187957631 patrologia san goyo nisa virginidad doc


UNIVERSIDAD CATÓLICA LUMEN GENTIUM

ESCUELA DE TEOLOGÍA

TRATADO DE LA VIRGINIDAD

DE SAN GREGORIO DE NISA

PRESENTA:

ARENAS BLANCO HÉCTOR JOEL, FMAP.

1° SEMESTRE

ASIGNATURA:

HISTORIA DE LA TEOLOGÍA I

PROFESOR:

DR. MARIO ÁNGEL FLORES

México D. F., a 29 de noviembre de 2013.

Introducción.

Una acción fundamental que asegure el buen caminar de la Iglesia es precisamente el estudio y reflexión acerca de su historia, ya que ésta se ha forjado por casi dos mil años en donde ha sucedido de todo. Quizás lo más frecuentemente mencionado actualmente es la larga lista de pecadores que la han lastimado. Sin embargo, una etapa decisiva que le brindó enromes frutos de santidad y erudición fue sin duda la patrística. Aproximadamente cinco siglos de grandes personajes que forjaron el pensamiento cristiano hasta el punto de encaminarlo hacia la maduración, en medio de conflictos políticos, movimientos heterodoxos y demás situaciones desfavorables.

En estos tiempos, tras el concilio Vaticano II el estudio de la patrística ha cobrado un nuevo impulso, sobre todo por lo necesario que es el conocimiento y profundización sobre los orígenes del cristianismo. Ya lo mencionaba el cardenal Newman en Apologia pro vita sua: «Profundizar en la historia de la Iglesia significa la muerte del protestantismo».

Pues bien, el siguiente escrito es una investigación acerca del padre capadocio Gregorio de Nisa, desde su tratado sobre la virginidad. Abordaremos en primer lugar los aspectos biográficos del niseno así como del origen de la obra antes mencionada, subrayando los testimonios acerca de la existencia y composición del escrito. Posteriormente analizaremos la obra para visualizar su contenido, doctrina y espiritualidad, para concluir con las influencias y reacciones que suscitó.

Para llevar esto a cabo emplearemos una traducción del texto debidamente aprobada y fiable; asimismo nos apoyaremos en algunos manuales de patrología para la consulta general.

Testimonios sobre la obra.

El tratado parece haber sido escrito entre 370-371 siendo Gregorio ya obispo aunque no aún destinado a Nisa, en donde se hace referencia a la Regla de su hermano Basilio, lo que supone cierta influencia de éste para la composición del trabajo niseno. Las numerosas copias de los manuscritos en la Edad Media prueba que fue muy leído en aquel entonces; aunque más tarde, en 1574 apareció la primera edición impresa moderna gracias a Johannes Livineius en Amberes; después, en 1615 Morellus publica en París este tratado.

Información sobre el autor.

Del obispo niseno sabemos que fue el último de los tres grandes padres capadocios; nacido en Ponto, región de Cesarea de Capadocia entre 335-340, siendo hermano menor de Macrina y Basilio, obispo de Cesarea quien lo nombraría entre 371-372 obispo de Nisa. Ejerció el lectorado dentro de la comunidad eclesiástica, aunque más tarde lo descuidó por dedicarse a la retórica, lo que más tarde apoyaría su labor pastoral. Entre sus obras tenemos 11 tratados dogmáticos (entre éstos Contra Eunomio), 10 obras exegéticas (que incluyen La vida de Moisés), 6 obras ascéticas (en donde se encuentra el tratado La Virginidad), 5 tipos de sermones y discursos, y aproximadamente 30 cartas. Asistió a los concilios de Antioquía en 379, año de la muerte de Basilio, y Constantinopla entre 381-382. Su fallecimiento parece ocurrir aproximadamente en 395.

Datos sobre la composición.

Una influencia decisiva sobre Gregorio sin duda fue su hermano Basilio y su escrito destinado a los monjes, la Regla. En efecto, el tratado del niseno hace referencia al escrito de su hermano, lo que parece confirmar que Gregorio escribió motivado por su hermano para la contribución a la formación de los monjes, aunque también parece estar influenciado por motivos meramente filosóficos pues los retóricos y filósofos contemporáneos al niseno escribían de forma similar al tratado de éste. Sin embargo, como señala J. P. Carvanos, el tratado no fue compuesto con una forma definitiva sino que el mismo Gregorio fue añadiendo a su obra enriqueciéndola más, incluso cuando el escrito ya circulaba públicamente.

Género literario.

El tratado niseno está escrito en forma de elogio y exhortación a la virginidad, lo que también se le conoce como encomio, género literario antiguo bien conocido por el obispo; sin embargo, la forma en que está compuesto se le suele clasificar como discurso exhortativo.

Finalidad del escrito.

Gregorio se dirige especialmente a la juventud que, marcada por la inexperiencia, desea iniciarse en este estilo de vida; por ello, con el tratado les ofrece una especie de manual a modo de guía práctica para que de modo seguro incursione en la ascética nisena.

División y contenido.

El tratado de san Gregorio de Nisa se divide 23 capítulos precedidos de un prólogo del mismo a manera de carta indicando la concatenación de las ideas que conforman su obra; el contenido de estos capítulos se muestra a continuación.

En el capítulo I, en tres parágrafos se alaba a la virginidad en cuanto que ningún elogio logra adecuarse a la grandeza de esta virtud.

El capítulo II, elogia la virginidad en cuanto a su origen, que es Dios incorrupto quien paradójicamente tiene un Hijo sin la intervención de la pasión carnal.

Sobre el capítulo III, se introduce la noción de que Gregorio no es célibe pues aquí expresa el deseo de poder practicar la virginidad, además de ser ésta una virtud envidiable al mismo tiempo que exhorta a los que tienen la posibilidad de ser vírgenes a la constancia en su empresa; posteriormente se hace un sintético listado de las tribulaciones que padecen los casados y se comenta que el pensamiento en la muerte hace más angustioso el matrimonio pues aunque haya alegrías en la vida conyugal éstas serán opacadas por la incertidumbre ante la muerte de la esposa. Por otro lado se exhorta a ver en las cosas mundanas bienes aparentes y caducos, además de advertir sobre el riesgo del parto que termina en muerte ya que es una tribulación que puede acabar con la felicidad del matrimonio y la familia entera. Brevemente se hace referencia a que la angustia se puede extender aún tras un parto exitoso debido la preocupación por la educación de los niños y el buen trayecto del matrimonio, además Gregorio escribe que la angustia se extiende a aquella mujer que en la juventud enviuda opacando por completo la alegría de las nupcias recientes; ante esta situación el obispo recomienda la opción de las mujeres vírgenes que no se atribulan por las angustias matrimoniales y comenta nuevamente que las angustias de esta vida se agravan con el matrimonio e incluso vienen penas nuevas con éste.

En el capítulo IV encontramos aún una exposición sobre algunos males que tienen su origen en el matrimonio como son las envidias, odios, pasiones carnales, etc., por lo que para evitar tales es necesario resistir a las pasiones efímeras sabiendo que todo lo que implica la vida terrena es igual de efímero; y la manera de combatir estos males es la proposición a la vida virginal como una manera de probar la naturaleza no corpórea, o vida más divina, estando aún en este mundo.

El capítulo V introduce una noción fundamental para la doctrina del obispo niceno, y es el hecho de que la ley de la naturaleza no es impedimento ni negación para la pureza del alma pues hay movimientos naturales necesarios que al condescender a éstos no opacan ni alejan de tal pureza. Sobre el capítulo VI se nos exponen los ejemplos de Elías y Juan el bautista quienes al apartarse del mundo desde su juventud y sin distracciones de la mente, ambos lograron encaminarse hacia su fin y elevarse a la verdad.

El capítulo VII es el aclaratorio sobre la verdadera postura de Gregorio acerca del matrimonio, subrayando que no lo considera despreciable sino lo que es natural y cuyas responsabilidades implicadas se deben asumir sabia y moderadamente, pero también se recalca la grandeza de la virginidad por ir contracorriente a la naturaleza; también se demuestra que es una virtud por ser un justo medio.

Lo referente al capítulo VIII es en primer lugar una advertencia a no ser imprudente al tratar de vivir la virginidad puesto que la debilidad humana hace muy difícil alcanzar el equilibrio en este estilo de vida. Acerca del capítulo IX tenemos la tesis de que es muy difícil cambiar el hábito en todas las cosas, pero especialmente en la persona que desde su juventud se ha entregado a los placeres mundanos. El punto de partida de Gregorio para esta afirmación es el hecho de que el hombre cambia constantemente su criterio sobre las cosas influenciado por el modo en que obra. Por ello recomienda a los débiles espiritualmente a ver en la virginidad una fortaleza segura para evitar la división en el corazón y ocuparse mejor de los asuntos espirituales.

En el capítulo X el obispo se pregunta sobre lo verdaderamente deseable ya que en los capítulos anteriores se ha dedicado a evidenciar que el mundo aunque es deseable, lo es en cierta medida cuando el hombre se apega a lo naturalmente necesario; eso verdaderamente deseable es el Bien primordial, que es como el Sol ante un chispazo comparándolo con los demás bienes terrenos. Ahora bien, aunque sea absolutamente trascendente esta realidad está latente el peligro de desentenderse de su búsqueda, por lo que el obispo comenta sobre la necesidad de apoyar sobre algo conocido la cognición de aquel Bien máximo.

En el capítulo XI Gregorio expone, a modo de continuación de la conclusión del capítulo anterior, una especie de itinerario espiritual del hombre hacia Dios; tal programa está marcado por la purificación que debe padecer el alma para librarse de lo terrenal, aunque parte de su conocimiento de lo bello para elevarse y brillar en la claridad para llegar a ser un medio de manifestación divina.

El capítulo XII introduce la reflexión acerca de la purificación que se logra por medio de la virginidad para lograr contemplar la belleza divina. El capítulo XIII refiere a la renuncia del matrimonio como el comienzo de un cuidado especial por sí mismo, lo que es fundamental para la ascética de la virginidad. En el siguiente capítulo, XIV, se expondrá la necesidad del estado virginal como medio para frenar el poder de la muerte. Sobre el capítulo XV tenemos que la evidencia de la virginidad se hace notar en toda actividad del que la practica.

El contenido del capítulo XVI versa sobre las consecuencias que acarrea el no practicar las virtudes, especialmente la virginidad; y sobre el que la pone en práctica, en el capítulo XVII se advierte que el apartarse de tan solo un componente de tal ascética trae consigo el riesgo de apartarse por completo del estado virginal. Por ello, en el capítulo XVIII Gregorio pone énfasis en que el aspirante al ejercicio espiritual concentre todas sus fuerzas en lograr el anhelado estado célibe. Para ilustrar la obtención y práctica de la virginidad, el obispo toma como ejemplo a María, hermana de Aarón quien desde épocas veterotestamentarias inauguró la vivencia de la virginidad como ejercicio espiritual.

En los capítulos XX y XXI, el niseno subrayará la importancia de optar completamente por la virginidad si es el caso de haberla elegido, pues no se puede llevar una doble vida pretendiendo alcanzar dicho estado célibe y a la vez inmerso en otros placeres contrarios.

El capítulo XXII es el que contiene la tesis nisena de que la virginidad no es mortificar la carne más allá de lo que las propias capacidades alcancen; y finalmente, en el capítulo XXIII Gregorio se dedica a demostrar la necesidad de un director espiritual en esta gran empresa, e incluye una serie de especificaciones para elegir el guía correctamente.

Doctrina.

La enseñanza del obispo niseno sobre la virginidad se puede sintetizar en ocho temas que a continuación exponemos:

1.- Freno al poder de la muerte.

Este es uno de los argumentos de Gregorio que demuestran la necesidad del estado virginal, y sigue en síntesis esta concatenación. En primer lugar la muerte se concibe como un proceso biológico de corrupción inminente en toda la humanidad que acaba con la vida; luego, este proceso se va prolongando exponencialmente mientras haya más seres humanos en vida; así, el matrimonio es una forma de extenderlo y mantenerlo inmerso en la cotidianidad ya que al ejercer la función reproductiva y por ende engendrar más personas, la muerte inminente de éstos en un momento dado no posee límite alguno para proseguir. Entonces, para Gregorio la cadena de la muerte puede ser frenada en cierta forma reduciendo el número de muertes, y esto se logra reduciendo el índice de natalidad, aunque no por la vía anticonceptiva, sino por la opción a la vida célibe. En efecto, el niseno ve en la virginidad una forma de frenar el poder de la muerte reduciéndolo sólo al virgen, impidiendo que la muerte se extienda más. Para reforzar el argumento, Gregorio menciona que con la virginidad de la Madre de Dios la muerte que comenzó su poder desde el primer Adán se topó con un límite infranqueable pues fue como el fuego que no encontró leños para alimentarse. De este modo, el niseno demuestra la necesidad de la virginidad como intento de freno al poder mortal en la humanidad.

2.- Dimensión escatológica.

Para Gregorio la virginidad significa una imagen experiencial del «siglo venidero» es decir, la vida futura. En efecto, dicha condición futura se caracteriza por el triunfo sobre lo mortal en donde la unión matrimonial ya no es necesaria para la realización de la plenitud humana, por lo que el estado virginal se presenta como una anticipación de aquellos bienes futuros con los cuales se fructifica no para lo carnal sino para Dios; de este modo se alcanza la bienaventuranza y se está en condiciones más propicias para aguardar la manifestación plena de Dios. Además, el que es virgen se asemeja más al estado pleno del hombre en la vida futura, haciendo el obispo alusión a Lc 20, 36.

3.- Perfil integrador cuerpo-alma.

Sobre este punto, el obispo niseno concibe en la práctica de la virginidad una forma de ejercicio integrador del hombre ya que el no ceder a las pasiones que afectan al cuerpo derivan en la tranquilidad del alma debido a la unión espiritual que el virgen hace con el Esposo, y precisamente dicha entrega es total, es decir, cuerpo y alma pues es inconcebible el ser virgen sólo como un ejercicio mental o a la mera abstención de lo carnal. La virginidad implica la pureza de ambas dimensiones humanas.

4.- Relación esponsal con Cristo.

En continuidad con el punto anterior, la virginidad supone una entrega; es decir, el ejercicio del estado célibe implica una finalidad en términos paradójicamente esponsales, pues así como en el matrimonio la clave del éxito está en la entrega mutua fundada en la relación, también el virgen entra en relación con una persona, el Esposo, siendo éste el fin de todos los esfuerzos y sacrificios que implique la virginidad. Gregorio toma esta imagen marital basándose en el ejemplo paulino en Ef 5. Incluso designa esto como un matrimonio espiritual que requiere de ciertas características de parte del aspirante a la virginidad para llevarse a cabo; tales requerimientos son jovialidad (que bien se puede entender como una actitud de total disponibilidad así como de fortaleza y salud), renovación mental como signo de capacidad de desprendimiento de lo pasajero, poseedor de virtudes, maduro en decisiones personales, constante en el ejercicio espiritual, y amante de la sabiduría. Es sumamente importante señalar que el Esposo, Cristo, es el virgen por excelencia quien reintroduce el estado virginal en el mundo, ya que se encarnó no por obra carnal sino sobrenatural siendo él la fuente de toda incorrupción, demostrando así que sólo la pureza es capaz de acoger la manifestación de Dios.

5.- Fuente de obtención de dones espirituales.

A modo de continuación del punto anterior, el matrimonio espiritual trae consigo frutos que en la vida presente se pueden disfrutar, y en esto consiste la experiencia del anticipo de los bienes futuros de los que se hablaba sobre la dimensión escatológica de la virginidad. De hecho, el niseno designa estos frutos como regalo de bodas, de lo que se puede concluir que éstos son consecuencias del estado virginal. Tales frutos son concebidos y enumerados por Pablo en Ga 5, 22 a quien Gregorio llama Nymphostólos o preparador para el matrimonio, debido a la función de guía del apóstol para la Iglesia que encamina como una novia hacia el Esposo.

6.- Abarcadora de géneros.

Aún con abundante influencia paulina, Gregorio continúa desarrollando su doctrina acerca de la virginidad; ahora, apoyado de Ga 3, 38 introducirá una nueva cuestión: la virginidad no es propia de un género específico. En efecto, en la cita de Pablo comenta que, como ya no hay distinción entre hombre y mujer en relación a Cristo, en lo que respecta a la virginidad no hay distinción de géneros; es decir, todo el tratado de la virginidad está dirigido a todos los interesados en la vida virginal, sin importar si se trata de un hombre o una mujer.

7.- Finalidad basada en el equilibrio.

Como último punto doctrinal sobre la virginidad, y quizás una de las reflexiones más originales de Gregorio niseno, es el señalar que la virginidad no es ni debe ser mera reprensión de la carne ni piedad excesiva. En efecto, esta práctica ascética mira a la perfección por lo que los excesos innecesarios deben eliminarse. Ya sea que el no controlar debidamente las pasiones carnales debilite la inteligencia, o que ésta quede extenuada y sin fuerzas por el rigorismo en el trato hacia lo corporal son dos actos incompatibles con la virginidad llevada correctamente. Ahora bien, la cuestión del equilibrio para el obispo tiene que ver con la cosmovisión médica de su tiempo puesto que de acuerdo a ésta, el hombre estaba conformado por cuatro elementos contrarios entre sí, a saber, caliente, frío, húmedo, seco; la salud física dependía del equilibrio entre estos elementos. Aplicando esta comparación al ejercicio virginal, Gregorio trata de decir que el aspirante se conozca así mismo, que sepa qué capacidades tiene y con ello llevar a la práctica esta ascética hasta donde aún sea capaz de la servicialidad sin verse afectado negativamente como consecuencia de practicar algo que supere lo que está a su alcance hacer

8.- Necesidad del guía espiritual.

Como una especie de apéndice, Gregorio finaliza su tratado reflexionando sobre la utilidad y sobre todo, la necesidad del aspirante a ser guiado en su ejercicio ascético primero por cuatro razones: la experiencia como requerimiento del conocimiento de la virginidad, la inmadurez de la juventud, necesidad de discernimiento en los logros efectuados y los peligros de confundir rigorismos innecesarios con la ascética de la virginidad. Posteriormente se exponen las características de este director espiritual que básicamente se pueden sintetizar en la práctica exitosa de la virginidad, imitabilidad respecto al historial de vida sostenido y sabiduría abundante para la correcta guía del neófito.

Espiritualidad.

Al profundizar en esta obra nisena en su totalidad se puede apreciar que en conjunto toda la doctrina de la virginidad que propone Gregorio es un legado espiritual valioso y útil aún en nuestros días. Pues bien, en seis puntos intentaremos sintetizar el aspecto espiritual presente a lo largo del tratado; algunos puntos tal vez fueron mencionados en el apartado sobre su doctrina, pero vemos conveniente retomarlos para subrayar la espiritualidad del niseno presente en su escrito.

1.- Itinerario del hombre hacia Dios.

Para llegar a la contemplación de las realidades divinas, que no son evidentes carnalmente, es necesario no limitarse a las apariencias y a lo que únicamente capta la vista. Por ello, para el niseno es necesario superar el plano mundano para que el hombre, que es imagen y semejanza de Dios, pueda trascender hacia lo perfecto; esta labor es posible realizarla tras la purificación que implica el estado virginal ya que en tal condición es posible percibir lo que los ojos no les es posible ver, en este caso, la belleza y dignidad verdadera de las cosas, y con ello se da un paso en adelante hacia el encuentro con Dios. Al parecer, esta argumentación tiene influencias neoplatónicas por el hecho de subrayar el aspecto efímero y aparente de lo mundano en contraposición con lo celestial perfecto. Sin embargo, probablemente influenciado por el pensamiento paulino presente en Rm 1, 20 por analogía se puede trazar una vía de acceso al conocimiento de Dios partiendo de las creaturas, esfuerzo retratado en el ejercicio virginal desde la perspectiva nisena.

2.- Ascética que trasciende al mundo.

En conexión con el punto anterior, el itinerario descrito anteriormente se lleva al acto debido a que el hombre está en tensión hacia Dios siendo que la virginidad es un medio para llevar a buen término dicho movimiento, esto comparado con el agua de un manantial que tiende a desembocar en el mar; la virginidad sería como el cerrar todas las vertientes posibles que desvíen el caudal del manantial, logrando que la mayor parte de agua desemboque hacia su destino. De este modo, el estado virginal es un auxiliar en la lucha por superar las distracciones posibles que se presenten, reivindicando la vocación del hombre a trascender de este mundo hacia Dios.

3.- Sano equilibrio.

La espiritualidad nisena se caracteriza por el cuidado que tiene de no caer en los extremos; en efecto, el practicar la virginidad trae consigo el riesgo de confundirla con la mera reprensión del cuerpo, o por el contrario, a la incongruencia entre ésta y vivirla. Si lo vemos con detenimiento la intención del obispo es resaltar el hecho de no poner por encima del hombre la pura acción, aunque no con ello tampoco se minusvalore el acto en sí; en resumen, la virginidad como ejercicio espiritual debe ser llevada a cabo en armonía con las capacidades humanas.

4.- Discernimiento continuo.

Debido a que la virginidad es susceptible a la tergiversación confundiéndola o reduciéndola a sólo la renuncia del matrimonio, Gregorio sostiene que es necesario un continuo discernimiento en el que re replanteé continuamente los motivos por los cuales se ha optado por este modo de vida ya que si tal ideal no se apoya en algo firme se puede volver fallido. El obispo cita el ejemplo de la parábola de la pesca en Mt 13, 47-48 en donde el pescador escoge de entre tantos peces sólo los mejores para el consumo y depurando los inservibles y nocivos; precisamente esa es la labor del discernimiento continuo: depurar todo aquello que estorbe o amenace alcanzar dicha virtud. Esta acción denota la dinamicidad constante del ejercicio espiritual en cuestión.

5.- Ofrenda sacerdotal.

Los últimos párrafos del tratado son referidos directamente a la virginidad practicada por los sacerdotes en términos de ofrecimiento. En efecto, el ministerio sacerdotal implica ofrecerse juntamente con Cristo pues el presbítero ha sido llamado al seguimiento radical de Jesús de Nazaret, y una forma legítima de llevarlo a cabo es precisamente la experiencia del estado virginal a semejanza del Mesías. Con ello, el niseno reivindica el papel del sacerdote cristiano como imitación de Cristo pues tal esfuerzo supone el estar crucificado con el Señor, citando Ga 2, 19.

6.- Sagrada Escritura como fundamento e inspiración motivante.

Como apéndice a esta síntesis de la espiritualidad del tratado niseno, señalemos el uso abundante que el obispo hace de la Escritura, tanto para sus distintas alegorías como para la elaboración y sustento de sus argumentaciones. Ésta funciona como fundamento que goza de autoridad unánime en la comunidad cristiana, por lo que es un cimiento seguro para la elaboración de su doctrina, aunque no se descarten influencias extrabíblicas como el neoplatonismo. Así, vemos un tratado lleno del espíritu de las Escrituras, en especial del Nuevo Testamento, propio de un Padre de la Iglesia como es Gregorio de Nisa.

Importancia para la historia.

Es innegable el hecho de que el tratado del obispo niseno está ligado al movimiento monacal de oriente que impulsó su hermano Basilio; esto se debe a que el obispo de Cesarea tras escribir la Regla para la correcta legislación del ascetismo monacal, y el impulso de Macrina, su hermana, a la formación de comunidades femeninas ascetas, se presenta la obra gregoriana-nisena como orientación religiosa en sentido estricto para los monjes. Se puede apreciar entonces la reacción de Gregorio ante el trabajo de sus hermanos a modo de complementación, lo que sin duda inauguró el legado espiritual ascético de este padre capadocio, por lo que es justificable el título que en estos últimos años se le ha otorgado: Padre del Misticismo.

Finalmente, la propuesta nisena sobre esta clase de ascetismo no deja de ser actual pues pone en tela de juicio cualquier intento de primacía de lo carnal y efímero, rescatando la vocación de hombre el cual está en tensión constante hacia la plenitud de su ser. Además, por ser una ascética de equilibrio, la virginidad en sentido niseno denuncia todo intento de reduccionismo represivo, ideológico y exhibicionismos inútiles, buscando siempre el equilibrio de la persona. Y en general, la virginidad es una reivindicación del celibato como forma de vida que trae consigo diversos beneficios que contribuyen a la plenitud de la persona.

Conclusión.

Al final de esta investigación, los resultados obtenidos desde la traducción española y mediante la consulta con los manuales, son los siguientes.

La doctrina de la virginidad de Gregorio abarca ocho puntos básicos, a saber, es un freno al poder de la muerte; posee una función escatológica; integra alma y cuerpo; se compara con un matrimonio pero en sentido espiritual, es decir, con Cristo; de dicha unión esponsal se obtienen diversos bienes espirituales; tal ascética es aplicable tanto en hombres como en mujeres; su éxito está basado en el sano equilibrio; y se requiere de un guía para evitar desviaciones en la práctica de los neófitos.

Sobre la espiritualidad tenemos que, en seis temas, se conforma por el itinerario del hombre hacia Dios; la ascética que trasciende al mundo; la búsqueda del equilibrio; el discernimiento continuo; el ofrecimiento sacerdotal; y la abundante fundamentación e inspiración en la Escritura.

Bibliografía.

GREGORIO DE NISA, La virginidad, Madrid 2000.

BERARDINO, A. D., et al, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana I, Salamanca 1991.

MORESCHINI, C.-NORELLI, E., Patrología. Manual de literatura cristiana antigua griega y latina, Salamanca 2009.

QUASTEN, J., Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega, Madrid 2001.

TREVIJANO, R., Patrología, Madrid 2004.

Índice general.

Introducción 2

Testimonios sobre la obra 3

Información sobre el autor 3

Datos sobre la composición 4

Género literario 4

Finalidad del escrito 5

División y contenido 5

Doctrina 8

Espiritualidad 13

Importancia para la historia 16

Conclusión 17

Bibliografía 18

Cf. J. QUASTEN, Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega, Madrid 2001, 300-302.

Cf. A. D. BERARDINO, et al, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana I, Salamanca 1991, 984.

Cf. C. MORESCHINI-E. NORELLI, Patrología. Manual de literatura cristiana antigua griega y latina, Salamanca 2009, 280.

Cf. R. TREVIJANO, Patrología, Madrid 2004, 231.

Cf. Ibíd.

Cf. J. QUASTEN, Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega, Madrid 2001, 286-315.

Cf. Cf. A. D. BERARDINO, et al, Diccionario patrístico y de la antigüedad cristiana I, Salamanca 1991, 985.

Cf. C. MORESCHINI-E. NORELLI, Patrología. Manual de literatura cristiana antigua griega y latina, Salamanca 2009, 281.

Cf. J. QUASTEN, Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega, Madrid 2001, 302.

Cf. L. F. MATEO-SECO, Introducción en GREGORIO DE NISA, La virginidad, Madrid 2000, 17-18.

Cf. L. F. MATEO-SECO, Introducción en GREGORIO DE NISA, La virginidad, Madrid 2000, 18-19.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, Madrid 2000, 116-117.

Literalmente dice que la muerte se estrelló y disolvió al no tener en dónde clavar el aguijón.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, Madrid 2000, 116-117.

Cf. Ibíd., 119-120.

Cf. Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 121-122.

Cf. Ibíd., 125-126.

Cf. Ibíd., 145-146.

Cf. Ibíd., 146-148.

Cf. Ibíd., 46.

Expresión nisena que hace ver la originalidad de Gregorio en el ejercicio teológico.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 144-146.

Cf. Ibíd., 147-148.

Conocida como isokratéia.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 152-155.

Cf. Ibíd., 157-162.

Cf. Ibíd., 157-166.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 95-96.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 78-80.

Cf. Ibíd., 152-155.

Cf. GREGORIO DE NISA, La virginidad, 137-139.

Cf. Ibíd., 166-168.

Cf. J. QUASTEN, Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega, Madrid 2001, 299.

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