La guerra en Afganistán
La guerra en Afganistán
Extracto de la conferencia de Lakdawala, Nueva
Delhi
Por Noam Chomsky
La amenaza del terrorismo internacional es
seguramente grave. Los horribles acontecimientos del 11 de septiembre causaron lo que
quizá fue el mayor nÅ›mero de víctimas humanas en el acto que conste, a parte la guerra.
La palabra "en el acto" no hay que pasarla por alto; lamentablemente este crimen
no representa nada inusual en los anales de la violencia que no llega a ser guerra. Es
bien posible que el nÅ›mero de víctmas se haya más que duplicado en el plazo de pocas
semanas, cuando Afganos miserables huyeron hacia la nada bajo la amenaza del
bombardeo, y se desorganizó la distribución de alimentos que se necesitaban
desesperadamente; y había advertencias creíbles de cosas mucho peores que ocurrirían.
El coste para los civiles afganos sólo puede estimarse, pero conocemos
las proyecciones sobre las cuales se basaron las decisiones y los comentarios políticos,
un asunto de importancia extrema. Logicamente, son estas proyecciones las que proveen la
base para cualquier evaluación moral de la planificación y de los comentarios, así como
de cualquier juicio de las apelaciones a los argumentos de la "guerra justa" y,
fundamentalmente, de cualquier estimación racional de lo que es por venir.
Aśn antes del 11 de septiembre la ONU estimaba que millones de
personas se sustentaban, y apenas, gracias a la ayuda alimentaria internacional. El 16 de
septiembre la prensa nacional informó que Washington había "exigido [a Pakistán]
la suspensión de los convoys de camiones que proveen la mayoría de los alimentos y
demás suministros para la población civil de Afganistán". Ni en Estados Unidos ni
en Europa hubo ninguna reacción apreciable a esta demanda de imponer una hambruna masiva;
el escueto significado de las palabras. En las semanas subsiguientes el principal diario
del mundo informó que "la amenaza de los ataques militares ha obligado a la
evacuación de los cooperantes internacionales, inhabilitando los programas de
asistencia"; los refugiados que llegaban a Pakistán "tras travesías
extenuantes desde Afganistán, describen escenas de desesperación y miedo ahora que la
amenaza de los ataques militares guiados por los americanos transforma su antigua miseria
en una catástrofe potencial". "El país estaba atado a un lazo
salvavidas", dijo un cooperante internacional evacuado "y acabamos de
cortarlo". "Es como si hubieramos excavado una tumba colectiva detrás de
milliones de personas", declaró a la prensa un funcionario de emergencias de Christian
Aid: "Podemos arrastrarles lejos de ella o empujarles adentro. Podríamos estar
observando millones de muertes". 1
El programa alimentario mundial de la ONU y otros pudieron reactivar
algunos envíos de alimentos a comienzos de octubre, pero fueron obligados a suspender las
entregas y la distribución cuando empezó el bombardeo el 7 de octubre, reactivandolas
más tarde con un ritmo mucho más lento. Un portavoz del Alto Comisario de la ONU para
los refugiados advirtió que "vamos hacia una crisis humanitaria de proporciones
épicas en Afganistán, con 7,5 millones de personas con pocos alimentos y con riesgo de
morirse de hambre", mientras agencias humanitarias condenaban
"sarcasticamente" la ayuda lanzada por Estados Unidos desde el aire como una
forma de propaganda encubierta que puede causar más daÅ„os que beneficios, segÅ›n
advirtieron.2
Un lector muy atento de la prensa nacional podría descubrir la
estimación de la ONU segÅ›n la cual "7,5 millones de Afganos necesitarán alimentos
para el invierno 2,5 millones más que el 11 de septiembre", un aumento del
50% que es el resultado de la amenaza de los bombardeos, actual en ese entonces. 3 Dicho
de otra manera, la civilización occidental estaba basando sus planes en la suposición
que éstos pudieran llevar a la muerte de varios millones de civiles inocentes no
de talibanes, prescindiendo de lo que se pueda pensar sobre la legitimidad de masacrar a
los reclutas y a los sustenedores de los talibanes sino de sus víctimas. Mientras
tanto sus líderes, en el mismo día, descartaron con desdén las ofertas de negociación
para la extradición del presunto culpable y la solicitación de alguna evidencia creíble
que diera cuerpo a las demandas de capitulación.
El Ponente Especial de la ONU para el derecho a la alimentación pidió
a Estados Unidos que acabara con los bombardeos, que estaban "poniendo a riesgo las
vidas de milliones de civiles", renovando la petición del Alto Comisario para los
Derechos Humanos Mary Robinson, que había alertado sobre una catástrofe al estilo de
Ruanda. Ambas peticiones fueron rechazadas, tal como lo fueron las de las mayores agencias
de ayuda y socorro. Y practicamente no se informó de ellas.4
A fines de septiembre la FAO advirtió que más de 7 milliones de
personas se estaban enfrentando con una crisis que podría llevar a una hambruna difusa en
el caso que se iniciaran acciones militares, con una muy probable "catástrofe
humanitaria", a menos de reactivar inmediatamente la ayuda y acabar con la amenza de
acciones militares. Tras el comienzo de los bombardeos la Fao avisó que éstos habían
destruido plantaciones que suministraban el 80% del trigo del país, por lo cual se prevee
que los efectos serán aÅ›n más graves en el próximo aÅ„o. Todo ignorado.5
Estas peticiones, de las cuales no se informó, coincidieron
casualmente con el día mundial de los alimentos, que también fue ignorado, y con la
denuncia del Ponente Especial de la ONU que los ricos y poderosos tienen medios de sobra,
aunque no tengan la voluntad, de acabar con el "genocidio silencioso" causado
por la hambruna masiva en gran parte del mundo. 6
Volvamos brevemente al tema de la lógica: los juicios éticos y la
evaluación racional de lo que puede esperarnos se basan en las presuposiciones de la
planificación y los comentarios. Una cuestión completamente separada y sin ninguna
relación con estos juicios es la exactitud de las proyecciones en las que se han basado
la planificación y los comentarios. Hacia fines de aÅ„o había alguna esperanza de que
los repartos de comida sin precedentes de diciembre pudiesen modificar
"dramaticamente" las expectativas del tiempo en que la planificación se
emprendió, se llevó a cabo y fue evaluada en comentarios: que estas acciones pudieran
llevar a millones de personas a la hambruna.7
Muy probablemente nunca conoceremos los hechos en virtud de un
principio guía de la cultura intelectual: debemos dedicar una energía enorme a la
exposición de los crímenes de los enemigos oficiales, contando adecuadamente no sólo a
las personas que fueron literalmente asesinadas sino también a aquellas que murieron en
consecuencia de opciones políticas; pero debemos cuidar escrupulosamente de evitar esta
práctica en el caso de nuestros propios crímenes, en las raras ocasiones en que éstos
se investiguen. La observancia de este principio está muy bien documentada. Sería una
sorpresa muy grata si el caso presente saliera diferente.
Hay que mencionar también otro punto elemental. El éxito de la
violencia, evidentemente, no tiene ninguna relación con el juicio moral acerca de sus
objetivos. En el caso presente aparecía claro desde el principio que la superpotencia
reinante podría demoler facilmente cualquier resistencia afgana. Mi punto de vista
personal, por lo que vale, es que las campańas estadounidenses no pueden compararse ni
accidentalmente con la fracasada invasión rusa de la década de los ochenta. Los rusos se
enfrentaban con un importante ejército de tal vez 100.000 hombres o más, organizados,
entrenados y pesadamente armados por la CIA y sus socios. Estados Unidos se enfrenta con
una chusma en un país que ya ha sido practicamente destruido por 20 aÅ„os de horror por
el cual no llevamos ni la más leve carga de responsabilidad. Las fuerzas talibanas, así
como estan, pueden colapsar rapidamente, exceptuando un pequeńo nścleo duro. 8
Para mi asombro el juicio dominante hasta después de semanas de
bombardeos indiscriminados y del uso practicamente de cada artefacto disponible fuera de
las armas nucleares ("cortadoras margarita", bombas de fragmentación, etc.)
fue la certeza que habría que hacer caso de la lección del fracaso ruso, que los
ataques aéreos no serían eficaces y que un ataque por tierra sería necesario para
alcanzar los objetivos de guerra estadounidenses de eliminar a Bin Laden y al-Qaeda.
Eliminar el régimen talibán fue una ocurrencia tardía. No había habido ningÅ›n
interés en esto antes del 11 de septiembre y hasta en el mes sucesivo. Una semana
después del comienzo del bombardeo el presidente reafirmó que las fuerzas
estadounidenses "atacarían a Afganistán hasta cuando sea necesario para
destruir la red terrorista de Quaeda y Osama bin Laden, pero se ofreció de reconsiderar
el ataque militar a Afganistán en el caso en que los talibanes que gobiernan el país
"entreguen al seÅ„or Bin Laden"; "Si escupís hoy a él y a su gente,
reconsideraremos lo que estamos haciendo a vuestro país", declaró el presidente:
"Aśn teneis una segunda oportunidad". 9
Cuando finalmente las fuerzas talibanes sucumbieron, tras una
resistencia asombrosa, las opiniones cambiaron hacia proclamaciones triunfalisticas y una
euforia acerca de la justicia de nuestra causa, que ahora quedaba demostrada por el éxito
de una fuerza abrumadora contra adversarios indefensos. Sin indagar el tema, supongo que
los comentarios japoneses y alemanes tras las primeras victorias durante la segunda guerra
mundial fueron parecidos y a pesar de disimilitudes obvias, hay una conclusión crucial
que lleva al caso presente: la victoria de las armas deja las cosas así como estaban,
aunque los gritos de venganza de los triunfalistas debieran servir de admonición para los
que se preocupan por el futuro.
Volviendo a la guerra, los ataques aéreos transformaron rapidamente
las ciudades en "ciudades fantasma", como informó la prensa, con la
destrucción del suministro de energía eléctrica y agua, una forma de guerra biologica.
La ONU informó que el 70% de la población había abandonado Kandahar y Herat en el plazo
de dos semanas, muchos huyendo hacia el campo, donde en tiempos normales de 10 a 20
personas mueren o quedan mutiladas todos los dias a causa de las minas de tierra. Estas
condiciones empeoraron mucho como resultado del bombardeo. Las operaciones de
desminamiento de la ONU se detuvieron y a la tortura se agregaron artefactos
estadounidenses que no explotaron, particularmente las pequeńas y letales bombas
esparcidas por las bombas de fragmentación, y éstas son mucho más difíciles de
eliminar. 10
Hacia fines de octubre funcionarios de organizaciones de ayuda
humanitaria estimaron que más de un millón de personas habían huído de sus casas,
incluyendo al 80% de la población de Jalalabad, y que sólo una "minśscula
fracción" fue capaz de atravesar la frontera, mientras la mayoría se esparcía por
el campo, donde había poca comida y cobijo o la posibilidad de suministrar ayuda; los
llamamientos de las agencias de ayuda humanitaria a la suspensión de los ataques para
permitir el suministro de aprovisionamientos fueron nuevamente rechazasadas por Blair e
ignoradas por Estados Unidos. 11
Meses después se supo de cientos de miles de personas que morían de
hambre en "campamentos olvidados" como él de Maslakh en el norte, tras huir de
las "zonas de montaÅ„a donde el programa alimentario mundial había estado entregando
ayuda alimentaria pero tuvo que pararla por los bombardeos, y que ahora no se pueden
alcanzar porque los pasos están cortados" y quién sabe cuantos más había
en lugares que ningśn periodista encontró a pesar de que por ese entonces los
suministros estaban disponibles y el factor dominante que obstaculizaba la distribución
era la falta de interés y de voluntad.12
Hacia finales del aÅ„o, mucho después del fin de los combates, un
informe casual notaba que "el suministro de alimentos queda bloqueado o tristemente
inadecuado", "aśn no se lleva a cabo un sistema de distribución de
comida" y hasta la ruta principal hacia Uzbekistán "está de hecho cerrada para
los camiones de comida" más de dos semanas después de que había sido abierta
oficialmente con mucha fanfarria; lo mismo valía para la arteria crucial de Pakistán a
Kandahar, y otras estaban tan acosadas por milicias armadas que el programa mundial
alimentario, que ahora disponía de alimentos, todavía no podía efectuar entregas y no
había lugar para almacenarlos porque "muchos depósitos habían sido distruidos o
saqueados durante los bombardeos estadounidenses". 13
Un examen detallado de fin de ańo encontró que la guerra de Estados
Unidos "ha restablecido en el poder a casi todos los mismos seńores de la guerra que
habían malgobernado el país antes de los talibanes"; algunos Afganos ven la
situación resultante como hasta "peor de lo que era antes de la llegada al poder de
los Talibanes" 14 La toma de la mayor parte del país por los Talibanes, con escasa
lucha, acabó con un periodo que los activistas para los derechos humanos afganos e
internacionales describen como "el más negro en la historia de Afganistán",
"el peor periodo de la historia de Afganistán", con enormes destrucciones,
violaciones masivas y otras atrocidades, y decenas de miles de asesinatos. 15 Estos fueron
los ańos del gobierno de los seńores de la guerra de la Alianza del Norte y otros
favoritos del occidente, tales como el sanguinario Gulbuddin Hekmatyar, uno de los pocos
que no haya reclamado su feudo. Hay seńales de que la lección ha sido aprendida tanto en
Afganistán como en el mundo de afuera y que lo peor no se va a repetir, como todos
esperan fervientemente.
A fin de aÅ„o hubo seÅ„ales mixtas. Como se preveía, la mayor parte de
la población fue muy aliviada viendo el fin de los Talibanes, uno de los regimenes más
retrógrados del mundo; y aliviada porque no hubo un retorno rápido a las atrocidades de
la década antecedente, como se esperaba. El retorno de los seÅ„ores de la guerra es una
seÅ„al peligrosa, así como el anuncio del nuevo ministro de la justicia que quedará
vigente la estructura básica de la sharia tal como la instituyeron los Talibanes, aunque
"habrá algunos cambios respecto al tiempo de los Talibanes. Por ejemplo, los
Talibanes acostumbraban colgar los cuerpos de la víctimas en pÅ›blico durante cuatro
dias. Nosotros colgaremos el cuerpo durante poco tiempo, digamos 15 minutos". El juez
Ahamat Ullha Zarif agregó que se encontraría alguna nueva ubicación
para las ejecuciones pśblicas regulares, no el estadio deportivo. "Los adślteros,
tanto hombres como mujeres, serán aÅ›n lapidados hasta la muerte, dijo Zarif, pero
usaremos sólo piedras pequeńas", para que los que confiesen puedan escapar; los
demás serán "lapidados hasta la muerte", como antes. 16 La reacción
internacional tendrá sin lugar a dudas un efecto importante en el balance de las fuerzas
en conflicto.
Cuando terminaba el ańo, campesinos desesperados, sobre todo mujeres,
estaban volviendo al trabajo miserable de cultivar amapolas de opio para que sus familias
puedan sobrevivir, dando marcha atrás a la prohibición de los Talibanes. En octubre la
ONU había informado que la producción de amapolas se había ya "triplicado en las
áreas controladas por la Alianza del Norte", cuyos seÅ„ores de la guerra "
habían sido sospechosos durante mucho tiempo de controlar la mayor parte de la
fabricación y el contrabando del opio" hacia Rusia y el occidente, lo que se calcula
que represente un 75% de la heroina mundial. El resultado del trabajo quebrantaespaldas de
algunas mujeres es que "innumerables otras personas sufrirán y morirán a miles de
millas lejos de sus casas en el este de Afganistán". 17
Estas consecuencias, y el legado devastador de 20 ańos de guerra
brutal y de atrocidades, podrían ser aliviados por una presencia internacional adecuada y
programas bien proyectados de ayuda y reconstrucción; si prevaleciera la honestidad,
ésto sería llamado "reparaciones", al menos por parte de Rusia y Estados
Unidos, que comparten la responsabilidad principal del desastre. Este tema fue puesto en
discussión en una conferencia del programa de desarrollo de la ONU, el Banco Mundial y el
Banco Asiático de desarrollo en Islamabad a fines de noviembre. Algunas líneas
directivas fueron dadas por un estudio del Banco Mundial enfocado en el papel potencial de
Afganistán en el desarrollo de los recursos energeticos de la región. El estudio
concluía que Afganistán tiene una historia prebélica positiva en lo que se refiere a la
recuperación del coste de infraestructuras cruciales como la energía eléctrica y a las
oportunidades de inversiones greenfield en sectores como las telecomunicaciones, la
energía y las tuberias de petróleo y gas. Es muy importante que estos servicios sean
bien encaminados durante la reconstrucción. Habría que perseguir activamente las
opciones de inversión privada en las infraestructuras. 18
Sería razonable preguntarse de quién cubren las necesidades estas
prioridades y qué estatus deberían tener en las reconstrucción después de los horrores
de las Å›ltimas dos décadas.
La opinión intelectual estadounidense y británica, a lo largo del
espectro político, nos ha asegurado que sólo los extremistas radicales pueden dudar de
que "ésta es basicamente una guerra justa". 19 Por lo tanto se pueden echar por
la borda a los que no estan de acuerdo, entre ellos, por ejemplo, los 1000 líderes
afganos reunidos en Peshawar hacia fines de octubre en un esfuerzo, apoyado por Estados
Unidos, de echar las bases para un régimen postalibán guiado por el rey en exilio.
Éstos condenaron duramente la guerra USA, que "está golpeando al burro en lugar del
burrero", como dijo un orador atrayendose un consenso general.
Es bastante notable hasta qué punto se ha ignorado la opinión afgana
antitalibana y esto desde luego no es inusual; durante la guerra del golfo, por
ejemplo, los disidentes iraquies fueron excluidos de la prensa y los diarios, a parte los
"medios alternativos", pese a que fuesen facilmente accesibles. Sin ningśn
comentario, Washington mantuvo su antigua negativa oficial de tener alguna relación con
la oposición iraquí hasta mucho después de que terminara la guerra. 20 En el caso
presente, a la opinión afgana no se le evalua tan facilmente, pero la tarea no habría
sido imposible, y el tema tan evidentemente significativo que merece al menos algunos
comentarios.
Podríamos empezar por la reunión de los líderes afganos en Peshawar,
algunos exiliados, otros que habían hecho un viaje dificil a traves de la frontera desde
el interior de Afganistán, todos comprometidos en derribar el régimen talibán. Fue
"una rara demonstración de unidad entre ancianos tribales, eruditos islamicos,
políticos díscolos y ex comandantes de la guerrilla", como informó el New York
Times. Incitaron unanimemente a Estados Unidos a parar los ataques aereos, "apelaron
a que los medios de comunicación internacionales hicieran un llamamiento para el fin del
"bombardeo de gente inocente" y "exigieron el fin del bombardeo USA en
Afganistán". Incitaron a adoptar otros medios para derrocar el odiado régimen
talibán, un objetivo que segÅ›n ellos se podría alcanzar sin masacres y destrucciones.21
Esto se reportó, pero se despachó sin ulteriores comentarios.
Un mensaje parecido fue llevado por el líder de la oposición afgana
Abdul Haq, que condenó los ataques aéreos como un "terrible error". 22 Muy
estimado en Washington, Abdul Haq fue considerado "quizás el líder más importante
de la oposición antitalibán entre los afganos de etnia pashtun asentados en
Pakistán". 23 Él aconsejó de "evitar cuanto más posible el derramamiento de
sangre"; en lugar de bombardear "tendríamos que socavar el liderazgo central,
que es un grupo muy pequeÅ„o y cerrado y que es también la Å›nica cosa que los mantiene
unidos. Destruyendolos, todos los combatientes talibanes cargarán fusil y manta y
desaparecerán rumbo a sus casas, y esto será el fin de los talibanes", una
evaluación que aparece bastante plausible bajo la luz de los acontecimientos sucesivos.
Varias semanas después Abdul Haq entró en Afganistán, aparentemente
sin apoyo USA, y fue capturado y muerto. Como estaba emprendiendo esta misión para
"crear una revuelta entre los talibanes", criticaba a Estados Unidos por
rehusarse de ayudar a él y a otros en este propósito y condenaba el bombardeo como
"un gran contratiempo para estos esfuerzos". Informó de contactos con
comandantes talibanes de segundo grado y ancianos tribales ex-mujahidin y discutió sobre
cómo se podrían llevar a cabo esfuerzos ulteriores, invitando a Estados Unidos a
apoyarlos con financiaciones y otras ayudas en lugar de socavarlos con las bombas.
Abdul Haq decía: Estados Unidos está intentando mostrar los
mśsculos, marcar una victoria y asustar a todo el mundo. No le importa el sufrimiento de
los afganos o de cuanta gente perderemos. Y esto no nos gusta. Porque ahora los afganos
estan sufriendo por estos árabes fanáticos, pero todos sabemos quién trajo estos
árabes a Afganistán en la década de los 80, quién los armó y quién le dió soporte.
Fueron los americanos y la CIA. Y los americanos que hicieron esto obtubieron todos
medallas y buenos cargos, mientras durante todos estos ańos los afganos sufrieron por
estos árabes y sus aliados. Ahora que América es atacada, en lugar de castigar a los
americanos que hicieron esto, castigan a los afganos.
También podemos mirar hacia otro lado para una iluminación sobre las
opiniones afganas. Una consecuencia benéfica de la Å›ltima guerra afgana fue el haber
producido como respuesta algunas preocupaciones tardías acerca del destino de las mujeres
en Afganistán, que llegaron hasta la First Lady. Quizá les siga algÅ›n día la
preocupación para la dificil condición de las mujeres en otros lugares del Asia central
y meridional que, desafortunadamente, muchas veces no es muy distinta de la vida bajo los
talibanes, incluso en las democracias más vibrantes. 24 Por supuesto ninguna persona sana
aboga por una intervención militar para rectificar estas y otras injusticias. Los
problemas son graves, pero hay que enfrentarlos desde adentro con el apoyo de extranjeros,
si son constructivos y honestos.
Como el duro tratamiento de las mujeres en Afganistán ha cobrado por
fin una atención bien merecida, podríamos esperarnos que la actitud de las mujeres
afganas hacia las opciones políticas constituya una preocupación primaria. Un punto de
partida natural para una encuesta es la "organización política y humanitaria más
antigua" de Afganistán, la RAWA (Revolutionary Association of the Women of
Afghanistan, Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán), que ha sido
"primera en la lucha" para los derechos de las mujeres desde su formación en
1977. 25 La líder de RAWA fue asesinada por colaboradores afganos de los Rusos en 1987,
pero ellas continuaron su trabajo, en el interior de Afganistán arriesgando sus vidas, y
en el exilio próximo.
La RAWA ha sido totalmente franca. Así, una semana después del
comienzo del bombardeo, la RAWA emitió una declaración pśblica titulada: "Hay que
derrotar a los Talibanes con un levantamiento de la nación afgana". Y continuaba
así:
Una vez más, debido a la traición de los verdugos fundamentalistas,
nuestra gente ha quedado presa en las garras del monstruo de una guerra de destrucción
devastadora. Formando una coalición internacional contra Osama y sus colaboradores
talibanes y como venganza por los ataques terroristas del 11 de septiembre, America ha
lanzado una agresión arrolladora contra nuestro país... lo de que fuimos testigos en los
Å›ltimos siete días no deja ninguna duda de que esta invasión verterá la sangre de
muchas mujeres, hombres, niÅ„os, jóvenes y ancianos de nuestro país.
La declaración hacía un llamamiento para "la erradicación de la
plaga de los talibanes y de Al Quaeda" mediante "un levantamiento global"
de los mismos afganos, los śnicos que "pueden impedir la repetición y la
reincidencia de la catástrofe que se ha abatido sobre nuestro país..."
En otra declaración del 25 de noviembre, durante una demostración de
organizaciones de mujeres en Islamabad para el día internacional de la eliminación de la
violencia contra las mujeres, la RAWA condenó la alianza del norte apoyada por Estados
Unidos y Rusia por su "historial de violaciones de los derechos humanos tan malo como
él de los talibanes" e invitó a la ONU a "ayudar Afganistán, no la alianza
del norte". La RAWA emitió avisos parecidos durante la conferencia nacional de la All
India Democratic Women's Association en los mismos días. 27
También ignorado.
Se podría notar que ésta es apenas la primera vez en que las
preocupaciones de los defensores de los derechos de las mujeres de Afganistán han sido
despachadas. Así, en 1988 la consejera jefe de la UNDP para los derechos de las mujeres
en Afganistán alertó que los "grandes avances" en los derechos de las mujeres
de que había sido testigo estaban siendo puestos en peligro por el "fundamentalismo
ascendente" de los islamistas apoyados por Estados Unidos. Su informe fue presentado
al New York Times y al Washington Post, pero no fue publicado; y su
explicación de cómo los USA "contribuyeron elegantemente al sufrimiento de las
mujeres afganas" queda desconocido. 28
Tal vez sea correcto ignorar a los Afganos que han ido luchando por la
libertad y los derechos de las mujeres a lo largo de muchos ańos, y encargar el futuro de
su país a extranjeros cuyos antecedentes al respecto son menos que distinguidos. Tal vez,
pero no parece del todo lógico.
No habría que confundir el tema de la "guerra justa" con una
cuestión totalmente distinta: si hay que castigar por sus crímenes a los autores de las
atrocidades del 11 de septiembre "crímenes contra la humanidad", como
los nombraron Robert Fisk, Mary Robinson y otros. Con respecto a esto hay un consenso
practicamente unánime aunque, como es notorio, los principios no se extienden a
los agentes de crímenes aÅ›n mucho peores que son protegidos por el poder y la riqueza.
La cuestión es cómo proceder.
La estratégia preferida por los Afganos que han sido ignorados tenía
un apoyo considerable en gran parte del mundo. Muchos en el sur habrían apoyado las
recomendaciones del representante de la Asociación de Solidariedad con las Mujeres
Árabes en la ONU: "suministrar a los Talibanes las evidencias que vinculan a Bin
Laden con los ataques del 11 de septiembre (tal como lo pidieron), usar presiones
diplomaticas para que lo extraditen y procesar a los terroristas mediante tribunales
internacionales", y adherir en general a la ley internacional segśn antecedentes que
existen en casos aśn mucho peores de terrorismo internacional. La adherencia a la ley
internacional ha difundido apoyo también en el occidente, incluso el preeminente analista
militar angloamericano Michael Howard, que lanzó un "ataque mordaz" contra los
bombardeos exigiendo en lugar de éstos una "operación de policía"
internacional y tribunales internacionales en vez de "intentar erradicar las células
cancerogenas con un soplete" 29
La negativa de Washington a pedir la extradición de los presuntos
criminales o de entregar las evidencias que habían sido pedidas fue totalmente abierta y
generalmente aprobada. Sin embargo, su propia negativa a extraditar criminales sigue
efectivamente secreta. 30 Hubo un debate sobre si las acciones militares USA en
Afganistán fueron autorizadas por resoluciones ambigüas del Consejo de Seguridad, pero
[este debate] evita el tema central: Washington simplemente no quería la autorización
del Consejo de Seguridad, 31 que seguramente podría haber obtenido, claramente y sin
ambigüedades. Desde cuando perdieron su monopolio virtual sobre las decisiones de la ONU,
los USA han encabezado con mucha distancia los vetos, segunda Gran Bretańa y Francia
tercera distante, pero ninguna de estas potencias se habría opuesto a una resolución
patrocinada por los USA. Y no lo habría hecho tampoco Rusia o China, ansiosas de ganarse
la autorización de los USA para sus propias atrocidades y represiones (particularmente en
Chechenia y en la China occidental). Pero Washington insistió en no obtener la
autorización del Consejo de Seguridad, lo que conlleva que hay alguna autoridad más alta
a la que se somete. Los sistemas de poder se resisten a ese principio sin son bastante
fuertes para hacerlo. En la literatura de la erudición diplomática y de asuntos
internacionales hay hasta un nombre para esta postura: establecer
"credibilidad". Una justificación ofrecida comunmente para la amenaza o el uso
de la fuerza. Aunque entendible y convencional, esa postura contiene también una lección
sobre el futuro probable, y más aÅ›n por el apoyo de élite que recibe abierta o
indirectamente.
Notas
1.John Burns "Pakistan's Antiterror
Support Avoids Vow Of Military Aid," NYT, 16 de Sept.; "U.S.
Embassy in Kabul Is Destroyed By Protestors, NYT, 27 de Sept.. Douglas Frantz, "Fear
and Misery for Afghan Refugees," NYT, 30 de Sept.; John Sifton, "Temporal
Vertigo," NYT Magazine, 30 de Sept.. El funcionario de Christian Aid
Dominic Nutt, citado en Stephen Morris y Felicity Lawrence, "Afghanistan Facing
Humanitarian Disaster," Guardian, 19 de Sept. 2001. Para ulteriores citas
y fuentes no citadas aquí, véase mi 9-11 (New York: Seven Stories, 2001)
2.UNHCR, Michelle Nichols y Paul Gallagher, "Bread Harder to
Deliver than Bombs," The Scotsman, 8 de Oct.. Air drops, Mark
Nicolson, "UN concern as airstrikes bring relief effort to halt" y
Michela Wrong, "Relief workers hit at linking of food drops with air raids,"
Financial Times, 9 de Oct.; "Scepticism grows over US food airdrops," FT,
10 de Oct. ; "Agency rejects US and UK donations as 'propaganda'," South
China Morning Post, 11 de Oct. (mencionando Medecins sans Frontieres); "US
warned of catastrophe in wake of air assault," FT, 12 de Oct.; "US
military food drops a 'catastrophe' UN official", AFP, 15 de Oct., citando
a Jean Ziegler, ponente especial de la ONU para el derecho a la alimentación; "Red
Cross critical of US raid mistakes, aid airdrops," AFP, 18 de Oct., 2001.
3.Elisabeth Bumiller y Elizabeth Becker, "Bush Voices Pride in
Aid, but Groups ListHurdles," NYT, 17 de Oct. 2001.
4.Una bśsqueda en bancos de datos realizada por David Peterson
descubrió que la petición del ponente especial de la ONU no había sido reportada y que
la de Robinson recibió seis frases en la prensa USA, una en forma periférica en el NYT,
cinco en el San Francisco Chronicle, tres de las cuales se dedicaban al rechazo de
su petición; ninguna mencionaba la sustancia de su alerta. Esto es bastante típico.
5."UN food agency warns of mass starvation in
Afghanistan," AFP, 28 de Sept.; Edith Lederer, "U.S. bombing disrupting
planting which provides 80% of annual grain harvest," AP, 18 de Oct. 2001. Andrew
Revkin, "Afghan Drought Inflicts Its Own Misery," NYT, 16 de Dic.
2001, citando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos sin ninguna mención del
bombardeo.
6."Global hunger a 'silent genocide' - UN rights expert"
(Jean Ziegler), AFP, 15 de Oct., 2001.
7.Marc Kaufman, "Battling Hunger," Washington
Post-Boston Globe, 31de Dec. 2001.
8.Entrevista del 30 de Sept. Publicada nuevamente en 9-11.
9.Patrick Tyler y Elisabeth Bumiller, "`Just Bring Him
In'," NYT, 12 de Oct.; Jonathan Steele, "Fighting the Wrong War,"
Guardian, 11 de Dic. 2001, que sigue la línea de la "meta de guerra"
constituida por la eliminación del régimen talibán segÅ›n su primera explícita
formulación hecha por Tony Blair el 30 de Oct. Segśn el pronóstico y dado el consenso,
la citación es superflua. Para una valoración matizada con una conclusión algo similar,
véase Milton Bearden, "Afghanistan, Graveyard of Empires," Foreign Affairs,
Nov./Dic. 2001; Bearden fue el jefe de la base de la CIA en Pakistán de 1986 a 1989,
responsable de los programas de acción encubierta de la CIA en Afganistán.
10.John Donnelly, "Waves of Afghans fleeing 2 cities," BG,
20 de Oct..; Michael Kranish y Colin Nickerson, "Pentagon gives a wary
assessment," BG, 25 de Oct.; Laura King, "Airstrikes forge a ghost
town," BG, 24 de Oct.; Indira Lakshmanan, "Days of travail, nights of
fear," BG, 11 de Oct.; Colin Nickerson, "Mines make Afghanistan a
landscape ofdanger," BG, 23 de Oct. 2001.
11."Supplies of food `not getting through to refugees',"
FT, 22 de Oct.; Edward Luce, "Aid agencies troubled as Afghans disperse,"
FT, 23 de Oct.; Elizabeth Becker, "U.N. Plans Relief Airlifts," NYT,
23 de Oct.; y también un reportaje optmista de Jane Perlez, que culpaba a los talibanes,
del mismo día. La agencias de ayuda humanitaria informaron que "oficiales de los
talibanes estaban ayudando a que la ayuda alimentaria y médica británica alcanzara a las
decenas de miles de refugiados afganos en condiciones desesperadas"; Mark Nicholson,
Michela Wrong, Guy Dinmore, "UN warns of threat to relief in hostile areas,"
FT, 11 de Oct.. Acerca de la condena, hecha por las agencias de ayuda humanitaria, de
la "propaganda inexacta" de la "máquina de tejer"
británico-estadounidense que busca desviar la responsabilidad de la "prevista crisis
humanitaria" hacia los talibanes, , véase Jo Dillon, Independent, 9 de Dic.
2001.
12.Christina Lamb, Daily Telegraph, 9 de Dic., que habla de las
escenas más "atormentadoras" de las que recuerde. Tras "haber visto muerte
y miseria en los campos de refugiados de muchas partes de Asia y África".
13.Carlotta Gall y Elizabeth Becker, "As Refugees Suffer,
Supplies Sit Unused Near Afghan Border," NYT, 6 de Dic.; David Rohde, "`Grandchildren
and Ladies' Become Casualties," NYT, 12 de Dic., que nota como "las entregas
regulares de ayudas se han interrumpido tras el inicio de los bombardeos y el área
necesita desesperadamente comida, medicamentos y equipos de riego", un reconocimiento
poco comśn en la prensa nacional. Carlotta Gall, "As Afghans Return Home, Need
for Food Intensifies," NYT, 26 de Dic.; David Filipov, "Warlords, bandits
rule most terrain," BG, 17 de Dic.; Jeremy Page, Reuters, "Refugees'
Return," BG, 27 de Dic. 2001. Acerca de la "crisis de nervios
masiva" causada por "los bombardeos implacables" con armas devastadoras,
como reportado por refugiados que habían huido, véase Peter Cheney, "U.S.
attacks on Taliban stronghold `a nightmare'," Toronto Globe and Mail, 4 de Dic.
2001. Y para informes gráficos y detallados a lo largo de todo lo ocurrido, véase en
particular los excelentes reportajes de Robert Fisk en el London Independent.
14.Norimitsu Onishi, "Afghan Warlords and Bandits Are Back in
Business," NYT, 28 de Dic. 2001.
15.Tahmeena Faryal, portavoz de RAWA, la principal organización para
los derechos humanos de Afganistán (véase abajo), entrevista con Sonali Kalhatkar de la
Misión de las Mujeres Afganas, reimpresa en Z magazine, Ene. 2002. Joost
Hiltermann, especialista para el Oriente Medio de Human Rights Watch, citado por
Charles Sennott, "A dark side to the Northern Alliance," BG, 6 de
Oct. 2001.
16."Afghanistan to apply sharia law with discretion: minister,"
AFP, Kabul, 27 de Dic.Sydney Morning Herald, 28 de Dic. 2001.
17.David Filipov, "As cash crop, poppies flourish anew,"
BG, 27 de Dic. 2001.
18.Nadeem Malik, "Afghan reconstruction to centre on oil and
gas pipelines," News (Islamabad), 27 de Nov. 2001.
19.Robert Kuttner, editor, American Prospect, 5 de Nov. 2001;
una conclusión apenas cuestionada en un sector muy amplio, aunque la misma edición de la
revista, en una rara e importante desviación de la norma, reporta una significativa
diferencia de opinión; véase la nota 26.
20.Para un repaso, véase mi Deterring Democracy (New York: Hill
& Wang, 1992, segunda edición),"Afterwor.".
21.Barry Bearak, "Leaders of the Old Afghanistan Prepare for
the New", NYT, 25 de Oct. John Thornhill y Farhan Bokhari, "Traditional
leaders call for peace jihad", FT, 25 de Oct.; "Afghan peace
assembly call," FT, 26 de Oct.. John Burns, "Afghan Gathering in Pakistan
Backs Future Role for King," NYT, 26 de Oct.; Indira Laskhmanan, "1,000
Afghan leaders discuss a new regime," BG, 25 y 26 de Oct. 2001.
22.Barry Bearak, NYT, 27 de Oct. 2001.
23.Anatol Lieven, "Voices from the Region: Interview with
Commander Abdul Haq,"Carnegie Endowment for International Peace, enviado el 15 de
Oct.. Véase Lieven, Guardian, 2 de Nov. 2001. Las citas de abajo son de esta
entrevista.
24.Véase, p.ej., Jean Dreze y Haris Gazdar, "Uttar Pradesh:
The Burden of Inertia," en Dreze y Amartya Sen editores., Indian Development:
Selected Regional Perspectives (Delhi: Oxford, 1996).
25.Carola Hoyos y Victor Mallet, "Women look to UN in rights
fight," FT, 21de Dic.; Rasil Basu, "The Rape of Afghanistan," Asian
Age, 3 de Dic. 2001. Figura líder de los programas de la ONU para el avance de las
mujeres desde 1975, Basu fue consejero superior del gobierno afgano para el desarrollo de
las mujeres bajo encargo de UNDP en 1986-88.
26. 11 de Oct. 2001, http://www.rawa.org/. Para una rara
mención de la "postura antimilitarista" de RAWA Noy Thrupkaew, "Behind
the Burqa" , American Prospect, 5 de Nov. 2001. Y también Faryal, op.
cit.
27.Mohammad Shezad, "Women rally demands end to violence,
victimisation", News (Islamabad), 27 de Nov.; N Ramachandra Rao, "For
Women, Northern Alliance No Better," Times of India, 26 de Nov.; "RAWA
representative against installing Northern Alliance," Press Trust of India, 25 de
Nov. 2001.
28.Basu, op. cit. El informe fue rechazado también por la
revista feminista MS.
29.Thrupkaew, op. cit. Howard, citado por Tania Branigan, Guardian,
31 de Oct. 2001. Véase también William Pfaff, 31de Oct.; New York Review, 29 de
Nov. 2001. Hubo llamados parecidos por parte del Vaticán, del Consejo Latinoamericano de
las Iglesias (véase LADOC, PerÅ›, Nov. 2001), y muchos más.
30.Los casos actuales se refieren a Haití y Costa Rica, para crímenes
donde USA están directamente implicados. El intento de Costa Rica de ocuparse de estos
crímenes fue castigado reteniendo la ayuda. Haití está ahora sometida a un duro embargo
por parte de USA por supuestas irregularidades electorales, con graves consecuencias para
la miseerable población del país más pobre del hemisferio (y, casualmente, el objetivo
primario de la intervención USA en el siglo XX, tanto militar como económica, por no
hablar de la vergonzosa historia antecedente). Véase mi 9-11 (Haiti), y acerca de
Costa Rica, Letters from Lexington (Monroe ME: Common Courage, 1993,
capítulo 16); Deterring Democracy (capítulo 4); Year 501 (Boston: South
End, 1993, capítulo 7). Sobre los efectos "devastadores" del embargo,
véase Paul Farmer, entrevista de Dic. 2001, Haiti Bulletin (Ross Robinson &
Associates). Autoridad médica internacionalmente prominente y especialista en Haití,
Farmer ha dirigido una clínica en un sector rural de Haití durante 20 years. Estas
cuestiones son practicamente desconocidas en Estados Unidos.
31.El hecho era notorio. Véase p.ej. Elaine Sciolino y Steven Lee
Myers, "Bush Says 'Time Is Running Out'; U.S. Plans To Act Largely Alone,"
NYT, 7 de Oct. 2001: "Una seńal de la insistencia de Washington en no tener las
manos atadas fue el rechazo de las apelaciones del secretario general de la ONU Kofi Annan
a que cualquier acción militar americana fuera sometida a aprovación del consejo de
seguridad, como dijeron funcionarios de la administración". Para un juicio bien
ponderado sobre los temas legales véase ASIL Insights (American Society of
International Law), 2/10/2001.
Traducido por Arturo, Barcelona (Arizona)
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