Como no te voy a querer


mo No Te Voy a Querer…. ¿Hasta la Muerte?

Guzmán Martínez Guillermo

Martínez Pérez Víctor Jesús

Molina Vizcarra Rodrigo Salvador

Vignau Manjarrez Lorena

Centro Universitario México

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I. Propósitos:

a) General:

Identificar las influencias sociales  y el ambiente por las cuales un aficionado se convierte en fanático futbolístico.

b) Específicos:

OBJETIVOS ESPECÍFICOS: 

Identificar las razones del comportamiento del fanático en las barras.

Identificar las consecuencias sociales y morales al existir violencia en las barras.

II. TEMA:

La iniciación, desarrollo y consecuencias del fanatismo futbolístico en la sociedad mexicana.

III. Planteamiento del Problema:

El aficionado que se desenvuelve en un ambiente futbolístico exacerba sus sentimientos hasta llegar al fanatismo lo cual lo lleva a la violencia y demás problemas.

IV. Hipótesis:

Si una persona se desarrolla en un ambiente de violencia, influenciado por los medios de comunicación entonces desarrollara la actitud de un fanático futbolístico.

V. Metodología:

  1. Nos reunimos para escoger un tema apropiado, decidimos por escoger uno con bastante referencia de información por lo tanto escogimos un tema dentro de nuestro país.

  2. Dadas las circunstancias el tema fue contrastes de delegaciones opuestas en educación y utilidad bruta comparándolas con los datos proporcionados por la delegación.

  3. El tema nos llamaba la atención por la información tan basta que teníamos pero notamos que el interés se iba perdiendo, por lo mismo decidimos cambiar el tema a un proyecto que nos causara atracción y que nos gustara a todos.

  4. Con base en nuestras experiencias y puntos de vista decidimos escoger el fanatismo de las personas con base al fútbol y porqué toman esa actitud.

  5. Nos reunimos para definir los objetivos, el general y los específicos. Al día siguiente empezamos a buscar algunas bibliografías.

  6. Escogimos un día para empezar a formar la cronología y organizarnos lo mejor posible.

ÍNDICE: página

Introducción:

    1. DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA Y REAL DE FANATISMO.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española las palabras fanático y fanatismo se definen de la siguiente manera.

Fanático, ca.

(Del lat. fanatĭcus).

1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas.

2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo.

Fanatismo.

1. m. Tenaz preocupación, apasionamiento del fanático.

Aunque la palabra fanático y fanatismo fueron usadas en los primeros siglos de la época cristiana como denominadores de aquel que tuviera una devoción extrema hacia su fe hoy en días ambas son usadas como parte de un leguaje de uso diario, sin embargo, en la actualidad las dos suelen significar para el individuo: el apasionado del deporte.

En este caso para ser precisos nos referimos al fútbol soccer que como solía decir Bill Shankly (ex-jugador del Liverpool Football Club): " el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso. "

Y es, con base en esa filosofía que el aficionado futbolístico desde sus inicios ha tomado el fútbol no solo como un deporte, sino como eso… una cuestión de vida o muerte.

En este término de fanático influyen la ignorancia, las frustraciones, el manejo de la información; en lo individual, es una admiración excesiva que se siente por una persona u objeto en la que hay carencia de metas propias.

1.2 ¿QUÉ ES EL FANATISMO FUTBOLÍSTICO?

Como ya se mencionó en el apartado anterior, el fanatismo refiere a aquella persona que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, y en el caso del fútbol, esto es llevado al extremo de manera constante.

Jorge Valdano dijo que “hay dos tipos de espectadores: aquellos que aman el fútbol y aquellos que aman la moda o el fenómeno social. Estos últimos son los peligrosos." Y es de aquí donde partimos para explicar el fanatismo futbolístico.

Existe una cantidad inmensa de razones por las cuales el fanático es lo que es y sean cual sean estas razones no existe fanático (hincha en este caso) que no tenga una justificación para los actos que comete.

“Los hinchas son tipos perfectamente ordinarios. No despuntan en nada de lunes a viernes, pero aprovechan los fines de semana para reunirse tras las porterías de los campos de fútbol, convertirse en protagonistas y dinamitar un partido si hace falta” esta es la descripción de Christian Bromberger (antropólogo de la Universidad de Provenza).

El fanático del fútbol puede pertenecer al género de los ardientes, los melancólicos, los cardiacos o los nostálgicos, pero ante todo es alguien que se resigna.

Sea dicho todo lo anterior, el fanatismo futbolístico puede ser explicado como la pasión, la exacerbación y la rendición de lo que el hombre considera alma y cuerpo ante la presentación de su equipo en la cancha y la promesa del hincha de que hará todo (sea matar, sea comprometer la moral del hombre o sea lo que sea) porque ellos (al igual que su equipo sean los mejores).

1.3 ORIGEN DEL FANATISMO FUTBOLÍSTICO

La lucha entre un sector de la civilización con el que está al mando nos remonta hasta la época feudal donde reyes y señores luchaban cada quien defendiendo sus ideales, estableciendo muy claramente la eterna batalla entre dos sectores mutuamente dependientes pero a la vez persiguiendo ideales totalmente contrarios esto nos lo señala el señor Eric Dunning en su libro Reflexiones Sociológicas en el Deporte, Violencia y Civilización.

De este concepto podemos definir que el ser humano tiene la necesidad de ir en contra de aquél que esté en desacuerdo de sus intereses, esto claramente lo vemos en la actualidad con la disputa entre las barras de dos equipos contrarios.

Se tienen noticias de la violencia en el fútbol desde principios del siglo XX, en un partido entre Argentina y Uruguay disputado el 16 de julio de 1916 en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Debido a la sobreventa de entradas, 40 mil personas se acercaron a ver el partido en un estadio que sólo podía albergar a la mitad. El encuentro fue suspendido debido a los desmanes producidos en las tribunas, que terminaron incendiadas.

El término barra brava se emplea para designar a aquellas hinchadas que se caracterizan por producir diversos incidentes violentos dentro y fuera del estadio, despliegue pirotécnico y cánticos empleados durante el desarrollo de los partidos.

La violencia en el fútbol, en la que se incluye la actuación de las barras bravas, es un fenómeno social que afecta a todo el mundo. Desde el primer asesinato, ocurrido en 1939, hasta principios del año 2000 este fenómeno ha cobrado 138 víctimas fatales en Argentina y una gran cantidad de heridos. En ese período, sólo 16 casos terminaron en condena, involucrando a 33 personas.

Pero este fenómeno sufrió una importante transformación a finales de la década de 1950. El periodista Amilcar Romero establece el año 1958 como el comienzo de las barras bravas actuales, con el asesinato de Alberto Mario Linker en octubre de 1958, cuando la sociedad toma conocimiento de la existencia de grupos organizados. La "industrialización del fútbol", como afirma Romero, fue el puntapié inicial para esa organización, ya que se necesitaba controlar todos los aspectos que intervenían en el juego. Antes del surgimiento de estos grupos, cuando un equipo jugaba de visitante era presionado por la hinchada rival. Las barras bravas surgen como respuesta a esa presión, "a todo grupo operativo con una mística y capacidad de producir violencia la única manera de contrarrestarlo es con otro grupo más minoritario, con tanto o más mística para producir violencia". De esta forma, cada club comenzó a tener su barra brava.

En México históricamente existen 2 eventos importantes en la creación de las barras:

Sin embargo, a partir de los años 90, las porras con su estilo nacionalista y familiar se transforman en barras bravas aztecas, imitando en su radicalización y acciones violentas a los argentinos.

Fue el equipo Pachuca el primer club mexicano que le apostó a las barras bravas, seducidos por el colorido y ambiente que suelen crear estos en las tribunas al estilo sudamericano, contratando para tal fin a un argentino que se encargó de organizar y dirigir la Barra Ultra Tuza. Así, desde entonces se observa a la gente de pie y cantando.

Por su parte, el América también es pionero en su simpatía por las barras, aunque en la actualidad lo nieguen ellos también, contrataron a algunos jefes de la Barra del Boca Juniors para formar y dirigir a la temible Barra la Monumental.

Algunos líderes de porra de la vieja escuela mexicana dicen al respecto: "Nosotros nos oponíamos a la argentinización de la porra, porque siempre fue típica, tradicional, familiar, pero el fut cambia, la gente cambia y las porras cambian, y es una moda que se ha copiado, y si la masa pide eso, pues hay que hacerlo". 8

2.1 PERFIL SOCIOLÓGICO DEL FANÁTICO FUTBOLÍSTICO

  1. Género

Es bien conocido que los hombres protagonizan más actos de naturaleza violenta que las mujeres.

Últimamente, no obstante se están produciendo transformaciones dignas de mención, concretamente la presencia de mujeres en estos grupos se está haciendo más visible. Durante la temporada 1992-93 constataron una presencia de mujeres en los desplazamientos de algunos de estos colectivos a otros campos entorno al 15%.

Esta presencia femenina merece especial atención, ya que son muchos los autores que señalan que la mayor presencia femenina en el seno de estos grupos aminora el riesgo de violencia (Williams y Goldberg, 1990).

  1. Edad

Al igual que el género también la edad resulta una variable esencial a la hora de explicar comportamientos violentos es sabido que los jóvenes participan en sucesos de esta naturaleza mucho más habitualmente que personas adultas.

En 1999, la edad de los integrantes de estos grupos oscilaba entre los 16 y 25 años (Seminario Internacional sobre Prevención de la Violencia en el Deporte), tres años después la encuesta policial sigue situando la edad media de estos jóvenes en algo más de 20 años. 8

  1. Procesos de socialización

Hemos verificado que la gran mayoría de los jóvenes que se sitúan en los fondos de los estadios de fútbol asisten en pandillas, en pequeños grupos de amigos.

La importancia socializadora que estos “grupos de pertenencia” tienen en esas edades es perfectamente conocida en el ámbito sociológico. Como muy bien se ha apuntado en ellos los adolescentes buscan y hallan sentimientos de comunidad y seguridad, de reconocimiento y afirmación, de afecto y calor emocional.

La gran mayoría de los jóvenes que asisten a los estadios de fútbol tan solo buscan diversión y barullo. El fenómeno de las hinchadas radicales en el fútbol es fundamentalmente una nueva versión del fanatismo y el pandillismo adolescente en torno a un espectáculo que les garantiza enorme repercusión social y una dosis semanal de emociones y riesgos controlados. 8

Existen tres grandes corrientes en el estudio sociológico de este fenómeno: la Teoría Sociológica Subcultural de Taylor y Clarke, la Psicología Social Etnogénica, y las investigaciones del Grupo de Leicester

Primer teoría sociológica sobre el fanatismo en el fútbol.

Taylor interpreta el fanatismo como un intento de recobrar el dicho deporte por parte de grupos de clase trabajadora ante la “profesionalización” y “aburguesamiento” de dicho espectáculo. Los aficionados mas desfavorecidos social y económicamente serán los que en mayor medida lucharan por dicha causa.

El fanatismo debe entenderse como un intento de las clases obreras más desfavorecidas de recuperar el control de algo que les favorecía. Al tratarse de individuos que por regla general no consiguen sobresalir en ninguna de las facetas importantes de la vida, vuelcan sus aspiraciones en esta realidad (realidad social alternativa).

Sobre este tema R. Carroll en su libro El Hooliganismo en Inglaterra, nos dice que el vandalismo en el fútbol en sus formas actuales es más que un intento de impedir un proceso de transformación de ese deporte si no constituye un claro intento por parte de estos jóvenes de co-protagonizar parte del espectáculo social que es el deporte moderno. Mientras que Clarke interpreta el fenómeno del fanatismo en el fútbol como la búsqueda del joven de clase obrera de una identidad grupal como propia y diferencial algo así como una intervención social simbólica.

Se muestra la existencia de un orden donde aparentemente solo existía irracionalidad y caos, se descubre que estos grupos se encuentran claramente jerarquizados, la mayoría en: los novicios, los alborotadores y los graduados.

Los jóvenes intentan progresar para labrarse una reputación dentro de la estructura de promoción social ofrecida pro ese mundo de las tribunas de los estadios de fútbol.

Como nos dice, Peter Marsh, en su libro El orden social en las tribunas de los estadios de fútbol británicos, “el individuo que no ha conseguido tener estatus e identidad en el mundo cotidiano suele acudir a la micro cultura del fútbol en busca de la oportunidad de crearse un sentimiento de valía personal, prestigio y estatus”.

Esta teoría se basa en el concepto de aggro o comportamiento agresivo ritualizado cuyo defecto consistía en aumentar las manifestaciones simbólicas y reducir aquellos comportamientos que pudieron ocasionar daños y derramamiento de sangre.

Conjunto de sociólogos ingleses que basan su teoría en cuatro dimensiones: Los orígenes socio-históricos del fenómeno; Las características sociodemográficas, de socialización y ocupacionales de los jóvenes; el papel de los medios de comunicación; y las iniciativas políticas y deportivas adoptadas frente al problema.

En relación a los orígenes socio-históricos nos dice Eric Dunning en su libro Deporte y ocio en el proceso de la civilización: “esto es una aparente contradicción, dado que es difícil saber si estamos en el inicio de un largo y profundo retroceso civilizador o simplemente experimentamos un bloqueo temporal”.

Respecto a las características sociodemográficas, de socialización y ocupacionales de los jóvenes los sociólogos proponen un componente de clase a la hora de identificar a los protagonistas de estos comportamientos, la mayoría suelen ser jóvenes pertenecientes a sectores desfavorecidos de clase obrera aunque con el paso del tiempo resulta más difícil etiquetar a los jóvenes respecto a una clase social o a una determinada situación laboral.

Señalan también que las zonas más desfavorecidas económicamente suelen ser focos de pandillas y bandas caracterizadas por un estilo “rudo y viril” y estos patrones se producen y reproducen por motivos internos o subculturales.

Con relación a los medios de comunicación existe un cambio radical en la época de los cincuentas y sesentas en los cuales se empiezan a amplificar los sucesos violentos, las motivaciones comerciales y lucrativas en la tarea periodística resultaban cada vez más evidentes. Aparte, los medios presentaban (aún lo hacen) los estadios como lugares peligrosos lo cual como nos dice Roger Ingham, en su libro La violencia en el Deporte, resultaba para los jóvenes retos atractivos y emocionantes.

Para finalizar en las iniciativas políticas y deportivas adoptadas frente al problema, todos son soluciones de naturaleza policíaca y de control, desafortunadamente esto no es suficiente para acabar en modo alguno con el problema puesto que, los jóvenes sobre las condenas oficiales parecen constituir un elemento más de gratificación por el mayor riesgo y excitación que tienen sus participantes.

2.2 PERFIL PSICOLÓGICO DEL FANÁTICO

Desde favores sexuales hasta órganos para transplantes son capaces de ofrecer los fanáticos con tal de conseguir una entrada para apoyar a su equipo.

Como menciona Eric Hoffer en su libro El fanático sincero, indica que todas las formas de dedicación, devoción, lealtad e inmolación son en su esencia un esfuerzo desesperado para conservar algo valioso en nuestras vidas “Al imitar dejamos de lado nuestro derecho a la distinción, y cuanto menor es la satisfacción que se deriva de nuestro yo, mayor es nuestro deseo de ser como los otros”.

El fanatismo ayuda a la persona a integrarse a un grupo con la que identifica y que la acoge con entusiasmo, pero esa integración también refuerza al fanatismo.

Según María José Hernando se admira a quién da la vida por un ideal, siempre que esta sea políticamente correcto pero también esconde terribles secretos secundarios: limita la libertad, empobrece el psiquismo, incomunica, limita la autocrítica el afán de superación, reduce la riqueza de matices de la vida y en muchos casos desemboca en negación de la dignidad humana de los otros.

La tesis central de Lorenz describe los actos vandálicos realizados por los fanáticos ya que tienen como base la agresividad, señala que es un instinto que el hombre tiene por necesidad. Este tremendo impulso es una constante filogenética que en el hombre puede ser objeto de canalización, “sublimación”, “ritualización” y “reorientación”.

Derivado del latin aggredi (ir hacia, acercarse, penetrar), puede referirse a un impulso básico del hombre para intentar obtener, descubrir, investigar… La agresión, cuyos efectos suelen equipararse a los del instinto de muerte, es un instinto como cualquier otro y, en condiciones naturales, apto para la conservación de la vida y de la especie. En el hombre, que ha modificado por si mismo y con demasiada rapidez sus propias condiciones de vida, el impulso agresivo produce a menudo resultados desastrosos, pero otro tanto hacen otros instintos, aunque de forma menos impresionantes.

3.1 EL RITUAL DEL FANATISMO FUTBOLÍSTICO

“Para ser jugador, árbitro, directivo o cualquier otra cosa del fútbol, hacen falta determinadas condiciones, por lo menos en teoría; para ser público, no. Para ser público basta adquirir una modesta entrada general… no es, pues, de extrañar que el público a veces no sepa cumplir con su obligación y denote hasta qué punto carece de una preparación adecuada”.

Pablo Coronado nos maneja una idea de fanático muy utópica, puesto que en la actualidad el comportamiento que desarrolla el fanático es totalmente diferente ya que se comporta de una manera que a veces ni siquiera al llegar a las puertas de un estadio mancha la idea de un fair play (lo que en términos coloquiales es llamado juego justo), hoy en día el fanático no cumple ni con la obligación primordial (comprar un boleto).

El ritual del fanático es extenso y es inexplicable (y complicado) para aquella persona que no esté familiarizado con la vasta cultura del fútbol.

Desde responsabilidades que cada fanático se propone, hasta las reglas que se imponen dentro de una barra (que son prácticamente religiosas) este ritual es inviolable puesto que se considera una traición a su equipo y hacia sus ideales y en su incumplimiento se auto castiga; “cuando los suyos pisan el pasto, el mundo, el balón y la mente son una y la misma cosa. Con absoluto integrismo, el fanático reza o frota su pata de conejo”.

El fanático no distingue límites en este ritual ya que el fanatismo va más allá de los principios morales de la sociedad, pues es tal la pasión que desborda por su equipo que no parece haber fronteras entre lo cuerdo y lo demente y como dice el escritor mexicano Juan Villoro en su libro Los once de la Tribus, “cada aficionado encuentra en el partido un placer o una perversión a su medida”.

El ritual del fanático es diferente dependiendo la región, el equipo y la creencia de cada barra pero siempre buscan un fin común: salir con la victoria y de paso hacerse más que la barra rival.

Y en ámbito en que se desarrolla o sea los estadios los hinchas se dedican a tomar posiciones como si fueran trincheras en grandes escalinatas oscuras totalmente separadas de los adversarios. Desde tal posición, accionan con todas sus fuerzas mediante gritos, banderas en alto, bombas de estruendo, luces de bengala y en algunos casos con piedras, incendio a los lugares y hasta enfrentamientos directos.

“El público ideal sería el que comprase la entrada y luego no fuese al partido. Es demasiada utopía y además es posible que entonces se acabara el fútbol”.9

3.2 LAS BARRAS FUTBOLÍSTICAS

-La afición es un monstruo de mil cabezas- Jorge Valdano

Una vez definido qué es el fanático, cómo se desenvuelve éste y su ritual como tal, hemos de ver qué llevó a éste a la creación de aquello que naciendo como una mera ventaja económica de la administración de los equipos de fútbol, evoluciona a lo que hoy en día se ha vuelto una pesadilla y una mancha en el deporte más querido del mundo: LAS BARRAS

Detrás de tanta historia no se puede explicar con certeza de dónde, esta palabra se vuelve un sinónimo de violencia incontrolable pero como nos dice el periodista Gustavo Veiga en su libro Donde manda la Patota, las barras bravas son grupos violentos, alimentados por los dueños de los clubes con entradas de favor y dinero, que en épocas de campañas electorales son reclutados por sindicalistas y caudillos políticos para hacer escándalo en los mítines o acarrear gente".

Sea tal, como lo citaba Veiga, para medios políticos, económicos o sociales las barras han llegado al punto de ser la mancha mundial que todos temen.

Sea en México, Argentina, Italia o en cualquier país en que exista una cultura futbolística amplia, las barras han logrado penetrar en cada ambiente social puesto que este es un lugar donde se encuentran los doctores en ciencias sociales compartiendo con los albañiles con la capacidad de combatir físicamente a las otras porras de equipos contrarios.

Y como nos explica el norteamericano Bill Bufford, estudioso del tema, en determinadas circunstancias cualquier individuo puede convertirse con bastante facilidad en miembro de una multitud violenta “sentirse por nos instantes miembros de un grupo cerrado y poderoso representa para el individuo, que de una forma anónima se integra en el colectivo de una, multitud violenta, un sentimiento de identidad”. Así, en una editorial de la revista “Fanzine” (temporada 94-95), su autor define a las barras como jóvenes que se agrupan bajo una pancarta, de manera mas o menos organizada, que viajan incansablemente siguiendo a su institución, que realizan coreografías y que vocalmente dan lo mejor de sí, con lealtad, coraje, honor, lucha y combate. No rechazan enfrentarse cuando la situación lo exige, sin importar el número ni las condiciones.

En México, en las últimas cuatro décadas, suman 168 víctimas fatales de los enfrentamientos entre barras bravas dentro de los estadios.

Entre las barras bravas que han hecho escuela en América Latina y el mundo se encuentran:

1) Boca Juniors: la barra más numerosa, mayor marketing y la de mejores relaciones con la impugnada policía federal y el poder. (Argentina) - La 12

2) River Plate. (Argentina) - Los Millonarios

3) América. (México) - La Monumental

4) Pumas de la UNAM (México) - La Rebel

5) Alianza de Lima (Perú) - Los Aliados

6) Universidad de Chile (Chile) - Universitarios

7) Botafogo (Brasil)

3.3 La Influencia de los Medios de Comunicación al Fanatismo

Como señala Jean Baudrillard en su libro El grado Xerox de la Violencia, la violencia actual surge de nuestra hipermodernidad y ella nos remite directamente a los medios de comunicación. Dichos medios nos ponen en contacto permanente con la existencia de la realidad en nuestras sociedades, pero también y sobre todo con la que se crea de manera imaginaria.

Los medios es bien sabido, se ocupan de lo excepcional, por eso fascina la violencia. La mayoría de nosotros podemos pasar toda nuestra existencia sin haber pasado ni sufrido directamente un acto de extrema brutalidad, ahora bien en ningún caso debemos responsabilidad únicamente a los medios de comunicación, debemos asumir nuestra responsabilidad.

Hoy en día se trata de una violencia más amoral que física, la agresividad social que nace de la glorificación de la “competitividad”, que asume que siempre tenga que haber un ganador y un perdedor, una víctima y un verdugo.

En la actualidad los científicos sociales que se han aproximado al estudio del fenómeno de las hinchadas radicales en el fútbol coinciden en señalar la enorme influencia que los medios de comunicación han tenido en el origen y generalización de estas formas de conducta. A una conclusión prácticamente similar llegan los psicólogos sociales etnogénicos.

En los medios, la competencia cada vez más feroz entre estos por los niveles de audiencia hizo que se utilizarán sucesos violentos relacionados con los fanáticos como reclamo informativo.

Como nos dice Manuel García Ferrando en su libro Agresión y Violencia en el Deporte. Un Enfoque Interdisciplinario, “cualquier hecho violento ocurrido en un acto deportivo es de inmediato difundido, y con frecuencia magnificado y ampliado, hasta el último rincón de la sociedad”

Tras estudios realizados en tres mundiales de fútbol sucesivos (España 82, México 86 e Italia 90) los resultados confirman que a pesar de un descenso en la gravedad real de los sucesos ocurridos en el último de los mundiales analizados, el volumen y la relevancia informativa que se concedió a los mismos siguió creciendo espectacularmente .

En países como Inglaterra y España se empezaron a enviar a los estadios de fútbol a periodistas con el fin de informar específicamente sobre los comportamientos violentos de los hinchas y esta violencia pasa de ser tratada como un aspecto tangencial del juego y se incluye dentro de las crónicas de los partidos, convirtiéndose en un auténtico espectáculo en sí misma.

Dicho tratamiento informativo insita a jóvenes a actuar de la misma forma. Hinchas y medios se instalan pues en un verdadero ciclo de retroalimentación, esto por la repercusión que los hinchas saben que van a tener y que hace a dichos jóvenes sentirse por primera vez protagonistas de algo realmente importante.

Son muchos los autores que consideran que los medios proporcionan experiencias de poder y protagonismo social a estos jóvenes y con ello lo que se consigue es que estos reafirmen sus conductas. La propia relación entre hinchas y periodistas es claramente conflictiva y ambivalente pues los hinchas utilizan a los medios pero sin duda sienten a su vez que son utilizados por aquéllos.

3.4 La Actitud de los Clubes Frente al Fanatismo

Varios directivos fomentaron y protegieron la formación de los grupos ultras en sus comienzos, financiando parcialmente sus desplazamientos, consiguiendo entradas a preciso simbólicos e incluso procurándoles un pequeño cuarto en los propios recintos donde depositaban banderas, pancartas y material pirotécnico.

Los mecanismos de financiación de las actividades de los grupos ultras están constituidos principalmente por la venta de material, fotografías, del propio grupo en la grada, camisetas, bufandas, estampas, etc. Otros se autofinancian por medio de la reventa, recibiendo ayudas económicas para algunos desplazamientos que podrían preceder del propio club aunque los dirigentes niegan este extremo.

El cronista deportivo italiano Mauricio Crosetti ha llamado consenso enfermo a la estrecha relación que existe entre clubes de aficionados y presidentes de sociedades.

Algunos clubes utilizaban todos los argumentos posibles para contar con el apoyo externo de una especie de grupo de presión que eventualmente resulta útil para orientar las decisiones del club- empresa deportiva.

Muchos dirigentes de clubes pensaron en un primer momento que la presencia aguerrida de estos individuos en la grada contribuía a reforzar los gritos de aliento de los aficionados, al tiempo en que intimidaba al contrario. Otros llegaron a utilizar a estos fanáticos como una especie de “guardia pretoriana” o bien como “reventadores” de asambleas deportivas conflictivas e intimidadores de candidatos rivales en procesos electorales dentro del club deportivo.

Las fuentes de financiación en su mayoría son:

  1. Venta en lugares públicos (normalmente en las cercanías del estadio) de la mercancía del equipo lo que constituye una actividad ilícita y una competencia desleal ya que es considerado piratería la cual es penada en la gran mayoría de los Códigos Penales del mundo.

  2. Distribución y reventa de localidades previamente entregadas por los clubes para acceder a las gradas del estadio, suelen oscilar entre 200 o 300 localidades por partido.

  3. Venta de credenciales propias de cada grupo (distinción entre barras)

  4. Aportaciones de jugadores.

La mayoría de los directivos adoptó una actitud pasiva hacia esos violentos, permitiendo su impunidad y el crecimiento de la intolerancia y la violencia en los fondos.

Hoy en día los grupos ultras que contaban con la simpatía de los aficionados, jugadores y dirigentes han quedado marginados.

4.1 ACTOS DE VIOLENCIA

“Los actos de violencia han provocado efectos negativos tanto en lo económico como en lo social ya sea dentro de las canchas o fuera de ellas.”

Sea desde daños causados a los estadios, a personas, a instalaciones publicas, etcétera crean un ambiente de irritación hasta en la gente que no gusta de ver el fútbol, desprestigiando el deporte más importante a nivel mundial.

Las primeros incidentes de violencia de los cuales se tienen registros datan del 5 de abril de 1929, en el Bronx Park de Glasgow en el cual mueren más de 35 jóvenes que se encontraban en las gradas del parque y, desde ese entonces la violencia en el fútbol ha provocado más de un millar de muertos y otros tantos heridos.

Así con el tiempo, la violencia no ha disminuido sino al contrario ha aumentado, lo cual ha creado un ambiente de gran tensión pues parece ser un problema imposible de erradicar, basta tomar como prueba los recientes eventos que sucedieron en el fútbol argentino, país en que las hinchadas, como diría el cántico, “realmente están locas”, donde después de que partido tras partido la AFA (Asociación de Fútbol Argentina) haya declarado un estado de emergencia ante este problema pues ha resultado hasta en la cancelación de partidos pues árbitros, jugadores y directivos han sido amenazadas de muerte mientras estos ocurren.

Al pasar de los años han ocurrido hechos de violencia en los estadios de fútbol mundial, la mayoría provocados por aficionados al fútbol que llevan más allá sus emociones, estos sucesos han dejado una huella muy marcada en la historia de este bello deporte, algunos ejemplos de estos lamentables sucesos son:

RESULTADOS:

CONCLUSIÓN:

BIBLIOGRAFIAS:

ANEXOS:

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Fuente: Elaboración propia según datos de la Comisión Nacional contra la Violencia en Espectáculos Deportivos.

VOCABULARIO

Moro hace referencia a dos neologismos griegos con esta palabra: outopia (ningún lugar) y eutopia (buen lugar).

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