Las Relaciones Diplomáticas México Cuba en el gobiernoÞ Vi


Instituto de Humanidades y Ciencias (INHUMYC)

Las Relaciones Diplomáticas México-Cuba en el Gobierno de Vicente Fox

Ana Lucía Sarmiento Pérez

Nivel: Bachillerato

Área: Ciencias Sociales (Ciencias Políticas)

Modalidad: Investigación Documental

Asesoría: Local

Asesor:

Lic. Iván García Gárate

Comentario

PRESENTACIÓN AL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN LLEVADO A CABO POR ANA LUCÍA SARMIENTO PÉREZ.

La Historia construye los grandes temas sobre los cuales los jóvenes, a su vez, construyen sus propias preguntas para estudiarlos y tratar de entenderlos. Ana Lucía es una de las jóvenes que construyen preguntas específicas sobre un tema que si bien no es antiguo por el tiempo transcurrido, si es histórico por su importancia política, social y cultural para las dos naciones involucradas: las relaciones diplomáticas México - Cuba.

Ana Lucía, con las bases adquiridas en las diferentes materias de los programas de estudio de la Escuela Nacional Preparatoria, y con las suyas propias adquiridas por una viva curiosidad científica y con la preocupación de una joven analista conciente de la realidad nacional, presenta un análisis científico bien cimentado sobre la forma en la que se han desarrollado las relaciones diplomáticas entre ambos países en los últimos sexenios, y construye algunas conclusiones respecto al futuro inmediato del tema

El presente proyecto de investigación muestra una preocupación por documentar, y en su caso fundamentar, todas las afirmaciones y opiniones ahí vertidas y presenta un análisis en los que se hace un estudio multidisciplinario desde lo social, que va desde lo histórico al análisis coyuntural, motivado por las inquietudes propias de la autora y el esfuerzo del estudiante por incidir en su realidad, que es el que le permite desarrollar las conclusiones y escenarios en el futuro cercano del tema.

Lic. Iván García Gárate

Resumen

El objetivo de esta investigación documental es exponer un breve pasaje de lo que son las relaciones diplomáticas con Cuba a partir de su Revolución, para poder entender lo que más tarde sucederá a partir de la ruptura de la tradición presidencial priísta en México, el gobierno de Vicente Fox y la ruptura final de la tradición diplomática mexicano-cubana.

La investigación comienza a partir del gobierno de Adolfo Ruíz Cortines hasta el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en donde se pueden ver diferentes matices ideológicos y estructurales con respecto a la política exterior en México.

Posteriormente se analiza de lo ocurrido en el gobierno de Ernesto Zedillo como posible inicio de un declive en estas relaciones diplomáticas, para finalmente desembocar en lo acontecido en los años comprendidos entre el 2000 y el 2006 con Vicente Fox junto con todos los diferentes actores políticos que intervinieron en el intrincado proceso de o que parecería una ruptura final de relaciones con Cuba.

Introducción

Objetivo:

Investigar sobre las relaciones diplomáticas de México con Cuba en el sexenio comprendido en los años del 2000 al 2006 con el fin de llevar a cabo un análisis sobre estas relaciones, con sus diferentes matices y variaciones, en el sexenio de Vicente Fox con respecto a Cuba y a su mandatario, Fidel Castro.

Hipótesis:

La degradación de las relaciones diplomáticas México-Cuba durante el sexenio de Vicente Fox se dio por la disyuntiva del Partido Acción Nacional (PAN) de favorecer a Estados Unidos o a Cuba; dado el caso de que el PAN debía romper con las estructuras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) había impuesto a favor de la relación cubana, Vicente Fox se inclinó por favorecer y fortalecer los lazos diplomáticos con Estados Unidos en detrimento de la histórica tradición diplomática México-Cuba.

Justificación:

Considero que esta investigación es relevante ya que nos aporta algunos elementos para entender un poco mejor en qué consistieron las fallas diplomáticas entre México y Cuba en los años comprendidos entre el 2000 y el 2006, ya que, al analizarlas, se pueden crear las bases para ver cuál sería la mejor alternativa diplomática para el sexenio que comienza. En este trabajo se pretende concluir con respecto a este pasado sexenio, pero tomando en cuenta algunos puntos de presidentes anteriores, con los cuales la relación con Cuba se mantenía en buenos términos, a veces a favor y a veces neutrales, pero que jamás existió un verdadero problema en cuestiones de diplomacia (por lo menos, que se diera a conocer por los medios de comunicación). ¿Qué pasó en la política interna de México para dar pie a los sucesos que se desencadenaron a partir del famoso “comes y te vas”? Este trabajo planea conseguir una respuesta personal, una opinión, a esta y otras preguntas.

Breve historia de las relaciones México-Cuba a partir del inicio de la Revolución Cubana

En su discurso dedicado a la amistad cubano-mexicana el 2 de agosto de 1980, el primer mandatario de la República de Cuba, Fidel Castro, dijo que: …”Hay en Cuba, con relación a México, una tradición de historia y de amistad que no tiene igual con ningún otro pueblo de América Latina. Nuestras luchas han estado muy vinculadas a las luchas y a la historia de MéxicoUna tradición que conlleva muchos y diversos significados políticos para las dos naciones.

Si nos vamos más atrás en la Historia antes del ascenso de Fidel Castro al poder, podemos ver varios ejemplos importantes como los vínculos comerciales entre la Isla y la Nueva España después de la llegada de Cortés en donde Cuba era un punto geoestratégico para llegar a la Nueva España y el intento mexicano de anexar a Cuba en su territorio en el siglo XIX (Rojas, 2001); sin embargo, lo importante para este trabajo es tomar en cuenta los factores a partir de que inicia formalmente la Revolución Cubana, durante el gobierno en México de Adolfo Ruíz Cortines (1952-1958), en donde de no existir este vínculo, jamás se podría haber dado tan eficazmente la guerrilla que orilló al dictador Fulgencio Batista a exiliarse.

Durante este primer sexenio en donde comenzarían los lazos que parecerían casi irrompibles con respecto a México y Cuba, se debe mencionar que el Movimiento 26 de Julio, nombre del grupo autor que, al mando de Fidel Castro llama a la Revolución cubana después del Asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, se tuvo que ver en la necesidad de huir de Cuba para exiliarse en México y planear su estrategia con mayor detenimiento; los guerrilleros cubanos (en su mayoría) residieron en nuestro país y recibieron la hospitalidad de varios mexicanos, circunstancia que Fidel Castro difícilmente olvidaría. El gobierno mexicano, al enterarse de esto, apresó a varios guerrilleros para verse después en la necesidad de dejar que salieran de manera clandestina a bordo del yate Granma en Tuxpan, Veracruz; luego de haber recibido ayuda y capacitación militar por parte del refugiado español, Alberto Bayo y de Fernando Gutiérrez Barrios, figura importante dentro de la política en México, de filiación priísta.

A pesar de que todo indicaba que el gobierno priísta conservador de Ruíz Cortines se encontraba en favor del gobierno de Fulgencio Batista, se hizo evidente el “fluido interés que el gobierno de Adolfo Ruíz Cortines concentró en los procesos ocurridos en Cuba; interés que desbordó la tradicional significación de la Isla para asuntos de México.. (Morales, 1999)

En este período previo a la Revolución, alrededor de 95 cubanos solicitaron asilo en México, mientras que se menciona que la Secretaría de Gobernación le otorgó el asilo al hermano de Fidel, Raúl Castro Ruz; el Gobierno le otorgó el asilo político a 330 cubanos registrados que huían de la dictadura de Fulgencio Batista, muchos de ellos comenzaron a publicar algunas noticias en periódicos mexicanos (Morales, 1999).

Cuando finalmente se proclama el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959, México se encontraba ya en un nuevo sexenio a cargo de Adolfo López Mateos (1958 - 1964), lo más trascendental e importante en este período fue la visita diplomática más significativa en la historia de Cuba a raíz del triunfo de su revolución, del ex presidente de México, el general Lázaro Cárdenas, en 1961, viaje en el cual demostró su solidaridad con la vecina isla caribeña, a propósito de los ataques “imperialistas” como el de Playa Girón. Al respecto, en 1980, Fidel Castro haría mención de este acontecimiento declarando que:…”También recordamos que a raíz de la invasión mercenaria de Girón, en 1961, Lázaro Cárdenas se enroló para venir a combatir junto a nuestro pueblo…” (Castro, 1980).

Este reconocimiento a la solidaridad mexicana marcaría la pauta para el inicio de una tradición pro-revolucionaria cubana en el Partido Revolucionario Institucional, en donde México jugaría un papel fundamental como uno de los primeros y principales aliados diplomáticos de Cuba en América Latina. Cabe señalar, que durante este mismo período, el de López Mateos, se da la “Crisis de los Misiles”, un conflicto multilateral en el que Cuba se encuentra "en medio" de Estados Unidos y la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría.

El Presidente de México no se encontraba en el país pero envió un mensaje de apoyo al entonces presidente norteamericano John F. Kennedy. El trasfondo diplomático que esta circunstancia conlleva, se puede entender con mayor claridad a propósito de una entrevista realizada al Embajador Juan A. Mateos, específicamente para este trabajo, es decir:

..."Entonces allí hay un primer elemento que indica que México si apoyaba a la Revolución Cubana, emocionalmente, pero a la hora de tomar decisiones, pues no, se alía con Estados Unidos, "si, te quiero mucho, pero...", esto es un poco la política de México. Pero, Estados Unidos no va a permitir, no está contento para nada de esta revolución cubana, y a nivel regional va a convocar al Tratado de Asistencia Recíproca, y va a empezar a presionar a todos los gobiernos para estar en contra de Cuba."… (Mateos, 2007)

A pesar de apreciaciones como ésta, la política exterior con Cuba se mantuvo en buenas condiciones.

En los seis años siguientes, entre 1964 y 1970, con Gustavo Díaz Ordaz como Presidente de la República, se le dio atención primordial a los asuntos gubernamentales en materia de política exterior, sobre todo en el tema de Cuba; la relación mexicano-cubana aumentó notablemente, se procuraron las relaciones diplomáticas con el gobierno de Fidel Castro, en parte por la razón política antes mencionada y también por el interés de demostrar a Washington su “independencia” en este rubro, como también por un afán de mantener la tradición amistosa en condiciones óptimas y duraderas.

En el año de 1964 se da la famosa reunión de Punta del Este, en donde el entonces canciller mexicano, Manuel Tello, plantea la solución al problema cubano manifestando que el marxismo no era compatible con las democracias latinoamericanas, pero paradójicamente con la negativa de romper relaciones con Cuba gracias al principio que ha regido a México, la Doctrina Estrada, en la cual se establece la no intervención y auto-determinación de los pueblos.

Como menciona Alan Riding, las consecuencias de este empeño por procurar estas relaciones diplomáticas, únicamente desembocaron en que

…”El impacto de la revolución cubana se dejó sentir entre los jóvenes e intelectuales mexicanos y el resultante ambiente de inquietud condujo a la fuga de capitales privados que se dejaron llevar por el nerviosismo. El descontento de la izquierda que afectaba a gran parte de América Latina contribuyó a la selección de Gustavo Díaz Ordaz, secretario de gobernación de López Mateos, como sucesor de éste en 1964”… (Riding, 2006)

Los acontecimientos registrados en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, junto con el surgimiento de varios grupos guerrilleros son factores básicos para entender la situación política en México antes de que el entonces Secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, asumiera la Presidencia de la República en 1970. Este período en la historia latinoamericana, en lo concerniente a este trabajo, nos muestra como punto trascendental el hecho de que Cuba promovía y apoyaba a las guerrillas latinoamericanas, mientras que en México, su principal frente diplomático, no existía ninguna influencia directa por un acuerdo con el Presidente Echeverría. En éste se establecía el mantenimiento de las relaciones con Cuba únicamente si no intervenía para promover guerrillas en México. Diplomática e ideológicamente no se puede hablar de un cambio significativo entre el gobierno de Díaz Ordaz y el de Echeverría, excepto por el hecho de que el presidente Echeverría era defensor de los derechos de los países tercermundistas, y logró coincidir con las opiniones cubanas en diferentes reuniones y tratados internacionales.

Durante este sexenio se pudo observar un fortalecimiento de los lazos diplomáticos que unían a ambas naciones; aspecto que se conservó con el sucesor en la presidencia, José López Portillo (1976 - 1982), con quien el Comandante Fidel Castro estableció amistad y relaciones diplomáticas óptimas, y así lo demostró en su discurso, mencionado anteriormente, en donde se refirió a López Portillo, a quién calificó de "ilustre amigo". Coincido ampliamente con lo expresado por el Embajador Mateos en manifestar que: "... el momento glorioso con Cuba fue con López Portillo, esta época de tanto discurso glorioso, pero del fondo, no hay tanto. Entonces hay que distinguir un poco entre el discurso y, lo lógico, el discurso sentimentaloide de López Portillo y el discurso inteligente de Fidel Castro..." (Mateos, 2007).

Hoy día podemos analizar los sucesos a distancia, pero hay que reconocer sobre todo, que López Portillo pudo conservar la tradición diplomática, ya que su personalidad e interés pro-revolucionario compaginaban con las del Comandante Castro, quién admiraba profundamente las facultades de nuestro país con respecto a una Constitución ampliamente progresista y que, prácticamente, se debía de utilizar como un "modelo a seguir" junto con las virtudes de los recursos naturales. La calidad extraordinaria de las relaciones durante este período se muestra en un extracto del discurso de Fidel Castro en donde dice:

...”Estoy seguro de que el presidente López Portillo pasará a la historia como uno de los grandes estadistas de México (APLAUSOS).

Al observar el día de su llegada que no dejaba de saludar absolutamente a nadie, por aislada que estuviera una persona a lo largo del recorrido —aunque casos de personas aisladas no se daban muchos porque era un cordón humano si ocurría en el trayecto del aeropuerto a la ciudad—, y al observarle nosotros cuán agradablemente nos impresionaba esa preocupación suya con nuestros ciudadanos, él me dijo: "Un hombre es una multitud" (APLAUSOS). No podré olvidar jamás ese hermoso concepto, como tampoco podremos olvidar ninguno de nosotros lo que dijo en las hermosas y elocuentes palabras que pronunció en el momento de recibir la condecoración: "Nada soportaremos contra Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS). Lo sentiremos como propio."

Nosotros hoy le respondemos también al hermano pueblo de México y a su ilustre gobernante: ¡Nada soportaremos contra México! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Cuba, México, unidos vencerán!"), lo sentiremos como propio. ¡Sabremos ser fieles a la amistad que han forjado siglos de historia y de hermosos principios comunes! (APLAUSOS)”… (Castro, 1980)

Puede afirmarse que un primer declive en las relaciones con el gobierno de Cuba se dio en el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado (1982 a 1988), aunque en él no dio una ruptura. Lo anterior se circunscribe en el contexto del ingreso de México en el General Agreement On Trade and Tariffs (GATT), circunstancia que conlleva la necesidad comercial y diplomática de ver hacia los Estados Unidos, sin por ello cambiar el discurso hacia Cuba.

Finalmente, en 1988, Carlos Salinas de Gortari asume la Presidencia de México, sexenio durante el cual las relaciones con Cuba se estrecharon, al grado de convertirse en uno de los principales aliados de Fidel Castro. Cabe notar que durante este período se comienzan las negociaciones para que México firmara el Tratado de Libre Comercio, que posteriormente se describirán algunas de sus circunstancias en nuestro país. Asimismo, es durante este período presidencial que se derrumba el sistema de la Unión Soviética, acontecimiento que para muchos significaba la desaparición del sistema cubano. En este contexto, el presidente mexicano realizó un exitoso viaje a la isla de Cuba, que como expresa el Embajador J. A. Mateos:

…"lo que entiende Salinas es que con Cuba hay que aprovecharse desde un punto de vista comercial, no convence a nadie lamentablemente, fue nuestra última oportunidad para apoderarnos un poco de la economía cubana, entonces lo que se había enfriado un poco, se vuelve a calentar en la relación ideológica, además quiere la relación económica, quiere llevar empresarios, fue una de las visitas más entusiastas de un Presidente mexicano."… (Mateos, 2007)

Las afirmaciones anteriores nos llevan a reflexionar en el punto central de este trabajo, ¿por qué una relación que se caracterizaba como tan estrecha entre dos países, terminó casi en ruptura definitiva después de todo lo acontecido? Una posible respuesta a esta interrogante podríamos encontrarla en los acontecimientos posteriores, particularmente durante el último de los gobiernos del PRI con Ernesto Zedillo y el del primer mandatario surgido del PAN, Vicente Fox; sexenios durante los cuales no sólo se enfriaron las relaciones con Cuba, sino que llegaron casi a una ruptura, que si no fue total estuvo a punto de llegar a ese extremo.

Resultados

Relaciones diplomáticas a finales del sexenio de Ernesto Zedillo

Como se mencionó anteriormente, uno de los elementos de este trabajo es hacer un recuento de los acontecimientos ocurridos durante el sexenio de Ernesto Zedillo en materia de política exterior con Cuba. En este contexto destaca una declaración del entonces representante mexicano en relación a la ausencia de Cuba en La Cumbre de las Américas, celebrada en Miami, Florida en donde manifestó lo siguiente:

…”Debo señalar, sin duda, que Cuba es la gran ausente de esta reunión, cosa que nosotros lamentamos. Nosotros deseamos que muy pronto las condiciones que han impedido que Cuba participe en este tipo de foros, sean superadas. De la misma manera, yo les he expresado a los demás Presidentes que la política de México hacia Cuba es invariable. México continuará teniendo relaciones con Cuba en los términos que históricamente hemos tenido: de gran respeto, de no inmiscuirnos en los asuntos internos de Cuba ni de ningún otro país, porque somos creyentes firmes del principio de no intervención como eje rector de nuestra política exterior.”… (Zedillo, 2006)

Sin embargo, la firma de México del Tratado de Libre Comercio lo comprometía a una relación mucho más estrecha con Estados Unidos, independientemente del compromiso que México tenía con dicho país a partir de la crisis de 1994-1995 y el préstamo por parte de Bill Clinton y Robert Rubin por una suma de dólares considerable, e hizo que nuestro país se distanciara de Cuba, que, a su vez, comenzó a impulsar sus relaciones con otros países latinoamericanos como Brasil y Venezuela, cuyo resultado podría expresarse de la siguiente manera:

…”Fidel tiene el éxito que, tras el derrumbe de la Unión Soviética, logra reestablecer las relaciones con los latinoamericanos, con Brasil, con Venezuela; ya no necesita a México, es decir, México hace su acercamiento, pero Cuba también lo hace por su parte, y por más que nos digamos latinoamericanos, nada más no cabemos en ese concepto, el discurso es una cosa, la teoría es otra”... (Mateos, 2007)

A partir de este momento se podría comenzar a hablar de un posible comienzo de un distanciamiento, que de algún modo influiría en los sucesos ocurridos en el gobierno de Vicente Fox. Cabe señalar que es durante este período cuando el futuro canciller mexicano, Jorge G. Castañeda, escribe una biografía del Che Guevara, “La Vida en Rojo”, la cual recibe severas críticas, en tanto que en su libro expresaba argumentos como el siguiente:

(Con respecto a las fuentes consultadas para la biografía de Ernesto “Che” Guevara)…”Un segundo acervo reside en los archivos de Estado de los países involucrados, directa o indirectamente, en la vida y muerte del Che. Los cubanos no tienen archivos disponibles: o bien por que no existen, o bien por que no los abren; lo único que esto significa es que la versión documental cubana no se refleja en ningún trabajo serio. Algún día quizá La Habana se decidirá a contar su historia, a partir de sus archivos, y no sólo de los recuerdos más o menos fieles, más o menos geniales, de Fidel Castro”… (Castañeda, 2002)

Es decir, no podemos hablar de un conflicto en niveles macroscópicos, sino del inicio de un problema, que no necesariamente fue diplomático, pero que parecía tornarse en personal. No se puede hablar de un distanciamiento catastrófico, sino el inicio de un posible problema, que únicamente necesitaba un catalizador para poder estallar, aún cuando no tuviera que estar el Presidente de México involucrado directamente.

A manera de reflexión, lo que yo considero pertinente recalcar de lo ocurrido en el sexenio de Ernesto Zedillo, fue que realmente marcó un parte aguas abriéndole a México muchas más puertas en cuestiones comerciales con un vecino mucho más poderoso que Cuba, por lo cual el distanciamiento realmente recayó en una decisión que se tuvo que tomar de manera interna sobre cuál era la mejor salida para nuestro país, sopesando los pros y los contras que le otorgaban las diferentes posibilidades de relación, tanto con Estados Unidos como con Cuba.

Los desencuentros diplomáticos en el primer año del sexenio de Vicente Fox

La victoria electoral de Vicente Fox en el 2000 causó revuelo tanto a nivel nacional como internacional. Finalmente se había roto la tradición priísta de gobernar al país, ahora México tenía un nuevo gobierno, el llamado “del cambio”, encabezado por un miembro de un partido de derecha, el PAN. Al inicio de la gestión foxista, Jorge G. Castañeda fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores; quien era conocido en los círculos políticos por sus tendencias de izquierda, aunque se reconocía también una inclinación más moderada, favorable a una mejor relación con los Estados Unidos.

Las noticias expresadas por diferentes medios de comunicación de entonces, coincidieron en que el primer año del “Gobierno del Cambio”, había representado la ruptura de la tradicional relación entre Cuba y México. Al respecto, el entonces embajador de Estados Unidos en México, Jeffrey Davidow (2005) escribió lo siguiente:

…”Si las relaciones entre México y Cuba se encontraban bastante mermadas durante los últimos años del PRI, con Vicente Fox se deterioraron aún más. No era la intención de Fox, pues en realidad él habría preferido marginar el tema de Cuba de la política mexicana, pero este papel se contraponía con otro de sus planes: darle un papel central a los derechos humanos en la política nacional e internacional.”…

Es decir, esta declaración nos muestra que a pesar de todo, Fox no tenía el control sobre las situaciones que ocurrieron posteriormente, pues nunca contempló que Castañeda decidiría quiénes debían ser sus socios estratégicos. Cuba representaba todo lo que Fox no quería sobre su supuesta importancia hacia los derechos humanos. No obstante, cabe destacar otros factores que propiciaron el verdadero declive en la tradicional relación cubano-mexicana.

En este sentido, Guadalupe Vautravers (2006) afirma lo siguiente:

…”...en relación con el cambio que se presentó en la tradicional buena relación entre los gobiernos de Cuba y México, señalaremos que una de las modificaciones se dio, por supuesto, con el acercamiento entre los mandatarios de los Estados Unidos y México, ya que desde las amigables reuniones de Fox y Bush en sus respectivos ranchos y sobre todo, la preocupación del nuevo gobierno de negociar el “acuerdo migratorio”, propició que el entonces Secretario de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda y el propio Jefe del Ejecutivo privilegiaran las buenas relaciones con el gobierno norteamericano en general.”...

También durante el primer año de gobierno, se discutió el tema de los derechos humanos en la reunión de la Comisión de Derechos Humanos en las Naciones Unidas. Como tradicionalmente había sucedido en torno a esta temática, se asumía que México se abstendría de votar en contra de Cuba, sin embargo, el canciller procedió a votar como se esperaba pero pronunció un discurso en donde revelaba la verdadera postura de México en torno a este tema. Con la fallida iniciativa de mantener aún las relaciones diplomáticas con Cuba, el canciller Castañeda logró únicamente contraponerse a sí mismo y al país junto con los efectos colaterales de enfadar y crear un disgusto tanto con el gobierno estadounidense y con el cubano.

El discurso iba, en su mayoría, de esta manera:

…”Se ha sostenido que la defensa y la promoción de los derechos humanos constituyen asuntos internos de cada país que no deben sujetarse al escrutinio internacional. México no comparte esta tesis. Afirma categóricamente que los derechos humanos representan valores con validez absoluta y universal. En tanto que absolutos, no pueden ser condicionados por ninguna instancia. No son internos ni externos; son humanos. En particular, estamos convencidos de que no puede apelarse a la soberanía para justificar la violación de derechos que por su carácter fundamental y su trascendencia la anteceden. El ejercicio de la soberanía no puede, de ninguna manera, perseguir fines inhumanos; no puede, por tanto ser ejercida por un Estado en contra de los derechos fundamentales de sus ciudadanos y de cada individuo que se encuentre en el ámbito de su soberanía.”

…”Debemos ser claros. Si queremos que prevalezcan los derechos humanos, éstos no pueden ser condicionados, pero tampoco su defensa debe ser utilizada para otros fines. Ambas actitudes son nefastas. En muchos casos, las resoluciones emitidas contra países cuyo respeto a los derechos humanos ha sido justamente denunciado han tenido vicios de origen que ponen en entredicho la validez de la censura misma.”… (Castañeda, 2005)

Después hizo referencia a su discurso diciendo:

…”Las imputaciones cubanas me tienen sin el menor cuidado; el gobierno de Cuba está un poco sentido, molesto, ardido. Lo importante es seguir hacia delante en el fortalecimiento de las relaciones económicas, comerciales, financieras y turísticas con Cuba. Punto.”… (Castañeda, 2005)

Por supuesto, hay que tomar en cuenta que no sólo se le salió de las manos a Fox el hecho de que su secretario de Relaciones Exteriores tomara algunas iniciativas en materia de la política exterior, sino que se había violado uno de los principios y obligaciones básicas de la política exterior mexicana a través del artículo 89 fracción X de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece que una de las obligaciones del titular del Poder Ejecutivo es:

…”Dirigir la Política Exterior y celebrar tratados internacionales, sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; y la lucha por la paz y seguridad internacionales.”…

Después de la problemática desatada por la complicada declaración (por ponerle algún adjetivo) de Castañeda, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, declaró que la decisión de México ante esta problemática de Derechos Humanos había sido tomada por un movimiento de opinión pública en donde ambas Cámaras habían votado en contra de la isla, por lo cual la respuesta ante la CDH de Castañeda en nombre de la República, tomó por sorpresa a todos los medios y sobre todo a la expectativa de qué procedería después.

El inmemorable “Comes y te vas” representó otro de los desatinos diplomáticos del Gobierno del Cambio, el punto culminante de poner fin a la tradición México-Cuba. Esto sucedió durante una llamada del ejecutivo mexicano a Fidel Castro en relación a la asistencia cubana en la Cumbre de Monterrey, pidiéndole a Castro que abandonara dicha Cumbre dada la presencia de los Estados Unidos.

En resumen, la falla diplomática radicaba esencialmente en que:

…”El 21 de marzo de 2002 en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada en Monterrey, Nuevo León, México, se presentó un problema diplomático, ya que el gobernante de Cuba, Fidel Castro, señaló en su intervención ante el pleno, que le habían solicitado se retirara antes de la llegada del presidente de los Estados Unidos, ya que argumentó que abandonaba el evento de la ONU "por una situación especial creada por mi presencia en la Cumbre".

Posteriormente, cuando el mandatario cubano se entera que la postura de nuestro país en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, sería un voto a favor de la visita de un relator especial para los Derechos Humanos a su país (un voto en su contra), presentó lo que califica como las pruebas de las presiones ejercidas por el gobierno mexicano para que Cuba no participara de la Cumbre de la ONU en Monterrey. Castro entregó a cada periodista la grabación de una conversación telefónica suya con el presidente Vicente Fox, en la que este último le pide que abandone México antes del viernes, día en que llegaba la delegación norteamericana.”… (Vautravers, 2006)

Posteriormente, el Primer Mandatario cubano posteriormente utilizó la cinta de la llamada para exponerla a los medios a fin de mostrar la carencia de diplomacia y decisión del gobierno mexicano. Este punto fue tomado por Jorge Castañeda quien manifestó que se había utilizado esta información para desviar la atención de los problemas al interior de la Isla. Este hecho dio la pauta a una serie de reacciones como la que a continuación cito:

... “Las encuestas indicaron que las gran mayoría de los mexicanos consideraron el hecho de que Castro revelara la conversación como un acto poco caballeroso o poco amigable. Pero si la cinta mostraba la falta de educación de Castro, también comprobaba que Fox había mentido al afirmar ante la prensa que nunca presionó a Castro para que partiera de Monterrey antes de lo previsto. Aún más, todo parecía indicar que había mentido por servilismo a Estados Unidos.”... (Davidow, 2005)

Los incidentes antes mencionados posicionaron nuevamente a Fidel Castro en el centro de la política mexicana, pero ahora no como un aliado, sino como el principal expositor de la verdadera faceta diplomática del Presidente de México, mostrando su falta de habilidad en este rubro y en materia política. Sobre todo, como ya antes se ha mencionado, violando el artículo de la Constitución con respecto a la política exterior y a la Doctrina Estrada en donde se establece la facultad del Gobierno de México como un Estado no intervencionista diciendo que:

...”México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos, porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros”… (Doctrina Estrada, -----)

Dando por finalizado este primer año de gobierno, caótico sobre todo, el presidente Fox terminó enviando un comunicado al gobierno de Cuba para decir:

...”La crisis diplomática entre nuestros países se está saliendo de cauce y puede traer consecuencias altamente negativas para ambos que no podamos controlar. Es imperativo detener la posibilidad de que escale y promover, en cambio, que las relaciones vuelvan a la normalidad. Necesitamos actuar con responsabilidad política para restaurar la atmósfera de entendimiento que debe prevalecer entre nuestras dos naciones.”... (Fox, 2005)

Relaciones diplomáticas durante los siguientes cinco años del gobierno de Vicente Fox

En el 2003, Jorge G. Castañeda renunció a la Secretaría de Relaciones Exteriores y Vicente Fox, entonces decidió nombrar para sustituirlo al Secretario de Economía, Luis Ernesto Derbez. El periódico El Universal publicó lo siguiente al respecto:

…”El nuevo canciller, Luis Ernesto Derbez, aseguró ayer que mantendrá los mismos lineamientos de política exterior puestos en práctica por su antecesor Jorge Castañeda, y señaló que lo único que cambiará en la Secretaría de Relaciones Exteriores será el estilo de trabajar.

Al tomar posesión de su nuevo cargo, el ex secretario de Economía señaló: "El Presidente es el que ha dictado cuál es el programa y la visión de México en términos de la relación con el exterior, y el Presidente es el que seguirá dictando"… (García, 2003)

Para ahondar más en este tema, me gustaría tomar las opiniones expresadas por el Dr. Carlos Alzugaray, Coordinador de Estudios Estratégicos e Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en una entrevista personal acerca de este tema, a pregunta expresa de que sí se podía hablar de un reestablecimiento o una mejora entre las dos naciones con la salida de Jorge G. Castañeda, manifestando que:

…”Yo creo que los problemas siguieron porque no cambió esencialmente la idea estratégica de que había que sacrificar la relación con Cuba para obtener concesiones de Washington. Aquí hubo un error que fue de Fox más que de Castañeda. Sin embargo, debe apuntarse que Castañeda contribuyó a agudizar las cosas con sus posiciones personales. Derbez no tuvo ese protagonismo pero su posición fue similar a lo que debe añadirse la poca eficacia y el torpe manejo de estos temas. Torpeza que también se manifestó en otros terrenos. Se puede pensar que abandonar los principios tradicionales de la política exterior mexicana dejó a la SRE y al Gobierno sin una brújula adecuada.”... (Alzugaray, 2007)

Es decir, a pesar de que la administración de la Secretaría de Relaciones Exteriores cambió, la estructura ideológica y estratégica siguió siendo esencialmente la misma, nada más que con un canciller diferente y, no está de más decirlo, con una mayor discreción para manejar los problemas diplomáticos con Cuba, por lo menos en lo que concierne a los medios.

La tormenta que se anunciaba con respecto a las relaciones bilaterales con Cuba llegó después en el año 2004, cuando los ataques de las dos partes se exacerbaron y bombardearon a los medios con nuevas y más sorprendentes declaraciones, cuyos actores principales fueron Fidel Castro, Felipe Pérez Roque, Jorge Bolaños Suárez, por parte de Cuba y Vicente Fox, Luis Ernesto Derbez, Santiago Creel, Roberta Lajous y Carlos Ahumada, empresario argentino que dio pie al inicio de los videoescándalos en México con respecto al Partido Revolucionario Democrático (PRD), por parte de México, cuyos resultados fueron varias manifestaciones en contra de las medidas adoptadas por ambos países, que finalmente llevaron a la casi ruptura de las relaciones. Una de las manifestaciones que fue cubierta por los medios, fue organizada de manera casi improvisada por mexicanos frente a la Embajada de Cuba en México, en donde quedaba claro que un sector de la opinión popular, asumía una postura en contra de las decisiones tomadas por el entonces Presidente de México. La noticia llegó a los medios en diferentes perspectivas, por ejemplo:

...” Con pancartas y consignas manifestaron su rechazo por la decisión del Gobierno de Vicente Fox de reducir las relaciones con Cuba al grado de consejeros comerciales.

“¡Cuba no se va!”, “¡Cuba sí, yankees no!”, “al pueblo cubano lo quiere el mexicano” y “¡Fox piensa, nos das pura vergüenza!”, gritaban los manifestantes frente a la representación diplomática…

“No vamos a permitir que el Gobierno de Vicente Fox rompa estas relaciones, es evidente que la orden de esta decisión vino directo de Estados Unidos. “… (Vicenteño, 2004)

Lo que sucedería posteriormente, daría forma a la verdadera y extrema degradación de las relaciones bilaterales, cuando, finalmente, los gobiernos de México y Cuba deciden retirar temporalmente a sus respectivos Embajadores, Roberta Lajous y Jorge Bolaños Suárez, marcando la pauta de una relación ya inexistente y casi dada por perdida. En México, el Poder Ejecutivo aplicó el artículo 33 de la Constitución que dice que:

…”Son extranjeros los que no posean las calidades determinadas en el artículo 30. Tienen derecho a las garantías que otorga el Capítulo I, Título Primero, de la presente Constitución; pero el Ejecutivo de la Unión tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidad de juicio previo, a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente. Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país.”…

El 2 de mayo de 2004, Luis Ernesto Derbez anunció la salida de Roberta Lajous de La Habana, Cuba y la expulsión de Jorge Bolaños Suárez de la Embajada cubana en México junto con la del consejero político Orlando Silva Fors por su injerencia directa en asuntos internos del País, para lo cual Bolaños argumentó que esta decisión del Gobierno mexicano tenía origen en las declaraciones de Carlos Ahumada y no en las de Fidel Castro diciendo que …”El anuncio de Relaciones Exteriores y de Gobernación es una cortina de humo para desviar el tema central.”… (Bolaños, 2004) mientras que la cancillería cubana afirmó que las decisiones tomadas por Vicente Fox y la Secretaría de Relaciones Exteriores se debían a…”la prepotencia, la soberbia, la necedad y la mentira”… (Arreola, 2004). Después, para empeorar las cosas, Carlos Ahumada (tiempo después de su videoescándalo) afirmó a las autoridades cubanas que la difusión de videos en marzo de ese mismo año era resultado de una operación política planeada por funcionarios y personalidades públicas mexicanas.

La magnitud de este hecho en los niveles diplomáticos se puede entender a través de un extracto de noticia en relación al retiro de los embajadores, que dice:

…”Cuba y México tienen 102 años de relaciones diplomáticas, que en 1927 se elevaron al nivel de embajadas. En este lapso nunca se había producido la expulsión de un embajador o el retiro de otro en forma de represalia política.

Ni siquiera cuando Cuba descubrió, en septiembre de 1969, que el encargado de la prensa en la embajada mexicana en La Habana, Humberto Carrillo Colón, trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.”… (Arreola, 2004)

El último factor en lo restante del gobierno de Vicente Fox, fue la expulsión de dieciséis funcionarios cubanos del hotel Sheraton María Isabel en febrero de 2006. Este hecho dio pie para que el gobierno cubano se indignara y se publicaran varias noticias tanto en los medios nacionales como en el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, en donde el gobierno de la isla expresaba su descontento diciendo que su situación de bloqueo no era una cuestión “entre particulares”, ya que la razón por la cual los funcionarios cubanos fueron expulsados del hotel, fue porque siendo una empresa norteamericana, se regía bajo las mismas reglas, es decir, la aplicación extraterritorial de la ley Helms-Burton, también conocida como la Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, firmada por el presidente Bill Clinton en 1996, que limita cualquier trato con Cuba o su gobierno, ya sea en cuestiones turísticas, económicas, comerciales, entre otros. Y sobre todo el fortalecimiento de las sanciones internacionales contra el gobierno de Fidel Castro. Todo esto hizo que las leyes norteamericanas se impusieran en territorio mexicano (donde se supone que no deben de aplicarse, excepto en la embajada) causando, a su vez, una conmoción en niveles mediáticos.

El hotel fue clausurado después de comprobar que no cumplía con varias disposiciones después de cuarenta años. Por supuesto se puede ver, en este caso, que:

…”…una vez más, la administración del presidente Vicente Fox, que a lo largo del sexenio ha dado sobradas muestras de sumisión ante su vecino del norte y de ser incapaz de salir al paso de los abusos, arbitrariedades y excesos que desde Washington se orquestan una y otra vez contra México, vuelve a buscar la manera de rehuir su responsabilidad, en vez de asumir la defensa del país, como los integrantes de las cámaras de Diputados y de Senadores, de manera unánime, se lo demandaron anteayer.”… (Cárdenas, 2006)

A partir de este momento, México y Cuba ya no compartirían la misma relación de la que habían gozado tantos años, sino que ahora se hablaba desde ambas partes de una lazo diplomático estrictamente económica. Independientemente de que las acusaciones de Santiago Creel, Luis Ernesto Derbez y Vicente Fox hacia los militantes del Partido Comunista Cubano, el Embajador y el gobierno cubano resultaran ciertas o no, lo que trasciende es el hecho de que el famoso Gobierno del Cambio lo único que logró demostrar fue su falta de habilidad para solucionar problemas diplomáticos, políticos e internacionales y, por supuesto, la ausencia de conocimiento de cómo verdaderamente hacer un cambio en la política exterior e interior del País sin caer en el escándalo.

Discusión y Conclusiones

Bases para un análisis de las condiciones en que inicia el nuevo sexenio de Felipe Calderón

A partir de este trabajo podríamos decir que la primera conclusión sería que el Gobierno del Cambio de Vicente Fox simplemente sirvió como “la gota que derramó el vaso” para dar inicio a la catástrofe que acabaría con una tradición diplomática llevada a su ruina. Si bien el poco conocimiento y manejo de la política por parte del presidente Vicente Fox influyeron en gran parte, el trasfondo recae en otras figuras que formaban parte del gabinete presidencial; el hecho de que la administración de la Secretaría de Relaciones Exteriores sólo cambiara de forma más no de fondo nos muestra que a pesar de que alcanzó a soliviantar la crisis ante los medios, su logro inicial fue el aumento de la crítica del pueblo mexicano y ver a éste en total disgusto frente a su mandatario.

Con respecto a la hipótesis que se plantea en este trabajo, se podría decir que la verdadera razón de la ruptura de las relaciones México-Cuba en el sexenio de Vicente Fox no se dieron, necesariamente, por un verdadero interés del Presidente de favorecer a Estados Unidos, sino que se dio por lo factores antes mencionados, más que por una convicción propia del mandatario; la decisión que dejó en manos de terceros con intereses propios que no forzosamente miraban hacia la verdadera opinión de México con respecto a lo que se debía de hacer en este tipo de relaciones diplomáticas.

Ahora, como en todas las cosas en esta vida, una vez que se toca fondo, lo único que queda por hacer es subir; es decir, ahora que ha comenzado un nuevo sexenio con Felipe Calderón Hinojosa, lo más razonable sería tratar de restaurar las relaciones con Cuba en la medida de lo posible, tal vez sin llegar a tener los mismos lazos diplomáticos que los unían hasta el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, pero si buscar un acercamiento amistoso.

El panorama político actual en América Latina se ha perfilado en su mayoría hacia gobiernos de izquierda (como por ejemplo el de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, “Lula” da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina), lo cual sitúa a México en un punto de conflicto, es decir, si sabe manejar bien sus principios de política exterior le resultaría beneficioso:

...”…en la actual coyuntura latinoamericana y caribeña donde todo el panorama se ha movido hacia la izquierda y por tanto mucho más cercano a Cuba. La influencia de México en América Latina y el Caribe aumentaría con una mejor relación con Cuba que evite los conflictos del anterior sexenio.”… (Alzugaray, 2007)

Cabe aclarar que antes de las elecciones, para los gobiernos latinoamericanos de izquierda, el candidato elegible a raíz de sus intereses políticos resultaba ser el candidato de oposición, Andrés Manuel López Obrador, pero finalmente y después de muchos problemas en la estructura interna que llevó a cabo las elecciones mexicanas en julio del 2006, se eligió a un mandatario de tendencia de derecha, lo cual no sienta del todo bien al bloque latinoamericano, pero, a pesar de esto, el presidente Calderón, poco tiempo antes de asumir su puesto, buscó “mejorar” las relaciones con Cuba a propósito de la enfermedad gastro-intestinal de Fidel Castro que le obligó a dejarle el poder temporalmente a su hermano Raúl Castro Ruz en julio de 2006.

Actualmente podemos ver que no existe prácticamente ninguna simpatía con el aliado cubano principal, Venezuela, empezando por las declaraciones de Felipe Calderón en su visita a la reunión de Davos, Suiza en donde planteó un verdadero contraste con los principales expositores de la izquierda como Luiz Inácio “Lula” da Silva, diciendo que este bloque “naciente” en Latinoamérica representaba una amenaza de regresar a “las dictaduras personales vitalicias” y a las “expropiaciones y nacionalizaciones que han causado un daño terrible” (Calderón, 2007), refiriéndose implícitamente al presidente Hugo Chávez; después éste criticó a Calderón a manera de decir que todo sigue prácticamente igual, que no existe mayor diferencia en cuestiones internacionales entre Vicente Fox y Felipe Calderón. Todo esto lleva al gobierno mexicano a encontrarse de nuevo en la gran problemática de que el daño causado en seis años de “cambio” finalmente es muy difícil de arreglar, y eso en el caso de que se quiera realmente arreglar el problema.

Lo más lógico que podría hacer el gobierno mexicano, llevando a cabo ahora el análisis de las diferentes posturas de los distintos gobiernos mexicanos a partir de la Revolución Cubana y sobre todo haciendo el recuento de los daños durante el período comprendido entre 2000-2006, sería permanecer simplemente como un observador muy cauteloso de la situación en la vecina isla caribeña, como dice el Embajador Mateos, la situación actual de Cuba ya no se encuentra en los mismos términos en los que se estaba antes, sino que se está enfrentando ante un situación completamente inestable y excepcional.

(Hablando de las tres fuerzas que se perfilan del gobierno cubano: el ejército, los cubanos en Miami y el movimiento cubano que lucha por sus libertades internas)…”México debe de mantener contacto con las diversas fuerzas, sobre todo, para prevenir el futuro, una relación en el futuro. No debe manifestarse en pro o en contra de nada, simplemente observar y donde haya el contacto, hacer el contacto. Pero siempre anunciarse sin tomar partido, sin nada, y reconociendo, como siempre, formalmente el gobierno de Cuba, no hay otro, siempre estaremos atentos a las secuencias que se manifiestan actualmente con el conflicto; todo esto son especulaciones”… (Mateos, 2007)

Independientemente que estemos de acuerdo o no con esta postura, yo considero que sería lo más razonable que el gobierno mexicano pudiera hacer, especialmente para mantenerse lejos del foco mediático que va a estar observando cada pisada que dé el presidente Calderón con respecto a este asunto, principalmente atacando o elogiando sus posturas políticas, más no las acciones, por supuesto, dependiendo de las situaciones que se vayan dando.

Otro punto que Relaciones Exteriores debería de tomar en cuenta, con respecto a lo que procede en este nuevo inicio presidencial y la continuidad de la situación con Cuba, es que lo primero que debe mantener, sumado a la opinión de simplemente ser un observador cauteloso, sería mantener sus principios básicos de política exterior, sobre todo el establecido por la Doctrina Estrada antes mencionada. Carlos Alzugaray (2007) opina sobre este punto que aparte de mantener su principio de no intervención, debe también de mantener otros de sus principios básicos como el beneficio mutuo, argumentando que esta postura no necesariamente le causaría problemas a México con su otro aliado, Washington.

México también debe de tomar en consideración que si desea reestablecer y mejorar la relación con Cuba, y mientras Fidel se mantenga con vida y Raúl Castro a su lado, Cuba no cambiará sus principios políticos y sociales para mejorarla, sino que México debe de encontrar la mejor manera para intentar llevar estas relaciones, sino necesariamente a los diferentes extremos que se vieron en el siglo XX, pero sí a un lugar mejor y mucho más respetuoso y diplomático.

Ahora, regresando a la realidad de nuestra política exterior, una base esencial para entender las actuales intenciones de Calderón es el artículo de opinión de Lorenzo Meyer con respecto a la política exterior, en donde expone la idea de que los principios básicos en esta materia gubernamental de Calderón se comienzan a parecer cada día más a los empleados por su predecesor, Vicente Fox. Es decir, se avecina otro sexenio en donde para hablar de la relación de México con los países latinoamericanos se debe, necesariamente, de establecer la relación con Estados Unidos de por medio. A pesar de todas las visitas del Presidente a diferentes países de Latinoamérica, el punto principal se enfoca de nuevo hacia Washington y todos sus discursos están y estarán enfocados a lo establecido por Estados y Unidos, haciendo pública su decisión de coincidir con el vecino del norte.

Esto resulta un poco paradójico ya que México ya llevaba varios años de poderse considerar independiente en cuestiones diplomáticas (como se ha expuesto antes en su decisión de apoyar o no a Cuba sin mayor intervención extranjera) para ahora sentirse “atado” a responder a lo que el vecino del norte le diga; finalmente es entendible, ya que representa para México un aliado sumamente poderoso e influyente, pero a la vez se contrapone con un factor de identidad en el pueblo mexicano en donde la tendencia es a sentirse latinoamericano aunque geográfica y culturalmente no sea del todo así.

Finalmente, yo considero que México, aparte de las opiniones expuestas, lo que debe de hacer es poner en una balanza sus prioridades y necesidades diplomáticas a partir de los últimos seis desafortunados años y ver que le sería más favorable tomando en cuenta sus propias opiniones y posibilidades, no las de Estados Unidos. Debería de considerar que lo que le conviene a México, no sólo económica y socialmente, aparentemente los únicos temas esenciales en la agenda presidencial, no es una decisión únicamente de los pocos privilegiados que tienen un puesto en el Gabinete o en las Instituciones importantes, sino que es una decisión colectiva, popular y democrática; a fin de cuentas vivimos en una república democrática.

A mi manera de ver, para lo que se perfila el tema de relaciones exteriores en el gobierno panista de este sexenio, la incipiente decisión de favorecer en prácticamente todos los ámbitos a Estados Unidos, encarcela cada vez más a la soberanía mexicana, haciéndonos cada vez más un país inequitativo, injusto y, sobre todo, incapaz de escuchar la voz más importante en esta dinámica: la voz del pueblo de México.

De vuelta al punto central de este trabajo, no podemos dejar de lado, en el momento de “adivinar” el porvenir de la nación mexicana, es que Cuba ha jugado, juega y jugará un papel importantísimo dentro de la política exterior e interior en México, el futuro de estas relaciones, tanto con Estados Unidos, con la misma isla y el país consigo mismo, dependen de lo que suceda con Fidel Castro. México no puede dejar pasar de largo y darle la espalda a una histórica relación diplomática y amistosa de siglos de tradición por los hechos cometidos en sólo seis años de un gobierno diferente; no se puede dar continuidad a unas decisiones tan poco meditadas y que se han dejado llevar por matices ideológicos más que en decisiones pensadas con detenimiento, se deben de retomar los principios antes mencionados para poder reestablecer la amistad con Cuba, lo cual no implica necesariamente un distanciamiento con Washington, es decir, no se deben situar los cuatro puntos cardinales hacia un solo lugar sino abrir las posibilidades de crecimiento político, cultural y social hacia frentes diferentes en el cual México no debe de estar enteramente de acuerdo con lo que otro país opine, pero si ser respetuoso y siempre buscar lo mejor para un bien común, no sólo para los funcionarios públicos y los que “estabilizan” y “mantienen” la economía nacional, sino para todos los que se supone deberíamos de poder opinar sobre este tema.

Referencias

Recuperado el 7 de febrero de 2007.

Recuperado el 26 de diciembre de 2006. México.

http://www.uia.mx/actividades/nuestracom/04/nc117/12.html

Recuperado el 22 de febrero de 2007.

Índice

Vicente Fox……………………………………………………………………...Pág. 13-18

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