José Raúl Capablanca La MÃÄ„quina Fred Reinfeld


JOSE RAUL CAPABLANCA
"LA MAQU A"
(
Fred Reinfeld )
más victorias, más aplausos, más pre­
En las descripciones sobre los pri­
mios. Cómo pensar que Capablanca
meros aÅ„os de la carrera ajedrecisti­
se molestara en analizar sus derrotas
ca de Capablanca encuentra uno a
cuando ni siquiera se tomaba el tra­
menudo la expresión "amado de los
bajo de analizar sus victorias?
dioses". Desde su nińez mostró una
"Nada es tan saludable como una
habilidad equivalente al toque de Mi­
paliza en el momento oportuno. De po
­
das. Tenía el ajedrez en las puntas de
cas partidas ganadas he aprendido
los dedos. Sólo necesitaba acercarse a]
tanto como de la mayoría de mis de­
tablero y sus dedos se encargarían de
rrotas. Naturalmente n me gustaría
o
ejecutar la mejor jugaqa -con una se­
perder en los momentos críticos, pero
guridad, rapidez, exactitud, y elegan­
en general, espero que de vez en cuan-.
cia increíbles. No fue un estudioso, ni
do en el futuro pierda un que otra
a
un pensador, ni un luchador. No tuvo
partida si a cambio recibo de ella tan­
necesidad. Jugaba por intuición: un
to beneficio como el que he obtenido
rápido vistazo al tablero le proporcio­
hasta ahora de mis derrotas."
naba el secreto de cualquier posición.
Estas palabras suyas son aterrado­
Así ha llegado a nosotros la leyenda
ras por su imprudencia, su alegre des­
de Capablanca .
preocupación de la amargura de la de­
n
CapabJanca tenía en efecto una gra
rrota. Pa.receria como si hubiera hecho
seguridad en sí mismo: "La presun­
suyo el lema del francés que escribió:
ción es mi modo de ver una tonte­
a
"Ni leer, ni escribir, ni reflexionar".
ría, pero aÅ›n mayor es la falsa mo­
Capablanca jamás leyó un libro de
destia que intenta en vano encubrir
ajedrez, escribió parcamente, y guar­

lo que todos los hechos tienden a pr
dó para sí sus reflexiones.
bar". A medida que maduró, el toque
Este es un punto extrańo: un gran
de Midas no le abandonó. Saltó de un
triunfo a otro. Parecería que su vida ajedrecista que no se molesta en leer
habría de ser una eterna primavera: libros de ajedrez o en reproducir par­
siempre joven, siempre victorioso. tidas. Dotado como estaba, pase que
Cuando Capablanca a los 31 ańos de no necesitara estudiar, pero cómo no
edad pasó revista a su carrera, en disfrutar de las obras maestras de An­
1919, dos ańos antes de ganar el Cam. derssen, Morphy, Steinitz, Zukertort,
peonato Mundial, en el prefacio de su Lasker, y cientos de artistas del table­
libro "My Chess Career" escribió: "No ro? Aparentemente al reproducir una
partida no derivaba el placer que pa­
he incluído partidas perdidas por mí
ra cualquier jugador de cualquier ca
o empatadas, porque estimo que no ­
tegoría es algo casi inherente a su na­
serían adecuadas para el propósito del
turaleza. No necesitaba los libros des­
libro." Y más adelante: "Ha habido
de el punto de vista de su utilidad, pe­
épocas en mi vida durante las cuales
ro tampoco le importaban como pla­
casi llegué a creer que nunca perdería
cer estético.
una partida. Pero luego, era derrotado
y ese insuceso me regresaba del en­ Cuando tenía 12 aÅ„os, contó más
sueÅ„o a la realidad." Regresaba a la tarde, "no había visto nunca un libro
re żÿżÿdad? No del todo. Simplemente de ájedrez". Algunos amigos bien in­
se había olvidado que fuera posible tencionados "me urgieron para que es­
Crdcr. ror breves instantes el presen­ tudiara. Uno de ellos me dio varios li­
timiento de la catástrofe hacía su som­ bros, E:ntre ellos uno sobre finales. Me
bría aparición. Pero pronto llegaban gustaron los finales y estudié algu-
nos de ellos." Esta, de paso, fue su Al atreverme a sugerir tal herejía,
preparación para el primer match que no pretendo hacer reproches ni críti­
disputó (contra Juan Corzo en 1900). cas. En los ajedrecistas, como en todo
El final siguió siendo su gran amor. mortal, hay defectos de carácter que
afectan y complementan sus cualida­
La historia se repitió cuando el gran
des positivas. Un ajedrecista con el ge­
match con Marshall en 1909. El cu­
nio intuitivo de Capablanca no podría
bano tiene ahora 21 aÅ„os. "Lo más sor­
ser de naturaleza contemplativa y es­
prendente fue el hecho de que jugué
tudioso. A mi modo de ver el mismo
sin haber abierto un libro para estu­
Capablanca debió sentirse siempre
diar aperturas". Y sin embargo el jo­
molesto y engaÅ„ado como el que más
ven derrotó a Marshall de manera tan
con la leyenda de Capablanca, la le­
contundente como 2 aflos antes l ha­
o
yenda de la precisión, de la técnica
bía hecho el Campeón mundial Las
­
infalible, de la improvisación adecua­
ker. Sobre el resultado dijo Capablan­
da para cualquier crisis. La tragedia
ca "la victoria me colocó d una vez
e
de la carrera de Capablanca es talvez
en l primera fila entre los grandes
a
la más frustrante ele todas: los dioses
maestros". Era incorregible! Era el
le dieron un don que le impedía reali­
amado de los dioses. Pero lo que al co­
zarse por sí mism y modelarse artís­
o
mienzo es un don del cielo pued al
e
ticamente.
final tornarse en una maldición.
En todos estos ańos felices, no se A su muerte, en 1942, recuerdo que
había preocupado por estudiar. Algo escribí: "Lo que no llegó a él con fa­
raro en un campeón. Anderssen y Zu­ cilidad, no le llegó nunca."
kertort habían gastado largos aÅ„os En las postrimerías del siglo XIX
analizando el Gambito . Evans -no La Habana era una especie de Meca
por dinero ni por fama- simplemen­ del ajedrez. Las grandes fortunas que
es
te porque amaban el ajedrez y en ­ unos pocos hacían con el azÅ›car y el
pecial esta pertura que conducía a tabaco se traducían parcialmente en
a
fascinantes complicaciones. Descubrir­ generosa hospitalidad y pródigos ho­
las era su recompensa y sin duda go­ rarios. Como sabemos Steinitz jugó
no
zaban tanto como una niÅ„a con su mu­ allí sus matches contra Chigorin en
Å„eca. Morphy, aunque nunca fu un 1889 y 1892. También allí se enfrenta­
e
"devorador" de libros, gustaba del ron Chigorin y Gunsber en 1890.
g
buen ajedrez y admiró siempre las Aparte del atractivo económico los
obras maestras de Labourdonnais y maestros disfrutaban del ambiente de
McDonnell. En Steinitz, no hay neces ­
i La Habana, el entusiasmo que rodea­
dad de repetirlo, l estudio, la refle­ ba al ajedrez, deporte predilecto de
e
xión y el análisis fueron la razón de las más distinguidas familias de la is­
su viqa. Lasker, es cierto desdeńaba la. Lasker, Pillsbury, Mackenzie y
,
el excesivo estudio teórico. Pero por Blackburne visitaro con frecuencia a
n
una razón: quería preservar la frescu­ Cuba. Allí, más que en cualquier otro
ra, la originalidad, la eterna juventud sitio, el maestro de ajedrez era rodea­
de su estilo universal. Simultánea­ do por una aureola de genio más dul­
mente, admiraba el ajedrez combina­ ce que el bálsamo de J\,ldea.
tivo. Su "Manual de Ajedrez'' está lle­
Es en esta atmósfera de adulación
no de ejemplos de ajedrez artístico. que José RaÅ›l Capablanca y Graupe­
No lo buscaba en su juego pero lo ad·
ra nació el 19 de noviembre de 1888.
miraba mucho en los demás.
Como en el caso de Morphy su familia
En Capablanca es distinto. Parece tenía ancestro aristocrático y sólida
que con frecuencia observaba a sus fortuna. Como Morphy también, Ca­
,
amigos cuando jugaban o reprodu­ pablanca fue un auténtico niÅ„o prodi­
cían partidas célebres, pero lo hacía gio. "Apenas iba. a cumplir cinco aÅ„os
más por motivos soci les q ue estéti­ cuando por accidente entré a la ofici­
a
cos. Sería que no le gustaba el aje­ na de mi padre y lo encontré jugando
drez? con otro caballero. Nunca hab visto
ía
un juego de ajedrez; me interesó y La Habana y causó sensación con su
volví al día siguiente a verlos jugar. maravilloso genio para jugar a la cie­
Al tercer día, mientras los observa­ ga ( 4 aÅ„os más tarde el estimulante
ba, mi padre -apenas un principian­ impacto lo recibiría Alekhine en Mos­
te- movió un caballo de un cuadro cś).
blanco a otro del mismo color. Su ad­ Esta es una de sus partidas en esa
versario -sin duda de un nivel simi · célebre exhibición:
lar- no se dio cuenta. Mi padr ganó
e
y entonces yo le dije que era un tram­
LA HABANA. MARZO 17 DE 1900
é
poso y me reí. Me preguntó que qu
sabía yo de ajedrez, le respondí que yo
(12 partidas simultáneas a la ciega)
le podía ganar, a lo cual replicó que
:
NEGRAS
BLANCAS:
era imposible pues ni siquiera me con­
PILLSBURY
IGLESIAS
sideraba capaz de colocar las piezas
correctamente. Sin embargo ensaya­
l. P4R. P4R; 2. C3AR. C3AD; 3. A5C,
mos y lo derroté."
C3A; 4. · P3D. A4A; 5. P3A, D2R; 6. 0-0.
0-0; 7. A5C. P3TR; 8. A4TR. P3D; 9.
CD2D, RlT; 10. D2A, P4C; 11. AxC,
PCRxA!; 12. A4T. TlCR; 13. RlT, C4T;
14. P4D, A3C; 15. C4A. A5C; 16. ClR,
D4C; 17. CxA. PTxC; 18. A3C, T2C; 19.
A4A. TDlCR; 20. DlA, C5A; 21. D3R.
A6T; 22. TlCR. AxP jaque; 23. CxA.
P6T y las blancas abandonan.
"En esta atmósfera, n solo tres me­
e
ses avancé hasta la primer catego­
a
ría." A la edad de 12 aÅ„os jugó un
match con Juan Corzo, el campeón
cubano.
Como sabemos, el niÅ„o no tenía co­
nocimientos teóricos. "Comencé a ju­
gar con la convicción de que mi ad­
versario era superior a mí; conocía to­
das las aperturas, e cambio yo no
n
conocía ninguna."
EL NIŃO JOSE RAUL EN 1893
El niÅ„o perdió las dos primeras par­
tidas, pero logró empatar la tercera
Un comienz sorprendente. Un nińo
o
y esto le dio ánimo. En las restantes
de éuatro aÅ„os que gana s primer
u
9 no volvió a perder. Ganó 4 y empa­
juego sin que nadie le hubiera ense·
tó 5, y así se coronó campeón de Cu­
Å„ado el movimiento de las piezas.
ba. Era una hazańa sin precedentes
AÅ„os más tarde, ya Campeón del
y lo que es más notable aÅ›n, varias
mundo, Capablanca escribió un libro
de las partidas son de un alto nivel.
para principiantes y no se molestó en
enseńar los distintos movimientos de
las piezas. Seguramente no se le pasó
HABANA, 1900
por la cabeza que tan insignificante
BLANCAS: NEGRAS:
detalle tuviera sitio en un libro llama­
Juan Corzo José RaÅ›l Capablanca
do "Fundamentos del Ajedrez"!
A la edad de 8 ańos sus padres le l. P4R. P4R; 2. C3AD. C3AD; 3. P4A.
.
permitieron ir los domingos al club PxP; 4. C3A. P4CR; 5. P4TR. P5C; 6
de ajedrez. A pesar de que jugaba con C5CR. P3TR; 7. CxP. RxC; 8. P4D, P4D;
poca frecuencia su habilidad aumen­ 9. PxP. D2R jaque; 10. R2A. P6C jaque;
.
taba notoriamente. Tenía 11 aÅ„os 11. RlC, CxP!; 12. DxC. D4A!; 13. C2R
cuando el gran Pillsbury estuvo en
D3C!; 14. DxD. P D; 15. C4D, A4AD;
16. P3A, TST!; 17. A2R, AxC jaque; 18. tudios universitarios, pero en cambio
PxA, TxPD; 19. P3C, C3A; 20. A2C T7D; no se entregó tampoco en cuerpo y
,
21. AST jaque, CxA; 22. AxT, P6A; 23. alma al ajedrez como sí lo hizo Stei­
nitz.
PxP, CSA; 24. ASR, T7C jaque; 25 R1A.
T7A jaque; 26. RlR. jaque y las '·En el verano de 1908-9 decidí hacer
C6D
blancas abandonaron. una gira por los Estadso Unidos. Se
prolongó durante ocho semanas y en
El niÅ„o terminó sus estudios esco­
ella quebré todos los records de si­
lares y en 1904 fue enviado a los Es­
multáneas. Saliendo de Nueva York,
tados Unidos para que aprendiera in­
en diez exhibiciones seguidas hice el
glés y s preparara a ingresar a la
e
100%, ganando 168 partidas antes de
Universidad de Columbia. Allí se con­
perder 1 de 22 en Minneapolis." La fa­
virtió en un asiduo concurrente del cé­
cilidad de Capab1anca para las simul­
lebre Manhattan Chess Club ganando
táneas era asombrosa.. En este terre­
varios torneos de "Rapid transit". En
no lo esencial es la visión rápida del
1906 comenzó sus estudios universita­
tablero, la planeación elaborada no se
rios. "En los exámenes de admisión
ia
requiere porque "segunda" mejor
obtuve la nota de 99% en álgebra, em­
jugada basta teniendo en cuenta la
pleando solamente 1 hora y 15 minu·
débil oposición.
tos de las 3 horas disponibles. Tam·­
bién tuve notas altas en otros temas Al terminar la gira y con el impacto
científicos". Sin embargo, solo 2 aÅ„os publicitario de su éxito (686 victorias,
e organizó
más tarde abandonó la Universidad 20 empates, 14 derrotas) s
para dedicarse al ajedrez. el match con Frank Marshall.
Sin duda los sicólogos dirán que es­ Cxpablanca nos cuenta: "No hubo
te abandono sigue un esquema clási­ prob emas para arreglar el encuentro;
co: un comienzo brillante sin mayor Marshall estuvo listo a jugar, máxime
,
esfuerzo y luego un relajamiento, una teniendo la sesuridad de salir victo­
evasión cuando ya es necesario un riclso. Cuan equivocado estaba lo dijo
trabajo duro. el resultado final."
A d iferencia de Lasker, Capabl mca Lo cierto es que Marshall nunca
no se preocupó nunca por trżÿ.unfar en imaginó el verdadero calibre de su ad­
campos distintos dd ajedrez. A seme­ vcr2janza de Steinitz, no completó sus es· flojo rival en los matches. Sin emba-
MARSHALL Y CAPABLANCA, EN 1909
go, la victoria de Capablarica fue
forma que obtuve el premio donado
aplastante (8 a 1 y 13 tablas).
por Rothschild para la partida más
A mi modo de ver las partidas de brillante del torneo".
este match están llenas de ideas inte­ Hay una nota inevitable de ironía
resantes. Se encuentra allí la prover­ en esta descripción. Se requería cara­
bial ignorancia de Capablanca en las ja, confianza y habilidad para sobre­
aperturas, pero al mismo tiempo ponerse a los grandes maestros de en­
aprecia cómo su fino sentid posicio­ tonces. Capablanca disponía del fue­
o
nal lo guía a través de los peligros. go y el ímpetu creador propios de la
El medio juego es rico en ideas bri­ juventud.
llantes, los finales son claros, correc­
tos. No existe todavía el "impulso neu­
rótico" hacia la simplificació que
n
SAN SEBASTIAN, 1911
aparecerá más tarde.
NEGRAS:
BLANCAS:
Bernstein
Capablanca
l. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A5C,
MATCH 1909, PARTIDA N9 2 C3A; 4. 0-0, A2R; 5. C3A, P3D; 6. AxC
NEGRAS:
BLANCAS: jaque, PxA; 7. P4D. PxP; 8. CxP. A2D;
9. A5C, 0-0: 10. TlR. P3TR; 11. A4T,
Capablanca Marshall
C2T: 12. AxA. DxA; 13. D3D. TDIC;
l. P4R, P4B: 2. C3AR, C3AD; 3. A5C,
14. P3CD, C4C; 15. TDID. D4R; 16. D3R.
P4A; C3A C3A; 5. D2R, C5D; 6. CxC,
,
C3R; 17. C(3)2R. D4TD?; 18. C5A!, C4A;
PxC; 7. PxP jaque, A2R; 8. C4R, 0-0:
19. C(2)4D. R2T; 20. P4CR, TDIR 21.
9. CxC jaque, AxC; 10.. 0-0, P4D; 11.
P3AR. C3R; 22. C2R!, DxP: 23. C(2)3C,
A3D, P4A; 12. D5T, D2A?; 13. P4AD!,
DxPA; 24. TlAD. D7C; 25. C5T, TlTR;
PxP; 14. AxP jaque, RlT; 15. P3D, D4R;
26. T2R, D4R; 27. P4A, D4C; 28.
16. P4CR, A2D; 17. P4TD, A2R; 18. A2D,
C(5A)xP!. C4A; 29. CxT, AxC; 30.
D7R; 19. TDIR!, DxA; 20. A, AlR;
D3AD!, P3A; 31. P jaque, R3C; 3
21. P6A!, D3T; 22. DxD, PxD; 23. TRIR,
C5T, TIC; 33. P5A jaque, R4C; 34. D3R
AxP; 24. PC, TDIR; 25. TxT, TxT;
jaque. R5T; 35. D3C jaque y las negras
26. TxPTD A8D; 27. P3T, P4T; 28. P5C,
,
abandonaron.
P5T; 29. P4A, A4T; 30. P5A, TlAR; 31.
Pero hubo que esperar hasta la quin­
T7AD, TlCD; 32. TxP, resigna.
ta ronda para que sus formidables
Dos aÅ„os más tarde, en 1911, Capa­
condiciones fueran reconocidas por sus
blanca afrontó una prueba más dura,
colegas. Se enfrentó a Janowski en
el Torneo Internacional de San Sebas­
una lucha soberbia, dramática y pa­
tián. Allí estaban los inmortales: Ta­
radójica. Todavía con el lastre de su
rrasch, Schlechter, Rubinstein, Mar­
relativa igorancia en las aperturas Ca­
shall, Vidmar, Duras, Janowski, Spiel­
pablanca permitió a Janowski conse­
mann, Burn, Nimzovich y Maroczi, etc.
guir una peligrosa iniciativa y . . . Pe­
Para ser admitido se requería ha­
ro dejemos que a través de Eduardo
ber obtenido como mínimo dos terce­
Lasker el propio Janowski nos relate
ros puestos en torneos magistrales.
la historia, complementando con no­
żÿ\)lo hubo una excepción, Capablanca,
tas de Capablanca ("My Chess Ca­
en virtud de su triunfo sobre Marshall.
reer").
Hay un aire de Frank Merriwell en
relación con el torneo de San Sebas­
tián. Algunos Maestros protestaron NEGRAS:
BLANCAS:
por la inclusión de Capablanca, entre Capablanca J anowski
ellos Bernstein. El desenlace está den­ l. P4D, P4D; 2. P3R, C3AR;
tro de la mejor tradición de Merriwell. Es interesante observar con cuánta
Cuenta el propio Capa: "Tuve la for­
cautela Capablanca trataba las aper­
tuna de enfrentarlo (a Bernstein) en
turas. AÅ„os más tarde me comentó que
la primera ronda, lo derroté en tal
y siempre había sentido temor en pri-
su
sa y que de todos modos era mi Å›ni­
mer enfrentamiento con los grandes
ca esperanza . . . "
maestros, esperando de ellos jugadas
20. C4T. TxT; 21. TxT, TxT jaque;
que no había previsto, aunque hizo 3
22. AxT, CSR; 23. A2C. C5A; 24. AxC.
puntos en las primeras 4 rondas. En es
AxP jaque;
ta partida con Janowski sus temores
Este sacrificio es excelente (Capa­
se vieron confirmados, jugada tras ju­
blanca) porque las negras aseguran
gada su rival lo sorprendió con movi­
como mínimo el empate.
mientos que Capablanca había subes­
25. RxA, DST jaque; 26. RlC, DxP ja­
timado considerando otras réplicas co­
que; 27. R2T. DGC jaque;
mo superiores.
Ahora no conviene 28. RlT, A6T; 29.
3. C3AR. P4A; 4. P4A. P3R; 5. C3A.
AlA, C7A jaque; 30. RlC, C5C ganan­
A2R; 6. PxPA. 0-0; 7. P3TD. AxP: 8.
do.
P4CD. A2R; 9. A2C. P4TD!;
28. RlC. PxA; 29. D2A. DxPR jaque
;
Forzando al blanco ceder el con­
a
30. R2T, DGC jaque; 31. RIC, D8R ja­
trol de 5A. Como P5A conduciría lue­
que; 32. R2T, D6C jaque; 33. RIC. DSR
go de P3CD a la destrucción de la ca­
jaque; 34. R2T. C3A!; 35. CxA. DST ja­
dena de peones blancos se hace im­
que; 36. RlC, DSR jaque; 37. R2T, D5T
prescindible el avance P5C.
jaque;
10. PSC. P3CD; 1!. PxP. PxP;
La repetición de jugadas tiene por
Ahora las negras quedan con un
objeto ganar tiempo con el reloj.
peón aislado, pero como Janowski me
38. RlC. CSC; 39. D2D, D7T jaque;
observó esto queda compensado por
40. RIA. DST jaque; 41. R2R, DxP ja­
la mayor movilidad de sus alfiles y
que; 42. RlD. C7A jaque; 43. R2A, D3C
la posesión de un peón central que
jaque; 44. RIA. DSC jaque; 45. R2A.
controla dos casillas claves del adver­
D3C jaque; 46. RlA, CGD jaque; 47.
sario (5R y 5AD).
RIC. PxC;
12. C4D. A3D; 13. A2R, A3R; 14. A3A,
Ahora, segśn Capablanca 48. R2T
T2T!;
había bastado para empatar (pero no
Excelente método para poner en
indica cómo). Eduardo Lasker conside­
juego la torre con varias opciones
ra que lueg de la réplica D4A! el
o
(más que en lA)· por ejemplo en 2AR
blanco tendría problemas similares a
caso que el blanco continuara con
los que tuvo.
CxA.
48. D2AD. P4T; 49. A4D, PST; 50.
15. 0-0, T2A; 16. D3C. CD2D;
AxPCD, P6T; 51. A7A, P4R; 52. P6C
Capa concentra sus fuegos sobre el
"Todo esto, desde la jugada 48 es
peón aislado, plan que no tiene éxi­
el resultado del análisis durante el
to. Era preferible D2D y TRlD o tam­
aplazamiento, pero no es correcto por­
bién TlA como indica Capablanca.
que las negras pudieron ganar de ha­
17. TRID. C4R!;
ber continuado el ataque en el mismo
Ahora se aprecia la falta que le ha­
estilo impecable inicial. 52. DxP ja­
ce al blanco su peón central. El acce­
que, RlA; 53. A6D jaque, DxA; 54 D8A
so a 4R y a 4AD asegura la iniciativa
jaque seguido de DxP daba más chan­
a las negras. El alfil debe regresar a
ces de tablas" (Capablanca). AÅ›n así,
2R ya que no conviene capturar en
en la śltima variante, luego de 54. D8A
5D. Por ejemplo 18. AxP, CxA; 19. CxC,
jaque, R2R; 55. DxP, DxP; 56. D4T ja­
C5C; 20. P3C, AxC; 21. DxA, CxPA! etc.
que, R2D; 57. C6C jaque, R2A; 58. C5D
18. A2R. D2R; 19. TDIA. TRIA;
jaque, R2C; o 57. D3T jaque, R3D; o 57.
La próxima jugada de Capablanca
D4C jaque, RlD; 58. D5C jaque, D2R;
(
fue criticada al permitir una elegante
las negras siempre ganarían Ed. Las­
combinación pero él explica: "Yo ha­
ker).
bía visto ataque que sigue ahora,
el 52.... , DSR!
pero también consideré que no había
"Esta jugada no la había valorado
alternativa. Así que resolví afrontar el
lo suficiente y es la śnica que gana "
ataque confiado en que había defen-
(Capablanca).
53. AxP, DSR jaque ? 54. B2T, CxA;
Lo correcto era D8T jaque, seguido
"J anowski -como tampoco ninguno
de CxA y D7C. ganando.
de los maestros que observaban .la
Este error, dice Eduardo Lasker, de
­
partida- pensó que yo pudiera conse­
cidió el destino de 3 maestros. Para
guir algo más que el empate, así que
Capablanca significó ganar el Torneo.
no se tomó el trabajo de aprovechar
Para Rubinstein -vencedor del cuba­
la oportunidad de forzar las tablas por
no en San Sebastián- verse relegado
jaque perpetuo con C8A jaque etc.
,
al segundo lugar perdiendo una gran
Antes de seguir adelante debo agregar
oportunidad de desafiar a Ä„.. por
asker
que el final que viene ahora es talvez
el Campeonato Mundial. Y para Ja­
el mejor logrado en s. clase de los
u
nowski fue una tragedia de la cual no
que se hayan presentado en la parti­
se repuso, aunque lo3 aflos que si­
en da viva, aunque por razones descono­
guieron hasta su muerte en 1927 oca­ cidas no haya sido debidamente apre­
sionalmente su talento combinativo ciado. Es una obra maesÚa, de la cual
brilló de nuevo como en la célebre estoy muy orgulloso. Como ya lo dije
partida que ganó a Alekhine en Man­ antes, durante la partida nadie crCyó
heim, 1914. que el final pudiera ganarse por mí. "
55. P7C, C2D; 56. CSA!, ClC; 57. DxP
Capa lo explica así: "Por primera
jaque, RlT; 58. C4R!
vez desde que iniciaron su ataque las
"La belleza de la jugada 56 se apre­
negras se equivocan. Se ha dicho que
cia ahora. Las negras no tienen jaque
el error (D8R) es incomprensible; pa­
ni pueden avanzar el peón". Si 58 .. .
ra mí tiene una explicación muy sim­
F7T; 59. D8A jaque, R2T; 60. D3 ja­
T
pie y lógica además. Cuando las ne­
que, R1C; 61. D6R jaque, R1A; 62. D6D
gras jugaron D5R lo hicieron rara evi­
jaque, R2A; 63. C5C jaque ganando el
tar que mi caballo regresara a 3A, en
caballo con jaque!
cuyo caso con P7T y el jaque en SR
58.. . . R2T; 59. D3D, P3C;
ganarían fácilmente. Así, para Ja­
nowski, la fuerza de la jugada estriba­ "En caso de 59 . . . D5T; 60. C5C ja­
que, T; 61. C.7A jaque, R4T; 62. D5A
ba en que a través del jaque en 8R mi
jaque, P4C; 63. C5R! ganando.
caballo no podía regresar, al tiempo
;
60. DxP jaque, R2C; 61. D3AR, DSAD
que se evitaba el avance de mi peón
62. DGA jaque, R2T; 63. D7A jaque,
libre. El jaque en 8R era pues la cla­
R3T; 64. DSA jaque, R4T; 65. DST ja­
ve de la situación, en su cerebro; por
que, RSC; 66. DSA jaque, resigna.
tanto no pensó que la verdadera fuer­
"Una partida muy interesante, lle­
za de D5R consistía en la doble posi­
na de combinaciones y situaciones me­
bilidad de D8R y D8T y que si en un
recedoras de cuidadoso estudio." (Ca­
caso 8R era importante en el otro 8T
pablanca).
era vital. La prüeba de esto es que
luego de la partida Janowski la estu­ Así Capablanca se fue adelante ase­
dió durante dos horas y no supo en gurándose una cómoda ventaja de
dónde se había equivocado. Los de­ puntuación. Ni siquiera su derrota an­
más maestros tuvieron que indicárse­ te ·Akiba Rubinstein (ver "Alfil Dama"
lo. Burn me había preguntado si ha­ NQ 3 página 13) le impidió clasificar
bía considerado la jugada D8T jaque en primer lugar. El orden final da una
que en su concepto ganaba. Le dije idea de lo tenso de l lucha: Capa­
a
que estaba en lo cierto pero que mi blanca 91/2, Rubinstein y Vidmar 9,
adversario no había pensado en ella. Marshall 81/2, Nimzovich, Schlechter y
Por este comentario se enteró Janows­ Tarrasch 71/z, Bernstein y Spielmann 7,
ki de tal posibilidad. Sin embargo, no Teichmann 61/z, Janowski y Maroczi 6,
se le debe reprochar su omisión, pues Burn y Duras 5 Leonhardt 4.
,
hasta entonces había conducido la El triunfo de San Sebastián, sin em­
partida como en sus tiempos de glo­ bargo, fue recibido con escepticismo
ria, cuando fue uno de los adversa­ por parte de la mayoría de los maes­
rios más temidos." tros. Desde luego, el joven cubano tu-
yo suerte en sus partiaas frente a Ja­ de Ajedrez" -que así titula la obra
l
nowski y Sipielmann, pero quién que l
original de Reinfe d- es pertinente in­
haya ganado alguna vez un torneo no
tercalar aquí lo que Rubén Fine, apar­
ha tenido la suerte de su lado? En
.
te de Gran Maestro ilustre psicólogo,
el medio juego y en el final estuvo a
anota en su obra "Observaciones sico­
la altura de los mejores, aunque aśn
analíticas sobre el ajedrez y los maes­
había margen de progreso para llegar
tros del ajedrez": " . . . Físicamente era
a los niveles de un Campeón M un­
le
muy elegante, y siempre se veía ro­
dial.
deado de bellas mujeres. En muchas
n de sus derrotas frente al tablero corrió
Poco más tarde, en 1913, luego de i ­
fructuosas negociaciones para un el rumor (sin duda con su asentimien­
match con Lasker, Capablanca regresó to inconsciente) que había estado an­
a Europa en viaje a San Petersburgo, tes con alguna mujer. Cuando perdió
cuyo consulado le había sido asigna­ con Tarrash en San Petersburgo (1914)
do por el gobierno de uba. Visitó Lon­ se dijo que había llegado al salón de
C
dres, París, Berlín, Viena, Riga y Mos­ juego directamente desde la· alcoba de
cÅ› antes de llegar a San Petersburgo. la amante del Gran Duque. Cuando
Allí conoció a Alekhine y se hicieron perdió con Alekhine el match en 1927,
amigos. Capablanca era el hombre fa­ diariamente salía con bailarinas y ar­
moso, Alekhine (4 aÅ„os menor) e dis­ tistas (N. de la R.: Una de ellas muy
l
cípulo respetuoso. Se enfrentaron 2 ve­ famosa en su época, Gloria Guzmán,
ces en diciembre de 1913, saliendo que hizo una célebre película con Car­
vencedor el cubano. los Gardel).
Capablanca era experto en otros de­
Se preparaba entonces el gran Tor­
portes distintos de ajedrez: en domi­
l
neo Internacional de San Petersburgo,
nó y bridge fue un jugador de primer
que tuvo lugar en Abril de 1914. Cuen­
orden, buen tenista y miembro del
ta Capablanca: "Días antes del torneo,
equipo de beisbol de la Universidad
en casa del vice-presidente del Club
de Columbia ,en sus días de estudian­
de San Petersburgo conversábamos
te. Su ambición fue siempre ganar. En
con Alekhine y Bernstein. Este śltimo
la terminología analítica se le podría
me preguntó: Bien, Capa, parece que
clasificar como un carácter fálico-nar­
será un torneo duro, qué piensas? Uno
cisista. Hacia los hombres desplegó
de ustedes tres (Lasker, Rubinstein,
siempre una arrogancia despectiva.
Capablanca) ganará sin duda; pero
Era un notorio mal perdedor. Cuando
cuál? Le respondí: Creo que Rubins­
fue vencido en una partida por Mar­
tein. Me objetó: "Lasker está desentre­
shall, en La Habana en 1913, obligó al
nado, es cierto, pero tÅ›?" Sí, Lasker ha
Alcalde de la ciudad a desalojar a to­
tenido poca práctica reciente, pero Ru­
dos los eżÿpectadores antes de admitir
binstein stá en magníficas condicio­
e
su derrota . . .
nes físicas y se ha preparado muy
bien. Yo no estoy en buena forma, mi
El papel que desempeńó el ajedrez
salud no es del todo buena, quedaría
en su vida es claro: Su objetivo era
satisfecho con el segundo lugar. "
ganar y esto lo pudo realizar por su
Sorpresivamente Rubinstein quedó don genial para el ajedrez. Una vez
eliminado del grupo de finalistas y que superó la imagen paterna (Las­
Capa y Lasker se fueron adelante. Al ker), perdió interés, es decir que se
final, Lasker derrotó cubano y se había cerrado el ciclo de su fantasía
al
impuso por medio punto. "Mi salud de omnipotencia infantil. . . Su estilo
desmejorada y la forma espléndida d
e puede definirse como materialista.
Lasker en la fase final cuentan la· his­ Una vez ganado peón o conseguida
un
toria, pero de todos modos quedó claro alguna ventaja posicional, el resto co­
que él y yo sobresalíamos del grupo rría a cargo de su técnica impecable.
Je participantes y que sólo un match Inclusive en sus primeras partidas, ta­
decidiría quién era superior. " les como las que jugó con Corzo a la
Como se trata de El Lado Humano edad de 12 ańos, el proceso es el mis-
mo. No parece que hubiera pasado hora que el blanco aproveche su ven­
por la etapa del juego romántico de taja antes que las negras pongan sus
ataque a cualquier precio, visible en piezas en acción."
tanto jugador joven. Este enfoque ma­ 16. P4C!, A2T;
terialista fluye como cosa normal de El peón no puede capturarse por
su orientación fálico-narcisista: ganar C5D. "El objetivo de la jugada s ha
e
algo, que el resto vendrá automática­ cumplido. El alfil poseía dos diagona­
mente. Capablanca era extraordinaria­ les, una defensiva y una ofensiva,
mente rápido en su visión del table­ ahora debe abandonar una de ellas.
ro; en su juventud especialmente ju­ Al alejarse de su rey permite conti­
nuar el ataque.
gaba mucho más rápido que cualquie­
17. AxPe!, PTxA; 18. exPe, DID; 19.
ra de sus contemporáneos. Una vez
que conseguía la ventaja ya no tenía e6D jaque, RlA; 20. TxP, e3e; 21. A4TI
que pensar; podía retirarse a su reino "En mi opinión la jugada más sutil
de Cockaigne." de la partida, aunque pasó por alto a
No solamente el cubano había lo­ todos los comentaristas. Antes de ha­
grado una gran actuación. Jugó ade­ cerla, tuve que analizar variantes que
más ajedrez de gran calidad. Particu­ totalizaban más de cien jugadac;;. La
larmente impresionan sus triunfos so­ continuación de la partida es un::Ä„ de
bre Bernstein (de nuevo "premio de ellas, pero debió ser calculada hasta
brillantez") y sobre Nimzovich -a el final antes de decidirme a A4'i'. En
partir de una posición perdida segÅ›n otro caso había adoptado la sencilla
'Reinfeld. 21. CxP."
Veámoslas con las encantadoras no­ 21 " . . . D2D; 22. exA!, DxT; 23. D8D
tas originales de Capablanca, xtracta­ jaque, DlR;
e
das de "My Chess career". Si R2A entonces 24. C6D conduce al
mate.
24. A7R jaque, R2A; 25. e6D jaque,
BLANCAS: NEGRAS: R3e: 26. e4T jaque, R4T;
Capa blanca Bernstein
"En caso de R3T; 27. C(6D)5A ja­
que, R4T; 28. CxP jaque, R3T; 29.
,
l. P4D, P4D; 2. C3AR,_ C3AR; 3. P4A
C(4T)5A jaque R3C; 30. D6D jaq y
, ue
P3R; 4. e3A, eD2D; 5. ASC. A2R; 6.
mate en la siguiente jugada."
P3R, P3A; 7. A3D, PxP; 8. AxP, P4eD;
27. exD, TxD; 28. exP jaque, R3T;
9. A3D, P3TD; 10. P4R. P4R;
29. e(7C)5A jaque, R4T; 30. P3TR!
"Todo esto es parte de un sistema "El clímax de la combinación ini­
de defensa estudiado minuciosamente ciada con A4T. Las blancas amenazan
!)Or Bernstein, quien lo había juga­ mate y lo más que pueden hacer las
do contra mí en una partida de exhi­ negras es devolver el materi".l ganado
bición en MoscÅ›, pocos meses antes, y quedar con 3 peones de mżÿ:mos. Creo
partida que terminó empatada luego que esta es una de las más largas
que yo llevé la peor parte en la aper­ combinaciones que se han efectuado y
tura. En mi concepto el plan es erró­ SI se consideran el nÅ›mero de piezas
neo porque viola principios básicos de y la cantidad de implicaciones es di­
las aperturas descuidando el desarro­ fícil encontrar otra igual. Aunque per­
llo y la seguridad del rey. sonalmente no creo que haya sido tan
ll. PxP, ese: 12. A4AR, A4A; 13. żÿ-0, difícil como la que realicé frente al
D2A; 14 .TIA, P3A; 15. A3e, PxP; mismo adversario en San Sebastián,
"
"Las recuperaron el peón pe­ lo cierto es que es más larga, al me­
negras
ro un examen de la situación mostra­ nos más pintoresca y además la posi­
rá que las blancas tienen una posi­ ción alcanzada luego de 30. P3TR pa­
ción abrumadora. Todas sus piezas es­ rece de un problema. Que se me perdo­
tán en juego, en cambio las negras ne si me extiendo demasiado sobre
aÅ›n no han enrocado y además su esta partida pero me conmueve artís­
flanco dama no está desarrollado. Es ticamente y además llena los requisi-
was a pawn down", que no es lo mis­
tos de lógica y análisis que exige to­
da obra de arte." (Olé!). mo pues esta partida con Nimzovich,
30 .... ClA; 31. PxC jaque, RxP; 32. más que la anterior, es una obra
AxT, TxA; 33. P3C, T7D; 34. R2C, T7R; maestra del cubano, como modelo -de
Si TxP entonces 35. C3A. anticipación- para combatir un flan­
co dama aparentemente inexpugna­
35. P4T, C3C; 36. C3R jaque, R4T;
ble, en donde además hay un peón
37. P5T, C2D; 38. C(4T)5A, C3A: 39.
P5C, A5D; 40. R3A, T7T; 41. P6T, A2T; torre libre.
42. TIA, T1C: 43. P4C jaque, R4C; 44. 14. D6T, TRIR; 15. D3D
T7A, TxP jaque; 45. RxT, CxP jaque; "Con esta son seis jugadas de la da­
C
46. R3A, resigna. ma sobre un total de 15. Evidentemen­
te el plan de las blancas es consoli­
NEGRAS: dar su posición e imponer el peón de
BLANCAS:
Capablanca ventaja. Fracasa sin embargo, no
al
Nimzovich
tomar medidas correctas contra el
plan de las negras que consiste-e co­
l. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD: 3. C3A. n
C3A; 4. A5C, P3D; 5. P4D, A2D; 6. AxC, locar sus torres ·en las columnas
AxA; 7. D3D, PxP; 8. CxP, P3CR; abiertas, llevar su caballo a 5AD y
"Una idea original, cfue se me ocu­ combinar la presión de todas las pie­
zas menores sobre los peones TD y
rrió durante la partida, con el objeto
de apartarme de las formas normales CD, y recuperar el material perdido
de esta defensa que Nimzovich cono­ conservando la ventaja posicional. En
cía muy bien." el presente caso el plan se disfraza con
y
9. CxA, PxC; 10. D6T, D2D; 11. D7C, un ataque sobre el peón re ."
TIA; 12. DxPT. A2C; 13. 0-0, 0-0; 15.... D3R; 16. P3A. C2D;
"Las negras ha perdido un peón, "Ahora queda abierta la diagonal
n
pero han desarrollado todas sus piezas del alfil y el caballo amenaza dirigir­
en tanto que el blanco debió gastar se al flanco dama para atacar los peo­
3 jugadas con la reina para ganar un nes. Dudo que el blanco tenga una
peón, descuidando su desarrollo. Es defensa satisfactoria. S·i mucho podrá
cierto que Nimzovich, no hace ahora aspirar a un empate."
los movimientos más exactos pero creo 17. A2D, 4R; 18. D2R, C5A; 19.
C
que ha sido criticado injustamente por TDIC, TlT;
haber perdido esta partida, aunque "Comienza el ataque en serio. Lcts
ninguno de los críticos seÅ„aló la ma­ negras amenazan recuperar el peón
nera correcta de proceder. Todos sugi­ conservando l presión. Si ahora 20.
a
rieron jugadas aquí y allá, pero las P3C, entonces CxA; 21. DxC, T6T y el
partidas de los grandes maestros no peón torre dama está condenado. Sin
constan de simples jugadas se basan embargo el blanco, no teniendo nada
,
sobre planes concertados de ataque y mejor debió adoptar esta continua­
,
defensa, y éstos no fueron expuestos ción.
por ningÅ›n crítico." 20. P4TD, CxA; 21. DxC, D5A; 22.
(N. de la R.); Visto medio siglo mżÿs TRlD, TRIC; 23. D3R, T5C; 24. D5C,
tarde, cuando en esquemas de la Be­ A5D jaque; 25. RlT, TDIC; 26. TxA
noni y la India de Rey las negras sin (forzado por la amenaza de AxC),
dos
pensarlo veces entregan el peón DxT;
caballo dama para conseguir ataque "Las negras tiene la calidad de
n
en las columnas TD y CD, admira el ventaja y pronto recuperarán el peón,
concepto revolucionario del genial cu­ así que lo que sigue no necesita co­
bano y su fino sentido posicional. mentario. Es cuestió de tiempo. Es­
n
Cuando nuestro director era joven y cogí esta partida como un ejemplo de
leyó por primera vez el libro de Rein­ juego de posición. Las jugadas que
feld tachó su frase despectiva: "from son simples en apariencia, en reali­
a lost position" y en su misma jerga dad son de naturaleza complicadas y
le anotó: "from a position in which he obedecen siempre a u plan precon-
n
cebido. Esta clase de partidas son en oculto, afectado o artificioso. Si jue­
verdad difíciles y solo el conocedor ga para hacer tablas, para ganar o
puede apreciarlas como es debido." temiendo perder, ese sentir se exterio­
27. TID, DSA; 28. P4T. TxPC; 29. riza perfectamente en su movida. En
D2D, D4A; 30. TIR, D4TR; 31. TIT, todos los casos sus jugadas son trans­
DxP jaque; 32. RIC, D4T; 33. PST, parentes, diáfanas, de ningÅ›n modo
TIT; 34. PGT. D4A jaque; 35. RIT, DSA; inmediatas y con frecuencia profun­
36. P7T, D4A; 37. resigna. das.
(
La gran prueba había pasado San Capablanca no desea complicacio­
Petersburgo) y Capablanca había fra­ nes ni aventuras. Desea saber por an­
casado (para él un segundo lugar era ticipado qué terreno pisa. Su profundi­
un fracaso). Este torneo, el Å›ltimo que dad es la de un matemático no la de
,
se jugó en la Rusia de los Zares dio un poeta. Su ingenio es romano, no
,
origen al término 'Gran Maestro' -tal griego. Las combinaciones de Anders­
vez el Å›nico aporte de Nicolás Roma­ sen o de Tchigorin sólo fueron posi­
noff a la cultura- dado a los cinco bles en un momento dado del juego:
competidores de la ronda final: Las­ eran en extremo individuales; en las
ker, Capablanca, Alekhine, Marshall y de Capablanca el momento rara vez
Tarrasch. desempeńa un papel: casi siempre
Capa tenía ya 26 aÅ„os y había lo­ puede diferirlas impunemente, sin
grado convertirse n uno de los dos cambiar apenas en su esencia, puesto
e
más grandes maestros de momento. que son la expresión de un principio
l
Era un momento crucial. Pudo -aÅ›n­ general. Anderssen y Tchigorin se
estudiar seriamente la teoría de las guiaban por los acontecimientos casua
aperturas, profundizar el medio jue­ les; Capablanca se guía por la lógica
go, liberarse de la l yenda de su esti­ de los caracteres perdurables de la po­
e
lo maquinal. Darse cuenta que había sición. Sólo pondera valores constan·
sido superado por Lasker, que había tes, por ejemplo, la solidez de su po­
cometido un error imperdonable fren­ sición, la presión sobre un punto dé­
te a Tarrasch, que se había salvado bil, y desdeÅ„a lo accidental, talvez un
milagrosamente con Rubinstein y Mar­ problema de mate.
shall solo por errores subsecuentes de Antecesores de Capablanca fueron
sus adversarios. Así rto jugaba una Masan y Schlechter. Pero es superior
máquina! a esos maestros, pues tiene la facultad
Pero Capablanca escogió la línea de hacer agudas y finas combinacio­
de menor esfuerzo: más torneos de se­ nes que aprovechan el instante, capa­
gunda clase, seguir confiando en la cidad que rara vez mostraron Masa
n y
improvisación, coquetear con el cuen­ Schlechter. En la quinta partida de
to de hadas de la invencibilidad! nuestro match, Capablanca refutó con
En 1921, en La Habana tiene lugar una de esas combinaciones una apertu
­
finalmente el match con Lasker. Ca­ ra cuyas posibilidades se consideraron
pablanca vence por 4 O y 10 tablas. problemáticas durante varios aÅ„os. No
a
Se corona Campeón del Mundo. Lasker se puede atemorizar a Capablanca con
se refiere así al match, en carta pu­ sacrificios sospechosos o poco sanos.
blicada por el periódico holandés "Te­ Si tiene suficiente ·tiempo para refle­
legraff' el 30 de Abril de 1921: xionar, sopesa exacta y rigurosamen­
"Este match, que me ocasionó difi­ te la combinación y pone en eviden­
cultades como ninguno, ha sido para cia sus debilidades. Juega como si
mí ajedrecísticamente un verdadero desconfiara del estilo de Anderssen y
Tchigorin; sí, aborrece ese estilo y
goce. Las condiciones que lo rodearon
fueron sin duda desventajosas para quizá lo tema.
Personalmente su ajedrez me fue
el que escribe, pero el ajedrez de Ca­
muy simpático; alegrábame tener un
pablanca me planteó verdaderos pro­
blemas. Sus partidas son claras, lógi­ contrario de acero, pero las circunstan­
cas y poderosas. En ellas nada hay cias no me permitieron jugar como lo
nuevas dificultades y nuevos miste­
tenía planeado. En las nuevas condi­
rios; porque no se debe dejar morir
ciones de vida y clima se liquidó mi
el juego.
capacidad; mi juicio posicional, la
Será " Capablanca el ideal, sumo
el
exactitud de las combinaciones, así
maestro del ajedrez? No lo creo. Pero
como el sencillo mirar de las situacio­
merece ser campeón mundial. Tiene
nes, se vieron debilitados y obscure­
un estilo netamente troquelado exac­
,
cidos y casi llegaron a aniquilarse con
to e imaginativo, lógico y enérgico. En
la fatiga .. .
cualquier lucha se batirá con honor."'
No obstante, como ya lo he dicho an­
teriormente, estas consideraciones no
Como en el capítulo sobre Lasker,
lo aclaran todo. Deben complementar­
mi propósito no es criticar ni discul­
se con una flojedad de mi juego. Du­
par: sol tratar de comprender. Tengo
o
rante largos ańos no he hecho nada
la firme convicción de que Capablan­
para desarrollarlo; en verdad, he tra­
ca sabía que algo fallaba en su esti­
bajado en contra de mi estilo em­
,
lo, solo que no se preocupó por averi­
pleando mis fuerzas espirituales en
guarlo. Su ingenua fanfarronería, su
otras cosas, sin limitarlas al tema aje­
deliberada omisión de los fracasos son
drecístico exclusivamente. Tampoco
simplemente manifestaciones de que
quería apoyar el rápido avance de los
estaba consciente de sus fallas. Y es­
conocimientos del ajedrez, porque es­
to no son especulaciones mías, el
te rápido avance amenaza la vida del
propio Capablanca lo deja entender
juego milenario. He visto como el aje­
claramente. Veamos estas frases de
drez perdía el encanto de la aventura
un artículo en el "New-York Times"
y del juego, hasta transformarse su
(afio de 1927):
problema, cada vez más, en certeza;
"Ultimamente ha disminuido nues­
he visto cómo se mecanizaba y redu­
tro amor por el ajedrez porque consi­
cía a una éuestión de memoria, y de­
deramos que se está acercando a su
ploraba el avance de este desarrollo
fin. En efecto, si uno estuviera satis­
que me parecía innecesariamente ace­
fecho con empatar, creemos que no se­
lerado. No lo seguí, aun viendo que
ría imposible lograrlo siempre. Para
era necesario, como es necesario que
evitar variantes de tablas sería menes­
un hombre se muera alguna vez. Y
ter seguir líneas d juego inferiores
e
durante el match no pude contrarres­
y esto conduciría al desastre frente a
tar mi desventaja, pues me faltaba
adversarios de primera clase. Por aho­
tiempo y las circunstancias no eran
ra puede que no haya más de uno o
favorables.
dos ajedrecistas en el mundo capaces
Capablanca parece personificar ese
de realizar esto, pero en los próximos
estilo automático. y puesto que lo he
diez aÅ„os seguramente habrá tres o
combatido siguiendo la huella de su
cuatro."
vida, me he reconciliado con él. Pues­
- Estas líneas, escritas después de
to que veo que también ese estilo tie­
perder el título con Alekhine, arrojan
ne que seguir su desarrollo trayendo
'
mucha luz sobre la evolución de sus
los problemas consiguientes. Y esto
ideas. Mientras fue aspirante no temió
es, precisamente, lo que me reconci­
la extinción del jedrez. Pero tan pron
a
lia, porque amo todo lo quen s
to fue Campeón el problema comenzó
problemático. Se acerca la hora fatal
a preocuparle. Y así como ganó el tí­
del juego milenario. El ajedrez, en su
tulo con la aureola de su técnica per­
estado actual, pronto sufrirá la muer­
fecta, lo perdió pocos aÅ„os después a
te por la partida tablas. La victoria
pesar de la misma técnica perfecta.
del saber y del mecanismo, cosa que
Volvamos al Capa que acaba de des­
es infalible, sellará el destino del jue­
tronar a Lasker. Al principio las cosas
go. Tendrán que establecerse nuevas
marcharon muy bien. Un aÅ„o después
reglas, tal vez modificarse la posición
inicial y hacer más variados matices de ganar el título intervino en el Tor­
del ganar y del perder, para procurar neo Internacional de Londres en 1922.
Lo que preocupa sobre esta partida
Allí estaban dos de sus grandes riva­
no es sólo el resultado como su juego
les, Rubinstein y Alekhine. El prime­
incolor frente al estilo hipermoder­
ro, un gran artista y con un técnica o
a
no provocador de Reti. Lasker -en
notable no estaba ya en su plenitud.
condiciones similares- produjo una
En cuanto a Alekhine, había progre­
de sus obras maestras. Veamos:
sado mucho desde 1913 cuando mira­
ba con tanta reverencia al cubano. Pe­
ro el campeón lo había vencido cinco
veces consecutivas hasta entonces, sin
BLANCAS: NEGRAS:
una sola derrota.
Reti Capablanca
Capa ganó el torneo invicto, con 1112
puntos de ventaja sobre Alekhine,
l. C3AR, C3AR; 2. P4A, P3CR; 3.
quien clasificó segundo. Se vieron des­
P4CD, A2C; 4. A2C, 0-0; 5. P3C, P3C;
tellos de su antigua magia pero solo
6. A2C, A2C; 7. 0-0, P3D; 8. P3D, CD2D;
esporádicamente. Una fina combina­
9. CD2D, P4R; 10. D2A, TlR; 11. TRID,
ción contra Vidmar, malograda par­
P4TD; 12. P3TD, P3TR; 13. ClA, P4A!;
cialmente en su ejecución; ganó la
14. P5C, ClA; 15. P3R, D2A; 16. P4D,
calidad pudiendo haber ganado una
A5R; 17. D3A, PA-P; 18. PxP, C(3)2D?
pieza. Empató con Rubinstein en 13
(C3R!}; 19. D2D!, PxP; 20. AxP, DxP;
jugadas y con Alekhine en 17.
Pero fue en los Grandes Torneos de 21. AxA, RxA; 22. D2C jaque!, RlC; 23.
New York en 1924, y MoscÅ› en 1925 T6D, D4A; 24. TDID, T8T; 25. C3R, D4T;
que aparecieron los primeros síntomas 26. C4D!, AxA; 27. RxA, D4R?; 28. C4A,
inquietantes. En Nueva York, luego de D4AD; 29. C6A, T2A; 30. C3R, C4R; 31.
4 empates perdió con Reti, su prime­ T(1)5D! resigna.
ra derrota en 8 aÅ„os! (Continuará, R YJ)
New York, 1924. Sentados, de izquierda a dere a: Yates, Capablanca, Janowski,
Ed. Lasker, Em. Lasker. De pies: Marshall, Tastakover, Maroczi, Alekhine, Reti
y Bogoljuboff
42 .
.


Wyszukiwarka

Podobne podstrony:
Ortega y Gasset, José Misión de la universidad
Ortega y Gasset, José La idea de la generación
Ortega y Gasset, José El sentido histórico de la teoría d
Adriano?lentano La tana?l re
l
06 jos
L1 (2)
KoRn?lling Away From Me
WL?4 L11 diag wir
Accept Amamos la vida
Naleśniki a la Gundel
Manau La poupée

więcej podobnych podstron