Nuestro C�rculo
Ańo 14 N� 695 Semanario de Ajedrez 19 de diciembre de 2015
hicieron aparecer al ajedrez en sos dedicados al milenario juego,
BORGES Y ELAJEDREZ
los respectivos g�neros litera- aquellos sonetos que llevan por
AJEDREZ : A PROPOSITO DE LA FE-
rios, como prueba cabal de su nombre, precisamente, Ajedrez.
RREA RELACION DEL JUEGO CIENCIA
relevancia social y cultural. Tras Borges llegó a �l por su padre (ya
CON LA LITERATURA NACIONAL
esas huellas vendr�n numerosos su abuelo Francisco lo jugaba).
Por Sergio Ernesto Negri *
escritores. Valido de un tablero, aqu�l le
En una lista necesariamente explicó las paradojas de la au-
corta, debe mencionarse en pri- sencia de movimiento de Zenón
mer lugar a Mart�nez Estrada, (las de Aquiles y la tortuga y la de
quien retrató como nadie el clima la flecha que no llega a su desti-
ajedrec�stico local imperante no). Hay otra influencia: su pro-
durante el Torneo de las Nacio- genitor fue traductor del Rubaiyat
nes de 1939 y quien póstuma- de Jay�m (versión de FitzGerald),
mente legar� el fruto de sus al que Borges hijo aludir� en el
investigaciones en Filosof�a del verso  la sentencia es de Omar ,
Ajedrez. Abelardo Castillo lo incluido en aquellos sonetos en
incorporar� en uno de sus traba- los que se evidencia que  el
jos: La cuestión de la dama en el jugador es prisionero... de otro
Max Lange y en otro explorar� tablero/ de negras noches y de
acerca de las diversas hipótesis blancos d�as , tal como el persa
sobre su origen. Un buen ajedre- anticipó.
cista era Walsh, quien dejar� el Estela Canto asegura que Jorge
juego, optando por la militancia Luis Borges, a la hora de la se-
cuando pudo elevar la mirada del ducción y en perfecto ingl�s, la
EL AJEDREZ EN EL
tablero para enterarse, sucesi- define a ella expresando:  Sonr�e
UNIVERSO DE BORGES.
vamente, de un levantamiento como la Gioconda y se mueve
De Sarmiento a Lugones, de
contra uno de los tantos gobier- como un caballito de ajedrez . A
Payró a Arlt, de Mart�nez Estrada
nos ileg�timos que tuvo el pa�s en la escritora Alicia Jurado le dedi-
a Walsh y a Castillo, el ajedrez
el siglo XX y del fusilamiento de ca una poes�a en la que dice:  El
supo atravesar todos los g�neros
Valle, su mentor. Pero volver� al tiempo juega un ajedrez sin pie-
literarios para dejar huellas de su
ajedrez en su obra escrita ulte- zas/ en el patio. El crujido de una
relevancia social y cultural. En
rior. rama/ rasga la noche. Fuera la
este art�culo, Negri repasa la
Tantos pensadores hablaron de llanura / leguas de polvo y sueńo
relación del autor de  Fervor de
ajedrez... Mitre y Alberdi, en los desparrama./ Sombras los dos,
Buenos Aires con el mundo de
comienzos de la vacilante Patria; copiamos lo que dictan/ otras
los trebejos.
Juana Gorriti en ese mismo siglo sombras: Her�clito y Gautama .
La relación del ajedrez con la
XIX (siendo la primera mujer en En El milagro secreto, su prota-
literatura es muy profunda en la
hacerlo); Victoria y Silvina gonista sueńa con una partida
experiencia universal. En lo que
Ocampo, Marechal, Gonz�lez disputada a lo largo del tiempo
hace a la Argentina, y a Sarmien-
Tuńón, Sabato, Mujica Lainez, por dos familias ilustres. En
to, en un diario trasandino pu-
Bioy Casares, Cort�zar, Orozco, Guayaquil recoge una leyenda
blicó cartas de mujeres que lo
Gelman, Pizarnik, Soriano. Y otra galesa, en la que  dos reyes
mencionaban y, al describir el
firma: la del m�ximo exponente juegan al ajedrez en lo alto de un
sitio de Montevideo, asegura que
de las letras argentinas, Borges, cerro, mientras abajo sus guerre-
unas fuerzas ten�an en jaque a
quien supo construir un universo ros combaten. Uno de los reyes
las otras. En poes�a y en cuento,
con el ajedrez; quien supo ver en gana el partido; un jinete llega
Lugones; en teatro, Payró; en
el ajedrez un universo; quien con la noticia de que el ej�rcito
novela, Arlt; son las plumas que
prodigó los versos m�s hermos del otro ha vencido. La batalla de
2083
hombres era el reflejo de la bata- ser resuelto con la capacidad �ndole metaf�sica. Su interrogante
lla del tablero y presenta el anal�tica que se emplea para final planteado en Ajedrez, aqu�l
m�tico encuentro de los Liberta- descubrir la mejor jugada. Poe, el de  żQu� Dios detr�s de Dios la
dores en clave ajedrec�stica al creador del g�nero, no era muy trama empieza / de polvo y tiem-
decir:  Algunos conjeturan que amante de un juego al que tildó po y sueńo y agon�a? es tan
San Mart�n cayó en una celada de  frivolidad primorosa . Bor- sugerente como conmovedor. En
(de Bol�var). En Utop�a de un ges, que admiraba al norteameri- esas l�neas se encierra el miste-
hombre que est� cansado, afirma cano, discrepa en el punto:  El rio śltimo, tal vez el śnico: el de
que  Cumplidos los cien ańos, el ajedrez es uno de los medios que saber si existe un Creador que
individuo puede prescindir del tenemos para salvar la cultura, dirija los hilos del juego, de igual
amor y de la amistad. Los males como el lat�n, el estudio de las forma a como los ajedrecistas
y la muerte involuntaria no lo humanidades, la lectura de los mueven las piezas en el tablero.
amenazan. Ejerce alguna de las cl�sicos, las leyes de la versifica- No conforme con ese planteo,
artes, la filosof�a, las matem�ti- ción, la �tica , para agregar de Borges explora la hipótesis de
cas o juega a un ajedrez solita- inmediato, con su habitual pun- que haya una cadena sucesiva de
rio . En El jard�n de senderos que zante mirada:  El ajedrez es hoy divinidades ad infinitum, en un
se bifurcan plantea un acertijo: reemplazado por el fśtbol, el continuo en el que inevitablemen-
 En una adivinanza cuyo tema es boxeo o el tenis, que son juegos te nos perderemos. Como en uno
el ajedrez, żcu�l es la śnica pala- de insensatos, no de intelectua- de sus laberintos; como en uno
bra prohibida? . La respuesta es les . de sus espejos; como en su
contundente:  ajedrez (la adivi- En El libro de los libros Borges ajedrez. Ajedrez misterioso que
nanza es una par�bola de un caracteriza Alicia tras el espejo es un inevitable espejo de la vida.
concepto que tampoco se pod�a como  el ajedrez on�rico de Lewis Ajedrez que estuvo presente en
decir:  tiempo ; la fuerza pode- Carroll ; en esa obra, el ingl�s, Borges desde que se lo enseńó
rosa de lo innombrado). en una clara inversión de roles su padre. Ajedrez que lo cautivó
Borges tuvo al ajedrez como uno tan del gusto del argentino, hab�a en su pr�ctica social o discu-
de sus objetos preferidos, casi en planteado que la nińa pudo haber rriendo sobre sus alcances (o
el mismo plano que sus espejos sońado una partida o haber sido sobre los de su esot�rico parien-
y sus laberintos. żEs que en los sońada por una de las piezas del te, el panajedrez que supo crear
tres casos una persona singular juego. El m�ximo escritor que su amigo Xul Solar). Ajedrez que
(y tal vez la Humanidad en su tuvo la lengua castellana a la par fue parte importante en su obra
conjunto) pueda llegar a extra- de Cervantes aludió en su Met�- literaria. Ajedrez que es esencial
viarse? Lo tuvo presente en sus fora de las mil y una noches al hasta en la novela que inaudita-
cl�sicas enumeraciones de situa- texto cumbre oriental, y al aje- mente se le atribuyó. Ajedrez que
ciones y cosas preciadas. En drez, cuando describe  El simio hoy mismo estar� disfrutando,
Otro poema de los dones, junto al que revela que es un hombre,/ siendo fiel acompańante de su
 Laberinto de los efectos y de las Jugando al ajedrez , una clara preferida poes�a, en ese otro
causas; la diversidad de las cria- referencia a la decimotercera de plano que habita, en el terreno de
turas; el amor, que nos deja ver a las jornadas narradas por Sche- la inmortalidad, sobre la que
los otros/ Como los ve la divini- herazade (quien esa noche entre- mucho escribió y a la que en
dad, y el sueńo y la muerte/ Esos ten�a a su seńor habl�ndole de un algśn punto tanto tem�a.
dos tesoros ocultos , no habr� pr�ncipe que por efectos de un Si fuera as�, y preferimos pensar
de faltar  el geom�trico y bizarro encantamiento hab�a sido trans- que as� lo es, ajedrez y poes�a
ajedrez . Al seleccionar qui�nes formado en mono). han confluido en un Borges habi-
integran la lista de Los justos Borges, providencialmente, salva tando un suelo definitivo. El
( Esas personas, que se ignoran, del polvo del olvido las mejores propio maestro se encargó de
est�n salvando el mundo ) inclu- p�ginas que Mart�nez Estrada avizorarlo cuando, en El otro el
ye, adem�s de, por caso,  El que hab�a hecho sobre el ajedrez, las mismo, expresó:  Ajedrez miste-
prefiere que los otros tengan cuales constaban en un manus- rioso la poes�a, cuyo tablero y
razón , a  Dos empleados que en crito que su autor quiso quemar. cuyas piezas cambian como en
un caf� del Sur juegan un silen- Arrabal quedó intrigado por un un sueńo y sobre el cual me
cioso ajedrez . escrito de Menard quien, en uno inclinar� despu�s de haber muer-
Al concebir Tl�n, un mundo de los cuentos de Borges, apare- to .
creado con criterios humanos, ce como autor de  Un art�culo Nos parece estar escuch�ndolo
recalca que  la humanidad olvida t�cnico sobre la posibilidad de ahora mismo recitar estos ver-
y torna a olvidar que es un rigor enriquecer el ajedrez eliminando sos; y los de su inmortal Ajedrez.
de ajedrecistas, no de �ngeles . uno de los peones de torre , a Nos parece estar escuch�ndolo,
Para Borges, el ajedrez resulta punto tal que el literato espańol- ahora mismo, con su clara aun-
esencial en los relatos de detec- galo analizó su factibilidad real. que tr�mula voz.
tives, como asegura Mar�a Ko- En Borges, m�s all� de todo, Sergio E. Negri
dama: es que cada crimen puede siempre hubo una bśsqueda de
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SONETOS DE BORGES
Dos pinturas de Norah Bor-
ges
N� 2
N� 1
Tenue rey, sesgo alfil, en-
En su grave rincón, los
carnizada
jugadores
reina, torre directa y peón
rigen las lentas piezas. El
ladino
tablero
sobre lo negro y blanco del
los demora hasta el alba en
camino
su severo
buscan y libran su batalla
�mbito en que se odian dos
armada.
colores.
No saben que la mano se-
Adentro irradian m�gicos
ńalada
rigores
del jugador gobierna su
las formas: torre hom�rica,
destino,
ligero
no saben que un rigor ada-
caballo, armada reina, rey
mantino
postrero,
sujeta su albedr�o y su jor-
oblicuo alfil y peones agre-
nada.
sores.
Tambi�n el jugador es pri-
Cuando los jugadores se
sionero
hayan ido,
(la sentencia es de Omar)
cuando el tiempo los haya
de otro tablero
consumido,
de negras noches y de
ciertamente no habr� cesa-
blancos d�as.
do el rito.
Dios mueve al jugador, y
En el Oriente se encendió
�ste, la pieza.
esta guerra
NUESTRO C�RCULO
żQu� Dios detr�s de Dios la
cuyo anfiteatro es hoy toda
Director : Arqto. Roberto Pagura
trama empieza
[e-mail]
la Tierra.
(54 -11) 4958-5808 Yatay 120 8�D
de polvo y tiempo y sueńo y
Como el otro, este juego es
1184. Buenos Aires  Argentina
agon�a?
infinito.
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