses, todas las tardes hice la misma cosa. Un día
fui a verlo: "Padre
—le dijo en cuanto lo vio—, "son 81 días que no fumo, 81 paquetes... ". Y el Padre Pío contestó:
“Lo sé, cómo tú lo sabes, me los has hecho contar todas las tardes."
Es un don sobrenatural de leer los secretos del corazón y de discernir el buen espíritu del malo.
El padre Pío tenía este don: veía el espíritu que se le acercaba, si era bueno o malo, si tenía deseo de cambiar o no,
distinguía los verdaderos profetas de los falsos, percibía que mociones del alma eran divinas y cuales de la
naturaleza.
Un día estaba rezando, se acerca fray Constantino y le dice que un hombre espera para confesarse, pero el padre
no se movió. El hermano vuelve a insistir diciendo que ese hombre era chofer y que lo esperaban los clientes. Pío
contesta: “Ese hombre hizo esperar a Nuestro Señor 25 años para decidirse a confesar y ahora ¿no me puede
esperar cinco minutos?”
11
Un día, un hombre, católico aprendiz, y estimado en los medios eclesiásticos, fue a confesarse con el Padre Pío.
Ya que quiso justificar su conducta, empezó señalando una "crisis espiritual". En realidad vivió en el pecado: él
estaba casado y descuidó a su mujer y trató de superar la crisis entre los brazos de una amante. Nunca imaginó
estar arrodillado a los pies de un confesor "anormal". El Padre Pío, levantándose velozmente, gritó: "¡No es una crisis
espiritual! ¡Tú eres un adúltero y Dios se ha irritado contigo! ¡Vas fuera"!
A más de un penitente le dijo sin conocerle: «Vete, vienes aquí sólo por curiosidad. No profanes el sacramento
del Señor». A otros, les recordaba los pecados que omitían por vergüenza.
El padre Guardián del convento de San Giovanni Rotondo contó: "El otro día, un comerciante de Pisa ha venido
a preguntarle al Padre Pío acerca de la curación de una hija. El padre lo mira y dice: "Tú estás más enfermo que tu
hija. Yo te veo muerto". "Pero no, pero no, yo estoy muy bien"... - ¡"Desdichado"! Gritó el Padre Pío - ¡"Desgraciado"!
¿Cómo puedes decir que estás bien con tantos pecados sobre la conciencia? ¡"Veo de ellos al menos treinta y dos"!
Imagináis el estupor del comerciante. Después de la confesión él contó a todo el que quisiera escucharlo: ¡"Él ya
sabía todo y me ha dicho todo"!
CONFESIÓN
Cleonice Morcaldi: En la primera confesión, me dijo: ¡Por fin te has decidido! ¡Si supieras lo que he esperado y
sufrido para arrancarte del mundo y darte para siempre a Jesús! Sorprendida y emocionada, le dije que me sentía
feliz de haberlo elegido como guía espiritual de mi vida. Él me respondió: No tú, sino yo te he elegido entre
tantas otras. El Señor me confió tu alma el día de mi primera Misa. Te he regenerado para el Señor con dolor y con
lágrimas de amor. Esfuérzate para corresponder a una predilección tan grande.
Ni con el pensamiento ni en la confesión hay que recordar las culpas ya manifestadas en anteriores confesiones. Por
nuestra contrición, Jesús las perdonó en el Tribunal de la penitencia.
Allí, con nuestras miserias, nos encontramos con él como deudores ante su acreedor. Con misericordia infinita rasgó,
rompió letras firmadas con nuestro pecado, que no hubiéramos podido pagar jamás sin el socorro de su clemencia
divina. Volver a acusar aquellas faltas, quererlas recordar, para obtener de nuevo el perdón, solamente por la duda
de si las habrá perdonado real y totalmente, ¿no es acaso dudar de la bondad divina, manifestada tan plenamente
por Cristo, rompiendo todo documento de nuestra deuda, contraída pecando...?
Al máximo, si esto os conforta, recordad las ofensas hechas a la justicia, a la sabiduría, a la infinita misericordia de
Dios, pero sólo para llorarlas con arrepentimiento y amor... después, con Fe sencilla, con el mismo amor ardiente con
que Él cerca y persigue nuestras almas, humillemos a sus pies nuestra frente impura.
No debemos abstenernos, para evitar escándalos farisaicos, de obrar el bien.
Somos buenos, cuando estamos con los buenos, cuando estamos con los malos, malos. Esto es jugar al escondite.
Es comportarse como niños que, ante extraños, abusan de los dulces, seguros de que, entonces, sus papás no se
atreverán a reprochar su proceder.
Quien
comete
sacrilegio,
firma
su
propia
condena.
Sólo
puede
salvarse
por
gracia
espacialísima, obtenida por almas
muy unidas a Dios.
El simple hecho de sufrir la tentación de pensamientos impuros, no es pecado. Rechazándolos se practica la virtud.
A Cleonice Morcaldi: Yo conozco tu alma como tú conoces tu rostro ante el espejo y antes de que tú hables ya sé
todo lo que me quieres decir. Te advierto además que no me ocultes nunca lo que te dice el tentador. Él es como el
ladrón: cuando se ve descubierto huye. Rechaza inmediatamente las tentaciones: son como las chispas que cuanto
más tiempo están en nuestra mano más queman.
Estoy bien, aunque muy ocupado día noche
—escribe— oyendo cientos de confesiones diariamente. No tengo un
minuto libre; ¡pero, alabado sea el Señor, que me asiste poderosamente en mi trabajo. (Epistolario IV, 702)
Cuando una vez se le preguntó por qué echaba a los penitentes del confesionario sin darles la absolución, respondió:
Los echo, pero los acompaño con la oración y el sufrimiento, y regresarán". El enojo era solamente superficial.
Cuando se veía obligado a negar la absolución a algún penitente, sufría terriblemente; fray Modestino de
Pietrelcina, testigo del Padre Pío, le rogó que se le explicara y le respondió: Hijo mío, yo sufro más que ellos,
pero debo hacerlo para corregirlos.
¿Saben ustedes la pena que me causa cerrarle la puerta a alguien? Pero es el Señor quien me ha forzado a hacerlo.
Yo no llamo a nadie, ni rechazo a nadie tampoco. Hay alguien más que los llama y rechaza, y cuya inútil herramienta
soy yo; respondió una vez que alguien le preguntó por qué trataba a algunos penitentes de manera tan dura.
A un hermano le explicó una vez sobre este mismo tema: Hijo mío, sólo en lo exterior he asumido una forma
distinta. Lo interior no se ha movido para nada. Si no lo hago así, no se convierten a Dios. Es mejor ser reprochado
por un hombre en este mundo, que ser reprochado por Dios en el otro.
12
Cuando una vez encontró a un joven que lloraba, al saber que era por no haberle dado la absolución y mostrarse
arrepentido, lo consoló con ternura diciendo: Hijo, ves, la absolución no es que te la he negado para mandarte al
infierno sino al Paraíso.
La manifestación dolorosa debe aparecer en proporción con la redención de un Dios Omnipotente, de tal modo que
el hombre tome conciencia del horror que despierta en Dios su presencia tenebrosa.
un día le confiesa a un cofrade después de haber despedido a un penitente sin buena disposición: ¡Si
supieras cuántas flechas han atravesado antes mi corazón! Pero si no lo hago de ese modo, ¡habrá tantos que no se
convertirán a Dios!
CONFIANZA
Confiad en la Divina Providencia. Estad seguros de que antes pasarán, creedme, el cielo y la tierra, que os falte la
protección del Señor.
Confiad, no temáis el futuro: la tabla de salvación y el arma
divina
para
poder
cantar
victoria,
es
la
sumisión
plena a
Quien los guía en las tinieblas, en las perplejidades y en las batallas de la vida.
El excesivo temor nos hace obrar sin amor. La excesiva confianza nos ciega ante el peligro que tenemos que
superar. Ni uno ni otra. Los dos juntos como hermanos. Es necesario que sea así. Si caemos en la cuenta de que
tememos
excesivamente,
recurramos
a
la confianza.
Si confiamos también demasiado, recurramos al temor, pues el
amor tiende hacia el objeto amado, pero cuando va hacia él, va ciego y necesita de la luz del temor.
Hay que saber confiar: existe un temor de Dios y un temor de Judas.
Jesús conforta siempre al que confía y espera en Él.
No
acongojéis
vuestro
corazón
prometiéndoos
inútilmente
tranquilidad,
dulzuras
y
méritos.
Presentaos
a
vuestro
Divino
Esposo
vacías
de
cualquier
otro
afecto,
suplicándole
os
lo
llene
del
Suyo.
De
este
modo
vuestros corazones, cual
madreperla, no aceptarán más que rocíos del cielo y no aguas del mundo. Veréis cómo os ayuda Dios, tanto en el
decidir como en el obrar.
El corazón de nuestro Divino Maestro no conoce más que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra
confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallarán antes que la protección de
vuestro Salvador.
Pongan toda su confianza sólo en Dios. Nada puede temer el alma que confía en su Señor.
Con confianza me lanzo en los brazos de Jesús.
Mantén tu espíritu tranquilo y confíate por completo a Jesús.
Hay que tener paciencia, pues, y no desanimarse por cualquier imperfección o porque se cae en ella frecuentemente
sin quererlo. (…) en la vida espiritual hay que caminar con gran confianza.
Mientras más nos hacemos pequeñitos por la virtud de la confianza, tanto más se abren el corazón y los brazos de
Dios.
Vuelvo a exhortarles a confiar siempre en Dios y a no abandonarse a sí mismas, como por desgracia suele ocurrir.
CONOCIMIENTO - DIOS - CARIDAD - AMOR - GRACIA
– PROVIDENCIA
La caridad es la medida con la que el Señor nos juzgará a todos.
Querría poder volar para gritar a todo el mundo: Amad a Dios, que es digno de amor. Amad a Jesús, amad a María.
Daría mil veces la vida para que un alma sola alabara al Señor. Yo también siento que esta fiebre (por llevar almas al
Señor, n. t) me está devorando. (Ep. I, 414).
Levantándonos por encima del egoísmo
—decía Padre Pío, refiriéndose al hospital que había hecho construir—,
tenemos que bajarnos hacia los sufrimientos y las llagas de nuestros amigos.
Un joven le confesó que temía amarlo más que a Dios. A lo que el Padre replicó: Tienes que amar a Dios, Amor
Infinito a través mío. Tú me amas porque te encamino hacia Dios, que es el Bien Supremo. Yo soy sólo el medio que
te lleva a Dios. Si yo no te llevara hacia Dios y te condujera hacia el mal, tú, no me amarías más.
A un intelectual le hizo ésta reflexión: Las cosas humanas necesitan ser conocidas para ser amadas; las divinas
necesitan ser amadas para ser conocidas.
Debemos, ciertamente, amar la soledad, pero amemos al prójimo.
Nuestro anhelo: amar a Dios. Contento Él, todos felices.
¿Qué son, hija mía, los anhelos que sientes incesantemente de Dios? El resultado del amor que atrae y empuja.
¿Huye el amor? Para amar y agudizar el amor.
13
Estad tranquilas, pues el amor habita en vuestros corazones. Si anheláis todavía más amor, hasta llegar a poseer el
amor perfecto, esto significa que no podemos pararnos en el camino del amor y de la perfección. Bien sabéis que el
amor perfecto lo tendréis poseyendo el Objeto de este amor; ¿a qué, entonces, tantas preocupaciones y desalientos
inútiles? Llenas de confianza, suspirad confiadamente y no temáis.
Entra libremente donde hay verdad, credibilidad, confianza y justicia.
La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.
Faltar a la Caridad es como herir a Dios en la pupila de su ojo. ¿Hay algo más delicado que la pupila?
Pecar contra la caridad es como destrozar la pupila de Dios. ¿Qué hay más delicado que la pupila del ojo? El pecado
contra la caridad equivale a un crimen contra natura.
Sufriría mil veces la muerte antes que ofender al Señor deliberadamente.
Carecer de caridad es como faltar contra la naturaleza.
El que carece de amor hiere a Dios en lo más delicado de su Ser.
El amor que no se basa en la verdad y la justicia, no es amor.
El amor lo olvida todo, lo perdona todo, lo da todo sin reservarse nada.
La Bondad Divina no sólo no rechaza a los arrepentidos, sino que busca incluso a los obstinados.
La caridad es la reina de las virtudes. Como las perlas de un collar están engarzadas por un hilo, así las demás
virtudes por la caridad. Si se rompe el hilo, las perlas se dispersan; por eso, cuando falta la caridad, las virtudes se
pierden.
La beneficencia, de cualquier parte que provenga, siempre es hija de la misma madre: de la Providencia.
Pidamos al Señor que nos ame más, que nos acerque a Su Corazón, y nosotros, de nuestra parte, tratemos de
corresponder a tanto Amor, porque Amor con Amor se paga.
Si un alma no tuviera más que anhelos de amar a Dios, podría estar satisfecha, pues Dios está donde se le desea,
donde se le anhela.
Sé que nadie puede amar dignamente a Dios, pero cuando alguien se esfuerza al máximo y confía en la Divina
Misericordia, ¿por qué va a rechazarlo el Señor? ¿No nos ha mandado El amar a Dios como mejor podamos? Si le
habéis entregado y consagrado todo a Dios, ¿por qué temer? ¿Tal vez por no poder amarlo más? ¡Jesús no pide
cosas imposibles! Por otra parte, decidle al Buen Dios que supla Él lo que os falta y sin duda lo complaceréis. Decid
a Jesús: ¿quieres que te amemos más intensamente? No podemos más. ¡Dadnos más amor y te amaremos! No
dudéis, Jesús aceptará vuestra propuesta, tranquilizaos.
Amemos sin reserva alguna, como Dios mismo nos Ama. Sé que nuestro amor no podrá ser como el de Aquél que
nos ama con Amor Infinito, pero amemos sin reserva alguna y sin esperar el premio que nos ha reservado, éste es
una consecuencia; por lo tanto, amemos también en el dolor, haciendo nuestras las palabras del Apóstol San pablo,
el cual nos dice "... No quiero saber de otra cosa, sino que de Jesús y de Jesús Crucificado...." Y eso con el fin de
vivir solamente en Dios.
Nos tiene que resultar cierta esta gran verdad de amar a Dios. Nos tenemos que sentir honrados, porque el Señor no
se limitó a crearnos, y nunca nos obligó a amarlo, y esto tiene que ser para nosotros una gloria y un orgullo que nos
invite siempre a amarlo más.
Cuando una persona importante nos permite amarla, nos sentimos honrados; pero esto es mayor cuando este
mandato está lleno de Amor, y Él mismo nos lo pone en nuestro corazón, y Él mismo nos da los medios para poder
amarlo, y lo que es más sorprendente es que nos prometió un premio, que no es cosa temporal o pasajera, limitada,
ES ETERNA, como es Eterno Él. Inmenso cuanto es Inmenso Él, y duradero cuanto dura Él, y durará siempre para
toda la eternidad.
Andas excesivamente preocupado en la búsqueda del Sumo Bien: verdaderamente lo tienes dentro de ti y te tiene
extendido en la desnuda Cruz, alentándote, para que puedas resistir el inaguantable martirio e, incluso, para que
ames amargamente el amor.
El amor no es más que una chispa de Dios en los hombres... la esencia misma de Dios personificada en el Espíritu
Santo... Nosotros, pobres mortales, deberíamos entregarnos a Dios con toda la capacidad de nuestro amor... Nuestro
amor, para ser digno de Dios, tendría que ser infinito, pero sólo Dios es infinito...
No obstante, tenemos que amar con todas nuestras energías; así, un día, el Señor podrá decirnos: Tuve sed y me
diste de beber; hambre y me diste de comer, sufría y tu me consolaste...
Dios puede rechazar absolutamente todo de una criatura concebida en pecado y marcada con la huella imborrable
de la herencia de Adán, pero nunca rechazará el deseo sincero de amarlo.
14
A C. M., confirma: Recuerda que Dios puede rechazar todo
en
nosotros;
pero
no
puede
rechazar,
sin
rechazarse
a
sí
mismo,
el
deseo
sincero
de
un
alma
que
quiere
amarlo.
Repítele continuamente también tú al dulcísimo Jesús: quiero vivir muriendo para que de la muerte surja la vida que
ya no muere, y la vida resucite a los muertos.
Besa con afecto y frecuentemente a Jesús, así repararás el sacrílego beso de Judas, el apóstol traidor.
Es necesario amar, amar, amar y nada más.
Tratad de progresar constantemente en la caridad. Ensanchad vuestro corazón confiadamente ante los carismas
divinos que el Espíritu Santo quiera volcar en él...
Si queremos cosechar, no es tan necesario sembrar mucho como sembrar en tierra buena y, cuando esta semilla
crezca y sea planta, debemos tener cuidado para que no la sofoque la cizaña.
¿Es
que
no
has
amado
desde
hace
tiempo
al
Señor? ¿Es
que
no
lo
amas
todavía? ¿Es
que
no
deseas
amarlo
eternamente?
Jesús, cuando tú huías, no te abandonó. Menos aún te abandonará ahora que deseas amarlo.
Sé siempre prudente y ama.
Tengamos siempre encendida en nuestro corazón la llama de la caridad.
La prudencia tiene ojos, el amor piernas. El amor, al tener piernas, quisiera correr hacia Dios, pero la fuerza que lo
empuja hacia Él es ciega, podría tropezar a menudo si no lo guiara la prudencia que tiene ojos. Viendo la prudencia
que el amor necesita ser guiado, ella le presta los ojos. De esta manera el amor se contiene y, guiado por la
prudencia, obra como debe y no a su antojo.
Toda gracia produce luz, mejor dicho, es luz y, por consiguiente, cuanto más elevada es una gracia, tanto más
sublime es su luz.
Cuando Jesús quiere manifestarnos que nos ama, nos hace
gustar
Su
Pasión:
las
llagas
,
las
espinas
,
las
angustias
...
He preferido, dice el Rey profeta, ser abyecto en la casa de Dios a habitar en las mansiones de los pecadores.
Inflamaos de amor por Dios en el pensamiento continuo de su omnipotencia, para que viváis en este mundo la vida
del Cielo. Que los fieles se acuerden de esto: hágase en las parroquias al menos en particular, una Hora Santa,
todos los jueves, por la santificación de los sacerdotes.
Siento cada vez más la imperiosa necesidad de entregarme con más confianza a la misericordia divina y de poner
sólo en Dios toda mi esperanza.
Mi corazón es tuyo, oh, Jesús mío; toma, pues, mi corazón, llénalo de tu amor, y después mándame lo que quieras.
Oh, Jesús, yo te amo... quiero ser todo tuyo.
Te recomiendo insistir para hacer progresar el amor y la preocupación hacia aquel acto supremo del infinito amor que
prodigó Jesús, dándose a Sí mismo todo entero y sin límites a las almas.
A Él solo, y no a mí, ofrécele, no sólo las alabanzas, sino también la acción de gracias. Yo soy sólo instrumento de
las manos divinas. Dejado a mí mismo, no sé hacer otra cosa que pecados. (Epistolario III, 48)
Yo no fui otra cosa que un indigno instrumento del Señor. Sin la lluvia que cae del cielo la tierra no produce más que
cardos y espinas. En cierto modo, Jesús debe servirse de algún alma para demostrar al mundo su existencia y su
omnipotencia. A muchas almas ha dado el Señor abundantes gracias, pero después se las retiró porque Él quiere ser
correspondido.
La grandísima compasión que mi alma siente a la vista de un pobre la hace nacer, en lo más profundo de la misma,
un vehementísimo deseo de socorrerlo, y si atendiese a mi voluntad me llevaría a despojarme hasta de la ropa para
vestirlo a él. (Epistolario I, 462)
¡Prended en vuestros corazones la flama de la verdadera caridad de Cristo! ¡Amad a Quien os ama!
A Monseñor O. M.: En la vida espiritual tiene mucha importancia una particular sensibilidad para captar los impulsos
de la Gracia, que no hace falta jamás dejar caer en el vacío so pena de un retroceso peligroso. Una caída, aun ligera,
puede tener serias consecuencias para el cuerpo, no menos que para el alma.
Continúa pidiendo a Dios, con insistencia oportuna e inoportuna, el don de una correspondencia sensible, inmediata,
generosa, valerosa.
¡Adelante en el heroico ascenso hacia la cumbre! Si la cruz es pesada, mira a Jesús que te precede.
Míralo bien, hijo...
Míralo coronado de espinas, lacerado, desangrado, exhausto.
Cae una, dos, tres veces; el sudor embebido de sangre y de polvo, le cubre el rostro en una expresión de infinito
sufrimiento. No olvides sus palabras, por muchos conocidas pero no comprendidas: "Si quieres venir en pos de Mí,
toma tu cruz y sígueme".
15
Hijo querido, yo estoy contento de haberlo seguido sobre el Calvario por toda la vida.
¡Cuánto sufrir, pero cuánto gozar con Él!
Él sabe hacer dulce aun la cruz.
No te arrepentirás por toda la eternidad de haber acogido eficazmente la invitación de Él, rechazada por muchísimos.
CONSUELO
El mejor consuelo es el que viene de la oración.
Jesús conforta siempre al que confía y espera en Él.
CONVERSIÓN
A un masón convertido, el Padre le dijo: "Todos los sentimientos, cualquiera sea su fuente, tienen algo de bueno y
algo de malo. A usted corresponde asimilar sólo lo bueno y ofrecérselo a Dios".
A un penitente que había vivido en el vicio, y que le preguntaba si, cambiando de vida, alcanzaría el perdón y moriría
en la Fe, le contestó: “Las puertas del Paraíso están abiertas a toda criatura. Acuérdate de María Magdalena.”
El tiempo que se pierde en ganar almas a Dios, no es tiempo tontamente perdido.
¡Qué bueno es Jesús con sus criaturas! Cuántas victorias enumera este siervo suyo, todas obtenidas gracias a su
potentísima ayuda. Jesús quiso que fuera un ejemplo de gracia y que sirviera de ejemplo a todos los pecadores, para
que no desesperen de su salvación.
Sí, he dicho y lo digo cada día al Señor: si para darte un poco más de gloria sobre esta tierra es necesario que yo
sufra en el infierno, ¡pues mándame!
A la pregunta que le hace Cleonice Morcaldi, sobre cuál era su misión:
“Ganar todo y a todos con el amor para
llevarlos a Dios.”
La mayor caridad
—escribe en una carta—, es la de arrebatar almas en poder de Satanás para ganarlas para Cristo.
Es precisamente esto lo que hago de continuo, de noche y de día (Epistolario IV, 1145)
CORAZÓN
Tengan mucho cuidado de sus corazones para purificarlos y fortalecerlos a medida del número y magnitud de las
inspiraciones que reciban.
Arriba los corazones llenos de confianza en sólo Dios.
Hay que tener el corazón abierto hacia el cielo y esperar el rocío celestial.
No acongojen su corazón prometiéndose inútilmente tranquilidad, dulzuras y méritos. Preséntense a su Divino
Esposo vacías de cualquier otro afecto, suplicándole las llene del Suyo. De este modo, sus corazones, cual
madreperla, no aceptarán más que rocíos del cielo y no aguas del mundo. Verán cómo las ayuda Dios, tanto en el
decidir como en el obrar.
El corazón de Jesús y el mío se fundieron. No eran ya dos corazones que latían, sino uno solo. Mi corazón había
desaparecido como una gota de agua se pierde en el mar. (Epist. I, 273)
CORRECCIONES
En algunas ocasiones el Padre Pío dice a sus hijos espirituales: "Pan y azotes ayudan muchas veces a criar
espléndidos muchachos".
Los castigos, se los procura el hombre con sus actos de rebelión contra el Dios Altísimo. El hombre, abandonado a sí
mismo por parte de Dios, se encamina hacia el abismo de toda clase de perdición.
Sé que se entristecen porque no pueden corregirse eficazmente de sus imperfecciones, pero deben hacerse fuertes,
carísimos hijos, y recuerden lo que tan a menudo les he repetido sobre el particular, o sea, que deben trabajar
igualmente en la práctica de la fidelidad a Dios para renovar sus propósitos con la misma frecuencia con que los
transgreden y estando de sobre aviso para reconocer su miseria y así no transgredirlos.
Dos categorías de personas son las que van más directamente al infierno: los confesores escrupulosos y los
penitentes escrupulosos. La lección iba dirigida no sólo al Padre Basilio, confesor escrupulosísimo, sino
también a mí (fray Modestino de Pietrelcina, que estaba presente.
CRECIMIENTO
Para crecer, necesitamos del pan básico: la cruz, la humillación, las pruebas y las negaciones.
Sin la lluvia que cae del cielo, la tierra no produce más que cardos y espinas.
16
La semilla debe germinar... el terreno debe ser fértil. Solamente se necesita acoger a Dios que llama a la puerta y, si
no se le abre generosamente para recibir su visita... pasa de largo... no se detiene a hospedarse. Exige cierta
disposición que es un deber. El resto lo hace Él y sabe hacerlo bien. Mas el alma que busca y desea la visita de Dios,
tiene que apartarse del bullicio del mundo. El buen Dios me encontró a mí... solitario y en oración. Llamó a la puerta
de mi corazón y yo lo acogí, pensando que era un deber el hospedar al Señor que me había creado.
Las mismas enseñanzas sobre las épocas de aridez de las que habla San Juan de la Cruz quedan anotadas en las
cartas del padre Pío: Os digo siempre que améis vuestro retraimiento. Y eso consiste en seguir siendo humildes, serenos,
afables y confiados en los períodos de tinieblas y de impotencia; consiste en no turbaros, sino en abrazar vuestras cruces y
vuestras tinieblas de buena gana
– no digo con alegría, sino con resolución y demostrando constancia.
CRÍTICA
No tolero la crítica y la habladuría sobre los hermanos. Es cierto que a veces me divierte aguijonearlos, pero la
murmuración me da náuseas. Tenemos tantos defectos que criticarnos a nosotros mismos ¿Por qué perder tiempo
en lo de los hermanos?
Refiriéndose a la murmuración: ¡Oh, como castiga Dios este pecado, que destruye la caridad fraterna!
Se critica siempre y se ve todo negro, sin querer jamás disculpar la intención.
CRUZ
Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a
llevarla.
Rezad por Aquél que lleva la cruz por todos.
Esta vida es breve, el premio de lo que se hace en el ejercicio de la Cruz es eterno.
Jesús llene vuestro corazón de su divino amor. Os transforme en Él.
Anímate también tú con este pensamiento: tus penas, espirituales y físicas, son pruebas que te envía el Señor.
A una hija espiritual: Y, ahora, ¿qué diré, hija, de mí? Estoy siempre colgado en el duro patíbulo de la cruz, sin
ayuda y sin descanso. Mi alma va muriendo en su dolor, sin el consuelo de poder ver un día el rostro de Dios que con
tanta ansia se busca y nunca se encuentra.
A veces el Señor permite que experimente el peso de la Cruz. El peso te parece intolerable, pero lo sobrellevas,
porque el Señor, por amor y misericordia, te ayuda con su fuerza.
La cruz es enormemente pesada, pero la sufro con resignación, conociendo que en esto encuentra sus
complacencias nuestro tiernísimo Esposo.
“Con repetidos golpes de saludable cincel y con diligente limpieza suelo preparar las piedras que deberán entrar en la
composición del eterno edificio”. Estas palabras me las va repitiendo Jesús cada vez que me regala nuevas cruces.
No te aplaste la Cruz. Si su peso te hace tambalear, su potencia te sostiene.
En una estampa representando la Cruz, el Padre Pío escribió estas palabras: "El madero no os aplastará. Si alguna
vez vaciláis bajo su peso, su poder os volverá a enderezar".
Mi deseo es que lleguéis a expirar en la Cruz con Jesús y con Él podáis dulcemente exclamar: «¡Consummatum
est!» (Todo está cumplido)
Las cruces son regalos del Esposo. Soy celoso. Mis sufrimientos son agradables.
¡Ánimo! No esperéis llegar al Tabor para Contemplar a Dios. Ya lo veis y contempláis en el Sinaí.
La Cruz es la bandera de los elegidos. No nos separemos de ella y cantaremos victoria en toda batalla.
Me encuentro levantado, no sé cómo, en el ara de la Cruz desde el día de la fiesta de los santos Apóstoles, sin
jamás descender ni por un instante. Anteriormente era interrumpido el suplicio algún instante, pero desde aquel día,
hasta aquí, el sufrimiento es continuo sin interrupción alguna. Y este penar va siempre en aumento. ¡Fiat!
Permaneced como la Virgen, al pie de la Cruz, y seréis consolados. Ni siquiera allí María se sentía abandonada. Por
el contrario, su Hijo la amó aún más por sus sufrimientos.
Apóyate, como la Virgen, en la Cruz de Cristo, y hallarás alivio.
María sufrió atrozmente ante su Hijo Crucificado; sin embargo, no puedes decir que Ella se hallase abandonada. Más
aún, jamás había amado tanto a su Hijo como entonces, que ni siquiera podía llorar.
En la vida, cada uno tiene su cruz. Tenemos que conseguir ser el buen ladrón, no el malo.
Cuanto más dura sea la prueba que Dios envía a sus elegidos, tanto más abundantemente los conforta durante la
opresión y los exalta después de la lucha.
17
Los fuertes y los generosos no se quejan si no es por graves motivos, e, recluso, en ese caso, éstos no llegan a
inquietar su interior.
El Corazón bueno es siempre fuerte, sufre, no llora y se consuela sacrificándose por Dios y por el prójimo.
No temáis, Jesús es más poderoso que el infierno. Al solo recuerdo de su nombre, todos, en el cielo y la tierra, caen
de rodillas ante Jesús, consuelo de los buenos y terror de los impíos.
El Señor, por Su piedad, añade a otras pruebas la de los miedos y temores espirituales, hechos de desolación y
tinieblas, pero dichas tinieblas son luz en el cielo de nuestras almas.
De hecho, cuando la zarza arde, en su derredor se forma una aureola. El espíritu desconcertado, teme no ver, no
comprende absolutamente nada. Es entonces cuando se presenta Dios y habla al alma que oye, entiende, ama y tiembla...
El que comienza a amar ha de estar preparado a sufrir.
Acaricia y besa dulcemente la mano de Dios que te castiga. Es siempre la mano de un Padre que te pega porque te quiere.
Para consolar al afligido, no hay como recordarle el bien que todavía puede realizar.
Cuando os sobrevenga alguna prueba, física o moral, el mejor remedio es pensar en Aquél que es nuestra vida.
Jamás pensar en la prueba sin pensar contemporáneamente en el Otro.
Es necesario que os familiaricéis con los sufrimientos que Jesús os envíe, debéis vivir siempre con ellos Comportándoos
de esta manera, cuando menos lo esperéis, Jesús, que sufre viéndoos largo tiempo afligidos, os reconfortará e infundirá
nuevo valor en vuestro espíritu.
La vida del cristiano no es más que una lucha continua contra sí mismo. No se consigue la felicidad sino por medio del
dolor.
Se hace día y el alma se recrea al sol. Se hace noche y vienen las tinieblas. Se pierde la memoria. El Señor, para lograr un
obscurecimiento total, nos hace olvidar hasta las consolaciones recibidas. ¡Calma! Y convéncete de que estas tinieblas y
tentaciones no son un castigo por tu iniquidad; no eres ni una impía ni una obstinada maliciosa, eres una entre las elegidas,
probada como el oro al fuego. Esta es la verdad; si dijese otra cosa, mentiría. No hallo en tu alma pecado alguno
que justifique tus temores, por tanto tus ansiedades e inquietudes son simplemente una cruz. ¿Qué son, hija mía, los
anhelos que sientes incesantemente de Dios? El resultado del amor que atrae y empuja. ¿Huye el amor? Para amar y
agudizar el amor. Bien sabes, hija mía, que María sufrió atrozmente ante su Hijo Crucificado, sin embargo, no puedes decir
que se hallase abandonada. Más aún, ¡jamás había amado tanto a su Hijo como entonces que ni siquiera podía llorar!
Consuélate… defiéndete como mejor puedas y, si no lo logras, resígnate y no temas ante la noche que cae… mientras
tanto haz lo que dice David: Elevad en la noche vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor. Sí, bendigamos de
todo corazón al Señor, bendigámoslo sin cesar y pidámosle que sea nuestro guía, nuestra nave, nuestro puerto.
Yo amo la cruz, la cruz sola, porque la veo siempre en las espaldas de Jesús.
Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, si no tuviese esta prueba de sentirme
siempre en la duda de si agrado o no al Señor en mis obras.
Jesús resucitado le haga probar una chispa de Su Santo Amor y le revele cada vez más los misterios de la cruz. La
Virgen de los Dolores le obtenga de su santísimo Hijo el verdadero y sincero amor a la cruz y de ella se embriague su
alma. Así sea» (Epist. II, p. 393)
CUERPO
Cuanto más frenemos el cuerpo, mortificando sus fuertes pasiones y manteniéndolo en la pureza, tanto más nos
servirá para obrar el bien y tanto más brillará en la feliz eternidad.
¡La carne debe servir de instrumento para atesorar méritos con miras al viaje que conduce a las bodas eternas!
CULPA
Debéis detestar vuestros pecados, pero con una serena seguridad, no con una punzante inquietud.
¡Romped las cadenas del pecado, que os tiene atados y paralizados! ¡Alejad de vosotros todo lo que os conduce a
vivir lejos de Dios, de la iglesia, de los Sacramentos!
No hay culpa sino en lo que el alma quiere, o bien, no habiéndolo querido, lo aprueba o no se esfuerza por alejarlo de sí.
Acaba de una vez con estas inútiles aprensiones. Acuérdate de que no es el sentimiento lo que constituye la culpa,
sino tu consentimiento. Sólo la voluntad libre es capaz de bien o de mal. Cuando la voluntad gime bajo la opresión
del tentador, pero no se doblega a sus sugerencias, no sólo no hay culpa, sino que hay virtud.
A Cleonice Morcaldi: Recuerda que Dios puede rechazar todo lo que proviene de nuestro ser contaminado, pero no
puede rechazar sin rechazarse a Sí mismo (lo que sería una monstruosidad) el deseo sincero de quien quiere amarlo
y abjura, por tanto, del mal. Conclusión. Vive tranquilo. No te dejes engañar por el enemigo.
18
No ofendemos a Dios más que cuando, conociendo la maldad de una acción, la realizamos con deliberada y plena
voluntad.
En el mundo sólo se piensa en gozar y se peca mucho. Hay amenazas por parte de Dios que se van a cumplir
inexorablemente. Toda la Corte celestial adora a la Omnipotencia Divina y le suplica que se aplaque. Por eso mismo...
rogad todos y ofreced sacrificios.
CURACIONES
Sólo tres para tener, aunque sea, una poca visión del poder que Dios le confirió:
Gema De Giorgi había nacido sin pupilas y con este defecto según la medicina, es imposible la visión. Pero un día el
padre Pío puso las manos sobre los ojos y la niña comenzó a ver. No hay explicación científica. Gema de joven
ingresa luego a la vida religiosa.
En otra ocasión, un niño de San Giovanni Rotondo que estaba gravemente enfermo y el cual se esperaba que
pudiera morir en cualquier momento, se echó a reír y recuperó la salud de forma casi instantánea. La madre le
preguntó qué sentía y el niño le respondió: "Mamá, Padre Pío me hizo cosquillas en el pie". El Padre le había hecho
cosquillas en el pie y se sanó.
En Sarteano, en junio de 1946 un camión quiebra el fémur de José Canponi que empeora una enfermedad anterior
de su rodilla. Pasó de hospital en hospital sin encontrar alivio. En diciembre de 1948 va a ver al padre Pío que lo
encara: "Tú blasfemas mucho, imprecas contra todos, te agitas". El otro lo reconoce y trata de justificar su actitud en
los sufrimientos, en la enfermedad. Pío continúa: "pero después te arrepientes, te encierras en tu dormitorio y rezas".
José le pide que rece para que el Señor lo sane. Pío le contesta: "tú has de ser fuerte, si no es inútil que el Señor te
haya hecho la gracia". Inmediatamente quedó sano saliendo con las muletas bajo el brazo.
19
D
DEBER
El
deber
ante
todo.
Antes
la
obligación
que
la
devoción.
Usad
cristianamente
vuestras
riquezas
.
Desaparecerá
mucha
miseria.
Muchos
enfermos
y
agobiados
encontrarán
alivio.
DEFECTOS
Aunque amemos el desprecio que procede del mal, no hay que descuidar remediarlo.
Aprended a odiar vuestros defectos, pero siempre con serenidad. Y si el demonio todavía ronda rabioso en
derredor vuestro, alegraos, es muy buena señal. Lo que horroriza es su paz, su concordia con el alma humana.
DESAPEGO A LAS COSAS MATERIALES
Quien se apega a la tierra, a ella permanece pegado. Debemos arrancamos de ella por la fuerza. Mejor es
despegarse poco a poco que de un tirón. Anhelemos constantemente al cielo.
Jesús ha puesto en el cielo una piedra preciosa para que, con su deslumbradora luz, disipe las posibles tinieblas.
Al Señor no le importa el pasado. Le importa el presente reparador y sumamente vigilante.
El mundo es un lugar de tránsito. Se debe saber luchar para desprenderse de las cosas fugaces.
DEVOCIÓN
La verdadera devoción es la de imitar, imitemos el Corazón de Jesús, especialmente en el dolor, y entonces unificarnos
cada vez más a este Divino Corazón, con el fin de que un día podamos estar también nosotros con Aquél que tanto sufrió.
DISTRACCIONES EN LA ORACIÓN
A una mujer que se quejaba por distraerse mucho en la oración, le respondió: No te debes distraer
voluntariamente. Pero si las distracciones no son voluntarias, sigue orando en paz. Tienes un gran mérito, pues el
Salvador sabe que no eres un ángel, sino sólo una pobre mujer.
Cuando os distraigáis en la oración, no aumentéis la distracción entreteniéndoos en averiguar el porqué y el cómo.
Haced como el caminante extraviado, que, apenas se da cuenta de haberse equivocado de camino, inmediatamente
busca el justo. Así vosotros, continuad vuestra oración sin entreteneros en las distracciones.
DIVORCIO
¡El divorcio es la torpeza de los últimos tiempos, anarquía familiar y social, espantosa orfandad en el mundo!
¡Téngase presente el verdadero grito de alarma, de gran angustia y de gran amargura que repercute en el Corazón
de Dios!
¡Los
hombres
se
han
hecho
juguete
de
los
abismos
infernales! ¿Cómo reedificar lo que se ha derrumbado?
Solamente la oración más intensa y el sufrimiento de los buenos unido a la plegaria, podría alcanzar alguna chispa
de luz en los cerebros oscurecidos.
Aún hallándome en la gloria inmortal, gracias al amor que nos une a la Santa Madre Iglesia en un solo vínculo con
vosotros, los viandantes, en nombre de Dios y por medio de mi querido hermano, os dirijo mi ardiente palabra, que parte
del Cielo para unirse todavía con vosotros en la tormenta del mundo.
Pero
de
un
modo
particular
me
dirijo
a
los
que
me
vieron
personalmente y compartieron conmigo los sentimientos de la Fe con un transporte mayor de amor de Dios.
¡Escuchadme atentamente!
Ha avanzado la tarde y está avanzando la noche de la vida del mundo. Avanza siempre más, ejerciendo su imperio, la
invasión del mal. La humanidad corre hacia el abismo en proporciones cada vez más alarmantes,
provocando
espanto
y
desaliento
en
el
ánimo
,
dolorosamente
aterrorizado de aquellos pocos buenos que todavía están firmes en la Fe. Un grito de
alarma, unido a una profunda amargura, invade el ánimo angustiado de la Iglesia, del Vicario de Cristo y de sus miembros.
¡Acercaos a mí una vez más! ¡Escuchad el grito de mi palabra suplicante!
¡Almas que todavía estáis firmes en la Fe, levantad vuestra bandera de paz, de amor, de Fe en Cristo y con Cristo,
para defender vuestros derechos personales según las normas establecidas por el Ser Supremo y contenidas en la
doctrina de la Iglesia! ¡Formad vuestro ejército contra la corriente del mal! ¡Vuestro Padre Pío os asistirá!
¡Anulad, despreciad la deplorable fórmula "divorcio" = "fornicación"! Divorcio es la satisfacción de la propia carne y de la
propia sangre, con el fin de consolidarse en una vida propia de animales inmundos debajo del Cielo, a la vista del Creador
de todo el universo. ¡Qué ceguera, odiada por Dios, indigna de su perdón! Divorcio significa provocar la maldición de Dios
sobre la tierra, sobre todo el género humano. Salid en defensa de la verdad, esto es, de la indisolubilidad del matrimonio
bendecido por Dios, que dijo: ¡Lo qué Dios unió no lo separe el hombre! El hombre, cegado por la culpa, quiere
familiarizarse con Satanás, ya que el divorcio es una prevaricación de rebelión contra Dios y contra la Iglesia.
20
El Señor, Padre de todos, antes de abandonar la tierra y después de haber dado toda su vida inocente al precio de su
sangre, dijo: ¡No os dejaré huérfanos! Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos! Los hombres crueles e
insensatos exclaman, por el contrario: ¡Queremos el divorcio! ¡Formemos familias de huérfanos! ¡Multipliquemos en el
mundo los escándalos y la corrupción! ¡He aquí la rebelión compartida con Satanás! ¡Oh, hombres inicuos, reflexionad y
reflexionad bien sobre este concepto lúgubre y desastroso, es decir, sobre la destrucción de las familias y de tantas almas
inocentes, víctimas de la disolución del matrimonio! El Señor bendijo el matrimonio, quitando la culpa original del primer
hombre para daros la eterna felicidad. ¿Y vosotros queréis volver atrás? Las familias no deben incurrir en el peligro de la
descomposición familiar. Se deben anular las ideas equivocadas. ¡No tendáis a la disgregación! ... Habéis perdido el
concepto de la verdadera cultura de la vida. El divorcio sería el mayor interrogante de la vida catastrófica.
¡Haceos conscientes de vuestro proceder; no sigáis defraudando la obra de Dios esculpida en vuestras almas! ¡No
viváis más como rebeldes! Estáis rebajando demasiado vuestra dignidad personal, habiendo extraviado el camino de
la dignidad divina. ¡Deberíais daros cuenta de vuestro estado y de cómo actúan en vosotros tantas potestades! Y en
cambio... de la mujer habéis formado una sucursal de pasiones brutales y desvergonzadas.
¡Divorcio
-
fornicación...
dejar
o
tomar
lo
que
más
agradare,
lo
que conduce mejor a la vida de placer, atendiendo a las
bajas perspectivas del propio interés. La lujuria, la ambición y la concupiscencia os han hecho esclavos de la tierra
que estáis pisando! Todas las fuerzas políticas están influidas por el mal; mas la soberbia es muy detestada por Dios.
¡Abrid bien los ojos! No es necesario ser pesimistas. Mirad a vuestro alrededor y ved cómo todo está en ruinas y todo
dolorosamente deplorable. ¡Buscad las causas; analizad vuestra conducta! Pensad que cada momento que pasa de
vuestra vida es un nuevo compromiso contraído con Dios.
Volved a vuestra vida normal, sana, honesta, guiada y bendecida
por
la
gracia
divina!
¡No
seáis
más
transgresores
de la
ley íntegra de Dios; no suscitéis más su indignación paterna! ¡Atenuad los males; no os hagáis cómplices de ellos;
eliminad la lucha contra Dios, contra el Pontífice, Vicario de Cristo! A él compete toda decisión, bajo cualquier
aspecto; él, como vigilante piloto, conducirá a salvo la navecilla combatida por vientos contrarios. El Pontífice es el
guía amoroso del porvenir moral de la humanidad.
No os dejéis arrastrar por la corriente impetuosa, que quisiera reducirlo todo a la nada. Tened clara conciencia del
Ser Supremo, y no perdáis demasiado tiempo en la sola ciencia humana, que al fin de cuentas os dejará con las
manos vacías. No queráis edificar siempre sobre la tierra, sino más bien edificad y restaurad a Dios en vuestro ser,
que no conoce ocaso. Lo que hubiere sembrado el alma, eso recogerá. ¡Pensadlo bien!
¡Utilizad vuestra existencia en empresas nobles, fructíferas, imperecederas, y no huyáis del sufrimiento que circunda
vuestro camino para purificaros! ¡Precisamente por vivir la vida cómoda, por amar las diversiones, por fomentar la avidez
del placer, perdéis la paz y el reposo, y os dejáis arrastrar por la corriente vertiginosa, que pretende engullirlo todo!
¡Renunciad a lo ilícito y a lo superfluo! Es el sufrimiento lo que da mérito a la vida; y la vida, cuanto más se aprecia,
tanto más vale. Pero no un aprecio humano, aprecio de todo lo que halaga los sentidos, sino aprecio que os haga
encontrar a Dios, apreciando todo lo que consolida una vida de verdadera Fe, de caridad, de amor. Acercaos
frecuentemente a los Sacramentos instituidos por el mismo Dios. ¡Os está hablando quien en la tierra pasó una vida
de Crucificado, de mártir en el cuerpo y en el alma, para conducir las almas a Cristo! ¿Y vosotros queréis llevar una
vida placentera, omitiendo lo básico de la salvación de vuestra alma?
¡Buscad a vuestro Creador ¡Enfrentad generosamente a todos vuestros adversarios! ¡Neutralizad las Fuerzas y los
poderes diabólicamente agresivos! ¡Sed los defensores de la indisolubilidad del matrimonio!
Una sola es la verdadera ley:
Dios,
la
Iglesia,
la
sociedad...
en
sus
relaciones
concretas. Mi mensaje debe despertar gran
confianza. ¡No lo toméis a la ligera! ¡Dad gracias a Dios, que me permite todavía estar entre vosotros para animaros! Desde
que salí del mundo hasta hoy día, se ha dado un gran paso hacia el empeoramiento. Las tinieblas cubren toda la faz de la
tierra. Quiero haceros notar que vuestra conducta clama vuestra perdición. ¡Aceleráis el tiempo de los castigos! En vez de
desarmar a la Divina Justicia, le estáis poniendo las armas en la mano para la batalla decisiva.
DON DE PROFECÍA
Recuerdo que, una vez, encontré en EEUU a un americano que, durante su estancia en Italia en la Segunda
Guerra Mundial, consiguió confesarse con él. Y me contaba que el Padre Pío, después de darle la absolución, le
dijo: «Un día serás sacerdote». Cuando yo lo conocí era un sacerdote capuchino. La profecía se cumplió.
Esa misma profecía se la había hecho antes al entonces cardenal Montini, arzobispo de Milán. Y esta vez con
intermediario y testigo, el comandante Galetti, al que el fraile capuchino dijo un día: «Vete a Milán y dile a Montini
que será el sucesor de Juan XXIII».
Un día al pasear con el párroco Salvador Pannullo, se detienen en una calle, Pío percibe un aletear de ángeles y
vuelos de campanas y preanuncia que allí se construiría una iglesia capuchina donde el Padre Agustín y el padre
Alberto serían superiores de ese convento.
Cuando Karol Wojtyla era un sacerdote en su nativa Polonia, cada vez que visitaba a Italia viajaba a San Giovanni
Rotondo para confesarse con el Padre Pío. En una de esas ocasiones, el Padre Pío pareció entrar en un breve
trance y le dijo: "Vas a ser Papa", y continuó: "También veo sangre... Vas a ser Papa y veo sangre".
21
E
ENEMIGOS
Jamás pasó por mi mente la idea de una venganza. Recé por los detractores y rezo por ellos. Quizá alguna vez le
dije al Señor: Señor, si para convertirlos es necesario algún fustazo, hazlo, con tal que se salven.
Debajo de un hábito se puede esconder una serpiente sumamente
venenosa,
como
también
detrás
de
un
humilde
traje ciudadano puede ocultarse un "ángel", no sólo de nombre. En ambos casos ignorando con quién tratas.
A una de sus hijas espirituales que le confesó que le era insoportable la vista de sus enemigos, le contestó: "Si tú
no amas como el Señor quiere que los ames, firmarás tu propia condenación. Haz el bien a tus enemigos por amor
a Jesús". Así comenta el texto evangélico que dice: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a quienes aborrecen,
rogad por los que os persiguen y calumnian, y así seréis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos. Porque si
amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?"
Los grandes corazones ignoran los agravios mezquinos.
ENFERMEDAD
Estoy convencidísimo
– escribía – de que mi enfermedad es una especial permisión de Dios y, que, como
consecuencia, no hay necesidad de médicos. (Epistolario I, 241)
ESCALERA AL CIELO
Donde no hay obediencia, no hay virtud. Donde no hay virtud no hay bien. Donde no hay bien no hay amor y donde
no hay amor no está Dios; si no está Dios no se va al paraíso. Esto forma como una escalera, si falta un peldaño
uno se cae.
Si no te llevara hacia Dios y te condujera hacia el mal, tú, no me amarías más.
Haz el bien siempre. Para que todos puedan decir: "Este es un hijo de Cristo"
Al que aflojaba en el camino de la perfección le argumentaba: El Amor no se esconde sino para fomentar el amor.
Jesús no pide imposibles. Dile: ¿Quieres que te ame más? Dame más amor y te ofreceré más amor.
Si nos sobreviene alguna languidez de espíritu, corramos a los pies de Jesús en el Sacramento y pongámonos
entre los celestes perfumes y seremos, indudablemente, revigorizados.
Procurad siempre avanzar cada vez más en el camino de la Perfección y abundad siempre más en la caridad.
¡Ay de aquellos que no conocen bien lo que significa pasar de la tierra a la eternidad!
Cuántas veces, por no decir siempre, por los hermanos me toca decir junto con Moisés a Dios juez: ¡perdona a
este pueblo o bórrame del libro de la vida!
Un día se le preguntó al Padre: "¿Jesús le mostró los lugares de sus hijos espirituales en el paraíso?" Claro, un
lugar para todos los hijos que Dios me confiará hasta el fin del mundo, si son constantes en el camino que lleva al
cielo. Es la promesa que Dios hizo a este miserable.
“Y en el paraíso, ¿estaremos cerca de usted?" Ah tontita, ¿y qué paraíso sería para mí si no tuviera cerca de mí a
todos mis hijos?
ESPACIO FÍSICO
Un día una penitente le confió que le parecía imposible vivir lejos de San Giovanni, tanta era la felicidad que
sentía en su presencia. El Padre le hizo la siguiente observación: Para los hijos de Dios no existe la distancia,
hija. Como la joven no parecía convencida, sacó su reloj: Dígame, ¿qué ve en el centro? El eje, Padre. Exacto. El
eje, como Dios, está inamovible, y las agujas corren ligadas al centro, y las agujas miden el tiempo. En resumidas
cuentas, el espacio que separa los números del centro, carece de importancia: Dios es el centro, los números son las
almas, pero hay también un Padre Pío que sirve de puente.
No piensen jamás, mis queridísimos hijos, que la distancia del lugar separe las almas que Dios ha unido con el
vínculo de su amor. Los hijos del siglo se encuentran todos separados los unos de los otros, porque tienen el corazón
en distinto lugar; pero los hijos de Dios, teniendo el corazón donde tienen su tesoro y no teniendo todos más que un
mismo tesoro, que es el mismo Dios, están, por consiguiente, siempre unidos...
22
EXORCISMO
El demonio existe y su papel activo no pertenece al pasado ni puede ser recluido en los espacios de la fantasía
popular. El diablo, en efecto, continúa induciendo hoy día al hombre justo al pecado.
Por tal razón la actitud del discípulo de Cristo frente a satanás tiene que ser de vigilancia y de lucha y no de
indiferencia.
La mentalidad de nuestro tiempo, desaforadamente, ha relegado la figura del diablo en la mitología y en el folclore. El
Baudelaire afirmó, justamente que la obra maestra de Satanás, en la era moderna, es de hacernos creer que no
existe. Por consiguiente no es fácil imaginar que el Diablo haya dado prueba de su existencia, cuando ha sido
obligado a afrontar al Padre Pío en "ásperos combates". Tales batallas, tal como es reconocido en la
correspondencia epistolar del venerable fraile en sus directorios espirituales, fueron reales combates, siendo la última
con sangre.
Las luchas entre el Padre Pío y Satanás se agriaron cuando el Padre Pío liberaba a los poseídos. Más de una vez -
el Padre Tarcisio contó de Cervinara - antes de salir del cuerpo de un poseído, el Malvado ha gritado: "Padre Pío nos
das más molestias tú que San Michele". Y también: "Padre Pío, no nos arranques las almas y "no te molestaremos."
Carta al padre Agostino, del 18 de enero de 1912: "... Barba Azul no quiere ser derrotado. Él ha venido a mí casi
asumiendo todas las formas. Desde varios días acá, me viene a visitar, junto con otros de sus espíritus infernales
armados de bastones y piedras. Lo que es peor; es que ellos, vienen con sus semblantes. Tal vez cuántas veces, me
ha sacado de la cama y me ha arrastrado por la habitación. ¡Pero paciencia! Jesús, la Mamá, el angelito, San José y
el padre San Francisco siempre están conmigo."
La carta al Padre Benedetto de fecha 18 de marzo de 1913: "Estos diablos no dejan de pegarme, mientras que
también me tumban de la cama. ¡Ellos igualmente me quitan mi camisa, para pegarme! Pero ahora ellos no me
asustan ya. Jesús me ama, Él me alza a menudo y me pone en la cama.”
Las tentaciones de Satanás que quisieron hacer caer al padre Pío, se manifestaron de cada modo. El Padre Agostino
nos confirmó que Satanás apareció bajo las formas más variadas: "bajo forma de jovencitas desnudas que bailaron;
en forma de crucifijo; bajo forma de un joven amigo de los frailes; bajo forma del Padre Espiritual, o del Padre
Provincial; de aquel del Papa Pío X y del Ángel de la guarda; de San Francesco; de Maria Santísima, pero también
en sus semblantes horribles, con un ejército de espíritus infernales. A veces no hubo ninguna aparición pero el pobre
Padre fue golpeado hasta salirle sangre, atormentado con ruidos ensordecedores, lleno de escupitajos etc. Él logró
librarse de estas agresiones invocando el nombre de Jesús.
De todas partes, pero particularmente de la Toscana, traían personas obsesas. Yo tenía miedo y me mantenía lejos
de ellas. Un día estábamos junto al confesionario, esperando al Padre. Entra una joven, que señalándonos con el
dedo, en voz alta y cavernosa, grita: “Conozco vuestros pecados; aunque los confeséis vendréis conmigo”.
Nosotros nos situamos en grupo junto al altar de la Inmaculada y ella iba por la iglesia dirigiendo frases de desafío
hacia el cuadro de San Miguel e insultando a los frailes que salían de la sacristía. En un momento dado se detuvo,
miró al suelo y gritó: “¡He aquí sus huellas! ¡Por aquí pasará y aquí lo espero, veremos quien vencerá!” Un fraile corre
hacia el Padre, que estaba confesando a los hombres en la sacristía, y le dice: “¡Padre, por favor, no venga a
confesar a las mujeres, en la iglesia hay un diablo que asusta a todos!” El Padre sonrió y dijo: “¿Y desde cuándo
hemos tenido miedo del
diablo? ¡Él debe tener miedo de nosotros!” Cuando salió el Padre, la obsesa se acurrucó
junto a la puerta del confesionario y, temblando, dijo: “No me eche de aquí” Y el Padre: “¡Deja de aterrorizar a la
gente! Sal de aquí y vuelve a entrar cuando haya ter
minado de confesar” Inmediatamente salió y regresó una vez
terminadas las confesiones. El Padre la llama al confesionario situado al fondo de la iglesia y la confiesa durante un
buen rato. ¡Oh, potencia y bondad de Dios!
La volvimos a ver, humilde y pacífica, arrodillada junto al altar de la Inmaculada. Rezaba, lloraba y besaba el suelo.
Yo le regalé el crucifijo que me había dado el Padre. Fue un día inolvidable.
23
F
FAMILIAS Y NIÑOS
¡Son las familias las que tienen la puerta cerrada a la luz del sol! Son las familias que malgastan tiempo junto al
televisor, en presencia de sus pequeñuelos. Esperan con ansia los programas interesantes sin preocuparse de los
niños, que van asimilando tanto veneno en sus inocentes corazoncitos... ¡y por esto el Señor pasa de largo!
Así es el tiempo presente: el paso de Dios, sin darle la oportunidad de detenerse! Y después... ¡pobres familias que
de un hogar hacen un foco de rebelión!
FE
¡Reavivad vuestra Fe! ¡Rogando, os salvaréis!
¡Reavivad vuestra Fe, Fe profunda, auténtica, que os ayude siempre más a realizar una síntesis que valorice toda
la verdadera vida!
¿Somos capaces de un solo deseo santo sin la gracia? No, ciertamente. Nos los enseña la Fe.
No hay más que creer doblegando nuestro espíritu. También los mártires creían sufriendo. El Credo más hermoso
es el que florece en tus labios en los momentos más negros, más sacrificados, más dolorosos, en los que continúa
animándote una infalible voluntad de superación. Es el Credo que, cual relámpago, disipa las tinieblas de tu alma,
el que, en lo más recio de la tempestad, te eleva y conduce a Dios.
Procurad aunar en ustedes la simplicidad de los niños y la prudencia de los adultos.
Dios no realiza milagros donde no hay Fe.
En el mundo se vive sin Fe, o tal vez con Fe lánguida. Los que están más cerca del Señor podrían trabajar más y
embellecer su alma con jugos vitales. ¡Dichosas las almas que, como industriosas abejas, llegan a alcanzar la
meta celestial con la corona bien formada sobre su cabeza!
A quien el sufrimiento le hacía titubear en la Fe, le respondía: El más sublime acto de Fe es el que sube a
nuestros labios en la noche, en la inmolación, en el dolor, en el esfuerzo inflexible hacia el bien.
Sé constantemente risueño, en la abnegación y la inmolación y Jesús te sonreirá siempre más.
La Fe nos guía, inclusive a nosotros, y seguimos su luz segura en el camino que nos conduce a Dios y a su Patria
Celestial.
Caminen siempre bajo la mirada del Buen Pastor y evitarás pastizales envenenados.
En el fracaso, preserva mi Fe.
Si creemos en Dios y, al morir, comprobamos que no existe, al menos habremos vivido con una hermosa
esperanza. Si no creemos en Él y finalmente veremos que existía, lamentaremos habernos perdido el placer de la
Fe cuando pasamos por esta vida terrena y, además, seremos condenados en la eterna.
Dios para todos, pero nadie para sí mismo.
No temas las adversidades, porque colocan al alma a los pies de la cruz y la cruz la coloca a las puertas del cielo,
donde encontrará al que es el triunfador de la muerte, que la introducirá en los gozos eternos.
Manténganse fuertes en la Fe y quedarán rechazadas todas las malas artes del enemigo.
Dudar es el peor insulto que podemos hacer a la Divinidad.
Debemos vivir firmes en la convicción práctica de nuestra obligación de amar y servir al Señor.
Si veo que los hombres no se preocupan de Jesús sufro mucho, pero sufro aún más si veo que lo insultan con
blasfemias. Quisiera morir o por lo menos hacerme sordo, en vez de oír los insultos que los hombres dirigen a
Dios. Señor, hazme morir en vez de ver a los que te ofenden.
¡Invocadme en vuestros momentos penosos, en el tempestuoso valle de lágrimas! Os ayudaré y os asistiré para
que no vacile vuestra Fe y deis gloria al Señor, que os ha creado de la nada.
Acompañaré a las almas que me fueron queridas y vigilaré a las que vacilen en la Fe. Estaré con vosotros mientras
así lo disponga la Divina Voluntad.
Su vida espiritual se desarrolla en «la noche de la Fe»: No sé si actúo bien o mal, declara. Y eso me ocurre en
todas partes, en todo, en el altar, en el confesionario y en todas partes. Siento que avanzo casi de milagro, pero no
comprendo nada... Resulta penoso vivir de ese modo... Me resigno a ello, pero mi «Fiat» me parece tan frío y tan
inútil... Dejo que sea Jesucristo quien piense en ello.
24
FIDELIDAD
Sé fiel a Dios cumpliendo las promesas hechas. No te preocupes aunque te motejen los necios.
Los Santos, no lo olvides, han despreciado siempre el mundo y a los mundanos, y han pisoteado sus ridículas
máximas.
25
G
GLORIA DE DIOS
He dicho y lo digo cada día al Señor: si para darte un poco más de gloria sobre esta tierra es necesario que yo
sufra en el infierno, ¡pues mándame!
Hay gozos paradisíacos que se descubren siempre de nuevo, y uno queda siempre extasiado: Pero, para todos no
hay la misma gloria... El alma que ha amado más, que ha sufrido más y que se mantuvo en la verdadera pureza,
esa alma es capaz de saborear mucho mejor el misterio incomparable de la Celestial Jerusalén.
Aún algunos Santos, aunque de excelsa santidad, han demorado por unos instantes su entrada en la gloria eterna
a causa de algunas cositas que parecen nada a los ojos de los hombres. ¡Cada alma debe corresponder a los
talentos dados por el Señor!
GUERRA
Es necesario hacerse propicia la misericordia del Padre celestial en esta hora gravísima»
—escribía el Padre Pío
en 1915 a propósito de la Primera Guerra Mundial, y añadía
—: Oremos con fervor, con humildad, con
constancia: el Señor es un padre, el más cariñoso, el
mejor
de
los
padres.
Él
no
puede
dejar
de
conmoverse
ante los
hijos que a Él se dirigen. Y mientras nuestros valientes soldados combaten en el campo del honor y del deber,
nosotros no debemos tener hacia ellos solamente una admiración estéril y vacía, sino que les debemos acompañar
con el pensamiento, con el afecto agradecido, hecho de aliento, de ayuda, de oración. (Epist. II, p. 441)
Sepamos vivir esta hora solemne, la guerra: no nos debe abatir; el pensamiento de un hermoso mediodía que
resplandecerá después de esta hora solemne, nos anime a soportar la prueba. Consolémonos, sí; el presente
desconcierto de las naciones por el dolor y por los sufrimientos que necesariamente lleva consigo dará vida a
grandes virtudes, a nuevas y sanas energías. El grano de trigo no da fruto si no sufre, descomponiéndose; así
también las almas, las naciones necesitan la prueba para purificarse y renovarse» (Epist. II, p. 442)
Ya que el ángel piadoso y benéfico de la fe nos aconseja y n
os estimula… a recurrir a Dios en la humilde y
confiada oración, acerquémonos a este paternal corazón llenos de fe, y con filial abandono roguemos por la victoria
sobre nosotros mismos y por la victoria de nuestra nación. (Epist. IV, 144, ed. 1998)
26
H
HABLADURÍAS
La charlatanería nunca está limpia de pecado.
Falsa es la religión de quien dice amar a Dios y no controla su lengua.
¡Oh, como castiga Dios este pecado, que destruye la caridad fraterna!
HIPOCRESÍA, EL PEOR MAL DE NUESTROS TIEMPOS - 1945
El Padre Pío no solo comprendió el gran mal de la HIPOCRESÍA, sino que además supo como tratarlo.
VERDAD: En el confesionario él pedía el completo descubrimiento de sus hijos espirituales.
CREDIBILIDAD: Es el primer fruto de la verdad.
CONFIANZA: Se convierte en el resultado de la credibilidad. ÉL quería que sus hijos confiaran en la palabra de
Cristo.
JUSTICIA: La confianza lleva directamente al ejercicio de la justicia. El respeto por las personas y a la propiedad
sigue naturalmente.
AMOR: Entra libremente donde hay verdad, credibilidad, confianza y justicia.
PAZ: Se la puede disfrutar donde la justicia y el amor llenan el corazón y la mente.
El magnífico ejemplo del Padre Pío en aplicar estos seis pasos para lograr la rectitud y la conducta cristiana
erradica todo vestigio de hipocresía. El mal que destruye familias, sociedades y naciones.
HUMILDAD
Dios, que está siempre pronto para confundir la sabiduría de este mundo, desciende entre nosotros en la más
grande abyección, renuncia hasta a nacer en la humilde casita de José, renuncia incluso a un modesto alojamiento
entre parientes y conocidos en la ciudad de Judá y, casi deshecho de los hombres, pide refugio y socorro a viles
animales, escogiendo su establo para lugar de su nacimiento, su aliento para calentar su tierno cuerpecillo. (Epist.
IV, 972).
Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son
verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones.
Para atraernos, Nuestro Señor nos regala un multitud de gracias que nosotros pensamos nos pueden llevar
fácilmente al cielo. Mas, no sabemos que para crecer necesitamos del pan básico: la cruz, la humillación, las
pruebas y las negaciones.
¿Has visto un campo de trigo maduro? Verás que algunas espigas son altas y fuertes y otras se doblan hacia el
suelo. Tomas las altas, las vanidosas y verás que están vacías; en cambio si tomas las bajas, las más humildes,
verás que están cargadas de granos. Podrás deducir que la vanidad está vacía.
Si necesitamos paciencia para tolerar las miserias ajenas, más aún debemos soportarnos a nosotros mismos.
Es humildad suma no sólo reconocer nuestra abyección, sino amarla.
Hijas mías, pobreza quiere decir humildad; y humildad, pobreza. Cuando la Santísima Virgen dice en el Magnificat:
“Porque ha mirado la humildad de su esclava”, ella quiere decir: Ha mirado mi pobreza y nulidad. Además, hay
alguna diferencia entre la virtud de la humildad y la pobreza, pues la humildad es el reconocimiento de la propia
pobreza. Ahora bien, el sumo grado de humildad consiste no sólo en reconocer la propia pobreza, sino en amarla.
A esto las exhorto.
Si obras bien, alaba y dale gracias al Señor por ello; si te acaece obrar mal, humíllate, sonrójate ante Dios de tu
infidelidad, pero sin desanimarte; pide perdón, haz propósito, vuelve al buen camino y tira derecho con mayor
vigilancia.
Padre Pío al padre Benedicto
le decía, entre otras cosas: “Mantenga siempre muy firmes en su interior la
humildad y la ca
ridad, que son las vigas maestras de tan gran edificio (…). La primera es la más baja, la otra la
más alta. La conservación de todo el edificio depende de los fundamentos y del tejado” (Epist. I, 1139)
El 14 de octubre de 1912 escribía al padre Agustín: Reconozco sin la menor dificultad que no existe nada en mí que
haya podido atraer las miradas de nuestro dulcísimo Jesús. Es su bondad, y sólo ella, la que ha colmado mi alma de
tantos bienes (…) Padre mío, si el conocimiento que tiene de mí suscita en usted algún pensamiento que no sea de
compasión, diríjalo, se lo ruego, al que yo tanto amo, como signo de reconocimiento y de gratitud (Epist. I, 307s)
27
Un día, los religiosos bromeaban, en presencia del Padre Pío, hablando de la gloria de Bernini y haciendo algunas
alusiones a él. La respuesta del venerable Padre fue inmediata:
“Antes que suba yo a la gloria de Bernini, lo hará
hasta el mismo Lucifer.” Estas afirmaciones no eran falsos alardes de humildad sino el convencimiento profundo de
no ser nada.
Para Andrés Lo Guercio, que viniera de América a visitarlo, escribió en una imagen del Sagrado Corazón:
“La
humildad y la pureza son las alas que nos llevan hacia Dios y casi nos divinizan. No se olviden que un malhechor que se
sonroja de sus actos está más
cerca de Dios que un hombre de bien que se sonroja de tener que trabajar.”
Acuérdate: Está más cerca de Dios el malhechor que se avergüenza de sus fechorías, que el hombre honesto que
se avergüenza de hacer el bien.
En tus diarias infidelidades, humíllate, humíllate, humíllate siempre. Cuando el Señor te vea humillado hasta el
suelo, te tenderá su mano. Él mismo pensará en atraerte hacia Él.
Si has construido mal; destruye y reconstruye bien.
El amor propio, la propia estima, la falsa libertad de espíritu, son raíces que no pueden arrancarse del corazón
fácilmente; pero puede impedirse que produzcan sus frutos, que son los pecados. Porque sus brotes y salidas, o
sea las primeras sacudidas y primeros movimientos, no pueden impedirse del todo mientras estamos en este
mundo; pero se puede, y en esto debemos poner todo nuestro cuidado, moderar y disminuir su ímpetu y manera
con la práctica asidua de la virtud contraria, y particularmente de la humildad, de la obediencia y del amor a Dios.
La humildad y la caridad son compañeras inseparables. La una glorifica, la otra santifica.
La humildad y la caridad son las piedras maestras, todas las demás virtudes dependen de ellas: la una es la más
alta, la otra la más baja. La duración de un edificio depende de sus cimientos y de su tejado. Si practicamos la
humildad y la caridad, no se nos hará cuesta arriba el ejercicio de las demás virtudes. Estas son las madres de
todas las virtudes. Estas siguen a aquellas como los pollitos a sus madres.
Es necesario cultivar con solidez estas dos virtudes: la dulzura con el prójimo y la santa humildad con Dios.
Si Dios te reserva los sufrimientos de Su hijo y quiere hacerte experimentar tu debilidad, humíllate ante Él y no te
desanimes. Dirígete a Él, incluso cuando caigas por debilidad, con plegarias de resignación y de esperanza.
Agradécele los beneficios con que te enriquece.
A quien padecía angustia le razonaba: Lo importante es caminar con sencillez ante el Señor. No pidas cuenta a
Dios, ni le digas jamás: ¿Por qué?, Aunque te haga pasar por el desierto. Una sola cosa es necesaria: Estar cerca
de Jesús. Si nos cita en la noche no rehusemos las tinieblas.
Pon especial cuidado en no desalentarte nunca al verte rodeado por males espirituales. Si Dios permite que
tropieces con alguna debilidad, no es para abandonarte, es sólo para reafirmar tu humildad y hacerte más atento
para el futuro.
Limpia tu corazón de toda pasión terrenal. ¡Humíllate en el polvo y reza! Así encontrarás con certeza a Dios, que te
dará serenidad y paz en esta vida y eterna beatitud en la otra.
En el éxito, mantén la humildad.
La humildad es verdad. La verdad es humildad.
Humíllate constante y amorosamente ante Dios y los hombres. Dios habla a quien se humilla y lo enriquece de dones.
Humillémonos bajo la Mano poderosa de Dios, aceptando con buena cara las tribulaciones que nos manda, para
que pueda exaltarnos el día de su llegada.
Ante todo, honrar y rendir pleitesía a Dios. Esto puede hacerse Sin que Él nos hable ni nosotros le hablemos, pues
se cumple con esta obligación reconociendo que Él es nuestro Dios y nosotros sus viles criaturas, postradas
humildemente ante Él y esperando sus órdenes.
Amad y poned en práctica la sencillez y la humildad.
HUMOR Y ANÉCDOTAS PADRE PÍO
¡CUIDA POR DÓNDE CAMINAS!
Un hombre fue a San Giovanni Rotondo para conocer al Padre Pío pero era tal la cantidad de gente que había que
tuvo que volverse sin ni siquiera poder verlo. Mientras se alejaba del convento sintió el maravilloso perfume que
emanaba de los estigmas del padre y se sintió reconfortado.
Unos meses después, mientras caminaba por una zona montañosa, sintió nuevamente el mismo perfume. Se paró
y quedó extasiado por unos momentos inhalando el exquisito olor. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que estaba al
borde de un precipicio y que si no hubiera sido por el perfume del padre hubiera seguido caminando... Decidió ir
inmediatamente a San Giovanni Rotondo a agradecer al Padre Pío. Cuando llegó al convento, el Padre Pío, el cual
jamás lo había visto, le gritó sonriendo:-
“¡Hijo mío! ¡Cuida por dónde caminas!”
28
DEBAJO DEL COLCHÓN
Una señora sufría de tan terribles jaquecas que decidió poner una foto del Padre Pío debajo de su almohada con la
esperanza de que el dolor desaparecería. Después de varias semanas el dolor de cabeza persistía y entonces su
temperamento italiano la hizo exclamar fuera de sí: -
“Pues mira Padre Pío, como no has querido quitarme la
jaqueca te pondré debajo del colchón como castigo”. Dicho y hecho. Enfadada puso la fotografía del padre debajo
de su colchón.
A los pocos meses fue a San Giovanni Rotondo a confesarse con el padre. Apenas se arrodilló frente al
confesionario, el padre la miró fijamente y cerró la puertecilla del confesionario con un soberano golpe. La señora
quedó petrificada pues no esperaba semejante reacción y no pudo articular palabra. A los pocos minutos se abrió
nuevamente la puertecilla del confesionario y el padre le dijo sonriente: “No te gustó ¿verdad? ¡Pues a mí tampoco
me gustó que me pusieras deb
ajo del colchón!”
EL SALUDO “GRANDE, GRANDE”
Una hija espiritual del Padre Pío se había quedado en San Giovanni Rotondo tres semanas con el único propósito
de poder confesarse con él. Al no lograrlo, ya se marchaba para Suiza profundamente triste, cuando se acordó que
el Padre Pío daba todos los días la bendición desde la ventana de su celda. Se animó con la idea de que por lo
menos recibiría su bendición antes de partir y salió corriendo hacia el convento.
Por el camino iba diciendo para sus adentros: “Quiero un saludo grande, grande, sólo para mí”. Cuando llegó se
encontró con que la gente se había marchado pues el Padre había dado ya su bendición, los había saludado a
todos agitando su pañuelo desde su ventana y se había retirado a descansar. Un grupo de mujeres que rezaban el
Rosario se lo confirmaron. Era inútil esperar. La señora no se desanimó por eso y se arrodilló con las demás
mujeres diciendo para sí: “No importa, yo quiero un saludo grande, grande, sólo para mí”. A los pocos minutos se
abrió la ventana de la celda del Padre y éste, luego de dar nuevamente su bendición, se puso a agitar una sábana
a modo de saludo en vez de usar su pañuelo. Todos se echaron a reír y una mujer comentó: “-¡Miren, el padre se
ha vuelto loco!” La hija espiritual del padre comenzó a llorar emocionada. Sabía que era el saludo “grande, grande”
que había pedido para sí.
EL VIGILANTE Y LOS LADRONES
“Unos ladrones merodeaban en mi barrio, en Roma, y esto me impedía ir a visitar al Padre Pío. Al final me decidí
después de h
aber hecho un pacto mental con él: “Padre, yo iré a visitarte si tú me cuidas la casa...”.
Una vez en San Giovanni Rotondo, me confesé con el Padre y al día siguiente, cuando fui a saludarle, me
reprendió: “¿Aún estás aquí? ¡Y yo que estoy sudando para sostenerte la puerta!”
Me puse de viaje inmediatamente, sin haber comprendido qué había querido decirme. Habían forzado la cerradura,
pero en casa no faltaba nada.”
EL ZAPATAZO
Una vez un paisano del Padre Pío tenía un fuertísimo dolor de muelas. Como el dolor no lo dejaba tranquilo su
esposa le dijo: “¿Por qué no rezas al Padre Pío para que te quite el dolor de muelas?? Mira aquí está su foto,
rézale”. El hombre se enojó y gritó furibundo: “¿Con el dolor que tengo quieres que me ponga a rezar???”
Inmediatamente cogió un zapato y lo lanzó con todas sus fuerzas contra la foto del Padre Pío.
Algunos meses más tarde su esposa lo convenció de irse a confesar con el Padre Pío a San Giovanni Rotondo. Se
arrodilló en el confesionario del Padre y, luego de decir to
dos los pecados que se acordaba, el Padre le dijo: “¿Qué
más recuerdas?” “Nada más”, contestó el hombre. “¿¿Nada más?? ¡¿Y qué hay del zapatazo que me diste en
plena cara?!”
¿ESPERAS QUE ME CASE YO CON ELLA?
El Padre Pío estaba celebrando una boda. En el momento culminante del acto el novio, muy emocionado, no
atinaba a pronunciar el “Sí” del rito.
El Padre esperó un poco, procurando ayudarlo con una sonrisa, pero viendo que era en vano todo intento, exclamó
con fuerza: “¡¿En fin, quieres decir este “sí” o esperas que me case yo con ella?!”
LAS LLAGAS
Una vez le preguntaron si le dolían las llagas y él contestó: ¿Pensáis que están aquí de adorno?
LOS CONSEJOS DEL PADRE PÍO
Un sacerdote argentino había oído hablar tanto sobre los consejos del Padre Pío que decidió viajar desde su país a
Italia con el único objeto de que el padre le diera alguna recomendación útil para su vida espiritual. Llegó a Italia,
se confesó con el padre y se tuvo que volver sin que el padre le diera ningún consejo. El padre le dio la absolución,
lo bendijo y eso fue todo.
Llegó a la Argentina tan desilusionado que se desahogaba contando el episodio a todo el mundo. “No entiendo por
qué el padre no me dijo nada”, decía, “¡y yo que viajé desde la Argentina sólo para eso!” “-El Padre Pío lee las
conciencias y sabía que yo había ido con la esperanza de que me diera alguna recomendación”, etc., etc.
29
Así se quejaba una y otra vez hasta que sus fieles le empezaron a preguntar: “Padre, ¿está seguro que el padre
Pío no le dijo nada? ¿No habrá hecho algún gesto, algo fuera de lo común??” Entonces el sacerdote se puso a
pensar y finalmente se acordó que el Padre Pío sí había hecho algo un poco extraño. “- Me dio la bendición final
haciendo la señal
de la cruz sumamente despacio, tan despacio que yo pensé: ¿es que no va a acabar nunca?”,
contó a sus fieles. “¡He ahí el consejo!”, le dijeron, “Usted la hace tan rápido cuando nos bendice que más que una
cruz parece un garabato”. El sacerdote quedó contentísimo con esta forma tan original de aconsejar que tenía el
Padre Pío.
¡PADRE, RUEGUE POR MIS HIJITOS!
Una señora muy devota del Padre Pío nunca se iba a dormir sin haberle encomendado antes a sus hijos. Todas las
noches se arrodillaba frente a la ima
gen del Padre y le decía: “Padre Pío, ruegue por mis hijitos”. Después de tres
años de rezar todos los días la misma jaculatoria pudo ir a San Giovanni Rotondo. Cuando vio al Padre le dijo:
“Padre, ruegue por mis hijitos”. “Lo sé, hija mía”, le dijo el Padre, “¡hace tres años que me vienes repitiendo lo
mismo todos los días!”
¡POR DOS HIGOS!
Una señora devota del Padre Pío comió un día un par de higos de más. Asaltada por los escrúpulos, pues le
parecía que había cometido un pecado de gula, prometió que iría en cuánto pudiera a confesarse con el Padre Pío.
Al tiempo se dirigió a San Giovanni Rotondo y al final de la confesión le dijo al padre muy preocupada: “Padre,
tengo la sensación de que me estoy olvidando de algún pecado, quizá sea algo grave”. El Padre le dijo: “No se
preocupe más. No vale la pena. ¡Por dos higos!”
PRESTE
MÁS ATENCIÓN AL VIENTO
Una hija espiritual del Padre Pío leía una carta del Padre Pío en el camino. El viento sopló llevándose consigo la
carta, hasta un declive. De pronto la carta se detuvo, debajo de una piedra, y la mujer recuperó la carta. Cuando
vio al Padre Pío éste le dijo: "Usted tiene que prestar más atención al viento la próxima vez. Si yo no hubiera
puesto mi pie en la carta, ésta se hubiera perdido".
UN CALVO
“No había remedios para mi cabello que iba desapareciendo de mi cabeza, y sinceramente me disgustaba quedar
calvo. Me dirigí al Padre Pío y le dije: “Padre, ruegue para que no se me caiga el cabello”.
El Padre en ese momento bajaba por la escalera del coro. Yo lo miraba ansioso esperando una contestación.
Cuando estuvo cerca de mí cambió el semblante y con una mirada expresiva señaló a alguien que estaba detrás y
me dijo: “Encomiéndate a él”. Me di vuelta. Detrás había un sacerdote completamente calvo, con una cabeza tan
brillante que parecía un espejo. Todos nos echamos a reír.
UN NIÑO Y LOS CARAMELOS
Un niño, hijo de un guardia civil, deseaba tener un trencito eléctrico desde hacía mucho tiempo. Acercándose la
fiesta de Reyes, se dirigió a un retrato del Padre
Pío colgado en la pared, y le hizo esta promesa: “Oye, Padre Pío,
si haces que me regalen un trencito eléctrico, yo te llevaré un paquete de caramelos”.
El día de los Santos Reyes el niño recibió el trencito tan deseado.
Pasado algún tiempo, el niño fue con su tía a San Giovanni Rotondo. El padre Pío, paternal y sonriente, le
preguntó: “- Y los caramelos, ¿dónde están?”
¡Y TÚ TE BURLAS!
Una devota del Padre Pío se arrodillaba todos los días frente a la imagen del padre y le pedía su bendición. Su
marido, a pesar de ser también devoto del padre, se moría de la risa y se burlaba de ella pues consideraba que
aquello era una exageración. Todas las noches se repetía la misma escena entre los esposos. Una vez fueron los
dos a visitar al Padre Pío y el se
ñor le dijo: “Padre, mi esposa le pide su bendición todas las noches”. “Lo sé”,
contestó el Padre, “¡y tú te burlas!”
30
I
IEROGNOSIA
El Padre Pío fue capaz de reconocer si un hombre era un sacerdote y si los objetos estaban bendecidos. Los
fenómenos de Ierognosia fueron otro importante carisma del Padre Pío.
Un día unas señoras vestidas con chaqueta y corbata al cuello estuvieron en la Sacristía; con los hombres, en
espera de la llegada del Padre Pío. Él fue justo a la primera fila. El Padre Pío en cuanto las vio les dijo:
"Reverendo, han venido "disfrazadas",
“pero no tenéis que avergonzaros de venirme a visitar, la próxima vez
pueden venir vestidas de cura."
A un joven que fue vestido con pantalones y yérsey, el Padre Pío le dijo que volviera vestido de San Domenico.
Confuso e incómodo, el joven confesó delante de todos ser un Sacerdote Dominicano.
A veces, cuando al Padre Pío le presentaban los objetos, coronas del Rosario, medallas, imágenes sagradas, con
la solicitud de bendecirlos, el Padre devolvió al solicitante algún objeto con la aclaración: "Éste ya ha sido
bendecido". Y era cierto.
El Padre Pío se daba cuenta si el agua había que bendecirla o si ya estaba bendita. Una vez alguien le presentó
una botella con agua de Lourdes, él, sin hacer preguntas, la llevó a sus labios y la besó.
El tranviario romano al que la Virgen apareció en una gruta de las tres fuentes de Roma, la Virgen de la
Revelación, un día fue a buscar al Padre Pío. He aquí su testimonio: "Cuando fui a su presencia - no nos
encontramos nunca - le di un sobre sin decirle qué contenía. El Padre Pío lo tomó, lo apretó al pecho con amor y
no me lo devolvió. El sobre contenía un poco de la tierra de la gruta de las Tres Fuentes."
IGLESIA
Siempre estén cerca de la Iglesia Católica, porque solamente la Iglesia te puede ofrecer verdadera paz, ya que la
Iglesia es la única que tiene a Jesús en el Santísimo Sacramento, el único y verdadero Príncipe de la Paz.
¡Obsérvense en los Templos las normas estrictas queridas por Dios! ¡Nada de nudismo, de cabezas descubiertas y
de mujeres con pantalones! El Señor escogió su venida al mundo, cuando en Palestina las mujeres llevaban la
cabeza siempre cubierta y los hombres vestían túnica y manto.
Los Templos están desiertos. Ya no sientes atractivo alguno en buscar a Aquél que anda siempre en busca de la
oveja descarriada. Pero aquellos que van al Templo, ¡con cuánta prisa e irreverencia están en la presencia de Dios
que está vivo y verdadero en el Tabernáculo!
Algunos, habiendo contraído cierta costumbre, entran al Templo con tanta desatención, con tanto desgano, con
tanta ligereza en el vestir y en el trato... que profanan el Lugar Santo de Dios.
Una vez acompañé un grupo de niños de Agnone en viaje a San Giovanni Rotondo, por el calor los niños
usaban pantalón corto. Hice entrar a los niños en el huerto para que los bendijera. El Padre Pío, apenas los vio con
los pantalones cortos, los apartó diciendo: Id primero a vestiros. Después añadió: Deben aprender desde pequeños
a conservar su propia dignidad.
Otro día fue a confesarse un hombre vestido con un jersey de manga corta. El Padre Pío, apenas lo vio,
exclamó:
“Muchacho, o te alargas las mangas o te recortas los brazos”.
A monseñor Octavio Michelini: Te vi a ti, hijo mío, Don Octavio, sí, también te vi con tu Cruz seguir al Cordero
por el camino del Calvario, te vi con tu fardo de tribulaciones, sobre los hombros mientras anunciabas a la Iglesia el
problema central de la Pastoral, dado de lado por un buen número de Pastores y por un grandísimo número de
sacerdotes, que en nombre de no sé qué reforma o de cuál Concilio se han prometido cambiar todo, reestructurar
todo: Biblia, Evangelio, Tradición, poniendo aparte a Cristo, Verdadero Dios y verdadero hombre, por lo cual, cada
vez más abiertamente, de Cristo aceptan sólo su Humanidad y prácticamente rechazan y niegan su Divinidad.
Pretender reestructurar a Dios, reestructurar la Doctrina y la Moral, quiere decir haber alcanzado el más alto nivel
de la presunción y de la soberbia al que el hombre puede llegar.
Hijo
mío,
no
es
que
la
Iglesia
en
el
pasado
no
haya
conocido
hombres del molde de tantos teólogos presuntuosos de
este siglo, pero estos hombres aparecían en el escenario de la Iglesia en tiempos sucesivos, jamás un número tan
grande apareció en un mismo siglo, y jamás pusieron en discusión toda la Revelación y toda la Ley, por lo cual,
como ayer se te dijo, hoy se ha perdido el sentido del Bien y del Mal, de lo licito y de lo ilícito.
31
EL ENEMIGO NO PREVALECERÁ...
¿Cuánto tiempo, hijo mío, ha empleado Satanás para preparar su inmenso y complejo plan de materialización de la
Iglesia y del mundo? Milenios, pero en estos dos últimos siglos, en nombre del progreso y sirviéndose del mismo
progreso
material,
ha
acelerado
los
tiempos
con
los
medios
que el progreso de las cosas ha puesto a disposición de
la humanidad
y,
por
tanto,
también
de
la
Iglesia.
Ha
acelerado su mortífero plan de demolición de aquella Iglesia, a la
que siempre
ha
odiado,
aun
antes
de
que
el
Salvador
la
pusiera
como
Sacramento
de
salvación
en
medio
de
la
humanidad.
Ha logrado éxito el enemigo feroz en su intento y en su propósito de demoler la obra de Dios sólo en parte, porque
no se le permitirá ir más allá del límite decretado, esto es, no prevalecerá, pero el daño causado a las almas es
ciertamente incalculable, es superior a toda capacidad de entender por mente humana.
Es inútil, hijo, adelantar una respuesta al por qué de todo esto, la respuesta ya se te ha dado y repetido muchas
veces. Hijo mío Don Octavio, tú has sido elegido como instrumento de la Providencia divina para proponer
nuevamente el verdadero problema de la Pastoral, porque él debe estar a la base de toda actividad eclesial,
porque ninguna renovación o regeneración sería posible sin
cimentarla
sobre
los
sólidos
e
infranqueables
principios
de la Fe y de la Moral.
EL VIENTO DE LA PURIFICACIÓN YA SOPLA
Hijo mío Don Octavio, los milenios ante Él son menos que un instante que pasa, y la actual situación de la
Iglesia
es
como
la
de
una
nublada
y
brumosa
mañana
de
otoño: aire estancado, nula visibilidad, tantos accidentes y tanto
malestar, luego se levanta el viento que barre el frío y la molesta y densa niebla y he aquí de nuevo el sol a brillar
para infundir confianza a las almas cansadas y abatidas. El viento de la purificación ya sopla y ya hinche el cielo de
nubes cada vez más oscuras, luego el temporal,
la
tempestad
que
todo
lo
arrollará,
que
destruirá
las necias e
enloquecidas esperanzas del enemigo; después, el sol de la nueva era de paz y de justicia, el sol que iluminará a
la tierra con una nueva luz, luz jamás vista ni conocida. El calor del sol volverá fecunda la tierra como en la vida lo
fue.
Hijo mío, la bondad divina te ha reservado este privilegio de divisar todo y ver el éxito de la victoria después de la
áspera lucha predicha por ti, y por ti vivida, luego subirás también tú a la Casa del Padre para cantar con nosotros
eternamente las alabanzas de Dios, para proclamar la Potencia, la Gloria, el Honor por los siglos eternos y así sea.
Hijo mío, Él te mira con amor, Ámalo, ámalo, hijo, síguelo hasta la Cumbre.
32
J
JUSTICIA
Procura que el triste espectáculo de la injusticia humana no turbe tu alma. La injusticia, globalmente considerada,
también tiene su valor. Sobre ella verás surgir un día el triunfo infalible de la justicia divina.
No permitas que la triste visión de las injusticias humanas entristezca tu alma, también ellas en los planes divinos
tienen su valor. Y un día verás triunfar por encima de ellos la infalible JUSTICIA DE DIOS."
¡No debemos juzgar con facilidad a un alma que humildemente ama, sirve y se sacrifica para la gloria de Dios!
Ya no es la Justicia, mi buena hija, es el Amor crucificado que te crucifica y te quiere asociada a sus amarguísimas
penas y sin más apoyo que el de las angustias de la desolación. La justicia nada tiene que vengar en ti, pero sí en
otros, y tú, víctima, debes por los hermanos aquello que falta todavía en la Pasión de Jesucristo.
No dejo de recordar siempre que Dios todo lo ve y al final juzga.
¡Hay que temblar por la Justicia de Dios en estos últimos tiempos!
¡El Señor es misericordiosísimo, pero es también inexorable en su Infinita Justicia! ¡Dichosos los que conocen el fin
para que han sido creados ¡Pero qué pocos son éstos!
33
L
LEVITACIÓN
La Levitación puede definirse como el fenómeno de que una persona se alza de la tierra y es suspendido en el aire; y
también el poder levitar objetos. Tal fenómeno es obviamente un don; dado por Dios a los Místicos de la Santa
Iglesia
Católica.
San
José
de
Copertino,
por
ejemplo,
era famoso por el fenómeno de levitación y también el Padre Pío de
Pietrelcina tenía tales dones. El Padre Pío era visto a menudo por sus hermanos; mientras él se alzaba en la oración,
sobre la tierra.
En Bari, ciudad de Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, se encontraba la oficina principal de las Fuerzas
aéreas americanas de la Orden General. Se dirigieron muchos funcionarios para ver al Padre Pío durante la
guerra. Incluso el Comandante General había sido un protagonista de un episodio asombroso. El funcionario
imponente americano; quiso llevar un escuadrón de bombarderos para destruir, un depósito de material de guerra
alemán, que se había localizado cerca del San Giovanni Rotondo. El General dijo, "cuando los aviones estaban
cerca del blanco, sus hombres y él, vieron en el cielo, un monje con las manos alzadas. Las bombas que habían
dejado caer, lejos. Habían desplomado los bosques. Los aviones habían invertido el curso. Todos se preguntaron
quién era ese monje a quién los aviones habían obedecido. Alguien le dijo al General, "en San Giovanni Rotondo
un monje hacía milagros", y él decidió que, en cuanto el país hubiera sido librado, él averiguaría quién era el monje
que ellos habían visto en el cielo. Después de la guerra el general fue al convento de los Capuchinos con algunos
pilotos. Entrando en la Sacristía, el General se encontró delante de varios monjes, entre ellos inmediatamente
reconoció al monje que había detenido sus aviones: Era el Padre Pío.
El Padre Pío caminó hacia él y cuando lo tuvo cerca, le dijo: "¿Usted es, por consiguiente, quién quiso matarnos a
todos
nosotros?"
Revelado
por
la
mirada
y
por
las
palabras
del Padre, el General se arrodilló delante de él. Como de
costumbre
el
Padre
Pío
le
habló
en
dialecto,
pero
el
General
se convenció de que el monje le había hablado en inglés.
Éste era otro don del Padre Pío. Todos se
miraron;
y
el
General
y
sus
amigos,
que
eran
protestantes se convirtieron al
catolicismo.
Testimonio del Padre Ascanio: -"Nosotros estábamos esperando al Padre Pío que tenía que venir a confesar a
los penitentes
.
La
Sacristía
estaba
llena
de
gente
y
todos
estábamos
pendientes de la puerta para ver cuando entrara el
Padre Pío. La puerta estaba cerrada; cuando de repente, yo vi al padre Pío que caminó sobre las cabezas de las
personas; dirigiéndose luego para el confesionario: posteriormente desapareció. Después de algunos minutos,
comenzó a confesar. Yo no dije nada, y pensé que estaba soñando, pero
cuando
me
lo
encontré
le
pregunté:
Padre
Pío,
¿cómo usted
ha
logrado
caminar
sobre
a
las
cabezas
de
las
personas?
Ésta era su respuesta cómica: "Puedo
asegurarte, mi niño, igual que caminar en un suelo..."
LÍMITES
En el mundo, todo tiene límites. Sólo Dios no tiene límites... ni pasado, ni futuro. Él es el Increado, el Omnipotente,
el Omnisciente, el Abismo Infinito que no se llena jamás. No podéis, por lo tanto, evitar su mirada sobre vosotros.
Él lo ve todo y con la misma medida de tiempo con que lo hubiereis medido, seréis sin duda medidos en el último
día, cuando os diga en su inmensa Majestad, con derecho de Padre de todos los pueblos: ¡Id, malditos, al fuego
eterno! ¡No os conozco!
LUCHA
Sean constantes, permanezcan en la nave en que se han embarcado y que vengan tempestades. Jesús está con
ustedes, no perecerán.
Me asusto frente a tanto luchar, tiemblo y me violento siempre, y estoy seguro de que, gracias a Dios, no me dejo
ganar. (Ep. I, 910)
Cuando el cielo está sereno y brilla el sol, el hombre se siente feliz de poder obrar cómodamente, sin encontrar
obstáculos; pero cuando el cielo se presenta oscuro y amenaza con una lluvia torrencial, entonces sí que el
hombre
toma
precauciones
de
defensa...
siempre
y
cuando lo quiera.
Combatamos fuerte con el alma fuerte. El premio no estará lejos.
Hay que ser valientes para ser grandes: es nuestro deber.
La
vida
es
una
lucha
que
no
podemos
abandonar,
pero hay
que vencer.
Para revestirse de Jesús es necesario despojarse de sí mismos.
No nos tiene que asustar la lucha con el enemigo. Cuanto más íntimamente unidos estamos a Dios, más se
amilana nuestro adversario. Ánimo, por tanto.
34
Caminad entre vientos y mareas, pero con Jesús.
¡Qué alegría en las batallas espirituales! Es suficiente saber combatir para tener certeza de victoria.
¿Cuándo terminará, Señor, esta lucha intestina entre satanás y mi pobre alma?
El corazón bueno es siempre fuerte; sufre pero disimula sus lágrimas y se consuela sacrificándose por el prójimo y
por Dios.
Es cierto, se me lanzan encima como hienas; me aprietan la mano como una morsa, me tiran de los brazos, me
comprimen por todas partes para intentar vencerme; me veo perdido, me duele y debo ser muy duro, pero si no me
comporto así, me matan.
Me encuentro en las manos del demonio, que se esfuerza por sacarme de los brazos de Jesús. ¡Qué lucha! Pero
no me importa; yo no me cansaré de rezar a Jesús y a la Virgen María.
El mundo es un lugar de tránsito. Se debe saber luchar para desprenderse de las cosas fugaces.
Es urgente que la humanidad sea sacudida y despierte. Que
no
duerma
en
el
pantano
de
la
culpa;
que
reconozca
la
omnipotencia de Dios tres veces Santo, y que de su corazón mane leche y miel en vez de odio.
35
M
MARÍA SANTÍSIMA
Seamos inmensamente gratos a la Virgen. ¡Ella nos dio a Jesús!
Si no hubiera Fe los hombres te llamarían diosa. Tus ojos
resplandecen
más
que
el
sol;
eres
hermosa,
Madre,
me
glorío, ¡Te quiero!
Oye, Madre, yo te quiero más que a todas las criaturas de la tierra y del cielo;... después de Jesús, es claro; te
quiero tanto. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Seamos inmensamente gratos a la Virgen. ¡Ella nos dio a Jesús!
En el cielo estoy en constante coloquio con Dios para salvar las almas, pero especialmente recurro a la Reina del
Cielo y de la tierra, María. Junto a ella desempeño mi misión.
Te recomiendo ocuparte actualmente de cómo poder honrar siempre más a la gran Madre de Dios y Madre
nuestra. Si estuvieses en el cielo y vieras todo lo impuro que hay en el corazón del hombre, y cómo el hombre
quisiera desbaratar los planes de Dios manifestados en la Redención humana por medio de María Inmaculada, tú
desearías precipitarte, si te fuese posible, sobre la tierra, para manifestar al mundo la verdad infalible del Verbo
Encarnado en el seno purísimo de la Virgen María, por obra y virtud del Espíritu Santo.
¡Qué os sirva de gran ayuda el Corazón Inmaculado de María,
última
áncora
de
salvación
para
los
hijos
extraviados!
¡Cómo
llora
y
sangra
su
Corazón
Maternal
al
veros
alejados
de su Jesús! Recurrid a Ella con confianza para que os
conduzca de nuevo a Jesús. Ella os guiará al puerto de salvación.
«¡Acudid a la Virgen, haced que sea amada!
MEDITACIÓN
Ten paciencia y persevera en el santo ejercicio de la meditación, contentándote de comenzarlo poco a poco, hasta
que
tus
piernas
te
consientan
correr,
mejor
todavía,
tus alas, volar. Date por satisfecha obedeciendo.
Conténtate, por ahora, de ser una abeja recién nacida. Pronto crecerás y serás abeja adulta y producirás miel.
Cuando andes mal de tiempo, es mejor la meditación que la oración, pues es más fructuosa.
Quien no medita es como el que no se mira nunca al espejo. No le importa salir desaliñado, pues, aún sin saberlo,
puede haberse ensuciado.
El que medita, dirige sus pensamientos a Dios, espejo de su alma. Trata de conocer sus defectos. Hace lo posible
por corregirlos. Frena sus impulsos. Ordena su conciencia.
¿Por qué os afligís si no llegáis a meditar tal y como quisierais? La meditación no es un medio para elevarse hac ia
Dios,
sino
un
fin.
Tiende
a
Amar
a
Dios
y
al
prójimo.
Amad
a
Dios
con
toda
vuestra
alma
y
sin
reservas.
Amad
al
prójimo
como a vosotros mismos y habréis conseguido el fin principal de la oración.
La primera parte os sirva para la segunda, pero cuando el buen Dios os sitúa ya en la segunda, no queráis
retroceder, lo estropearías todo.
Es para conmoverse de agradecimiento ante el sublime misterio
que
atrae
al
Corazón
de
Jesús
hacia
su
criatura
.
Se
ha dignado encarnarse, vivir con nosotros nuestra mísera vida. Esforcémonos en considerar dignamente su tenaz
entusiasmo y la dureza de su apostolado, en recordar lo horroroso de su Pasión, de su Martirio, en adorar su
Sangre, realmente ofrecida, hasta la última gota, para redimir el género humano.
Aunque no logréis hacer una meditación perfecta, no desistáis por ello. Si las distracciones se multiplican, no os
desaniméis.
Ejercitaos
en
la
paciencia,
os
enriquecéis
lo mismo.
Determinad cuánto durará la meditación y no capituléis antes de tiempo, incluso a costa de grandes sacrificios.
Hay que tener el corazón abierto hacia el cielo y esperar el rocío celestial.
Sábete
que
cuando
uno
busca
precipitada
y
ansiosamente
una cosa perdida, la tocará, la verá cien veces y ni se
enterará.
De
este
vano
e
inútil
desasosiego,
no
obtendrás
más que gran cansancio de espíritu e imposibilidad de
concentrarte en el objeto de la meditación y, como consecuencia, frialdad interior y embotamiento, especialmente
en la afectividad del alma. No hay más remedio que éste: dejar esa ansiedad, pues es uno de los mayores
traidores que la verdadera virtud y la devoción
pueden
tener. Finge
enfervorizarse
con
el
bien
obrar, pero no lo hace.
Nos enfría espiritualmente, nos impide correr y por esto, como te he dicho mil veces de viva voz, hay que estar
precavidos especialmente en la oración.
36
Si puedes hablar al Señor, háblale, alábalo, escúchalo. Si, por sentirte principiante en los caminos del espíritu, no
te
atreves
a
hablarle
,
no
te
disgustes
,
entretente
,
a
guisa
de cortesano, en la cámara regia, y reveréncialo. Él,
viéndote, agradecerá
tu
presencia,
tu
silencio,
y
otra
vez
te
consolará, tomará tu mano, saldrá contigo a paseo por su
jardín de oración. El estar a Su lado ya es una gracia.
La persona que medita y vuelve su espíritu a Dios, que es
el
espejo
de
su
alma,
despista
a
sus
faltas,
las
corrige
lo
mejor que puede y pone en orden su conciencia.
A un teólogo que le consultó le dijo: En los libros se busca a Dios, en la meditación se lo encuentra.
Cuando le decía que yo (C. M.) no daba importancia a la meditación y que la sustituía con la lectura, me
decía:
¡Mala señal!… Los santos lloraban cuando no podían meditar. Leer es comer, meditar es asimilar.
La verdadera causa por la que no siempre consigues hacer bien tus meditaciones...
está en que...
te pones a meditar con
cierto
nerviosismo
y
con
gran
ansiedad
por
encontrar
algo
que
pueda
hacer
que
tu
espíritu
permanezca
contento
y
consolado;
y esto es suficiente para que no encuentres nunca lo que buscas y no fijes tu mente en la verdad que meditas... cuando
uno busca con prisas y avidez un objeto perdido, lo tocará con las manos, lo verá cien veces con los ojos, y nunca lo
advertirá. Por ello es necesario salir de esta ansiedad. (Con otras palabras está en una carta, pero esta es más clara)
MENTIRA
Es pecado la mentira, no la verdad.
La mentira es el engendro de satanás.
Si no causan daño al prójimo, lo causan a nuestra alma. Dios es verdad
MÉRITOS
Un hombre pidió al Padre Pío que curase a su madre. Le mostró su retrato y le dijo: "Padre, si yo lo merezco,
bendígala". El Padre Pío le contestó: "Ma, che mérito. En este mundo, ninguno de nosotros merecemos nada. Es el
Señor, en su infinita bondad quien es tan amable como para colmarnos de sus dones, porque todo lo perdona".
MIEDO
El miedo es peor que el mal mismo.
La debilidad de mi ser me hace temer y sudar frío.
Los temores provienen de parte del hombre y de su colaboración. La oración y la paz no son aguas de la tierra,
sino del cielo. Es necesario, entonces, crear las disposiciones personales con toda diligencia, es necesario tener el
corazón abierto hacia el cielo, esperar que de allí venga el rocío celestial.
MILAGRO
Hecho
sobrenatural
debido
al
poder
divino.
El
Padre
Pío
siempre
insistía
en
darle
gracias
al
Señor,
único
autor
de
los
milagros.
Sólo se transcriben unos pocos de los tantos milagros del Padre Pío, casos de bilocación, de levitación, de apariciones, de
clarividencia, de su perfume y del ángel de la guarda.
El primer milagro del Padre Pío sucedió en el año 1908, él vivía en el convento de Montefusco. Envió a su tía
Daría de Pietrelcina unos alazanes, en una bolsa, frutos que había recogido en el bosque. Ella comió los alazanes
y guardó la bolsa de recuerdo. Unos días más tarde, ella buscaba algo en un cajón dónde su marido tenía polvo.
Como era de noche se alumbró con una vela, el cajón se incendió. La tía se quemó la cara, presa del dolor tomó la
bolsa que habían contenido los alazanes del padre Pío y se la puso en la cara. Repentinamente desaparecieron las
heridas de la quemadura de su rostro, y con estas el dolor.
La ciega que ve. Gemma De Giorgi nació en 1939, en Agrigento. Después de tres meses de su nacimiento se
dieron cuenta que sus ojos no tenían pupilas. La declararon ciega porque sin pupilas no podía ver.
Una monja escribió al Padre Pío y ésta una noche soñó con él, que le decía: "¿Dónde está esta Gemma por quien con
tantas plegarias me ha aturdido la cabeza?" La monja en sueños se la presentó, y el Padre Pío después de haberle
hecho la señal de la cruz sobre los ojos, desapareció. Lo primero que hizo la monja fue escribir a la abuela de la niña.
Partieron para San Giovanni Rotondo el 5 de junio de 1947. Mientras el tren recorría el trayecto la niña tuvo la impresión
de ver algo. Fueron a confesarse con el Padre Pío La abuela le recomendó que en el momento de la confesión le pidiera
la gracia de su curación, pero se olvidó. El Padre Pío le tocó los ojos con la parte del estigma, haciendo la señal de la
cruz. La abuela preocupada permaneció rezando en la iglesia y al verla llorando, el Padre Pío le dijo: "La niña no debe
llorar y tampoco tú debes preocuparte. Gemma ve". Durante el viaje de regreso comenzó a ver. En Cosenza la abuela la
llevó a un oculista quien le dijo que en esas condiciones no podía ver: "... sin pupilas una persona no puede ver no
entiendo porque esta niña ve". Los médicos no pudieron explicar lo que sucedía.
Años más tarde Gemma se convirtió en monja.
El nombre completo es Anna María Gemma di Giorgio, que nació en la Nochebuena de 1939. Hay una película del
Padre Pío en la que los ojos de Gemma se ven bien, con las opacidades, sin pupilas.
37
Otro testimonio, de un señor que contó: "Mi madre vino de Foggia y era una de las primeras hijas espirituales
del Padre Pío. Ella le había pedido al Padre Pío la conversión y protección de mi padre"; cuando en abril de 1945 lo
iban a fusilar. Él se encontraba delante del pelotón de fusilamiento; cuando de pronto vio al Padre Pío delante de él
para protegerlo. El comandante del pelotón dio la orden de disparar; pero ningún tiro se disparó de los rifles que lo
apuntaban Los siete miembros del pelotón y su comandante, sorprendidos, verificaron sus rifles y no encontraron
ningún problema. Así que el pelotón; apuntó de nuevo a mi padre, y el comandante pidió a sus soldados disparar
de nuevo. Y nuevamente ocurre lo mismo. Los rifles no funcionaron. Esta realidad misteriosa e inexplicable
interrumpió la ejecución. Mi padre regresó a casa y se convirtió, recibió los santos sacramentos en San Giovanni
Rotondo cuando fue a agradecer al Padre Pío. De esta manera mi madre obtuvo los milagros que ella siempre
había pedido al Padre Pío: ¡la conversión de su marido!"
Había una mujer tan noble y buena en San Giovanni Rotondo que el Padre Pío dijo que era imposible encontrar
cualquier falta en su alma para perdonar. En otros términos; ella vivió para ir al cielo. Al final de la Cuaresma, Paolina,
estaba tremendamente enferma. Los doctores no daban esperanzas. Su marido y sus cinco niños fueron al convento a
orar al Padre Pío y pedirle ayuda. Dos de los cinco niños tiraron del hábito del Padre Pío y lloraron. ¡Pío Padre se
perturbó; e intentó consolarlos y prometió orar por ellos, nada más! Algunos días después, al principio de la Séptima
hora, las cosas cambiaron. De hecho él pidió por Paolina, para que sanara y dijo a todos: "Ella se recuperará el Día de
Pascua. Pero durante el viernes santo, Paolina perdió la conciencia, y el sábado entró en estado de coma; finalmente,
después de algunas horas Paolina murió. Algunos de sus parientes tomaron su traje de novia para ponérselo según una
vieja tradición. Otros parientes corrieron al convento para pedirle un milagro al Padre Pío. Él les contestó: "Ella resucitará"
y fue al altar para dar la Santa Misa. Cuando el Padre Pío empezó a cantar el Gloria y el sonido de las campanillas que
anuncian la resurrección de Cristo, la voz del Padre Pío rompió en llanto y sus ojos estaban llenos de lágrimas. En el
mismo momento Paolina resucitó y sin ninguna ayuda ella bajó de la cama, se arrodilló y oró tres veces el Credo. Luego
se levantó y sonrió. "Ella resucitó". De hecho el Padre Pío no había dicho, "ella se recuperará" sino "ella resucitará".
Cuando le preguntaron, que le pasó durante el tiempo que ella estaba muerta, contestó: "Yo subí, subí, subí; hasta que
entré en una gran luz, y de pronto regresé."
El pan fue racionado en Italia mientras duró la Segunda Guerra Mundial. Como es de imaginar en el convento
del Padre Pío comían no sólo los frailes sino muchos pobres. En una oportunidad sólo quedaban dos libras de pan.
Oraron antes de sentarse a comer, cuando el Padre Pío llegó más tarde trajo muchísimo pan. El Superior le
preguntó al Padre Pío: "¿Dónde ha encontrado pan?" El Padre Pío contestó: "me los dio un peregrino en la puerta".
Nadie habló, pero todos pensábamos que sólo el Padre Pío podía encontrar a ese peregrino...
Durante la segunda guerra mundial, el hijo de la señora Luisa; Oficial de la Marina Real Británica, era motivo de
angustia para su madre; pues ésta oraba todos los días por la conversión y la salvación de su hijo. Un día llegó un
peregrino inglés a San Giovanni Rotondo, y trajo algunos periódicos ingleses. Luisa quiso leerlos. Ella leyó la noticia del
hundimiento del barco en que su hijo viajaba. Llorando va a ver al Padre Pío quien la consoló inmediatamente: ¿Quién le
ha dicho que su hijo está muerto? De hecho, el Padre Pío, le pudo explicar exactamente el nombre y la dirección del
hotel en donde estaba su hijo, después de que él escapó del naufragio en el Atlántico. Él se acomodó en ese Hotel,
mientras esperaba un nuevo cargo. Inmediatamente Luisa le envió una carta; y a los 15 días, su hijo le respondió.
En el jardín del convento había varios tipos de árboles, el Padre Pío disfrutaba en la sombra, junto con sus
amigos. Un día el Padre Pío estaba hablando con algunas personas cuando muchos pájaros comenzaron a cantar.
Los pájaros habían compuesto una sinfonía. El Padre Pío se molestó, y mirando a los pájaros les dijo: "silencio "
En ese mismo instante, los pájaros, los grillos y las cigarras se quedaron callados. Las personas que estaban en el
jardín, se encontraban profundamente sorprendidas ya que el Padre Pío había hablado a los pájaros, al igual que
San Francisco.
Nunca era necesario repetir la misma frase al Padre Pío. Bastaba con pedírselo mentalmente. El esposo de esta
buena mujer se encontraba muy enfermo. Ella corre al convento en busca de ayuda. Pero no sabía como localizar al
Padre Pío, pues para una confesión, había que esperar hasta tres días. Así durante la Santa Misa ella estuvo todo el
tiempo de pie y caminaba de un lado al otro de la Iglesia. Finalmente decidió decirle su problema, y pidió en ese instante
la ayuda del Padre Pío a Nuestra Señora. Así, al final de la Santa Misa, cruzó nuevamente la iglesia para hablar con él...
Finalmente ella logró alcanzar el corredor por donde el pasaría. En cuanto el Padre Pío la miró, le dijo: "Mujer que poca
fe, ¿cuándo pedirá mi ayuda finalmente? ¿Usted piensa que yo soy sordo? Usted ya me lo ha dicho cinco veces, cuando
estaba delante de mí, detrás de mí, a mi derecha y a mi izquierda. ¡Yo entendí! ¡Yo entendí! ¡Vaya a su casa! Todo está
bien. Cuando llegó a su casa; su esposo estaba completamente sano.
Testimonio del Padre Honorato: "Yo fui a San Giovanni Rotondo con un amigo en motocicleta. Llegué al convento
algunos minutos antes del mediodía. Dando mis respetos al superior, me dirigí al confesionario a saludar al Padre Pío y
besar su mano. Debe tenerse en cuenta que mi modelo de motocicleta se llamaba "avispa". Al verme el Padre Pío me
dijo: "Muchacho, ¿la "avispa" lo pinchó?"Yo estaba bastante sorprendido: de hecho el Padre Pío no me había visto
cuando llegué al convento, pero él sabía qué tipo de transporte yo usaba. La mañana siguiente nosotros dejamos a San
Giovanni Rotondo con mi "avispa" y partimos a San Miguel, el pueblo cercano a San Giovanni Rotondo. El tanque de
gasolina iba vacío, por lo que nosotros decidimos llenarlo en Monte San Angelo. Pero en cuanto nosotros alcanzáramos
38
ese pueblo pequeño se nos presentó un problema: todas las bombas de gasolina estaban cerradas. De manera que
decidimos regresar a San Giovanni Rotondo. Realmente nosotros esperamos encontrar a alguien en el camino que
pudiera darnos un poco de gasolina. En primer lugar yo estaba angustiado por mis hermanos del convento, porque iba a
llegar tarde a la hora del almuerzo; cosa que no es gentil... Pero sin la gasolina, a los pocos kilómetros, la moto empezó a
hacer ruido y se detuvo. Verificamos el tanque, y estaba vacío. Con tristeza le dije a mi amigo, que teníamos sólo diez
minutos para llegar al convento y almorzar con nuestros hermanos. No encontrábamos ninguna solución, y por esta
razón, mi amigo, dio un puntapié al pedal. ¡Increíble! ¡La motocicleta arrancó de nuevo! Emprendimos inmediatamente el
viaje a San Giovanni Rotondo sin preguntarnos la razón de porque la motocicleta había arrancado sin gasolina. Cuando
llegamos a mitad del convento la motocicleta paró de nuevo. Destapamos el tanque y vimos que todavía estaba seco.
Asombrados miramos nuestros relojes: era diez minutos antes de la hora del almuerzo. Significaba que nosotros,
habíamos cubierto quince kilómetros en un promedio de 180 kilómetros por hora. ¡Sin la gasolina! Yo entré al convento
mientras los hermanos estaban bajando para el almuerzo, y cuando fui a buscar al Padre Pío, éste, se quedó mirándome
y se reía.
Un señor de Ascoli Piceno (una ciudad italiana) dijo: "Hacia el fin de los años 1950, yo fui a San Giovanni Rotondo
con mi esposa, a la confesión, y antes de que yo recibiera la absolución, después del consejo del Padre Pío efectué la
penitencia. Por la tarde estaba todavía en el convento y el Padre Pío me vio de nuevo y me dijo: ¿Usted todavía está
aquí? "Mi ratón no arrancó" le contesté: ¿Qué es exactamente el ratón? el Padre Pío preguntó: "Es mi automóvil"
contesté. "Vamos y démosle una mirada" me dijo. Él me invitó a dejar el monasterio, cosa que nosotros hicimos sin
ningún problema. Nosotros viajamos toda la noche y por la mañana siguiente, lo llevé al mecánico. Quién me dijo,
después del chequeo; que el sistema eléctrico del automóvil estaba descompuesto. Y él no me creyó cuando le dije que
yo había viajado con el automóvil toda la noche. De hecho era imposible cubrir doscientas millas, entre San Giovanni
Rotondo y Ascoli Piceno, con el carro en aquél estado, entonces yo comprendí que el Padre Pío me había ayudado, yo
le agradecí en mi mente, y estoy seguro que me ha escuchado.
MISERICORDIA DE DIOS
Es tiempo de gran corrupción en el mundo, pero es también tiempo de gran Misericordia por parte de Dios, que
sigue esperando que sean utilizados sus méritos infinitos.
Todas las desgracias son hijas de la culpa. El hombre traicionó a Dios... pero la misericordia de Dios es grande...
un
solo
acto
de
amor
a
Dios
tiene
tanto
valor
ante
Sus ojos, que de muy buena gana lo recompensaría con el don de la creación...
¡Arrojaos confiadamente a los pies y a los brazos de vuestro Padre Celestial! Él os acogerá; jamás rechaza al alma
arrepentida. Decidle de todo corazón: Señor, ¿qué queréis que haga?
A un sacerdote de su comunidad: En cuanto al estado de aquellas almas por las que se ha interesado,
preguntándome, he aquí lo que el tiernísimo Jesús se ha designado darme a entender. Aquella alma que vivió pecadora
fue vencida al fin de su vida por la divina gracia. De aquellas otras dos almas el Señor nada ha dicho hasta el presente.
¡Qué bueno es, querido Padre, nuestro tiernísimo Jesús! ¡Oh, si todos los hombres comprendiesen su Amor!
A una hija espiritual: Humíllese, pues, ante la Majestad de Dios y dele gracias continuamente a tan buen Señor,
de tantos favores con los que sin cesar enriquece su alma y confíe cada vez más en su divina Misericordia. No
tema, vuelvo a repetirle en el Señor; Quien le ha ayudado hasta ahora continuará hasta su salvación.
A la hermosa y riquísima Luisa V., que se había acercado a San Giovanni Rotondo por pura curiosidad, y se
sintió invadida nada más llegar de un dolor tan grande por sus pecados que se deshace en lágrimas en medio de
la iglesia. El padre se le acerca y le dice: Tranquila, hija mía, la misericordia no tiene límites y la Sangre de Cristo
lava todos los crímenes del mundo.
MISIÓN
Palabras del Padre Pío, que se vuelven oración y clarificación: Tú, Señor Dios, me escondiste a los ojos de
todos en el convento; y, desde entonces, habías confiado a tu hijo una grandísima misión, misión que sólo te es
conocida a ti y a mí.
El Padre Pío volvió a pregonar la misión que tiene todo hombre al nacer y, en particular, destacó su misión:
Todos hemos venido al mundo con una misión a cumplir… Yo, como religioso y sacerdote, tengo una misión que
cumplir: como religioso, la observancia perfecta y amorosa de mi regla y de mis votos. Como sacerdote, la mía es
una misión de propiciación: propiciar a Dios en favor de la familia humana.
MUERTE
Oh, muerte, yo no sé quién puede temerte, ya que por ti, la vida se abre para nosotros.
Escribía a los 23 años: Desde hace mucho tiempo me parece que las cosas de aquí abajo no tienen más
atractivos para mí… Me atrae la idea de la muerte, que me parece estar cerca.
Tenía 25 años y escribía: El vivir aquí abajo me aburre. Es tan amargo el tormento de vivir en el destierro, que casi, casi
no puedo más. El pensamiento que en todo instante podría perder a Jesús me causa una inquietud inexplicable.
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La muerte no es tal para los que hayan vivido la vida de Cristo, sino que es vida. El alma es el centro vital de todo
el ser humano. Apenas deja, el cuerpo, se lanza como flecha hacia Dios, Fuente de vida para iniciar la vida sin fin...
Siendo así, las almas en gracia de Dios no deben experimentar ninguna especie de terror al aproximarse la hora
suprema de su encuentro con el Creador". Mensaje a un alma privilegiada.
C. M. Después de la muerte de mis padres dije al Padre que sentía mucho miedo de la muerte y del juicio de Dios.
Me respondió: “El amor excluye el temor. Y, después de todo, ¿por qué temer el juicio? No juzgues y no serás
juzgada. Haz el examen de conciencia cada noche”. Con frecuencia me asaltaba el miedo a la muerte. Pido a
Jesús más amor para superar el miedo.
¿Cómo puede llamarse "muerto" al que ha alcanzado la verdadera vida, la eternidad? El alma inmortal abandona
sus despojos mortales, o sea el cuerpo, para gozar de la verdadera felicidad. Muertos son los que viven alejados
de Dios, sin vivir la verdadera vida, esto es: la gracia divina. El alma muerta a la gracia, viviendo en las tinieblas,
tiene su cuerpo como un cadáver ambulante, sin consistencia esencial. Toda la vida que anima al cuerpo es la
sustancia real emanada de la vida del alma. De ahí que el título de muerte, para los seguidores de Cristo, es
absurdo. Se debería llamar "tránsito" "viaje a la casa paterna".
MUJER
El sexo femenino es el sexo delicado y debería vivir su delicadeza, esto es, la gentileza del sentimiento en los
actos de expresión. Su comportamiento, más sensible que el del varón, debería ser manifestación de su pureza y
de su discreción personal.
¡Oh mujeres, no frecuentéis las playas con vuestro contagio pecaminoso! ¡Queréis atraer la mirada del hombre y,
en cambio, lo ofuscáis! ¡Vuestro modelo sea la belleza, la virtud y el candor de la Virgencita Celestial! ¡No sigáis a
Satanás, corruptor maléfico y provocativo! ¡No adornéis con ligereza vuestro cuerpo, que un día se convertirá en
horror y hedor de los sepultureros!
¡Sed cautas, prudentes, y no insensatas! Recitad con frecuencia la siguiente plegaria: ¡Toda hermosa, pura, santa
e inmaculada eres, oh María... ruega para que se salve esta pobre alma mía...!
40
O
OBEDIENCIA
Obedeced prontamente. No os importe la edad ni la santidad del superior. Para lograr obedecer, imaginad que
obedecéis a Nuestro Señor.
Obedecer a los superiores es obedecer a Dios.
El Padre Pío nuevo Beato escribía a uno de sus superiores: Actúo solamente para obedecerle, pues Dios me
ha hecho entender lo que más le agrada a Él, que para mí es el único medio de esperar la salvación y cantar
victoria. (Epist. I, p. 807)
A
uno
de
sus
hijos
espirituales,
que
quería
emprender
su
defensa
(en
una
de
las
situaciones
difíciles de su
vida) de un modo inaceptable, y por tanto humillante para la Iglesia, le escribe: Si te tuviera cerca te
estrecharía contra mi pecho, me dejaría caer a tus pies para suplicarte y te diría: deja que sea el Señor quien
juzgue las miserias humanas y regresa a tu nulidad. Déjame que cumpla la voluntad del Señor, en la cual confío
totalmente. Deposita a los pies de nuestra Madre, la Iglesia, todo lo que puede acarrearle perjuicios y tristeza.
A un coronel que le pidió al Padre Pío dejarle ver la llaga de la mano, el venerado Padre, con humildad y
amor, respondió sencillamente: Hijo mío, no puedo. Me lo han prohibido los superiores. Y yo les debo obedecer.
Nuestro cuerpo es un jumentillo. Tenemos que apalearlo, pero no demasiado, pues lo baldaríamos y no podría
continuar llevándonos.
Al padre capuchino Basilio de Mirabello Sannitico: Usted siga obedeciendo y así se habrá asegurado el mejor
premio que pueda esperar un alma amante de Jesús.
El anhelo de llegar a la paz eterna es bueno y santo, pero hay que moderarlo con la sumisión a los designios
divinos. Mejor es hacer en la tierra la voluntad divina, que gozar del paraíso.
ORACIÓN
Sólo quiero ser un fraile que reza... Dios ve las manchas también en los ángeles, ¡Cómo verá las mías!
El que ora se salva; el que no ora, se condena.
Padre Pío pasaba en oración toda la noche, decía: Cuanto vosotros dormís en una noche yo lo duermo en todo
un año.
Las plegarias de los santos en el cielo y de los justos en la tierra son cual perfume de duración eterna.
Reza, espera y no preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración.
La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave que
abre
el
corazón
de
Dios.
Háblale
a
Dios,
no
sólo
con
tus
labios,
sino
con
tu
corazón.
Más
aún,
hay
momentos
en
que solamente debieras hablarle con el corazón.
La potencia de Dios triunfa sobre todo; pero la humilde y dolida oración triunfa sobre el mismo Dios; detiene su
brazo, apaga su rayo, lo desarma, lo vence, lo aplaca y casi que lo somete y lo hace amigo. (Epist. II, 486)
Se ha perdido la ruta por no querer emplear un poquito de tiempo con Dios. El orar os provoca fastidio. Estáis muy
apegados al mundo y ya no sentís necesidad de Dios.
Lo
imaginas
lejos
de
vosotros
y
por
eso
lo
mantenéis
arrinconado como si no existiese.
Lo que le falta a la humanidad, repetía con frecuencia, es la oración.
La oración es el pan y la vida del alma; es el respiro del corazón, no quiero ser más que esto, un fraile que ama.
Todas las oraciones son buenas, siempre que vayan acompañadas, por la recta intención y la buena voluntad.
Yo invito a las almas a orar y esto ciertamente fastidia a Satanás. Siempre recomiendo a los Grupos la vida
cristiana,
las
buenas
obras
y,
especialmente,
la
obediencia
a la Santa Iglesia.
¿Que debo hacer para orar bien? le preguntó una hija espiritual: El don sagrado de la oración está en manos
del Salvador. Cuanto más te vacíes de ti mismo, es decir, del apego de los sentidos, de tu amor propio y de tu
propia voluntad, entrando en la santa humildad, más se comunicará Dios con tu corazón.
La oración debe ser insistente, pues la insistencia denota Fe.
Hay que estar precavidos especialmente en la oración y, para lograrlo con más facilidad, no olvidemos que las
gracias y gozos de la oración no son agua de la tierra, sino del Cielo y, por consiguiente, no bastan todas nuestras
fuerzas para hacerlas caer, aunque si es necesaria una diligente disposición, siempre humilde y tranquila.
41
La segunda razón que debe movernos hacia la presencia de Dios es para hablarle y escuchar Su voz, que nos
llega
por
medio
de
inspiraciones
e
iluminaciones
interiores,
procurándonos grandísimos gozos, pues es una gracia
excepcional hablar con Señor tan excelso que, cuando nos responde, derrama sobre nosotros sus preciosos
aromas, embriagándonos de alegría.
Las gracias y los gozos de la oración no son aguas de la tierra, sino del cielo. Todos nuestros esfuerzos no son
suficientes para hacerlas caer, pero es igualmente necesario preparamos con la mayor diligencia, serena y
humildemente. Hay que tener el corazón constantemente abierto en espera del rocío celestial. No olvides este
consejo en la oración, pues te acercará a Dios y te ayudará a mantenerte en su presencia.
Cuando notéis que aumenta el peso de la Cruz, insistid en la oración, para que Dios os consuele. Comportándoos
de esa manera no obráis en absoluto contra la voluntad de Dios, sino que acompañáis, para obtener alivio, a su
mismo Hijo, que también oró a su Padre en el Huerto.
Si Dios no os alivia, estad preparados para someteros a Su voluntad divina, lo mismo que Cristo.
Una señora le preguntó qué oración era más apreciada por Dios. Él contestó: "Toda oración es buena cuando es
sincera y continua".
Toda oración es preciosa, si se hace con recta intención y buena voluntad.
¡Reavivad vuestra Fe! ¡Orando, os salvareis!
Hay que progresar, jamás retroceder en la vida espiritual. Si
no,
nos
acaece
como
a
la
nave
que,
en
vez
de
adelantar,
se
para. El viento se encargará de hacerla retroceder.
¿Por qué os tiene que preocupar el que Jesús os quiera llevar a la patria celestial por los desiertos o por los
campos, si por los primeros o por los segundos se llega del mismo modo a la eterna bienaventuranza?
Cuando te encuentres ante Dios en la oración, considera tu verdad, háblale si puedes, y si no, quédate allí, hazte
ver y no te angusties.
¡Oh, almas negligentes... valorad vuestra existencia! ¡Haced de ella un gran tesoro para la vida eterna!
La oración es el desahogo de nuestro corazón en el de Dios.
El sagrado don de la oración, hijita mía, está en la mano derecha del Salvador, y a medida que te vacíes de ti
misma, del aprecio a tu cuerpo y a tu voluntad, y vayas arraigando en la santa humildad, el Señor irá llenando tu
corazón con el don de la oración.
Lo que le falta a la humanidad, es la oración.
Orad y sacrificaos, para que vuestro sacrificio produzca abundantes frutos de bendición y florezca una Raza Nueva
que alegre vuestros corazones.
Los medio para vencer: El mundo os llamará fanáticos, locos y criaturas miserables; amenazarán haceros vacilar
en vuestra constancia con su elocuencia engañosa. Y los tramposos intrigantes del infierno intentarán ganaros con
sus astutos engaños. Luchad con humildad y silencio; combatir con las almas de las buenas obras; ORACIÓN,
SACRIFICIOS Y CON LA CONVICCIÓN INTERIOR DEBER. Buscad refugio en la Madre de la Gracia, para que el
flagelo inevitable resulte una victoria sobre el infierno y para que mis ángeles puedan dar la bienvenida en
las
eternas
venturas
del
Padre
a
las
ovejas penite
ntes…
Quien
ora
mucho
se
salva;
quien
ora
poco,
está
en
peligro;
quien
no
ora
se
condena.
¡Lo
que
cuenta
y
merece
premio,
es
la voluntad, no el sentimiento! ¡Es mejor amar sin el sentimiento, que saber que se es amado!
¡Orad, orad, orad! ¡Buscad a vuestro Cristo, pendiente de la Cruz, todo llagado y ensangrentado por vuestro
rescate, por vuestra salvación! ¡Dad validez y no anuléis tantos preciosísimos méritos infinitos! ¡No viváis más de
ingratitud, de insensibilidad.
Orad, orad al Señor conmigo, porque todo el mundo tiene necesidad de oraciones. Y cada día, cuando más sienta
vuestro corazón la soledad de la vida, orad, orad juntos al Señor, ¡porque también Dios tiene necesidad de
nuestras oraciones!".(Su intención era crear un ejército de personas que hicieran oración, que fueran "levadura" en
el mundo con la fuerza de la oración)
A Antonietta Vona, hija espiritual, el 4 de junio de 1918: En este estado de aflicción sigue orando por todos, y
sobre todo por la exaltación de nuestra santa Madre, la Iglesia; y por los pobres pecadores, para reparar tantas
ofensas a este divino Corazón” (Epist. III, 862)
ORGULLO
El amor propio es hijo de la soberbia y más malicioso que su madre.
Es tal el orgullo del hombre
—dice el Padre Pío—, que cuando es feliz y poderoso se cree igual a Dios. Pero en la
desgracia, librado a sus solas fuerzas, se acuerda del Ser Supremo.
42
¿Has visto alguna vez un campo de trigo ya sazonado? Habrás observado que hay espigas tiesas y lozanas, otras
inclinadas. Escoge alguna de las más tiesas, de las más vanidosas: están vacías. Elige alguna entre las inclinadas,
entre las humildes: están bien granadas. La vanidad es vacuidad absoluta.
El hombre es tan soberbio que, teniendo medios y salud, cree ser Dios, incluso superior a Él. Cuando, por
cualquier razón, se encuentra ante su nulidad, solamente entonces se acuerda que existe un Ser Supremo.
OSMOGENESIA
La osmogenesia es un carisma poseído por algunos Santos. Tal carisma, en algunas circunstancias permitió percibir
a distancia perfumes particulares. Tales perfumes son definidos como olores de santidad. El Padre Pío poseyó tal
carisma y tales fenómenos fueron tan frecuentes para él que la gente común fue acostumbrada a definirlos como los
Perfumes del Padre Pío. A menudo el perfume emanó de su persona, de los objetos que tocó o de sus vestidos.
Otras veces el perfume fue perceptible en los lugares por donde pasó.
A fray Modestino que le preguntó a qué se debía, le respondió: Hijo mío, no soy yo. Es el Señor quien obra. Él
lo hace sentir cuando quiere y a quien quiere. Todo sucede si y como agrada a Él.
Un día un conocido médico sacó de la llaga del costado del Padre Pío una venda que fue usada para taponar la
sangre. Él guardó la venda en un estuche para llevarla al laboratorio de Roma, para analizarla. Durante el viaje, un
Oficial y otras personas que estuvieron con él dijeron sentir el perfume que generalmente el Padre Pío emanaba.
Ninguna de aquellas personas sabía que el médico tenía en el bolso la venda empapada de la sangre del Padre
Pío. El médico conservó aquel paño en su estudio, y el extraño perfume impregnó por largo tiempo el entorno,
tanto que los pacientes que fueron de visitas pidieron explicaciones.
Cuenta una señora: - Mi marido tuvo un accidente de transito y fue transportado moribundo al hospital de Tarento.
Los médicos dijeron que no podían salvarlo. Cuando fui a visitarlo, cada día rogué delante de un monumento del
Padre Pío que estaba en el jardín del hospital. El "Santo" un día, para darme la señal de haber acogido mis
súplicas, me hizo sentir un maravilloso perfume
de
azucenas.
Desde
aquel
momento
las
condiciones
de
mi
marido
mejoraron
y
se
han
encaminado
hacia la completa curación.
43
P
PACIENCIA
Desechemos, si verdaderamente queremos llegar al cielo, toda inquietud y angustia ante las tribulaciones espirituales o
temporales de cualquier parte que provengan, pues el desasosiego contraría la acción del Espíritu Santo en nuestras
almas. Tengamos siempre presente lo que nos advirtió Jesús: Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas.
Cuanto más limpia esté de angustias e inquietudes, tanto más perfecta será la paciencia. Si Dios quiere prolongar
el tiempo de prueba, no os quejéis ni investiguéis el porqué.
No perdemos la paciencia, si en lo más agudo del dolor, cuando éste se hace insoportable y superior a nuestras fuerzas,
le pedimos al Señor que nos libre de él. Ni se pierde el mérito del sufrimiento que se ofrece pidiendo esto a Dios.
Siendo pacientes, no sólo nos encontraremos a nosotros mismos, sino también nuestra alma, y en ella a Dios.
Guardad en lo más hondo del espíritu las palabras de Nuestro Señor: "A fuerza de paciencia, poseeréis vuestra alma".
La paciencia es tanto más perfecta cuanto menos se mezcla con inquietudes y desasosiegos
PAZ
Recuerda que la paz del espíritu puede conservarse también en medio de todas las tempestades de la vida presente. La
paz, apréndelo muy bien, consiste fundamentalmente en la concordia con nuestro prójimo, al que le deseamos toda
clase de bienes; consiste además en la amistad con Dios, mediante la gracia santificante; y la prueba de que estamos
unidos a Dios es la certeza moral de no haber cometido pecado mortal, que es un peso en nuestra alma. La paz, en fin,
consiste en haber conseguido la victoria sobre el mundo, el demonio y las propias pasiones( Epist. II, 189)
A su hija espiritual María Gargani: Nosotros no adquiriremos la perfecta dulzura y caridad, si no la ejercitamos
entre repugnancias, aversiones y disgustos. La verdadera paz no consiste en el combate, sino en el vencer. Los
que han sido derrotados ya no combaten y, además, no tienen la verdadera paz. (Epist. III, 329)
Estemos muy alerta para no turbarnos jamás por el temor de que pueda ocurrirnos algún desgraciado accidente,
temor que nunca está exento de imperfección, porque siempre tiene su origen en el egoísmo y en el amor propio.
Además, cuando frecuentes y directos son los asaltos del enemigo, que aprovecha nuestra connatural debilidad
que nos impide seguir con fidelidad la senda de la virtud. El enemigo de nuestra salvación sabe demasiado bien
que una señal evidente de la asistencia divina es la paz del corazón, y por eso no deja escapar ocasión alguna de
hacérnosla perder. Estemos, pues, siempre alerta en este punto. Jesús nos ayudará.( Epist. I, 603)
No daremos nunca un paso adelante en esta virtud (la sencillez n. d. r.), si no tratamos de vivir en una santa e
inalterable paz. Llevadero es el yugo de Jesús, ligera es su carga, por tanto no demos ocasión al enemigo para
que se insinúe a nuestro corazón para arrancarnos esta paz. La paz es simplicidad del espíritu, serenidad de la
mente, tranquilidad del alma, vínculo del amor. La paz es orden, es armonía entre todos nosotros; es un goce
continuo que brota del testimonio de la buena conciencia; es alegría santa de un corazón en el que reina Dios. La
paz es camino hacia la perfección; más aún en la paz se encuentra la perfección, y el demonio, que conoce muy
bien todo esto, hace hasta lo inimaginable para arrebatarnos la paz» (Epist. I, 607)
No daremos nunca un paso adelante en esta virtud (la sencillez, n.d.r.) si no tratamos de vivir en una santa e
inalterable paz.
Llevadero es el yugo de Jesús, ligera es su carga, por tanto no demos ocasión al enemigo para que se insinúe a
nuestro corazón para arrancarnos esta paz.
La paz es simplicidad del espíritu, serenidad de la mente, tranquilidad del alma, vínculo del amor.
La paz es orden, es armonía entre todos nosotros; es un goce continuo que brota del testimonio de la buena
conciencia; es alegría santa de un corazón en el que reina Dios.
La paz es camino hacia la perfección; más aún en la paz se encuentra la perfección, y el demonio, que conoce
muy bien todo esto, hace hasta lo inimaginable para arrebatarnos la paz. (Epist. I, 607)
PERDÓN Y LA PENITENCIA
Nadie es juez en causa propia.
¡La esperanza en Su inagotable misericordia nos sostenga en la conjura de pasiones y adversidades!
Acerquémonos confiados al tribunal de la penitencia donde Él, como Padre, nos espera siempre. Consciente de
nuestra insolvencia, no dudemos del perdón que solemnemente se nos otorga. Pongamos sobre nuestros pecados
una lápida, cono la ha puesto el Señor.
44
Las puertas del Paraíso están abiertas para todos. Acuérdate de María de Magdala.
La misericordia del Señor, hijo mío, supera infinitamente tu malicia.
No te asustes, pues, aunque hayas cometido todos los pecados del mundo, Jesús te repite: “Se te perdonarán
muchos pecados, porque has amado mucho.”
¡Haced un poco de penitencia!. ¡Fuera todos los pasatiempos corrompidos, diurnos y nocturnos!. Si no volviereis a
vuestro Dios, contritos y arrepentidos, seguirán vuestros pasos las sombras de la muerte.
Un pecador que le dijo: “¡Padre, he pecado tanto!, tengo miedo de perderme”, escuchó ésta contestación
del Padre Pío: Hijo mío, le has costado muy caro a Dios, para que te abandone. Ruega, espera, no te inquietes,
de nada sirve la inquietud.
¿No rezáis todos los días el Padre Nuestro? ... Perdonad y os será perdonado, de otro modo la balanza se
precipitará al suelo y os encontraréis mal frente al Divino Juez.
PEREZA ESPIRITUAL
Despertemos, pues la dejadez lo destruye todo, realmente destruye todo.
PERFECCIÓN
¡No es difícil, di más bien que es dura para nuestra naturaleza caída!
PERSEVERANCIA
Por nuestra calma y nuestra perseverancia, no sólo nos encontramos a nosotros mismos, sino también a nuestras
almas y al mismo Dios.
Recemos siempre por la santa perseverancia hasta el fin de los días.
A fray Modestino, refiriéndose a sus hijos espirituales: Diles que yo les doy todo mi ánimo, con tal de que sean
perseverantes en la oración y en las buenas obras
El Divino Maestro promete el premio, no al que empezó bien sino a aquel que persevera hasta el final. Ved el
ejemplo de Judas, que empezó bien, continuó bien, más no perseveró hasta el fin y se perdió.
¡Ay de poner la mano en el arado y después volverse atrás! Es necesario caminar, aunque el caminar a veces se
haga pesado y traiga fatigas. Esta maña de desanimar es el arte del que siempre está al acecho para descubrir el
momento oportuno a su acción demoledora. Yo, Padre Pío, he perseverado por toda la vida y no cedí nunca ni a
los halagos, ni a las insidias, ni a sus amenazas. Y no fueron sólo amenazas, sino verdaderos sufrimientos que el
Maligno me procuró en los años de mi vida y que se convirtieron en arma formidable para capturar almas, para
arrancarle almas y devolvérselas a Cristo.
PLANETAS
"Padre, dicen que en los otros planetas hay también criaturas de Dios." "¿Pues qué? ¿Querrías que no las hubiera
y que la Omnipotencia de Dios se limitase al pequeño planeta Tierra? ¿Querrías que no existieran más criaturas
que amen al Señor?" (Padre Pío)
"He estado pensando que la Tierra no es nada en comparación con los astros y todos los demás planetas."
Responde Padre Pío: "Así es. Y nosotros, salidos de la Tierra, no somos nada. Claro que el Señor no habrá,
restringido su gloria a este pequeño planeta. En otros, existirán seres que no habrán pecado como nosotros."
POBRES
En todo pobre está Jesús agonizante; en todo enfermo está Jesús sufriente; en todo enfermo pobre está Jesús dos
veces presente.
El hombre que, superándose a sí mismo, cura las llagas del hermano desventurado, eleva al Señor la más bella y
noble oración, hecha de sacrificios, de amor vivido y concretizado, de entrega absoluta en cuerpo y espíritu. ¡En
todo enfermo está sufriendo Cristo! ¡En todo pobre languidece Cristo! ¡En todo enfermo pobre, Cristo sufre y
languidece doblemente!
La grandísima compasión que mi alma siente a la vista de un pobre le hace nacer, en lo más profundo de la
misma, un vehementísimo deseo de socorrerlo… Si sé que una persona sufre…,¡ qué no haría para verla libre de
sus males! Muy a gusto aceptarí
a… todas sus aflicciones, entregando en su favor los frutos de tales sufrimientos si
el Señor lo permitiese” (Epistolario I, 462)
PORQUÉS
La manía de los ¿Por qué?, ha sido calamitosa para el mundo.
Los «porqués» han arruinado el mundo.
45
PRESENCIA DE JESÚS EN EL CORAZÓN
Confieso que para mí es una gran desgracia no saber expresar y explicar este volcán eternamente encendido que
me quema y que Jesús hizo nacer en este corazón tan pequeño.
¡Bendigo a Dios, que por su gracia, otorga santos sentimientos!
...¿Cómo es posible ver a Dios entristecerse por el mal y no entristecerse también uno?
Jesús, te quiero muchísimo; es inútil que te lo repita, te quiero mucho.
Todo lo podría resumir así: Me siento devorado por el amor a Dios y por el amor al prójimo. Dios está siempre fijo
en mi mente y grabado en mi corazón. Jamás lo pierdo de vista: me toca admirar su belleza, sus sonrisas y sus
emociones, su misericordia, su venganza o más bien el rigor de su justicia. (Epistolario I, 1247)
Jesús sea siempre el centro de nuestras aspiraciones, nos consuele en las tristezas, nos sostenga con su gracia,
ilumine nuestra mente e inflame nuestro corazón de amor divino.
Abandonaos plenamente en el Corazón Divino de Cristo, como un niño en los brazos de su madre.
Sí, amen la Cuna del Niño, pero amen el Calvario del Dios Crucificado entre tinieblas. Apretújense a Él, estén
seguras de que Jesús se halla en sus corazones más de cuanto piensan e imaginan.
¡Se debe ir a Jesús con verdadera Fe y no por rutina como para olvidarlo cuanto antes!, ¡vivir de la Fe, de aquella
Fe viva que eleva las almas a las cosas sublimes, en vez de sumergirse demasiado en la tierra!
El alma que busca y desea la visita de Dios, tiene que apartarse del bullicio del mundo. El buen Dios me encontró
a mí... solitario y en oración. Llamó a la puerta de mi corazón y yo lo acogí, pensando que era un deber el
hospedar al Señor que me había creado. Amar a Dios es el mayor deber de la vida, y yo lo comprendí desde niño,
como lo comprenden aún muchos niños, todavía no emponzoñados por el mundo.
Así respondió a una hija espiritual que se sentía desolada y en tinieblas: La gracia del Señor de que se halla
penetrada (hay gracias especiales y generales, según el Padre Pío, n. t.) sublimará su alma hasta la unión perfecta
de amor. Ahora bien, el alma, antes de llegar a esta unión, y diré a esta así transformación en Dios o casi Dios por
participación, necesita que sea purificada de sus defectos y de todas sus inclinaciones hacia las cosas materiales y
sobrenaturales, y esto no sólo en cuanto a sus actos, sino también en cuanto a sus raíces en la mayor medida
posible durante la vida presente.
Esta es la verdad y sólo la verdad. No te afanes buscando a Dios lejos de ti: está dentro de ti, contigo, en tus
gemidos; mientras le buscas, está como una madre que incita a su hijito a que la busque y ella se encuentra detrás
y con sus manos le impide que llegue.
La unión mística debe ir precedida de un íntimo y profundo “abajamiento”, que hace reconocer los pecados, los
defectos y las miserias del pasado. Pero sin abatirse porque Dios puede confortar al espíritu afligido asistiéndolo
de modo iluminativo, amoroso y suave, para hacerlo pasar de las amarguras a las dulzuras de la contemplación
(Epist. III, p. 195s.)
PRUEBAS
Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡coraje! y adelante siempre.
A alguien que se hallaba al borde de la desesperación le decía: "Por muy altas que sean las olas, el Señor es
más alto. ¡Espera!. la calma volverá."
Las pruebas a las que Dios os somete y os someterá, todas son signos palpables del amor Divino y joyas para el
alma. Pasará el invierno y llegará una interminable primavera cuyas bellezas superarán en mucho las duras
tempestades.
Las pruebas que os envía y os enviará el Señor son signos palpables del aprecio divino y joyas del alma. Pasará, hijas
mías, el invierno y llegará una interminable primavera cuyas bellezas superarán en mucho las duras tempestades.
El Señor te ama con predilección, y precisamente por esto es que te va sometiendo a todas las pruebas de su
dolorosísima pasión.
No
te
molestes
por
lo
que
te
pone
a
prueba
este
ángel
rebelde;
tu
voluntad
sea
siempre
contraria
a
sus sugerencias y no
habrá culpa, sino complacencia de Dios y ganancia para tu alma.
¡Que la Virgen, clemente y piadosa, continúe obteniéndoos, de la inefable bondad del Señor, fuerza para afrontar
hasta el final las pruebas de amor que os sobrevengan!
Alejad de vosotros toda preocupación orgullosa que brota de las pruebas con las que el buen Dios quiere visitaros;
y si esto no es posible, apartad el pensamiento y vivid resignados en todo al divino querer.
Cuando os sobrevenga alguna prueba, física o moral, el mejor remedio es pensar en Aquél que es nuestra vida,
jamás pensar en la prueba sin pensar contemporáneamente en el Otro.
46
Jesús os guía hacia el Cielo por campos o por desiertos. ¿Qué importancia tiene? Acomodaos a las pruebas que
Él quiera enviaros, como si debieran ser vuestras compañeras para toda la vida. Cuando menos lo esperéis, quizás
queden resueltas.
Es por amor que el Señor te prueba, es por amor que Él permitió a su indigno maestro estar cerca de ti en una de
estas noches pasadas, para confortarte, para aliviarte y para animarte en la durísima prueba.
A una hija espiritual: Lo mejor que puede hacer es aceptar con alegría y serenidad la prueba presente sin desear
verse liberada. Humíllese bajo la poderosa y paternal mano de Dios, aceptando con sumisión y paciencia las
tribulaciones que le envía para que pueda exaltarla dándole su gracia cuando Él la visite.
PUREZA
Acordaos de esto; gravadlo profundamente en vuestros corazones. El más bello y precioso ornamento del Padre
es la pureza virginal. La pureza penetra hasta lo más alto del Cielo, hace ver y comprender cosas sublimes; ella es
un reflejo de la claridad de Dios; da el gusto y el sabor de todo lo que es santo; tiene una intuición particular de las
cosas espirituales y genera el heroísmo de la virtud y del martirio; ella nos da ardor y entusiasmo por la salvación
de las almas. En la vida espiritual, cuanto más se corre, menos se nota el cansancio. Más aún, la paz, preludio del
gozo eterno, nos inundará, seremos verdaderamente dichosos y fuertes, a medida que, esforzándonos
constantemente, dejemos vivir a Cristo en nosotros, despojándonos de nosotros mismos.
¡Oh! ¡La pureza virginal! ¡Hasta los ángeles la envidian! Ella da a todo el ser un brillo particular.
La pureza viene del Cielo; es necesario pedirla sin cesar al Señor y tener el cuidado de no ofuscarla; es necesario
cerrar las puertas a la sensualidad de la tierra, como se trancan las puertas y las ventanas para impedir la entrada
de alguien.
PURGATORIO
El Purgatorio es un lugar de delicias, cuando se lo soporta por voluntaria elección de amor.
PURIFICACIÓN
Dios hace que aquella misma luz de contemplación que afectaba al alma de modo tenebroso y purgativo, obre en
ella de modo diverso y la afecte de modo iluminativo, amoroso y suave. Entonces el alma cambia estado y se ve
pasar de las tinieblas a la luz, de las aflicciones a la quietud, de las amarguras a las dulzuras del espíritu. Aquí
sucede que Dios le comunica contemplaciones dulces, favores muy deliciosos, quietud íntima y suave serenidad.
El alma entonces no cabe dentro de sí por la felicidad, y a veces cree que sus penas han terminado; pero, como la
purificación no se ha completado todavía, cuando menos se lo espera se encuentra de nuevo precipitada en la
dura y oscura prisión.
Entonces aquellas paradas que tienen lugar en esta purificación, aquella luz que el alma misma comprende como
tal, aquellas dulces contemplaciones que se le suelen comunicar se llaman rayo de luz.
47
R
RAZONAR
Recuerde
—dijo el Padre Pío a uno de sus hijos espirituales—, que la madre empieza a hacer caminar al niño
sosteniéndolo. Pero luego, éste debe caminar sólo. También usted debe aprender a razonar sin ayuda.
Al señor Natal Selvatici, de Bolonia: No olvide que el hombre tiene un espíritu, que tiene un cerebro para razonar y
un corazón para sentir, que tiene un alma. El corazón puede estar regido por la cabeza, pero el alma no. Por lo
tanto, debe existir un Ser Supremo que la dirija.
Por favor, os lo pido, no estropeéis la obra de Díos en vosotros. Cuando notéis que vuestra alma siente deseos
irresistibles de contemplar a Dios o en Sí mismo, o en sus atributos, dadle libertad y no pretendáis ascender hasta
Él con razonamientos y más razonamientos, primera parte de la meditación, antes bien procurad acceder
afectivamente a Dios, segunda parte de la meditación, y, osaría decir, la definitiva. La primera parte os sirva para la
segunda, pero cuando el buen Dios os sitúa ya en la segunda, no queráis retroceder, lo estropearías todo.
RECONOCIMIENTO Y AMOR A TU VOCACIÓN COMO LA MÁS HERMOSA
Reconoce y ama tu vocación como la más hermosa
Deja que los demás sigan la vocación que les ha indicado la Providencia.
Tú, preocúpate de ti misma y sígueme por el sendero más hermoso. Quiera Dios conservaros siempre en su santo
amor y haceros ascender a la más alta cima de la perfección cristiana.
Me hallo, espiritualmente, siempre entre vosotras. No puedo, por tanto, olvidarme del compromiso que tengo, ante
Dios y mi conciencia, respecto a vuestras almas.
Siempre me acuerdo de que sois mis hijas, tan débiles todavía. Ejerciendo el oficio de juez, no olvido el de padre y
médico.
Espero, mis queridas hijas de Jesús, que con la gracia divina os atengáis a cuanto os he dicho y escrito.
Tended siempre a Dios. Soy, en Él, más vuestro de lo que podéis creer. El dulce Jesús descanse siempre en
vuestro corazón y El os permita descansar también a sus pies. Jesús sea vuestra fuerza.
RECUERDO S FALTAS
A alguien se lamentaba diciendo que lo torturaba el recuerdo de sus faltas: "Eso es orgullo
—le interrumpió el
Padre
—. Es el demonio el que le inspira ese sentimiento, no es una verdadera tristeza". Siguió el otro: "Pero,
¿cómo podré discernir entre lo que viene del corazón, lo que es inspirado por Nuestro Señor y lo que, por el
contrario, proviene del diablo?" A lo que le contestó el Padre Pío: "Por este signo inconfundible: El espíritu del
demonio excita, exaspera, nos inyecta una especie de angustia, cuando la caridad nos lleva en primer lugar a
buscar el bien de nuestra alma. Luego, si ciertos pensamientos lo agitan, tengan por cierto que vienen del diablo".
A C. M.; El disgusto por nuestras faltas, para que sea agradable a Dios debe ser pacífico y resignado. Debemos
recordar nuestras faltas, pero no más de lo necesario para mantenernos en la humildad ante el Señor. Nuestras
miserias son el escaño de la divina Misericordia; nuestras impotencias, el escaño de la divina Omnipotencia. ¡Mira
(y me mostró una bella imagen del Corazón de Jesús), Él es omnipotente, pero su omnipotencia es humilde sierva
de su Amor! El Señor es Bondad infinita y está contento cuando nos ha dado todo…”
Las sombras, los temores, las persecuciones contrarias son artefactos diabólicos que debe despreciar usted en
nombre de Jesús. No dé oídos a estas tentaciones. Pertenece al enemigo hacernos creer que nuestra vida pasada
está totalmente sembrada de pecados.
Si el pasado fue bien empleado, demos gloria a Dios; si mal, detestémoslo y confiemos en la bondad del Padre
celestial. Más aún, le exhorto a tranquilizar su corazón con el pensamiento consolador de que su vida, respecto a
la parte que no ha sido bien empleada, ha sido ya perdonada por nuestro dulcísimo Dios.
RELACIÓN ÍNTIMA CON EL NIÑO JESÚS
El Padre Ignacio de Ielsi, que fue superior del convento de San Giovanni Rotondo desde el 10 de septiembre de 1922
al 25 de agosto de 1925, en su “Diario” ha escrito: “Es inútil decir con qué pasión celebra la Navidad el Padre Pío.
Está pensando siempre en ella y cuenta los días que van pasando de una Navidad a otra. El Niño Jesús le produce
una atracción especialísima. Le basta oír un villancico o una canción de cuna para elevar su espíritu a las alturas;
parece en éxtasis” (24 de diciembre de 1923)
48
En la biografía del angélico fraile de Pietrelcina se registran, documentadas, tres apariciones del Niño Jesús:
Primera Aparición (Noviembre de 1911)
Desde finales de octubre de 1911 hasta el 7 de diciembre del mismo año, el Padre Pío residió en el convento de
Venafro (Isernia) Aquí se enfermo y, según
la
declaración
del
Padre
Agostino
de
San
Marco
en
Lamis,
fue
objeto
de
varias manifestaciones diabólicas y de muchos éxtasis.
Éstos, siempre según la declaración del Padre Agostino,
“eran casi continuos: sucedían dos o tres veces al día y
duraban entre una hora hasta, a veces,
dos
horas
y
media”.
Eran siempre
precedidos
o
seguidos
por
apariciones
diabólicas
y
acompañados por visiones de Jesús, de la Virgen, de los Santos, del Ángel de la Guarda y, alguna vez,
de San Francisco.
En un éxtasis, cuya fecha no precisa el Padre Agostino, se apareció al Padre Pío el Niño Jesús. Esta aparición fue de
lo más singular y, por cuanto yo conozco, única en toda la hagiografía cristiana. El Niño Jesús apareció llagado. Ésta
es la reconstrucción de todo el éxtasis, elaborada sobre la base del informe del Padre Agostino, quien nos suministra
en su “Diario” abundantes noticias sobre el período venafrano del Padre Pío.
Una mañana el Padre Agostino llevó la sagrada comunión al Padre Pío. Éste, enfermo, estaba acostado en su cama,
en su celda, y estaba en éxtasis, por lo que no se enteró de nada. El Padre Agostino se vio obligado a despertarlo del
éxtasis, invocando la obediencia religiosa. Le dijo: “Padre Pío, por santa obediencia, recibe a Jesús de mis manos
indignas”.
Y con tono bromista y cariñoso, añadió en lengua francesa:
“Petit enfant, petit enfant!” (¡chiquitín, chiquitín!) Esas dos
palabras, repetidas, se grabaron de tal manera en la memoria del Padre Pío, que, en el éxtasis que siguió a la
comunión, siguió repitiéndolas como un eco o un estribillo.
Durante este éxtasis se le apareció Jesús en forma de niño (“petit enfant”), y el Padre Pío, altamente maravillado,
dirigiéndose a él, dijo: “Jesús mío, ¿por qué eres tan pequeñín esta mañana?… ¡De un momento a otro te has hecho
tan pequeño!…”.
Pero la admiración del Padre Pío aumentó cuando, mirando con más atención, se dio cuenta de que aquel pequeño
Niño estaba llagado. Entonces, dirigiéndose al Ángel d
e la Guarda, le suplicó: “¡Ángel mío, mira a Jesús!…
inclínate…”. El Ángel, obediente, hizo una reverencia a Jesús; pero el Padre Pío insistió: “No basta…, besa las llagas
a Jesús…”. Cosa que el Ángel hizo prontamente. Y el Padre Pío: “¡Bien!… ¡Bravo!, Ángel mío! Bravo, pequeño…
Mira, mira, se vuelve serio,… ¡se enfada! ¿Cómo te debo llamar? Pues sí, Ángel mío, perdóname, bendice a Jesús
por mí…”.
Pero el objeto de la atención del Padre Pío no era tanto el Ángel de la Guarda, cuanto más bien Jesús. Por ello se
dirigió nuevamente a él y continuó: “¡Jesús mío, Jesús mío! ¿Por qué eres tan pequeño?… Dime… Acércate un poco
más a mí…, dime, ¿sabes hablar?… ¡Eres tan pequeño!”
Continuó con el divino infante un diálogo que puede ser reconstruido en estos términos:
“Dime, Jesús, ¿he recibido la
comunión esta mañana?” Y Jesús: “¡Claro que sí, has recibido la comunión!” Y el Padre Pío: “¿Sí? Y, ¿quién me
la ha traído?” “Te ha dado la comunión el Padre Agostino. Pregúntale directamente a él.” “Ah, es siempre el
mismo. Si se lo pregunto me responde siempre con la misma historia. ¡Yo te he dado la comunión!… Y además habla
en francés: ¡Petit enfant, petit enfant!
”
El diálogo continúa, tocando otros puntos de la comunión. Después se concluye con estas palabras del Padre Pío:
“¡Ah, gracias, Jesús mío, gracias!… Vuelve a tu puesto, Jesús mío…”.
En este momento entra en escena la Virgen, bellísima, a la que el Padre Pío, siempre en éxtasis, dirige palabras
encendidas de amor y de admiración. Dos puntos me parecen dignos de atención en esta visión: el primero, ya citado
arriba, es el hecho de que el Niño Jesús aparece llagado, evidentemente con las heridas de la crucifixión en manos,
pies y costado; el segundo es la grande familiaridad con que el Padre Pío trata con el Ángel de la Guarda y con el
mismo Jesús.
La familiaridad es señal de la intimidad del Padre Pío en sus relaciones con los personajes celestiales. La visión de
Jesús llagado es una ventana abierta sobre el modo en que él contemplaba el misterio de Navidad. Para él el Niño
Jesús debía ser visto a la luz de Jesús crucificado, y la fiesta de Navidad debía ser considerada en estrecha relación
con la fiesta de Pascua.
Segunda Aparición (20 de septiembre 1919)
Esta segunda aparición, bella y muy
sugestiva, es documentada por el Padre Raffaele de Sant’Elia a Pianisi, quien
habla de ella en su manuscrito “Brevi cenni riguardanti la vita del Padre Pío e la mia lunga dimora con lui” (Apuntes
breves sobre la vida del Padre Pío y mi larga permanencia con él)
El Padre Raffaele vivió por más de cuarenta años con el Padre Pío y fue guardián del convento de San Giovanni
Rotondo desde el 28 de agosto de 1928 hasta el 26 de agosto de 1941.
“Terminada la guerra mundial (1915-1918), con la gracia del Señor, fui licenciado en agosto de 1919. Pasando por
Foggia, con permiso del Provincial, Padre Pietro de Ischitella, fui a San Giovanni Rotondo el 17 de septiembre de
1919 y me detuve cuatro días. Había muchos forasteros y, en aquellos días, estaban también allí el Obispo de Lecce,
Mons. Costa, y el tío Tore, arcipreste de Pietrelcina, que conocí entonces.
49
El Padre Pío, después de tantos años de prueba, me recibió con gran cordialidad fraterna. En aquella ocasión pude
comprobar que todo lo que se decía de él era verdad. La noche del día 19 hice confesión general con él, en el coro,
durante la cena de la comunidad. Después de tantos años de guerra y de sufrimientos, el Padre Pío me animó y me
prometió su asistencia espiritual.
Yo era mayor y, después de ocho años de vida militar, debía continuar los estudios de teología y prepararme para la
ordenación sacerdotal Yo dormía en una celda estrecha, casi en frente a la número 5, que era la del Padre Pío. La
noche entre el 19 y el 20 no podía dormir. No sé por qué…, quizá el calor… Hacia media noche me levanto,
asustado. El pasillo estaba sumergido en la oscuridad, un candil de petróleo. Mientras estaba a la puerta para salir,
veo pasar al Padre Pío, todo luminoso, con el Niño Jesús en brazos. Avanzaba lentamente murmurando oraciones.
Pasa delante de mí, todo radiante de luz, y no advierte mi presencia. Sólo algunos años después he sabido que el 20
de septiembre era el primer aniversario de sus llagas” (ms. f. 38s.)
Como se ve, también esta aparición hace referencia a las llagas y, por consiguiente, a la pasión de Jesús.
Tercera aparición (24 de diciembre 1922)
La narración de esta aparición se debe a Lucía Iadanza, hija espiritual del Padre Pío. Lucía había crecido en
Pietrelcina, desde la adolescencia bajo la guía del Padre Pío, que le había enseñado el catecismo, los cánticos y los
ejercicios de piedad.
Contaba Lucía que, cuando el Padre Pío fue destinado a San Giovanni Rotondo, ella viajaba con frecuencia hasta allí
para pedir y recibir del Padre consejos y enseñanzas para su vida espiritual.
El 24 de diciembre de 1922 Lucía quiso pasar la vigilia de Navidad junto al Padre. Aquella noche hacía frío y los
frailes habían llevado a la sacristía un brasero con fuego. Junto al brasero Lucía, con otras tres mujeres, esperaba la
media noche para asistir a la Misa que debía celebrar el Padre Pío. Las tres mujeres comenzaron a adormecerse,
mientras ella seguía rezando el rosario.
Por la escalera interior de la sacristía, bajaba el Padre Pío y se detuvo junto a la ventana. En un momento, envuelto
en un halo de luz, apareció el Niño Jesús y se detuvo entre los brazos del Padre Pío, cuyo rostro se volvió todo
radiante.
Cuando desapareció la visión, el Padre advirtió que Lucía, que estaba despierta, lo miraba fijamente, atónita. Se le
a
cercó y le dijo: “Lucía, ¿qué has visto? Lucía respondió: “Padre, he visto todo”. El Padre Pío, entonces, le advirtió
con severidad: “No digas nada a nadie”.
Una cruz del Niño Jesús para el Padre Pío
El Padre Ignazio de Ielsi, en Navidad de 1924, escribía
en su “Diario”: «Un alma buena escribía al Padre Pío y con la
felicitación le decía: “He visto al Niño Jesús con una cruz sobre los hombros; se me ha acercado y la ha apoyado en
mi cama diciendo: Tómala y mándala al Padre Pío, porque yo soy pequeño y no pu
edo con ella”.
Yo no sabría decir si el gozar del Padre Pío es verdadero gozo o si está contento de sufrir más en presencia del Niño
Jesús»
El juguete del Niño Jesús
¿Qué era el Padre Pío para el Niño Jesús? Escuchémosle a él mismo, que, en el primer volumen de su Epistolario,
escribe: “Yo soy el juguete del Niño Jesús, como él mismo me repite con frecuencia; pero, lo que es peor, Jesús ha
elegido un juguete que no vale nada. Sólo siento que este juguete que él ha elegido le ensucia sus manos divinas. El
pensamiento me dice que cualquier día me arrojará en un foso y no seguirá jugando conmigo. Y yo estaré contento,
no merezco otra cosa” (Carta al Padre Agostino del 18 de enero de 1913, Epist. I, 331)
RESURRECCIÓN
El venerado Padre Pío se pregunta: “¿Por qué Jesús resucitó con tanto estrépito de prodigios?” Y responde: “Para
testimoniarnos la realización de nuestra redención. En su muerte nos recuerda que estábamos muertos por el
pecado. En su resurrección, en cambio, tenemos un perfectísimo modelo de nuestr
o resurgir a la gracia” (Epist. IV,
p. 1084, ed. del 1991)
50
S
SACERDOCIO
Del día de su ordenación dijo: ¡Qué felicidad la de aquel día! Mi corazón ardía de amor por Jesús... estaba
empezando a probar el paraíso.
Su corazón vibra de amor hacia el Vicario de Cristo, como lo atestigua una carta que envía el 12 de
septiembre de 1968, poco antes de morir, al Papa Pablo VI: Sé que vuestro corazón sufre mucho en estos días
por el destino de la Iglesia, por la paz en el mundo, por las grandes necesidades de los pueblos, pero sobre todo a
causa de la falta de obediencia de algunos católicos respecto de la elevada enseñanza que nos dispensáis,
asistido por el Espíritu Santo y en nombre de Dios. Os ofrezco mi oración y mi sufrimiento diario... a fin de que el
Señor os reconforte mediante su gracia, para que pueda seguir el camino recto y dificultoso, defendiendo la verdad
eterna... Os agradezco igualmente vuestras palabras claras y decisivas que habéis pronunciado, en especial en la
última encíclica Humanae Vitae, y reafirmo mi fe, así como mi incondicional obediencia a vuestras iluminadas
directivas.
SACERDOTES
Carta que el Padre Pío escribió a su director espiritual: Carta al Fraile Agostino, del 7 de abril de 1913: "Mi
estimado Padre, yo todavía estaba en la cama el viernes por la mañana, cuando el Señor Jesús se me apareció. Él
se encontraba golpeado y desfigurado. Él me mostró una gran muchedumbre de sacerdotes y dignatarios
eclesiásticos indiferentes, quienes estaban celebrando vistiendo sus sagradas túnicas. Cuando yo vi a mi Jesús en
esta condición sentí un gran sufrimiento, por consiguiente, yo le pregunté porqué él sufrió tanto. Él no me contestó,
él me mostró a los sacerdotes que debía castigar. Pero poco después, el Señor estaba tristísimo al mirar a estos
sacerdotes y yo noté, con gran horror, dos lágrimas enormes que emanaron del Santo Rostro. Jesús salió de esa
muchedumbre de sacerdotes y con una gran expresión de aversión en la cara, lloró: ¡"Carniceros”! “Entonces Él
me dijo: "Mi Niño, no creas que mi agonía ha sido de tres horas, no; realmente yo estaré en la agonía hasta el fin
del mundo; debido a las almas que yo amo. Durante el tiempo de la agonía, mi niño, nadie puede dormir. Mi alma
va buscando alguna gota de piedad humana, pero ellos me dejan solo bajo el peso de la indiferencia. La ingratitud
hace más severa la agonía para mí. ¡Ellos responden mal a mi amor! El tormento mayor para mí es que crece en
las personas su desprecio, indiferencia, e incredulidad. Cuántas veces mi ira deseó destruirlos por el relámpago,
pero yo me detuve por los ángeles y las almas que me aman... Escribe a tu padre y nárrale lo que has visto y Yo te
dije en esta Mañana. Dile que muestre tu carta al Padre provinciano... "Jesús continuó hablando pero yo nunca
puedo revelar lo que él dijo…” (PADRE PÍO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pío da Pietrelcina" Convento S.Maria delle Grazie San
Giovanni Rotondo - FG)
Los Ministros de Dios déjense de pusilanimidades; tengan ojos vigilantes en el control de sus fieles, busquen en
todo la gloria de Dios y, con habilidad paterna, sepan fermentar bien la masa, alejando así la Ira divina que
demasiado cansada está de esperar.
Los Templos son profanados a causa de la incuria de los Sacerdotes relajados y muy aseglarados, los cuales ven
con indiferencia que se falta al debido respeto y a la modestia que se debe observar en los lugares consagrados
por la presencia del Dios Vivo.
¡Los Sacerdotes!. ¡Qué grandeza de dignidad los recubre y qué insensatez quererse degradar! ¡Escuchad, oh
Consagrados! Dios, que es la Pureza por esencia, se escogió una familia inmaculada aún en la tierra. La familia
íntima de Dios está formada por las almas vírgenes escogidas por Él. Donde vive un alma pura y virgen, ahí está el
Templo de Dios. Vuestras mentes, oh Sacerdotes, son altares de Dios, en donde Él se inmola. ¡Dichosos de
vosotros si derramáis la gracia divina, como flores de los jardines, como Templos de la Religión, como Altares del
sacerdocio! Las obras de las almas castas están exentas de amargura y llenas de suavidad, por cuanto la pureza
descansa en Dios. A vosotras, oh Almas Consagradas, está asignada una custodia especial, ya que sois los que
conserváis inmaculado el tálamo del Señor.
Los Sacerdotes vírgenes son los que enaltecen y exaltan con sus labios la Pasión de Cristo y, llevando en su
cuerpo dicha Pasión, son los lirios perfumados de la Iglesia. Como el agua límpida refleja el sol, así el alma pura y
casta refleja la imagen de Dios, que se revela a los puros y limpios de corazón. Recordadlo con profunda atención:
el ornato más hermoso y más precioso del sacerdote es la pureza virginal. La pureza penetra los Cielos y da la
visión y la inteligencia de las cosas sublimes. Es un reflejo de la claridad de Dios, da el gusto y el sabor de todo lo
que es santo, tiene especial intuición de las cosas espirituales, crea los heroísmos de la virtud y del martirio y da
ardores y alientos para la salvación de las almas.
51
¿Qué haréis, queridos Hermanos, para manteneros castos y puros en medio de tantos peligros de un mundo
hechicero y traidor? Practicad la Mortificación de los sentidos externos, principalmente de los ojos y oídos, evitando
las familiaridades ociosas, que constituyen la tumba de la pureza. ¡Oh, la pureza virginal es envidiada por los
mismos Ángeles! Ella da un particular esplendor a los ojos y a los gestos. La pureza viene del Cielo. Es preciso
pedirla incesantemente al Señor y poner empeño en no mancillarla. Es necesario cerrar las puertas a la
sensualidad terrena, como cuando se cierran puertas y ventanas para impedir la entrada de algún indeseable.
¡Que la constante mirada de la Omnipotencia de Dios os enamore de Él y os haga vivir la vida del Cielo ya desde
aquí abajo!
¡No tardéis en destilar sobre las almas un poco de luz del cielo! Pero antes que nada, esta luz deberían recibirla las almas
consagradas… aseglaradas… ¡que pretenden cambiar el Maná Celestial por las bellotas de los animales inmundos!
¿Qué sucederá en el mundo? Nuestra felicidad del Cielo está invadida por gemidos angustiosos, por cuanto todos
tenemos en la tierra seres humanos que nos pertenecen. ¡Apresúrate! ¡No te detengas en reflexiones! Escribe...
habla. ¡Sacude los corazones que quieren sumergirse en el barro! Son, ante todo, nuestros Hermanos
Consagrados los que hacen amargo el "Pan de la Vida", por cuanto comienzan a corromper su conducta. ¡Qué
trágica perspectiva! ¡Qué Babilonia de visiones!. La hora es gravísima y serán ellos los primeros en ser envueltos
en la tormenta, por cuanto a causa de ellos ocurre tanto mal en el mundo.
¡Obsérvense en los Templos las normas estrictas queridas por Dios! ¡Nada de nudismo, de cabezas descubiertas y
de mujeres con pantalones! El Señor escogió su venida al mundo, cuando en Palestina las mujeres llevaban la
cabeza siempre cubierta y los hombres vestían túnica y manto. A la Reina Celestial se la representa en todas las
imágenes con vestido largo y la cabeza cubierta. De aquí que, en nombre de Dios, ¡nada inconveniente penetre en
el Templo Santo!
Pon en práctica tu programa:
1. Manifestar al mundo el Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María;
2. Proclamar que las almas consagradas al no querer seguir las normas de la pureza y de la continencia virginal, no
son dignas de permanecer en el servicio de Dios junto a los Santos Tabernáculos.
3. Hace falta mucha oración, un poco de penitencia, mayor unión con Jesús Eucaristía, mayor dedicación al
desagravio. Se necesitan víctimas de reparación, almas Hostias, almas puras. El sufrimiento de las almas puras
penetra en los Cielos.
4. ¡Que no duerman los fieles! ¡Preocúpense de los intereses del Creador, eviten los pasatiempos inútiles la
televisión prolongada!
5. ¡Privaciones... penitencia... celo por la gloria de Dios!!
SANTA MISA Y JESÚS EUCARISTÍA
Sería más fácil que la tierra se rigiera sin el sol, que sin la Santa Misa.
Si el Señor nos quitase el sol, sería un mal menor que si nos quitase la Misa.
Cada Santa Misa, escuchada con atención y devoción, produce en nuestra alma efectos maravillosos, abundantes
gracias espirituales.
Haced progresar el amor y la preocupación hacia aquel acto supremo del infinito amor que prodigó Jesús dándose a Sí
mismo todo entero y sin límites a las almas. ¡Que se sienta esta gratitud hacia Jesús Eucaristía y que se ponga en
práctica! ¡El Tabernáculo es la fuente de la vida; es sostén, paz, ayuda y consuelo de las almas fatigadas!
Se debe ir a Jesús con verdadera fe y no por rutina como para olvidarlo cuanto antes. Vivir de la fe, de aquella fe
viva que eleva las almas a las cosas sublimes, en vez de sumergirse demasiado en la tierra.
¡Oh, si las almas conociesen bien y apreciasen el gran don de Dios que se quedó viviente en la tierra, cómo
vivirían la vida de otro modo!
Si las almas no se acercan con frecuencia al Fuego Eucarístico, permanecen frías, sin aliento, tibias, sin méritos.
Y, ¿qué consuelo puede recibir Jesús de esas almas que no tienen la fuerza de volar sobre todo lo creado?
Cleonice
Morcaldi:
Le
pregunté
cómo
debía
yo
asistir
a
la
Santa
Misa.
Me
dijo:
—“Como asistió Juan al sacrificio
eucarístico y al sacrificio cruento del Calvario”.
La
Misa,
dijo
una
vez
a
un
hijo
espiritual,
es
Cristo
en
al
Cruz,
con
María
y
Juan
a
los
pies
de
la
misma y los ángeles
en adoración. Lloremos de amor y adoración en esta contemplación.
A una hija espiritual que le preguntó cómo podía estar tanto tiempo de pie durante la Santa Misa: Hija mía,
durante la Misa no estoy de pie: estoy suspendido con Jesús en la cruz.
Tengo tal hambre y sed antes de recibir a Jesús, que falta poco para que muera de la angustia. Y precisamente,
porque no puedo estar sin unirme a Jesús, muchas veces, aun con fiebre, me veo obligado a ir a alimentarme de
su cuerpo.
52
Si vosotros deseáis asistir a la Sagrada Misa con devoción y obtener frutos, pensad en la Madre Dolorosa al pie
del Calvario.
En una ocasión se le preguntó si la Santísima Virgen María estaba presente durante la Santa Misa, a lo cual
él respondió: Sí, ella se pone a un lado, pero yo la puedo ver, qué alegría. Ella está siempre presente. ¿Como
podría ser que la Madre de Jesús, presente en el Calvario al pie de la cruz, que ofreció a su Hijo como víctima por
la salvación de nuestras almas, no esté presente en el calvario místico del altar?
A
un
caballero
que
dijo
al
Padre
Pío:
“Padre,
¡no
soy
digno
de
recibir
la
Santa
Comunión!”, le contestó: ¿Qué
dices de ser digno? ¿Quién es digno? ¡Nadie! Todo es gracia y misericordia.
Del Tabernáculo se sacan todos los tesoros: el alma se santifica y vive transformada en Dios. Si no se experimenta
hambre y sed de Dios Vivo, se vive una vida vacía, obscura, que no hace ningún progreso.
El encuentro es duro, penosísima la lucha, pero anímese pensando que el mérito del triunfo será grande, la
consolación inefable, la gloria inmortal y la recompensa eterna.
Acercaos frecuentemente a los Sacramentos instituidos por el mismo Dios.
El padre llora con frecuencia durante la celebración del Sacrificio, y lo explica así a una persona que se
sorprende de ello: ¿Le parece poco que un Dios converse con sus criaturas? ¿Y que éstas le contradigan? ¿Y
que sea lastimado continuamente por su ingratitud e incredulidad?
A un sacerdote:
Hijo, me es conocido tu deseo de una comunión más viva y más intensa con todo el Cuerpo Místico.
Llegarás a ello poniendo en práctica tu propósito de renunciar al estipendio de la Santa Misa, así podrás realizar el
Santo Sacrificio libre de cualquier interés material. Serás libre de aplicar no obligado por las exigencias de los
demás, que no raramente ligan al Santo Sacrificio intenciones muy pobres y bien alejadas de las razones por las
que Jesús continúa inmolándose.
Tú aplicarás la Santa Misa por la conversión de los pecadores, por las almas del Purgatorio o por otras intenciones
semejantes, que sean siempre un acto de amor hacia Dios y hacia el prójimo.
No te preocupes para nada por la cuestión material.
Él te resarcirá abundantemente en el modo que Él quiera.
Hijo, también con este medio profundizarás en la comunión con Él Jesús, y:
- Con la Iglesia Purgante (y la razón es evidente),
- Con la Iglesia Triunfante; que verá en ti un amor más puro, una generosidad y una fe más cercana a esa
perfección tan querida para ellos.
- Tendrás una comunión más íntima y más intensa con toda la Iglesia Militante.
En
particular
estarás
más
unido
con
las
almas
víctimas.
Ellas
renuncian
en
la
vida
terrena
a
mucho,
mucho más que al
equivalente a una limosna por una Santa Misa, y se inmolan por aquellos pecadores por los cuales ciertos
sacerdotes no rezan si no hay por detrás compensación.
Hijo, tu propósito, si se lleva a cabo con pronta firmeza, será causa de un fermento espiritual en todo el Cuerpo
Místico. Tendrás gran ayuda de los Santos del Paraíso. No te digo lo que harán por ti las almas del Purgatorio.
Estarás en una comunión más perfecta con las almas víctimas.
El Santo Sacrificio, inmune por tu parte de todo interés humano, subirá al Padre más grato. La Santa Misa será
además vínculo de una mayor unión tuya con Jesús en el ofrecimiento de Sí, y también de ti al Padre.
¡Animo, hijo! Será para ti un salto hacia adelante.
SANTIFICACIÓN
Una mujer joven y bella, viuda de un miembro del Parlamento que murió en la flor de la edad, estaba
abrumada por la pena. Quería retirarse del mundo y fundar una Orden religiosa. Consultó al Padre Pío: "Señora,
antes de santificar a los demás, piense en santificarse usted misma".
En marzo de 1923, una penitente preguntaba al Padre qué debía hacer para santificarse. "Desate sus lazos
con el mundo". Una amiga, sabiendo que ella llevaba una vida muy retirada, hizo un gesto de sorpresa. El santo se
volvió hacia ella y le dijo, con bastante sequedad: "Señora, uno puede ahogarse en alta mar, y también puede
sofocarse hasta el ahogo con un simple vaso de agua. ¿Dónde está la diferencia? ¿Acaso no es la muerte en
cualquiera de esas formas?"
A quienes acudían a él les proponía la santidad, diciéndoles: "Parece que Jesús no tiene otra preocupación que
santificar vuestra alma." (Epist. II, p. 153)
Desde
lo
hondo
de
sus
entrañas,
el
Padre
Pío
escuchó
una
voz,
que
le
desplegaba
ese
programa
de
su
misión:
Siento
íntimamente
una
voz
que
asiduamente
me
dice:
“¡SANTIFÍCATE
Y SANTIFICA!” Y la respuesta a esa voz es
una aceptación plena: ¡SÍ, ESO QUIERO!
53
SANTO ROSARIO
Deja que tu corazón se abra al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María. ¡Reza el Santo
Rosario!
A fray Modestino le puso en las manos su rosario con una mirada que parecía decirle: Mira, te encomiendo
el santo rosario. Difúndelo. Difúndelo entre mis hijos.
Rezad siempre el Rosario, pero rezadlo bien. ¡Rezadlo lo más que podáis!... Tenéis que ser almas en oración. No
os canséis nunca de rezar. Es lo más importante. La oración conturba el corazón de Dios, obteniendo gracias
necesarias .
SANTOS
¡El dogma de la comunión de los Santos es una realidad! Se te ha dicho muchas veces que vivas y hagas vivir este
maravilloso dogma a las almas de tu mundo.
Hazte paladín de esta maravillosa realidad espiritual que tantas veces ha sido olvidada: son pocos los que os creen
y que la viven.
SERVICIO
Servimos a Dios solamente cuando lo servimos como quiere ser servido.
Jesús elige las almas y entre ellas, contra todos mis deméritos, ha elegido la mía también para que lo ayude en el
gran asunto de la salvación humana.
A un sacerdote de Roma, que le pedía un pensamiento, antes de partir, le dijo:
“Hermano mío, vaciémonos en
el servicio del Se
ñor.”
Jesús y tú, de mutuo acuerdo, tenéis que cultivar la viña. Tú debes quitar y transportar las piedras, arrancar las
espinas. Jesús sembrará, plantará, cultivará, regará. También en tu trabajo colabora Jesús. Sin Él nada podrías
hacer.
¡El gozo del Divino Espíritu inunde sus corazones y el de todos aquellos que quieren ser fieles a Su gracia!
A una señora excesivamente servicial, que se quejaba de no poder hacer nada por él: "El general es el único
en saber cómo y cuándo ha de emplear al soldado. Espere su turno, señora".
SIMPLICIDAD
Caminad con sencillez por el sendero del Señor y no atormentéis vuestro espíritu.
Una tarde calurosa, en que paseaba, como frecuentaba hacer con sus hermanos e hijos espirituales, les
contó esta anécdota: Una vez entró de monje un joven juglar que no conseguía cantar los salmos ni rezar las
oraciones con los hermanos, pero en cuanto el coro quedaba vacío, se acercaba a la estatua de la Santísima
Virgen y le hacía piruetas para congraciarse con ella y con el Niño Jesús. Una vez lo vio el fraile sacristán y avisó
al Abad. Este después de haberlo observado un rato, se maravilló de ver que la estatua de la Virgen tomó vida.
María sonreía y el Niño Jesús aplaudía con sus manitas. Cada uno de nosotros, decía el Padre, hace de bufón en
el puesto que Dios le ha asignado. El fraile más ignorante ofrecía a la Reina del Cielo lo único que sabía hacer, y
Ella lo aceptaba con gusto. (Era San Pascual Bailón)
SORDOS AL LLAMADO DE DIOS
A una persona que tenía vocación de curar almas y le preguntaba cómo debía proceder con los que son
sordos a los llamados de la caridad, el Padre Pío le contestó: "Procura atraerlos por el amor y la caridad,
dando sin esperar algo a cambio. Y si con esto fracasas, entonces repréndelos. Cristo hizo el Cielo, pero también
el infierno".
Estos mis avisos son gracias inmensas que recibes de Dios, ya que os hablo en su nombre, con el fin de llamar
vuestra atención hacia un verdadero mejoramiento. Pero si no lo hiciereis y continuareis siendo sordos, no podréis
escapar a su Divina Justicia. Tenéis muchos medios de salvación, principalmente "la oración"; el acercamiento a
Dios.
SUFRIMIENTO
El Señor me hace ver como en un espejo, que toda mi vida será un martirio
Jesús me dice que en el amor es Él Quien me deleita; pero en los dolores soy yo quien lo deleita. (Ep. I, 345)
Ahora sí, me parece que las palabras de Nuestro Señor, que me parecían tan oscuras: “El amor se conoce en el
dolor, y éste lo sentirás agudo en el espíritu y lo sentirás más agudo en
el cuerpo”, se van haciendo luz en mi
intelecto.
No quiero que se me quite el sufrimiento, no tengo la fuerza.
54
Sufro y quisiera sufrir cada vez más.
Soy inmensamente feliz cuando sufro, y si consintiera los impulsos de mi corazón, le pediría a que Jesús me diera
todo el sufrimiento de los hombres
Sufro, sufro mucho pero no deseo para nada que mi cruz sea aliviada, porque sufrir con Jesús es muy agradable.
El sufrimiento es mi pan de cada día. Sufro cuando no sufro.
Desde hace mucho tiempo
– escribe a su director espiritual – siento en mí una necesidad de ofrecerme como
víctima al Señor por los pobres pecadores.
Jesús elige entre las almas y entre estas, contra mi demerito, ha elegido también la mía para ser ayudado en el
gran negocio de la salvación humana.
Jesús quiere mi sufrimiento, tiene necesidad de éste por las almas.
Era 1964, estaba solo con él cuando me dijo estas palabras textuales: Escucha, hijo mío, reza a este Dios
para que me haga gustar un poco de sueño. Me duelen los ojos. Muero de sueño. Hace tres años que no duermo.
Las cruces son las joyas del Esposo, y de ellas soy celoso. ¡Ay de aquel que quiera meterse entre las cruces y yo!
No quiero que se me aligere de la cruz, porque sufrir con Jesús me gusta; contemplando la cruz al hombro de
Jesús me siento siempre más fortificado y me regocijo de una santa alegría. (Ep. I, 303)
Dios ofreció este cáliz a Padre Pío también; él lo aceptó: Y por esta razón no me lo evita. Mi padecer no vale
nada, pero Jesús se complace de esto, p
orque en tierra lo amó mucho” (Ep. I, 336).
¡Oh que hermoso es llegar a ser víctima de amor! (Ep. I, 300)
Dirigiéndose a Dios, decía: Tú me has dejado subir a la cruz del Hijo tuyo y yo procuro adaptarme de la mejor
manera: estoy convencido de que nunc
a bajaré” (Ep. I, 837)
A Cleonice Morcaldi: Yo he sufrido desde el seno de mi madre, desde la cuna, a los pocos meses de edad.
C. M.:
“¿Qué debo pedir a Dios para Usted?”, le pregunté. Y él me respondió: “Que yo sea otro Jesús, todo y
siempre Jesús. Que yo pueda confortarlo en sus amarguras, reparar y expiar con Él”.
A Cleonice Morcaldi:
“¡Tú no debes pensar en mis sufrimientos, sino en los de Jesús; de lo contrario estarás
siempre a la altura del barro!… Medita la Pasión de Jesús y, en ella, encontrarás también la mía. La sufro toda
entera, por su bondad, pero en cuanto es posible a una criatura humana. Repito, no pienses en mis dolores; reza
más bien por mí así: Oh, Jesús, Tú que conoces lo que es padecer, ayuda al Padre, que sufre…”. Después añadió:
“No reveles a nadie lo que te he dicho. Rompe y quema lo que te he escrito”. Esta obediencia resultaba un poco
dura a mi corazón. Dejé en suspenso la ejecución. Después de la muerte del Padre, pregunté a su confesor si yo
estaba obligada a obedecer:“ No, también Jesús decía a los apóstoles que no hablasen de sus milagros y de su
divinidad; pobres de nosotros si los apóstoles no hubieran hablado y si los evangelistas no hubieran escrito. Jesús
mismo lo dice: predicad sobre los tejados lo que se os ha dicho al oído.”
C. M.:
Padre, Anna me ha dicho que usted es todo una llaga…”. No me dejó terminar la frase y me respondió:
¿Y no es ésta nues
tra gloria?… ¡Si no queda espacio en mi cuerpo para nuevas llagas, haremos llaga sobre llaga!
Asustada, respondí:
“¡Usted es el carnicero de su cuerpo!” Y él: Yo no amo el sufrimiento por el sufrimiento; lo
pido a Dios, lo suplico, por los frutos que me aporta: da gloria a Dios, me alcanza la salvación de mis hermanos en
este destierro, libra a las almas del fuego del purgatorio, y ¿qué otra cosa puedo desear?
Dulce es la mano de la Iglesia también cuando golpea, porque es la mano de una madre, solía decir al respecto de
la última persecución a que fue sometido hasta su muerte.
Para mí es suficiente saber que todo esto lo quiere Dios y estoy contento igualmente.
El destino de las almas elegidas es el sufrimiento, condición a la que Dios, autor de todo y de todos los dones
conductores a la salvación, ha fijado para darnos la gloria.
Los mártires no sólo sufrieron sino que murieron en el dolor y no encontraron a Dios más que en la muerte.
Sufrir y no morir, era el “leit-motiv” de Santa Teresa.
Tú sufres, pero ¡ánimo!, porque esta es la porción que corresponde a las almas que han elegido la mejor parte del
servicio: la cruz.
Sufres, es verdad, pero resignadamente, y no temas, pues Dios está contigo. Tú no lo ofendes, lo amas. Sufres,
pero convéncete que también Jesús sufre contigo y por ti.
A aquel que le hablaba de los altibajos de la vida interior, le contestaba: Si Jesús se manifiesta agradéceselo;
si se oculta, agradéceselo también. Todo esto es un juego de amor para atraernos dulcemente hacia el Padre.
Persevera hasta la muerte, hasta la muerte con Cristo en la Cruz.
55
Consuélate... defiéndete como mejor puedas y, si no lo logras, resígnate y no temas ante la noche que cae...
mientras tanto haz lo que dice David: Elevad en la noche vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor.
Sí, bendigamos de todo corazón al Señor, bendigámoslo sin cesar y pidámosle que sea nuestro guía, nuestra
nave, nuestro puerto.
Hay dos que sufren de cáncer. El uno en el brazo, el otro en el rostro. El que lo esconde, no sufre más que su mal;
el que no puede ocultarlo, junto con el dolor, sufre el desprecio.
Jesús necesita de quien gima con Él por la impiedad humana y por ello los lleva por el camino doloroso.
Para animarnos a sufrir de buen grado las tribulaciones que la Piedad Divina nos depara, tengamos fija nuestra
mirada en la Patria Celestial que nos está prometida, contemplémosla, admirémosla incesantemente con singular
atención. Apartemos entonces la mirada de aquellos bienes que más se ven, estoy hablando de los bienes
terrenales, siendo que su vista aparta y distrae el alma y adultera nuestros corazones; ellos hacen que nuestra
mirada no se dirija totalmente hacia la Patria Celestial.
Señor, haz que me compadezca de los dolores de los demás, sabiendo que en toda existencia, por muy
encumbrada que sea, hay siempre infortunios.
Que mi alma se eleve en los momentos de dolor, sabiendo que, si no hubiera sombra, nunca podría resplandecer
el sol.
Levantándonos por encima del egoísmo, tenemos que bajarnos hacia los sufrimientos y las llagas de nuestros
amigos.
Preferiría que una fría hoja de acero me traspasase antes que provocar dolor a alguien.
No es faltar a la paciencia el implorar a Jesús el fin de nuestros sufrimientos, cuando exceden nuestras fuerzas.
Siempre nos quedará el mérito de haber ofrecido nuestros dolores.
Por los golpes reiterados de su martillo, el Artista divino talla las piedras que servirán para construir el Edificio
Eterno. Puede decirse con toda justicia que cada alma destinada a la gloria eterna es una de esas piedras
indispensables. Esos golpes de cincel son las sombras, los miedos, las tentaciones, las penas, los temores
espirituales y también las enfermedades corporales. Dad pues, gracias al Padre celestial por todo lo que impone a
vuestra alma. Abandonaos a Él totalmente. Os trata como trató a Jesús en el Calvario.
Defiéndete como mejor puedas y, si no lo logras, resígnate y no temas ante la noche que cae... mientras tanto haz
lo que dice David: Elevad en la noche vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor. Sí, bendigamos de
todo corazón al Señor, bendigámoslo sin cesar y pidámosle que sea nuestro guía, nuestra nave, nuestro puerto.
Quien comienza a amar debe estar dispuesto a sufrir
Es el sufrimiento lo que da mérito a la vida; y la vida, cuanto más se aprecia, tanto más vale. Pero no un aprecio
humano, aprecio de todo lo que halaga los sentidos, sino aprecio que os haga encontrar a Dios, apreciando todo lo
que consolida una vida de verdadera Fe, de caridad, de amor.
Después del pecado original el sufrimiento se convirtió en el ayudante de la creación; es una poderosa palanca
que puede enderezar el mundo; es el brazo derecho del Amor que quiere conseguir nuestra regeneración.
56
T
TEMOR
Lo que proviene de Dios comienza con un temor saludable y acaba tranquilizando nuestro espíritu.
Ignorar si ante Dios sois digna de amor o de odio es una pena, no un castigo, pues nadie teme ser indigno cuando
realmente desea serlo y ya lo es. Por otra parte, tal incertidumbre nos viene de Dios para que no nos enorgullezcamos y
seamos cautos de cara a la eternidad. A vosotras, especialmente, os las envía el Señor para que en el dolor encontréis la
Cruz y los méritos consiguientes. Si confiaseis en vosotras mismas y siempre en la predilección divina, no continuaríais
sufriendo. ¿Qué pena y qué mérito cabría ya en vuestras almas con tal persuasión?
Incluso los dolores más crueles se volverían rosas. A vosotras os debe confortar la autoridad del que os dirige: No
os interese ver claro por vosotras mismas. No es necesario. Basta que vea claro el que os dirige y cuida de
vuestras almas.
El amor y el temor tienen que ir juntos. Son inseparables. El temor sin amor degenera en violencia. El amor sin
temor, en presunción. El amor sin temor corre como caballo desbocado. No sabe a dónde se dirige.
El amor y el temor deben estar unidos: el temor sin amor se vuelve cobardía. El amor sin temor, se transforma en
presunción. Entonces uno pierde el rumbo.
No temas y no te angusties con las dudas de tu conciencia, porque ya sabes que obrando con diligencia y
haciendo tú cuanto puedas, sólo te queda pedirle a Dios su amor, ya que Él no desea otra cosa que el tuyo.
No debemos confundir nuestra indignidad potencial, lo que seríamos y en lo que podríamos caer sin asistirnos la
gracia, con nuestra indignidad actual. Nuestra indignidad potencial nos hace criaturas amables a los ojos de Dios.
La actual, desde el momento que es el reflejo de la iniquidad presente actualmente en el alma, en la conciencia,
nos hace reprobables. En las tinieblas que frecuentemente os envuelven, las confundís y, conociendo lo que
podríais ser, teméis lo que, en vuestro caso, no pasa de ser una mera posibilidad.
TEMOR A ERRAR
A alguien que temía haberse equivocado, el Padre le dijo: "Mientras tema, usted pecará". La persona replicó:
"¡Tal vez, Padre, pero se sufre tanto!" Dijo Pío: "Es indudable que se sufre, pero es menester distinguir entre el
temor de Dios y el miedo de Judas. El demasiado miedo nos hace obrar sin amor, mientras que la demasiada
confianza nos impide observar con inteligente atención aquel peligro que debemos vencer. Ambos deben ayudarse
uno a otro como dos hermanos".
Al padre capuchino Basilio de Mirabello Sannitico: Comprendo que el alma en que habita Dios teme siempre y
en cada paso que da ofender a Dios y este santo temor se vuelve insoportable cuando se refiere al cumplimiento
de los deberes propios. Pero se consuele una semejante alma porque precisamente este temor le garantiza el no
pecar cuando se va adelante.
TENER EN LAS MANOS DE DIOS NUESTRA SANTIFICACIÓN
El anhelo de la paz eterna es legítimo y santo, pero debe ser moderado para una total resignación a los designios
del Altísimo: más vale cumplir la Voluntad Divina en este mundo que gozar en el Paraíso.
Dulce es el Purgatorio, pues en él se sufre por amor a Dios.
Incluso el destierro es bonito, anhelando el Paraíso.
¿Os acongojáis si Jesús, para conduciros a la patria celestial, os hace caminar a campo traviesa o por desiertos,
cuando unos y otros conseguiréis igualmente la felicidad eterna?
Desechad toda preocupación excesiva que provenga de las penas con que Dios quiere probaros. Si esto no os
fuese posible, alejad la idea y vivid sometidos en todo al querer divino.
No os entreguéis de tal manera a la actividad de Marta que lleguéis a olvidar el silencio y la entrega da María. La
Virgen, que tan bien encarna a una y a otra, os sirva de suave modelo y os inspire.
TENTACIONES Y EL DEMONIO
Las tentaciones, los desalientos, el bullicio, las preocupaciones, son las armas de nuestro enemigo. No lo olviden:
si hace tanto ruido, es señal de que está afuera y no dentro. Lo que debe aterrorizarnos es su paz y concordia.
Rechaza todo pensamiento inquieto, porque jamás viene de Dios, que es Rey de la paz y habita en los corazones
pacíficos.
57
Las grandes batallas vencidas con la divina ayuda contra el demonio, son muchas y no se pueden enumerar (…).
Jesús no me ha negado nada, y me ha dado más de lo que he pedido. (Ep. I, 317)
Rechazo las calumniosas trampas del tentador con tal facilidad que no siento ni aburrimiento ni cansancio. (Ep. I,
230)
Después de pasar por una aridez en la oración, Padre Pío sonrió y, con dulzura, le dijo C. M.: ¡Muy bien!, has
pasado por el fuego sin quemarte, ¡has saltado un fuego sin caer en él! No estás en el infierno. El sol resplandece
en tu alma; tú no lo ves: no debes verlo; esto es lo mejor para ti. La agitación no te ha dejado gustar la dulzura de
la cruz. No estás en el infierno. Las tinieblas, que tú veías, eran las tinieblas que rodean al Eterno Sol, que estaba
en tu alma. ¡Ánimo, después te será concedido ver la belleza de su Rostro, la dulzura de sus ojos y la felicidad de
estar junto a Él para siempre! Pasé del infierno al paraíso.
El diablo es como un perro rabioso encadenado. Más allá del radio que le permite la cadena, no puede morder a
nadie. Mantente lejos de él. Si te acercas demasiado, te morderá, (o, el demonio es como un perro encadenado: si
uno se mantiene a distancia de él, no será mordido.)
Recuerda que el diablo tiene una sola puerta para penetrar en nuestro interior: la voluntad. No hay otras puertas
secretas o escondidas.
El que se vea perseguida quiere decir que está en el camino del servicio divino y, cuanto más amiga y fiel sea de
Dios, tanto más arreciará contra usted la tentación.
Consuélese y alégrese sabiendo que el Padre celestial permite estos ataques del enemigo para que su
misericordia la asemeje más a su divino Hijo en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz. Sí, el Padre
celestial quiere que se asemeje a su Unigénito, Quién, habiendo asumido sobre sí la iniquidad de los hombres, fue
atormentado de manera terrible e inefable, esté, pues, agradecida, porque la trata como alma predilecta, que
puede seguir de cerca a Jesús por la cuesta del calvario.
No hay pecado, si no ha habido voluntad de cometerlo.
Ningún pecado es tal, si no fue consentido por la voluntad. Cuando la voluntad no actúa, no hay pecado, sólo hay
debilidad humana.
Nunca tengan miedo a las asechanzas del enemigo que, aún cuando sean vigorosas, jamás los envolverá en sus
redes si permanecen fieles al Señor y se mantienen vigilantes, fortalecidos con la oración y con las santa humildad.
No temas de ningún modo las vejaciones de satanás: nada podrá él contra quien está sostenido de modo singular
por la gracia vigilante del Padre celeste.
Pertrechémonos de prudencia y de Espíritu Santo, pues el demonio se halla agazapado en el interior de los
estúpidos.
Lo que proviene de satanás comienza con bonanza, pero termina tempestuosamente, con la indiferencia y la apatía.
Jesús está siempre con nosotros, y está tan cerca de nosotros que nos ama y nos sostiene en la lucha espiritual.
Él está siempre allí para escudarnos de los golpes del enemigo para que no nos haga daño.
Las tentaciones emanan de lo innoble y de las tinieblas. Los sufrimientos, del seno de Dios: Las madres vienen de
Babilonia, las hijas de Jerusalén. Despreciad las tentaciones, recibid las vicisitudes con los brazos abiertos.
Palabras de aliento al padre capuchino Basilio de Mirabello Sannitico: Rechace con todas las fuerzas las
perturbaciones y las inquietudes del corazón; de lo contrario todo acto suyo resultará poco o nada fructuoso.
Tengamos la seguridad de que si nuestro espíritu está turbado, más frecuentes y más directos serán los asaltos
del demonio, el cual suele aprovechar esta natural debilidad nuestra para lograr sus propósitos.
Tus tentaciones provienen del demonio, del infierno; tus penas y aflicciones, de Dios, del Paraíso. Las madres son
de Babilonia, las hijas de Jerusalén. Desdeña las tentaciones y abraza las tribulaciones.
Las tentaciones contra la Fe y la pureza son cosas puestas por satanás; no le temas, desprécialo. Mientras él aúlle
no se apoderó de tu voluntad.
No, hijo mío, deja que el viento sople y no creas que el ruido de las hojas es el tronar de las armas.
Si logras vencer las tentaciones, éstas tienen el mismo efecto en tu alma que la lejía en la ropa sucia. (Si logras
vencer la tentación, es como si lavaras tu ropa sucia)
Aborreced las tentaciones y no os entretengáis en ellas.
A una hija espiritual: De ningún modo se fíe de los temores que siente en lo profundo de su corazón y que,
cuanto más los sienta, tanto más trate de despreciarlos. Se ve claro que es un juego de fantasía alterada y de mal
humor; el demonio, que se da cuenta, sopla con fuerza; pero esté tranquila y siempre vigilante.
Imaginaos a Jesús Crucificado en vuestros brazos y sobre vuestro pecho; besando varias veces Su costado, decid:
Tú eres mi esperanza, la fuente viva de mi felicidad.
58
Abrazado a Ti, ¡oh Jesús mío!, no te dejaré hasta que no me hayas librado.
Caminad entre vientos y mareas, pero con Jesús.
Déjate, pues, llevar, arrastrar y tragar por la tempestad, que en el fondo del mar encontrarás, como Jonás, el Señor
que te salva. Cuando me escribas cuéntame también el sueño que tuviste
Si teméis por el arreciarse de la tempestad, gritad con San Pedro: ¡Señor, sálvame!
Os dará su mano, acogeos a ella con fuerza y caminad alegremente.
Vengan cataclismos. Se sumerja el mundo en tinieblas, humos y estrépitos... Dios está con vosotros.
Pero si Dios habita en las tinieblas y en el Sinaí, entre relámpagos y truenos, ¿no estaremos contentos cerca de
Él?
Si llegáramos a saber los méritos que obtenemos por las tentaciones sufridas con paciencia y vencidas, casi
exclamaríamos: ¡Señor, envíanos tentaciones!
Al Padre Pío también le asaltaban las tentaciones: Un sin número de temores me asalta a cada momento.
Tentaciones en relación a la fe y que quieren empujarme a negarlo todo. (Epistolario I, 758)
En vez de temer al Señor, pues Él no desea haceros mal alguno, amadlo sobremanera, pues Él os desea todo
bien. Caminad con alegre seguridad y no consideréis vuestros males como crueles tentaciones. ¿Qué más puedo
yo hacer para frenar vuestras angustias? Inútil es toda vuestra preocupación para sanarlas, al contrario, las
fomentáis más todavía. No os esforcéis en vencerlas. Este esfuerzo las fortifica. Rechazadlas y no os entretengáis
en ellas.
Me encuentro en las manos del demonio, que se esfuerza por sacarme de los brazos de Jesús. ¡Qué lucha! Pero
no me importa; yo no me cansaré de rezar a Jesús y a la Virgen María.
Acordaos, hijas mías, que soy tan enemigo de los deseos inútiles como de los deseos peligrosos y malos, pues, aunque
sea bueno lo que se desea, nuestros anhelos son siempre defectuosos, especialmente si animados de excesiva
solicitud, pues Dios no nos exige este género de bienes, sino otros en los que quiere nos ejercitemos. Quiere hablarnos,
como a Moisés, entre espinas, desde la zarza, entre nubes y relámpagos. No deseemos que Dios nos hable entre
suaves y frescas brisas, como habló a Elías. ¿Qué teméis, hijos míos? Escuchad lo que el Señor dijo a Abraham y en él
a vosotros: No temáis, soy vuestro protector. ¿No buscáis a Dios? Lo poseéis, no miento. Sed constantes en vuestros
propósitos, permaneced en la nave en que os ha embarcado y vengan tempestades. Jesús está con vosotros, no
pereceréis. Él dormirá, pero en el momento de peligro se despertará y os calmará.
Se deben al demonio las perplejidades del espíritu que experimentáis. Dios las permite no porque os odie, sino
porque os ama.
Es una tentación, desechadla, pensar que es imposible amar sinceramente al Señor, después de haberlo ofendido.
Es una insinuación del maligno.
San Pedro, Apóstol del Señor, de quien recibió la potestad sobre los doce Apóstoles ¿no negó a su Maestro? ¿No
se arrepintió y amó al Salvador y la Iglesia lo venera como santo?
El ser tentados es signo de que el alma es muy grata a Dios.
Alguien preguntó un día al Padre: "¿Cómo podemos distinguir la tentación del pecado?" Sonrió el Padre, y
contestó con otra pregunta: "¿Cómo distinguir a un asno de un ser razonable? En que el asno se deja guiar,
mientras que el ser razonable tiene las riendas".
Un fraile corre hacia el Padre, que estaba confesando a los hombres en la sacristía, y le dice: “¡Padre, por favor, no
venga a confesar a las mujeres, en la iglesia hay un diablo que asusta a todos!” El Padre sonrió y dijo: “¿Y desde
cuándo hemos teni
do miedo del diablo? ¡Él debe tener miedo de nosotros!”
A monseñor O. M.: Guárdate, hijo, de ceder a las sutiles insidias del enemigo que quiere apagar en ti la luz
encendida por el Espíritu Santo, para sumergiros de nuevo, a ti y a otras innumerables almas en la oscuridad en la
que uno se extravía; astutos y malignos son los enemigos de tu alma, es necesario combatirlos con las armas
seguras de la paciencia, de la humildad, de la obediencia, de la pobreza. Cuando las tribulaciones, el sufrimiento,
se hacen más agudos, guárdate del abatimiento, arma infernal para atrofiar toda actividad interior tuya, enmarca
siempre tus sufrimientos en la visión realista de la vida entendida como prueba.
TIEMPO
Dos aspectos importantes que se valorizan en la Gloria Beatífica:
Dios ha creado a los hombres, no para disiparse en el tiempo, sino para salvarse y santificarse por medio del
tiempo, empleándolo para la Patria Celestial que los espera a todos.
Es la pérdida del tiempo pasado inútilmente en el pecado, lo que gradualmente arrastra al infierno. Este es el
primer problema: evitar la pérdida del tiempo.
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El segundo es, inculcar la necesidad de vivir en la presencia de Dios. ¡Qué importante es vivir en la presencia de
Dios!
El mismo Señor dijo a Abraham al constituirlo padre de grandes generaciones:
"¡Anda en mi presencia y sé perfecto!"
¡¡No midáis el tiempo al Señor, ni a vuestra alma! Valorizadla, defendedla, conducidla derechamente a vuestro
Creador. ¡Bien sabéis cómo de improviso podríais hallaros frente al tribunal de Dios! Algunas muertes repentinas
son indicio de reprobación y de castigo divino, porque muchos viven alejados de Dios.
60
V
VERDAD (DIOS-VERDAD)
Busca continuamente la verdad y esfuérzate por conseguir el sumo bien.
Sé dócil a los impulsos de la gracia, siguiendo sus inspiraciones.
No te maravilles de encontrarme en tu doctrina.
No te maravilles de encontrarme en tu senda. Mi misión es consolar y aconsejar a los afligidos, especialmente a
los afligidos de espíritu.
Sé que tú te afanas por dos cosas: por la felicidad y por la verdad, por Dios. No hallarás la felicidad que buscas, ni
tú ni nadie: vivimos en un valle de lágrimas donde cada uno lleva su Cruz. No encontraremos la felicidad aquí en la
tierra.
En cuanto a la verdad, a Dios, si quieres, puedes encontrarlo, pero te has encaminado equivocadamente. La
ciencia no te puede revelar a Aquel que es.
Sin duda así encontrarás a Dios. Te tranquilizará, te inundará de su paz en esta vida y de gozos sin fin en la
eterna.
Decid la verdad, siempre la verdad.
VIDA
La vida del hombre sobre la tierra debería ser vida de conquistas para la vida eterna, luchando contra las pasiones
que se oponen al Reino de Dios.
El hombre, venido de aquella Fuente de Amor inexplorable de Eterna Vida, debería vivir de realidades positivas.
Estas realidades las puede ofrecer solamente la oración. Jesús nos ha dejado el ejemplo; se apartaba aun de los
Apóstoles para retirarse a hacer Oración y Él, bien lo sabéis, no tenía necesidad de ella.
Vivid en santa alegría.
LA VIDA ES PRUEBA EN ORDEN A LA ETERNIDAD
Esta concepción de la vida como prueba ha estado y está terriblemente oscurecida en el pueblo de Dios por el
reflorecer del paganismo que ha borrado en el alma del cristiano el concepto de la vida, entendida y vivida como
prueba en orden a la eternidad, así Satanás ha logrado vaciar los espíritus y los corazones del valor necesario para
combatir, por la más grande causa, la justa batalla.
La inmensa mayoría de los cristianos de este siglo, y no sólo de los cristianos, sino un número no pequeño de
sacerdotes y obispos, han olvidado las armas y han abierto las puertas de su espíritu y de su corazón al enemigo
que hace estragos en los individuos, en las familias y en la Iglesia. Hijo, en la Iglesia regenerada será puesto en
gran realce el concepto de la vida entendida y considerada como prueba, en camino hacia la gran meta de la
eternidad. Las potencias del mal, desde siempre, buscan materializar la vida del hombre en la tierra distrayéndolo y
alejándolo cada vez más de Dios, sumo y único bien, Alfa y Omega de todo y de todos, para desviarlo hacia las
fugaces y efímeras cosas de la tierra.
En la Iglesia renacida, las almas deberán ser plasmadas, esto es, formadas y educadas en la pureza del
Evangelio, exento de las falsas y venenosas interpretaciones de hombres soberbios y ambiciosos, más amantes de
sí mismos que de la verdad.
Oh hijo mío, las comunidades, in fieri y las surgidas para los últimos tiempos, tienen como finalidad fundamental la
de ser otros tantos centros de difusión en los que la fe, la esperanza y el amor deberán arder con tal intensidad
como para desarmar cualquier tentativa de infección herética, para sustituirse a las viejas estructuras que ya no
tienen el espíritu inicial, el espíritu para el que fueron queridas e instituidas. Órdenes religiosas, Congregaciones,
Comunidades de consagrados, caerán como frutos carcomidos, no buenos ya para la Iglesia, sino nocivos.
ÉL ES QUIEN DESTRUYE Y EDIFICA, QUIEN LEVANTA Y ABATE
Regenerarse quiere decir resurgir a nueva vida. Resurgimiento, hijo, si el derrumbe está en acto, también está en
acto el resurgimiento; los ciegos nada advierten, o fingen no advertir. Pero ¿quién detendrá la acción de Dios que
como fuego divino quemará todo el producto inmoral, antirracional, anticristiano de los profetas de Satanás,
corruptos y corruptores? Esta maldita ralea ha infestado la entera humanidad, la misma Iglesia.
Hijo y hermano mío, D. Octavio, no te asustes ni tampoco te preocupes. Es Él quien destruye y edifica, es Él quien
levanta y abate, es el Espíritu de Dios, que no dejará sumergir su Iglesia, pasará purificándola, sanándola,
vivificándola, y la salvará de todas las fuerzas y potencias que la quisieran destruida y hundida para siempre.
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Hijo, la comunidad que deberás formar deberá estar siempre penetrada de la luz y del fuego del Espíritu Santo.
Pureza de doctrina, austeridad de costumbres, amor a Dios y amor al prójimo, serán las características que la
deberán animar en todo momento. ¡El formalismo hipócrita será abatido! Nada en ella será permitido que esté en
discrepancia con los preceptos evangélicos. Dios será Alfa Omega. A Él por consiguiente todo honor y Gloria; a Él
siempre el puesto que le corresponde, el primero, tanto en el corazón de cada uno y en el corazón de la
comunidad.