1922 Perdido en La Oscuridad

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PERDIDO EN LA

OSCURIDAD

YOLANDA PINTO

--¡¡ Hola, buenas noches¡¡¡ ¡¡¿hay alguién ahi?¡¡ Necesito ayuda¡¡ ¡¡Si me
podrían abrir por favor¡¡
Dexy y Napo no cesaban en ladrar y de gruñir con
vehemencia defendiendo la casa de cualquier intruso con su propio
instinto territorial de animal.
---!! Dejarme abrir, dijo Freddy a sus perros intentando
apartarlos de la puerta, vamos a ver quién llama ¡¡.
Freddy abrió la puerta y se encontró a un hombre
empapado por la lluvia, llevaba una camisa blanca y un abrigo de pana
marrón que parecía más bien un felpudo por el agua que le había caído
encima, el pelo lo llevaba aplanado sin forma y con un flequillo mojado que
le cubría parte de la frente hasta casi los ojos, a pesar de los veinte años
transcurridos, Freddy identificó perfectamente la fisionomía de su visitante,
aún las hebras de pelo blanco que le alternaban su morena cabellera sus
facciones aunque más envejecidas seguían siendo las mismas, la misma
mirada de lobo aterrador aunque en este momento bajo la lluvia tenía los
ojos semicerrados por las gotas que le caían del flequillo molestándole se
los abría totalmente. Aquel hombre no era otro que Don Luis.
--Sí dígame, ¿qué le pasó?, le dijo Freddy desde la
puerta.
--Perdone, con la intensa lluvia que está cayendo me
desvié en un cruce por error, ni el movimiento rápido al máximo de los
retrovisores me dejaban ver los carteles indicativos con precisión entrando
en este sendero que no está pavimentado, creo que mi coche chocó en
los bajos con algún pedrusco que ha perforado el cárter y se paró en seco,
no haciendo ningún contacto el motor cuando lo he intentado varias veces
arrancar. Para colmo debemos de estar alejados de la ciudad porque mi
móvil no tiene aquí cobertura. Quizás usted tenga teléfono fijo para poder
llamar a una grúa o a mi familia.
Freddy se alegró de que Don Luis no lo había
reconocido, eran cientos los presos que pasaban por s control
.diariamente y de verlo a él ya habían pasado veinte años.

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--No se quede ahí fuera, le dijo Freddy con
amabilidad, persuadiéndolo a pasar. Hace una noche de perros, está
usted empapado.
--Gracias dijo Don Luis agradecido. Fijesé estoy
calado hasta los huesos y gracias a dios que al menos he encontrado esta
casa porque llevo andando un buen rato en la oscuridad de esta ladera.
Está todo esto deshabitado. Me alegro de al menos haberle encontrado a
usted.
--Sí dijo Freddy, nos encontramos a veinticinco kms del
núcleo urbano más cercano, es cierto que estamos bastante apartados sí.
Entre por favor, me da apuro verlo tan empapado con el frío que hace.
--Gracias dijo Don Luis mientras entraba con cara de
circunstancias pero preocupado por los ladridos amenazantes de los dos
mastines.
--Quítese el abrigo, le daré una toalla para secarse y
jersey y un pantalón de pijama de los míos, puede ponérselos, quítese
mejor también la camisa, lo tiene todo empapado. Como ve no tengo
chimenea paro por lo menos se sentirá mejor seco.
--Uff muchas gracias, le decía Don Luis a Freddy
mientras se quitaba toda la ropa mojada. Es usted muy amable.
Cuando ya se colocó el jersey y el pantalón del
pijama en el cuarto de baño, salió con la imagen propia de un niño cuando
sale de la ducha buscando la aprobación de mamá por como le queda la
ropa que se ha colocado tras el baño. Don Luis se miraba a sí mismo de
arriba abajo y se giraba sobre sí mismo. --¿qué cómo me ve? No es el
estilo de pijama que me compra mi mujer pero al menos estoy aquí
resguardado del aguacero helado que cae. Muchas gracias, le volvió a
repetir agradecido Don Luis, mientras los dos mastines estaban sentados
enroscados sobre sí mismos en el suelo al lado del sofá donde se
encontraba Freddy.
--¿donde dejó su ropa mojada? Preguntó Freddy
con actitud de ayudarle.
--La dejé en un rincón del cuarto de baño, espero
que no le moleste, o si tiene otro sitio mejor dígamelo.
--Tráigala aquí mejor, señaló Freddy abriendo una
ventana que daba a un lavadero, déjela aquí junto a la pila de lavar
grande, la cual tenía un pollete grande para dejar la ropa.
Don Luis obedeció perfectamente a Freddy y se
encaminó cruzando el salón a la ventana que éste entreabría para dejar
sobre el lavadero la ropa mojada.
Freddy cerró por fin la ventana y dijo.
--Siéntese, ¿comió usted algo? ¿le apatece comer?
--Sí gracias a Dios algo hice positivo esta noche, y
paré antes de desviarme por esta ladera, en la última vía de servicio .que
había en la autovía. Pedí el menú nocturno, medio pollo asados con
patatas y pimientos fritos, y sed con la que me ha caído no tengo muchas
ganas de más líquido, dijo Don Luis más calmado ahora.
--Lo que sí le agradecería es si tiene un teléfono fijo
para poder llamar a mi esposa, que estará empezando a preocuparse por
la demora, no suelo llegar a mi casa nunca más tarde de las diez de la
noche ¿sabe?, mi esposa y yo somos muy respetuosos el uno con el otro.
Aunque le cueste trabajo creerlo en 25 años que llevo casado jamás

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engañé a mi esposa, puede usted creerme o no, pero le aseguro que no
miento.
--Sí le creo, creo que usted y su mujer componen un
matrimonio bien avenido, sin embargo tengo que darle la mala noticia de
que no tengo teléfono fijo, tampoco tengo móvil, no me gustan las
tecnologías modernas y aún menos estar controlado todo el día, es algo
que odio, contestó Freddy.
--Vaya, no puedo creerlo, mi mujer cogerá un gran
susto cuando vea que pasan las horas y no llego, pero es que ni siquiera
podría una grúa puesto que mi móvil no tiene señal de cobertura.
--No es tanto problema hoy de su móvil como de
que la recepción no llega de modo apropiado a este lugar, ya se lo
advierto.
--¿pero entonces como podremos avisar a
una grúa? ¿quizás en su coche? Preguntó agobiado Don Luis mostrando
ya cara de preocupación profunda, esperando que por lo menos la
contestación a que el coche de Freddy funcionara fuese positiva.
--Siento decirle que tengo una pequeña y vieja
furgoneta que utilizo para cargar leña hasta la ciudad pero con la humedad
y el frio le fallaban algunos sensores y la conexión. Si no se fía de mí
salimos y la probamos, dijo Freddy astútamente con la intención de
retenerlo en casa mostrándole que se encontraba en un callejón sin salida,
donde el timón de su vida ahora lo representaba Freddy y su pequeña
cabaña.
--No hace falta, dijo Don Luis confiado en las
palabras de Freddy, no creo que tenga ninguna intención oculta o
encubierta de querer retenerme aquí en su casa con algún embuste o
artimaña. Se ve que es usted un hombre humilde y bondadoso hombre de
campo, no hay más que verlo, dijo Don Luis, mientras Freddy se reconoció
realizando el mejor papel de su vida, en este momento demostró ser un
gran actor y mostrar al exterior la bondad y magnanimidad que para nada
sentía todo su ser y su resentido corazón contra este funcionario de
prisiones.
Al darse por vencido el funcionario de que no podía
realizar una llamada telefónica ni podían dirigirse al punto más cercano
habitado para ser socorrido, se acomodó en el sofá en la otra esquina a la
que Freddy estaba sentado.
Don Luis empezó a preocuparse de que su mujer
seguramente al pasar las horas y ver que no llegaba, empezaría a llamar
al Hospital de Algeciras o bien a la policía nacional por si sabían alguna
noticia de él. Encima los pocos días que tenía algún compromiso del
trabajo o una reunión y que por tanto había pasado todo el día fuera de
casa y que llegaba más tarde de las 10 de la noche, su esposa siempre lo
recibía cariñosamente teniéndole preparada una pizza de pepperoni del
Mercadona (sus favoritas) en la mesa de la cocina, y su botellín de
cerveza Heineken, después en la cama su esposa lo recibía abriéndole
sus piernas para que le metiese su pene, era su mensaje preliminar con el
que parecía decirle “Hola cariño, te eché hoy tanto de menos”. Su vida
matrimonial era así de previsible y segura, eran las dos características que
él más valoraba en la vida, y por eso mismo se hizo funcionario, lo
imprevisible o arriesgado él lo consideraba soportable para otro tipo de
personalidades como la de personas con profesiones liberales o de

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negocios.
Sin embargo él prefería la seguridad y la estabilidad en todo.
Sexualmente no es que fuera un supermacho, más bien era sensual en
vez de sexual, le gustaba acariciar y besar a su mujer por largo tiempo
hasta que ésta cuando estaba empapada le susurraba. “vamos Luis no
puedo más métemela”, pero luego el coito era de duración corta,
eyaculaba bastante rápido. Así era todo en su vida conyugal, dulce y
afable, sin fuertes experiencias.
Pero ahora su mente le daba vueltas con la visión de la
pizza de pepperoni encima de la mesa de la cocina caliente y humeante y
la preocupación cada vez más acentuada de su esposa.
--Relájese, no piense tanto, siéntase animado porque al
menos no va hoy a dormir helado y calado de agua hasta el corvejón a la
interperie dentro de un coche en el que no pegaría cojo por el ruido
estrepitoso y retumbante de miles de gotas de agua golpeando contra la
chapa de su coche. Aquí estará mucho mejor, no lo dude, le dijo Freddy
--Y dígame, dijo disimulando Freddy la pregunta. ¿En qué
trabaja usted si puede saberse?
--Soy funcionario de prisiones, controlo los presos en un
módulo de la cárcel, hago los recuentos, los conduzco al patio, al
comedor, etc.....en general trato de mantener a las ratas en la cloaca y que
no se escapen, por decirlo de alguna manera. Usted ya me entiende.
.Sí, sí comprendo. Debe de ser horrible tratar con tanto
delincuente ¿no? ¿o es llevadero? Preguntó Freddy estudiando con sus
preguntas la personalidad de Don Luis.
--¿Llevadero?, para que usted lo entienda, esa
gente no son como usted, que se ve una persona tan afable y amable, yo
le estoy hablando de escoria, bazofia, desechos de la sociedad, es lo que
la sociedad no quiere tener en las calles y cuestiones políticas para
tranquilizar al pueblo hace que se les recluya entre cuatro paredes, la
cárcel para que usted lo entienda hace la misma función que los
psiquiátricos antiguos, ya sabe que antiguamente las familias hasta
preferirían ver a un familiar suyo muerto que tenerlo que aguantar
preocupándose de él porque seguía en un psiquiátrico, pues lo mismo le
diría yo de la cárcel, la gente que está en ella no merece ni vivir, bastante
hacemos los funcionarios por ellos ya que si estuviesen al mando de gente
de a pie quien sabe si hasta los torturarían y hasta simularían partes
médicos de peleas cuando la realidad es que se les mataría para evitar a
más de uno verle día tras día su cara.
--El monólogo de Don Luis, no hacía más que
aumentar la ira y el rencor que sentía por este hombre, los años de
humillaciones y degradaciones que este funcionario le hizo pasar
renacieron como una bomba de relojería en la mente torturada de Freddy,
cuando lo vio al abrir la puerta de la cabaña quizás podría haber intentado
dominar y amansar sus impulsos pero en este momento en que Freddy
miraba los ojos inyectados en sangre de Don Luis mientras seguía y
seguía hablando despectivamente y despreciativamente de los presos
como si el tuviera el poder para arreglar el mundo, verlo con esa
vehemencia en su enfervorizante dialéctica conllevó a que Freddy entrara
en un pensamiento nebuloso de maldad, crueldad y depravación hacia
este hombre mientras ni siquiera sus oídos lo oían sino que únicamente lo
veía gesticular como un político malvado moviendo los brazos y las manos

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para intentar convencer de su asqueroso discurso, Freddy llegó a
percatarse que por la exaltación extrema de sus inhumanos
pensamientos, Don Luis hasta escupía involuntariamente saliva de su
boca y de las boqueras de los labios le brotaba una babosidad
blanquecina de tanto salivar al hablar.
–!Uff cabrón¡, pensó Freddy, deja de regocijarte en tus
asquerosos y dictatoriales pensamientos, acabas de firmar tu sentencia de
muerte. (fue el pensamiento que inundó a Freddy por varios minutos
mientras Don Luis seguía con su sermón)
Como un judío sionista Don Luis hablaba de los presos como un
pueblo estigmatizado al que había que aniquilar.
De repente Freddy vio desde el sofá levitar de la repisa de la
cocina que se encontraba frente a él, un cuchillo grande y largo que tenía
para cortar la carne, al tiempo que escuchó como Dexy (su perro) le decía:
--No Freddy, aún no lo mates, no sufriría entonces, déjalo por
esta noche.
--Sí le contestó Freddy al perro en sus pensamientos,
mientras el cuchillo bajaba de nuevo a posarse sobre la encimera.
Don Luis recuperó la compostura después de su largo
discurso, y dijo:
--Perdona, creo que me he puesto demasiado pesado, pero
es que deberías de pasar sólo un día en una prisión para saber de lo que
te digo.
(Como si Freddy no lo supiera después de haber pasado
en una de ellas 12 largos años).
¿ Está usted de acuerdo con las dictaduras? Sintió
ganas Freddy de preguntarle al funcionario, pero recapacitó que no era
bueno crear cualquier sospecha de hostilidad que Freddy pudiera tener
por él. Así que prefirió callarse y en su lugar decirle.
--Luis, es tarde, vamos a dormir sino le importa y mañana
veremos si ha escampado y al menos mi vieja furgoneta arranca. Vaya
usted a esa habitación, yo suelo dormir aquí en el salón sobre el sofá
enfundado en un saco de dormir de montaña. Usted utilice la cama.
--Gracias, le dijo Don Luis, mientras se levantaba del sofá
y se encaminaba a la habitación que le señaló Freddy que era la única que
había en la pequeña cabaña.
La habitación era entera de madera al igual que el resto
de la casa, tanto el suelo como paredes y techo, tenía una ventana pero
para protegerla de posibles bandidos que pudieran asaltar la casa tenía
barrotes de hierro tanto horizontales como verticales formando pequeños
cuadrados por donde apenas se podía meter un brazo para evitar crear
un orificio lo suficientemente grande por el que entrara una persona en el
caso de que forzara alguno de los hierros con un gato de cambiar una
rueda por ejemplo. Con anterioridad a los hierros había una ventana
corredera de dos hojas pero de cristal opaco , con visión ahumada desde
el exterior para que no levantase el interés de los transeúntes el interior de
la cabaña. A la vez y por último la ventana corredera estaba protegida por
dos puertecitas de ventana de madera que por el azote del viento, de la
lluvia y los relámpagos se encontraban cerradas para proteger la casa del
ruido exterior.
El contenido de la habitación era muy escueto por no decir
casi nulo, tan sólo contaba con un soporte de metal con cuatro patas

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sobre él colocar el colchón de la cama, y eso es lo que había sólo, el
soporte, el colchón, el cual se encontraba sin cubrir por nada, no tenía ni
sábanas ni colcha ni manta. También dentro de la habitación tenía una
mecedora de madera al lado del rincón de la izquierda de la puerta de
entrada. La luz que la alumbraba era una bombilla cuyo cristal ya antiguo
estaba por algunos lados amarillento lo que le daba un efecto muy opaco
al resplandor que emanaba de la bombilla, se sujetaba al techo de
madera por un fino cable gris. Parecía que las maderas con las que se
había construido la cabaña no estaban herméticamente selladas porque el
cable y la bombilla se movían ligeramente por efecto de alguna fisura que
había en algún lugar de la habitación.
Don Luis salió de la habitación y le preguntó a Freddy si
tendría al menos una manta porque el frío en esta ladera era espantoso,
podrían estar a 2 grados centígrados.
Freddy le contestó que sentía mucho no tener mantas ni
colchas porque no las usaba, sólo dormía en el saco de dormir y el
colchón sólo lo tenía para en ocasiones tumbarse sobre él dentro del saco,
aunque normalmente lo hacía en el sofá del salón.
--Ufffff dijo Don Luis, creo que esta noche va a ser la más
fría de mi vida, no creo que pueda pegar ojo con estas bajas temperaturas
pero lo intentaré.
--Sí dijo Freddy, siento mucho no poderle ofrecer ningún
cobertor que le caliente el cuerpo, pero aún así piense que va a estar
usted mejor aquí dentro que en su coche. Además podrían darle algún
susto cualquier desaprensivo que pase por aquí durante la noche
llamándole por el cristal o intentar robarle, además de los lobos que a
veces de noche merodean por estos bosques.
--Bueno en todo caso gracias, dijo Don Luis
resignándose a pasar la noche tiritando de frío pero en un sitio seguro,
entró por fin en la habitación y cerró la puerta al tiempo que se giraba
hasta el sofá donde estaba Freddy y le dirigía las buenas noches.
--Buenas noches, le replicó Freddy.
Pero a los pocos minutos Freddy se levantó del sofá, dirigiéndose a un
cajón que había debajo de la encimera y cogió de él una aguja larga de
acero que le servía para preparar pinchitos morunos en la barbacoa pero
que ahora el uso iba a ser mucho distinto.
Se dirigió a la puerta donde estaba Don Luis durmiendo, la
puerta tenía un pomo redondo giratorio plateado, en el medio del pomo
existía un agujero diminuto por el que introdujo con gran sigilo la aguja fina
de los pinchitos con la mano derecha, mientras que con la izquierda
sujetaba el pomo de la puerta y la giró suavemente hasta que se notó un
CLICK,.
Don Luis a pesar de que no pegaba ojo y sentía hasta
castañear su dentadura, no oyó nada de lo que Freddy hacía tras la
puerta.
Finalmente Freddy sacó suavemente sin ruido la aguja del
agujero del pomo sabiendo que la puerta estaba cerrada por fuera y Don
Luis desde dentro no podría abrirla cuando lo intentase, se dirigió al sofá
donde se introdujo en el saco de dormir térmico y se quedó dormido.
El viento fuera de la cabaña no amainaba y el sonido
ensordecedor que hacía el aire y la fuerte lluvia azotando las ramas de los
árboles mantenía en vela y tensión a Don Luis en la cama, escuchó un

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movimiento en el interior de su habitación, era un movimiento continuo
como giratorio, algo que iba y venía y comenzó nervioso a palpar por el
colchón con sus manos hasta que dio con su móvil, se incorporó
desorientado y pulsó la luz del menú del móvil para ver qué era lo que
causaba ese ruido, hasta que cercioró con la luz tenue del móvil que se
trataba de la mecedora que se movía como si algún espíritu estuviese
sentado sobre ella y se meciera tranquilamente. La visión que tuvo de la
mecedora en movimiento le espantó tanto que apagó el móvil y se volvió a
tumbar sobre el colchón sospechando que algo raro se escondía en
aquella vieja casa de madera, la voracidad con la que ladraban los
mastines cuando llegó y ahora la oscilación que hacía la mecedora le
hicieron desconfiar de este lugar tenebroso.
Sin embargo al cabo de una hora cuando estaba extasiado
de escuchar el sonido de la mecedora, ésta se paró en seco
misteriosamente, dejando aún más confundido a Don Luis que estaba
pasando toda la noche en vigilia. Contaba los minutos y los segundos para
que llegara a amanecer y a escampar la lluvia para poder huir de este
lugar, aunque se fuese andando porque no funcionara tampoco la
furgoneta de Freddy, prefería andar kms por el bosque que quedarse de
nuevo en esta siniestra casa helado de frío y escuchando ruidos extraños.
Llegó por fin la mañana, Don Luis se percató que no llovía,
y el viento por fin había amainado, el fuerte temporal se había dirigido a
otro lugar, sintió ganas de ir al cuarto de baño y se incorporó de la cama,
la habitación continuaba a oscuras pero uno podía percatarse que estaba
amaneciendo porque láminas finas de luz atravesaban las pequeñas
aberturas que dejaban las dos puertas de manera que se cerraban tras los
cristales de la ventana.
Don Luis llegó al pomo de la puerta y lo giró para abrir la
puerta, se percató que el pomo de la puerta estaba atascado, no
dejándole maniobrar ningún giro para que ésta se abriese. Preocupado de
que la puerta se hubiese atascado quizás por haberse hinchado la madera
por efecto de la humedad, comenzó a dar tirones fuertes con ambas
manos sujetando el pomo de la puerta con las dos manos al tiempo que
hacía fuerza con la pierna mientras apoyaba el pie contra ella.
--¡¡Hola, Freddyy¡¡ gritó Don Luis desde el interior de la
habitación. ¡¡Oiga, por favor ayúdeme, no puedo abrir la puerta¡¡ Parece
que se ha atascado¡¡
No recibía ayuda porque Freddy había salido por el
bosque a pasear con los mastines. La casa estaba vacía.
El hecho de no recibir contestación impacientó y
preocupó aún más a Don Luis, el cual ya desmoronado por la espera, se
volvió a tumbar en la cama sin casi poder aguantar las ganas de orinar, le
dolía la vejiga de la contención que hacía y contaba los minutos
esperando que Freddy llegase pronto. Quizás ha ido a buscar un
mecánico pensó inocentemente Don Luis mientras estaba tumbado en la
cama mirando el techo aguantando la orina.
Al cabo de unos treinta minutos, llegó Freddy con
los dos mastines a la cabaña.
--¡¡Oiga, Freddy¡¡ gritó desde la habitación Don
Luis, ¡¡por favor, haga el favor de ayudarme a salir de aquí, no puedo abrir
la puerta, se ha atascado parece¡¡
Freddy disimuladamente se acercó a la

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puerta y empezó a girar el pomo de ésta con gesto de querer abrirla, pero
a los instantes le respondió.
--Sí lleva razón, no se puede abrir, esperaremos a
que la madera se deshinche, es lo más seguro que pueda haberle pasado,
porque la cerradura sí estaba bien hasta ahora.
--¡¡Mire por favor, intente abrirla como sea, no
puedo aguantar las ganas de ir al baño, voy a explotar si sigo aquí dentro
encerrado¡¡
--¡¡Sí tenga paciencia, dijo Freddy, voy a ver si
encuentro algo para abrirle, tenga paciencia siéntese y espéreme¡¡
Freddy volvió a salir de la cabaña, pero no iba
a buscar una herramienta sino que iba como cada día a coger su hacha y
cortar troncos para luego venderlos, nada de lo que le pasaba a Don Luis
en aquella habitación le importaba un bledo.
Silbó a los mastines y se fueron a la parte trasera
de la cabaña donde tenía todos sus apareos para realizar su trabajo de
leñador, mientras escuchaba los gritos nerviosos de Don Luis desde la
habitación.
--¡¡Oiga, por favor, ¿pero qué está usted haciendo
usted ahí fuera? ¡¡Venga a sacarme de aquí, venga¡¡

--Don Luis se percató de que por alguna extraño
motivo este hombre lo tenía retenido en la habitación contra su voluntad,
quizás es un loco, u huraño o un psicópata pensó de manera preocupada.
Pero no podía aguantar más el orín, sacó su pene del
pantalón y comenzó de pie a mear contra una esquina de la habitación
cercana a la ventana de barrotes de hierro. El aguantar tanto tiempo la
orina no le había hecho nada bien a su uréter, lo sentía un poco dolorido
por la presión que aguantó toda la mañana. Finalmente después de orinar
se tumbó devastado en la cama mientras se tocaba con las manos las
mejillas y las sienes como dándose un masaje relajante e intentó dormir
algo.
Casi milagrosamente a pesar de la situación límite que
vivía se quedó dormido, no era un sueño reparador pero al menos
desconectó algunas horas de la realidad, hasta que un ruido ensordecedor
lo despertó sobresaltado.
El ruido era de una música estridente, la voz del
cantante en este caso de Zack de la Rocha se escuchaba en toda la casa
retumbando las maderas como si se tratase de un concierto.
Los fuertes decibelios a los que sonaba la canción de Freedom y la
repetición del estribillo por el cantante martirizaban el cerebro de Don Luis
el cual se encontraba de pie junto a la puerta de la habitación con las
manos presionando fuertemente sus oídos para intentar proteger tus
tímpanos del fuerte sonido al tiempo que gritaba:
--¡¡Oiga, por favor, baje esta música, llevo todo el día sin
comer y sin beber, y me va a estallar la cabeza¡¡ ¡¡Baje la música por
favor¡¡
Pero nada de eso ocurrió, el cd seguía girando en el
equipo de música de Freddy y de los grandes altavoces emanaba una
música estruendosa que sólo satisfacía al que le gustaba esta música
heavy tan fuerte.
FREEDOOMMMMM, FREEDOOMMMM (LIBERTA,

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LIBERTAD) se oía una y otra vez de la voz de Zack de la Rocha el
cantante de Rage Agains the machine.
Freddy no podía oir las voces de Don Luis, la
música imperaba por toda la casa.
No todo quedó ahí, una vez terminada esta
canción, comenzaba la de Symphony of Destruction de Megadeth, el
sonido de las guitarras eléctricas a un volumen atronador devoraban como
gusanos la masa gris y los tímpanos de Don Luis, dos lágrimas ácidas y
amargas cayeron por sus mejillas al tiempo que resbalaba su espalda
contra la pared y los pies sobre el suelo de la habitación dejándose caer al
suelo sobre su trasero en una posición de total derrumbamiento y derrota.
Quiero morirme pensó mientras no dejaba de presionar sus manos contra
sus orejas intentando evitar el fuerte ruido de la música. ¡¡No me gusta la
músicaaaaaaaa¡¡ gritaba desde la habitación.
Después de Symphony of Destruction la música
cesó, fue cuando Don Luis encontró la oportunidad para reclamar:
--Oiga, por favor, no sé bien quíén es usted ni qué
es lo que quiere de mí, pero si es dinero le digo ahora mismo que sólo soy
un funcionario no tengo fortuna, pero si necesita alguna ayuda en otro
sentido quizás pueda ayudarle, tengo bastantes contactos por mi trabajo,
pero tiene que sacarme de aquí y hablamos, haga el favor.
Freddy se dirigió a la televisión y la prendió, el
largo tiempo que pasó en prisión lo volvió con algunos rasgos de autismo,
y la soledad en la que vivía acrecentaron este anomalía, de manera que
casi no prestaba ninguna atención a los gritos y la conversación de Don
Luis, no le apetecía hablar, tan solo relajarse y ver la televisión.
Don Luis escuchó desde la sombría y oscura
habitación el sonido de la televisión por lo que sabía que Freddy estaba
fuera, pero no recibía respuesta de él, y esto nada bueno hacía presagiar.
--Oiga, por favor, al menos dígame una cosa.
¿funciona ya su furgoneta?
Risas se escuchaban desde la televisión, no era
otra cosa que Lisa Simpsons riéndose con su padre Homer, en una
escena muy divertida en la que Lisa le echa agua de una manguera a su
padre. ¡¡Jajaja, papá te voy a bañar entero¡¡
Qué raro, pensó Don Luis desde el interior de su
habitación, un hombre tan diabólico y sin embargo tan infantil gustándole
los Simpsons, que personalidad más rara tiene este tío.
No era raro del todo, Freddy odiaba ver
películas de personas reales, le causaba frustración e impotencia recordar
que él no triunfó como actor, el psicólogo al que acudía en prisión de vez
en cuando le explicó que para su paz mental sólo debía de ver dibujos
animados, documentales de animales o las noticias, pero no películas
donde reabriría la herida de su tan deseado pero malogrado sueño.
Una vez que terminó el episodio de los
Simpsons, cambió de canal, estaban en el año 2036 por lo que vio como
en Tele5 ponían Gran Hermano 32, ahora la casa donde se metían los
concursantes no era otra cosa que un cohete en el espacio, allí se
desarrollaba la convivencia y por unas naves voladoras supersónicas eran
conducidos al plató de Tele5 cuando eran expulsados, en el momento que
Freddy puso el programa no se veía el interior del cohete ni los
concursantes, sino una Mercedes Milá envejecida arrastrando los pies y

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portando en su mano derecha un bastón de madera de ébano con una
cabeza de dragón que hacía de soporte para la mano. Hoy era el día de
las nominaciones, la gente votaba con el Iphone 240S, era un nuevo
Iphone 5 bandas que podía enviar los sms hasta el satélite que mantenía
el cohete, se quedó hasta que vió a uno de los concursantes
abandonando el cohete con un traje de astronauta saludando por el cristal
desde la nave supersónica que lo conduciría hasta el plató.
Don Luis ya vio todo inútil, sabía que estaba en
las manos de un perturbado mental y además un incomunicador lo que
hacía aún más difícil la situación, la presión que había hecho por la
mañana en el uréter para controlar la orina aún le molestaba, se dio
cuenta que llevaba muchas horas sin beber lo que no era bueno para su
función urológica. De nuevo sentía ganas de orinar, pero ya era consciente
de que debería de orinar dentro de la habitación, se tumbó en la cama
deprimido y comenzó a sentir un pequeño dolor en el riñón derecho, el
dolor era profundo e incesante, rezó para que no se tratase de alguno de
los cólicos nefríticos que ha veces le atacaban el riñón, pero se temía lo
peor después de la retención que estaba haciendo contra su voluntad para
retrasar mear y de la ausencia de líquido que había ingestado en estas 17
horas pasadas.
Sabía que el dolor del cólico nefrítico en medicina era el
más doloroso que se conoce, superior en intensidad al del parto, huesos
rotos, heridas de armas de fuego, quemaduras o cirugía. El padecía de
estos cólicos cuando pasaba tiempo que no bebía lo suficiente y siempre
tenía que ir de urgencia al hospital para recibir una inyección de un
calmante antiespasmótico intravenoso porque sino con nada podía
sobrellevar el agudo e insoportable dolor que le hacía retorcerte y no
poder ni andar. Tenía oxalatos en el riñón derecho desde hacía 20 años
aunque el cuido que llevaba con agua de Solán de Cabras le había
evitado que los oxalatos se le trasformasen en arenilla o piedras, sus
riñones tenían tendencia a no purificar bien los alimentos que tomaba y
eso le ocasionaba problemas urológicos.
El dolor no cesaba, conociendo el proceso del cólico
nefrítico sabía que le esperaban quince horas de dolor insufrible sino se
inyecta de inmediato un calmante o un antiinflamatorio, en la vida habría
sufrido unos 9 cólicos nefríticos y todo ellos habían sido abortados en
urgencias con la medicación y aún habiendo transcurrido una o dos horas
hasta que era atendido prefería a veces estar muerto que aguantar ese
dolor inhumano.
--Por favor, Freddy, se lo suplico una vez más, tengo
algo importante que decirte, empezó a gritar de nuevo Don Luis tras la
puerta de la habitación desesperado por el dolor punzante en la parte
inferior de la espalda. --Mire llevo aquí encerrado casi 15 horas sin comer,
sin beber y reteniendo en muchas ocasiones la orina, padezco de cólicos
nefríticos y siento un dolor punzante insufrible en el riñón derecho,
necesito ir al médico de urgencias cuanto antes, sino puedo hasta
desmayarme del dolor, necesito calmantes e hidratación, se lo suplico por
favor, ábrame la puerta. Le daré cuanto tengo, pero ayúdeme por favor,
incluso si quiere me comprometo a darle un 15% de mi sueldo hasta que
me jubile, si usted lo que busca es dinero, puedo ayudarle de esa manera,
pero por humanidad necesito salir de aquí.
Don Luis las últimas frases las dijo con una voz

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titubeante y casi tartamuda por el llanto que brotó de su agotada garganta,
el dolor casi ya no le dejaba articular palabra y la ausencia de respuesta
por parte de Freddy lo emparanoiaba hasta un abismo de incomprensión y
desesperación.
Fuera de la cabaña el viento gimió con gran fuerza,
hasta el punto que los troncos de madera de la casa chirriaron y dejaron
entrar una ráfaga de aire frío por fisuras que tenía la habitación porque la
madera no estaba herméticamente sellada.
--Oiga, por favor, esta noche va a hacer más frío o
igual que el de anoche, no podré soportarla otra vez aquí, estoy enfermo y
me encuentro muy débil, ábrame por favor, le suplicó de nuevo Freddy.
Pero Freddy no podía escucharlo porque no estaba
en casa había salido a comprobar si su coche arrancaba, y a ver si
encontraba por el bosque algo de comer, la última lata de comida enlatada
se la comió anoche, la verdad que no era exquisito sino que a estas horas
del día le bastaba con encontrar algún pájaro que con el aguacero y el
fuerte viento de anoche se hubiese caído de su nido y hubiese chocado
contra las ramas perdiendo el control del vuelo y habíendose estrellado
contra el cieno.
Su camioneta Citroen Dyane aún no respondía al
giro de la llave de contacto y durante el recorrido que hizo con los
mastines por el bosque no encontró ningún pájaro muerto, después de
andar un rato uno de los mastines estaba entretenido oliendo unos
matojos a media distancia de donde se encontraba Freddy, a la vez que le
daba con la pata a algo.
--Eh, Napo e gritó Freddy, ¿qué has encontrado? Le
preguntó mientras se acercaba con Dexy, su otro mastín.
--Ah, buen chico, le dijo Freddy a Napo mientras
acariciaba su cabeza, cuando descubrió qué era lo que éste estaba
oliendo entre los matojos. Era una ardilla muerta, seguramente murió por
hipotermia por las bajas temperaturas del día anterior.
Por lo menos encontró algo que comer, Freddy
cogió la ardilla con una de las manos, y se la llevó a la cabaña junto con
Dexy y Napo.
Cuando llegó, la despellejó y sacó una
cacerola honda donde echó un chorreón de aceite, pelo una patata, un
tomate y la echó trozeada, junto a un poco de agua del grifo, y una vez
sazonada la puso al fuego del butano.
--Oiga, empezó a gritar Freddy de nuevo desde
la habitación al escuchar ruido en el salón. ¿Está usted ahí? Necesito salir,
me muero de dolor, estoy padeciendo un cólico nefrítico, por favor.
Freddy que ya estaba empezando a cansarse
de los gritos y las súplicas de Don Luis, dejó cocinando en el fuego la
ardilla y se acercó a la puerta de la habitación del funcionario, y
sorprendentemente contestó:
--Lo siento Don Luis, la enfermería no abre hasta
el lunes. ¿Cree usted que está en su casa?
La frase que Don Luis escuchó tras la puerta, lo
aterrorizó aún más.
Ahora sabía que estaba con uno de sus peores
enemigos, un antiguo preso que quería vengarse de él.
Era la misma frase que él cínicamente repetía a

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los presos cuando quería castigarles sin ayuda médica, dejándoles en un
halo de tormento por el dolor físico que podían tener y así sufrían sin
calmantes ni tranquilizantes. Lo siento pero la enfermería no abre hasta el
lunes. ¿Crees que estás en tu casa?
Sí Don Luis, Freddy Ramos, año 2011 ,módulo 9,
celda 38, ¿se acuerda ahora de mi? Le decía Freddy con gran ira y
sarcasmo apoyando su cuerpo y su mejilla con presión contra la puerta
para que así pudiera oírle mejor.
--12 años en prisión por un delito que nunca
cometí, ¿y usted Don Luis, qué hacía usted por nosotros? Ah sí , si se me
olvidaba creo que hace unas horas me lo acababa de contar cual era su
misión en prisión ¿cómo dijo exactamente? ¿intentar mantener las ratas
en la cloaca? ¿esa fue su frase exacta?
Creo que soy ahora yo el que tiene una rata
enorme y pestosa en mi cloaca, lo malo que huele demasiado mal y no sé
qué hacer con ella, si tirarla por la tubería del water o dejar que se muera
en la jaula en la que ha sido cazada.
--Le pido perdón, le respondió Don Luis desde
dentro de la habitación, todos cometemos fallos en la vida, le prometo que
no volveré a comportarme así con ninguno de los presos, ¿qué otra cosa
puedo hacer para que crea?
Pero Freddy no respondió, se sentó en el
sofá con cara de ausente a todo lo que estaba viviendo esperando a que
la ardilla se cocinara. De la olla se desprendía un olor a guiso muy
sabroso que se introdujo por la rendilla que había entre la puerta y el suelo
de la habitación donde estaba el funcionario.
--Mire por favor, me muero de hambre, me
muero de sed, me muero de dolor, voy a explotar de un momento a otro.
Pero Freddy no respondía.
Un fuerte reflujo por el esófago proveniente
de las más profundas entrañas se convirtió en un fuerte vómito de bilis que
Don Luis desparramó por todo el suelo de su habitación, apartó los pies
porque el charco de bilis le salpicó por todos lados al tiempo que se volvió
a tirar de rodillas sobre el suelo dejando su cuerpo y su cabeza inerte
apoyándola contra el mismo.
Estaba cerca del desmayo, pero aún tuvo
fuerzas para reclamar a Freddy una última petición:
Se acercó a la puerta arrastrándose por el
suelo haciendo fuerzas con las manos y los pies hasta que llegó a la
rendija de la puerta, apoyó su mejilla contra el suelo al tiempo que cerró su
ojo izquierdo para tratar que poder ver algo con su ojo derecho a través de
la rendija de la puerta y finalmente gritó:
--Oiga, es lo último que le pido hoy, no puedo
aguantar más este calvario, sé que voy a morir aquí en esta habitación,
pero no quiero alargar más este sufrimiento, por favor, sólo quiero pedirle
un favor, páseme por debajo de la puerta un cuchillo que quiero quitarme
la vida, seré yo mismo quien termine con esta pesadilla.
Las agallas que Don Luis mostró con este
ruego le ocasionó cierta admiración a Freddy frente a este hombre. Pero
decidió ponerlo a prueba y darle lo que pedía.
Cogió el cuchillo del secacubiertos que tenía el
pomo más fino, la hoja era serrada, era un cuchillo fino de cortar carne. Se

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dirigió con paso firme hasta la puerta de la habitación y se agachó
metiendo la hoja del cuchillo primeramente pero cerciorándose de que la
protuberancia de el pomo no entraba por la rendija.
--Vamos, haga fuerza, decía Don Luis desde el
interior de la habitación, ya casi entra.
Freddy presionaba cuanto podía el pomo pero la
madera de la puerta impedía su entrada. Era como meter un elefante en
un embudo.
La luz de la bombilla que colgaba en la
habitación de Don Luis, empezó a parpadear como el intermitente de un
coche, Don Luis rezó para que no se apagase, al fin y al cabo era el único
resorte que lo ataba al mundo real, quedarse a oscuras sería caer
empicado a los confines del infierno. A pesar de ya encontrarse en él pero
en la planta baja, no quería descender al segundo sótano que debía tener
el mundo del demonio.
--Lo siento, creo que tendrá que matarse otro
día, dijo Freddy cínicamente a Don Luis tras la puerta, el cuchillo no entra
y tampoco encuentro las llaves para abrirle la puerta, le dijo con sarcasmo.
Aguante ahí como sea.
--No, lo haré hoy, dijo firmemente Don
Luis, si el cuchillo no entra, pruebe con un tenedor, aliénelo con alguna
piedra y pásemelo, el tenedor entrará seguro, y por favor que sea grande y
de cuatro dientes, cuanto más daño me haga más rápido será mi alivio.
Freddy no reparó en lo que Don Luis le
dijo tras la puerta y se dirigió de nuevo al secacubiertos, cogió un tenedor
de cuatro dientes y se dirigió de nuevo hacia la puerta para pasarlo, no lo
alienó, intentó deslizarlo tal cual, pero se atascó. Uff pensó¡¡ este sí que
tiene que entrar¡¡.
No hizo falta que saliera a coger ninguna
piedra con el que aplanarlo, sino que con la bota maciza de piel tipo Altus
Turia, que llevaba para andar por el monte, comenzó a pisotearlo con
fuertes golpes contra el suelo hasta que que el tenedor quedó tan recto
como una regla de medir.
--Está bien, dijo Freddy, !!ahí lo lleva, cójalo¡¡

Don Luis con su mano derecha
temblando por el frío que ya estaba acechando la noche, cogió el tenedor,
nada más tenerlo en la mano, se apoyó sentado con gran cansancio sobre
la pared de madera de la habitación, el dolor que sentía en el riñón lo
subsumió en un delirio en el que perdió todo contacto con la realidad, al
tiempo que cogiendo el tenedor entre las dos manos se lo clavó con gran
fuerzo en su barriga cerca del ombligo.
Dos lagrimones saltaron de sus
ensangrentados ojos al tiempo que corrieron por sus sudorosas mejillas e
hicieron un click en la misma sangre que se desparramaba por su barriga.
Pasados unos segundos, se miró la
barriga y vio que la sangre apenas brotaba con suficiente vigor, no lo
suficiente para desangrarse rápidamente como el quería. Esto es una
chapuza pensó hacia dentro.
Pensó en pincharse en el dolor punzante
de su riñón derecho, pero sabía que los dientes del tenedor apenas
atravesarían carne topando de inmediato con el hueso de la cadera.
Tiró el tenedor descorazonado, al tiempo

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que se escuchaba por toda la casa el comienzo de The call of Ktulu de
Metallica, el sonido de la guitarra suave retumbó en los tímpanos de Don
Luis como un bombazo.
--Oiga, Freddy, mire una cosa, el tenedor no
me sirve, estoy ensangrentado un poco nada más, nada importante, he
pensado que me pase de nuevo el cuchillo por los barrotes de la ventana,
será rápido, después usted podrá enterrarme en este sucio paraje nadie
sabrá nada, pero por favor líbreme de esta agonía se lo suplico por última
vez.
A pesar de la estruendosidad con que sonaban
ahora las guitarras eléctricas de Metallica en el minuto 1.38 de la canción,
decidió terminar de una vez con este animal.
Sin mediar palabra se dirigió con el cuchillo de
antes de cortar la carne, fuera de la cabaña a la ventana que daba a la
habitación, abrió las puertañicas de madera que cubrían el cristal de la
ventana, un chirrío de los goznes se mezclaron el sonido de The call of
Ktulu, Freddy corrió con gran energía la ventana de cristal y vió a aquel
hombre que tanto lo había humillado en el pasado, hecho añicos como un
muñeco mojado de trapo sentado en la esquina de la habitación cercana a
la puerta, su aspecto era peor que el de un preso en el corredor de la
muerte en la víspera de su ejecución, sangre corría por los pantalones del
pijama que el día antes le dejó Freddy simulando gran amabilidad y las
ojeras las tenía tan marcadas como si se hubiese maquillado para el día
de Hallowen simulando ser un muerto viviente.
--Está bien, acérquese si puede, aquí tiene el cuchillo le dijo
Freddy metiendo el brazo y mostrando el cuchillo por uno de los
cuadrados que formaban los barrotes de hierro de la ventana.
--Está bien, voy a ver si tengo fuerzas para llegar hasta
ahí, le replicó Don Luis mientras se intentaba poner de rodillas y comenzó
a arrastrarse a cuatro patas desde la esquina de la habitación hasta la la
ventana, el movimiento era lento, la cabeza la tenía girada para un lado
pareciendo que el suelo la atraía hacia el, parecía que de un momento a
otro podría desmoronarse contra el suelo y no poder volver a levantarse
más, pero como un gusano nauseabundo se deslizó por el suelo hasta
llegar a la ventana.
Al estar en posición de cuatro patas en el suelo no
llegaba a coger el cuchillo de la mano de Freddy que la tenía introducida
entre los barrotes, The call of Ktulu retumbaba más que nunca en la casa
de Freddy, una ráfaga de aire frío entró por la ventana lo que hizo mover
con gran fiereza el cable y la bombilla del techo de la habitación.
--Un segundo, a ver si me puedo incorporar dijo Don
Luis.
En un segundo que pilló desprevenido a Freddy, Don
Luis se levantó del suelo agarró con fuerza la muñeca del brazo de Freddy
que tenía cogido el cuchillo.
Don Luis esbozó una enorme sonrisa que dejó entrever la
hilera de dientes afilados, incluso los colmillos cubrían el labio inferior,
Freddy al ver tan horrible visión además de la tremenda presión que
notaba en su muñeca conllevó a que se le soltara el cuchillo de la mano,
cayendo al suelo. En ese momento y sin preveer qué intención tenía Don
Luis, pero no presagiando que fuera nada bueno pensó ¡¡Fui demasiado
compasivo con él, me confié, pero bicho malo nunca muere¡¡

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Don Luis sin soltar la muñeca del brazo de Freddy se
agachó cogió el cuchillo y en un golpe traicionero rajó el antebrazo de
Freddy, un chorreón de sangre cayó desde la herida al suelo al tiempo
que se pudo zafar de la mano del funcionario que apretaba su muñeca y
sacó al exterior el brazo.
–¡¡Hijo de puta!!, gritó Freddy tras los barrotes de la
ventana retrocediendo algunos pasos por el miedo de ser de nuevo
atacado por el funcionario.
--¡¡Debí haberle matado antes cabrón!!, le dijo con ira
Freddy al tiempo que se intentaba taponar con la mano izquierda la
profunda raja que tenía en el brazo derecho.
Freddy lo miraba perplejo mientras veía como Don
Luis lo esperaba con el cuchillo esgrimido frente a la ventana, sabía que
tenía que cerrar las puertezuelas de la ventana porque cualquiera vocería
que el funcionario diera podría ser escuchado por alguien que pasara
cerca de la casa, de esta manera se armó de valor y se acercó de nuevo a
la ventana, con su brazo sano cogió una de las puertecitas de madera y la
giró con cuidado de no poder llegar a ser atacado por el funcionario,
retrocedió de nuevo unos pasos y volvió a echarle valor y cogió la otra
puerta de la ventana con cuidado, Don Luis desde dentro a través de los
barrotes intentada acuchillarlo de nuevo, lo que consiguió en un descuido
rajándole los cuatro dedos a la altura por encima de las uñas en el
momento que cerró del todo la puertecilla.
---¡¡Uff cabrón, otra vez me has dado¡¡ dijo Freddy
retirando rápido la mano de la puerta de madera por tener a que le rajara
la mano en entera.
--¡¡Ahora sí que te vas a pudrir ahí dentro como una
rata en tu cloaca mamón¡¡ pensó con gran convencimiento e ira Freddy.
Freddy volvió al interior de la cabaña, fue
directamente al cuarto baño, iba dejando goterones de sangre que le iban
cayendo del brazo y de los dedos mientras andaba, llegó al baño y cogió
una toalla del lavabo, se la enroscó con fuerza en el antebrazo, abrió el
botiquín que tenía y cogió el bote de agua oxigenada, volvió a levantarse
la toalla para dejar al descubierto la raja que tenía en el antebrazo, volcó
el bote de agua oxigenada sobre ella y se volvió a colocar la toalla,
también echó agua oxigenada sobre las rajas de los dedos, y en ellos
enrolló una gasa que tenía en el botiquín. De esta manera lesionado y
dolorido se fue hacia el fogón de la cocina, la ardilla ya estaba cocinada,
cogió con gran dificultad un plato hondo, un tenedor y un cuchillo y volcó
parte del guiso en el plato, como pudo lo llevó todo a la mesa.
Bueno no quiero pensar en este tio ahora, mejor voy a
relajarme y a comer.
Tenía conectado el pc a la pantalla de la televisión y
antes de comenzar a pinchar con el tenedor la ardilla, entró en el youtube
y escribió eminem lose yourself, comenzó a ver el vídeo de la canción, le
encantaba este rapero, y ahora sí comenzó a degustar con gran voracidad
la ardilla, a pesar de lo doloridos que tenía los brazos parece que la
comida y la música del rapero fue un placebo psicológico para olvidarse
por algunos momentos del destrozo que tenía en ambos brazos.
Terminó de ver el vídeo de la canción y tecleo en
youtube Terror geriátrico, pulsó el botón izquierdo del ratón para visualizar
el vídeo y no era otra cosa que un cortometraje casero de una película de

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terror serie b que había subido a internet algún director amateur. En este
pequeño vídeo que duraba apenas 3 minutos se visualizaba dos ladrones
que entraban en una mansión tapándose las caras con dos medias y
empuñando en sus manos dos grandes cuchillos de carnicero, subían las
largas escaleras de la casa, despertaban de la cama a una pobre anciana
amenazándola con decirles las claves de la caja de seguridad para poder
robar porque sino le cortarían el cuello con uno de lo cuchillos.
No haciendo caso la anciana a las amenazas, la
sacaban de la cama, entre los dos ladrones la sentaban en la silla de
ruedas que tenía junto a la cama y enrollándola a la silla de ruedas con un
cable la conducían a las grandes escaleras de la mansión, empujando la
silla de ruedas con la anciana encima.
Freddy por el tiempo que se dedicó al
espectáculo era muy minucioso mirando con detalle los vídeos caseros
amateurs que subían algunos aspirantes a directores o actores, retrocedió
con el ratón varias veces la escena de la anciana cuando cae por las
escaleras y se percató que el director había utilizado para recrear a la
anciana una muñeca hinchable a la que había vestido con un largo
camisón blanco y le había amoldado una peluca blanca con moño bajo
parecido en el aspecto a la madre de Norman Bates en la película de
Psicosis.
--¡¡Joe menuda chapuza ha hecho el director!!,
pensaba Freddy mientras lo veía una y otra vez, se nota un montón el
agujero tan cilíndrico de la boca a la muñeca a pesar de que le hayan
puesto la peluca blanca.
Freddy se divertía a pesar de su aislamiento en
la montaña, sobre todo lo hacía con el ordenador y con la música, ahora
que estaba tranquilo sentado en el sofá recapituló sobre su vida, y se vio
así mismo como un perdedor, recordó quien era su padre Nikki Roy, si se
hubiese criado con él, ahora tendría acceso a conocer a Eminem por
ejemplo, le encantaría conocer al rapero, pero al fin y al cabo él sólo era
un bastardo, ¿cuantos hermanos también bastardos tendría de su padre a
lo largo del planeta? Seguro que su padre se folló a miles de fans,
secretarias, recepcionistas, fotógrafas, redactoras, productoras,
limpiadoras, masajistas, prostitutas, cocineras, abogadas y más de una,
de dos y de cuatro estarían en su período fértil cuando las copuló. Sintió
curiosidad por conocer a sus posibles hermanastros bastardos y hasta se
le pasó por la cabeza poner un anuncio por internet y que gente del
mundo entero le diesen pistas sobre otros posibles hijos ilegítimos de
Nikki Roy.
Pero pronto esa idea se desmoronó en su cabeza como
una baraja de naipes ¿un anuncio pensó? Mejor podría editarse un
wikipedia con su vida, pero ¿qué iba a contar, que era un hijo bastardo,
que su abuela se lo desveló cuando contaba con 20 años de edad, que le
tuvo que coger él mismo pruebas de adn, que fue gigoló y que encima
pasó 12 años en una cárcel por no un delito que nunca cometió? Menuda
biografía más negativa tenía, incluso pensó que los párrafos de la
narración de su vida se verían torcidos en internet por su negativo karma.
Como el libro los reglones torcidos de Dios, su vida había sido un
infortunio tras otro.
Quizás tenía un pensamiento congénito demasiado
negativo y subjetivo respecto de la vida que llevaban los demás, se

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acordó de la frase que decía Woody Allen de LA VIDA ES UNA MIERDA,
PERO ES CORTA. Si Woddy Allen con todos los logros y éxitos que
había conseguido en la vida tenía un concepto así de la misma, ¿qué
debía de pensar él mismo de la vida? Con las experiencias frustrantes y
perdedoras que había vivido no podía ser menos que pensar, La vida es
una supermierda, pero es corta, o mejor aún La vida es una megamierda,
pero es corta, aunque finalmente se convenció que el adjetivo adecuado a
su existencia es La vida es una supermegamierda pero es corta.
Por lo menos se alegró de tener algo en común con Woody
Allen además del amor que ambos tenían por la interpretación y el cine.
¿Y ahora la existencia que llevaba en esta cabaña
apartado de la civilización? Ni casi se acordaba de la última vez que
estuvo con una mujer, hacía casi seis meses que fue a una casa con luces
rojas donde se moja, con las fuertes lluvias muchos troncos de leña se
habían mojado en el cobertizo y no servían para venderlos lo que
disminuyó su capacidad económica para poder despilfarrar dinero en
fulanas, ahora sin embargo llevaba meses cuyo único aliciente sexual
onírico era masturbase con su mano llena de pulseras y anillos que dejó
su abuela cuando murió, simulando que era la mano de una mujer, incluso
había llegado en ocasiones a pintarse las uñas de rojo para dar más
credibilidad a que lo masturbaba una hembra, también para exacerbar su
imaginación se ayudaba de una de las múltiples revistas pícaras de chicas
desnudas que tenía del tiempo que estuvo en prisión y allí no tenía
ordenador en el chavolo para poderse meter en webs sexuales, éstas
fueron las pertenencias más abultadas que se llevó de prisión el día que
quedó en libertad, un gran macuto lleno de este tipo de revistas, tales
como Penthouse, Playboy, Interviu.
Ahora las guardaba en el cajón de la ropa de planchar
pero como no planchaba mucho que se dijese, el cajón estaba repleto de
estas revistas junto a algún pantalón arrugado esperando a ser estirado
por la plancha.
En la actualidad por la falta de dinero cuando quería
colocarse lo hacía con más emoción arrancando una de las hojas de
papel cuché donde salía fotografiada una de las chicas sin ropa, y cuando
ya estaba cansado de verla desnuda, utilizaba trocitos de la hoja como
papel de fumar con los que liaba perejil seco (por no tener ni para tabaco)
mezclado con trozos de hojas de laurel por su poder psicoactivo, al menos
esto le hacía relajarse y despreocuparse de los problemas. Dos o tres
caladas le daban una leve desinhibición, y posteriormente sentía una leve
somnolencia.
No te preocupes cuando no puedas conseguir tu objetivo de
manera inmediata se decía así mismo para convencerse, mejor disfruta
del camino, de esta manera plasmaba esta filosofía en sus tiempos de
penuria económica en los que si no podía tocar y acariciar carnalmente
una chica en la realidad, se contentaba en fumársela aunque fuera en
papel cuché, así aumentaba su placer pensando que se estaba fumando
un pezón, un ombligo o un clítoris (dependiendo del trozo de papel que
hubiese cortado para liar el cigarro) mezclado con hoja seca de laurel.
. Para colmo ahora la situación era mucho peor tenía los
dos brazos lesionados con rajas del cuchillo, y vendados, por lo que
cualquier movimiento que hacía con ellos le dolía desmesuradamente,
sabía que tardaría tiempo en sanar por lo que ya ni tan siquiera el placer

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de masturbarse estaba por ahora a su alcance, ni tampoco el de fumar.
Todo en su vida era tan cutre y miserable, había tenido
una juventud cutre, un trabajo cutre, y posteriormente unas vivencias de lo
más cutres, él de todas maneras odiaba todo lo snob, chic, cool y fashion,
es más se empezó a preguntar porqué todas estas palabras para definir lo
moderno y actual se decían todas en inglés ¿Tan cutre era España para
que ni siquiera pudiera crear palabras que mostraran la modernidad?.
¿Qué pasa que todo lo ideal se crea en el extranjero?
Sabía ahora positivamente que su muerte también
sería cutre, ni siquiera tenía dinero para su sepelio ni pagaba ningún
seguro fúnebre, era consciente que jamás se le recordaría después de
muerto en un panteón, más bien seguramente alguien abandonaría su
cuerpo en un fosa común. ¿Pero qué más da lo que hicieran contigo
después de muerto? El no tenía tanto ego para querer ser eterno y
visitado de vez en cuando, le daba igual si después de muerto se le
cortaba en pedazos y se le daba de comer con su carne a tiburones o
pirañas de algún océano, es más le agradaba esa idea, al fin y al cabo era
un tipo generoso, le había gustado compartir su cuerpo con otros seres en
vida, ¿porqué no lo iba a compartir después para que otros seres se
alimentaran de él una vez muerto? Pero recapacitó y tuvo miedo por un
momento de morir congelado en el océano, el no resistía el frío, de hecho
por eso dormía siempre en un saco de dormir térmico, pensó que
después de muerto era mejor que lo quemaran en una hoguera, por lo
menos estaría caliente, y si podían asarlo como a un pollo dándole vueltas
atravesado con un palo mejor, al menos iba a estar recalentado por todo
su cuerpo, así que decidió que quería morir asado sí y después arrojado
al monte para que los animales se nutrieran de él. Era como donar sus
órganos pero en su totalidad, que el ecosistema se aprovechase de su
anatomía y eso era algo muy positivo.
Así al no tener tumba se podía evitar incluso pensar en su
epitafio, nunca comprendió de todas maneras hacia quién estaba dirigido
un epitafio, ¿era un mensaje de tus familiares hacia tí, de tí hacia tus
familiares o bien un mensaje que le dejabas tú a la muerte? ¡¡Uffffffffff la
muerte, pensó, qué putada la muerte¡¡. Nos pasamos toda la vida
esperándola y huyendo de ella, sin saber si nos estará esperando al día
siguiente en alguna esquina, todavía no ha existido ni un megamillonario
que haya podido pactar con ella para que no se lo lleve, y quizás venga
antes al por el millonario que fuma habanos de Montecristo, come caviar,
y bebe Moet Chandon y Chivas Rigal que a por un vagabundo que
duerme sobre cartones en una sucia acera de alguna ciudad y sólo bebe
litronas de cerveza barata Adterbrau (que no la conoce ni su padre) y
fuma colillas desgastadas que se encuentra por el suelo, así es la muerte
de caprichosa, está escondida la cabrona y no sabemos cuando nos
acechará a cada uno de nosotros.
Freddy se empezó a preguntar cómo se le aparecería la muerte
una vez que viniese a por él, quizás se le aparecería como una fuerte luz
destelleante que lo cegaba a la vez que le atraía hacia ella con la
intención de encontrar su camino en el más allá nada más verla, o puede
ser que se le presentase dando un golpe en la puerta con los nudillos,
yendo él confiadamente a abrir y encontrándose un esqueleto con una
túnica negra con la capucha echada por la cabeza y portando en una de
sus manos esqueléticas una guadaña, se imaginó por un momento en la

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situación diciéndole:
--Hola ¿Eres Freddy Ramos?
--Sí soy yo. ¿Quería usted algo?
--Sí claro, ¿no me reconoces o eres estúpido? ¿Recibes normalmente
muchas visitas con esta indumentaria? Creo que soy reconocible, soy la
muerte, ha llegado tu hora, tienes que venir conmigo.
--No, no quiero ir, además es una falta de educación presentarse de visita
sin avisar y ¿porqué ha llegado mi hora hoy precisamente? En una
semana es mi cumpleaños y quiero celebrarlo, ¿En que se basa usted
para fijar el día de la muerte a cada persona? creo que se ha equivocado
de persona, debe de haber más Freddys Ramos en el mundo, enséñeme
el número de su placa o deme más días, tengo aún cosas que hacer en la
vida.
--¿La placa? ¿Te parece poca placa la que llevo en la mano? Mira, dijo la
muerte señalando a la parte más ancha de la guadaña, donde podía
leerse Muerte Nº 126. ¿Ves? Soy la encargada de Andalucía, aquí está
mi identificación.
--No, no me fio, dijo Freddy. No me convence, ya sabe que la imagen es lo
primero que entra hoy día por el ojo si quiere vender o convencer a
alguien de algo, y usted con esa pinta no me persuade.
--Oye chaval, déjate de chorradas, soy la muerte y sé donde voy en cada
momento y no puedo ir vestida de otra manera, tengo este look desde la
época de los dinosaurios. Te digo que tienes que venir conmigo, es tú día,
tengo la agenda muy apretada, tengo todo el cupo lleno llevándome los
demás días más gente, tú día es hoy.
--Oiga, dijo Freddy, mire bien la ficha, yo llego sólo un mes aquí
empadronado, puede ser que usted venga buscando al anterior inquilino.
--No, no nos guiamos por la dirección sino por la persona.
--No, me niego a ir con usted, ¿cómo han decidido que sea hoy mi día?
¿Ha sido por votación? Quiero impugnarla, además no iré sin una orden
del juez, si usted entra en mi vivienda comete un allanamiento de
morada..
--Chaval no quiero mosquearme contigo, coge lo que necesites, algún
recuerdo, y vente ya conmigo, no tengo tiempo para perder.
--De todas maneras, te advierto que lleves poco, se te quemará, a tí tengo
asignado que debo llevarte al infierno, es lo que te ha tocado, por algo
habrá sido, haberte portado mejor.
--Oiga no puedo ir, tengo pavor al fuego y a las temperaturas altas, no
soporto ni el verano aquí en la montaña ¿Cómo voy a soportar el
infierno?, no puedo ir con usted lo siento, haga lo que quiera, dijo Freddy
de manera determinante. Si quiere deme la hoja de reclamaciones, yo
explicaré porqué no voy, no le pondré en compromiso a usted.
--En la muerte no hay hojas de reclamaciones, parece que no comprendes
que estás muerto, soy lo único que te queda, dijo la muerte
testarudamente.
--¿Además porqué me corresponde a mi el infierno? ¿Qué hice yo de
malo en esta vida?
--No sé, dijo la muerte, yo sólo soy el mensajero, al coger tu ficha,
escuché algo de que tu madre fue una puta, fornicó antes de casarse, y
de tu padre ya ni hablemos, ya sabes lo que dice Dios en la Biblia que
castigará hasta la cuarta y quinta generación, quizás el castigo no sea por
tí mismo, sino por tu linaje.

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Pero cuando llegues al infierno, lo primero que harán es leerte tus cargos,
por eso no te preocupes.
--Mire eso es ilegal, quiero saber de qué se me acusa ahora.
--No puedo dejarte aquí, además hace falta gente en el infierno para
trabajar, mira yo, era basurero en vida, y fui al infierno también porque
bebía demasiado e iba a clubs, allí me asignaron este trabajo de llevarme
la gente que le llega su día.
--¿Trabajo? Dijo Freddy, ¿De qué me pueden dar allí trabajo?
--Bueno, dijo la muerte, depende, te hacen pruebas, exámenes, ya sabes,
pueden darte de Vampiro, de Fantasma, de Cuervo, de Gárgola, de
Momia, bueno todo lo relacionado con los seres malvados, allí no hay otra
cosa, pero terminas adaptándote.
--Mire no me interesa lo más mínimo estas reglas, son demasiado
estrictas, mire por ejemplo, los árabes se inmolan, matan un montón de
gente y encima tienen abiertas las puertas de Alá, pueden tener 4
mujeres y nadie los cuestiona, dijo Freddy intentando convencer a la
muerte.
--Ya bueno haberlo pensado antes, pero tú hasta el día de tu muerte eres
católico, ya no hay marcha atrás, haberte convertido al islám antes.
--Oiga yo no soy nada, realmente soy ateo, me hice ateo cuando le
imploré a Dios día y noche en la cárcel que se hiciera justicia y no me hizo
caso, ¿de qué me ha servido ser católico? ¿me lo puede usted decir?
--Bueno no sé, Dios está demasiado ocupado, ya sabes guerras,
enfermedades, las llamadas de la cárcel son las últimas que escucha. Los
ángeles y Dios tienen buena vida en el cielo, se pasan la mayoría del día
tumbados en nubes y hablando, mientras les deleitan con música de arpa,
arriba hay buena temperatura, nunca llueve están por encima de las
nubes ya lo sabes, además tienen mucha tranquilidad, no están tampoco
para soportar muchos problemas ni que los molesten mucho.
--Por eso, por eso mismo no me convence esta religión. No me leí la letra
pequeña, quiero borrarme.
--Ya pero es la tuya, estás bautizado.
--Oiga no tenía conocimiento cuando fui bautizado, apenas contaba con
meses de edad, esto es un engaño, después no he practicado, deberían
de tenerme eso en cuenta y pasar de mí, vayan a por otro católico,
apostólico, romano, y llévenlo donde ustedes quieran, pero que comulgue
con sus principios, conmigo se han equivocado.
--Mira, dijo la muerte, llevo ya 120 años llevándome a gente, y siempre
pasa lo mismo, la gente se resiste, pero luego una vez que entran por la
puerta del infierno se encuentran con viejos colegas, se saludan con
fuertes abrazos, y besos, con frases como:
--Illo, ¿tú también por aquí? Pasa siéntate conmigo, creía que nunca la
ibas a palmar. Te echaba de menos tío, sabía que terminarías aquí con
nosotros.
Ya sabes, el infierno es como un andro de corrupción, y allí se encuentran
todos de nuevo, las prostitutas, ladrones, viciosos, mentirosos, asesinos,
traficantes, infieles, egoistas, estafadores, corruptos, ludópatas,
proxenetas, maltratadores, sino fuera por el calor y el ruido infernal que
hace no se estaría tan mal, la gente allí se pasa el día contando
anécdotas de cuando estaban vivos, gritando, discutiendo algunos, ya
sabes como es toda esta gente, les gusta el jaleo.
Además te digo una cosa, allí no te faltará comida, se pasan el día entero

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cocinando chorizos al infierno, carne al carbón y pinchitos a la brasa, sexo
tampoco te faltará porque vamos lo que hay allí son orgías,
homosexualidad, lesbianas, sadomasoquismo, cuartos oscuros, ya no hay
temor a nada porque ya más abajo del infierno no se puede caer, y por
fumar no te preocupes, hay tanta humarea que un poco más de humo no
importa. Piénsalo bien. ¿Además que harías tú en el cielo? Sinceramente,
te aburrirías, allí ni comida, ni sexo ni tabaco, allí sólo va gente de vidas
intachables, no tendrías nada que hablar con ellos, ningún tema de
conversación y te pasarías el tiempo sentado en una nube apartado de
todos.
Escuché en tu ficha que pasaste años en la cárcel, te alegrarás de que te
haya tocado el infierno, nada más entrar te reencontrarás con amigachos
de tu módulo, seguro que alguno ya la habrá pichado.
También hay gente con glamour no te creas, hay grandes estrellas del
rock, actrices del mal vivir, políticos corruptos, médicos negligentes.
--No sé dijo Freddy, es que no me convence, necesitaría una prueba
visual de lo que usted cuenta, algún vídeo o algo. Si han subido alguno al
youtube, lo veo y si me gusta el ambiente venga a por mí en un mes.
Es que todo este discurso me suena a los anuncios de los viajes del
caribe que te lo pintan todo muy bonito con fotos de habitaciones de
ensueño con jacuzzi en un hotel de lujo frente a la orilla del mar, grandes
Boing 747 que te trasladan con bellísimas azafatas, y luego resulta que te
llevan en un viejo cacharro con retraso de 13 horas al que le vibran los
motores, sin aire acondicionado, te pierden las maletas y te meten en una
pensión cutre y sucia en una montaña apartada totalmente del mar.
--Oiga, dijo Freddy en tono tajante, terminemos esta conversación, vuelva
por donde ha venido, dígale a sus superiores que me niego a irme con
usted, denme unos días para cambiarme de religión al menos, o si es
mucho compromiso dígales que no me encontró.
--Chaval, ¿cuantas veces te lo tengo que decir? No tienes opinión,
nosotros ya mandamos sobre ti, estás muerto.
--No, le digo que no voy, finalizó Freddy.

Freddy entonces intentó darle un portazo a la muerte en las narices, pero
ésta puso el pie esquelético entre la puerta y el marco de ésta.
Empezaron los dos a forcejear con la puerta, en un momento vio que la
muerte metió por el hueco de la puerta y el marco también la punta afilada
y curvada de la guadaña, tenía la punta llena de sangre, al final Freddy al
verse acorralado, corrió hacia su habitación y saltó por la ventana, se
subió en un desague del edificio y escaló al otro hasta que pudo llegar a la
azotea del próximo edificio y así fue como en ese preciso momento se
zafó de la muerte. La muerte llegó a la ventana de la habitación y empezó
a esgrimir la hoz y a gritar en voz alta: --¡¡Chaval, te has salvado porque
no puedo soltar la guadaña y saltar para ir a buscarte, tengo reuma en los
huesos, pero ya te cogeré cabrón¡¡. ¡¡Eres nombre muerto¡¡ ¡¡Conozco
este barrio, me crié cerca de aquí hace 180 años, no te escaparás¡¡
--Oiga gritó Freddy desde el otro edificio, olvídese de mí, o búsqueme en
Siria, me piro y no creo que a usted le esté permitido el paso en un país
árabe.
Se sintió aliviado de que por este momento se había salvado, pero ya
sabía que lo tenía fichado y estaría en busca y captura por la muerte.
De todas maneras el día que la muerte lo agarrara y pensando de

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nuevo en la idea del epitafio sería quizás uno bueno poner: “Aquí yace
Freddy, vivió como murió siendo un derrotado” o quizás “Esta es la tumba
de Freddy, aunque luchó, lo intentó todo pero perdió”.
¡¡Va¡¡, pensó, esto eran unos mensajes o epitafios muy
victimistas, tampoco era el tipo de mensaje subliminar que quería dejarle a
la muerte una vez que estirase la pata, al fin y al cabo él había sido un tío
con coraje, había vivido la vida con ahínco aunque le hubiesen dado palos
por todos lados, la verdad que le había echado huevos a todo, incluso en
muchas ocasiones desafió a la propia muerte bebiendo y drogándose
hasta decir basta sin conseguir que ésta se lo llevara. En los pulsos que le
echó aún él había ganado y seguía vivo, por eso pensó que su epitafio en
el caso de tenerlo debía de ser más contundente y apropiado a su propia
existencia, algo así como “AQUÍ YACE FREDDY EL MALVADO,
AGARRAMELÁ CON LAS DOS MANOS”. Sí, sí pensó este es el mensaje
que quiero dejar a la muerte una vez de muerto, un mensaje directo,
cínico, claro, expeditivo, ególatra y desafiante donde también hiciese
referencia aunque en pocas palabras a su miembro viril que tanto placer le
dio en vida, no podía por tanto olvidarlo en su epitafio, hubiese sido una
falta de conciencia.

Y después de todo su pasado ¿Ahora qué? Cuando se creía
que se podía vengar de uno de sus peores enemigos, el funcionario que
tanto le amargó la existencia, ahora parece ser que de nuevo le ganó la
partida y se encontraba armado con un cuchillo dentro de la habitación de
su propia casa.
Encima empezó a pensar, que ahora no podía fiarse
de abrirle la puerta, él podía fingir sin hacer ningún ruido que se había
matado, o fingirlo con gritos falsos y luego él entrar y estar el funcionario
acechándole tras la puerta y matarlo con una puñalada en el corazón, en
el bazo o en el intestino, cualquier sitio valía para desangrarlo y
ocasionarle un shock hipovolémico en instantes Se dio cuenta que la vida
de nuevo lo ponía ante una prueba que debía de superar, pero en esta
ocasión no podía fallar, tenía que demostrar por una vez que podía ser un
ganador, salir airoso de este duelo. Y así lo pensó, bueno que gane el
mejor.
Cansado de tanto cavilar por todo lo que ya había
vivido hoy, se metió en el saco de dormir y se acurrucó, se dijo para sí
mismo: --Bueno, al fin y al cabo, ya lo pensaré mañana, porque
definitivamente mañana será otro día, recordando la frase de Scarlata
O,hara, entrando rápido en profundo sueño.
Don Luis por su parte se encontraba agazapado
tiritando de frio en un rincón de la habitación, tenía el cuchillo entre sus
manos, pero se debatía en su mente en una encrucijada, ahora sabía que
estaba armado, y que no era tan débil como antes frente a su adversario,
pero también sabía que estaba en desventaja porque se encontraba
encerrado en poder de su verdugo. También sopesó la idea de intentar
volver a matarse como hizo anteriormente con el tenedor de los cuatro
dientes, pero se sentía demasiado debilitado para incluso hacer presión
con la hoja serrada sobre sí mismo.
Prefirió esperar hasta el día siguiente y quizás
sería una buena estrategia simular que se había matado y ante la falta de
sonidos, Freddy le abriese la puerta y él poder defenderse.

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La verdad que la forma de discurrir mental de ambos no
era tan desigual, eran más parecidos de lo que creían, quizás por eso se
repelían, para ambos el uno representaba su propia imagen frente el
espejo y esto era lo que sin saberlo interiormente los unía, estos dos
parecían comunicarse telepáticamente porque sus intenciones y tácticas
para atacar y defenderse no distaban mucho uno del otro.
Ninguno confiaba en el otro, pero a la vez tampoco confiaban
en sí mismos, se sentían débiles y a la vez fuertes, ambos tenían mucho
que perder pero también mucho que ganar, ambos habían sido sagaces
pero también habían cometido fallos, los dos mostraban confianza pero
les atenazaba el pánico, ambos fueron impávidos pero también mostraron
miedos, podríamos decir para resumirlo que en este asalto que habían
lidiado ahora se encontraban empatados y ambos sabían que tenían que
comenzar una nueva batalla para saber quien sería el vencedor de la
guerra.
Agotados por partes iguales, los dos cayeron rendidos
del cansancio esperando el amanecer de un nuevo día.

Y llegó el nuevo día, dejó de llover, pero había cubriendo todo el
bosque una densa niebla que te dificultaba ver más allá de 3 metros.
Freddy arrancó la vieja furgoneta y bajó a la ciudad Dexy y Napo se
quedaron cuidando la caseta.

Al llegar al pueblo paró la furgoneta frente al primer kiosko que encontró,
se bajó y comenzó a ojear la prensa del día, en el periódico Costa de la
Luz se podía leer “Desaparecido funcionario de prisiones, son iniciales
corresponden a L.S.P” pag. 7.
Freddy sacó unas monedas se las entregó al kioskero y se fue con el
periódico de nuevo a la furgoneta, no la arrancó sino que abrió el
periódico por la página 7, allí estaba la foto de Don Luis y el artículo sobre
su desaparición, en él aludía a lo que temía su esposa que hubiese sido
secuestrado por miembros de la secta a la que pertenecía llamada “Nueva
Acrópolis”, quizás por no haber cumplido alguno de los mandamientos que
ésta imponía a sus adeptos, el artículo seguía explicando circunstancia
sobre el tiempo transcurrido sin que Don Luis hubiese dado señales de
vida.
Freddy cerró en seco el periódico, lo echó sobre el asiento del copiloto,
metió la llave en el contacto y la giró, se escuchó un fuerte ruido de
encendido a la vez que el tubo de escape desechó un denso humo negro,
el Citroen Dyane necesitaba una puesta a punto urgente.
Comenzó a conducir de manera rápida de vuelta a la caseta, aparcó la
furgoneta frente a la puerta de entrada, se bajó , entró en su casa y
encendió el ordenador, abrió google y escribió “Secta Nueva Acrópolis”,
apareció la foto de su fundador un señor mayor con barba blanca vestido
con una túnica verde llamado Norman Huges, entre la información que se
podía leer en internet abogaba a una secta donde la base era la elección
de los miembros más perfectos socialmente hablando, gente con vidas
intachables, trabajadores, honrados en apariencia, fieles en sus
matrimonios y el rechazo a las capas sociales desestructuradas, sin
cultura, sin principios, gente no válida como lo llamaban ellos en sus
ordenanzas y sermones y merecedora de todo tipo de castigos, torturas
y sufrimientos.

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Ahora Freddy comprendió el trato inhumano que Don Luis propiciaba a
los funcionarios y la manera tan prepotente con la que hablaba, pensaba
que pertenecía a un ente superior y que tenía poderes para humillar y
rebajar hasta el subsuelo a toda esa pobre gente que no habían sido más
que fruto de una sociedad marginal en la que se había criado.

Consciente ahora de la mente sucia y psicópata de Don Luis, Fredddy se
encaminó al cubo de la ropa sucia donde la noche que llegó Don Luis
metió su ropa mojada, entre sus objetos personales quizás podía
encontrar más pruebas de su mente depravada.
Cogió su pantalón y vio que en uno de sus bolsillos había una pequeña
agenda, Freddy comenzó a ojearla y vio como a medida que pasaba las
hojas del año en el que estaban Don Luis iba a puntando en bolígrafo
rojo, “Nueva Acrópolis Nivel 2, 3, 4, 5 y así sucesivamente, quizás se
refería a que en esta Secta se le pedían pruebas que requerían ir
subiendo de nivel para que no te expulsaran.

Freddy cerró de un golpe la pequeña agenda, la dejó sobre la mesa del
salón, se sentó en el sofá a meditar y resolvió que no podía dejar escapar
esta bestia de nuevo a la sociedad, era sólo una máquina de engendrar
odio y dolor y por tanto debía de aniquilarlo él mismo.
Consciente de que Don Luis estaba armado con el cuchillo pensó en la
manera de hacerlo salir del cuarto y que él resultara indemne, teniendo
una mente tan diabólica seguro que se guardaba algún as en la manga.
Quizás tampoco fuese en estos extremos tan peligroso porque con los
cortes que se había hecho ayer en la barriga quizás había perdido la
suficiente sangre para estar debilitado.

Freddy discurrió que la mejor manera era engañarlo, tenderle un cepo y
así lo hizo.

Se acercó a la puerta de la habitación de Don Luis, y comenzó a hablarle:
--Hola, buenos días, tengo que darle buenas noticias, su jefe Norman
Huges lo hecha de menos, se pregunta donde estará usted en estos
momentos.
A través de la puerta Don Luis contestó:
--¿Cómo sabe usted el nombre de Norman Huges? ¿Quién se lo dijo?

--Bueno dijo Freddy, esta comarca no es tan pequeña como parece, no se
mantienen las cosas en secreto mucho tiempo, sólo el imprescindible.

Estoy al corriente de todas sus andanzas y su pertenencia a esa secta tan
endiablada, pero como soy un buen hombre estoy dispuesto a hacerle un
trato si usted está de acuerdo.

--Dígame el trato, pero haga el favor de sacarme de aquí, llevo dos días
sin comer estoy al borde del desmayo, además ayer perdí bastante
sangre.

Lo dejaré en libertad con una condición, que grabe un vídeo que usted
dejará en mi poder donde reconozca estar arrepentido de su pertenencia

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a la secta “Nueva Acrópolis” que renuncia a ella y pida perdón a todas las
víctimas a las que maltrató en el pasado.

Don Luis, se quedó pensativo, la condición que le estaba Freddy pidiendo
podría igualmente suponer su muerte por parte de los miembros de la
secta si el vídeo llegaba a su poder pero no tenía escapatoria en estos
momentos su vida dependía de su secuestrador sino se sometía a sus
peticiones moriría desangrado y hambriento.

--Está bien, trato hecho, ábrame la puerta. Lo haré.

Freddy le recordó que iba armado con un cuchillo y que antes de abrirle la
puerta debía de deshacerse de él, de manera que volvió a abrirle la
ventana trasera y Don Luis cedió arrojando al exterior el cuchillo.

Está bien, dijo Freddy, le voy a abrir la puerta pero no intente hacer ningún
movimiento en falso, cualquier fallo que cometa lo lamentará, se lo
aseguro.

Freddy preparó la webcam en el sistema vídeo y sentó a Don Luis delante
de la pantalla del ordenador.
--Está bien dijo Freddy, cuando yo le diga ya, comience a hablar, sea lo
más explícito y concreto posible, después de grabarla podrá salir en
libertad por la puerta de la casa.

Comience a hablar ya, dijo Freddy.

Don Luis vio su rostro reflejado en la pantalla, sabía lo peligroso que era
tener un vídeo con ese contenido en poder de un loco como Freddy no
pronunció la primera palabra cuando se abalanzó con sus dos manos
cogió la pantalla del ordenador y golpeó con fuerza a Freddy en la cabeza,
éste cayó desorientado, al tiempo que Don Luis corrió hacia la puerta de
salida de la cabaña.

Pero Freddy no había sido tan tonto, la puerta de la cabaña estaba
cerrada con llave, Don Luis por más que luchaba por abrirla dando fuertes
golpes contra ella y patadas se cercioró que no era tan fácil huir de aquel
lugar endemoniado.

Freddy con un hálito de voz moribundo sobre el suelo ordenó a sus dos
perros dar muerte al funcionario, Dexy y Napo se abalanzaron como dos
lobos hambrientos sobre las piernas del funcionario, desgarros de trozos
de carne comenzaron a asomar de sus dos piernas, al tiempo que las
voces de desesperación y dolor de Don Luis podían escucharse a
quinientos metros si es que alguien hubiese tenido la dicha de vivir
cercano a aquel depravado lugar.
El cuerpo desfragmentado de Don Luis cayó sobre el suelo, los huesos de
su esqueleto iban haciéndose cada vez más visibles a la vez que Dexy y
Napo no paraban de saborear lo que para ellos no era más que un
exquisito manjar en una mañana de invierno.

Al rato se acercaron al cuerpo de Freddy y comenzaron a lamer con

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cariño y respeto su semblante, limpiaron a lametazos la sangre que
emanaba de su cabeza por el fuerte golpe que recibió con la pantalla del
ordenador y en un momento Freddy les dijo:

--Buenos chicos, ya todo pasó, puedo levantarme.

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