FACULTAD DE TEOLOGÍA DEL URUGUAY “MONS. MARIANO SOLER”
ANÁLISIS DE LAS APOLOGÍAS DE SAN JUSTINO
Trabajo final de Patrística
Prof.: Pbro. Ignacio Muñoz
Samuel González
1° Teología
2017
1
INTRODUCCIÓN
Dentro de la historia de la Iglesia, en el siglo II, encontramos a un grupo de cristianos llamados
“apologistas”, quienes se dedicaron a defender la fe ante los ataques que esta recibía. Muchos
de estos incluso llegaron a dar la vida por esta defensa.
Este es el caso de Justino. Un samaritano nacido en Flavia Neápolis, pagano de origen, quien
empezó un camino de búsqueda de la verdad dentro de la filosofía, sin mucho éxito. Pero
cuando llegó a la doctrina de los profetas, y sobre todo cuando se encontró con Cristo, descubrió
lo que para él sería la verdadera filosofía.
Fue a Roma, y allí fundó una escuela cristiana, esto se ganó tanto discípulos como rivales,
quienes se opondrían a él hasta denunciarlo para darle muerte.
Este laico, apasionado por la filosofía y por Cristo, escribió muchas obras, de las cuales llegaron
a nosotros unas Apologías y un Diálogo. En este trabajo se analizará sus Apologías.
Primeramente, se describirá el contexto político en el cual fueron escritas, quiénes fueron los
emperadores romanos en aquel tiempo, y cuáles eran sus disposiciones en cuanto a los
cristianos.
Luego, se referirá a distintas facetas de la vida de Justino, como ser su nacimiento, el lugar de
origen, su ser samaritano, pagano, filósofo. Así también, su conversión, cómo defendió la fe
cristiana, su estilo literario, su relación con el problema entre filosofía y la fe, con el canon. Se
verá también su ser exégeta, y finalmente su martirio.
A continuación, se analizará las Apologías. Empezando con algunas consideraciones generales
comunes a las dos, como son los destinatarios, si es correcto hablar de dos apologías, su
objetivo, el lugar y tiempo en el que fueron escritas, su originalidad y sus líneas teológicas. Más
adelante se pasará a analizar cada Apología, viendo su estructura, se especificará los
destinatarios de la primera y la motivación de la segunda, y un breve análisis del contenido de
cada una.
2
ANÁLISIS DE LAS APOLOGÍAS DE SAN JUSTINO
1. Contexto político
Siguiendo a Llorca
1
en su obra Historia de la Iglesia I, podemos situar la vida de San Justino
bajo el mandato de los emperadores romanos Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio.
1.1. Adriano
El autor afirma que el reinado de Adriano va desde el 117 al 138. Asegura que este emperador,
educado en España, continuó el estado de apogeo y prosperidad del imperio.
Asevera que los cristianos aumentaban en número, a pesar de que persistía la ley de prohibición
y pesaba sobre ellos amenaza de exterminio.
2
Hace la salvedad que los martirios de este reinado son casos aislados, dependiendo de algún
arrebato popular o celo exagerado de algún magistrado. Así también, atestigua que las
calumnias contra los cristianos se multiplicaban, presentándolos como sacrílegos y homicidas.
1.2. Antonino Pío
El autor alega que su mandato va desde el 138 al 161. Durante este, se afirma, que sigue ese
estado de tranquilidad relativa. Es más, este, según el autor, muestra más benevolencia con los
cristianos y manifiesta su deseo de no derramar sangre cristiana, aunque, también expresa que
hubo chispazos de persecución y martirios aislados, entre los que se destaca el de San Policarpo,
obispo de Esmirna.
3
1.3. Marco Aurelio
Según el historiador eclesial, su período de gobierno va desde el 161 al 180. Este afirma que
Marco Aurelio superó en benignidad para con los cristianos a sus predecesores, aunque afirma
que su reinado se caracteriza por un número más crecido de mártires, y expresa que la causa es
el fanatismo de las autoridades locales.
4
Describe a Marco Aurelio como amigo de las leyes y enemigo de todo desorden, filósofo
estoico, por lo que, no es extraño que sintiera antipatía natural contra los cristianos. Por esto,
afirma el autor, que donde veía desorden, y se presentaba a los cristianos como causantes, este
era el primero en instar a que se aplicara la ley.
1
Cf. B.
LLORCA
, Historia de la Iglesia Católica I. Madrid, BAC, 1976
5
.
2
Ibid., 191-192.
3
Ibid., 193.
4
Ibid., 193-194.
3
2. Autor
En este apartado, se seguirá los estudios realizados por: Quasten
5
en su libro Patrología I, los
de Ruiz Bueno
6
en Padres Apologetas Griegos, los de Trevijano
7
en Patrología, y los de
Hamman en su Guía Práctica de los Padres de la Iglesia
8
. Se pasará a describir variadas facetas
de la vida de Justino.
2.1. Nacimiento
Tanto Quasten como Ruiz Bueno coinciden en afirmar que Justino nació en Flavia Neápolis,
Palestina, la antigua Sichem.
9 10
El primero afirma que sus padres eran paganos. Mientras que
el segundo, cita a Justino afirmando ser hijo de Prisco, quien lo fue de Bacquio: “yo, Justino,
uno de ellos, hijo de Prisco, que lo fué de Bacquio, natural de Flavia Neápolis en la Siria
Palestina”.
11
2.2. Lugar de origen
Ruiz Bueno afirma que Flavia Neápolis fue fundada por Vespasiano en el año 72, para punto
de apoyo para la acción contra el interior de Judea, y que la ciudad existe todavía con el nombre
de Naplusa.
12
2.3. Samaritano y pagano
Ruiz Bueno describe a Justino como samaritano, y asegura que este no se avergüenza de sus
compatriotas; también como pagano, y juzgando por su nombre, dice el autor, es probables que
sea de origen romano.
13
2.4. Filósofo
Quasten describe el recorrido filosófico de Justino entre las escuelas estoica, peripatética,
finalmente la pitagórica. Y afirma que ninguna logró convencerle ni satisfacerle; la estoica por
no darle explicación sobre la esencia de Dios, la peripatética por requerir pago inmediato de
matrícula, la pitagórica por exigirle estudio de música, astronomía y geometría. Asegura
también que el platonismo le atrajo un tiempo al santo, pero que un anciano le convenció que
5
Cf. J.
QUASTEN
, Patrología I. Madrid, BAC, 1978
3
.
6
Cf. D.
RUIZ BUENO
, Padres Apologetas Griegos. Madrid, BAC, 1979.
7
Cf. R.
TREVIJANO
,
Patrología. Madrid, BAC, 2009.
8
Cf. A.
HAMMAN
, Guía práctica de los Padres de la Iglesia. Bilbao, Desclée de Brouwer, 1969.
9
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 196.
10
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 989-990.
11
JUSTINO
, Apología I, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 182).
12
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 991.
13
Ibid.
4
esta no podría satisfacerle y lo invitó a atender a los profetas, describiéndolos como únicos
anunciadores de la verdad. Manifiesta que Justino solo halló en estos filosofía segura y
provechosa.
14
Ruiz Bueno expresa que la filosofía fue la que le guió en su búsqueda de Dios. Resalta que por
ello el santo no se cree obligado a dejar el tribon o manto de filósofo.
15
Trevijano afirma que Justino no renuncia nunca a la filosofía, pues interpreta la revelación
cristiana como el culmen de la filosofía. Así también, la doctrina del Logos seminal le hace
reconocer lo que hay de preparación evangélica en las doctrinas sabias y las legislaciones justas
como para explicar los fallos de la cultura humana.
16
2.5. Conversión
Quasten expresa que uno de los factores para la conversión de Justino fue el heroico desprecio
de los cristianos por la muerte. Sitúa como lugar probable Éfeso.
17
Ruiz Bueno asevera que el motivo de esta admiración es que, siendo platónico entonces Justino,
era suprema aspiración del platonismo de la época lograr la visión de Dios, por lo que ver a los
cristianos morir serenamente hacía dudar de que estos vivieran entregados al placer, a la
disolución y al canibalismo.
18
2.6. Defensor de la fe cristiana
Quasten afirma que Justino llega a Roma durante el reinado de Antonino Pío y funda allí una
escuela, del cual sería discípulo Taciano, y fogoso adversario el filósofo cínico Crescente.
19
Ruiz Bueno califica de histórico el encuentro de Justino con el grupo de judíos, que habían
huido de la represión tras la derrota de los rebeldes de Judea, hacia el año 133. Pues, este
recuerdo le motivará redactar el diálogo con el judío Trifón entre el 150 y el 155. Esta escuela
mencionada fundada por el santo, la describe como genial idea de escuela de filosofía cristiana.
Así también dice que era una empresa personal suya, primera en su estilo en el siglo II, sin
conexión oficial con la Jerarquía de la Iglesia, pues, Justino no era siquiera presbítero.
20
14
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 196-197.
15
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 991.
16
Cf. R.
TREVIJANO
, Patrología, 107-108.
17
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 197.
18
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 992.
19
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 197.
20
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 992-993.
5
Para Trevijano este emprendimiento es el primer claro exponente del proselitismo académico
cristiano.
21
2.8. Estilo literario
Ruiz Bueno lo describe no como un gran escritor, y cita a Focio que lo califica como un hombre
con abundante erudición y riqueza de conocimientos, pero que no pone empeño en colorear con
arte retórica su obra.
22
Hamman afirma que la obra literaria de Justino es considerable. Así también que las dos
Apologías y el Diálogo con Trifón son de autenticidad indudable. Pero, hablando de su estilo,
afirma, citando a Duchesne, que escribe rudamente, con lenguaje incorrecto. Así también
considera su planteamiento como flojo. Concluye que la originalidad de Justino no está en su
calidad literaria sino en la novedad de su esfuerzo teológico, respaldado por su testimonio,
conversión y opción definitiva.
23
2.9. Problema entre filosofía y fe
Ruiz Bueno afirma citando a Puech que Justino es el primero en preocuparse, aunque de manera
confusa, por el problema de las relaciones entre la filosofía y la fe. Asevera que el santo pudo
conciliar las dos en su vida.
24
2.10. Justino y el canon
Trevijano afirma que se discute el puesto de Justino en la historia del canon:
“Hay quienes piensan que, si fue Marción (h. 150-160) quien estimuló a la Iglesia a formular su propio
canon (h. 175-200), entonces Justino antedata este intento. Otros juzgan que Justino devalúa la autoridad
del canon emergente del N.T. limitándolo a la enseñanza de Jesús. Al considerar Justino de plena
autoridad sólo lo que enseñó el Logos (en el A.T. o por Jesús), apreciaría los evangelios como meros
guardianes de la tradición de dichos o de acontecimientos de la vida de Jesús. Después de Justino se los
vería también como garantes literarios de esta tradición”.
25
2.11. Exégeta
Hamman describe a la exégesis de Justino como una que percibe a través de toda la Biblia la
palabra del Verbo de Dios, la Biblia entera anuncia a Cristo para Justino afirma el autor, es
21
Cf. R.
TREVIJANO
, Patrología, 109.
22
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 989.
23
Cf. A.
HAMMAN
,
Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 36.
24
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 990.
25
R.
TREVIJANO
, Patrología, 110.
6
decir, ve la unidad de los dos testamentos. Así también, asevera, que el Verbo se ha preexistido
e inspirado a los profetas.
26
Este estudioso afirma que Justino tiene una visión amplia y generosa de la historia. Sintetiza el
pensamiento del santo de la siguiente manera:
“El Dios del universo no nos es conocido sino por su Verbo, que para él representa el puente entre el
Padre y el mundo. Para él, Dios crea el mundo, obra en él y lo gobierna, e ilumina a toda alma de buena
voluntad. Todo lo que los poetas, filósofos o escritores poseen de verdad es un rayo de su presencia
luminosa. El verbo guía no solamente la historia de Israel, sino toda búsqueda sincera de Dios”.
27
2.12. Martirio
Tanto Trevijano como Quasten afirman que el martirio tuvo lugar probablemente en el año
165.
28 29
Este último autor asevera que en el Martyrium S. lustini et Sociorum se tiene un relato
auténtico de su muerte, donde describe que Justino y seis compañeros más fueron decapitados,
siendo prefecto Junio Rústico.
Ruiz Bueno describe más detalladamente el proceso por el cual llegó a dicho martirio. Este
afirma que en los últimos años del imperio de Adriano y durante el de Antonino Pío la Iglesia
goza de paz, lo que hizo posible la existencia de la escuela cristiana de Justino. Pero esta paz
es precaria e inestable. San Telesforo sufrió el martirio bajo este imperio, y Justino fue testigo
de los martirios de Ptolomeo, Lucio y otro innominado. Por ello, considera que había que tener
valor para mantener abierta a la luz pública la escuela cristiana en el corazón mismo del Imperio.
Asegura que Justino presentía el martirio.
También describe el problema con Crescente, quien debió ver en la escuela cristiana de Justino
un rival, por lo que propala calumnias al santo para desacreditarle. Justino lo reta a discusión
pública. El cínico habría denunciado al prefecto a Justino. Pero en las actas de martirio, no
aparece nada de Crescente. También alega, que Justino es condenado por Junio Rústico por el
motivo de confesar su fe, pero a diferencia de estos, lo sitúa en el año 163.
30
26
Cf. A.
HAMMAN
,
Guía práctica de los Padres de la Iglesia, 37.
27
Ibid.
28
Cf. R.
TREVIJANO
, Patrología, 109.
29
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 197.
30
Cf. D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 993-995.
7
3. Apologías
3.1. Consideraciones generales
3.1.1. Destinatarios
Lona y Capbosq manifiestan que las Apologías se dirigen a las autoridades políticas del
imperio. También a los representantes de la cultura por el hecho de la acusación de ateísmo.
31
3.1.2. ¿Dos apologías?
Quasten relata varias posiciones. Cita a Schwartz quien considera la última como la conclusión
de la primera, declara que la causa probable de la separación de estas habría sido porque Eusebio
habla de dos apologías. Por último, expresa, que actualmente hay un consenso en considerar la
segunda como apéndice o adición de la primera.
32
3.1.3. Objetivo
Para Quasten lo que motivó a Justino probablemente sean los incidentes que ocurrieron siendo
prefecto Urbico.
33
Trevijano define como objetivo fundamental de las Apologías el proclamar lo injusto de
considerar a los cristianos como secta de criminales, ser castigados por el mero hecho de serlo,
sin probar los crímenes que se les imputa.
34
Así también manifiesta que la respuesta de Justino
es “que los cristianos, lejos de ser un peligro para el Imperio, son sus súbditos más leales y con
una firme convicción que es garantía de honestidad”.
35
Y ante la acusación de ser ateos, prejuicio religioso de la sociedad pagana, este autor alega que
el santo responde que los cristianos no son ateos, sino que adoran al único Dios verdadero.
Así también, expresa que “Justino está convencido de que el cristianismo es odiado y
perseguido por ser mal conocido”
36
. Lo que le motiva a hablar de las doctrinas, costumbres,
culto y Escrituras cristianas.
Lona y Capboscq entienden que el objetivo de las Apologías se entiende por los destinatarios,
estas buscan defenderse ante el hecho de las persecuciones y castigos sufridos por los cristianos
por el sólo hecho de llevar ese nombre.
37
31
Cf. H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana en los tres primeros siglos,
Buenos Aires, Editorial Claretiana, 2014, 78-79.
32
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 199.
33
Ibid.
34
Cf. R.
TREVIJANO
, Patrología, 113.
35
Ibid.
36
Ibid.
37
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 79.
8
3.1.4. Lugar y tiempo
Quasten declara que las Apologías se habrían compuesto entre los años 148 a 161, en Roma.
Sin embargo, asegura que estas llegaron a nosotros contenidas en un único manuscrito de
mediocre calidad copiado en 1364.
38
Trevijano afirma que: “Justino escribió la I Apología entre el 145 y el 155, probablemente
después del 151”.
39
Lona y Capboscq hacen un cálculo del tiempo de las Apologías teniendo en cuenta a los
destinatarios de dicha obra: “El Emperador Antonino Pío, a quien se nombra en primer lugar,
gobernó entre el 138 y el 161. Dentro de este margen temporal diversos indicios apuntan a una
fecha más precisa entre el 150 y el 154”.
40
En cuanto al lugar de origen expresan que lo más probable es que sea Roma, pues “es el lugar
en donde Justino estuvo más tiempo”.
41
3.1.5. Originalidad
Quasten manifiesta que es el primer escritor eclesiástico que intenta conjugar cristianismo y
filosofía pagana.
42
Trevijano coincide en que la mayor originalidad de las Apologías de Justino “queda en la
argumentación filosófica a partir de su convicción de que el cristianismo es la culminación de
la verdadera filosofía”.
43
El santo entiende a la filosofía como preparación evangélica.
Una particularidad presentada por Lona y Capboscq es utilizar el lenguaje de la filosofía para
hablar de Dios, e interpretar que el Logos, razón y principio de la racionalidad de las cosas,
presente en los hombres en todos los tiempos, se ha revelado en la persona de Jesús, presentando
así al cristianismo como filosofía.
44
Afirman: “Justino “traduce” el mensaje de la fe volviéndolo
aceptable a las personas cultas que buscaban la verdad”.
45
38
Cf.
QUASTEN
,
Johannes, Patrología I, 199.
39
R.
TREVIJANO
, Patrología, 112.
40
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 80.
41
Ibid.
42
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 198.
43
R.
TREVIJANO
, Patrología, 113.
44
Cf. H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 79.
45
Ibid.
9
3.1.6. Líneas teológicas
Para Lona y Capboscq uno de los puntos clave es el concepto de Logos, que lo definen así: “El
Logos es la razón del individuo, que lo distingue de los otros seres vivientes, y el Logos es la
realidad presente en todas las cosas que las hace comprensibles y lógicas”.
46
Justino identifica
el Logos con Dios: “lo identifica con la Sabiduría de Dios preexistente y mediadora en la
creación de todas las cosas. El Logos pasa a ser una de las mediaciones salvíficas que permite
salvar la trascendencia de Dios, manteniendo su relación con el mundo”.
47
Y la particularidad agregada por Justino es identificar el Logos con Cristo: “Justino agrega un
elemento específicamente cristiano al identificar al Logos del pensamiento filosófico con la
persona de Jesús de Nazaret, el Logos eterno de Dios que se hizo carne”.
48
Así también, presentan como deducción de la imagen que tiene Justino de los cristianos: “Como
lógica consecuencia los cristianos se presentan como los que han conocido la verdad que los
filósofos sólo llegaron a conocer parcialmente”.
49
Otro punto clave para dichos autores
50
es que, como Justino se dirigía a paganos cultos y a los
judíos, debe lidiar con el problema de presentar a Jesús como Hijo de Dios sin caer en un
politeísmo, por lo que, lo subordina con respecto al Padre. Reprochar a Justino para estos es
anacrónico: “la concepción de Justino merecería ser ordenada bajo la rúbrica del
"subordinacionismo", pero sería anacrónico hacerle este reproche. Los conceptos cristológicos
disponibles a mediados del siglo segundo, no son los de comienzos del siglo cuarto”.
51
3.2. Primera Apología
3.2.1. Estructura
Quasten estructura en introducción, una parte principal con dos secciones y una conclusión.
52
En cuanto a la introducción expresa: “En la introducción (c.1-3) Justino pide al emperador, en
nombre de los cristianos, que tome el caso personalmente en sus manos y que se forme su propio
juicio, sin dejarse influenciar por los prejuicios o el odio de la plebe”.
53
En cuanto a la primera sección de la parte principal, en cambio, asegura:
46
Ibid., 80.
47
Ibid., 80-81.
48
Ibid., 81.
49
Ibid.
50
Ibid., 82.
51
Ibid.
52
Cf. J.
QUASTEN
,
Patrología I, 199-200.
53
Ibid., 199.
10
“La primera sección (c.4-12) condena la actitud oficial respecto de los cristianos. En ella el autor critica
el procedimiento judicial seguido regularmente por el gobierno contra sus correligionarios y las falsas
acusaciones lanzadas contra ellos. Protesta contra la absurda actuación de las autoridades, que castigan el
simple hecho de reconocerse uno cristiano; el nombre «cristiano», lo mismo que el de «filósofo», no
prueba ni la culpa ni la inocencia de un hombre. Únicamente se puede imponer castigos por crímenes de
los que el acusado sea convicto, mas los crímenes de que se acusa a los cristianos son puras calumnias.
No son ateos. Si se niegan a adorar a los dioses, es porque creen que venerar tales divinidades es cosa
ridícula. Sus ideas escatológicas y su miedo a los castigos eternos les impiden obrar el mal y hacen de
ellos el mejor sostén del gobierno”.
54
En cuanto a la segunda sección de esta parte principal expresa: “(c.13-67) viene a ser una
justificación de la religión cristiana. Describe en forma detallada principalmente su doctrina, su
culto, su fundamento histórico y las razones que hay para abrazarla”.
55
En cuanto a la conclusión el autor alega que: “(c.68) es una severa amonestación al
emperador”.
56
Donde se añade un documento de suma importancia para la historia de la Iglesia:
“Al final de la primera apología se añade copia del rescripto que hacia el año 125 envió el
emperador Adriano al procónsul de Asia, Minucio Fundano”.
57
Este documento promulga normas para un procedimiento más justo y correcto en las causas
contra los cristianos:
“1. Los cristianos deben ser juzgados por medio de un procedimiento regular ante un tribunal criminal.
2. Únicamente se les puede condenar si hay pruebas de que el acusado ha transgredido las leyes romanas.
3. El castigo debe ser proporcionado a la naturaleza y calidad de los crímenes.
4. Toda falsa acusación debe ser castigada con severidad”.
58
Drobner en cambio distingue dos partes principales en esta Apología, la primera de ella la
describe así:
“Los capítulos 1-29 contienen la defensa frente a la inculpación de que los cristianos son ateos. Justino
admite que los cristianos no veneran en modo alguno a los dioses porque han conocido que los dioses son
en realidad demonios malos que, mediante el terror y las plagas, han engañado a los hombres para que
los adoren. Jesucristo, el Logos e Hijo de Dios, ha desenmascarado ese engaño de los demonios. Por
medio de él, los hombres de todo el mundo se harían temerosos de Dios”.
59
En cambio, a la segunda parte se refiere de la siguiente manera:
54
Ibid., 199-200.
55
Ibid., 200.
56
Ibid.
57
Ibid.
58
Ibid.
59
H.
DROBNER
, Manual de Patrología. Barcelona, Herder, 2001, 92.
11
“Los capítulos 30-60 se sirven del Antiguo Testamento para aportar la prueba de la Escritura en favor de
que Jesús es realmente el Hijo de Dios y no un mago. Los capítulos 61-67 contienen una descripción de
la liturgia bautismal y de la celebración dominical de la eucaristía. El conjunto concluye en capítulo 68
con la reproducción de un rescripto del emperador Adriano”.
60
3.2.2. Destinatarios
Justino escribe como destinatario: “Al emperador Tito Elio Adriano Antonino Pío César
Augusto, y a Verísimo su hijo, filósofo, y a Lucio, hijo por naturaleza del César filósofo y de
Pío por adopción, amante del saber, al sagrado Senado y a todo el pueblo romano”.
61
Ruiz Bueno describe a estos destinatarios. Antonino Pío, sucesor de Adriano, desde 138.
Verísimo, M. Elio Aurelio Vero, adoptado por Antonino Pío, por recomendación de Adriano:
“M. Elio Aurelio Vero fue elevado a la dignidad de César ya en 139, y en 146, al conferirle la potestad
tribunicia y proconsular, Antonino Pío le hizo corregente. Adriano, aludiendo a la más noble calidad de
su carácter, gustaba de cambiar su nombre de Verus en el superlativo de Verissimus”.
62
Lucio, L. Elio Aurelio Cómodo, quien quedaría en Lucio Vero, adoptado también por Antonino
Pío, recomendado por Adriano igual que Verísimo: “toda su vida un calavera, y difícilmente se
le podía dar el nombre de filósofo; sí, empero, a su padre, L. Elio Vero, que había sido adoptado
por Adriano para la sucesión imperial, pero murió en 138”.
63
3.2.3. Análisis del contenido
Lona y Capboscq ofrecen un análisis sintético del contenido de esta Apología. Sin embargo,
Ruiz Bueno, uno más extenso y detenido.
Ya se ha mencionado que Justino en el primer capítulo presenta sus destinatarios y se presenta
a él mismo:
“Al emperador Tito Elio Adriano Antonino Pío César Augusto, y a Verísimo su hijo, filósofo, y a Lucio,
hijo por naturaleza del César filósofo y de Pío por adopción, amante del saber, al sagrado Senado y a todo
el pueblo romano: En favor de los hombres de toda raza, injustamente odiados y vejados, Yo, Justino,
uno de ellos, hijo de Prisco, que lo fué de Bacquio, natural de Flavia Neápolis en la Siria Palestina, he
compuesto este discurso y esta súplica”.
64
De los capítulos dos al tres: “Justino se dirige al Emperador Antonio Pío y a sus hijos para
pedirles que no falten a la justicia en el trato con los cristianos (2,1-3,5)”.
65
60
Ibid.
61
JUSTINO
, Apología I, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 182).
62
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 997.
63
Ibid.
64
JUSTINO
, Apología I, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 182).
65
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 76.
12
En el capítulo cuatro, denuncia la injusticia de condenar a los cristianos solo por el nombre: “se
nos acusa de ser cristianos, que es decir, buenos; mas odiar lo bueno no es cosa justa”.
66
La
prueba de ello, es que, negando uno ser cristiano, se lo deja libre: “con sólo que un acusado
niegue de lengua ser cristiano, le ponéis en libertad”.
67
En el capítulo cinco, Justino argumenta que: “la inexplicable persecución contra los cristianos
tiene su causa y origen en la enemiga de los demonios”
68
: “movidos de irracional pasión y
aguijados por perversos demonios, nos castigáis sin proceso alguno y sin sentir por ello
remordimiento”.
69
En el capítulo seis niega que sean ateos los cristianos: “si de esos supuestos dioses se trata,
confesamos ser ateos; pero no respecto del Dios verdaderísimo, padre de la justicia y de la
castidad y de las demás virtudes, en quien no hay mezcla de maldad alguna”.
70
También en este capítulo aparece por primera vez en la Apología la adoración a Dios Padre, a
su Hijo y al Espíritu profético: “A El y al Hijo, que de El vino y nos enseñó todo esto, y al
ejército de los otros ángeles buenos que le siguen y le son semejantes, y al Espíritu profético,
le damos culto y adoramos”.
71
En cuanto a los ángeles se explica:
“Lo que aquí nos molesta un poco es todo ese ejército de los otros ángeles, puestos entre el Hijo y el
Espíritu profético o santo, a los que hay que aplicar los verbos de venerar y adorar. Llamar al Hijo ángel
o mensajero del Padre, no es dificultad mayor, si bien hay en ello cierto sabor o peligro de
subordinacionismo. […] Se trata realmente de una fórmula desafortunada —gramaticalmente
desafortunada— y sin duda se debió, como notó también Puech, al interés de defenderse del reproche de
ateísmo y no omitir, por tanto, ninguna de las formas del culto cristiano”.
72
En el capítulo siete pide no castigar a los acusadores. Pues: “El calumniador tenía que sufrir la
pena del delito de que había calumniado”.
73
Se expresa así: “no os vamos a pedir que castiguéis
a nuestros acusadores, pues bastante tienen con la maldad que llevan consigo y con su
ignorancia del bien”.
74
66
JUSTINO
, Apología I, 4, 5 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 185).
67
Ibid., 4, 6.
68
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 999.
69
JUSTINO
, Apología I, 5, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 186).
70
Ibid., 6, 1.
71
Ibid., 6, 2.
72
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 1000.
73
Ibid., 1001.
74
JUSTINO
, Apología I, 7, 4 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 188).
13
En el capítulo ocho, Justino expresa: “en nuestra mano está negar cuando somos interrogados;
pero no queremos vivir en la mentira, pues deseando la vida eterna y pura, aspiramos a la
convivencia con Dios”.
75
En los capítulos nueve denuncia la idolatría: “se da nombre de Dios a cosas corruptibles y que
necesitan de cuidado”.
76
Pues, explica Ruiz Bueno: “Nuestros apologistas parten del supuesto
que las imágenes mismas son tenidas por dioses”.
77
En el capítulo diez, profesa que, para los cristianos, a Dios no necesita de ofrenda material, sino
que le es grato la imitación de sus virtudes:
“Pero, además, nosotros hemos aprendido que Dios no tiene necesidad de ofrenda material alguna por
parte de los hombres, pues vemos ser El quien todo nos lo procura; en cambio, se nos ha enseñado, y de
ello estamos persuadidos y así lo creemos, que sólo aquellos le son a El gratos que tratan de imitar los
bienes que le son propios: la templanza, la justicia, el amor a los hombres”.
78
En el capítulo once, presenta la esperanza a los cristianos; y en el doce, su fidelidad al imperio:
“Justino presenta la esperanza de los cristianos (11,1-2) y su fidelidad como ciudadanos del
imperio (12,1-10) anunciando el propósito en la segunda parte de su apología de "persuadir a
los amantes de la verdad" con su mensaje (12,11)”.
79
En los capítulos trece al veintidós desarrolla la profesión de fe de los cristianos: “La profesión
de fe de los cristianos tiene como punto central a la cristología (13,1-17,4; 21,1-22,6), aunque
la argumentación incluye digresiones temáticas (18,1-20,5)”.
80
Esta profesión de fe se expresa de la siguiente manera:
“No somos ateos […] damos culto al Hacedor de este universo. […] Y luego demostraremos que con
razón honramos también a Jesucristo, que ha sido nuestro maestro en estas cosas y que para ello nació, el
mismo que fué crucificado bajo Poncio Pilato, procurador que fué de Judea en tiempo de Tiberio César,
que hemos aprendido ser el hijo del mismo verdadero Dios y a quien tenemos en el segundo lugar, así
como al Espíritu profético, a quien ponemos en el tercero”.
81
Esta centralidad en la cristología, lo expresa en el cambio que obra en ellos: “nosotros, después
de creer en el Verbo, nos apartamos de ellos y por medio de su Hijo seguimos al solo Dios
75
JUSTINO
, Apología I, 8, 1-2 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 188).
76
Ibid., 9, 3.
77
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 1001.
78
JUSTINO
, Apología I, 10, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 190).
79
Ibid.
80
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 76.
81
JUSTINO
, Apología I, 13, 1.3 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 194).
14
ingénito”.
82
Así también, resumiendo las doctrinas de Cristo: “Estas enseñanzas las va a
exponer ahora el apologista, tomadas del Evangelio, señaladamente del Sermón de la Montaña
(cc.15-16)”.
83
Expresa la fidelidad a Dios y a los gobernantes de los cristianos: “De ahí que sólo a Dios
adoramos; pero, en todo lo demás, os servimos a vosotros con gusto, confesando que sois
emperadores y gobernantes de los hombres”.
84
También trata otros temas en estos capítulos:
“A partir de aquí, San Justino se deja llevar del fácil curso de sus ideas, según se llaman las unas a las
otras, y nos habla sucesivamente de la permanencia de la sensación o conciencia en las almas después de
la muerte, y su castigo eterno (c. 18), con argumentos que hoy nos parecerían harto sospechosos; de la
resurrección de los muertos, que es posible para la omnipotencia de Dios (c. 19); de la conflagración
universal, que predijeron, como los cristianos, la Sibila e Histaspes y admiten, no sin más de un absurdo,
los mismos filósofos estoicos (c.20)”.
85
Así también, establece analogías:
“La mención de los estoicos lleva al apologista a un nuevo tema: las analogías de la doctrina cristiana con
las doctrinas de los filósofos y hasta con la mitología. Tiene razón el apologista; pero el camino que inicia
es harto peligroso. Modernamente, esa comparación se ha esgrimido incansablemente como arma para
negar no sólo la divinidad, sino hasta la originalidad del cristianismo. A la verdad, San Justino no
busca”.
86
Para Lona y Capboscq, del veintitrés al cincuenta y tres se desarrolla la prueba de la verdad del
cristianismo:
“La prueba de la verdad del cristianismo (23,1-3) se sirve de diversos argumentos, desde el hecho de que
sólo los cristianos, que llevan una vida irreprochable, son perseguidos, mientras que los malvados son
honrados (24,1-29,4), hasta la demostración segura de la verdad cristiana por el cumplimiento de los
anuncios hechos por los profetas (30,1-53,12) Comenzando con la concepción virginal, hasta llegar a la
pasión y glorificación de Jesús y su segunda venida, todo estaba ya escrito en los profetas.”.
87
Ruiz Bueno coincide, en cuanto se desarrolla la prueba del cristianismo, pero lo esquematiza
así:
“El c.23 representa una nueva pausa y en él se nos traza —bien oscuramente por cierto— un nuevo plan
de demostración. El apologista nos va a dar la prueba: a) de que sólo la doctrina recibida de Cristo y de
82
JUSTINO
, Apología I, 14, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 194).
83
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 1003.
84
JUSTINO
, Apología I, 17, 3 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 200).
85
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 1003.
86
Ibid., 1003-1004.
87
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 76.
15
los profetas que le precedieron es la verdadera, y más antigua que todos los escritores antes habidos; b)
que Jesucristo es el verdadero Hijo de Dios y se encarnó para cambiar y guiar al género humano; c) que
antes de su encarnación inventaron los demonios muchos mitos para apartar a los hombres de la fe en
aquel misterio.
La primera parte se prueba en los cc.24-29; la segunda, en los cc.30-53, y la tercera, en
los cc.54-60”.
88
En cuanto a la primera prueba dice Justino: “La primera prueba es que, diciendo nosotros cosas
semejantes a los griegos, somos los únicos a quienes se odia por el nombre de Cristo y, sin
cometer crimen alguno, como a pecadores se nos quita la vida”.
89
En cuanto a la segunda se podría destacar lo siguiente:
“En los libros de los profetas hallamos de antemano anunciado que Jesús, nuestro Cristo, había de venir,
nacido de una virgen; que había de llegar a edad viril y curar toda enfermedad y toda debilidad y resucitar
muertos; que había de ser envidiado y desconocido y crucificado; que moriría y resucitaría y subiría a los
cielos; que es y se llama Hijo de Dios; que habían de ser enviados por El algunos para predicar estas cosas
a todo el género humano”.
90
En cuanto a la tercera prueba expresa Justino:
“Por lo contrario, los que enseñan los mitos inventados por los poetas, ninguna prueba pueden ofrecer a
los jóvenes que los aprenden de memoria, y nosotros demostramos que fueron dichos por operación de
los malvados demonios para engaño y extravío del género humano. Y en efecto, como oyeran que Cristo
había de venir y que los hombres impíos habían de ser castigados por el fuego, echaron por delante a
muchos que se dijeran hijos de Zeus, creyendo que lograrían que los hombres tuvieran la historia de Cristo
por un cuento de hadas, semejante a los fantaseados por los poetas”.
91
El resto de los capítulos Lona y Capboscq lo describen de la siguiente manera: “Los últimos
capítulos tocan varios temas. De gran importancia son los detalles transmitidos sobre el
bautismo (61,1-13) y sobre la celebración de la eucaristía (65,1-67,7)”.
92
Sobre el bautismo, por ejemplo, destaca Justino:
“Cuantos se convencen y tienen fe de que son verdaderas estas cosas que nosotros enseñamos y decimos
y prometen poder vivir conforme a ellas, se les instruye ante todo para que oren y pidan, con ayunos,
perdón a Dios de sus pecados, anteriormente cometidos, y nosotros oramos y ayunamos juntamente con
ellos. Luego los conducimos a sitio donde hay agua, y por. el mismo modo de regeneración con que
nosotros fuimos también regenerados, son regenerados ellos, pues entonces toman en el agua el baño en
88
D.
RUIZ BUENO
,
Padres Apologetas Griegos, 1004.
89
JUSTINO
, Apología I, 24, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 207).
90
Ibid., 31, 7.
91
Ibid., 54, 1-2.
92
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 76.
16
el nombre de Dios, Padre y Soberano del universo, y de nuestro Salvador Jesucristo y del Espíritu
Santo”.
93
Sobre la celebración de la Eucaristía el apologista ofrece una bella descripción:
“Nosotros, después de así lavado el que ha creído y se ha adherido a nosotros, le llevamos a los que se
llaman hermanos, allí donde están reunidos, con el fin de elevar fervorosamente oraciones en común por
nosotros mismos, por el que acaba de ser iluminado y por todos los otros esparcidos por todo el mundo,
suplicando se nos conceda, ya que hemos conocido la verdad, ser hallados por nuestras obras hombres de
buena conducta y guardadores de lo que se nos ha mandado, y consigamos así la salvación eterna.
Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente ósculo de paz. Luego, al que preside a los hermanos,
se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él tributa alabanzas y gloria al Padre del universo
por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos
concedido esos dones que de El nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción
de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén. “Amén”, en hebreo, quiere decir “así sea”. Y
una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman
“ministros’’ o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre que se
dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes”.
94
De la conclusión, concuerda con lo ya dicho anteriormente: “Curiosamente, la apología
concluye con la copia de la carta enviada por Adriano a Minucio Fundano”.
95
3.3. Segunda Apología
3.3.1. Estructura
Lona y Capboscq la estructuran en episodio de Roma, temas ya tratados en la primera Apología,
narración de la historia del autor como filósofo platónico, invitación a conocer la verdad y
conclusión:
“Sin ninguna introducción, Justino narra un episodio acaecido en Roma en tiempos del prefecto Urbico,
con la condena a muerte de tres cristianos. Los temas que luego se tratan profundizan aspectos ya vistos
en la primera apología: el misterio de Dios que trasciende todo nombre (5,1-6), el rol de los cristianos en
el mundo (6,1-9), la función del Logos en la historia (7,1-5; 10,1-8). Al final, Justino narra algo de su
propia historia como filósofo platónico (12,1-13,6), e invita a sus lectores a que conozcan la verdad (14,1-
15,4). La conclusión se entiende bien como fin de toda la apología”.
96
3.3.2. Motivación
Drobner nos ofrece una clara descripción de lo que llevó a Justino a escribir de nuevo:
“La segunda apología fue escrita poco después de la primera, por razones de actualidad. Urbico, prefecto
de Roma, hizo decapitar a tres cristianos por el único crimen de haber confesado el nomen Christianum.
93
JUSTINO
, Apología I, 61, 2-3 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 250).
94
Ibid., 65.
95
H.
LONA
; A.
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana, 76.
96
Ibid., 76-77.
17
Justino apela entonces a la opinión pública romana contra esta crueldad injustificada y refuta varios puntos
de crítica”.
97
Justino lo escribe así: “Lo sucedido últimamente en vuestra ciudad bajo Urbico, ¡oh romanos!,
y lo que están haciendo en todo el imperio contra razón los gobernadores, me ha forzado a
componer el presente discurso en favor vuestro”.
98
3.3.3. Análisis de contenido
Justino empieza expresando su indignación: “E1 hecho es que en todas partes hay quien está
dispuesto a darnos la muerte”.
99
Continúa narrando el episodio que provocó su indignación, y
cuestiona a Urbico: “¿Por qué motivo has castigado de muerte a un hombre a quien no se le ha
probado ser adúltero, ni fornicador, ni asesino, ni ladrón, ni salteador, ni reo, en fin, de crimen
alguno, sino que ha confesado sólo llevar el nombre de cristiano?.”
100
Drobner rescata también que: “Responde, por ejemplo, a la irónica cuestión de por qué los
cristianos prohíben el suicidio siendo así que éste los llevaría con toda rapidez a su Dios. Dice
que las persecuciones son obra de los demonios, que aborrecen la verdad y la virtud”.
101
Entre los temas que se profundizan de la primera Apología se encuentra el misterio de Dios que
trasciende todo nombre:
“Porque el Padre del universo, ingénito como es, no tiene nombre impuesto, como quiera que todo aquello
que lleva un nombre supone a otro más antiguo que se lo impuso. Los de Padre, Dios, Creador, Señor,
Dueño, no son propiamente nombres, sino denominaciones tomadas de sus beneficios y de sus obras”.
102
En cuanto al rol de los cristianos en el mundo Justino afirma: “De ahí también que Dios dilata
llevar a cabo la confusión y destrucción del universo, por causa de la semilla de los cristianos,
recién arrojada al mundo, que El sabe ser la causa de la conservación de la naturaleza”.
103
El santo declara la presencia del Verbo en todo el género humano: “la semilla del Verbo, que
se halla ingénita en todo el género humano”.
104
Pero siempre valorando como superior el
cristianismo: “Así, pues, nuestra religión aparece más sublime que toda humana enseñanza, por
97
H.
DROBNER
, Manual de Patrología. Barcelona, Herder, 2001, 92.
98
JUSTINO
, Apología II, 1, 1 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 261).
99
Ibid., 1, 2-3.
100
Ibid., 2, 16.
101
H.
DROBNER
, Manual de Patrología. Barcelona, Herder, 2001, 93.
102
JUSTINO
, Apología II, 5, 1-2 (tr. D. Ruiz Bueno, Madrid, BAC, 2002, 261).
103
Ibid., 6, 1.
104
Ibid., 7,1.
18
la sencilla razón de que el Verbo entero, que es Cristo, aparecido por nosotros, se hizo cuerpo
y razón y alma”.
105
En el capítulo nueve responde la acusación de filósofos de que todo el castigo descrito es falso:
“Y no se nos objete lo que suelen decir los que se tienen por filósofos, que no son más que ruido y
espantajos lo que nosotros afirmamos sobre el castigo que los inicuos han de sufrir en el fuego eterno, y
que nosotros exigimos que los hombres vivan rectamente por miedo, y no porque la virtud es hermosa y
grata. A éstos responderemos brevemente que si la cosa no es como nosotros decimos, o no existe Dios
o, si existe, no se cuida para nada de los hombres, que ni la virtud ni el vicio serían nada ni, como antes
dijimos, castigarían los legisladores con justicia a los que traspasan las buenas ordenaciones”.
106
En el capítulo doce Justino declara lo que le admiró de los cristianos para convertirse:
“Y es así que yo mismo, cuando seguía la doctrina de Platón, oía las calumnias contra los cristianos; pero,
al ver cómo iban intrépidamente a la muerte y a todo lo que se tiene por espantoso, me puse a reflexionar
ser imposible que tales hombres vivieran en la maldad y en el amor de los placeres”.
107
En el capítulo trece se declara cristiano, y los esfuerzos que hace para mostrarse como tal:
“Porque también yo, al darme cuenta de que los malvados demonios habían echado un velo a las divinas
enseñanzas de Cristo con el fin de apartar de ellas a los otros hombres, desprecié lo mismo a quienes tales
calumnias propalaban que el velo de los demonios y la opinión del vulgo. Yo confieso que mis oraciones
y mis esfuerzos todos tienen por blanco mostrarme cristiano, o porque las doctrinas de Platón sean ajenas
a Cristo, sino porque no son del todo semejantes, como tampoco las de los otros filósofos, estoicos, por
ejemplo, poetas e historiadores”.
108
Invita a dar publicidad a su libro: “Ahora, pues, os suplicamos que, suscribiendo lo que os
parezca, deis publicidad a este libro, a fin de que también los otros conozcan nuestra religión y
puedan verse libres de la vana opinión y de la ignorancia del bien”.
109
105
Ibid., 10, 1.
106
Ibid., 9, 1.
107
Ibid., 12, 2.
108
Ibid., 13, 1-2.
109
Ibid., 14, 1.
19
CONCLUSIÓN
El contexto político de las Apologías de Justino se desenvuelve entre los emperadores Adriano,
Antonino Pío y Marco Aurelio. Con relación a los cristianos, estos tenían una política de
prohibición y exterminio de este grupo. Bastaba una denuncia, aunque falsa, para condenarlos.
Contra esto se manifiesta Justino.
Este nació en Flavia Neápolis. Es un filósofo, buscador de la verdad, convertido por el ejemplo
de los mártires, se hizo defensor de la fe cristiana fundando una escuela en Roma. Lo original
de su obra es su esfuerzo teológico por relacionar la filosofía y la fe. Esta escuela tuvo como
enemigo al filósofo Crescente, quien lo habrá denunciado, por lo que termina Justino
decapitado, condenado por el prefecto Junio Rústico.
El santo escribió unas Apologías, entre el 150 y el 154 probablemente, que se dividen en dos,
pero la segunda sería un apéndice o continuación de la primera, dirigidas a las autoridades
políticas del imperio y a representantes de la cultura por sus acusaciones de ateísmo a los
cristianos. Justino denunciaba la injusticia de condenar a los cristianos sólo por el nombre, y
que estos no son ateos, sino adoradores del Dios verdadero. La originalidad de su obra está en
ser el primer intento de conjugar el cristianismo y la filosofía pagana. Las líneas teológicas de
estas están en la identificación del Logos con Cristo, y en resolver el problema de la
consideración de politeísmo con cierta subordinación del Hijo con el Padre.
La Primera Apología, dirigida al emperador, sus hijos adoptivos, al Senado y al pueblo romano,
contiene en 68 capítulos, estructurados en introducción (1-3), una parte principal con dos
secciones (4-12; 13-67) y una conclusión (68). En la introducción presenta a los destinatarios,
se presenta a sí mismo. En la primera sección, condena la injusticia de condenar a cristianos
solo por el nombre y se defiende contra la acusación de ateísmo. En la segunda sección,
desarrolla una profesión de fe de los cristianos, centrada en la cristología; así también, la prueba
de verdad del cristianismo, y otros temas como el bautismo y la eucaristía. Concluye con una
copia de un documento del emperador Adriano, para un procedimiento más justo y correcto en
las causas contra los cristianos.
La segunda Apología, motivada por la decapitación de tres cristianos por Urbico, tiene 15
capítulos, estructurados en episodio de Roma (1-4), temas ya tratados en la Primera Apología
(5-10), narración de la historia del autor como filósofo platónico (12-13), invitación a conocer
la verdad (14-15) y conclusión (15). Entre los temas que se profundizan de la primera Apología
se encuentra el misterio de Dios que trasciende todo nombre, el rol de los cristianos y la
presencia del Verbo en todo el género humano.
20
BIBLIOGRAFÍA
DROBNER
, Hubertus, Manual de Patrología. Barcelona, Herder, 2001.
HAMMAN
, Adalbert, Guía práctica de los Padres de la Iglesia. Bilbao, Desclée de Brouwer,
1969.
LLORCA
,
Bernardino, Historia de la Iglesia Católica I. Madrid, BAC, 1976.
LONA
,
Horacio; Alberto
CAPBOSCQ
, Introducción a la historia de la literatura cristiana en los
tres primeros siglos, Buenos Aires, Editorial Claretiana, 2014.
QUASTEN
, Johannes, Patrología I, Hasta el concilio de Nicea. Madrid, BAC, 1984.
TREVIJANO
, Ramón, Patrología. Madrid, BAC, 2009.
FUENTE
RUIZ BUENO
,
Daniel, Padres Apologetas griegos (s. II). Madrid, BAC, 1979.
RUIZ BUENO
,
Daniel, Padres Apostólicos y apologistas griegos (s. II). Madrid, BAC, 2002.
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