por Elmer D. Sangalang

El Gran Maestro Mark Taimanov escribió una vez palabras muy halagadoras sobre un colega. Sus expresiones hubieran parecido demasiado bonitas para ser ciertas de no ser porque los Campeones del Mundo Gari Kasparov y Mijail Tal habían hecho también lo mismo. El sujeto de su admiración, por supuesto, no era un Gran Maestro cualquiera. Se trataba de los poquísimos notables jugadores que han tratado obsesivamente el ajedrez como un arte. Se trata de Eduard Efimovich Gufeld, un romántico del ajedrez de primer orden.

Eduard, cariñosamente llamado Eddie por sus amigos y admiradores, ha sido presentado en distintas ocasiones como un Gran Maestro ucraniano, georgiano, ruso o soviético. ¡Es todo esto y mucho más! Ciertamente, nació y vive en la actualidad en Kiev (Ucrania), se casó con una georgiana e hizo de Tbilisi, en Georgia, su segundo hogar; tiene dirección en Moscú, Rusia, y representó a la URSS en torneos internacionales. Con todo, sería más apropiado designarlo como un ciudadano del mundo, ya que ha visitado innumerables países, siempre ha sido bien recibido y en todas partes han procurado que se sintiese como en casa. Su caballerosidad, buenas maneras, delicadeza y contagioso sentido del humor lo convierten en el compañero ideal. Su cordialidad contradice su tamaño corporal superior al “normal”.

Sería difícil, si no imposible, encontrar una personalidad de talentos tan variados para el ajedrez como la de Eduard. El editor de una revista de ajedrez declaró, no del todo en broma, que Eduard había colaborado más en la promoción del ajedrez que Bobby Fischer y Gari Kasparov juntos. Se lo puede calificar como Gran Maestro en ajedrez por título, periodista especializado en ajedrez por educación, autor de libros de ajedrez por diversión, promotor de ajedrez de profesión, entrenador de ajedrez por elección, una autoridad de la FIDE por méritos y artista del ajedrez por naturaleza.

Como jugador de ajedrez. Eduard reclama, bromeando, el título de Campeón del Mundo de Ajedrez por télex ya que, en efecto, ganó para el equipo soviético un campeonato experimental que se jugó por télex. En dos ocasiones formó parte del equipo soviético que ganó el Campeonato Mundial Estudiantil. Entre sus notables resultados individuales se encuentran primeros puestos en los torneos internacionales de Tbilisi (1974), Barcelona (1979), Tbilisi (1980), La Habana (1985), Wellington (1988), Canberra (1988) y Alushta (1993). Entre su colección de mejores partidas puede enorgullecerse de victorias ante nombres tan prominentes como los Campeones del Mundo Vassily Smyslov, Boris Spassky y Mijail Tal y candidatos al título mundial como David Bronstein, Viktor Korchnoi, Svetozar Gligoric, Robert Hübner, Vlastimil Hort, Lev Polugaevsky, Alexander Beliavsky y Mark Taimanov.

Como periodista especializado en ajedrez. Licenciado en periodismo, Eduard ha escrito interesantes artículos en un estilo fascinante, en los que hace uso de imágenes de la vida real. Han sido publicados en periódicos de todo el mundo y en conocidas revistas de ajedrez entre las que figuran la estadounidense Chess Life, la soviética 64, la filipina Chess Asia, la alemana Europa Rochade, la española Jaque, la francesa Europa Échecs, la canadiense En Passant y la colombiana Ajedrez. Una compilación de sus mejores artículos ha sido publicada en los EE.UU. Una edición rusa más temprana y menos extensa apareció en la URSS en 1986.

Como autor de libros de ajedrez. Erudito como es en todos los aspectos del ajedrez, incluidos su historia y su herencia cultural, no debemos sorprendernos ante los cincuenta y siete libros que Eduard ha escrito sobre diversos temas (biográficos, teóricos, prácticos, escolares) que han sido traducidos a varios idiomas como ruso, georgiano, ucraniano, inglés, francés, alemán, español y griego. Algunos de ellos, como la edición rusa de la Enciclopedia de Aperturas, fueron éxitos de ventas instantáneos de los que se agotaron 150.000 ejemplares a las pocas semanas de haber salido al mercado. Esta enciclopedia ha sido traducida al inglés recientemente para el disfrute de los jugadores de ajedrez de los países de habla inglesa. Sus biografías de Gari Kasparov, Maya Chiburdanidze y Leonid Stein, en las que describe el progreso del talento de estos prodigios y genios del ajedrez, están destinadas a convertirse en clásicos. Sus obras teóricas como Winning with the King’s Indian (Ganar con la Defensa India de Rey), The Sicilian Defense (La Defensa Siciliana), The Benko Gambit (El Gambito Benko), The Queen’s Gambit Declined (El Gambito de Dama Rehusado) y Minimal Advantages (Ventajas mínimas) constituyen valiosas contribuciones a la literatura ajedrecística.

Como promotor de ajedrez. Eduard es un conferenciante experimentado. Es elocuente y su dominio de la lengua inglesa es excelente. Clubes de ajedrez, escuelas, instituciones públicas y privadas de alrededor de doce países han disfrutado de sus animadas, así como entretenidas conferencias cuyo propósito es la popularización del ajedrez y la promoción del importante papel que el mismo juega en la educación y en el enriquecimiento de la cultura. Un alumno quedó muy impresionado después de haber asistido a una de sus charlas y, sin poder contener su emoción, aseguró que había sido como ver una película.

Su original estilo de enseñanza, en el que se sirve de analogías entre situaciones sobre el tablero y acontecimientos de la vida real, provoca una respuesta entusiasta en su audiencia y críticas positivas en los periódicos. Un ejecutivo comercial que seguía con interés las actividades de Eduard quedó maravillado al constatar la dedicación con la que enseñaba este juego que tanto ama. En agradecimiento por la fascinante experiencia de haber visto a jugadores progresar con sus lecciones y frases de ánimo, el ejecutivo le escribió una carta con estas amables y sinceras palabras: “No es usted únicamente un Gran Maestro del juego en sí, sino también un gran maestro en venderlo a los que estamos menos dotados para él. Si se dedicara usted a mi trabajo, le concedería el título de Vendedor de Primera Clase”. En Skokie, Illinois, EE.UU., la conferencia de Eduard tuvo tanto éxito que el alcalde, en reconocimiento a la inestimable contribución de Eduard a la educación mediante el ajedrez, le otorgó el título de Ciudadano de Honor de Skokie.

Como entrenador de ajedrez. Durante más de quince años Eduard entrenó al célebre súper Gran Maestro Efim Geller, quien, durante este período, se clasificó en repetidas ocasiones para los encuentros de candidatos del campeonato del mundo. Eduard fue también entrenador de Maya Chiburdanidze cuando ésta ganó el Campeonato del Mundo Femenino a la edad de 17 años, un récord cuyo mérito es en gran parte de Eduard y que seguramente permanecerá en el libro Guinness de récords mundiales para siempre. En varias Olimpiadas fue entrenador o capitán del victorioso equipo olímpico soviético masculino de ajedrez. Por sus notables contribuciones a la Escuela Soviética de Ajedrez, recibió el título de Entrenador Emérito de Georgia y de la Unión Soviética.

Como autoridad ajedrecística. Eduard es el presidente de la comisión de la FIDE encargada del arte ajedrecístico, puesto que ocupa desde hace varios años. Durante su permanencia ha hecho posible que la FIDE conceda premios a las partidas más brillantes de las Olimpiadas. También colaboró eficazmente en el restablecimiento del premio a la brillantez en los grandes torneos. Sostiene que el auténtico vencedor de un torneo no es el jugador que obtiene el premio monetario más elevado por sus resultados deportivos sino el jugador que haya ejecutado la partida más bella. Esa partida es el objeto de su antología y, junto con el nombre de los jugadores que la crearon, será recordada para siempre. Porque la belleza es la fuente del placer y el disfrute para todos los jugadores de ajedrez y el nacimiento de una nueva partida brillante es razón suficiente para que el mundo ajedrecístico tenga motivo de celebración.

Como artista del ajedrez. Nadie puede negar que el ajedrez consta de al menos tres componentes: el deporte, la ciencia y el arte. De los tres, Eduard ha elegido y considera como el más importante el arte. Según Mark Taimanov, “sabe imbuir el tablero de una cierta ‘vibración’, de modo que las piezas cobran vida literalmente y se convierten en las protagonistas de una maravillosa representación”. Gari Kasparov queda impresionado ante “la infinita devoción por el ajedrez” de Eduard.

En la primera mitad del siglo xx, los Campeones del Mundo José Raúl Capablanca y Emanuel Lasker temieron que “la muerte por tablas” haría descender para siempre la cortina del espectáculo del ajedrez. En la segunda mitad de ese siglo, jugadores igualmente destacados y expertos auguraron que los ordenadores que juegan al ajedrez acabarían reduciéndolo a una ciencia y, con el tiempo, a un juego estéril. Todo esto no serán más que amenazas ficticias ... mientras existan jugadores como Eduard Gufeld en la escena ajedrecística que den ejemplo con el indomable espíritu creativo de la Escuela Romántica.