Apuntes 2º Cuatrimestre Lengua Española
Elena Puerto Francés
1º curso Filología Inglesa 2008/2009
LOS DETERMINANTES
Suelen ir antepuestos. Pueden ser:
Los artículos:
Los demostrativos
Los posesivos
Los cuantitativos: numerales o indefinidos
Los determinantes pueden ser:
Definidos: aquellos en los que la información proporcionada por el emisor es conocida por el receptor. Por ejemplo, los posesivos.
Indefinidos: aquellos en los que la información no es conocida por el receptor. Por ejemplo, el perro.
Cuantitativos: aquellos en los que se envía una información más o menos precisa. Por ejemplo, tres perros.
1) EL ARTÍCULO:
Se divide en dos grupos:
< El definido: el, la ,los, las; para distinguir las diferencias de los sintagmas nominales. Aparece siempre en posición antepuesta. Permite actualizar y delimitar un objeto. Su presencia es necesaria.
Características morfológicas: posición prenominal, forma átona y valor anafórico. Ejemplo, Ha venido a verme un estudiante. El estudiante se llama Juan.
< El indefinido: uno, una, unos, unas.
*Excepciones:
< Sustantivos que empiezan por “a” tónica o por “h” más “a” tónica utilizan el masculino para el singular a pesar de tener género femenino. Ej. El aula - las aulas. Solo hay una cuantas palabras que se escapan de esta regla: la vocal “a”, la consonante “h” y la combinación de artículos femeninos con acrónimos o siglas: La AMPA.
El significado del artículo definido nunca podrá ser referencial, siempre será extralinguístico. El rasgo fundamental de significado que aporta el artículo definido es definitud. Este rasgo que permite identificar al referente del sintagma nominal de forma unívoca en el contexto de uso. Su uso correcto constituye uno de los elementos de cohesión del discurso.
Información conocida, es decir nosotros usamos el artículo definido cuando hacemos referencia a entidades que ya están presentes en el discurso.
¿Cómo pueden estar presentes?
porque están presentes (Por ejemplo, coge los libros que están en la estantería)
porque ya han sido mencionados antes en el discurso (anáfora)
porque forma parte de un conocimiento enciclopédico común.
Noción de unicidad referencial, se usa cuando se supone que el oyente identificará de forma unívoca al referente como la única unidad existente que cumple las condiciones impuestas por el contexto lingüístico.
1º Demostrativos: este , ese, aquel
SEMEJANZAS ambos pueden ser determinantes definidos prenominales, permiten elipsis nominal y poseen propiedades anafóricas.
DIFERENCIAS los demostrativos siempre localizan espacio-temporalmente (este, ese, aquel), colocan al nombre que llevan al lado en el espacio o en el tiempo mientras que el artículo no puede hacer eso; el demostrativo nunca puede usarse en contextos de anáfora asociativa; el demostrativo no puede usarse en demostrativos enciclopédicos; el demostrativo no puede servir para mostrar por primera vez a un sintagma nominal cuando éste va acompañado por modificadores. (ej. No sabemos nada del contrato que han firmado los invitados).
Dentro de los demostrativos existe una distinción; la aparición del artículo más nombre propio es vulgar (La Pepi), la combinación del demostrativo con el nombre propio no está marcado como vulgar, es una combinación aceptable. (Esa María de la que habláis yo no la conozco)
2º Posesivos:
SEMEJANZAS, DIFERENCIAS En general se prefiere el uso del artículo al uso del posesivo cuando en la construcción aparece un pronombre personal clítico (lo, le, ...) Por ejemplo, le dio un beso en la mejilla o le dio un beso en su mejilla? También se prefiere el artículo al posesivo cuando se puede recuperar la información mediante el valor anafórico asociativo. (me duele la cabeza o me duele mi cabeza)
3º Personales:
SEMEJANZAS ambos tienen el mismo origen y ambos poseen los rasgos de definitud.
DIFERENCIAS el artículo es una forma átona y no autónoma (no puede funcionar sola), mientras que el pronombre es una forma tónica (lleva tilde diacrítica) y además con autonomía sintáctica plena (Él dijo que vendría mañana).
¿Dónde se puede poner artículo? RESTRICCIONES Y DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA DEL ARTÍCULO
El artículo ligado al nombre: el artículo puede acompañar tanto a nombres contables como no contables, pero a veces con los no contables no es preciso. (Hay agua en el vaso, *hay el agua en el vaso). No puede aparecer con el nombre propio.
Ligado a la presencia de otros determinantes: el artículo siempre va en posición pronominal excepto cuando aparece todo (toda la clase, *la toda clase). Permite la aparición de demostrativos y posesivos, pero estos siempre en posición postnominal (la clase esta, la clase mía). Permite en posición prenominal combinarse con numerales (los dos coches) y con algunos indefinidos (los otros alumnos, los muchos alumnos).
Ligadas a la presencia de complementos y modificadores del nombre: si el complemento o modificador del nombre es un complemento nominal (un nombre propio o un sintagma preposicional con “de”) la presencia del artículo es obligatoria. Por ejemplo: el coche de Pepe, el mar Mediterráneo. El artículo es incompatible cuando el modificador es un adjetivo calificativo valorativo y está colocado detrás del nombre. Por ejemplo, esa película malísima, no *la malísima película. Es incompatible también la presencia del artículo con las oraciones de relativo con infinitivo (Tengo la cosa importante que hacer).
Según la posición sintáctica: el artículo definido es incompatible con construcciones existenciales con el verbo haber, con estructuras posesivas y con sustantivos cuantificativos de medida. (*Hay el error en esta página).
El artículo indefinido: proviene de un numeral latino.
Paradigma del artículo indefinido: un (uno), una, unos, unas.
Semánticamente el numeral tiene que expresar cardinalidad. Mientras que el artículo expresa indeterminación, pero el valor de uno o de otro a veces solo se distingue en el contexto. (en casa tengo un perro/ tengo un perro precioso).
Bosque lo define como que su principal rasgo es el de indefinitud. Este rasgo significa la ausencia de indicaciones para la localización del referente. Si no podemos tener accesibilidad referencial tendremos una referencia disjunta que es la que nos permite introducir referentes nuevos en el discurso. La referencia exclusiva, el nombre marcado por “un” no indica la totalidad de la clase de objetos denotados. La presencia del indeterminado permite interactuar con otros operadores oracionales.
Además tiene otros valores: en cuanto a la indeterminación puede tener valores específicos, por ejemplo: busco un libro que tiene 20 páginas, valores inespecíficos: busco un libro que tenga 20 páginas. Y también puede tener un valor generalizador: tener un ordenador es imprescindible; y valores aproximativos: en clase hay unos 50 alumnos. Y un valor enfático y expresivo: cuando va acompañado con entonación exclamativa (¡tiene una casa!), con palabras insultantes (eres un imbecil) con valor de intensificador de algunas cualidades (este tío es un hacha) y cuando aparece con construcciones con “ser” o “estar” mas preposición “de”: eres de un cursi que lo flipas.
DISTRIBUCIÓN SINTÁCTICA Y RESTRICCIONES DE USO
Según el tipo de categoría junto a la que aparecen los artículos indeterminados tienen una serie de restricciones de uso.
1º caso: “un”
Restricciones ligadas al nombre: “un” nunca puede combinarse con nombres no contables, a no ser que estos no contables se recategoricen como contables bien mediante metonimias (un vino) o bien mediante la adición de modificadores o complementos (un vino de Rioja) se diferencia de (el vino de Rioja) o bien que sea un no contable abstracto (es necesaria una justicia para todos).
Restricciones ligadas al nombre propio: en general la norma niega la formación de “un” más nombre propio pero sin embargo encontramos construcciones como (un Torres o un Beckham son jugadores importantes).
Según la construcción del SN: el articulo “un” no puede aparecer en un SN en el que ya aparecen cuantificadores ni con numerales o indefinidos (un aquel amigo o un cada amigo o un cualquiera amigo o otro amigo). Si se puede combinar con “cualquiera” si éste va detrás del nombre (un amigo cualquiera). Puede combinarse con la forma tanto pero en expresiones lexicalizadas. Por ejemplo, un tanto hostil.
Tampoco puede aparecer “un” con el SN, construcciones del CN con preposición “de” (la ciudad de Alicante, no *una ciudad de Alicante. Solamente se permite esta construcción con carácter pragmático, es decir, siempre que no se exija la identificación del referente (un hijo de un amigo suspendió el curso).
Según la función sintáctica que cumple el nombre al que acompaña el indefinido: si el nombre al que acompaña esta en función de atributo o predicativo la presencia de “un” es obligatoria, pero solo para sentidos o valores valorativos, no para sentidos identificativos. (Juan es payaso con sentido identificativo, Juan es el payaso, Juan es un payaso es la más valorativa). Cuando el nombre está en función de sujeto en posición preverbal es también necesario “un” con valor de artículo. Cuando el nombre esta en posición postverbal la forma “un” deja de ser artículo y aparece el valor numeral (un ordenador portátil es necesario valor artículo, es necesario un ordenador portátil valor numeral).
-la elipsis nominal con indeterminados-
2º caso: “unos”
El uso de “unos” en las lenguas ibero románicas (gallego, catalán, español, ... ) tiene un carácter que se mezcla con formas partitivas o cuantificativas (“unos” solapa su significado con “algunos”).
En primer lugar, “unos” tiene un carácter cuantificativo similar “unas botellas” = “algunas botellas”. A pesar de ese solapamiento hay diferencias entre el uso del “algunos” y el uso de “unos”.
1º diferencia: la forma “unos” no resulta adecuada cuando acompaña al sujeto en construcciones atributivas, se prefiere la forma “algunos”. Ej: el profesor dijo que algunos alumnos eran flojos *no se puede poner “unos”, porque no es adecuado cuando acompaña a un sujeto en una estructura atributiva.
2º diferencia: “unos” tampoco funciona en construcciones oracionales partitivas. Ej: se han salvado doce pasajeros del accidente, algunos estaban durmiendo *nunca se puede usar “unos”.
3º diferencia: por el contrario “unos” es obligatorio junto a numerales cardinales. Ej: cuesta unos 20€ *no se puede decir cuesta algunos 20€.
La forma “unos” tiene restringido su uso en construcciones pronominales cuando estas van pospuestas a un sustantivo explícito. Por ejemplo, faltaban cebollas pero he traído algunas. *no “unos”. Sin embargo, cuando en estas construcciones se añade información cuantitativa mediante la adición de formas como “cuantos”, “cuantas”, “pocos”, “pocas”, el uso de “unos” es el más recomendable. (faltaban tomates pero he traído unos cuantos).
2) LOS DEMOSTRATIVOS:
Elementos deícticos personales demostrativos de carácter opaco. El paradigma es alternario con diferencia de género y número. (este, ese, aquel, estos, esos, aquellos) Se mantiene la forma neutra. Las formas masculinas y femeninas pueden funcionar como determinantes y pronombres, mientras que la forma neutra sólo puede funcionar como pronombre.
El significado de los demostrativos:
En primer lugar, permite la identificación referencial, son elementos que señalan elementos reales.
Segundo significado, el de localización (valor locativo). Permiten situar algún elemento del discurso con respecto al lugar en el que se encuentra el hablante. (en el tiempo también, este año).
¿Cómo se pueden usar?
El uso no es igual para las diferencias piezas. Este/ese se consideran específicos presuponen la existencia de la identidad a la que identifican. Aquel/aquellas son inespecíficos y pueden ser identificadores de ninguna identidad.
Posición: puede ser antepuesta, los demostrativos son actualizadores, es decir, identifican sin error al referente y nunca pueden combinarse con un artículo, pero sí pueden combinarse con posesivos (esta nuestra comunidad, esos tus ojos) con numerales (aquellos cinco niños) o con algunos indefinidos (todos esos chicos, esos otros chicos); y pospuestas son modificadores con un valor intensificativo y estas estructuras es propio de la lengua coloquial y la lengua oral, en esta posición pospuesta tiene que ir obligatoriamente acompañado por un adjetivo o un artículo determinado (pobre alumno ese).
Además de estos usos los demostrativos pueden tener también un uso textual. En este uso pueden tener dos valores: anafórico y catafórico. Pueden usarse tanto dentro de una oración como entre oraciones distintas.
Pero en estos casos de deixis textual el uso del demostrativo tiene unas restricciones.
-Primera restricción: el demostrativo debe seguir obligatoriamente a su antecedente, por tanto, su valor referencial lo es respecto al más próximo en el discurso. Su referencia es el más próximo en el discurso. (Ana ganó a María porque ésta ganó mejor**) es incorrecta.
-Segunda restricción: no puede funcionar con valor anafórico si no hay al menos dos elementos referenciales en el discurso. Se ira alejando gradualmente (Luís, Juan y Esteban están jugando, este (Esteban) al parchís, ese (Juan) a la ajedrez y aquel (Luís) a la pelota).
-Tercera restricción: un demostrativo no puede tener como referente un pronombre clítico (lo, la los, las, le, les). Ej. **Ana la felicitó porque ésta jugó mejor - Ana felicitó a María porque ésta jugó mejor.
Para que un demostrativo puede ser anafórico deben cumplirse una de estas dos condiciones:
- o bien que el antecedente del demostrativo se encuentre en una subordinada adjunta (Maria abandonó a su marido porque este le pegaba)
- o que se encuentren en oraciones coordinadas (María quiere a su marido y éste a ella).
Es obligado el uso del demostrativo con valor anafórico cuando..
- El antecedente es menos humano o menos animado (al intentar matar al mosquito, éste me picó/** el** me picó)
- Hay referentes coordinados (Juan y Pedro no se entienden porque ese/este es madridista)
Caso especial: el demostrativo neutro. Esto, eso, aquello son exclusivamente pronombres, con valor deíctico locativo, no tienen valor personal, solo pueden aparecer en masculino singular y sólo puede tener como antecedente entidades no humanas. Pueden hacer referencia como antecedentes a entidades físicas o acontecimientos (deja de hacer eso) y también puede tener como antecedentes oraciones (le gusta vivir bien y eso cuesta dinero).
Características combinatorias:
Pueden ir modificados con elementos como: todo eso, eso mismo, incluso, sólo o hasta. Pueden ir modificados por adverbios de precisión (exactamente eso) o por oraciones de relativo (nos vamos a perder eso que es lo mejor de la película). Sin embargo, en algunos otros usos se asemeja al uso del artículo neutro “lo” cuando la forma “eso” hace referencia a entidades individuales o complejas, no humanas de las que se predica una propiedad. En este caso, puede combinarse con adjetivos (lo negro/ eso negro), puede combinarse con sintagmas Preposicionales con de (lo de madera/ eso de madera) y con oraciones de relativo (lo que compraste/ eso que compraste). Puede también aparecer en construcciones de infinitivo o en oraciones temporales pero siempre precedidos por la preposición “de”, por ejemplo: lo de levantarme pronto no me va, eso de que me llamen tonto no me gusta.
Usos propios:
Los demostrativos neutros aceptan peor la modificación por adjetivos (es mas común decir “lo interesante del libro” que decir “eso interesante del libro”.
El demostrativo neutro admite ser modificadas con frases preposicionales (de), el artículo jamás.
Los demostrativos neutros no pueden denotar momentos, lugares, ni modos, mientras que el artículo sí. (a lo lejos o por lo pronto, pero no es correcto **por eso pronto).
Tenemos dentro de los demostrativos dos piezas que a veces pueden confundirse con las formas tal y tales. Cuando preceden al sustantivo (tal y ese) ambos realizan la misma concordancia y presentan el mismo valor deíctico (en esa ocasión, en tal ocasión) . La forma “tal” puede combinarse con artículos, mientras que los demostrativos no (el tal cual/ **el ese cual). La forma “tal” permite combinarse con otro demostrativo mientras que dos demostrativos no son aceptables (esa tal María/ **esa esa María).
Los llamados adverbios demostrativos son un grupo muy pequeño de unidades sin variación morfológica que funcionan como circunstanciales a un verbo pero que sin embargo son deícticos puros y transparentes.
Los locativos aquí, allí, acá y allá. Como temporales: ahora, entonces, ayer, hoy, mañana y anoche. Modales: así. Estas partículas son adverbios con valor circunstancial, pero realizan una deixis pura (se parecen a los demostrativos). La diferencia es que modifican a verbos.
Existen discusiones en la nomenclatura de estas unidades, algunos las llaman adverbios demostrativos, adverbios pronominales y adverbios deícticos.
Los locativos se organizan en dos sistemas, un sistema ternario (aquí, allí y ahí) y un sistema de dos (acá y allá). Los primeros expresan dirección o movimiento con respecto al hablante (la fiesta es allí) mientras que los segundos expresan localización estática respecto al hablante, por ejemplo: ven acá o vamos para allá. Los primeros siempre identifican lugares concretos mientras que lo segundos son localizaciones más ambiguas y, sobretodo, los primeros no admiten modificadores de grado mientras que los segundos sí. (ves más allí ** / ves más allá).
Los temporales, estos se organizan en dos subsistemas, el primero formado por ahora/ entonces y el segundo hoy/ ayer/ mañana /anoche que indican el día en que se produce la enunciación, el acto.
Los modales, que tienen una sola forma, así el cual es un deíctico nocional que identifica modos y maneras y que puede funcionar como anáfora (eso no estaba así), como catáfora (recuérdalo así como era de joven) o como conector discursivo (así, vemos como...).
Funcionamiento general:
Funcionan habitualmente como circunstanciales exigidos por la semántica del
Pueden ocupar la posición inicial de la frase y eso no suelen Hacerlo los otros circunstanciales.
Pueden ser término de preposición (hasta mañana, desde entonces, por ahora)
Pueden modificar a un sustantivo y eso no lo pueden hacer los adverbios normales (el chico de ahí, el día de mañana).
Pueden formar parte de construcciones explicativas o pueden ser antecedente de oraciones de relativo (ayer, 14 de abril, fue el día de la república).
Son por tanto una expresiones que participan de características propias de otras categorías. Su uso es tan frecuente que en América han permitido la derivación sufijal apreciativa, cosa que en general, está bloqueada para los adverbios (ayersito, aquisito, acasito, ahorita, ...)
3) LOS POSESIVOS:
Los posesivos antepuestos
1º Las formas silábicas mi/tu/su concuerdan con el nombre en número mientras que las multisilábicas vuestro/s lo hacen en número y persona.
2º Estas formas no pueen aparecer combinadas con artículo, actualmente. Formas como “la su belleza”, antiguamente sí que se podían decir.
3º Pueden combinarse con un demostrativo.
Ej estos nuestros amigos.
En esta posición no pueden combinarse con oraciones de relativo especificativas cuyo antecedente es un posesivo. Pero, si que puede aparecer el posesivo cuando la oración es explicativa.
Ej. Los niños, que iven lejos, llegan tarde (especificativa)
Ej. Los niños que viven lejos llegan tarde (explicativa)
En la primera, todos los que viven lejos llegan tarde.
En la segunda, no todos los que viven lejos llegan tarde.
4º A pesar de que los posesivos sustituyen a las locuciones con “de” no se admite el uso de posesivos en una serie de estructuras con “de”.
- Locativos de procedencia
ej. El barco de Ibiza (no se puede sustituir por un posesivo)
La casa de María (su casa, si se podría sustituir)
- En complementos de manera
ej. La jarra de cristal (no se puede sustituir por su jarra..)
- En expresiones temporales
ej. La noche del viernes
- Complementos partitivos
ej. La mayoría de los políticos (si)
ej. Su mayoría (no)
- Compuestos preposicionales o lexías
ej. Luís es la cabeza de turco (si)
ej. Su cabeza (no)
5º No pueden combinarse con más de un posesivo, ni antepuesto ni pospuesto
ej. Mi su casa **
Los posesivos pospuestos
Además de expresar la propiedad respecto al nombre el uso del pospuesto indica siempre un matiz irónico afectivo.
Ej. Ese marido tuyo (se le da otro matiz cuando se coloca detrás)
Características:
Esta forma es la única capaz de acompañar a un neutro.
Permite combinarse con el artículo o con otros determinantes o cuantificadores. Ej. El libro mío, ese libro mío, algunos libros míos.
Puede aparecer en construcciones o locuciones prepositivas. Ej. a costa mía.
Algunas son consideradas incorrectas (locuciones prepositivas). Mientras que en el español de América cambian el posesivo por un personal.
Los pronombres personales:
Andrés Bello los coloca junto al artículo, la RAE junto al nombre y Alarcos los llama sustantivos personales y los define como unidad lingüística que substituye al nombre para evitar repeticiones.
El pronombre personal es verdad que tiene características comunes con el nombre, pero también tiene con el artículo y con el adjetivo, porque puede realizar las mismas funciones en el SN. Ej: Él pinta, el niño pinta.
El pronombre personal en que se diferencia de un nombre:
Ambos pueden realizar las mismas funciones sintácticas, el nombre tiene rasgos y significado léxico.
El pronombre personal no tiene ningún referente extralinguístico.
El pronombre denota de modo inequívoco, es decir, es un deíctico transparente. De ahí que no pueda llevar ni modificadores ni complementos, cosa que si puede hacer un nombre.
Con lo que parece tener más rasgos en común es con el nombre propio. Ya Nebrija decía que la función sustitutiva del pronombre personal aceptaba solo al nombre propio porque con el nombre propio tenia más rasgos en común. Por ejemplo, admiten los mismos tipos de rasgos adyacentes, tanto el nombre propio como el pronombre pueden ir modificados por aposiciones y por algunos tipos de adjetivos (mismo, solo, junto), y ambos se pueden usar en vocativo sobretodo la segunda persona (Juan que nunca dijo nada - Él que nunca dijo nada, Solo Juan - Juan mismo, Juan y Maria - Ella y tu juntos)
Se diferencian por:
-El pronombre personal puede combinarse con el cuantificador todos y también con numerales pospuestos. Por ejemplo, todos vosotros o vosotros tres. Y en este caso jamás podría aparecer un nombre propio.
-Los pronombres personales tienen la marca de persona mientras que esa marca no la poseen ni el nombre común ni el nombre propio.
-Yo, tu, nosotros, vosotros existen referentes externos, solo la tercera persona (el, ella, ellos, ellas) es la llamada no persona en todas las lenguas, es el único que si podría llamarse sustituto del nombre. Porque esta tercera persona solo tiene valor deíctico y por tanto valor personal cuando el referente de ella esta presente.
Los pronombres personales tienen una flexión especial de género y número que los aleja de semejanzas con el nombre. Los pronombres personales tienen persona, género y número, y además son el único resto de caso latino que conservamos en el español.
Como categoría gramatical propia se divide en dos grupos: los tónicos y los átonos.
Los tónicos son las llamadas formas plenas y en español tienen unos usos muy especiales.
Los átonos son alomorfos de las formas plenas, son formas clíticas, únicamente posibles en el predicado y pueden ser proclíticas (delante del verbo) o enclíticas (detrás del verbo y en ese caso se unen ortográficamente al verbo).
Los pronombres personales tónicos:
1) En función sujeto: yo, tu, el, ella... Esta función está estrechamente relacionada con la flexión verbal de persona, ya que solo el verbo y el pronombre personal lo comparten. En general los gramáticos tienden a pensar que la presencia del pronombre personal en función de sujeto en la oración española es innecesaria, porque el verbo ya contiene las marcas para reconocerlo. Su aparición solamente seria pertinente o bien para lograr una redundancia o bien para producir un énfasis o bien para evitar ambigüedades. A pesar de que no es imprescindible en español, hay determinados casos en los que esta elipsis responde a razones morfosintácticas:
construcciones con sujeto argumentales
construcciones especiales de modalidad
* Sujeto argumental: aquellas construcciones que implican cuantificación existencial que presuponen la existencia de agentes conocidos. Ej. Ellos dicen que es un ladrón (sujeto argumental, es un existencial); Ej. dicen que es un ladrón (impersonal).
Existen también los sujetos casi argumental. Son los sujetos propios de los verbos meteorológicos. En general, estos verbos admiten y necesitan la elipsis. Ahora bien, estos verbos permiten construcciones con sentido figurado o metafórico en las que el sujeto no puede ni ser omitido ni aparecer bajo forma pronominal. Ej. Llueve una lluvia fina (una lluvia fina no se puede sustituir por “ella”); Ej. el cielo llueve lágrimas de sangre.
* Sujeto expletivo o sin contenido: es el propio de las oraciones impersonales con verbos no meteorológicos. Ej. Parece que va a hacer calor (no hay sujeto) ; Ej. Hay gente en la calle (sujeto expletivo)
* Construcciones de modalidad. Puede o no producirse la elipsis del pronombe personal sujeto. En oraciones interrogativas no puede haber elipsis. Ej. ¿Quién ha sido?
* Si hay complementos opositivos, es decir, “pegado” adjetivales u oracionales tampoco puede haber elipsis. Ej. Tu que tienes dinero paga la cuenta (no se puede decir: que tienes dinero...); Ej. Él mismo lo ha resuelto (no se puede quitar “él”)
* Cuando aparecen construcciones cuya interpretación necesita un contraste o una individualización. Ej. ¿Cuándo vamos a hacer el trabajo? Cuando tu quieras (individualización).
* En determinados casos de subordinadas de O.D o introducidas por “que” o en oraciones con infinitivo. Ej. el profesor dijo: “callad” (objeto directo); El profesor dijo que nos calláramos (“que”); Es necesario pintar la clase (infinitivo).
En esos casos la elipsis es obligatoria. Pero, si la subordinada rige subjuntivo, la elipsis es inaceptable. Ej. María cree que lo ha hecho bien; Ej. María cree haberlo hecho bien (se permite elipsis).
* Si exige subjuntivo, la presencia es obligatoria; Ej. Pedro desea que sea feliz (no)**; Pedro desea que él o ella sea feliz (si)
(cuadro paradigma formal de los pronombres personales) Solo hay formas diferenciadas para el singular, las formas de plural son comunes. Las formas “conmigo” y “contigo” son amalgamas diacrónicas, que provienen de la unión de dos palabras a través del tiempo (con nusco, con busco) y son incompatibles con cualquier otro pronombre, tienen carácter inclusivo. Para la función de objeto la presencia del tónico no es obligatorio. Y en función objeto, la preposición “a” solo es necesaria para objeto directo de persona y para el caso del objeto indirecto es necesaria siempre. Con el resto de preposiciones solo se permiten las formas tónicas plenas. Dentro de estas formas aparecen las formas “usted” y “ustedes”. Es una forma gramaticalizada de tratamiento y también proviene de una amalgama d ....?..'?(vuestra merced). Se caracteriza su uso por:
Es la forma más presente de todos los pronombres personales tónicos. Su uso es pragmático, y además su uso exige una restricción gramatical (pronombre de 2º persona pero exige la flexión del verbo en 3ª persona). Se distingue de los otros tónicos en que puede aparecer antepuesta y pospuesta del verbo conjugado sin variación.
Dentro de los pronombres tónicos solo nos queda “ello”.
- Como todo neutro solo hace referencia a objetos no a personas.
- Su uso esta decayendo desde el siglo XIX y en la actualidad esta siendo sustituido por “esto” o “eso”. A pesar de ese descenso si que hay una serie de construcciones en las que si se debe poner “ello”:
*Sujeto expletivo o cuasi argumental de algunas oraciones impersonales (ello es imposible).
*Para sustituir el llamado complemento de régimen (vamos a ello, o hablar de política, hablar de ello).
* Cuando se da un O.D precedido de “todo” (no creo todo ello).
* Cuando aparece como O.I (dedicaré a ello mi vida)
* Como sujeto con valor deíctico anafórico en registro culto. (la situación ha mejorado y ello nos permite..).
Las formas átonas son alomorfos de las formas plenas, se definen como formas clíticas que solo pueden funcionar como objetos ( C.D o C.I) y aparecer en el predicado.
Características de estas formas átonas:
Son morfemas ligados porque dependen del verbo al que acompañan y no pueden darse sin él ni aislados.
No pueden formar parte de una coordinación ni ser elididos (quitados) por identidad. Ej. Juan trajo la moto y el coche Juan la y no trajo ** Juan los trajo.
Su aparición tiene un orden rígido. (“se” el primero)
Su aparición produce en algunos casos reajustes fonológicos (sentad - sentaos)
Dentro de los clíticos hay un caso especial, el llamado SE ESPURIO, es el uso de la forma “se” distinta del se impersonal que sustituye a “le” cuando ya hay otro clítico. En la península solo se combina con formas singulares y en Hispano-América admite la combinación con las formas de singulares y de plurales.
Función sintáctica de los clíticos:
Distinguir el uso sintáctico de los de primera y segunda persona (me, te, os, nos) de los de tercera (lo, las, le, les). Los primeros cuando aparecen son obligatorios, los de tercera persona pueden ser sustituidos por sintagmas léxicos no pronominales, pueden tener formas reflexivas (Se espurio) y admiten variedades dialectales (leísmo, laísmo y loísmo). En general las formas de acusativo en singular pueden sustituir tanto a predicados como a oraciones (a objeto directo como a una subordinada sustantiva de objeto directo). Pero en plural solo puede sustituir a sintagmas nominales explícitos. Ej. traje los regalos los traje, este uso en plural en el español Americano aparece para sustituir a oraciones y así se puede oír “se los dije”.
Los casos solo para la sustitución de sintagmas nominales explícitos y cuando haya otro crítico “lo” Ese caso de dativo cambia a “se” Ej. se lo dije. Especial mención tiene el “le” en el leísmo, es incorrecto pero la academia permite el leísmo en el caso de objeto directo masculino singular. Ej. le traje desde mi casa a Juan Lo traje desde mi casa. El objeto indirecto solo puede darse como “le” o “les y el directo como “lo”, “la”, “los”, “las”. Y solo “le” puede cambiar por “se”.
Posición de los clíticos:
Generalmente, si el verbo esta conjugado la tendencia es a ponerlo delante. Lo admiro. Excepto en el infinitivo gerundio o imperativo “admirándolo”, “admirarlo” o “admiradlo”. El participio no admite que aparezcan clíticos.
Ahora bien cuando aparece más de un clítico, esta regla va en el orden siguiente: tercera, primera y segunda “se me cayó”, “te nos fuiste”, “se le oye”, “se me entiende”.
Restricciones en el uso de clíticos:
“lo la los las” En los clíticos no puede haber solapamientos referenciales, es decir, que no puede aparecer dos clíticos que hagan referencia “me nos dio” me dio o nos dio.
En general si el O.D aparece con forma de clítico el O.I también. “dije a Juan que viniera” “se lo dije”.
El español si permite que aparezca más de un clítico redundancia pronominal: se produce cuando aparece un pronombre átono de objeto junto al complemento explícito. Por ejemplo: Le dijeron a Juan que viniera.
Y en el caso del “le” recibe el nombre de dativo ético. Esta redundandia se puede producir solo en una serie de casos:
1' cuando el objeto es un pronombre tónico la aparición del clítico es obligatoria. Ej. “llamó a nosotros” no es correcto, en cambio “nos llamó a nosotros” sí.
2' cuando el objeto no es pronominal hay que diferenciar si reduplicamos el O.D o el O.I. el objeto indirecto se reduplica con total (le di el regalo a Juan) reduplicación O.I.
Pero en el caso del O.D, la reduplicación es posible pero resulta extraña en la variedad estándar (Lo ví a Juan)
3' Cuando el O.D aparece con cuantificadores del tipo “todo”, “todos” o con combinaciones del tipo artículo más numerales o cuando el O.D es humano y va precedido por preposición el doblado de clíticos, es decir, la redundancia es la opción más concreta en la lengua (Lo se todo), (los conozco a los tres) o (los conozco a todos)
4' En cuanto al objeto indirecto el doblado esta directamente relacionado con el carácter enfático que queramos darle (le dieron el premio al escritor).
La reduplicación en español se permite siempre que el objeto sea pronominal. Dentro de los no pronominales solo el O.D tiene restricciones.
4) LOS CUANTIFICADORES:
Son elementos que expresan que cantidad de individuo o objeto de un conjunto tiene una determinada propiedad o cumplen una determinada predicación o en que medida una propiedad es poseída por un individuo u objeto. “La mitad de la clase no va aprobar”, “Luís es bastante tonto”.
Por tanto, siempre permiten una interpretación cuantitativa de los términos que modifican. “Hay más sillas que alumnos”, “Es algo tarde para salir”.
Los cuantificadores suelen trabajar antepuestos al término al que modifican y eso ha hecho que a veces se los confunda con determinantes, “Cada niño”. Pero mientras los determinantes identifican al referente los cuantificadores indican cantidad más o menos precisa pero sin identificar al referente, “Ha entrado tu perro en mi jardín”, “Han entrado algunos de tus perros”.
Los cuantificadores se dividen en :
Cuantificadores propios aquellos que expresan explícitamente una cantidad y se subdividen en numerales, indefinidos y gradativos.
Cuantificadores focales no denotan una cantidad sino que “implican la significación cuantificada de los elementos a los que modifican”. Ej. también o incluso.
LOS CUANTIFICADORES PROPIOS:
1º BLOQUE: cuantificadores propios numerales
En español existen 5 clases:
cardinales
ordinales: designan elementos de una sucesión ordenada, denotan el orden numérico (1º, 3º, ...) *No hay que confundir estos con los fraccionarios, es decir, “la doceava posición en la carrera”, no es correcto porque doceava indica parte y el orden en una secuencia (“la doceava parte”), se utilizan los ordinales. No expresan cantidad en sentido estricto.
Multiplicativos: “doble ración de..”, con respecto al contenido semántico indica que lo incrementan.
Fraccionarios: expresan la división del contenido semántico al sustantivo, “la mitad de la clase no se esta enterando de lo que digo.
distributivos: sendos (uno para cada uno) “Todos los acusados tenían sendos abogados”. Ambos expresa la idea de par pero sendos no. “Estos ocho alumnos tienen sus sendos apuntes”.
En género y número en los numerales:
En los cardinales se tiende a la pérdida del género y solo a partir del doscientos se exige la concordancia en género. En cuanto al número los cardinales funcionan en singular y solo admiten el plural cuando actúan como sustantivo. Cuando se usa la forma 1000, es invariable y siempre exige el masculino singular. De manera que se debe decir tengo veintiunmil pesetas y no veintiunamil pesetas.
Los ordinales concuerdan en género y número con el sustantivo al que acompañan. Hay varias formas especiales, “primera” y “tercera” porque son formas apocopadas que se usan cuando acompañan a un masculino singular.
Los multiplicativos son invariables en el género pero exigen la concordancia de número, en cuanto a la posición del nombre al que acompañan normalmente van antepuestos.
Los fraccionarios tienen concordancia tanto en número como en género (dos cuartos o dos mitades). Cuando están modificando al fraccionario “parte” exigen concordancia obligatoria de género y de número (dos terceras partes).
Sendos, como su forma es plural la única concordancia obligada que tiene es la del género.
La función de los numerales:
En español los numerales pueden actuar como sustantivos (una docena), como adjetivos (cuatro libros), o como pronombres (uso deíctico o anafórico).
-Los cardinales: aunque en general se consideran como adjetivos por el carácter de modificador, estos numerales cardinales tienen unas características de uso que conviene señalar:
Lo normal nombre + adjetivo, los cardinales siempre preceden al sustantivo, pero además permiten la aparición de otros determinantes y modificadores antepuestos como por ejemplo, el artículo, el posesivo el demostrativo, ... Y además permiten que aparezca otros adjetivos tanto antepuestos como pospuestos.
Si se combina un cardinal y un posesivo el posesivo puede ir antepuesto, en forma apocopada, “sus dos carteras” porque la forma plena es “suyo” o también puede aparecer pospuesto en forma plena “ dos carteras suyas”.
También pueden usarse como referencia anafórica “deme uno”.
Pueden tener valor catafórico, por ejemplo “deme dos de esos de ahí”.
Valor deíctico en las construcciones con adjetivo, por ejemplo “le ofrecieron cinco vestidos, dos verdes y tres azules”.
-Los ordinales son adjetivos que pueden modificar directamente al sustantivo tanto antepuestos como pospuestos. Y aunque sintacticamente el sentido sea el mismo, en algunos casos si hay diferencias significativas, sobretodo en algunos contextos dados. Ej. “el segundo libro”.
Generalmente concuerdan en número con su sustantivo y mientras exigen ir precedidos de artículo, demostrativo o posesivo.
Hay algunos casos en los que la presencia del ordinal no indica pluralidad sino individualidad, para este uso se exige que siempre estén pospuestos. “Felipe cuarto”.
2º BLOQUE: cuantificadores propios indefinidos
Son propios porque denotan cantidad, pero a diferencia de los numerales, denotan la cantidad de un modo más impreciso, es decir, sin especificar un número.
*¿Se dividen en dos grandes bloques: los llamados universales, indefinidos porque cuantifican de manera bastante exacta pero no dan un número. Estos indefinidos pueden ser de dos clases, los universales son aquellos que denotan la cantidad de un conjunto determinado de elementos (todo, cada, cada uno, ambos y cualquiera). Los no universales denotan la cantidad de un conjunto indeterminado de elementos (algo, alguno, alguien, uno, ...).
Los universales:
Pueden actuar sobre nombre contables de sustancia o abstractos (todos los coches, tienes toda la razón)
No pueden aparecer en construcciones existenciales con el verbo “haber”. No se puede decir: *Había todos los coches aparcados.
Tienen una actuación especial con los llamados sintagmas nominales específicos o definidos. Un sintagma definido es aquel en el que se expresa referencia a uno o varios individuos particulares ya introducidos en el discurso. Por ejemplo: todos los amigos de luisa son estudiantes; he visto a tus amigos, todos me preguntaron por ti. Un sintagma nominal inespecífico es cuando la referencia no se refiere a individuos particulares sino a individuos nuevos en el discurso. Por ejemplo: todo hombre es mortal. Cuando estos cuantificadores trabajan con sintagmas específicos cuantifican a un conjunto definido y generalmente ese sintagma nominal específico que los precede suele llevar posesivos o demostrativos, sin ese tipo de elementos no pueden trabajar. Dentro de los universales hay dos casos particulares:
Los casos de todo y cualquiera que tienen como característica sintagmas nominales inespecíficos pero solo en singular. Obligatoriamente deben llevar la forma verbal en presente gnómico o atemporal. Todo hombre es mortal no *será, ni era ...
Los no universales:
Son aquellos que no denotan la totalidad de entidades que poseen una determinada propiedad predicada. Estos expresan la cantidad de valor que toma lo cuantificado. Estos no universales si que pueden aparecer en construcciones existenciales (con el verbo “haber”) porque trabajan sobre sintagmas nominales inespecíficos. Por ejemplo: había varios candidatos.
Estos cuantificadores propios indefinidos no universales permiten o se pueden dividir en dos bloques.
De existencialidad: alguno, alguien, algo Su uso implica el significado de “al menos uno”. Denotan la existencia de al menos una persona o cosa de la que se predica sin negar la existencia de otros.
De evaluación: muchos, pocos, unos pocos, bastantes y demasiados “al menos dos”, indican pluralidad. Cuando se usan comportan una comparación implícita entre el nombre que modifican y un conjunto más amplio. Por ejemplo: muchos profesores estamos hartos de Bolonia. El valor de este evaluativo estará basado o acompañado de criterios de carácter pragmático y su significado cuantitativo será relativo. Una prueba de que este valor es relativo es que solo los evaluativos admiten construcciones comparativas detrás, cosa que no ocurre con los existenciales. Por ejemplo: Hay/había bastantes/ muchos /demasiados alumnos en primero si piensas en los de otros cursos.
El caso de “cuanto” es un caso raro, “Cuando tu digas será usado en tu contra”. En algunos casos puede funcionar de una manera y en otros de otra y es un cuantificador indefinido. Esta forma equivale a una oración de relativo precedida por “todo”. “En cuanto acabe la clase” marca un valor temporal.
3º BLOQUE: Los cuantificadores propios gradativos
Son estas partículas sino también cualquier numero gramatical que exprese cantidad, número e intensidad de una determinada cualidad. No cuantifican sobre individuos sino que cuantifican niveles jerárquicamente ordenados dentro de una escala a de una determinada circunstancia. Ej. Juan es más alto (cuantifico a una propiedad no a Juan).
Se dividen en dos clases:
- Los llamados comprarativos (más, menos y tanto)
- Y los llamados proporcionales o evaluativos (algo, poco, mucho, bastante, demasiado, todo y nada)
Establecen una cantidad de algo respecto a una medida por eso no son indefinidos.
Esa escala supone la existencia de una cualidad compartida por un conjunto ordenado de elementos cuya interpretación es diferente según el hablante. Por eso el uso de estos cuantificadores exige siempre conocer el acto pragmático en el que se da el acto de habla. Esta gradación de la cualidad se puede hacer de dos maneras:
Comparativa: estos cuantificadores establecen una relación entre dos puntos dentro de una escala. Dependiendo del contexto podrá ser de superioridad (más), inferioridad (menos) o igualdad (tan/tanto). Los dos primeros permiten combinarse con gradativos proporcionales. Por ejemplo: batante más, mucho menos, algo más, ...
Estos comparativos pueden trabajar sobre:
adjetivos (solo los calificativos graduables) y nunca con un adjetivo relacional (paseo marítimo).
Y cuando modifican a los nombres permiten dos interpretaciones, según podamos hacer una interpretación cuantitativa o cualitativa. Si la interpretación es cuantitativa pueden combinarse con cualquier nombre que permita también un cardinal, sea contable o no contable (muchos problemas); si la interpretación es cualitativa siempre tendrá que combinarse con “tal”. Estos comparativos también trabajan con valor enfático o ponderativo, pero en este caso pierden su carácter cuantificador.
Proporcional: (algo, poco, mucho, ...) sitúan al elemento al que cuantifican en un solo punto de la escala ordenada de menor a mayor. Las formas “algo, poco, un poco” se sitúan en la parte baja en la escala y reciben el nombre de decrecientes o reductores, mientras que “bastante, mucho y demasiado” se sitúan en la parte alta de la escala y reciben el nombre de crecientes o elevadores. De entre todos estos solo hay un elemento que puede trabajar en las dos categorías. La forma “poco” a pesar de parecer estar en la parte baja puede tomar valor creciente: Juan es poco torpe.
Las formas todo o nada pueden tener valor gradativo en algunas construcciones. Por ejemplo: la ciudad estaba toda nevada La niña estaba toda asustada. En los dos casos aparece todo y aparece al lado de un adjetivo pero en el primero tiene un valor de indefinido universal. En la segunda “toda” se puede sustituir por “muy”, pero en la segunda no porque entonces ya no cobra el mismo sentido.
El uso de estos gradativos implica la existencia de un contexto textual o contextual compartido entre los hablantes, puesto que la gradación solo tiene sentido desde ese contexto. Cuando el contexto no es común es cuando se produce una ruptura en la comunicación.
Ej. la niña no estaba nada asustada (“nada”como gradativo exige contextos negativos y por tanto es obligatorio el uso de -NO-)
Estos gradativos, implican la existencia de un contexto textual o contextual (pragmático) compartido entre los hablantes porque la gradación sólo tiene sentido a través de ese conocimiento enciclopédico.
LOS CUANTIFICADORES FOCALES O PRESUPOSICIONALES:
Presuposiciones conocimientos implícitos previos en el acto de habla. Ej: usted también ha hecho (“también” hay más, lo presupone)
Focalizar: marcar pragmática, un elemento sobre el que descansa la presuposición.
Son adverbios, nunca preposiciones. Inducen la interpretación cuantitativa del elemento al que modifican presuponiendo la existencia o inexistencia de otros elementos. Sólo trabajan focalizando una preposición. Son un paradigma cerrado. Se dividen en:
Incluyentes: a su vez pueden ser afirmativos (incluso, también y hasta) o negativos (tampoco y ni siquiera).
Excluyentes: solo, al menos y apenas.
Estos elementos pueden trabajar sobre cualquier tipo de sintagmas. Si trabajan sobre el sujeto aparecen antepuestos y si trabajan sobre el predicado pueden provocar ambigüedad que generalmente se deshace mediante la entonación, focalizando el elemento focalizado por el adverbio.
Ej. Juan solo compró una casa en Madrid (solo una casa focalizada)
Juan compró solo una casa en Madrid.
Por tanto, estos cuantificadores funcionan muy apoyados en el valor pragmático, del acto de habla. Este valor pragmático está ordenado en una escala valorativa que tiene que ver con el sentido positivo o negativo en la oración en la que aparece. Así formas como “también” y “tampoco” están en la gama media de la escala.
Los cuantificadores son un recurso de deixis, un mecanismo cuantitativo de la lengua mediante distintas categorías.
De ellos, los únicos cuantificadores puros son los numerales (en sentido estricto cuantifican), estos pueden confundir su uso con los sustantivos cuantificativos de medida, sólo los podemos distinguir porque los cuantificadores de medida recategorizan a un nombre.
COMPLEMENTOS DE MEDIDA O ARGUMENTATIVOS CUANTITATIVOS: Son aquellos sintagmas que actúan con verbos que denotan medida. Ej. Juan mide dos metros. Este tipo de formaciones (el vestido cuesta 100€) han sido considarados como CC. De cantidad, los CC. Son elementos opcionales en la estructura de la oración.
Realmente este tipo no son circunstanciales.
Complementos de medida: son sintagmas que actúan con verbos que expresan medida (medir, costar, pesar, ...) Estos sintagmas siempre denotan cantidad, por tanto están siempre encabezados por un numeral o por un cuantificador no universal. No se puede decir : *Juan mide todos los dos metros o *La carga pesa varias toneladas de peso.
Características de estos argumentos cuantitativos:
solo pueden aparecer con verbos de medida
solo pueden trabajar con verbos transitivos cuyo objeto directo sea la cosa medida o bien con verbos que denoten capacidad (albergar o alojar) o verbos que denoten movimiento (arrastrar) y por supuesto con los verbos que denotan precios (rebajar, deber, pagar, ...). Los elementos que estas construcciones llevan detrás son el Objeto directo y se identifican morfológicamente como un argumento cuantitativo.
Pueden aparecer con verbos que denoten cambios de estado (el precio de la vivienda aumentó un 20%, Juan a adelgazado diez quilos)
En conclusión, los cuantificadores son elementos característicos en la deixis en español, no son una categoría gramatical, sino un proceso interno de la lengua que se realiza a través de otras categorías. Puede actuar sobre medidas absolutas o sobre medidas relativas. Solo en algunos casos exige un conocimiento previo en el acto del habla. Son uno de los más ricos recursos de deixis que tiene el español.
EL VERBO:
Bibliografía 4941 capítulo del verbo texto bosque
Texto Moreno Cabrera vol. 1 pag 291 a 325.
Es la categoría flexiva por excelencia, pues reúne mediante sus morfemas toda la significación tanto gramatical como morfológica. Es el núcleo de la predicación y puede constituir por si solo no solo un sintagma pero si una oración. Es el elemento que más morfemas reúne. Se puede definir como clase de palabra que significa evento, acción, proceso o estado. (Moreno Cabrera). La RAE define verbo como parte de la oración que significa estado, acción o proceso casi siempre con expresión de tiempo y de persona. Todo verbo está formado por una base o tema y unos morfemas. La base aporta el significado léxico establecido por diccionario, suele ser invariable (excepto en los irregulares y en los poli rizos, “con varias raíces” (voy, iba y fui)). Y algunos autores colocan dentro de ella la llamada vocal temática que define la conjugación verbal. Existen en español tres conjugaciones y por tanto, tres vocales temáticas.
En segundo lugar están los morfemas de carácter flexivo y que agrupan dos bloques de naturaleza diferente. Un primer bloque TAM (tiempo, aspecto, modo) y un segundo grupo NP (número, persona). En función de los morfemas que aparezcan podemos distinguir lo que se llaman formas no personales o defectivas y son el infinitivo el gerundio y el participio, y formas personales o plenas aquellas que tienen todos los morfemas.
Formas plenas o personales son aquellas que poseen flexión, es decir, que tiene asociadas 5 características morfológicas asociadas aunque no todas del mismo rango y que aparecen en lo que se llama exponente múltiple. De las cinco marcas morfológicas se dividen en dos bloques:
Marcas inherentes que son tiempo, aspecto, modo (TAM). Propias y específicas de la categoría verbo. Y dentro de ellas podemos distinguir las marcadas (aquellas que aparecen con un morfema explícito, tiempo y modo) y las no marcadas que existe pero no tiene marca gramatical explícita (es decir, esta en morfo cero, el aspecto).
Marcas contextuales que son número, persona (NP). Son marcas de concordancia textual y son compartidas con otras categorías. Por ejemplo, se comparten con el nombre que tiene número, o los pronombres que tienen número y persona.
El tiempo verbal es la marca que sitúa cronológicamente la acción del verbo, inicialmente respecto al emisor. El verbo tiene la capacidad de poder alterar el tiempo cronológico y convertirlo en tiempo textual. Es decir, que mediante el verbo nosotros podemos jugar con el verbo. Podemos mandar un presente al pasado y un pasado al futuro. (esta tarde vamos al cine tiempo flexionado presente pero la acción futuro) dentro del tiempo podemos diferenciar dos tiempos:
tiempo absoluto o del hablante que corresponde a la idea cronológica del tiempo
tiempo relativo o tiempo del discurso, con el que podemos alterar el tiempo absoluto mediante la actuación de tiempo interno del verbo, puede hacer que las acciones se desarrollen simultáneamente, con anterioridad o con posterioridad.
Por ejemplo, “yo amaba” es un tiempo de pasado pero mas durativo. “iba a comer con mis padres” mando la acción en el futuro con un tiempo de pasado. “yo jugaré” futuro absoluto, futuro relativo “no mataras” el tiempo en el futuro pero la acción no.
Combinado con el tiempo está el modo. El modo verbal es el elemento que refleja la actitud del hablante, es decir, el modo verbal indica como percibe o desea un hablante que se realice la acción. (imperativo, subjuntivo e indicativo)
El indicativo es el modo asertivo o marcador de verdad. El uso de este modo presupone que el hablante asume que lo expresado en la forma verbal es verdadero.
El subjuntivo es un modo virtual, porque siempre es un modo hipotético o volitivo con respecto a la acción, expresa el deseo y mediante este modo se puede plantear la duda, la falsedad, la hipótesis o el deseo. Nunca son acciones reales las que se hacen en subjuntivo.
El modo imperativo o de mandato en español. Mediante este modo se solicita la realización inmediata de una orden. Por ejemplo: cállate. Cuando esa acción no requiere un cumplimiento inmediato, sino que es un mandato general o una hipótesis o deseo, nunca emplearemos un imperativo, utilizaremos un futuro.
El aspecto verbal (perfectivo o imperfectivo) es una característica interna del verbo, no tiene marca (morfo 0) y lo que indica es en que estado se encuentra la acción del verbo. La acción de un verbo puede encontrarse de dos maneras (se está haciendo o se ha hecho). Cuando estás haciéndola estas en un aspecto imperfectivo y cuando la acción está acabada tiene un aspecto perfectivo. Pero no hay que confundir aspecto con tiempo, el aspecto como esta en ese momento la acción. Por ejemplo: Colón descubre América en 1492 (tiempo real 1492, tiempo del discurso presente, estado de la acción acabada) Ej. “yo amo a la humanidad” acción que se está realizando. “ la tierra es un planeta” tiempo del discurso simultaneo, acción realizada.
La irregularidad verbal no se puede sistematizar, pero se pueden presentar los fenómenos que constituyen las irregularidades.
La primera clasificación es cuando afecta al verbo entero o no. Y desde este punto de vista podemos distinguir verbos regulares o verbos defectivos porque siempre les falta alguna persona de la conjugación. Por ejemplo el verbo “llover”.
Segunda manera cuando afecta a parte del verbo y podemos distinguir verbos regulares de verbos poli rizos. Por ejemplo: el verbo “ir” tiene el presente “voy” y tiene el pasado “fui”.
Tercera manera cuando la irregularidad afecta algún constituyente del verbo flexionado. Puede ser en la base, en la vocal temática o en la flexión. Por ejemplo: el verbo “roer” tiene tres formas de presente “ro”, “roico” y “royo”.
Todas las irregularidades pueden tener carácter vocálico o consonántico. (dossier). El verbo es la parte que marca la concordancia y determina la estructura del predicado.
Los verbos tradicionalmente se han clasificado en: transitivos (cuyo predicado lleva complemento directo), intransitivos (cuyo predicado puede prescindir de C.D), reflexivos (la acción la hace el sujeto sobre él mismo), recíproco (lo mismo que un reflexivo pero en plural), impersonales propios (obligatoriamente deben ser intransitivos además de defectivos porque no se puede decir “tu nievas” [pueden tener valores metafóricos: “el cielo llueve lágrimas de sangre”]), impersonales impropios (son transitivos “hace calor”, por ejemplo, se vende pisos siempre en singular), pasivo y pasivo reflejo.
Todos los verbos reflexivos y recíprocos son transitivos por naturaleza.
Nueva clasificación para los verbos de Moreno Cabrera y distingue dos grandes grupos verbos auxiliares * frente a lo que llama verbos plenos.
Los verbos auxiliares es la de un verbo que minimiza su significado semántico y tiene como misión e nexo de unión entre los elementos que forman la oración y los oponen a los llamados verbos plenos cuyo contenido léxico es predominante. El distingue esos auxiliares como un grupo de verbos cuyo nombre es muy reducido y son aquellos que permiten construcciones copulativas posesivas resultativas o causativas. “la cama está hecha” es una resultativa. El libro es mío es una posesiva y la luna es bella es una construcción copulativa.
No se tienen que confundir con los auxiliares.
Los verbos plenos (clase abierta contenido léxico predominante) y se dividen en dos grandes grupos, los que expresan acción frente a los que no expresan acción. A su vez, los verbos de acción se subdividen en verbos de movimiento y verbos de acción efectuadora, verbos de acción afectadora y verbos de acción ilocutiva.
VERBOS AUXILIARES:
Construcciones copulativas que permiten caracterizar una identidad adjudicándole cierta propiedad. Caracterizan al sujeto mediante el atributo. Estas construcciones se realizan normalmente con los verbos ser y estar y dentro de ellas se pueden distinguir:
Construcciones caracterizadoras (aquellas en las que se explicita una propiedad del sujeto) Ejemplo: Luís es alto.
Construcciones copulativas resultadoras (comprueban una propiedad del sujeto) Ejemplo: Juan está alto para su edad.
Construcciones copulativas clasificadoras (mediante ella se indica la pertenencia de un individuo a una clase) Ejemplo: Juan es médico.
Construcciones copulativas locativas (sitúa los hechos)
Construcciones copulativas identificadoras (identifica y especifica al sujeto) Ejemplo: Juan es el médico de la familia.
Construcciones copulativas existenciales (sin predicación el sentido del verbo incide sobre el sujeto) Ejemplo: Dios es.
Construcciones posesivas se realizan mediante los verbos (ser, estar, poseer o tener) o bien mediante verbos plenos regidos de sintagmas preposicionales. Se caracterizan porque obligatoriamente deben tener un argumento animado. La relación que se establece entre el poseedor y el poseído puede ser de dos tipos:
alienable (es aquella que indica una relación de posesión extrínseca, temporal y ocasional.
Inalienable (donde indica una relación permanente)
Ejemplo: Juan tiene la pierna rota o Juan tiene los ojos azules.
((se puede marcar la posición sin usar posesivos Maria tiene los ojos azules no sus ojos azules))
Construcciones resultativas funcionan con los verbos estar y tener, y son construcciones en las que se denota un estado que es consecuencia de un estado o proceso anterior. Ejemplo: el documento está firmado. Estas también a su vez se dividen en:
Transitivas
Intransitivas
Construcciones causativas o partitivas se producen cuando aparecen dos agentes, uno que provoca la acción y un segundo que la realiza. Son construcciones que aparecen bajo formas perifrásticas con los verbos hacer y dejar. Por ejemplo: Felipe II hizo el Escorial, Felipe II hizo construir el Escorial; Nos dejó admirados por su sabiduría; Dejó morir a sus padres; Juan hizo poner la mesa a María. La causativa siempre tiene perífrasis pero la resultativa no.
VERBOS PLENOS:
Verbos en los que el contenido semántico está maximizado y frente a los auxiliares éstos son una clase abierta. Éstos se clasifican según el tipo de acción, proceso u estado que denoten. Hay verbos de más acción que siempre tienen sujeto animado y existen diferentes clases. Primero de movimiento (indican desplazamiento de alguna identidad actuando con una o dos valencias: Juan corre o Los alpinistas escalaron la montaña). Son verbos del tipo subir, bajar, rodear, escalar, correr, venir, ... Segunda clase, verbos de más acción de acción efectuadora, son aquellos verbos que indican una acción que tiene como resultado la creación de una identidad. Por ejemplo: dibujar, fabricar, producir, diseñar, construir, ... Siempre necesitan dos argumentos. La tercera clase de verbos de más acción son los verbos de acción afectadora, son aquellos que predican “una acción que provoca la modificación de una entidad ya existente con anterioridad a dicha acción”. Por ejemplo según Moreno cabrera estos verbos son de acción afectadora: romper, destruir, limpiar, destapar, aprender, estirar, vigilar, . Y la cuarta ilocutiva, aquellos que expresan acciones relacionadas con conductas del discurso. Por ejemplo: jurar, decir, contar, narrar, aconsejar, bendecir, discutir, ...
Los verbos de menos acción los divide en dos grandes grupos: aquellos que denotan estado, propiedad o relación (medir* solo depende del contexto que sea más o menos acción porque si medimos la pared si que es de más acción pero si dices yo mido 1,50 es de menos acción porque es un estado o propiedad*, pesar, cortar, durar). Y el segundo bloque son aquellos que denotan estados humanos, cognitivos, perceptivos o afectivos propios de los seres humanos (buscar, amar, saber, sentir). En este bloque Moreno Cabrera incluye verbos como (morir, oír) pero no son propios solo de los seres humanos.
EL ADVERBIO:
En todas las lenguas hay palabras o expresiones que modifican al verbo, el adverbio. Desde el punto de vista morfológico los adverbios son palabras invariables que no flexionan y por tanto no contraen relaciones de concordancia o de relación. Se parecen a las preposiciones y conjunciones porque son una clase cerrada, no varían, ... Sin embargo, se diferencian de la preposición y de la conjunción en que no teniendo flexión pueden sufrir los procesos de las palabras flexivas. Un adverbio puede sufrir derivación, por ejemplo: de cerca cerquita, de tarde tardísimo, y puede sufrir también procesos de composición (las formas en mente). Sintacticamente hay que diferenciar las funciones de circunstancial de la categoría adverbio. El adverbio es una categoría morfológica y el circunstancial una función sintáctica que puede estar hecha por un adverbio o por otras cosas. En general, los adverbios o los sintagmas adverbiales son palabras que denotan propiedades de las acciones, procesos o estados. Pueden tener distinto alcance o incidencia. Por ejemplo: un adverbio puede ser el núcleo de un sintagma. “Esto ocurrió antes de la guerra”. “antes de la guerra” circunstancial de tiempo y el núcleo “antes”. Puede aparecer como término de una preposición: “La fiesta es en el piso de arriba”. “en el piso de arriba” es el circunstancial y arriba modifica a piso y todo junto modifica al verbo. Puede ser también un marcador oracional, por ejemplo : “Posiblemente esto es así”. el adverbio modifica a la oración entera (al igual que ciertamente, seguramente, ...). Además su aparición puede tener distinto alcance o incidencia sobre el predicado.
Juan ordena cuidadosamente los expedientes se puede se puede entender “cuidadosamente” por Juan es cuidadoso o que Juan lo hace con cuidado. Puede llegar a modificar al sujeto.
Juan ordena alfabéticamente los expedientes no se puede decir “Juan es alfabético”. Solo modifica al verbo.
Todas estas variedades dificultan su clasificación. Hay dos maneras de clasificar los adverbios, mediante un criterio semántico o mediante un criterio morfológico. Mediante el criterio semántico distinguimos adverbios léxicos y adverbios pronominales. Los adverbios léxicos pueden ser calificativos donde aparecen adjetivos que pueden funcionar como adverbios (bien, mal, bueno, malo, peor) y todas las formas en -mente. O de lugar (arriba, abajo, dentro, fuera, ... ). De tiempo y de modo (quizás y a caso). Los adverbios pronominales Bosque distingue como deícticos espaciales (aquí, ahí, allí, acá y allá), deícticos temporales (ahora, entonces, hoy, ayer, mañana, anoche y anteayer), deícticos modales (así) y deícticos cuantitativos (tanto). Hay pronominales cuantitativos generales (poco, mucho, bastante, demasiado y casi), cuantitativos temporales (siempre, nunca y jamás) y cuantitativos aspectuales (todavía, aún y ya). Y también hay pronominales numerales (primero, segundo, medio, triple). Y los pronominales identificativos (mismo). Y pronominales polares (si, no, también y tampoco). Y por último, interrogativos, exclamativos (dónde/donde o cuando).
Es una clasificación únicamente semántica. Pero existen otros parámetros como (clasificaciones Moreno cabrera y Bosque). Cabrera clasifica los adverbios según los diferentes tipos de atributos o de características que puede tener una acción proceso u estado (verbo), pues dependiendo de las características que tenga el verbo, clasificaremos los adverbios. Cabrera distingue adverbios intrínsecos y extrínsecos. Los intrínsecos aquellos que están necesariamente asociados a un evento o suceso. Estos a su vez se dividen en externos e internos. Los intrínsecos externos denotan las circunstancias en las que necesariamente se sitúa un evento, proceso acción u estado. Pueden ser locativos cuando localizan la acción en el espacio, temporales cuando localizan la acción en el tiempo o iterativos cuando especifican en cuantos momentos diferentes se realiza una animación. Los locativos intrínsecos externos son (aquí, allí, cerca, lejos, ayer, siempre, a veces). Los intrínsecos internos denotan aquellas propiedades que son necesarias para definir elementos. Estos pueden ser de modo (así) y los adverbios en -mente* solo los que trabajan dentro del predicado “como lo hizo, lentamente”. Y también pueden ser intrínsecos internos multiplicativos, aquellos que explican el número de veces que se realiza una acción o la cantidad de entidades implicadas en la acción. Los extrínsecos denotan o evalúan el evento en si mismo y su relación con otros eventos. Estos extrínsecos los divide Moreno Cabrera en relatorios los cuales son aquellos que especifican las relaciones entre los procesos u acciones denotados en la oración con otras entidades que no participan en ellos directamente. Son piezas como “también”, “además”, y a veces “por esta razón” que no son adverbios pero actúan como. La segunda clase son los llamados modales, expresan la actitud del hablante hacia el evento expresado en la oración y son siempre formas en -mente, por ejemplo seguramente, ciertamente, necesariamente ... No son iguales que los de modo, nombrados anteriormente. Los de modo son formas como “así” y solo trabajan sobre el predicado, estos son extrínsecos y siempre son formas en -mente y trabajan sobre la oración entera. El tercer tipo son los evaluativos, son aquellos que evalúan o califican el evento, están muy cerca de los anteriores solo que estos establecen juicios positivos o negativos. Y los últimos son los ilocutivos, aquellos que expresan una condición del acto ilocutivo asociado a la oración, ejemplo “A propósito de todo lo anterior...”. “A propósito de” lo conecta pragmáticamente con el acto ilocutivo.
Desde el punto de vista morfosintáctico los adverbios se dividen en dos grandes grupos:
Adverbios nucleares o internos al dictum (al predicado) donde están todos los adverbios relacionados con el predicado y aquellos que funcionan como modificadores de sintagmas, adjetivos o adverbiales.
Los nucleares se subdividen en:
Adverbios propiamente del predicado: estos cumplen la función de circunstanciales por tanto suelen ser facultativos. Son elementos que marcan determinadas circunstancias pero pueden desaparecer. Pueden ser: de modo (todos acaban en -mente), de cantidad, de lugar y de tiempo. Actúan con valor contextual.
Adverbios que modifican a sintagmas adjetivales o adverbiales: están dentro del predicado pero no modifican al núcleo del predicado. Cuando aparecen no se pueden quitar.
Lo hizo muy bien (muy modifica a bien, pero no a hizo) si fuera entonces o así modificaría a hizo.
Realmente mal (adverbio que modifica a otro adverbio).
Los periféricos: se dividen en los llamados...
Externos al dictum son aquellos que modifican al contenido representativo de la oración y pueden ser:
De frecuencia: son repetitivos, solo se predican son acciones, procesos u estados repetitivos y no se pueden omitir. Por ejemplo: “habitualmente/raramente va al teatro”
Nocionales o de punto de vista
Evaluativos: tienen valor positivo o negativo. Y pueden ser:
Emotivos aquellos que expresan el juicio subjetivo del emisor frente a la oración.
Increíblemente llevaba puesta la misma blusa todas las semanas. “Increíblemente” expresa respecto a la oración sorprendentemente
De conocimiento aquellos que intentan verificar o no la verdad del predicado.
“Evidentemente yo os estoy aburriendo”.
Epistémicos son aquellos que indican un juicio subjetivo frente a una proposición del dictum.
“María sostiene exageradamente que Luís es un genio”. NO es que lo haga exageradamente sino que se pasa.
De necesidad expresan la obligatoriedad del cumplimiento del dictum.
“Os tendréis que examinar de lengua irremediablemente”. Alguien que no lo haga no podrá aprobar la asignatura.
Evaluativos de la actitud del sujeto
“Inteligentemente no aceptó ir a la fiesta”, “Hábilmente se escaqueó del trabajo”
De voluntad son aquellos que expresan la intención del hablante
“involuntariamente, irreflexivamente, ...”
Dentro de estos podemos incluir los adverbios topicalizados que son no necesarios pero que tienen un valor estilístico. “Personalmente yo prefiero El ribera del Duero que el Rioja”, “Individualmente no me siento cómodo para trabajar”.
Apuntes 2º Cuatrimestre Lengua Española -Elena Toro-
Elena Puerto Francés
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