LA VIUDITA
Georgina Gentry
UNA PELEA DE BOXEO... DONDE HAY QUE ENFRENTAR MUJERES.
Cash McCalley estará hecho en la vida si consigue organizar y promover una pelea de boxeo en Dallas, Texas. El evento ciertamente será un éxito. Sólo que Cash no contaba con la oposición de las mujeres texanas, y una de ellas en particular.
UNA DAMA UN POCO ANTICUADA Y REMILGADA... PERO CON COJONES BIEN PUESTOS.
Primero, la atrevida invadió su cuarto en el hotel, y ahora está liderando un movimiento en contra de la organización del evento deportivo.
Si la señorita Purdy dejase de usar ese rodete anticuado de bibliotecaria y se mostrase razonable, él no tendría problema en “hacerle el favor” y seducirla.
Bonnie O'Neal Purdy ya conoce a tipos de la calaña de Cash McCalley. Y los conoce por experiencia propia, pues llegó a cometer el terrible error de casarse con uno de ellos! Pero ahora, como presidente de la Asociación de Damas en Pro de la Decencia y el Decoro, es su deber contribuir por el bien de la sociedad y de la humanidad, y desbaratar el plan de ese degenerado que quiere ganar dinero a costa de la violencia. Cash puede llegar a creer que conseguirá conquistarla con sus encantos, pero él no tiene ni idea de con quien se está metiendo.
Una comedia romántica repleta de aventuras y provocaciones. Romántica, sexy y cargada de humor una novela para leer más de una vez.
CAPITULO 1
Hotel Cattlemen, Dallas, Texas, principio del verano de 1895
Aquella tarde, Bonnie O'Neal Schwartz Purdy estaba de excelente humor al presentarse a la recepción del hotel. Desgraciadamente, eso pronto cambiaría.
— Mi apartamento está listo? — preguntó apoyándose en el mostrador, incómoda con el calor que sentía con el vestido negro, lista para firmar o libro de registros.
— Señora Purdy, es raro verla en Dallas. Cómo está la ciudad de Shot Gun? — El pobre hombre sudaba y ella casi no lograba oírlo con el barullo en el hotel.
— Muy bien, gracias — ella asintió sonriendo, cansada después del largo viaje en tren. — Parece que tendremos un buen número de personas para nuestra conferencia.
— Y ese es el problema. — El recepcionista tomó un pañuelo para secar su frente. — Hay muchas damas y mucha confusión.
Bonnie parpadeó , la notando incomodidad del hombre.
— Hay algún problema? Reservé una suite.
— Yo ... bien... No logro encontrar su reserva y el hotel está repleto.
- Qué? Pero yo hice mi reserva hace semanas! Debe haber una suite para la presidente de la liga de Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y por el Decoro.
— Tal vez en algún otro hotel... — él se secó la frente una vez más .
— No , no traslade los problemas — ella lo interrumpió, cansada y un poco impaciente. — Yo hice la reserva acá .Ahora, resuelva este inconveniente.
— Comprendo, señora. — El hombre se secó de nuevo el rostro, bastante nervioso.
Bonnie podría hacer que ese sujeto fuese despedido, pero tal vez tuviese familia y precisase ese empleo. Suspiró y bajó el tono de voz:
— Con certeza debe haber algún otro cuarto reservado. No soy exigente y puedo conformarme sin la suite.
— No sé... — Sabía que podría ser despedido por ese error, pero , de repente, una idea se le ocurrió al verificar o libro. — Pensándolo bien, sería posible ofrecerle media suite.
— Media?
— Hay un caballero que ocupa una suite permanentemente, pero él está fuera de la ciudad y podríamos ofrecerle uno de sus dos cuartos .
Bonnie pensó por un instante. Parecía una buena salida y no le gustaría que el pobre empleado se metiese en apuros.
— Hay una puerta comunicante entre ellos? Existe la posibilidad que ese caballero retorne sin avisar?
— No, no — el recepcionista aseguró. — Además, usted tendrá la única llave de la puerta comunicante.
Bonnie vaciló. Podría armar un gran escándalo y conseguir otro cuarto, si quisiese, pero solía ser una mujer razonable.
— Realmente es todo lo que puede ofrecerme?
El comenzó a disculparse de nuevo, entregándole la llave.
Bonnie estaba un poco incómoda con la idea , pero parecía no haber otra alternativa. De hecho no le gustaría tener que recorrer toda la ciudad
en busca de otro cuarto.
— Muy bien , entonces, quedamos así.
— Lleva el equipaje de la señora Purdy al 203B. — Mientras ella firmaba el libro, el recepcionista llamó el mensajero.
— Si, pero el señor Cash, la suite... — el muchacho mexicano demostró sorpresa.
— Es de la señora Purdy ahora — el recepcionista lo interrumpió bruscamente.
Bonnie se dio notó el intercambio de miradas entre los dos, pero no era problema suyo.
— A propósito, me gustaría tener el servicio de cuarto todos los días. — Ese era uno de sus pocos lujos. Miró a su alrededor y decidió cenar antes de retirarse. Le entregó la llave y la propina al muchacho . — Estaré en el restaurante en caso alguien del club me busque. Puedes devolverme la llave allá.
El muchacho sonrió al ver el valor de la propina y se tocó la gorra, saludándola, antes de dirigirse a las escaleras.
Bonnie se dio vuelta , sujetando el borde de su falda, y fue hacia el restaurante repleto. Llegando allá, se decidió por una ensalada liviana y un té , pues ya había comido un bife en el tren.
Cash McCalley entró con pasos largos al hotel, fumando y sonriendo al aproximarse a la recepción. El lugar estaba lleno de mujeres, pero no del tipo que calientan la sangre ; estas parecían respetables y reprimidas puritanas, aunque pensándolo que podría llegar a corromper a alguna de ellas si quisiese. Pero Fifi pronto llegaría a la ciudad y ella, si que sabía calentar a un hombre.
- Hola, Earl. La suite de siempre, por favor — dijo con acento texano arrastrado.
El recepcionista, muy pálido, se pasó la mano por la boca.
— Cash... Pensamos que estabas fuera de la ciudad ...
— Estaba, pero ya volví . — Cash sonrió . — Acabo de volver de la Costa este, donde logré cerrar un excelente negocio.
— Qué bien. Tal vez ahora te sea posible... pagar los aranceles atrasados.
Cash exhibió su sonrisa más simpática.
— Rayos, Earl, sabes que voy a pagar. Cuando el negocio se concrete , saldaré todas las deudas.
— Creo que el gerente... — Earl se mordía el labio inferior.
— Qué te parecería una pelea de boxeo aquí en Dallas?
— Cómo?
Cash frotó las manos excitadamente y parpadeó .
— Sólo debo contárselo a una persona. La novedad estará en los periódicos mañana. Escucha. Arreglé una pelea entre el campeón Jim Corbett y el promisorio Bob Fitzsimmons.
— El campeón no era John L. Sullivan? — preguntó Earl.
— Lo era, pero fue derrotado por Corbett algún tiempo atrás. Vendrán un montón de hombres a Dallas para asistir a esa pelea, y yo, como empresario organizador , voy a ganar una montaña de dinero.
— Y entonces vas a pagar las cuentas?
— Por supuesto . Ahora , las llaves. — Cash, de repente, se sintió un tanto molesto. Había perdido todo el dinero que había ahorrado durante su vida en la crisis de recesión de 1893, pero ahora parecía que las cosas iban a mejorar. Comenzó a canturrear mientras firmaba el libro, tomó la llave y ya iba a subir cuando se detuvo y se dio vuelta . — Sólo me diste la llave del 203A.
Earl tomó el pañuelo y secó su rostro pálido.
— Bien , hay una gran conferencia de Damas en la ciudad...
— Crees que no lo sé ? El tren estaba lleno de ellas.
— Bien, tuve que darle tu otro cuarto a una de ellas.
— Qué? — Cash giró, intentando controlar su carácter escocés. — Pero es mi suite permanente!
l Ella fue muy ... persistente, y tu cuenta está atrasada y vos te
l encontrabas fuera de la ciudad...
l - Voy a pagar cuando este negocio se concrete, Earl, y, como ves,
l ya estoy de vuelta!
— Yo ... yo... pensé que no ibas a precisar el otro cuarto.
— Siempre tengo una o dos muchachas conmigo, o no? El recepcionista se secó la cara una vez más .
— Cash, sabes que si fuese por mí, te habría guardado el cuarto, pero con tu cuenta vencida y ella siendo una dama tan influyente...
— Me estás ofendiendo! Cash McCalley siempre paga sus cuentas. Sólo estoy un poco desorganizado. La señorita Fifi LaFemme debe llegar mañana a la ciudad.
— La bailarina de can can ? — Earl, muy interesado, preguntó .
Cash asintió sonriendo. Mentalmente, ya veía a Fifi levantando la pierna y mostrando las medias caladas y...
— Exacto. Pensé si no sería conveniente tener los cuartos intercomunicados.
— Lo siento mucho , Cash.
— Está bien . Esas mojigatas partirán en pocos días. — Entregando una moneda al muchacho mexicano, le pidió que llevase el equipaje arriba y le avisó que, si lo buscasen, estaría en el bar y , luego, en el restaurante.
Estaba de tan buen humor con el éxito del negocio que nada lo aborrecería. Después de dos medidas de whisky, se sintió mejor todavía y fue hacia el restaurante. Pero parado en la puerta, su humor comenzó a cambiar.
— Joe, quiénes son todas esas mujeres? — le preguntó al camarero . — Parecen cacarear como gallinas.
— Que bueno tenerte de vuelta, Cash. — El camarero sonrió . — Está muy lleno hoy , parece que vas a tener que esperar o compartir una mesa.
— Qué? No quiero compartir una mesa — Cash gruñó . — A menos que se trate de una bella señorita, pero , por el que veo, estas son las mujeres más púdicas y mojigatas que vé en mi vida.
l Son las Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y el Decoro — Joe susurró. — Es una conferencia anual. Si quieres compartir la mesa, creo que puedo acomodarte inmediatamente.
— Estoy intentando decidir si tengo tanta hambre . Diablos, si tengo mucha hambre .
— Hay una señora sentada sola, cerca de esa ventana. Puedo preguntarle si le molestaría compartir la mesa. — El camarero señaló a una de las mesas.
Cash siguió el gesto con la mirada y no le gustó lo que vio. La pequeña dama debía estar cerca de los treinta años y usaba vestido y sombrero negros un tanto desaliñados. Se trataba de una viuda, y , ciertamente, muy modesta.
A pesar de que esa imagen lo había desanimado , Cash decidió que sentía suficiente hambre como para soportar la compañía por poco tiempo.
— Ve.
El camarero fue hasta la señora y se inclinó para hablar. Ella frunció el ceño al oír la pregunta, observando Cash con desagrado.
Cash se sacó el sombrero de vaquero y le ofreció su sonrisa más cautivante. ella pareció vacilar. Tenía grandes ojos, pero los labios apretados mostraban desaprobación, y el cabello, debajo del sombrero negro, estaba sujeto en un rodete severo. Una vez más , él sonrió e intentó ser encantador . La mujer le dijo algo al camarero y frunció las cejas de nuevo. Seguramente no lo hallaba tan atractivo . Y eso hirió su orgullo, pues nunca se había encontrado con una mujer que no cediese a sus encantos.
El camarero volvió.
— La señora Purdy está un poco dudosa, pero yo le aseguré que sos un perfecto caballero.
— Tiene miedo que sea un conquistador oportunista? — su voz se elevó con indignación.
— Cash, baja la voz, ella puede escucharte y cambiar de idea
- Bueno vamos de una vez . — Cash respiró profundamente y siguió al camarero.
CAPITULO 2
Al verlo aproximarse , Bonnie ya se arrepentía. El alto y musculoso texano era justo el tipo de hombre que ella siempre había evitado . Era demasiado guapo y usaba un sombrero llamativo. Probablemente era un jugador vicioso como su segundo marido.
Al aproximarse , Cash se curvó e hizo un amplio gesto con el sombrero.
— Señora, muy agradecido por su generosidad. No suelo encontrarme con damas tan ...
— Sólo siéntese. No soy el tipo de mujer que se derrite con elogios. — Bonnie señaló la silla delante de sí. Desde su lugar lograba sentir el aroma de la colonia de él. Intentó desviar la mirada, pues había algo peligroso en los ojos grises que la observaban por debajo de esa masa de cabellos oscuros.
— Una dama como usted siempre debe ser elogiada. — Cash se sentó y colocó la servilleta en su regazo. — Cash McCalley.
Su voz se parecía a la de un barítono, pero con acento texano.
— Cash no es un nombre, señor.
— En verdad , mi nombre de bautismo es Jack. Y el suyo ?
— Señora Purdy — ella respondió y comenzó a comer la ensalada más rápidamente, deseando librarse de esa compañía.
El suspiró e hizo su pedido: bife, papas y pan. La charla continua de las mujeres en el salón los envolvía y Cash volvió su atención a Bonnie.
— Lindo día, no?
Ella simplemente asintió con la cabeza y tomó una galleta.
Pobrecita, no debía tener mucho dinero, sino no estaría vestida de esa forma y no comería solamente una magra ensalada. Cash se solidarizó con su condición, pero no se atrevió a ofrecerle una cena decente , pues una dama respetable jamás permitiría que un extraño hiciese una cosa así .
— Acabo de volver de un viaje a la Costa este. Y usted ? — Cash preguntó para romper el silencio.
— Soy bibliotecaria — Bonnie afirmó sin levantar la vista . — Estoy aquí para asistir a una conferencia.
— Verdad ? Qué interesante!. — Era obvio que no era nada interesante. La señora Purdy parecía una bibliotecaria, altanera y excesivamente respetable, aunque cuando levantó la mirada, él se encontró con sorprendentes ojos azules. Jamás había estado en una biblioteca, ni sabía cual era el trabajo de una bibliotecaria, si bien que ahora se acordaba de haber seducido a una o dos. El silencio era hostil y Cash agradeció cuando el camarero volvió con su pedido.
El bife era grande. Cash respiró profundamente , sintiendo el aroma, y comenzó a comer. Colocó un pedazo en la boca y lo saboreó lentamente. Perfecto! Cuando abrió los ojos, vio que la mujer lo miraba con censura .
— Ese bife está tan crudo que si le vuelve a clavar el tenedor va a mugir — ella observó.
— Me gusta así . — Cash se dio cuenta que ella miraba fijamente su plato. La pobre probablemente no podía pagar un bife y él no podía ofrecerle un pedazo del suyo. Sería un insulto.
— Señor McCalley — ella bajó la voz y esa vez su tono era más melódico —, no creo que pueda comer todo eso. Podría darme las sobras?
— Cómo ? — La pregunta lo sorprendió.
— No quiero que piense que soy impertinente, pero estoy alimentando a un gato de la calle . — Las delicadas facciones se enrojecieron .
Entonces ella no estaba pasando hambre .
— Como no, señora. Le gustaría llevar papas también ?
— No estoy segura que a los gatos les gusten las papas. — Bonnie pareció desorientada.
El no quería avergonzar a la mujer. Sin duda ella comería el bife en el cuarto.
— Voy a pedirle al camarero que embale papas y pan también , en caso que al gato le guste. — Cash había pensado en darle las sobras a un gato que venía alimentando en la estación de trenes , pero había bastante comida para la señora y también para John L.
Por primera vez, Bonnie sonrió , pareciendo más atractiva de lo que Cash había considerado al principio.
— Gracias, señor McCalley, es muy gentil.
El notó que ella también tenía acento texano.
— Purdy... — Cash reflexionó mientras comía. — Conocí a un Purdy. Clint Purdy.
— No lo conozco. — Bonnie mantuvo los ojos fijos en el plato, deseando esconder su rostro de ese extraño. Clint Purdy.
Se sentía avergonzada al recordar . Cómo había podido equivocarse tanto?
— No imaginaba que fuese un apellido común — Cash insistió, observándola mientras comía. — El viejo Clint Purdy.
Como buen jugador, Cash podía leer la cara de las personas y se dio cuenta cuando ella se puso roja y sus ojos se llenaron de lágrimas. Entonces la señora Purdy había sido engañada por ese canalla? Era extraño, pues ella no parecía ser el tipo e mujer que atraía a estafadores como Purdy. La mayoría de los jugadores prefería mujeres vanidosas y salvajes.
— Dios! Debo irme ahora. — Bonnie miró el pequeño reloj colgando de su cuello.
— No. — Cash llamó o camarero . — Llévate las sobras y divídelas en dos paquetes, si ? La señora Purdy y yo estamos alimentando gatos de la calle.
Bonnie lo estudió con desconfianza. ?l no parecía ser del tipo que alimentase a nadie, excepto a las bailarinas de tabernas.
— Es jugador, señor McCalley? — ella preguntó sin pensar.
— Más bien soy un emprendedor. — Se inclinó un poco a silla y ya alcanzaba un cigarro del bolsillo del chaleco cuando recordó que estaba en presencia de una dama.
Un emprendedor! Era un eufemismo para decir jugador, Bonnie pensó. Olió otra vez la cara colonia de él y se movió incómodamente en la silla. Había algo muy viril en ese hombre que la agitaba.
En ese momento el camarero volvió con los dos paquetes.
— Gracias — ella dijo y se levantó. Cash se puso de pie e hizo una reverencia.
— Muy gentil de su parte compartir la mesa, señora Purdy. ?l era tan masculino y amenazador que una alarma sonó en su mente. Retrocedió un paso confundida .
— Gracias por las sobras.
— Pídale al camarero que le de un poco de manteca para las papas.
— Creo que los gatos no comen papas — ella repitió.
— Demonios , me olvidé . — Cash asintió y sonrió .
Um tanto aturdida, Bonnie tomó su cartera y la comida y dejó el restaurante.
El la siguió con la mirada. Qué mujer rara! Esperaba que al menos disfrutase el bife. Con su apariencia modesta , debía estar ahorrando hasta el último centavo para hospedarse en ese hotel.
— Te gustó la cena, Cash? — preguntó el camarero presentándole la cuenta.
- Excelente, Joe. Voy al bar a tomar un último trago y a fumar. Dile al portero que pida mi caballo en la caballeriza, si ? — él sonrió y firmó la cuenta, tomó el otra paquete de comida y salió.
Fuera del hotel, Bonnie esperaba el carruaje que el portero había pedido.
— Precisa un conductor, señora? — el cochero preguntó .
- Gracias, pero sé manejar los caballos. — sujetando el paquete con las sobras, permitió que él la ayudase a subir al carruaje y fue hacia a la estación. Dallas se estaba convirtiendo en una gran ciudad. Le gustaba Shot Gun, pero el deber la reclamaba y allí estaba ella.
l Al día siguiente tendría inicio la conferencia de las Damas de la Estrella Solitaria y estaba determinada a ser la mejor presidente que el club jamás hubiese tenido .
El texano encantador apareció en sus pensamientos. Parecía ser tan peligroso para las mujeres como un zorro en un gallinero, pero después de dos casamientos con canallas, no se iba a mezclar con ese tipo de hombre nuevamente , menos todavía , siendo texano. Esos eran
los peores.
La mayoría de los hombres se reiría de la idea de ir hasta la estación sólo para darle comida a un gato callejero , pero el jugador no había dicho que hacía eso ? Esperaba no volver a encontrárselo en el hotel. Bajó del carruaje y subió a la plataforma. El día casi estaba acabando y no había nadie allí.
— Bichito — Bonnie llamó. — Gatito...
Después de algunos minutos un gato anaranjado apareció detrás de un de los vagones estacionados y la observó con atención.
— Ven acá, gatito. Tengo una cosa rica para vos. — él continuó mirando, sin moverse. — Oh, pobrecito, no voy a lastimarte . Ven . — Colocó la comida en el suelo y se apartó.
Después de vacilar un poco más, el gato se aproximó y comenzó a devorar el bife.
— Pobrecito, sabe que si confiases en mí, podría llevarte conmigo a casa? No te gustaría tener un hogar?
El gato solamente continuaba comiendo mientras lo examinaba. Si al menos se dejase acariciar... Bonnie se aproximó un poco y él desapareció debajo del vagón . Ella suspiró.
— Voy a dejaste en paz para que termines tu cena. Necesitas aprender a confiar en alguien o jamás tendrás un hogar.
Volvió al carruaje, pero , antes de partir, miró al gato, que ya había vuelto a comer.
Cuando se apeaba de regreso al hotel, ella vio que Cash salía. ?l sonrió y la saludó con el sombrero. Bonnie sintió el olor a whisky, se dio vuelta y vio cuando él montaba un garañón gris que el portero sujetaba.
Ciertamente partía para una juerga en alguna taberna. Podía imaginarse lo que sucedía en un lugar de ese tipo. Alcohol , juego, prostitutas y todo el cotillón de una orgía . Se sintió avergonzada con sólo pensarlo. No es que supiese mucho al respecto. Su primero marido era un hombre de edad , no habían tenido mucha intimidad. Lo que él, en realidad , había necesitado era de una ama de casa. El segundo... bien , no le gustaba siquiera recordarlo ... cómo se había equivocado . Había amado a tres hombres en la vida y todos ya estaban muertos. Lágrimas surgieron en sus ojos Bonnie las secó . Debo dejar el pasado atrás.
A la mañana siguiente, Bonnie se estaba vistiendo cuando el servicio de cuarto fue entregado . Llevó la bandeja a una mesa, se sirvió café mientras leía el periódico. La primera página casi hizo que derramase todo el café. Decía :
EMPRESARIO TRAE BOX A DALLAS
— Qué... Qué?!!! — ella parpadeó al continuar leyendo el artículo:
El empresario y hombre conocido en la ciudad, Cash McCalley, acaba de volver de Nueva York con planes para promover una pelea de boxeo aquí en Dallas...
Los tres hombres que Bonnie había amara habían sido muertos en peleas y ella sentía como algo muy personal impedir que otras mujeres sufriesen el dolor por el que ella había pasado . Golpeó la taza en la mesa con convicción.
— Sabía que era un canalla . Una pelea salvaje y sangrienta en Texas? Sobre mi cadáver! Cuando la gente respetable está intentando civilizar este estado? No habrá boxeo si las Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y por el Decoro lo pueden impedir !
Bonnie terminó de vestirse apresuradamente , se puso el mismo vestido negro y sujetó una mecha de cabellos que insistía en salir del rodete . Ya que estaba en Dallas, podría comprarse algo nuevo. Pero, para qué ? Los vestidos de viuda la protegían de hombres como Clint Purdy. El fallecido la hizo acordarse de Cash McCalley. Había cosas más importantes en ese momento que vestidos nuevos.
Era sábado y , en menos de dos horas, estaría abriendo la sesión del encuentro anual de las Damas de la Estrella Solitaria. Estaba atemorizada por tener que presidir la reunión por primera vez; no quería meter la pata , pues había mucho en juego. Las mujeres respetables de Texas tenían mucho que hacer .
Al tomar otra taza de café, pensó en el gatito de la estación. Tendría que ir hasta allá más tarde para alimentarlo. Con eso se acordó de los restos de bife y del atrevido de la noche anterior. Si hubiese sospechado de los planes de él, jamás habría permitido que se sentase a su mesa. Irritada, apretó los dientes y volvió a leer el periódico:
El empresario local, Jack McCalley, más conocido en el mundo del deporte como Cash afirmó que el actual campeón Jim Corbett y su desafiante Bob Fitzsimmons firmaron un contrato para realizar un combate aquí en Dallas, con lugar y fecha todavía a ser anunciados.
Dios, un mercenario ! Bonnie sabía que algo en él la había perturbado la noche anterior, pero pensaba que era su virilidad. Bien , esta pelea de boxeo seguramente formaría parte de las discusiones de la reunión de esa mañana. Si dependiese de ella y de las otras damas, no habría más hombres violentos en Texas, que ya tenía problemas suficientes. El Estado precisaba de menos brutos como Cash McCalley y de más de hombres decentes como Herbert Snodgrass, su prometido. ?l podía no ser tan alto ni tan guapo como ese gusano , pero era el hombre civilizado que toda mujer deseaba: estable y previsible como un reloj, pero , debía admitir, no muy excitante.
Bonnie, deberías avergonzarte , ella reflexionó . Herbert es un hombre honrado, y ese otro probablemente le arrancaría las joyas a una dama mientras la estuviese besando. Y ella ni siquiera lo notaría. Dios! En qué estás pensando! Besos! Concéntrate en la conferencia. Las mujeres la habían elegido para traer civilización a Texas y no debes decepcionarlas.
CAPITULO 3
Bonnie tomó su cartera y bajó al vestíbulo , lista para combatir la violencia y la barbarie . Abajo, encontró a Herbert. ?l hasta podría ser considerado agradable, sino fuese por la alarmante pérdida de cabellos y por sus modales excesivamente afrancesados . Y también por sus alergias perpetuas.
— Herbert! — Bonnie exclamó sorprendida. — No esperaba encontrarte aquí.
— Querida, estaba en la ciudad por la cuenta de "Mejor Pollito" y decidí pasar para apoyarte en tu primer día como presidente — él dijo, sonándose la nariz.
Herbert era contador y vendedor de alimentos para gallinas en todo el Estado. Nada interesante, pero muy seguro. Mucho mejor y más respetable do que ser un empresario que promueve peleas de boxeo .
— Qué gentil, pero debo irme — ella le informó, retirando las manos del asimiento de Herbert. — La sesión inaugural comienza en pocos minutos.
— Qué tal si almorzamos juntos? — él carraspeó. Herbert siempre carraspeaba. — Debemos definir una fecha...
— Hoy no, Herbert — lo interrumpió , mirando el reloj. — Hay mucho que hacer esta semana.
— Pero vienes postergando esto hace tres años.
— Nos encontraremos para el almuerzo, entonces. — Bonnie suspiró. Se dio vuelta para partir, pues estaba muy ocupada con los eventos del día. Todavía no sabía qué hacer con Herbert. El era un poco aburrido, pero también confiable. No un salvaje como Cash McCalley, que más se parecía con al gato callejero de la estación. — Buena suerte con la venta de "Mejor Pollito" — ella se despidió .
Poco después se encontraba delante de una multitud en el salón de baile. Se quedó imaginando si esas elegantes damas sabían de su pasado modesto. Nerviosa, Bonnie tomó aliento e inició la sesión, golpeando el martillo.
— Damas! Damas! Por favor, vamos a dar inicio a la ceremonia de apertura y a nuestro encuentro anual .
Bonnie y sus compañeras se sentaron y observaron las banderas de los Estados Unidos y del estado Texas ser llevadas al frente. Después de algunos minutos, ella volvió a hablar bajo una salva de aplausos. Hasta el momento todo parecía salir bien.
— Damas, si leyeron los periódicos del día de hoy, sabrán que tenemos que enfrentar un desafío.
Un murmullo recorrió el salón mientras que las mujeres que habían leído los periódicos le contaban a las demás sobre la noticia del día. Bonnie golpeó el martillo una vez más , pidiendo orden.
— Creo que acabar con las peleas sangrientas dentro de nuestro Estado y con las apuestas que las acompañan debe ser uno de los objetivos de aquellas que luchan por la decencia y el decoro.
— Apoyada! — muchas mujeres gritaron .
Alentada por el apoyo, Bonnie se inflamó :
— Un personaje nefasto llamado Cash McCalley planea organizar una pelea aquí en Dallas. ? Un absoluto ultraje!
El asombro recorrió el salón y , cerca de Bonnie, la vice presidente, Ethel Wannamaker, comenzó a jadear y a oler sus sales.
— Yo también estoy estupefacta e indignada ! — Bonnie concordó.
- Señora presidente. — una ama de casa con un horrendo vestido rosa se levantó y preguntó : — Ayer a la noche usted no cenó con Cash McCalley?
Oh , Dios! Ahí estaba la mala leche femenina.
— Si. Acepté compartir la mesa con él, pues el salón estaba repleto. Pero en cuanto lo vi, me di cuenta que se trataba de un bellaco y...
l Muy guapo — Ethel Wannamaker suspiró.
l Oh , Dios! Ahí estaba la debilidad femenina.
— Eso no lo noté — Bonnie retrucó, consciente de que mentía. — Y lo peor de todo , ese mercenario de la violencia es texano, nacido y criado aquí.
l Esos son los mejores — otra mujer declaró.
l Oh , Dios! Ahí estaba la tontera femenina.
— No concuerdo — Bonnie rebatió. — Considero que es nuestro deber traer civilización a esta barbarie y transformar a los hombres texanos en maridos y padres respetables.
l Sería muy divertido intentar domesticar a ese — Ethel le susurró y Bonnie se dio vuelta , azorada.
l Oh , Dios! Por qué Ethel tenía que parecer tan ... tan... necesitada ...
— Señora vice-presidente, te has desubicado , sugiero que te controles. Y que te concentres en nuestra misión. Por lo que leí en el periódico — Bonnie le dijo a la platea —, el señor McCalley planea encontrarse con los miembros del Consejo Deliberante de la ciudad para pedir apoyo a este proyecto. Creo que debemos unirnos y protestar, representando a los ciudadanos respetables de Texas.
Las mujeres aplaudieron . Reconfortada por el apoyo, Bonnie prosiguió:—También debemos unirnos a los representantes de las iglesias para presionar al alcalde , y a los miembros del Consejo Deliberante .
— En el periódico está escrito que el alcalde apoya la pelea — Informó una señora con un inmenso sombrero.
— Lo veremos. Ahora, damas, vamos a repartirnos en grupos y discutir estrategias. Pero, primero, me gustaría proponer que después del almuerzo marchemos hasta la alcaldía para protestar.
— Propuesta aceptada! — gritó la señora de vestido floreado.
— Establecido eso, hay algo que deba ser discutido? Ethel levantó la mano y preguntó :
- Podremos ver a Cash McCalley? — El tono esperanzado irritó a Bonnie.
Oh Dios! Eso ya era tontera congénita.
— No lo dudo — ella respondió. — Creo que todos los jugadores, los carteristas , los levantadores de apuestas, los dueños de tabernas y muchas más personas piensan en beneficiarse con este evento estarán presentes cuando manifestemos nuestra protesta. Las que estén a favor de una marcha hasta la alcaldía digan "si ".
Se oyó un chillido de concordancia en el salón.
— Algún no? Ninguno. Perfecto.
— La moción fue aceptada. Nos reuniremos en el frente del hotel en una hora. Le pido a Ethel Wannamaker que se encuentre con los miembros de las iglesias locales esta misma mañana. Ahora vamos a repartirnos en grupos para discutir otros asuntos relativos a la mejoría de Texas. — Bonnie golpeó el martillo, cerrando la sesión, y retrocedió , satisfecha al ver que había sido aceptada por el grupo. Se dio vuelta hacia Ethel:
— Por Dios, Ethel! Estabas intentando sabotearme ?
— No era mi intención, pero vi algo en ese Cash McCalley y...
— Dejemos la cosa ahí — Bonnie la interrumpió , sintiéndose mal porque también se sentía atraída por ese bárbaro . — ?l es el enemigo.
— Entonces quiero rendirme — Ethel suspiró.
EN las horas siguientes, Bonnie circuló por los grupos, orientando los temas, muy segura de si misma después del apoyo inicial. Las mujeres, luego , se separaron para el almuerzo, y ella se acordó que debía encontrarse con su prometido.
Al aproximarse a Herbert, sentado en una mesa do restaurante lleno, él se levantó e intentó besarla.
— Herbert, por favor , estamos en público, no es apropiado — Bonnie dijo, eludiéndolo .
— Pero estamos comprometidos.
— Me imagino que si.
— Te imaginas? Bonnie, qué te pasa ?
— Disculpa, Herbert, tengo mucho en que pensar en este momento. Quiero ser la mejor presidente que el club jamás haya...
— Está bien, estás bajo mucha presión, te entiendo.
Cuando el camarero llegó para atenderlos, Bonnie pidió un gran bife , pero Herbert criticó su elección . Ella suspiró, pidiéndole que dejase de actuar de manera tan paternalista. Su prometido hizo su pedido de comida , tan insípido como él mismo: sopa de legumbres y budín de arroz.
Mientras aguardaban la comida, Herbert discurrió sobre sus negocios, y Bonnie asentía sin oír. Cuando él hizo una pausa, ella preguntó :
— Viste los periódicos de hoy?
— Si, el precio de los granos subió y...
— No. me refiero a la pelea que ese mercader de la violencia va a organizar.
— Ah, eso... por lo que escuché del hombre, no es para nada una sorpresa .
Bonnie colocó la servilleta en su regazo, pero, no pudiendo contenerse, preguntó :
— Y qué escuchaste sobre él ?
— Un escándalo. — Herbert carraspeó y sacó el pañuelo para sonarse la nariz.
Para disimular su curiosidad personal, ella pidió detalles, en nombre de las damas de la Estrella Solitaria.
Herbert no consideraba que desafiarlo fuese una buena idea, pues el hombre era famoso por su talento con los puños, con armas, con naipes y con mujeres.
— Cómo ... con mujeres? — Bonnie se sentía como Ethel, pero no pudo evitarlo.
— McCalley siempre ha sido visto en compañía de las más famosas bailarinas de las taberna . No logro entender qué le ven ellas a él .
Bonnie tenía una vaga idea y suspiró al acordarse de Cash sentado
delante suyo. Había algo peligroso y seductor en ese texano. Obviamente no para ella, una viuda respetable.
— Además, dicen que él acompaña a Fifi LaFemme cuando ella está en la ciudad.
— No la conozco.
— Por supuesto , una dama jamás sabría de quien se trata. — Herbert sonrió de manera irritante. — La señorita LaFemme es una estrella del can can en la taberna Black Lace. Por lo menos es lo que oí decir.
— Can can ?
— Es un baile — Herbert vaciló. — Dicen que las muchachas usan unos vestidos cortos, levantan las piernas y se le puede ver la... — Herbert se ruborizó y no terminó la frase.
— Dios! Qué más andan diciendo ?
— Es conversación de hombres, nada apropiado para una dama.
— Yo sólo quiero saber porque pensamos protestar contra esa pelea — ella alegó, cortando el suculento bife que acababa de ser servido.
— Es un proyecto muy audaz, Bonnie. No creo que ustedes deban enfrentarse con McCalley.
— Las mujeres lo consideran una excelente idea, además de estar haciéndole un bien al Estado.
Herbert se rió. Su risa era aguda y desagradable.
— No creo que muchos texanos concuerden. Pero, obviamente, yo estoy de tu lado.
— Entonces irás con nosotras hasta la alcaldía? — ella preguntó .
— Enfrentar a McCalley? — él se puso pálido y la mano rosada que sujetaba la cuchara tembló un poco.
— Habrá centenas de personas. No crees que él va a atacar a un grupo de mujeres, verdad? Ningún texano haría eso.
— Esa historia de que los texanos son caballeros es un poco exagerada.
— Claro que no. Afirmo que los texanos son los últimos verdaderos hombres en este mundo. Ellos pueden ser un poco indomables y brutos...
— Un poco? — Su prometido se burló .
De repente, Bonnie no se sintió a gusto con Herbert. Se acordó que él,
después de todo , era un yanqui de Iowa, aún siendo un perfecto caballero.
— Bien, si estás seguro que corro peligro, tal vez debas acompañarme — ella sugirió .
— Yo ? — Herbert protestó. — Dicen que McCalley es peleador y, si me golpease la nariz... sabes de mis alergias.
— Lo sé — Bonnie dijo y volvió a comer.
— En vez de ocuparse de ese mercenario, ustedes deberían ocuparse de asuntos que realmente causan vergüenza, como mujeres que trabajan y las jóvenes que andan con faldas cortas en esas bicicletas. Se les puede ver los tobillos! ? Una afrenta!
— No necesitas mirarlas, si no quieres. — Bonnie consideró mejor no mencionar que se había comprado una, a pesar de todavía no había aprendido a andar.
Cash McCalley entró en el salón en ese momento. Al pasar por al lado de la mesa, la saludó .
— Es un placer volver a verla, señora Purdy.
— Volver a verla? — preguntó Herbert cuando el hombre se apartó.
A pesar de no tener motivos para ocultar, Bonnie prefería no tener que contarle a su prometido.
— Nada importante. Solamente compartimos la mesa de la cena.
— Cómo? Mi prometida cenó con otro hombre, un mujeriego, y yo no debo enterarme ?
— No sabía quién era él y el restaurante estaba lleno — ella se justificó .
— Sería mejor cenar con un lobo o con un oso.
— Oh, cállate , Herbert. — ella se limpió los labios e intentó no prestar atención a McCalley y a su mesa repleta de mujeres nada respetables.
— Me hiciste callar? Una dama jamás haría eso, especialmente con su prometido.
— Discúlpame . — Pensó en mandarlo al demonio , pero prefirió llamar al camarero y pedirle que envolviese las sobras para el gato.
— Es un gato salvaje? — indagó Herbert. — Los animales salvajes son peligrosos. Prefiero peces dorados como mascotas.
— Ah, si ? — ella dijo, distraída. — Domesticar animales salvajes siempre es un desafío interesante . Debo repasar mis notas. La sesión tendrá inicio pronto . Tengo que prepararme para dar esta pelea. — El camarero volvió con el paquete y ella se despidió : — Te veo en la marcha , Herbert. Al salir del restaurante, ella pasó por al lado de la mesa de Cash y notó su perfume. También se dio cuenta que las mujeres de la mesa parecían hipnotizadas. Cómo podían ser tan tontas?
Cuando había entrado, Cash había visto que la viuda de la noche anterior estaba acompañada por un hombre un tanto ridículo . Mejor así. La señora Purdy definitivamente no era su tipo. Prefería a las mujeres más relajadas y mas pasionales. Sonrió al pensar en Fifi, una rubia llena de curvas, y se preguntó cómo le explicaría que el hotel había cedido su cuarto. Con un poco de persuasión, conseguiría que ella lo perdonase. Después de la reunión de la tarde con hombres de negocios de la ciudad, deseaba un poco de acción y diversión. Miró a su alrededor e intentó decidir cual de las damas escogería. Verdaderamente ninguna de ellas era una dama. Entonces, se quedaría con las dos.
Cash estaba muy animado con la reunión, el alcalde ya había asegurado que nadie se opondría ala pelea de boxeo en virtud del dinero que el evento traería a los negocios de la ciudad. Hasta lograría convencer a la señora Pendigast de alquilar un terreno al norte de la ciudad para ser la cede del combate. Tal vez ese fuese el único pedazo de tierra apropiado para el evento, pues era lo suficientemente grande como para albergar una arena. Había mucho dinero en juego y la ciudad de Dallas también se beneficiaría. El único problema en ese momento era decidir entre una rubia o una morena. Tal vez debería ir a la cama con las dos .
— Damas — dijo Cash después terminar el almuerzo y levantarse —, Tengo un importante encuentro de negocios en el centro da ciudad ahora. Más tarde pasaré por el taberna y podremos tomar algo.
Al salir, convenció al camarero de firmar la cuenta otra vez. Se puso el sombrero y subió al garañón gris que lo esperaba. Si, Cash pensó, sería una tarde muy provechosa.
Bonnie necesitó algunos minutos para organizar a las mujeres, que más parecían un grupo de gallinas alborozadas. Herbert se unió a ellas, así como algunos maridos, pero ningún de ellos parecía muy contento.
— Hablaste con los sacerdotes y ministros? — ella le preguntó a Ethel, quien todavía parecía estar en trance, después de encontrarse con McCalley y las mujeres en el restaurante.
— Cómo?
— Sacerdotes y ministros — Bonnie repitió con paciencia.
— Ah, si! Vendrán en una hora, pero prometieron que participarán.
— Perfecto. Vamos a la alcaldía. Damas! — Tuvo que levantar la voz. Después un momento, las mujeres se callaron . — La señora Wannamaker acaba de afirmar que los clérigos locales se van a unir a nuestra causa.
— Maravilloso ! — Las mujeres celebraron .
Bonnie no estaba segura si ellas sabían realmente lo que festejaban, pero estaban felices de poder formar parte de algo excitante, de tomar decisiones, para variar.
— Damas! — Se subió a una tarima para hacerse ver mejor. — La alcaldía queda a apenas dos cuadras, vamos organizarnos en hileras y marchar hasta allá.
— Si no podemos votar, cómo seremos oídas? — Una mujer quiso saber.
— Una excelente pregunta. Tal vez más adelante debamos incluir a las sufragistas en nuestros proyectos.
— Bonnie — Herbert susurró —, pareces una liberal. Ciertamente no estarás a favor del voto de las mujeres...
— Y vos no? — sorprendida Bonnie se dio cuenta de que tal vez no conociese a Herbert tan bien. — Damas, esa es la respuesta. Las mujeres pueden influenciar a sus maridos, hijos y a sus hermanos a no votar a ningún político que atente contra la decencia. Se logramos tener el apoyo de las iglesias de esta región, y quizás de todo Texas, no habrá límites para lo que podemos conquistar. Vamos adelante !
Por sugestión de la señora Olsen, comenzaron a entonar himnos religiosos, a medida que avanzaban en dirección a la alcaldía.
— Damas, síganme! Por un mundo civilizado y un Texas mejor!
Los caballos se asustaban y hombres se paraban en medio de la calle, boquiabiertos.
En la alcaldía, Cash ya había distribuyendo cigarros y whisky. Aparentemente, sería más fácil que robarle un caramelo a un niño ; después de todo , qué hombre no disfrutaba una buena pelea? El alcalde , los miembros del Consejo Deliberante estaban a favor de la pelea de boxeo y todo marchaba sobre rieles .
Un miembro del secretariado preguntó:
— Señor McCalley...
— Cash, por favor. Estamos entre amigos — él lo interrumpió con una sonrisa cautivante.
— Bien, Cash, no es ilegal promover una pelea de box en Texas?
— Muchas cosas divertidas están prohibidas aquí. — él parpadeó y muchos comenzaron a reír. — Pero el alcalde está a favor y no tenemos ningún opositor.
Un cántico desafinado llegó hasta ellos por las ventanas abiertas.
— Diablos , alguien le pisó la cola a un gato?
Los hombres dejaron de beber para prestar atención a lo que sucedía allá afuera.
— Parece una peregrinación religiosa — dijo el alcalde .
— De cualquier forma, es una distracción — reclamó Cash, levantándose para cerrar las ventanas. — Hay un grupo de mujeres viniendo en esta dirección, alcalde . Serán sufragistas?
— Ellas de nuevo, no! No sé por qué diablos ellas insisten en tener derechos iguales a los masculinos — agregó el alcalde al mirar hacia afuera.
Todos se levantaron para ver qué sucedía.
— Parece un himno. Será que están anunciando alguna ceremonia religiosa? — sugirió Cash.
— Puede ser, pero están viniendo en esta dirección.
— Y por qué? — Cash tomó un último trago de whisky, sintiéndose frustrado. Faltaba poco para que aceptasen y le diesen el apoyo financiero que precisaba. No podía financiar solo los costos del evento.
— Y esos periodistas? — preguntó el señor Wannamaker, dueño de una gran ferretería .
— Deben estar esperando algo suceda — dijo otro.
Cash no sabía qué demonios estaba sucediendo, pero ciertamente no era problema suyo. Entonces se dio cuenta quien era el líder del grupo : la señora Purdy! Si esa puritana amargada estaba involucrada, nada bueno le sucedería a él o con cualquier otro hombre texano!
Tres policías intentaron detener la entrada de las mujeres a la alcaldía, pero Bonnie los enfrentó :
— Cómo se atreven? Somos ciudadanas que respetamos las leyes , pagamos impuestos y tenemos derecho a hablar con el alcalde !
— El está en una reunión con importantes hombres de negocios — le aclaró uno de los policías.
— Sabemos de que se trata.
— Vamos — pidió Herbert, sujetándola por el brazo. Un periodista salió del medio de la multitud para hablar con el policía .
— Quiere decir que o alcalde no va a atender a las Damas de la Estrella Solitaria? Qué cree que nuestros lectores van a pensar de eso?
El policía pareció reconsiderar la situación. Se secó el sudor y se encogió de hombros , señalando las escaleras.
— Adelante , Damas! Vamos a enfrentar al demonio, pero somos fuertes! El bien triunfará! — incentivó Bonnie.
Las mujeres subieron las escaleras y, en el segundo piso , Bonnie se detuvo confundida con la cantidad de puertas, pero pronto se orientó debido a un fuerte olor a humo de cigarros . Abrió la puerta y entró en la sala, seguida por sus compañeras. Los hombres las miraron un tanto temerosos, excepto Cash McCalley, quien parecía muy molesto.
— Dónde está el alcalde ? — Bonnie exigió.
Un hombre bajo y barbudo vaciló, pero después se presentó.
— Damas, como pueden ver, estamos ocupados en una reunión.
— Me puedo imaginar — Bonnie retrucó. — Siento el olor a cigarro y whisky desde aquí.
— Whisky? — La señora Olsen empujó a las mujeres y encaró a uno de los hombres. — Elmer? Ah, ahí estás. Sabes lo que el médico dijo sobre tu hígado. Deberías estar atendiendo la tienda.
Elmer suspiró, colocó la copa en la mesa y, resignadamente , dijo:
— Si, querida . Estoy yendo. — Y salió con cara de pocos amigos . Unas dos o tres mujeres más descubrieron a sus maridos en la sala y ellos tuvieron que partir.
Bonnie sonrió triunfalmente. El alcalde , quien parecía no saber qué decir, solamente miró al texano alto. Por su parte , Cash le dio una sonrisa encantadora a Bonnie. Aunque ella no se dejaría llevar como tantas otras mujeres, pues tenía experiencia con mercenarios canallas . Detrás de si lograba oír las mujeres suspirando, mientras él se movía.
l Damas — Cash susurró al intentar besar la mano de Bonnie. — Saben que los hombres somos criaturas débiles cuando el asunto es el whisky. Para un texano, es como lecha materna.
— No estamos aquí para hablar con usted . — Bonnie retiró la mano bruscamente. — Venimos a hablar con el alcalde , con los miembros del Consejo Deliberante sobre esa pelea brutal que pretende organizar en esta ciudad.
Bonnie pensó haber oído un gemido, pero Cash pronto se recuperó.
- Señores, vamos buscar sillas para estas damas, para que ellas puedan escuchar mi propuesta. Estoy seguro que después de escucharme, se mostrarán más razonables y volverán al hotel.
— Deje de ser condescendiente y paternalista con nosotras — Bonnie rebatió, y las mujeres la apoyaron.
l Mi estimada señora, se nota que es una bibliotecaria. Siendo un hombre simple , no creo tener certeza de conocer el significado de esas palabras , pero viniendo de usted, sólo puedo agradecerle — él afirmó sonriendo. — Damas, siéntense, por favor.
Qué más podrían hacer? Ya habían traído las sillas.
— Bien, dejemos que la señora hable y exponga por qué la pelea no puede llevarse a cabo . Después de todo , no hay nada que un texano disfrute más que una buena pelea.
Bonnie se levantó, respirando profundamente. Era muy tímida, pero cuando la situación lo requería , sabía defender su punto de vista.
- Caballeros, piensen en la propuesta del señor McCalley. Si esa pelea se realiza, millares de hombres llegarán a la ciudad, jugadores, borrachos, apostadores , carteristas y estafadores . Mujeres .... de vida fácil invadirán las calles de Dallas, y mucho dinero será gastado en alcohol y apuestas. Es ese el tipo de ciudad que desean? Sodoma y Gomorra?
l Notó una mirada esperanzada en los hombres, como si estuviesen imaginando la escena de degradación descripta por ella. Tal vez no había abordado el problema de la mejor manera. Cansada, pero no derrotada, Bonnie se sentó .
— Dios , no podría haberlo explicado de mejor! Creo que está de nuestro lado! — declaró Cash.
— Ni pensarlo ! — replicó Bonnie.
El se frotó las manos en excitación, mientras caminaba por la sala.
— Señores, esta dama tiene razón . Trenes abarrotados de hombres llegarán queriendo asistir a este gran evento deportivo. Ellos necesitarán cuartos, comida y diversión. Todo esto será provisto por los comercios de Dallas. Nos estamos refiriendo a una reactivación económica que beneficiará a la ciudad.
Bonnie saltó de la silla.
— Caballeros, ustedes pueden poner dinero por encima de la moral ?
— Qué crees ? — dijo Cash, divertido.
Muchos hombres se rieron y Bonnie entendió que tendría que cambiar la táctica.
— Vamos, damas, estamos perdiendo nuestro tiempo aquí.
— Ah, ahora veo que es sensata y...
— Yo también soy texana, nacida y criada en Big Thicket! Yo nunca huyo de una pelea. Solamente nos estamos reagrupando.
— Que venza el mejor texano! — Cash levantó una copa en un brindis.
— No planeo perder — ella le prometió y salió de la sala.
Las mujeres volvieron a cantar al salir de la alcaldía, seguidas por los periodistas, que no paraban de anotar los detalles de los acontecimientos.
Bonnie no sabía con certeza qué hacer, pero la situación se estaba haciendo personal; jamás permitiría que un mercader de vicios como McCalley la hiciese quedar como una idiota .
— Damas, vamos a volver al hotel y planear algo. Más tarde tendremos el apoyo de los clérigos.
Las Damas de la Estrella Solitaria se reunieron en el hotel . Más segura de si, Bonnie golpeó el martillo pidiendo silencio.
— Compañeras, necesitamos refuerzos. Debe haber hombres con un poco de consciencia y moral que se opongan al circo vicioso que quieren montar aquí en Dallas.
— Los hombres son criaturas débiles .. — se quejó Ethel.
— Necesitan mujeres que les muestren el camino correcto — agregó Mildred.
Bonnie permaneció en silencio por un instante, ya que no lograba ver a Cash como un ser débil o falto de objetivos . El era astuto como un zorro y , cuando el tema era alcohol, farra, y prostitutas era el más determinado todos. Un hombre libre y desprejuiciado , un hombre que tal vez jamás sería domesticado.
— Esta es mi propuesta — ella le comunicó a las mujeres. — La mayoría de ustedes partirá a mitad de esta semana, entonces pediré la presencia de los representantes religioso de la región para proseguir con nuestra batalla, trayendo nuevas representantes y hasta incluso hombres respetables que puedan ayudarnos.
— No debes volver a tu casa? — indagó a señora Olsen.
— Decidí quedarme hasta ganar esta guerra! — Bonnie respondió con entusiasmo. La biblioteca estaba temporalmente cerrada mientras el nuevo edificio era construido, y Bill se ocuparía de todo por ella. — Las Damas de los alrededores de la ciudad pueden pedirle a sus iglesias que nos apoyen . Sugiero invitar a los sacerdotes y ministros locales a reunirse aquí mañana después del almuerzo. Vamos a votar?
As mujeres gritaron "si" al unísono. Comenzaron a cantar y a aplaudir plenamente satisfechas. Bonnie golpeó el martillo, para que la escuchasen. Después de algunos minutos, se calmaron y se sentaron . Herbert estaba a un lado , solamente espiando y rumiando .
— La moción fue aprobada, entonces pediremos ayuda a los clérigos en esta batalla contra el Mal. Vamos a suspender las reuniones hasta mañana a las dos de la tarde. Ahora, intenten reclutar más personas para nuestra causa.
— Pensaba ir de compras — dijo tímidamente la señorita Piggsley.
— Compras? Mientras tenemos una cruzada contra el Demonio?
— Es que vi unos zapatos que están en oferta en una tienda...
— Oferta? Dónde? — varias preguntaron.
Bonnie suspiró, cómo luchar con compradoras compulsivas?
— Muy bien . Si deben ir de compras, entonces conversen con los vendedores. Recuerden que los hombres que vendrán van a gastar dinero en alcohol y apuestas, no van a gastarlo en tiendas de ropas ; ese es el argumento que debo usar.
Las mujeres concordaron.
De repente, Bonnie se sintió muy cansada. Había hecho mucho calor en la marcha hasta la alcaldía y todavía debía alimentar al gato.
— Herbert, debo ir hasta a estación.
— Pensé que podríamos pasar la tarde jugando al ajedrez- él dijo, intentando tomarle la mano .
— Todavía tengo mucho que hacer — ella declaró, eludiéndolo .
— Entonces, puedo acompañarte ?
— No tienes importantes negocios que resolver? — Estaba ansiosa por librarse de él.
— Puedo postergarlos.
— No, jamás me atrevería a obstaculizar tu trabajo. Puedes ir. El suspiró y partió. Bonnie pidió un carruaje. En su casa, a veces desafiaba las convenciones sociales y cabalgaba , pero en Dallas debía mantener las apariencias y el decoro.
CAPITULO 4
Era casi de noche cuando volvió al hotel a cena. Al principio algunas Damas se mostraron vacilantes, pero con el liderazgo de Bonnie, comenzaron a ponerse más animadas. Todas parecían ansiosas en relación a la reunión del día siguiente. Bonnie era una líder de éxito, Danny se enorgullecería de ella. Ese pensamiento casi la hizo atragantar, entonces terminó de comer y fue al vestíbulo del hotel . Vio a McCalley al mismo tiempo que él la vio. Tenía una rubia voluptuosa colgada de su brazo. Cash se dio vuelta , tal vez intentando evitarla.
Ignorándolo, Bonnie subió al cuarto e comenzó a leer un libro llamado “la mujer Moderna en un Mundo de hombres” . En la conferencia, ella había planeado apoyar el movimiento sufragista, pero la disputa con el empresario de boxeo se había convertido en una prioridad.
Después de algunos minutos, se cansó de la lectura, deseando tener algo más para hacer. Oyó una canción a lo lejos, que hablaba de bailes y de corazones rotos. Su corazón sólo había sido partido por la muerte de Danny. Nunca se había enamorado de ninguno de sus maridos. Hans le había ofrecido refugio en un momento de necesidad; siempre le había estado agradecida, pero no lo había amado. Había creído estar enamorada de Clint Purdy, quien la había cortejado y se había presentado como un hombre respetable. No se había dado cuenta que el interés de él era otro. Pensando en eso, notó que McCalley se parecía mucho a Clint. En cuanto a bailes, tenía escasas oportunidades de ir. Era muy posible que el empresario de la violencia estuviese con la rubia en uno de ellos en ese mismo momento. Bonnie suspiró. No había mucho que hacer en Shot Gun, pues todos vivían demasiado ocupados con el trabajo en las granjas. Por eso mismo se había ofrecido para cuidar temporalmente de la biblioteca. Amaba estar rodeada de libros.
Desde afuera oyó pasos y sonidos ahogados. Reconoció la voz de barítono de McCalley junto con la de una mujer. Oyó el ruido da puerta abriéndose. Entendió entonces que su cuarto estaba pegado al de él. Justo ahora que quería permanecer lo más lejos posible de él . Y lo peor era que McCalley había traído a una mujer!
Oyó el sonido de un gramófono viniendo del cuarto al lado. Cómo iba a dormir? Bien, solamente eran las siete de la tarde , no podría presentar un reclamo. Notó, entonces, que el pañuelo que había colocado en el ojo de la cerradura de la puerta comunicante se había caído. No quería que ese degenerado la espiase. Iba a colocarlo de vuelta cuando la curiosidad la llevó a mirar por la cerradura . No era nada ético, pero muy tentador. Y si él estuviese con una doncella en apuros? Una menor de edad que hubiese sido llevada por engaño? Una mujer que estuviese allí en contra de su voluntad? Debía averiguar.
Cuando miró , lo que vio le demostró que no se trataba de ninguna muchacha inocente. Era la rubia indecente que había visto abajo, ahora bailaba pegada a Cash. El le susurró algo al oído , y ella lanzó la cabeza hacia atrás lanzando una carcajada.
— Fifi, qué bueno que llegaste a la ciudad. Te extrañé mucho . — Cash dejó de bailar y la besó. Y que beso! Bonnie jadeó al ver como él le tocaba los pechos. — Fifi, sabes que me encantas , no?
Bonnie intentó imaginarse qué le encantaba de ella , algo que tenía que ver con el sexo , con certeza . De repente se sintió acalorada. Nadie jamás la había besado así, ni sus maridos. Comenzó a transpirar, con ultraje e indignación. Esa mujer sólo podía ser una ... Cómo se atrevía a traer a una prostituta a un hotel familiar y respetable ? Indignada, metió el pañuelo en la cerradura , sintiéndose un tanto avergonzada por haber espiado.
Tal vez debería hacer algo para rescatar a esa mujer , pero con el oído pegado a la puerta, entendió que ella no quería ser salvada. Qué oprobio! Qué indecencia!
Indignada, Bonnie bajó al vestíbulo del hotel y se presentó al hombre detrás del mostrador :
— Soy la señora Purdy, estoy con la conferencia de las Damas de la Estrella Solitaria. Hay algo muy escandaloso está sucediendo en el cuarto 203 A. Un hombre está con una mujer y me temo que le esté haciendo ... mal.
— Quiere decir... que va a matarla ? — el hombre preguntó alarmado .
— No... Que va a seducirla .
— Cuál es el cuarto?
— El 203 A. Es mejor que se apure, antes que algo suceda y con eso manche la imagen de este hotel.
— Si, señora. — El empleado subió, seguido por Bonnie. Cuando golpeó la puerta de Cash, ella se escondió en su propio cuarto, pegó el oído a la puerta y prestó atención.
— Vayase, estoy ocupado! — gritó Cash, contrariado. — Qué mierda quiere ? Estoy muy ocupado!.
Bonnie oyó al empleado disculparse por la interrupción , pero le informó que había habido un reclamo de una señora quien , probablemente, lo había visto entrar acompañado.
— Así no puedo . Me voy — dijo Fifi.
— No te vayas, ya me lo saco de encima — le imploró Cash.
— Hum, no sé ... tal vez... — ella se dio vuelta y partió.
Bonnie espió por la puerta entreabierta cuando Fifi salió, acomodándose el vestido desaliñado. Cerró la puerta y sonrió . Continuó escuchando la conversación entre los dos hombres.
— Quién carajo presentó el reclamo , Murphy?
— Una viudita medio tímida, muy decente y respetable. Cash gimió.
— Ya me imagino quien es. No le basta con meterse en mis negocios, ahora quiere meterse en mi vida personal.
— Vas a volver a encontrarte con Fifi? — preguntó el empleado .
— No escuchaste lo que dijo ? Creo que mi diversión se acabó por hoy.
— Los muchachos están muy entusiasmados con la pelea. Ya hay apuestas.
— Si , mañana a la tarde me voy a encontrar con la señora Pendigast para cerrar el negocio. Ahora creo que voy a ir al bar. Quieres bajar conmigo? — Cash dijo .
— Por supuesto — Murphy respondió y los dos bajaron . Dos horas más tarde Cash volvía al cuarto, seguramente muy furioso. Menos mal que él no sabía que Bonnie se encontraba en la habitación contigua . Ella verificó si la puerta comunicante estaba trancada y se preparó para dormir. Pero no lograba conciliar el sueño. Intentó concentrarse en la reunión del día siguiente, pero sólo se quedó acostada recordando lo que había visto por el ojo de la cerradura.
Cuando, finalmente, se durmió, soñó que era ella quien estaba en los brazos de Cash y quien recibía sus besos. La boca era caliente, la lengua le acariciaba los labios mientras sus manos deshacían su rodete . El abrazo era firme, para que ella no se escapase. Los dedos se movían sobre los pechos y ella temblaba de deseo, queriendo que él explorase todo su cuerpo y más.
Con un sobresalto, Bonnie se despertó temblando y jadeando. El cuarto estaba caluroso , pero no tan caliente como su cuerpo. Arrojó las sabanas, se levantó de la cama y abrió la ventana. Nunca había tenido un sueño erótico y el hecho que el protagonista fuese Cash la enervaba todavía más.
CAPITULO 5
El domingo a la mañana, Bonnie tomó el desayuno en el cuarto, compareció a las plegarias realizadas en el salón de baile del hotel, organizadas para las damas da convención, y , más tarde, se unió a sus compañeras para un almuerzo liviano en el restaurante. Cash también apareció con algunos compañeros. Pasando por al lado de Bonnie, se curvó y la saludó .
— Qué hombre más encantador! — dijo una señora al lado de ella, mientras otras suspiraban.
— Es un mal bicho — retrucó Bonnie. — Deberían haber visto lo que hizo ayer.
— Qué hizo ? — todas preguntaron, curiosas.
A Bonnie no le gustaban los chismes. Miró a Cash, quien le sonrió , irritándola.
— Mejor dejémoslo ahí . Recuerden que tenemos la reunión con los clérigos.
Observó a Cash. Como siempre, él comía un enorme y suculento bife mientras conversaba con los hombres a su lado. Por cierto eran hombres de negocios que procuraba tener como aliados. Todo aquello se había vuelto muy personal. Bonnie sonrió al imaginarse la reacción de McCalley cuando supiese de la inminente asociación con los sacerdotes y pastores.
Después del almuerzo, las damas se reunieron con los clérigos en una de las iglesias de la ciudad. Había unos veinte hombres.
— Señora Purdy, de qué se trata esta reunión? — El hombre alto y delgado la miró por sobre sus lentes.
— Supongo que algunos de ustedes ya habrán oído hablar de Jack McCalley, cuyo sobrenombre es Cash.
— Muchas jóvenes han venido a confesarse conmigo, asumiendo los pecados que cometen con el señor McCalley — un padre comentó.
— Aparentemente, él es irresistible para algunas mujeres — Bonnie afirmó, asqueada.
— Gracias a Dios! Qué bueno es saber que todavía hay mujeres decentes inmunes a ese pecador — dijo el reverendo Tubbs, un hombre bajo y gordo, con mejillas rosadas.
Intentando no pensar en el hombre alto y viril, Bonnie continuó :
— El problema no son las mujeres. Como deben saber, McCalley tiene intención de promover una pelea de boxeo en Dallas.
Dos de los sacerdotes, que hasta entonces parecían dormitar, súbitamente se mostraron curiosos.
— Una pelea sanguinaria entre dos hombres que se supone pertenecen al mundo civilizado — ella prosiguió.
— Señora Purdy — el sacerdote más viejo dijo —, los texanos siempre han peleado. Creo que está en la sangre de ellos.
— Mas hay dinero de por medio! Tal vez no lo sepan que pero yo he sufrido inmensas pérdidas a causa de peleas como esa. — Hans y Clint estaban indirectamente conectados, pero Danny... — Es muy doloroso, prefiero no comentar — ella declaró, a pesar del interés de los presentes. — Lo que me molesta y me preocupa son las personas que serán atraídas por ese evento: jugadores, mujeres vulgares, bandidos., alcohólicos ...
— Ah, finalmente un poco de diversión en esta ciudad ! — el padre alto comentó y todos se volvieron para mirarlo.
— De dónde viene , padre? — preguntó Bonnie.
— De Gainesville, me mudé hace poco .
— Ah, eso explica todo ! — ella concluyó .
Gainesville quedaba al norte de Texas, lo que había al sacerdote prácticamente un yanqui o , al menos, un liberal. Ella se jugó su última carta:
— Señores, reflexionen conmigo. Si no nos ayudan, buena parte del dinero local será gastado en esa pelea en vez de ir a las colecta de sus iglesias.
Aquello definitivamente los afectó.
— Mi Dios! — exclamó un padre gordito. — Debemos hacer todo lo posible para evitar esa pelea. señora Purdy, díganos qué podemos hacer?
— Podrían unirse a nosotras en una marcha hasta la alcaldía. Y qué les parece llevar a la gente de sus congregaciones?
— Siento mucho informarles que muchos de los hombres parecen muy interesados por esa pelea — dijo el más viejo.
— Entonces lleven a las mujeres. Sabemos que ellas se opondrán a cualquier acto que involucre mujeres sórdidas, juego, apuesta y alcohol . Pero también debe haber algunos hombres dispuestos a apoyarnos también .
— Tiene razón — declaró el reverendo Tubbs. — Las mujeres van en contra de cualquier cosa que los hombres consideren divertido. Concuerdo con que nuestra congregación debe apoyar al movimiento liderado por la señora Purdy.
Por fin, llegaron a un acuerdo de que marcharían todos juntos hasta la alcaldía el miércoles a la tarde.
Bonnie se sentía realizada mientras se dirigía hasta a estación. Llegando allá, vio un platito con restos de comida. Alguien más estaba alimentando a Tom? Lo llamó y el gato apareció, pero sin aproximarse . Qué pena que el gatito no confiase en ella. Cuando terminase su trabajo, volvería a su casa y le gustaría mucho poder llevárselo . Entonces pensó en McCalley. Qué mujer habría intentado domesticarlo? Apenas podía esperar para ver la reacción de él cuando descubriese lo que estaba por venir.
CAPITULO 6
Cash estaba de buen humor al ir visitar a la señora Pendigast, en los límites de la ciudad. Se decía que ella estaba dispuesta a alquilar un terreno , suficientemente grande como para montar un ring , vestuarios y un estacionamiento para los carruajes y carros que vendrían.
Había perdido algunos comerciantes temerosos, pero la mayoría todavía estaba con él. Eso porque él les había asegurado que a mediados de esa semana todas esas mujeres ya estarían dejado la ciudad, inclusive la irritante señora Purdy. Pero Cash no podía imaginarse que su humor pronto cambiaría. Cuando llegó a la casa, notó un carruaje y se preguntó de quién sería . Cuando se apeó del caballo, la señora Purdy salió. Por la expresión de ella, no parecía muy contenta do que él .
— Bello día, señor McCalley — Bonnie lo saludó sin sonreír.
— No sabía que conocía a la señora Pendigast.
— Somos viejas amigas.
— Ya se iba ? — No quería que ella entrase de nuevo para estropear sus planes.
— Así parece, no? Pasamos una tarde muy agradable.
— En ese caso, déjeme ayudarla. — Pareciendo aliviado, Cash se aproximó al carruaje.
— Soy perfectamente capaz de subir sola — Bonnie afirmó, mirándolo de soslayo. — Además, soy capaz de controlar un caballo incluso mejor que usted.
— Lo dudo, pues yo fui vaquero. — Jamás había conocido una mujer más desafiante que ella, Cash pensó apretando los dientes .
— Y dejó ese empleo decente por su actual ... ocupación?
Cash no entendió muy bien lo que Bonnie quería decir con aquello, pero , como buen texano, no podría intercambiar insultos con una dama.
— Sólo estaba intentando ayudar a una viuda de mediana edad a...
— Mediana edad !? Entérese que sólo tengo veintiséis años ... recién cumplidos !
Carajo , esa vez , si que estaba en apuros. Cómo podría reparar esa situación?
— Mil perdones, señora. Es que, ... oh bien. .. con los cabellos atados ... y esa ropa ... yo no estaba seguro ... — balbuceaba y se confundía cada vez más,.
— Qué pasa con mis cabellos? — El tono de voz de Bonnie subió todavía más,.
— Son... lindos, pero es que el ...
— Déjelo ahí . — ella parpadeó y se ruborizó intensamente . — Yo tengo una apariencia ... conservadora, una apariencia que condice con mi condición de viuda respetable. Pero creo que usted no entiende eso.
El se enderezó .
— Mi madre, que Dios la tenga en la gloria , era una mujer muy respetable.
— Entonces, me imagino que debe estar revolcándose en la tumba!
— Sin duda. — él sonrió .
— Que pase bien, señor. — Bonnie parecía molesta y apresurada . Cuando levantó la falda para subir al carruaje, el taco del zapato se enroscó en el ruedo, y ella se habría caído si no fuese porque Cash la sujetó. — Saque sus manos de mí, bruto!
Que mujer más insoportable ! Qué había hecho para merecer semejante reacción?
— Señora Purdy, solamente estaba intentando ayudarla. Lamento haber sido mal interpretado.
Bonnie se sintió todavía más avergonzada y balbuceó :
— Entonces. .. soy yo quien debe disculparse. Fui muy brusca.
El la reconfortó asegurándole que no había actuado correctamente al ayudarla sin su consentimiento, le pidió disculpas una vez más yle preguntó se podría auxiliarla. Colocó las manos en la cintura fina y , de cerca, se dio cuenta que ella era, de hecho, más joven de lo que aparentaba.
— Que tenga un buen día, señora Purdy.
— Buen día, señor McCalley. — Bonnie de repente, parecía muy frágil.
Cash se rascó el mentón al darse cuenta que ella poseía un punto débil . Si había una cosa que él conocía eran las mujeres. Pensando en eso, tomó una caja de chocolates de la alforja y subió las escaleras de entrada. Pronto una señora de cabellos blancos atendió la puerta.
— Entre, por favor, señor McCalley.
— Que bueno ver a una dama tan encantadora. — Le Entregó los chocolates.
— Oh, cuánta gentileza! Por favor, siéntese. La criada traerá el té . Gusta?
— Me encantaría — Cash mintió, pues prefería el whisky.
— Por poco no se encuentra con una querida amiga mía , la señora Purdy. Hacia mucho tiempo que ella no venía a Dallas.
El intentó sonreír, pero se preguntó qué había venido a hacer esa zorra allí.
— Nos encontramos cuando ella partía. Es una dama adorable. — Sólo esperaba que Dios no lo castigase por mentir tan descaradamente.
— Verdad? Pobrecita, no tuvo suerte con los hombres: enviudó dos veces.
Deben haber muerto para librarse de ella, Cash pensó, pero solamente sonrió , solidariamente . En ese momento el té fue servido.
— Sé como les gusta a los hombres el té. — La mujer guiñó un ojo y le agregó una dosis de whisky.
— Señora Pendigast, usted vivirá para siempre en mi corazón. — Después de un buen trago, Cash se sintió más generoso con el mundo, inclusive con la señora Purdy.
La señora Pendigast continuó con la historia:
— Bonnie tuvo mala suerte con los maridos. A los dieciséis años se casó con un hombre mucho más viejo para huir de su padre. Después Hans acabó muriendo en una pelea. El segundo fue muerto unas horas después del casamiento.
— Pobrecita — comentó Cash, pensando en la suerte que el hombre había tenido.
— Como él murió hace cuatro años, Bonnie podría buscarse otro marido. No entiendo por qué continua usando ropa de viuda — La vieja dama comentó.
— Tal vez lo amó mucho.
— Puede ser... Ingenua como es, no debe haberse dado cuenta que él era un canalla . Por lo que supe , él no se ocupaba mucho de ella.
Por lo que Cash se recordaba de Clint, a él le gustaba otro tipo de mujer. Debería haber estado borracho cuando dijo "si " en el altar.
Después de un poco más de té y de conversación , él entró en el tema que lo había llevado hasta allí.
— Estimada señora, vine a traerle los papeles para el alquiler del terreno para el evento de boxeo.
l Ah, la pelea de boxeo , Si... Sabe que usted me gusta, verdad?
l Algo en el comentario de la mujer lo hizo desconfiar .
— Y usted me gusta, señora.
— Es por eso que todo esto se me hace más difícil... — ella comentó. Cash presentía que sería derrotado por una anciana.
— Hay algún problema? Pensé que habíamos resuelto todo.
— Vea , Bonnie me explicó todo sobre la pelea de boxeo... me dijo que sería sangrienta.
— Pero los hombres van a usar guantes de boxeo . No creo que vaya haber mucha sangre ....
— No fue eso lo que Bonnie me dijo . Ella vino aquí especialmente para explicarme como ese evento perjudicaría a la ciudad.
Dios ... por qué no había ahorcado a esa viuda en vez de ayudarla.
— No será posible que ella esté exagerando los hechos por alguna razón personal ?
— Está diciendo que la presidente de las Damas de la Estrella Solitaria es mentirosa o manipuladora ? — La anciana lo miró . — Yo misma soy miembro de ese club .
l No lo sabía. — Desanimado, Cash se reclinó en la silla, con los documentos en las manos. Esa viudita no era tan ingenua después de todo . Hasta podría ser una excelente jugadora de póker.
l — Señora Pendigast, piense en todas las personas que vendrán a la ciudad y en las ganancias y prosperidad que podría traer a los habitantes.
— Mujeres que venden sexo , carteristas y apostadores , según Bonnie. Y ella debe tener razón . Pensándolo bien, el boxeo no es un deporte apropiado para que una dama de la Estrella Solitaria, como yo , apoye.
— Pensé que teníamos un acuerdo. No tengo ningún otro lugar disponible para este evento — reclamó Cash.
Ella se encogió de hombros y volvió a tomar té.
— Lo siento mucho , pero después de hablar con Bonnie, no puedo cederle mi terreno.
Cash argumentó, pidió, imploró, se rebajó pero , finalmente, salió de la casa sin el contrato firmado.
En ese tiempo, Bonnie, ya estaba de vuelta en el hotel, observaba su reflejo en el espejo, acordándose de las palabras de McCalley. Aunque él no le simpatizaba , su comentario la había amargado. Cómo había podido pensar que ella era una mujer de mediana edad ?
Comenzó a verse a través de los ojos de él. El cabello oscuro estaba sujeto tan firmemente que le estiraba anormalmente la piel de la cara. El vestido negro, además de estar fuera moda, estaba descolorido. Parecía mismo una bibliotecaria tímida. Pero esa apariencia había sido elegida justamente para protegerla de hombres como Clint Purdy. Y , aun así, su orgullo había quedado herido por las palabras de McCalley.
Nunca se había considerado bonita, por eso no perdía tiempo con la ropa y su apariencia. Observándose ahora, un poco de vanidad surgió en Bonnie . Jamás sería como Fifi, pero tampoco era una mujer para descartar.
Qué mal le haría probar un nuevo peinado? Llamó a la recepción y pidió algunos pertrechos. Después de lavar sus cabellos, comenzó a enroscarlos, marcando bucles.
Mientras se arreglaba, oyó pasos en el corredor, la puerta al lado fue abierta y cerrada con violencia. En seguida, escuchó a Cash McCalley caminando impacientemente por el cuarto, soltando una serie de improperios. Parecía estar furioso.
Bonnie sonrió . La señora Pendigast había cumplido con lo prometido, y el gusano no estaba acostumbrado a que una mujer contrariase su voluntad contrariadas . Se merecía eso, pues, además de insultarla, había hecho que se comportase como una niña tonta, balbuceando y tropezándose. Respiró profundamente y se acordó de la colonia que él usaba . No había notado lo grande y fuerte que Cash era hasta que la había sujetado por la cintura para colocarla en el carruaje.
Después algunos minutos más de insultos , Bonnie oyó ruido de agua. El debía estar lavándose para calmarse. Se imaginó como se vería sin camisa. Se ruborizó con ese pensamiento. Por poco no sacó el pañuelo de la cerradura para espiar , pero se contuvo, horrorizada con ese comportamiento. Oyó cuando él dejaba el cuarto. Probablemente iría a alguna taberna, quizás a encontrarse con Fifi. Esa idea la irritó y se sintió molesta .
Terminando de arreglar su cabello , se estudió en el espejo. El cabello caía en bucles , amarrado con una cinta a modo de vincha . Se sintió un tanto infantil , pero por lo menos ahora parecía más joven. Satisfecha con su nueva apariencia, bajó para cenar.
En el restaurante, vio Cash. siguiendo al camarero , intentó pasar rápidamente por al lado de la mesa de él, pero Cash se levantó, le bloqueó el camino , y la sujetó por la muñeca.
— Qué bueno que vayas a unirte a mí para la cena, Bonnie — él dijo sin sonreír.
— Estoy viendo unas mis amigas allá en el fondo. — Bonnie intentó se libertar. — Estoy segura que me han reservado un lugar para mí . Suélteme, canalla.
Cash se dio vuelta , asintió y le sonrió a las damas. Todas le sonrieron en respuesta , suspirando.
— Viste ? Ellas a consideran que tienes mucha suerte de poder cena conmigo, entonces siéntate . Ya .
El camarero los miró y después le preguntó a Bonnie si todo estaba bien.
El salón estaba repleto y todos parecían observarlos. Ella no quería causar un escándalo. Una cosa era luchar por una causa justa, otra manchar su reputación.
— Si, todo está bien — respondió al camarero .
l Me alegra que pienses así. — Cash sonrió con malicia. Corrió la silla y , después de un momento de vacilación, Bonnie se sentó.
CAPITULO 7
Cash la miró fijamente. — Te cambiaste el cabello! Te quedó muy bonito.
— Venía planeando hacer un cambio — ella argumentó.
Cash volvió a sentarse, colocó los codos en la mesa y se inclinó hacia ella, examinándola.
— Estás mucho mejor — dijo con aprobación.
— Si hubiese sabido que le iba a gustar , no me lo habría cambiado.
— Intratable, pero valiente . Bonita, también . Si , señora Purdy, creo que te he subestimado .
— Es lo que las personas suelen hacer, tal vez porque soy menuda y baja.
— Noté tu figura delicada cuando te levanté .
l No me siento muy cómoda discutiendo asuntos tan personales. —Bonnie se ruborizó .
— No quiso avergonzarla, señora Purdy. — él sonrió nuevamente. — Pero dado como está la situación me voy a tomar la libertad de llamarte Bonnie, no te molesta?
— Si me molesta . Sólo Herbert tiene esa libertad.
— Ah, Ss. el vendedor de alimento para gallinas... — Con el ceño fruncido , Cash tomó el menú.
— Herbert es un caballero muy respetable, a diferencia de usted. Un día me casaré con él — Bonnie le informó.
— Sos vos quien saca los temas personales , Si quieres mi opinión , sos vos quien viene evitando eso hace mucho tiempo. — Cash la miró , muy seguro de si.
— Y cómo sabe eso?
— Estuve informándome — Cash respondió con un guiño de ojo.
— Mi vida personal no es asunto suyo ! Por favor, vamos cambiar de tema . Bonnie tomó el menú.
— Bueno, vamos a hablar de la pelea de boxeo .
— No me refería a eso. Qué tal si hablamos del clima ?
— Clima ? — él se encogió de hombros . — Veamos, hace bastante calor allá afuera. Es un típico día de verano . Ahora vamos a conversar sobre algo realmente importante.
— No creo que tengamos ningún asunto que discutir. — ella tomó la servilleta y se la colocó sobre su regazo.
— Esta tarde intentaste destruirme económicamente.
— No sé a que se refiere.
— No te hagas la inocente! No sabes mentir. Me refiero a la señora Pendigast. Le llenaste la cabeza en contra de mis planes. Por favor, dime qué te hice para merecer eso...
Bonnie evitó la mirada de él, más oscura ahora, como una tormenta aproximándose.
— No tengo ningún interés en sus negocios, a pesar de que sospecho que son un poco, o mejor dicho , muy oscuros. Usted me hace acordar a mi último marido.
— Ah! Entonces es eso...
Bonnie no quería haber revelado tanto sobre sí misma, levantó el menú y se escondió detrás de él.
— Clint era un encantador de serpientes , exactamente como usted , capaces de fascinar a una mujer y después meterla en grandes problemas.
Cash se inclinó más y , bajando la voz, preguntó :
— Me consideras encantador y fascinante , entonces?
— Le estoy hablando de Clint .
— Bonnie me llamaste encantador y fascinante .
— No fue eso lo que quise decir. — Nerviosa, Bonnie se movió y miró a su alrededor , buscando al camarero . No veía la hora de comer para poder marcharse de allí .
— Bonnie , me solidarizo con vos . Conocí a tu marido.
— No lo creo . — ella levantó a voz, y pensó en salir corriendo, pero las personas parecían estar observándolos.
— En verdad , presencié su muerte — Cash informó.
— No le creo. Yo estaba arriba , en el hotel , mirando por la ventana, y no lo vi allá.
Cash bajó todavía más la voz:
— Yo me encontraba en la taberna cuando él fue atrapado en flagrante. Una pelea empezó y algunos hombres corrieron detrás de él por la calle . Yo los seguí para ver qué sucedía.
— Está acusando a Clint de robar en el juego? — Bonnie comenzó a levantarse , pero Cash le sujetó la mano .
— Sabes que tengo razón. Yo vi la pelea y vi a tu marido escapándose .
— Una pelea callejera ! Fue eso lo que lo mató ! — ella estaba lívida. — Mi primer marido también murió así.
— Bonnie , no fue la pelea lo que lo mató. Clint atravesó una calle corriendo y fue atropellado por un carro.
— Si no hubiese sido por la pelea, él no habría huido y no habría sido atropellado — ella declaró muy enrojecida .
— Lo lamento por vos , pero Purdy murió hace más de cuatro años y no era grande cosa como hombre . — Cash levantó una ceja. — Me pareces demasiado inteligente como para haber caído a la seducción de él.
Bonnie se puso roja de rabia.
— Cómo te atreves? — se levantó y salió caminando velozmente con la cabeza erguida.
Con certeza Cash lo había conocido. Cómo se arrepentía de haberse casado con ese jugador... había sido tan ingenua y tan estúpida al creer que Clint la amaba, cuando, de hecho, él estaba detrás de... ella todavía usaba luto por lo que él le había dicho momentos después del casamiento. Eso evitaba a aproximación de hombres indeseables. Después de Clint, creía que ningún hombre podía amarla por ella misma. El único hombre que la había amado había sido su hermano, Danny, y había su culpa que él hubiese muerto en una pelea de boxeo .
Subió al cuarto y pidió que le trajesen la cena. Ahora estaba mucho más determinada a detener la violencia promovida por McCalley. El la hacía sentirse muy vulnerable, como se pudiese leerle el alma. Eso la llenaba de miedo y rabia.
Y por supuesto que las Damas de la Estrella Solitaria tenían otros asuntos importantes que resolver, pero el Estado do Texas jamás sería civilizado mientras los hombres se reuniesen para asistir a peleas brutales. Con los padres y los pastores protestando a su lado, ciertamente el proyecto de McCalley quedaría en la nada.
Después de estudiar las notas para el día siguiente, Bonnie se preparó para acostarse. Pero por algún motivo no lograba dormir. Continuaba reviviendo el momento en que Cash la había sujetado por la cintura. Eso la hacía sentirse muy frágil, y la hacía detestarlo todavía más,. Continuó rodando en la cama, intentando dormir, y sonrió al acordarse da expresión de él al verla conducir el carruaje.
Oyó cuando McCalley entró en el cuarto, arrastrando los pies y cantando, estaba borracho. No era de sorprender. Ya podía imaginar donde había pasado las últimas horas, y la cara de la rubia vino a su mente. No quería pensar en lo que ellos podían haber hecho. Daba gracias a Dios porque Herbert fuese un hombre tan respetuoso. Estar con un hombre sin mucha gracia era el precio que tenía que pagar por querer un prometido respetuoso, previsible y confiable.
Agudizó los oídos intentando escuchar algo más . Cash tropezó y
después cayó en la cama. Se lo Imaginó acostado, a medio desvestir. Su propia cama le pareció mucho mas grande y más solitaria. Si, debía establecer una fecha de casamiento con Herbert. Haría eso... algún día.
Al día siguiente amaneció soleado. Bonnie tomó el desayuno , guardó una feta de tocino para Tom y , en seguida, se vistió . Del cuarto de la lado solamente se escuchaban ronquidos. El sueño profundo de Cash, debido a su borrachera, le daría una buena ventaja.
Antes de bajar, se observó en el espejo, examinando el vestido con una mirada crítico. No sería que su apariencia era simplona y anticuada en vez de respetable ? Tal vez el vestido estuviese fuera de moda y un poco descolorido . De cierta forma, el arrogante McCalley tenía razón , Clint había muerto hacia más de cuatro años y nadie podría condenarla si se vistiese de gris claro o si abandonase el luto. Y con más razón porque solamente había estado casada con él por pocas horas y ni siquiera habían compartido una cama; Clint había preferido ir a la taberna más cercana a jugar naipes o para estar con otra mujer.
Canturreando, Bonnie dejó el cuarto, feliz de llevar una ventaja sobre Cash . Al que madruga, Dios lo ayuda . Había mucho que planear para liderar centenas de personas en una marcha de protesta en la alcaldía.
CAPITULO 8
Cash se despertó con un gemido, rodando de la cama. Miró el reloj. Las cuatro . De la mañana o de la tarde? Estudió la posición del sol por la ventana. Cuánto tiempo había dormido? Se acordaba vagamente de una partida de cartas, de Fifi , del whisky. Mucho whisky. Había necesitado ahogar sus penas. Esa viudita lo estaba haciendo perder mucho dinero, y a los hombres do Texas, mucha diversión. Lo que llamaban una mujer respetable siempre acababa siendo una aguafiestas empeñada en terminar con la alegría de los hombres y empeñada en domesticarlos. No permitiría que algo así le sucediese a él.
Notó su propio estado: a medio vestir y con la cabeza latiendo como si una tribu de indios le estuviese haciendo una danza de guerra en el cerebro. Quería continuar durmiendo , pero el Consejo Deliberante se reuniría a las seis y debía estar allá. Cuando consiguiese el permiso, la señora Bonnie Purdy y su grupo de mujeres respetable se tendrían que ir a la mierda . Pronto el encuentro anual terminaría e ellas volverían a sus cocinas, al lugar de donde nunca deberían haber salido, y la irritante señora Purdy retornaría a su biblioteca. No hay que dure cien años, Cash se dijo.
Con la cabeza latiendo, bajó al restaurante, atento a la presencia de esas mujeres. Afortunadamente ellas no se encontraban allí . Pidió un jugo de tomate y siguió con un bife grande y huevos revueltos . Puso la cabeza entre sus manos y gimió.
Consiguió tragar la comida, pero no estaba seguro de cómo le sentaría en el estomago. Llamó al camarero y le pidió:
— Joe, sé bueno y tráeme un whisky doble .
— Tal vez café sea mejor — el camarero sugirió .
— Más tarde. Ahora, el whisky, por favor. — mirando a su alrededor , dijo: — No vi a ninguna señora de las Damas de la Estrella Solitaria. Será posible que ya se hayan marchado del hotel?
— No creo. Ellas almorzaron aquí. — El muchacho se encogió de hombros y fue a buscar el whisky . Cuando volvió, Cash lo tomó en un solo trago.
— Ah! — Saboreó la bebida y suspiró. Ya se estaba sintiendo mejor.
Hablaría en el Consejo, formado en su mayor parte por viejos amigos y compañeros de juego. Era seguro que le darían el permiso. Los boxeadores ya debían estar preparándose para llegar a Dallas, armar los campamentos e iniciar los entrenamientos.
No lograba parar de imaginarse el dinero que ganaría y comenzó a pensar en todos los detalles de la organización.
Se dio cuenta que no lograba concentrarse con todo ese ... barullo. Pero, qué sería ? Parecía que una multitud entonaba himnos. Una procesión religiosa? Una acto patriota? Le preguntó al camarero si había alguna celebración en la ciudad.
— No tengo la menor idea — respondió Joe.
Los cánticos se aproximaban, y , con un dolor de cabeza, era todavía más difícil para Cash aguantar los cantos desafinados . Suspirando, se levantó , fue hacia el frente del hotel y siguió a los otros curiosos para ver qué sucedía.
— Qué pasa ? — él preguntó .
— No sé — respondió un hombre a su lado. — Parece un grupo de sacerdotes.
Entonces Cash vio que, en la línea del frente, algunos religiosos que sostenían un enorme cartel que decía :
ASOCIACION PASTORAL DE DALLAS. EL PECADO DEBE SER EXPULSADO
Fue el turno del hombre de preguntar:
— Y las mujeres, qué están haciendo?
— Qué mujeres? — Cash se estiró para ver; la marcha era mayor de lo que había imaginado . Una fila de mujeres determinadas, con los distintivos rojos, blancos y azules de las Damas de la Estrella Solitaria, marchaba detrás de los pastores y los sacerdotes. Las Damas cargaban un cartel que decía:
POR UN TEXAS CIVILIZADO. CIVILIZACION O BARBARIE - DIGA NO A LA DEGRADACION HUMANA
El no sabía bien lo que a palabra "degradación " significaba. Parpadeó al reconocer a Bonnie Purdy en medio de la fila, sujetando el cartel .
Cuando ella lo vio, lo saludó con una inclinación de cabeza.
— Sabía que era demasiado bueno como para ser verdad. Pensé que ya se habían ido — dijo, gimiendo al oír una pequeña banda musical improvisada que pasaba, golpeando ollas, y las mujeres que cantaban:
— Marchamos por la paz ,marchamos por el bien , marchamos por amor nuestra comunidad...
— Esta es la mayor marcha que haya visto en esta ciudad — el hombre comentó. — A dónde estarán yendo?
Cash tuvo una terrible sospecha; parecía que iban en dirección a ... la alcaldía. Abriéndose camino entre la multitud, intentó alcanzar la marcha . Esa perra maldita y las brujas de sus compañeras habían conseguido involucrar a las iglesias y habían sumado muchas personas a su protesta. La viudita lo había pasado como alambre caído . Admítelo, Cash . Si no estuviese tan furioso, tal vez admiraría su astucia. Podría ser una perfecta jugadora de póker, pero , por lo visto, ella no jugaba ni al dominó . Debía alcanzarlos y confrontarlos antes que entrasen a la alcaldía, pero se hacía difícil avanzar por entre la multitud.
Tenía que detener a esas malditas . Con la presencia de decenas de sacerdotes y centenas de mujeres virtuosas e indignadas, el Consejo lo pensaría dos veces antes de aprobar cualquier cosa de naturaleza pecaminosa , aunque todos los hombres del a ciudad estuviesen a favor.
Llegó a la primera línea de la marcha al mismo tiempo en que un grupo de periodistas hacía anotaciones en sus libretas. La marcha se detuvo y un sacerdote gordo levantó las manos, pidiendo silencio.
— Como la señora Purdy dice, si Dios lo permite, hoy tendremos la oportunidad de salvar a Dallas de un evento brutal y pecaminoso. Ahora, recemos y sigamos adelante para confrontar a los miembros del Consejo.
Cash pensó que podría enfrentar a las mujeres y a los religiosos , pero poner a Dios en el juego no le pareció muy justo. Entró en el edificio de la alcaldía junto con Bonnie Purdy .
— Si fueses un verdadero caballero, estarías sujetado la puerta para que yo pase primero — ella dijo.
— Si no fuese tan caballero te cerraría la puerta en la cara se . Por qué vos , y ese grupo de locas , no vuelven a sus cocinas en vez de amargarle la existencia a unis pocos hombres que sólo quieren diversión ?
— Sos un cerdo machista y chauvinista!
— No tengo la menor idea de lo esas palabras significan , sólo entendí lo de cerdo.
Eso es suficiente.
Las personas los apretaban contra la puerta y Cash tomó consciencia del cuerpo de Bonnie pegado al suyo . Por un instante, olvidó a que ella era una tortura y tuvo que contener para no aprovechar el apretujón y pellizcarle las nalgas redondeadas. Con certeza Bonnie Purdy armaría un escándalo y él se ligaría una docena de golpes con parasoles femeninos .
Todos entraron a la alcaldía , la multitud todavía a cantando los himnos. Dentro del Consejo Deliberante , las sillas pronto fueron ocupadas, y muchas personas tuvieron que quedarse de pie sujetando los carteles . El alcalde golpeó el martillo, pidiendo silencio.
— Qué significa todo esto ?
Los sacerdotes hablaron al unísono:
— El pecado debe ser expulsado de esta ciudad !
— Amén ! — gritaron las damas.
— Compañeros! — clamó uno de los consejeros. — Nosotros, los texanos, siempre fuimos un poco indolentes y laxos en cuanto al pecado...
— Estamos hablando de violencia descarnada de un ser humano contra otro ! — Bonnie bramó. — Si permitimos que eso ocurra, lo que vendrá a continuación será Sodoma y Gomorra !
— Es una vergüenza exagerar de esa manera ! — Cash gritó, irritado. — Les recuerdo que el boxeo es un deporte reglamentado, no es violencia descarnada — le aclaró al Consejo.
— Ese tipo de espectáculo, donde se legaliza la violencia, es perjudicial para la imagen de Dallas! — Bonnie gritó.
— Señora, Dallas no es precisamente una escuela de señoritas cristianas .
— Les pido que razonen — ella pidió, subiéndose a una silla para que todos pudiesen verla. — Queremos que personas de otros estados compren casas y se muden a Dallas, para llevar una vida en familia y en paz. La época de juergas , de peleas callejeras y hombres retrógrados como Cash McCalley ya pasó.
— Bravo ! — apoyaron las mujeres.
Cash pidió silencio y se aproximó a Bonnie.
— Gente , esta pelea atraerá a millares de espectadores y tal vez nuevos habitantes para Dallas . Ellos necesitarán cuartos de hotel, comidas y un millón de cosas más .
El alcalde , amigo de Cash, quien también poseía un restaurante, concordó :
— EN eso él tiene razón.
Bonnie miró a su alrededor .
— Gente , ustedes pondrían la ganancia económica por encima de la mora l?
— Estás hablando con texanos. Qué crees ? — retrucó Cash.
El ministro metodista avanzó y dijo:
— Señores consejeros, debo recordarles que nosotros , los ministros, podemos influenciar el voto de los ciudadanos decentes y devotos?
— Los jugadores y los pecadores también votan, y creo que somos mayoría — desafió Cash.
— Si, pero normalmente están demasiado borrachos como presentarse a votar — agregó Bonnie.
— Es verdad — él fue obligado a admitir.
Los periodistas anotaban el debate sin parar y la multitud volvió a cantar.
Los miembros del Consejo miraron a Cash; el alcalde se encogió de hombros , como si no pudiese hacer nada, y golpeó el martillo una vez más . Los sacerdotes dejaron de cantar, pero las mujeres continuaban sacudiendo los cartelones de protesta.
— Tal vez convenga organizar un comité para evaluar el problema — sugirió el alcalde .
— Ni pensarlo ! — protestó Bonnie. — Ya sabe lo que dicen, si quieres que algo quede en la nada, forma un comité. Ustedes están queriendo ganar tiempo hasta nuestra partida.
El dolor de cabeza de Cash sólo empeoraba. Quería agarrar a esa mujer , ponerla sobre sus piernas y darle unas buenas palmadas.
El alcalde parecía abrumado. Cash sabía que él planeaba comprar asientos en la primer fila y hasta hacer alguna apuesta.
— Señor McCalley, tendremos que hacer una votación.
Las mujeres y los religiosos celebraron.
— Espere un minuto! — él rugió. — Ustedes saben que hay más pecadores que gente religiosa en Dallas y que ellos quieren ver una buena pelea de boxeo !
— Piensen antes de votar — Bonnie previno a los miembros del Consejo —, piensen en el futuro de Dallas y en las próximas generaciones.
— Mierda , cómo es posible que una simple pelea de boxeo puede afectar a futuras generaciones? — Cash argumentó.
— Embriaguez, adicción al juego , violencia y promiscuidad. — ella levantó la voz. — Realmente quieren promover ese tipo de comportamiento en sus esposas e hijos? Dallas é ese tipo de ciudad?
— No! — gritaron las Damas.
— En Texas, siempre hubo alcohol , juego y peleas. Por qué cambiar ahora? — él tentaba hacerse oír por encima de los gritos.
— Señores consejeros, tendrán que darle explicaciones a sus esposas si votan a favor. Además, algunas de ellas están aquí presentes — amenazó Bonnie.
Cash gimió al percibir las expresiones en la cara de algunos consejeros. La simples idea de tener que enfrentar a sus esposas los amedrentaba.
— Una buena pelea de boxeo , eso es Texas! Ustedes son hombres , no ratas ! Recuerden a los héroes texanos , creen que Crockett, Travis y Bowie se curvarían delante de su esposas? — Cash los desafió.
— Sin duda, si conociesen a mi mujer — uno de ellos murmuró.
—Si , recuerden a los héroes de Texas — pidió Bonnie, agitando una bandera de Texas. — esos hombres murieron para que construyésemos un Estado libre de pecado!
— Miembros del consejo, no podrían postergar esta votación por algunos días? — Si Cash consiguiese librarse de las Damas de la Estrella Solitaria, estaría a salvo, pues aún los sacerdotes y ministros , siendo texanos, apreciaban una buena pelea.
— Voten ahora! Con el pueblo como testigo! — exigió Bonnie.
La multitud se animó y , en vano, el alcalde pedía silencio.
Finalmente , el Consejo votó contra la realización de la pelea, y los consejeros dejaron el edificio cabizbajos.
CAPITULO 9
Cash estaba tan perplejo que no lograba sacar los ojos de la viudita mientras los periodistas se aproximaban, preguntándole qué haría a continuación.
— Esta no es la única ciudad de Texas — Cash declaró. — Encontraré otro lugar para realizar la pelea . Son los hombres quienes mandan y gobiernan este Estado, y eso no va a cambiar ahora. — En seguida, salió de la alcaldía con pasos largos y furiosos.
Maldita Bonnie Purdy! Era casi tan astuta como él. Tal vez cuando la conferencia se acabase y las mujeres volviesen a sus ciudades, podría pedirle al consejo que reconsiderase la decisión .Si eso no funcionaba , no estaba muy seguro sobre como actuar. Todavía había mucho que hacer para organizar el espectáculo .
Lo peor de todo fue ser derrotado por una mujercita de la altura de una niña.
Bonnie estaba satisfecha al dejar la asamblea. Había logrado evitar la pelea de boxeo que amenazaba con corromper Dallas, a pesar de que se sentía obligada a aceptar que no se trataba de una ciudad tan inocente . De cualquier forma, impediría que jóvenes como Danny muriesen por causa de peleas sangrientas. La conferencia de las Damas pronto terminaría, pero ella decidió permanecer algunos días más para asegurarse que ese canalla no influenciaría a los miembros do consejo de volver atrás en su decisión .
Anochecía, pero , aún así, fue hasta la estación. Casi se chocó con Cash, quien salía de allá.
— Señor McCalley. Está partiendo de la ciudad ?
— No, pero puedes darme la alegría de decirme que sos vos quien se va ? En ese instante, el gato apareció maullando.
— Ey! , Tom, te traje comidita. Ven con mamá!
— Ese gato es mío ! — exclamó él. — Y su nombre es John L.
— Claro que no es suyo , él está abandonado y yo lo llamo Tom. — Aproximándose, Bonnie dejó un pedazo de carne cerca del vagón. — Pretendo amansarlo y llevarlo conmigo cuando vuelva a mi casa.
— Soy yo quien lo alimenta, y entérate que John L. no puede ser domesticado. El es andariego y libre.
— Eso lo veremos. Creo que a Tom le va a encantar estar acostado delante de una chimenea con mi gatita Spottie.
— Mariconadas ! — él bufó y comenzó a marcharse de la plataforma. — Este gato es texano, y los machos texanos no pueden ser domados!
Bonnie estaba furiosa al verlo montar su caballo gris y partir. Sería que él tenía algún otro motivo para estar en la estación? Se dirigió al muchacho del telégrafo y le preguntó :
— El señor McCalley estuvo aquí ?
— Acabó de llevarse un telegrama.
— De quién ?
— Del alcalde de El Paso.
— Podrías decirme qué estaba escrito? — preguntó , abriendo la cartera.
— No puedo, está prohibido.
Bonnie reflexionó . El soborno era ilegal e indigno, pero tratándose de un vilano como McCalley, tendría que hacer cosas que normalmente no haría.
— Sería de mucho valor para mí . El muchacho vaciló, mirando a su alrededor .
— Creo que no habrá problema. — él tomó el dinero. — Era una respuesta del alcalde , diciendo que aceptaba que la pelea de boxeo se realice allá.
— Y cuándo McCalley va a partir?
— Mañana a la tarde. El tren sale a las cuatro.
Bonnie sonrió . La conferencia terminaría al mediodía, pero la batalla no sería perdida.
— Quiero comprar un pasaje.
— Se va a con Cash? — él preguntó sorprendido .
— Ah, toma una monedita más . Es para que no le cuentes al señor McCalley que voy a El Paso. Quiero darle una sorpresa. Oh! También debo enviar unos telegramas. — Bonnie tomó una pluma. — Tal vez vaya estar afuera por algunos días. Podrías alimentar a ese gato por mí ? Te voy a dejar dinero ...
— Es el gato de Cash. El siempre le trae comida — el muchacho le informó.
— Si fuese de él, el señor McCalley se lo llevaría a su casa — Bonnie retrucó, molesta, y continuó escribiendo a la sede de las Damas de la Estrella Solitaria y a la Asociación religiosa de El Paso. Terminó los telegramas, compró el pasaje y subió al carruaje para volver al hotel. Si McCalley creía que podría engañarla, apenas podía esperar lo que estaba por venir.
La conferencia terminó al día siguiente con Bonnie alentando a las damas a sumarse al movimiento sufragista y de defensa de los derechos femeninos, lo que causó cierto tumulto, las Damas consideraban que ella era un tanto liberal. También le pidió a las mujeres de la ciudad continuasen alerta, en caso que McCalley intentase realizar la pelea de boxeo allí después de la partida de las demás. Después subió a su cuarto para preparar el equipaje .
Se encontró con Cash en el corredor. El parecía confundido y le preguntó :
— Estás buscando a alguien ?
— No... creo que ella ya partió. — Bonnie intentó despistarlo , pues no deseaba que él supiese que ese cuarto era suyo.
— La conferencia ya se acabó ? — él sonrió contento .
— Si, pero no pienses que bajaremos los brazos . Algunas Damas continuarán aquí.
— Estoy seguro de eso. No te preocupe, Bonnie , aprendí mi lección .
Si ese sujeto sospechase que ella sabía sobre la situación en El Paso... Iba atener que evitarlo durante el viaje, entonces la sorpresa sería todavía mas grande al llegar allá.
En la recepción, informó que se ausentaría durante algunos días, pero que deseaba continuar en la misma suite cuando retornase.
— Esa suite normalmente pertenece al señor McCalley. El siempre lleva...
— Ahórreme los detalles sórdidos — ella lo cortó. — De cualquier forma, si ese caballero está dejando la ciudad por algunos días, no precisará el cuarto.
Pagó la cuenta y vio que todavía tenía algún tiempo de sobra antes de tomar el tren. Fue a una tienda y miró su reflejo en la vidriera . Detestaba tener que admitir que McCalley tenía razón. El vestido estaba un tanto gastado y fuera de moda. Además, después de cuatro años, ya no había necesidad de llevar luyo, especialmente si quería casarse otra vez. Ya se había casado con dos texanos, que Dios la librase de uno más ! Herbert era una elección segura. Oh, se había olvidado por completo de él! El tren para Shot Gun partiría en pocos minutos antes que el iba hacia El Paso, y Herbert le había dicho que la despediría en la estación. No estaba muy ansiosa por eso, más ahora que tendría que tomar un tren a escondidas.
Entró en la elegante tienda. La vendedora la estudió, intentando decidir si ella estaba en condición de hacer compras allí.
— Soy la señora Clint Purdy, de Shot Gun, y necesito algunas cositas.
— Como no, señora. En qué puedo ayudarla?
— Tengo poco tiempo, pues pronto tomaré un tren. Necesito de un conjunto completo, algo conservador en gris o azul marino.
— Claro . A pesar de que tengo varios modelos en celeste que combinarían a la perfección con sus ojos. Está de última moda: se vienen los colores pasteles, sabía?
Bonnie no lo sabía, pues nunca se había interesado en la moda. Vaciló, pero pidió:
- Muéstreme algunos, entonces.
CAPITULO 10
Finalmente Bonnie acabó comprando más de lo que planeaba: dos vestidos, un conjunto de montar, zapatos, ropa interior , además de un bello sombrero con plumas que combinaba con la ropa .
Se miró en el espejo. Además de elegante, parecía más joven que con el antiguo vestido negro.
Usando el conjunto de montar y el sombrero, fue hacia la estación, después de despachar el resto de las compras para el hotel. Casi gimió en voz alta cuando vio que Herbert la aguardaba en la plataforma.
— Bonnie, querida — él dijo, intentando sujetarle las manos. — Estás hermosa! Qué cambio tan sorprendente! Me enorgullece que hayas hecho esto por mí . Debes estar considerando mi pedido de casamiento.
Pensándolo bien, ella ni había pensado en su prometido al hacer las compras. Miró a su alrededor .
— Bien. .. Herbert... No por el momento.
— Pero puedo tener esperanzas? — él se inclinó para besarla, pero se rozó con las plumas del sombrero y comenzó a estornudar. — Las plumas! — exclamó y se apartó.
— Lo siento mucho , no me acordé de eso. — Pero por lo menos así lo mantendría lejos .
El tren para El Paso ya echaba humo. En ese instante, otro se aproximó.
— Es mi tren, Herbert. Puedes irte ahora — ella dijo, intentando librarse de él.
— Ni pensarlo . Voy a ayudarte con el equipaje. — Y subió al vagón. — Tal vez deba quedarme hasta el tren parta .
Ella aceptó resignada. Si no fuese una dama, podría insultar de rabia. Miró por la ventanilla.
— Estás buscando a alguien ? — Herbert preguntó , irritado.
— No. — Se pudiese salir, tendría que esconderse para no encontrarse con McCalley. Bastó con que Bonnie pensaba en el canalla para que él apareciese , tomado del brazo de Fifi. Ella también iba a viajar ?
El tren pitó. Bonnie se sobresaltó .
— Dios, Herbert, ya debes bajarte , el tren ya está partiendo — ella le avisó, empujándolo hacia afuera.
El comenzó a estornudar y protestó :
— Ten más cuidado cuando compras ropa. Acuérdate de mis alergias.
— Discúlpame . Ahora baja . Por qué no vas a mi casa en algunos días para que cenemos juntos? — ella lo invitó, pensando en librarse de su presencia.
— Perfecto, debo visitar a algunos clientes en esa región. — Herbert murmuró, mientras ella prácticamente lo lanzaba fuera del vagón.
— El tren está partiendo!
— Ya voy, ya voy ! — él dijo, irritado.
— Adiós, Herbert. No necesitas quedarte para ver el tren partir. Cuando él se fue , Bonnie miró por la ventanilla. McCalley estaba allá, con la rubia entre sus brazos, besándose escandalosamente. En público!
Apresuradamente , llamó al muchacho del equipaje y le pidió que la ayudase con la maleta , afirmando encontrarse en el tren equivocado. Atravesó la plataforma y entró en otro vagón. Cuando miró hacia atrás, el tren para Shot Gun ya partía. Había sido por poco! Vio también que McCalley todavía se despedía desvergonzadamente .
Estaba fascinada con el espectáculo, pero se acordó de que él pronto subiría, y fue rápidamente a su cabina. Le dio una propina al muchacho y se sentó , exhausta. Miró afuera y vio a Fifi agitar con un pañuelo nostálgicamente , a pesar que el vividor no la miraba . Corrió la cortina para no ser descubierta. Si McCalley supiese que ella estaba allí, se pondría furioso. El tren pitó y comenzó a moverse.
No se sorprendió al oír a McCalley, en el pasillo , preguntando dónde quedaba el bar. Abrió la ventanilla y miró afuera. En ese momento, Fifi la vio y comenzó a correr por la plataforma, gritando y llamando a Cash . Debía estar pensando que la viuda era su amante y que lo acompañaba en el viaje. Pero no pudo alertarlo por el ruido del tren.
Bonnie se relajó en el asiento y suspiró. Finalmente se encontraba en camino de El Paso. No tenía idea de cuanto tiempo el viaje llevaría, pero las Damas de la ciudad habían sido alertadas y la estarían esperando con todo listo.
Se acordó de la cara de Fifi al reconocerla. Cuando el mujeriego volviese a Dallas, tendría mucho que explicar. Pensándolo bien, como esa descarada podría imaginarse que ella, Bonnie, se interesaría en un impresentable como Cash ? Eso la molestó .
Miró el reloj y pensó que podría pedir que le trajesen una bandeja, pero decidió que deseaba todo el servicio del vagón restaurante. Sin duda, McCalley continuaría bebiendo y jugando durante las próximas horas. Buscaría su cena y volvería a la cabina sin ser notada. Sólo quería ver la reacción de él cuando llegasen a la estación de El Paso y la encontrase “por sorpresa”.
Pronto oyó el llamado para la cena e resolvió salir, creyendo que McCalley todavía estaría bebiendo. Abrió la puerta con cuidado y espió el corredor. Vacío. Verificó su apariencia en el espejo y salió elegantemente .
Cash estaba en el bar, feliz por haber encontrado dos hombres dispuestos a una partida de póker. Lo que había ganado le permitiría vivir cómodamente por algunos días. entonces fue al vagón restaurante. Bien Sabía que su autoestima estaba baja, principalmente por causa de esa viuda entrometida. Deseó haber traído a Fifi, pero no le faltaría compañía femenina en El Paso. Llegando a la puerta, vio una mujer levantarse y su figura le pareció familiar. Una terrible sospecha lo asaltó. Pero no ... sería imposible que la señora Purdy estuviese en ese tren. Además, esa mujer llevaba un vestido celeste y un sombrero con plumas. La viuda siempre estaba de negro.
Se sentó , tomó el menú y sonrió . Un buen bife, café y tal vez un cigarro , antes de ir a descansar. Al día siguiente estaría muy ocupado en El Paso.
Si Bonnie no hubiese reconocido la voz de McCalley conversando con el camarero , no habría tenido tiempo de levantarse y salir. Espió por la puerta y vio que él estaba muy contento , probablemente borracho. No podría volver a la cabina sin pasar por el vagón restaurante. Entonces tuvo la idea de ir hasta el otro extremo del tren, donde aguardaría que él terminase la cena. Sólo después se podría retirar.
Mientras disfrutaba la bella noche, Cash acabó de comer. Se sentía más animado, sus problemas no parecían tan importantes ahora que esa viuda había vuelto a Shot Gun.
Decidió fumar antes de retirarse. Fue a al último vagón y, cuando abrió la puerta, notó que había una mujer allí. Ella estaba de espalda y pareció asustarse con su llegada.
— Discúlpeme , señora. No quise asustarla. Solamente vine para fumar.
La mujer murmuró algo inaudible, pero no se dio vuelta . A la luz de la luna, él pudo ver que se trataba de la muchacha de vestido celeste del restaurante. Era menuda y delicada, y sintió un leve aroma a perfume. Debajo del sombrero, el cabello estaba sujeto con una cinta , dejando que algunas mechas cayesen por las espalda . Debía ser bonita. Entonces se aproximó.
l Hay algo que me suena familiar en usted. Ya nos conocemos?
l Ella negó con la cabeza.
Una tímida, Cash concluyó . Le gustaba eso en las verdaderas damas.
— Linda noche, no?
La mujer murmuró asintiendo .
— Permítame presentarme — Cash dijo con su tono más encantador . — Soy Jack McCalley, de Dallas. Y usted es ,..
Ella dijo algo ininteligible.
Cash se sintió confundido. Estaba interesado en la mujer, pero no quería ser acusado de oportunista. Manteniendo la cabeza gacha, ella intentó pasar por al lado de él. La luz de luna iluminó la cara de la dama, y Cash sintió un escalofrío.
CAPITULO 11
— Señora Purdy? Bonnie!!
— Voy a salir, déjame pasar — Bonnie le avisó, pero fue detenida por la mano grande de Cash.
— Qué carajo estás haciendo en este tren?
— Me voy a mi casa. La conferencia se acabó. — ella intentó desprenderse , sin éxito.
— Este tren no va para Shot Gun. — él la dio vuelta y la miró.
— No? — Bonnie abrió enormemente los ojos. — Dios mío , tomé el tren equivocado! Mañana tendré que tomar otro de vuelta.
Cash estaba irritado con la presencia de ella, pero antes de saber su verdadera identidad, se había sentido atraído.
— Creo que esta es una emergencia. Voy a tirar de la cuerda de frenos y detener este tren.
Ela se soltó y lo enfrentó, dejando de lado la pose de muchacha tímida.
— Estás loco? No hay ninguna ciudad por aquí cerca . Quedaría abandonada en medio del campo esperando otro tren.
— Eso mismo. — la sujetó firmemente contra la puerta. — Dime , prométeme, júrame que no vas a El Paso.
— El Paso? Hacia allá que estamos yendo? — Bonnie se hizo la inocente.
— Bonnie , no sabes mentir. — Cash suspiró.
— Es porque no tengo tanta experiencia como vos . Ella intentó pasar por debajo del brazo de él, pero él sujetó las manos al lado de la cabeza, contra la pared del vagón.
Cash la observó bajo a luz de la luna. La bibliotecaria era bonita. Qué idea absurda, debía estar borracho! Pero sólo había bebido café... La irritante viuda de repente se le hacía bella.
— Bonnie , por qué vas a El Paso? — Pensó que ya sabía la respuesta.
El estaba cerca, demasiado cerca . Bonnie podía sentir su olor y ver el contorno de su mentón fuerte. Se apoyó lo más que pudo contra la pared del vagón.
— Si no me sueltas, voy a comenzar a gritar.
— Nadie va a oírte con el ruido del tren. — Estaba irritado con ella y consigo mismo p, por sentirse tan atraído. Tal vez debería jugar un poquito con ella . Cash sonrió . — Bonnie , me sentí atraído por vos cuando te ví, un atracción irrefrenable , como la de Romeo y Julieta.
Ella sintió que comenzaba a transpirar.
— Señor McCalley, dudo que sepas quienes son Romeo y Julieta.
— No eran amantes? — él la miró con malicia. A Bonnie no le gustaba la manera en que era observada. Cash se aproximó todavía más,.
— Tu belleza me embriaga .
— No soy yo , es el whisky lo que te embriaga , señor McCalley.
— Bonnie no sos nada romántica. — La mano de Cash jugueteaba con el cuello de encaje de ella.
— Y esa es exactamente mi intención. — Bonnie sentía el calor de los dedos de él. — Señor McCalley, debo recordarte que soy una viuda respetable ? — Los dedos de él ahora le acariciaban el cuello, poniéndola cada vez más nerviosa.
— Una viudita muy respetable, pero siento que por dentro hay algo salvaje en vos , rogando ser liberado.
— Creo que no. — ella intentó zafarse , pero fue impedida por los brazos de Cash.
— Estás usando otra ropa — él murmuró, tan cerca que Bonnie pudo sentir su respiración. — Dejaste el luto?
— Lo vi en una liquidación y no pude resistirme — ella murmuró.
— No te creo — Cash susurró. — No será que somos almas gemelas y que, finalmente, el Universo nos reunió ?
— Déjate de tonterías. Somos enemigos.
— No precisamos serlo . — La miró de nuevo con picardía y bajó la cabeza. — Tu belleza me atrae.
— Señor McCalley — Bonnie dijo firmemente . — Si crees que soy como las otras mujeres y que puedes hacerme desistir de mi cruzada...
— Si, sos una Juana de Arco moderna . Salvando a todos de seguir caminos pecaminosos. — Se inclinó para besarla.
— Qué?!! — Por un segundo, Bonnie se sintió tan enojada que se congeló. En el último instante se agachó , y Cash besó un puñado de plumas del sombrero. — Estás loco? Yo no soy Fifi LaFemme!
— Fifi? — él repitió confundido, atragantándose con las plumas en la boca.
— Los vi en la estación. Además, todos vieron ese espectáculo vergonzoso — Bonnie declaró.
— Fisgona ...
— No estaba fisgoneando , decenas de personas los vieron toqueteándose .
Pareciendo avergonzado, Cash respiró profundamente y dio un paso atrás.
— Fifi insistió en acompañarme hasta la estación. bien, disculpa mi comportamiento de ahora . No sé qué me sucedió.
Bonnie tampoco entendía lo que se pasaba con ella. Había deseado ese beso. Pero le gustaba ejercer control sobre sus acciones. Respiró profundamente y trató de componerse .
— Señor McCalley — comenzó en el tono de voz más frío que pudo . — Su comportamiento no es disculpable. Me voy a mi cabina. — Todavía un poco abrumada por las últimas emociones, pasó por la puerta y caminó por el pasillo estrecho, siendo seguida por Cash.
— Mil perdones , señora — él murmuró. — Fui arrebatado por tu belleza.
— Sé que pensaste en arrojarme del tren , no mientas — Bonnie retrucó y continuó caminando.
— Discúlpame , no quise ser abusivo, pero no pude evitarlo. — Cash estaba muy sorprendido. Había comenzado atacándola para vengarse de ella por haberlo seguido, pero después había tenido que reprimirse para no abrazarla y besarla. Era tan fuerte y , al mismo tiempo, tan frágil...
— Basta de seguirme ! Esto es acoso! — ella gritó por encima del hombro .
— Bonnie, tengo que seguirte , mi vagón queda en esta dirección .
— Ah, si, claro! . — ella se detuvo frente a su cabina. — Y no te permito que me llames así, no es apropiado. Ahora voy a entrar.
— No , por favor . Quédate aquí conmigo o déjame entrar.
— Qué?!!! A propósito, te cuento que la señorita LaFemme me vio por la ventana mientras el tren partía; parecía estar muy furiosa. — Bonnie entró y le cerró la puerta en la cara .
— Qué?!!! — él gritó. — Sal de ahí, zorra ! Me destruiste económicamente y ahora quieres destruir mi vida afectiva !
Cash golpeaba la puerta, pero Bonnie simplemente sonrió y se sentó en la cama que habían preparado para ella.
— Vete ! — ella ordenó.
— Mierda, Bonnie, abre esta maldita puerta! — Cash estaba excitado y fuera de sí . Esa era una mujer que no se dejaba seducir ni intimidar, y él no estaba acostumbrado a eso.
El guardia apareció y le sujetó el brazo.
— Lamento que esté atravesando problemas amorosos, pero tiene que irse de aquí antes que alguien proteste .
Frustrado, Cash pensó si no estaba perdiendo el juicio. Además de continuar en su arruinar sus planes empresariales , Bonnie ahora también esta interfiriendo en su vida privada. Fifi jamás le creería que no se estaba acostando con la viudita . Pero por ahora sólo le quedaba volver a su asiento en segunda clase e intentar dormir un poco.
Derrotado, suspiró y se sentó , preguntándose cómo una pobre bibliotecaria lograba pagar una cabina privada . Era muy probable que las Damas de la Estrella Solitaria estuviesen bancando el viaje, pues no creía, ni por un segundo, que Bonnie Purdy se hubiese subido al tren equivocado. No le bastaba con haber estropeado sus planes en Dallas, quería hacer lo mismo en El Paso. Bien, era solamente una mujer; qué podría hacer, sola, para evitar una pelea de boxeo en una ciudad salvaje como esa? Las autoridades de allá , probablemente, se le reirían en la cara y la mandarían de vuelta.
O tal vez no. Bonnie parecía bastante determinada a conseguir lo que quería. No, ella tendría que rendirse antes que él. Lo peor era que estaba ansioso por una recepción caluroso cuando volviese a Dallas y , en vez de eso, tal vez Fifi le rompería una botella de whisky en la cabeza.
Intentó acomodarse en el asiento duro e incómodo, pero sólo lograba imaginarse a esa mujer irritante acostada en la cama suave del compartimento en primera clase. Vistiendo un delicado camisón rosa , los bucles esparcidos sobre las sabanas de seda.
— Pensé que nunca vendrías, querido — ella susurró y lo abrazó . — Quiero que organices la pelea de boxeo . No voy a seguir metiéndome si me haces el amor .
— Oh, mi querida — Cash murmuró e intentó acurrucarse.
— Amigo, despiértese! Qué le pasa?
Cash abrió los ojos y vio un enorme hombre barbudo a su lado. Había apoyado la cabeza en el hombro de él ; se apuró a enderezarse y se disculpó.
— Disculpe, hombre.
— Si hace eso de nuevo, le arranco la cabeza!
Cash levantó las manos en un pedido de paz. Se recostó en el respaldo duro e intentó relajarse, lo que era imposible.
CAPITULO 12
Bonnie pasó la noche sin dormir. Estaba cansada, la cama era comfortable, pero sólo podía pensar en cuan cerca había estado de McCalley , en su calor y su perfume. Casi había sido besada. Se hubiese arrepentido de eso?
Era obvio que el mercader de violencia sólo quería hacer que ella desistiese de su oposición a la pelea de boxeo . No tenía ningún interés
real en ella, del mismo modo que Clint Purdy, quien la había usado para lograr un propósito.
— Espera que amanezca , señor McCalley! Deseará nunca haberme confrontado.
Estaba claro que él solamente había intentado seducirla para conseguir lo que quería, pues estaba acostumbrado a hacer eso con otras mujeres.
Acompañada por el movimiento rítmico del tren, acabó durmiéndose, pero se despertó antes que el sol apareciese. Al terminar de vestirse, oyó el último llamado para el desayuno. Estaba hambrienta y , ciertamente, McCalley todavía dormía después de una larga noche de naipes y alcohol. Se puso el sombrero y se dirigió al vagón restaurante, que, notó al aproximarse , se encontraba completamente ocupado. El camarero le preguntó si le importaría de compartir una mesa con otra persona. Al concordar fue conducida hasta el final del vagón. Cuando estaba por sentarse, vio que la mesa era de McCalley. Intentó llamar al camarero , pero el ya había desaparecido.
Se sentó sin mirar a Cash, quien le sonreía, apoyado sobre sus codos.
— Entonces nos encontramos nuevamente...
— Qué coincidencia — ella dijo, incómoda por la situación.
— En verdad , no. — él sonrió más abiertamente, recostándose en el asiento , muy seguro de sus encantos. — Soborné al camarero para que te trajese aquí.
— Debí haber sospechado de eso. — Bonnie tuvo intención de levantarse , pero él la sujetó. Tenía dos opciones, sentarse o hacer una escena. Se imaginó a las treinta personas asistiendo al espectáculo y se quedó con la primera alternativa. Apreciaba su reputación por encima de todo. — Esta vez ganaste , patán , pero sabré vengarme más tarde.
Cash inclinó a cabeza hacia atrás y lanzó una carcajada , soltó la mano de ella y tomó el menú.
— Tal vez no debiese confesarte esto, pero eres desafiante . Y no me he divertido tanto en un viaje hace mucho tiempo.
— Y yo te considero bruto, arrogante y egoísta. Créeme , McCalley, hay mujeres en este mundo que no te encuentran irresistible.
— No tantas , mi querida — él replicó dándole un guiño de ojo . — Estoy pagando por ver lo que viene a continuación.
— No, no estás ansioso porque estar conmigo . Anoche querías arrojarme de este tren. —Ah! — Cash suspiró. — Sólo quería detener el tren, pero temí que si hicieses un escándalo el maquinista te dejaría subir a bordo nuevamente.
— Qué gentil — Bonnie afirmó con sarcasmo.
— Bello sombrero, aunque le faltan algunas plumas.
— Fíjate que un idiota se metió esas plumas en la boca .
— Eso no habría sucedido si te hubieses quedado quieta. — él sonrió .
— Y dejar que me besases ? Ah, creo que no!
— Bonnie no sabes lo que te perdiste . Bien, veamos — Cash continuó , leyendo el menú — Qué tal una omelette a la mexicana? Así me gustan las cosas picantes...
— A mí no. Yo soy más de los gustos amargos.
Después que el camarero hubiese anotado los pedidos, Bonnie continuó :
— No puedo entender por qué sobornaste al camarero ...
— Hasta anoche yo no había dado cuenta de cuan atractiva sos . — él prácticamente ronroneaba al mirarla.
— No te creo en una sola palabra !
— No solamente estoy siendo lisonjero, Bonnie . Has pasado a ser la mujer más hermosa que jamás haya conocido.
— Yo desconfío de cada palabra que sale de tu boca.
— Como te parezca . — Cash se encogió de hombros . Cuando la comida llegó, ella preguntó :
— No estás furioso conmigo?
— Por qué? Por tomar el tren equivocado accidentalmente? — la miró por encima de la taza.
— No crees que me haya equivocado?
— Bien. .. una dama jamás mentiría. — Cash comenzó a comer.
— Estoy avergonzada de mi duplicidad. — Bonnie se sintió ruborizar.
— Bonnie , puedes ser una bibliotecaria, pero yo soy apenas un vaquero. Ni siquiera sé lo que esa palabra quiere decir.
— Si sos un vaquero, por qué estás metido en ese negocio inmundo?
— Estoy intentando sobrevivir. Mi madre era cocinera en una granja, y mi padre, un vaquero; murió trabajando como un animal . Vivíamos al oeste de Texas en un lugar muy pobre.
— Oí decir que la región es muy seca.
— Seca ? — él se rió. — Es tan seco que los bautistas se convirtieron en metodistas por falta de agua para el bautismo.
Bonnie hizo fuerza para no sonreír. Cash McCalley sabía ser encantador , tuvo que admitirlo, aún sin querer bajar la guardia. Continuó comiendo.
— Cómo está el omelette ?
— Caliente y picante como mis mujeres.
— Ahórrame los detalles. — Bonnie frunció el ceño .
— El vendedor de alimento de gallinas sabe que estás viajando conmigo a El Paso?
— No estoy con vos y no lo llames así. — Las galletas estaban sabrosas. Bonnie extendió la mano para tomar la mermelada.
— Qué va a pensar cuando sepa que pasamos la noche en el tren juntos?
— Con otras doscientas personas — ella le recordó y tomó un trago de café.
— Si y fuese el vendedor de alimentos , me sentiría enojado si mi prometida se encontrase en el mismo tren que Cash McCalley. — él se recostó y se limpió la boca.
— No estamos juntos y, además, Herbert confía en mí — ella afirmó de manera altiva. — él jamás creería que yo podría hacer algo inmoral.
Cash conocía un secreto de Herbert Snodgrass, pero decidió no contarlo. Ella no le creería . Miró fijamente a Bonnie.
— Si fueses mi mujer, le arrancaría los dientes al hombre que intentase besarte en la plataforma del tren.
Ella se atragantó con el café.
— Si le dices algo, Herbert jamás te creería. El es demasiado sofisticado y civilizado como para resolver cualquier cosa con los puños.
— Sólo estoy diciendo lo que yo haría. — Cash se encogió de hombros . — creo que el vendedor de alimentos de gallinas es demasiado cobarde como para luchar por una mujer.
Bonnie se ruborizó; Cash era tan masculino ,tan viril, tan primitivo!
— Compórtate. No me vas a desviar de mi misión con tu personaje de vaquero chauvinista. Arrojó la servilleta en la mesa.
— Una vez más , señora Bibliotecaria, no tengo ni la idea de lo que significa esa palabra. En cuanto a nuestra disputa, se refiere a algo más que una simple pelea de boxeo , cierto? ? Es algo personal.
— Yo jamás me rebajaría tanto. — Bonnie desvió la mirada. — Solamente tengo la convicción de que ese tipo de peleas sangrientas don malas para Texas.
— Mi querida bibliotecaria, los texanos se pelean todos los días en las tabernas; en esta pelea los dos hombres van a usar guantes de boxeo.
— Odio cualquier tipo de violencia. Mis dos maridos murieron porque hombres quisieron arreglar sus diferencias con los puños — Bonnie aclaró, toda sobresaltada.
— Conozco la historia de uno . Qué sucedió con el otro?
— Hans murió en una pelea.
— Humm! — Cash exclamó como si ahora entendiese todo.
— Yo era muy joven y estaba escapando de un hogar abusivo. Mi padre era un contrabandista de alcohol y un borracho. Nada podría ser peor. — Ella desvió la vista ; avergonzada.
— No era culpa tuya . — él la reconfortó .
— Entonces fui a trabajar como empleada a la granja de Hans, cocinar y limpiar era todo lo que yo sabía hacer. Cuando las personas del pueblo comenzaron a murmurar, él se casó conmigo.
— El murió en una pelea de boxeo?
— Más o menos — Bonnie titubeó . — Hans se metió en una pelea con otro hombre en una calle en el centro de nuestra pequeña ciudad y se llevó la peor parte.
— Y ?... — Cash parecía no creer en lo que ella le contaba.
— Se golpeó la cabeza al caer ... y se murió.
— No fue un final muy digno.
— Pelear nunca es digno — Bonnie rebatió y se concentró en tomar el café.
— Entonces, porque tus maridos murieron en peleas en la calle, planeas continuar a persiguiéndome e intentar evitar la pelea de boxeo profesional que estoy organizando?
— No, hay algo más — ella confesó, intentando esconder las lágrimas.
Hubo una larga pausa en la cual solamente se oía el ruido del tren en las vías.
— No me vas a contar? — indagó Cash. Bonnie sacudió la cabeza negando.
— No es asunto tuyo . Detesto las peleas de boxeo ; ustedes los hombres son capaces de morirse por un puñado de dinero y para divertir a un grupo salvajes.
El levantó las cejas, intentando entender qué había detrás de esas palabras, y , luego se encogió de hombros .
— Debo avisarte que soy muy terco — afirmó Cash y se recostó en el asiento.
— Yo también , señor McCalley.
— Discúlpame por preguntar, pero las Damas de la Estrella Solitaria tienen tanto dinero como para bancar tus gastos mientras sigues intentando arruinarme ?
— Una vez más , eso no es asunto tuyo . Pero si la decencia y el decoro están en juego, nuestra organización se siente en el deber de involucrarse . Me atrevería a decir que a mi situación económica es mejor que la tuya.
— No hay duda de eso! Pero, quizás algunos comerciantes estén interesados en financiarme ? No voy a dejar que te salgas con la tuya .
— Desafío aceptado, señor McCalley. Que gane el mejor! Cash se levantó , arrojó dinero en la mesa y le dio la espalda . Bonnie sonrió mientras terminaba de comer. Sin embargo, en una cosa Cash tenía razón: todo se había convertido un problema personal y ella estaba determinada a vencer.
Pronto el tren se aproximó a El Paso, luego , pagó la cuenta, se levantó y volvió a la cabina. Le pidió al maletero que tomase a equipaje y se apostó cerca de la salida. Espió afuera y vio que una pequeña multitud ya se formaba en la plataforma, aún siendo tan temprano. Perfecto, el telegrama había llegado y todo estaba listo.
Cuando el tren se detuvo y las puertas fueron abiertas, una banda comenzó a tocar.
— Qué diablos?! Hay alguna autoridad en este tren ? — Cash murmuró.
Los pasajeros se miraron entre sí desorientados. El miró a Bonnie desconfiado, pero ella parecía inocente.
La banda tocaba “Adelante, Soldados Cristianos” a medida que las personas descendían del tren. Un grupo de Damas aguardaba en la plataforma, y había otro de grupo hombres más viejos que sujetaban un cartel que decía:
ALIANZA PASTORAL DE EL PASO. EL PECADO SERA EXPULSADO
Las Damas avanzaron y se unieron a Bonnie cuando ella bajó del tren.
— Carajo! No de nuevo, no! — gruñó Cash.
— No sea grosero, señor McCalley. — Bonnie sonrió . — Lo veo más tarde en la reunión del Consejo Deliberante . — Y marchó junto con las mujeres fuera de la estación.
Maldiciendo, Cash compró el periódico. El titular decía:
FERVOR RELIGIOSO ARRASA LA CIUDAD .
EMPRESARIO PLANEA TRAER DEPORTE SANGRIENTO
Se preguntó quién habría entrado en contacto con el periódico; no precisó pensar mucho.
Fue al centro comercial para conversar con los propietarios de las tiendas para intentar ganarse el apoyo para el espectáculo deportivo , pero no tuvo mucho éxito. Más tarde, se dirigió a la reunión del Consejo. La asamblea estaba llena , muchas personas llevando carteles contra la pelea. En las tres primeras filas estaban las damas con el ya conocido distintivo rojo, blanco y azul.
Sabía que no tenía ni la más mínima posibilidad. Se presentó de la mejor manera posible, pero , en seguida, la pequeña señora Purdy casi llevó al público a las lágrimas con su conmovedor discurso.
Cansado y disgustado, Cash se hospedó en un hotel para rever su estrategia. Tenía una carta más en la manga. Fue hasta la estación para enviar un telegrama.
Al Excelentísimo Presidente de México,
me gustaría reunirme con usted para discutir la organización de lucrativa pelea de boxeo en la ciudad de Juárez, próxima a la frontera.
Aguardando su respuesta en El Paso. Atentamente, Cash McCalley.
CAPITULO 13
Bonnie, muy satisfecha con el resultado de la reunión, fue hasta la estación y sobornó al empleado de telégrafo para obtener una copia del telegrama de Cash. Lo leyó con atención y envió uno propio, antes de ir a la casa de la presidente de la sede local de las Damas de la Estrella Solitaria, una profesora solterona, dueña de cuatro gatos.
A la mañana siguiente, Cash tomó su café en un bar , ya que la taberna de la noche anterior no podía abrir las puertas debido a una pelea que había habido. Los nudillos de sus dedos estaban lastimados, pero se había divertido mucho. No había nada mejor que una buena pelea, en la opinión de un texano, a pesar de que, ahora, estaban intentando actuar civilizadamente en relación a una simple y deportiva pelea de boxeo .
Encendió un cigarro y fue a verificar si había alguna respuesta a su telegrama. Nada todavía. Jugó la póker durante toda la tarde y recién a la hora de la cena le trajeron la respuesta del presidente mexicano.
Apreciado señor McCalley. Informo prohibición de pelea en sede de Juárez. México es demasiado civilizado para semejante barbarie.
— Pero, qué mierda es esto? — Cash se preguntó , indignado. — En Juárez hay corridas de toros ! Derraman la sangre de toros y toreros todas las semanas, y el presidente llama a mi pelea de boxeo salvaje? — Continuó leyendo el resto del mensaje:
Señor, lamento no poder cooperar, pero le compro caballos de raza a un hacendado de Texas que me asegura que peleas de boxeo no son buen negocio. Atentamente, Presidente Díaz.
Cash arrugó el papel con furia. Cagones. Entonces, ese hacendado texano estaba muerto de miedo por su esposa, quien , sin duda, era una de las Damas, y había presionado al presidente de México. Bonnie Purdy
tenía que estar detrás de eso. Si pudiese, la arrojaría a una arena, justo debajo de las pezuñas de un toro rabioso.
Pensó en su situación: los boxeadores estaban llegando, su falta de dinero en efectivo , la falta de sede y el problema de encontrar patrocinadores ... Debía volver a Dallas y pensar en otra salida.
Encontró a Bonnie en el tren en el viaje de vuelta.
— No me digas ni una palabra!
Lograron evitarse durante todo el viaje, pero estaban lado a lado en el momento de la llegada.
Bonnie se inclinó en la ventanilla y vio Herbert en la estación, pareciendo ansioso. La sensual Fifi LaFemme,. Con un vestido rojo muy apretado, también se encontraba allí.
— Esto va a ser muy interesante — ella murmuró.
— De qué estás hablando? — él preguntó , pero ella sólo se encogió de hombros .
Los frenos chillaron, el tren se detuvo y el maletero comenzó a retirar los equipajes. Bonnie bajó delante de Cash. Herbert corrió a su encuentro.
— Querida, estuve tan preocupado!
— Soy una mujer adulta, Herbert. Puedo cuidarme sola.
— Bill me informó que no habías llegado a Shot Gun. Qué fuiste a hacer a El Paso? — preguntó enojado.
— Límpiate la nariz, te gotea, Herbert. No deberías haber preocupado a Bill. Tuve que ir al El Paso para evitar la pelea.
— YA ENTIENDO! — él exclamó de manera descontrolada al mirar detrás de ella. — Ya entiendo !
— Qué pasa ? — Bonnie se dio vuelta y vio a Cash, quien la saludaba , guiñando el ojo.
— Disfruté mucho de nuestro viaje — él habló arrastrando las palabras.
— Ya entiendo ! — Herbert dijo una vez más .
— Basta de decir eso, Herbert. Sabes muy bien que detesto a ese hombre.
— ?l no parece detestarte por la manera en que te mira.
— Entonces, vas a pelear con el señor McCalley en defensa de mi honor? — Bonnie preguntó , acordándose de las palabras de Cash.
— Pelear con él? Sabes bien que no soy de esa clase de hombre. Que te pasa , Bonnie? Ahora promueves la violencia?
Cash oyó la conversación , sonrió y le guiñó el ojo de nuevo. Ella sería podría matarlo!
En ese momento, Fifi consiguió alcanzarlos.
— Te vi con esa mojigata en el tren ! Me dijiste que ibas solo!
— Fifi, fui solo. — Cash intentó calmarla.
— No soy boba, ella estaba en el tren esperándote . Bonnie intercedió :
— Señorita LaFemme, estoy ofendida porque piense que yo podría manchar mi reputación con un tipo degradante como el señor McCalley!
— Degradante , yo ? — Cash preguntó .
Herbert parecía temblar ante la figura alta y fuerte de McCalley.
— Bonnie, vamos a irnos de aquí antes que suceda algún escándalo.
Fifi continuó gritando:
— Asqueroso , crees que vas a poder estar conmigo después de haberte acostado con esa? Estás muy equivocado!
— El no estaba conmigo — Bonnie la enfrentó. — Y te pido que refrenas esa lengua sucia , o te vas arrepentir.
— Bonnie, retirémonos — Herbert pidió otra vez.
— No soy yo quien está creando el escándalo , Herbert. Señorita LaFemme, si yo fuese a manchar mi reputación, ciertamente no sería con un jugador compulsivo y un borracho .
— No soy un jugador, soy un empresario del juego. No soy borracho, sólo bebo en ocasiones sociales — Cash protestó.
— Me da lo mismo — Bonnie declaró.
— Ustedes dos no me engañan... ya entendí lo que está sucediendo aquí! — Fifi se dio vuelta y se apartó con pasos largos y la nariz empinada.
— Fifi! — Cash gritó. — Estás equivocada. No estoy tan desesperado como para . .. — Pero Fifi continuó caminando. — Viste lo que hiciste ? — él se dirigió a Bonnie.
— Bien hecho está . — El tono de ella era arrogante. — Si no vos tuvieses fama de mujeriego, ella no pensaría de esa forma. Herbert, toma mi maleta y vamos al hotel.
— Hotel? Pensé que te volvías a tu casa!
— Y desistir ahora? Ni pensarlo.
— A la mierda con mis esperanzas... — Cash suspiró.
— No le hable así a mi prometida — dijo Herbert enderezando sus hombros delgados.
— Cállate la boca y ve a vender comida de gallinas!
— Bonnie, lo oíste ? Se burla de...
— Basta con esto, Herbert, sino él te va a transformar en un felpudo para el piso . Vamos al hotel. — Ella se dio vuelta y empezó a caminar.
Cash observó a Bonnie, menuda, pero altiva, seguida por el ridículo vendedor de alimentos de gallinas . Ella podría conseguirse cosa mejor, pero , en cierta forma, ellos dos se merecían.
Bonnie se instaló en el hotel , pidiendo el mismo cuarto de antes, a pesar de temer que Cash estuviese detrás de ella y descubriese su plan. Pero él no fue al hotel. Seguramente había seguido a Fifi hasta la taberna y , en ese momento , estaría bebiendo, jugando y Dios sabe que más,.
Tembló de indignación ante tanta falta de dignidad y decoro. Ah, ya iba a llegar su momento de reírse de McCalley, él no debía tener ni idea de lo que le esperaba.
A pesar de las insistencias de Herbert, Bonnie consiguió librarse de él y cenar a solas. Después, fue a la estación a alimentar al gato, que parecía estar esperándola .
— No me olvidé de vos, pequeño Tom. Por qué no me dejas amansarte? No puedo quedarme en Dallas para siempre.
Aún con todos los esfuerzos , el gato no se dejó agarrar, manteniendo distancia. Desistiendo, Bonnie fue hasta el telégrafo.
— Alguna novedad en relación al señor McCalley? — preguntó ya abriendo la cartera.
El muchacho tomó la moneda y respondió :
— Ya iba a mandar este mensaje para él. — Le extendió el papel .
Pugilistas llegando mañana temprano. Avisa a periodistas. Sede lista?
— Muy bien , puedes entregárselo ahora. — Bonnie le devolvió el telegrama al muchacho.
Entonces ellos no sabían que todavía no había un lugar definido para la disputa. El titular del día siguiente seguramente hablaría de la llegada de los boxeadores y la estación estaría llena. Sería mejor avisarle a su gente también . Mal podía esperar para ver a sorpresa de McCalley.
El día amaneció muy agradable y Cash estaba de muy buen humor. En el restaurante del hotel no había ninguna señal de la señora Purdy y tenía la esperanza de que ella hubiese desistido y hubiese vuelto a su casa, visto que ya no tenía el apoyo de las mujeres de la conferencia.
Se dirigió a la estación para encontrarse con los boxeadores y allá vio una aglomeración de hombres. Cuando se apeó , fue abordado por periodistas .
— Escriban que hoy es un grande día para el Estado de Texas. Una pelea de pesos pesados nos colocará, finalmente, en el mapa.
— Cash, y las mujeres que se oponen a la pelea? — Uno de ellos preguntó .
— Mujeres de buena intención, pero no sabían lo que decían. Deben volver a sus tareas y dejar de meterse en asuntos de hombres. Además, la conferencia ya se acabó y ellas se marcharon.
— También la señora Purdy?
— No sé nada de ella. Entiendo que ya habrá vuelto a la biblioteca. Pero ella no tiene la menor influencia en esta pelea . No podría molestarme mas que una mosca.
Los hombres se rieron y los periodistas anotaron todo. La multitud se aglomeraba cada vez más. El alcalde llegó trayendo una banda y ya estaba con el discurso listo para la llegada de los pugilistas.
Al mismo tiempo que se oía el silbido del tren que llegaba, parecía que, como fondo, se escuchaba un leve cántico. El sonido desafinado se aproximaba, entonces Cash se dio vuelta para ver de que se trataba.
— Me cago en las damas de la estrella !
Cómo había podido ser tan ingenuo al punto de pensar que ella habría desistido? Una vez más leyó el cartel , EL PECADO DEBE SER EXPULSADO, en las manos de mujeres y religiosos y oyó el himno Marchamos a Sión .
Los hombres se dieron vuelta , pasmados, mientras la banda musical del alcalde intentaba tocar más fuerte.
— Cash, no dijiste que la oposición se había acabado? — preguntó uno de los periodistas .
— Creo que las subestimé. Rápido, alcalde , pídale a la banda que toque algo más fuerte. Una marcha militar.
Pero la banda de la oposición era mas grande y ahogó el sonido de ellos. Los periodistas pronto abandonaron a Cash y fueron a unirse a Bonnie.
Qué ganas de ahorcar a esa mujer!
La plataforma era un completo caos: dos bandas tocando piezas musicales diferentes, dos grupos de personas opuestos en sus opiniones y un grupo de periodistas yendo y viniendo, garrapiñando declaraciones de los dos grupos.
El tren se detuvo y el equipaje comenzó a ser descargado.
Las dos bandas vacilaron y las personas fueron apartándose en un tumulto, cuando un león asomó la cabeza fuera del vagón y rugió.
CAPITULO 14
— Un león! un león! — Una señora gritó y huyó. En el escape , los hombres atropellaban a las mujeres y los religiosos. Mientras tanto, el león bajó los escalones lentamente hasta la plataforma, donde se detuvo para lanzar otro rugido.
Cash oyó a Bonnie gritar de terror y , sin pensarlo, se interpuso entre ella y el león, con apenas una pistola en la mano. Fue entonces que notó que el león era viejo, rengo y bastante pelado.
Un hombrote salió del tren y declaró :
— Calma gente , que no cunda el pánico. Es Nero, la mascota del señor Fitzsimmons. No muerde.
Hubo una visible señal de alivio en las expresiones de los presentes cuando Nero se echó en el suelo . Cash dio un paso adelante y le hizo una seña al alcalde . Reconoció, por las fotos de los periódicos , a quien salía del tren en ese instante , era el campeón Jim Corbett, alto y fuerte, seguido por su equipo .
Detrás de venía Bob Fitzsimmons, un irlandés pelirrojo y esbelto, también con su comitiva.
Cash se adelantó para saludarlos, teniendo cuidado de no aproximarse a Nero.
— Bienvenidos a Texas, señores. Este es nuestro alcalde que va a dirigirles algunas palabras.
El alcalde carraspeó y dio un paso adelante . Fitzsimmons miró a la multitud reunidas.
— Tienen mujeres interesadas en el boxeo?
— Caballero, no tenemos nada en contra suyo . — Bonnie lo encaró. —Estamos aquí para protestar contra la realización de una pelea de boxeo en Texas.
— Cómo? — preguntó Jim Corbett, y el león rugió.
— Amigos y queridos invitados ... — comenzó el alcalde —, la mayoría de nosotros no está precisamente extasiada por recibir a pugilistas en Dallas.
Cash vio que la viudita le hacía una seña a la banda, quien comenzó a tocar todavía más fuerte . El himno religioso también se reinició. El alcalde intentaba pronunciar su discurso, pero la banda se lo impedía.
Los pasajeros observaban, perplejos, y el león bostezaba fastidiado. Los periodistas anotaban incesantemente.
Cómo se arrepentía Cash de haberse arrojado delante de Bonnie para protegerla del león! En ese momento sentía un incontrolable deseo de arrojarla a Nero, a pesar de que el animal no parecía capaz de masticar ni una uña.
— Creo que es mejor llevar a los competidores a sus campos de entrenamiento! — él gritó al oído del alcalde .
— Y mi discurso? — gritó el alcalde .
l No creo que estas personas vayan a dejarlo hablar!
— Muy bien, entonces. — El alcalde se resignó.
— Señores, iremos a sus alojamientos — Cash gritó y todos lo siguieron hacia los carruajes y carros.
El grupo de Bonnie también salió de la estación y empezó a a seguirlos.
Un caballo sintió el peligro cuando el león fue subido al carro, entonces relinchó y amenazó con empinarse, con Cash intentando sujetar las riendas.
Después que consiguió controlar el carro , intentó apartarse lo más rápido posible.
Quien los observase vería los grupos de los boxeadores en carruajes y carros seguido por el grupo de opositores a pie , con sus carteles de protesta, cantando, y al mismo tiempo tragando polvo.
La última cosa que Bonnie vio fue la expresión de frustración de Cash y el viejo león bostezando cansadamente.
— Excelente trabajo, gente ! — ella gritó. Solamente un periodista había quedado mas atrás.
— Ahora que los pugilistas llegaron, las Damas continuarán con la protesta? — él le preguntó a Bonnie.
— Si. Estoy tan determinada como el señor McCalley. Dallas no necesita de los alcohólicos y criminales que este espectáculo puede atraer.
— Amén — la apoyó uno de los sacerdotes. — El dinero que debería ir a la caridad de las iglesias en vez de ser gastado en mujeres , alcohol y juego.
— Eso no sería mala idea — retrucó el periodista , pero notó que Bonnie no había apreciado su comentario. — A propósito, Cash me informó que mañana a las diez habrá una exhibición para el público en el Rancho Long Pine. Las Damas estarán allá?
— No nos perderíamos eso por nada del mundo! — Bonnie bramó. El periodista terminó la entrevista y se marchó . — Muy bien , gente , ya escucharon donde será la exhibición, entonces nos encontraremos mañana.
Una de las Damas se aproximó y le preguntó :
— Crees que tenemos posibilidades de ganar?
— Por supuesto que si. Hasta ahora el señor McCalley no consiguió ningún lugar para armar el ring . El tiene una oponente a su altura, sólo que todavía no se dio cuenta de eso.
Herbert llegó justo en ese momento, jadeante.
— Bonnie, ustedes están haciendo un papelón . Toda la ciudad se está riendo de ustedes .
— No tengo vergüenza de defender una causa noble. Además, a dónde estuviste hasta ahora?
— Tuve problema para conseguir un carruaje — él afirmó, desviando la mirada.
Bonnie no le creyó, pero prefirió quedarse callada. Sospechaba de la cobardía de Herbert . Se acordó de la manera valiente en que Cash se había colocado delante del león. Ese sí era un hombre valiente. Se enojó porque sentía admiración por ese patán . Incluso aunque supiese que el león era inofensivo.
— Te gustaría almorzar conmigo? — Herbert la invitó. — Podríamos discutir nuestro futuro.
Ella se negó, alegando estar demasiado cansada; y declaró :
— Creo que no nos conocemos demasiado bien como para establecer una fecha.
— Nos conocemos hace tres años, desde que comencé a vender el alimento en la tienda de Shot Gun.
Bonnie no quería quedarse discutiendo con él en la calle.
— Herbert, estoy volviendo al hotel. No tenías que ir a Waco hoy?
— Cambié mis planes para estar a tu lado. — él intentó tomarle la mano, pero ella lo eludió. — Sabes como es, una mujer indefensa en una ciudad como Dallas y encima enfrentando al mayor canalla del Estado...
— No soy una mujer indefensa, soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma. En cuanto al señor McCalley, él puede tener un costado un poco sombrío...
— Un poco?
— Bien , muy sombrío, pero deberías haberlo visto enfrentar a ese león. El se portó como un perfecto caballero.
— Un caballero? — Herbert se horrorizó . — Todos saben que se trata de un mujeriego y un libertino de primera. Fifi, esa mujer que siempre anda con él, ella es una bailarina can can en el Black Lace.
— Y cómo sabes eso, Herbert? — Bonnie preguntó , mirándolo con curiosidad.
El tragó en seco y se mordió el labio , sin mirarla.
— Son los comentarios en la ciudad. Yo jamás iría a un lugar como ese, pero vi a McCalley allá...
— Cómo los viste si nunca entraste allá? — comenzó a sospechar que había cosas sobre Herbert que desconocía.
El balbuceó :
— Francamente, yo ... sólo estaba pasando cuando lo vi entrar.
— Bien, eso no viene al caso. Ahora voy a volver al hotel. La guerra todavía no terminó.
Esa noche, Bonnie decidió cenar en una casa de té un poco lejos del centro de la ciudad, para no encontrarse con McCalley. Tampoco quería ver a Herbert; esperaba que él realmente hubiese viajado. Por qué sería que nunca había reparado en lo afectado e irritante que su prometido era ?
Al día siguiente, después del acostumbrado desayuno en el cuarto, se preparó y bajó . Salió del hotel atrás de McCalley, pero se escondió para que él no la notase. Cash se apartó trotando.
Volvió al hotel para tomar la comida para el gato.
Cuando salió nuevamente, Herbert la esperaba cerca del carruaje.
l — Bonnie querida, siento mucho que hayamos discutido. Todo lo que quiero hacer es defenderte .— Herbert, he vivido sola desde los dieciséis años, a excepción de los dos cortos casamientos. Soy perfectamente capaz de defenderme sola
_No te enojes conmigo, por favor, mi querida. Después de todo , nos casaremos algún día. — él tomó un pañuelo para sonarse la nariz.
— He estado pensando al respecto, Herbert, y no estoy segura de si quiero casarme . Gran parte de los hombres quiere controlar a sus esposas, Y yo he estado bastante bien en los últimos cuatro años.
Herbert subió al carruaje y se sentó a su lado aún sin ser invitado.
— Lo sé, querida, pero nosotros dos juntos podremos cuidar mejor todavía de tus asuntos.
l Lo dudo, y detestaría pensar que es eso lo que te motiva para casarte . Además, estoy bien con Bill.
— Cómo puedes imaginar una cosa así ? — Herbert pareció ofendido. — Bien sabemos que es tiempo que Bill se establezca.
— Me quedaré con él hasta encontrar un substituto — ella rebatió. — Estoy en camino al campo de entrenamiento. Quieres ir?
— Mi deseo no importa , es mi deber, como tu futuro marido, acompañarte para protegerte.
— Protegerme de qué? Soy texana, y ustedes , los yanquis, deberían acordarse de que las muchachas del Sur saben defenderse solas.
— No había notado que el hecho que provenga de Iowa te molestaba. Querida, déjame sujetar las riendas.
— Nosotros, los texanos, no confiamos en nadie que venga del norte del río Rojo, formamos una especie de clan . — ella sacudió las riendas, asustando al caballo, que salió disparando , casi derribando a Herbert.
— Qué te pasa , Bonnie? — él preguntó , asustado, intentando equilibrarse en el asiento. — Cambiaste mucho en los últimos días. Me temo que McCalley sea una mala influencia.
— El no me está influenciando. Solamente somos dos personas tercas a quienes no les gusta perder.
Sujetando el sombrero en forma de coco para que no se le volase, Herbert reclamó :
— Siempre pensé que eras una dama seria e distinta, y aquí estás, corriendo como una demente . Estoy azorado.
Bonnie se sorprendió por divertirse tanto asustando al hombre de ciudad.
— Si tienes miedo, Herbert, puedo dejarte aquí.
— No tengo miedo. — La cara de él mostraba lo contrario. — Solamente me gustabas más cuando eras serena y reservada.
— Y aburrida?
— Francamente, si crees que ser una dama y dejar que los hombres se hagan cargo de la situaciones ese ser aburrida...
— Vamos , Herbert, cállate y no me irrites. — ella apresuró el caballo.
— Me ordenaste callarme?
Bonnie estaba perpleja . La señora Bluebonnet O'Neal Schwartz Purdy, presidente del club de las Damas de la Estrella Solitaria, nunca, jamás le había dicho "cállate" a nadie.
— Tienes razón, Herbert. Tal vez la presencia de ese patán sea una mala influencia.
— Quien duerme con perros , amanece lleno de pulgas, eso dice el dicho.
Ella casi le ordenó callarse nuevamente, pero acabó se distrayéndose con las palabras de Fifi. Acostarse con Cash McCalley. La mera idea la enervaba . Necesitaba derrotarlo para poder volver a su casa, a su vida serena y aburrida.
Llegaron a un cruce de caminos y , después un instante de vacilación, Bonnie decidió cual camino tomar.
— Creo que es por aquí. Veo los carruajes y los caballos amarrados.
— Yo no veo a ninguno de los opositores. — Herbert parecía nervioso. — Francamente, Bonnie, no deberías enfrentar a esos rufianes sola.
— Pero no estoy sola. — ella sonrió de manera dulce y condujo el carruaje más adelante. — No me dijiste que querías protegerme?
Herbert se alarmó .
— Lo que quise decir era tal vez debería buscar a la policía, y no atacar de frente a McCalley. El tiene fama de peleador. Cierta vez lo vi alzar a un hombre por encima de la mesa de póker y arrojarlo a...
— Dónde pasé eso ? Herbert se sobresaltó .
— Yo ... quiero decir... fue lo que contaron. Tal vez deberíamos esperar a los otros aquí.
— No, vamos entrar y observar lo que hacen — Bonnie lo contrarió. — Quiero ver con mis propios ojos lo que hacen esos brutos .
— McCalley no va a querer vernos allá — Herbert se lamentó .
l Por supuesto que no. Y es eso lo que hace todo esto mucho más agradable — ella dijo, sonriendo.
l
Cash se encontraba al lado del ring sujetando la mano de Fifi.
— Qué bueno que me entendiste , muñequita , yo no sabía que la señora Purdy estaba en el tren.
Ella se inclinó y lo besó en la mejilla, dejando una marca del lápiz labial .
— No estoy enojada, bichito . Después de pensarlo bien, entendí que vos nunca te interesarías en una mujer tan feo e insípida como ella. Ella no tiene nada interesante para ofrecerle a un hombre.
— Y vos sos experta en ese asunto...
— Qué?
— Nada, dulzura. — Cash nunca se había dado cuenta de cuan corta de entendederas era Fifi. En realidad, ella lo cansaba.
— Ey ! — llamó un periodista . — Qué tal si subieses al ring e hicieses una pequeña demostración con el desafiante, Cash?
— No sé nada de boxeo profesional — Cash alegó. — Mi experiencia se reduce a peleas de taberna.
— Sería una buena publicidad — concordaron los otros periodistas , aproximándose.
— Apuesto a que si. Tal vez uno de los sparrings de Bob me preste un calzón corto .
Cash fue hasta uno de los vestuarios improvisados, se puso pantalones cortos , y una botas cortas especiales, guantes de boxeo y luego subió al ring.
— Cash querido, estás tan ... tan machote sin camisa! — Fifi suspiró, y él flexionó los brazos, exhibiendo sus músculos, y dio unas vueltas al ring.
— Cuántos rounds crees que aguantas con Fitzsimmons? — preguntó uno de los hombres.
— ?l es muy duro — Cash admitió, dando algunos saltos. — Ustedes verán por qué puede ser el próximo campeón . Cuando los fanáticos del boxeo de Texas lean la nota en los periódicos , las entradas pronto estarán agotadas. — Cash se movió un poco más, y sintió aprensión cuando vio al irlandés pasar por debajo de las cuerdas del ring . Nunca había peleado con boxeadores de verdad, pero quizás no consiguiese hacer una presentación suficientemente buena como para aumentar el interés de los periodistas?
— Cash — llamó uno de ellos —, que tal: TEXANO PEGA A DESAFIANTE Y PROMETE GRAN PELEA CONTRA DAMAS DE ESTRELLA SOLITARIA , para el titular de mañana?
l Perfecto! — Cash dio unos golpes al aire. — Y mañana vamos a visitar al campeón y entonces tendremos más noticias para la sección de deportes.
Nero concordó rugiendo y Cash se dio vuelta . El león estaba en un rincón, mordiendo una vieja bolsa de entrenamiento .
— Pero, cuándo será la gran pelea? — otro periodista preguntó .
— Es lo que queremos saber — dijo uno de los agentes.
— Todavía tengo algunos detalles que ajustar... — Cash titubeó . Queriendo cambiar de tema , gritó: — Vamos comenzar ? Esta es apenas una pequeña demostración del espectáculo excitante que tendremos cuando el gran evento se realice.
— Si se realiza — comentó un periodista , y los demás se rieron. — La señora Purdy y su grupo parecen my determinados.
Cash le guiñó al ojo a Fifi, quien se encontraba en primera fila.
— Por Dios , creo que puedo lidiar con una simple bibliotecaria.
— Exacto. Esa mojigata no vas a estropear los planes de mi hombre, no es así, Cash?
El iba a responder cuando notó que algunas cabezas se giraron hacia la puerta del granero. Sería que el león estaba persiguiendo a las gallinas nuevamente ?
Qué bueno sería si todos sus problemas se redujesen eso. Acababa de ver a señora Purdy entrando, siendo seguida por el vendedor de alimentos de gallinas . Y Cash había pensado que ese sería un lindo día. ..
Bonnie se quedó paralizada cuando entró al granero. Cash McCalley estaba en medio del ring, con el pecho desnudo, usando solamente un calzón negro y guantes de box . No quedaba mucho librado a al imaginación. Dios Todo Poderoso!
— Sugiero que cierre la boca, señora Purdy, o una mosca puede entrarle allí — comentó Cash, apoyándose en las cuerdas y sonriendo irónicamente.
Herbert no paraba de estornudar.
— Bonnie, este lugar está lleno de polvo , y mi alergia...
— Quédate quieto, Herbert — ella habló sin pensar, todavía observando el cuerpo perfecto de Cash. — Entonces la verdad se revela, señor McCalley. también le gusta pelear.
— Sólo cuando es necesario. — él sonrió todavía más,.
— Bonnie, no es me extrañas que estés perpleja, viendo a ese criminal casi desnudo — Herbert afirmó.
— Vuélvanse a su casa, entonces. Detestaría perturbar a una dama — Cash retrucó.
— Yo no estoy perpleja ni perturbada , estoy ... excitada — declaró Fifi.
— Nadie está hablando con vos — dijo Bonnie, recuperando el aliento.
— Pero yo nunca... — ahora era Fifi quien estaba con la boca abierta.
— Gratis seguro que no — la cortó Bonnie.
— Qué quisiste decir? — Fifi parpadeó , sin entender, y se dio vuelta hacia Cash: — Querido, ella está me ofendiendo?
— Fifi — él llamó, inclinándose más en las cuerdas —, es mejor no entres en una pelea con la señora Purdy. — Fifi no era tan veloz mentalmente , comparada con la viuda. — Siéntate . Y usted señora , también . Vamos a comenzar con la presentación.
— McCalley, espero que le rompan la cara — dijo Bonnie.
— Señora Purdy, parece que no se opone tanto a la violencia . — él le guiñó un ojos .
— Soy contraria a la violencia , pero puedo hacer una excepción en su caso.
— Ustedes van a continuar con esto toda la mañana o podemos comenzar? — preguntó el desafiante.
Los hombres se rieron y se aproximaron . Bonnie intentó permanecer indiferente, pero no lograba despegar los ojos de McCalley. Mientras él se movía en el ring, dando golpes en el aire, los músculos se tensionaban y se extendían por debajo de la piel bronceada. Se descubrió mirando el calzón negro. Si , él era muy viril.
Fitzsimmons también se movía en el ring; era más alto y más fuerte que Cash, pero éste parecía capaz de defenderse. Los periodistas estaban más cerca , con los lápices listos, esperando el inicio de la pelea.
— Francamente, Bonnie, esto es repulsivo. Creo que debemos irnos — dijo Herbert, sin parar de estornudar.
— Pero debemos quedarnos para esperar a los otros, no? — ella se dio cuenta que quería ver la pelea.
— Ellos deben haber tomado el camino equivocado en es el cruce — él supuso, sonándose al nariz.
Una campana sonó y Bonnie se inclinó, conteniendo el aliento, mientras los dos hombres se estudiaban, intercambiando golpes cautelosos. Cash era ágil como un bailarín y esquivaba las envestidas de su oponente, tal vez porque estuviese habituado a las peleas callejeras. Los boxeadores caminaron en círculos, lanzando un golpe aquí y allá. Los periodistas los incitaban. El sudor comenzó a brillar en los cuerpos musculosos. Dos hombres salvajes, Bonnie pensó y acabó gritando:
— Levanta la mano izquierda, Cash! ?l tiene una derecha bien fuerte! — exclamó sin pensar.
— Bonnie! Qué te pasa ? — acusó Herbert.
— Dios, qué estoy haciendo? — ella tragó en seco, avergonzada por haber dejado llevar por la emoción.
Nadie más pareció percibirla , pues todos gritaban, incentivando a los boxeadores.
— Derriba al irlandés , Cash! — gritó Fifi. — Acaba con él !
Cash se dio vuelta en dirección a ella, y Fitzsimmons aprovechó para asestarle un golpe de derecha, alcanzándolo de lleno. Cash se tambaleó hacia atrás, golpeó su cabeza en uno de los postes del ring y se desplomó. Sangre manaba por su nariz. Fifi gritaba mientras el juez empezaba a contar. Entonces ella subió y pasó por entre las cuerdas.
— Cash querido, estás bien ? — El estaba desmayado en medio del ring, mientras Fifi daba vueltas gritando: — Alguien llame a un médico!
Era obvio que Cash no estaba bien. Una vez más , Bonnie se vio en esa noche fatal en que Danny había intentado ganar el dinero suficiente para que ellos pudiesen dejar a ciudad.
- El está muerto! él está muerto! — continuó gritando Fifi.
CAPITULO 15
— Deja de gritar! — Bonnie ordenó al volver a la realidad. Levantó el borde de su falda y subió al ring. Rápidamente evaluó la situación. — No parece estar muy herido. He visto vaqueros en ese estado después de una pelea. — Fue hasta el rincón del ring y tomó un balde con agua. Fifi continuaba gritando. — Cállate, loca, sólo estás perturbando a todos — la retó y le volcó el agua sobre ella.
La rubia jadeó y miró su vestido.
l Loca... enferma... Estropeaste mi vestido! — El maquillaje se le corría por la cara . Ahora parecía mucho más vieja que antes.
- Por fin nos sacamos las caretas - comentó secamente Bonnie.
Luego se volvió para mirar a Cash, todavía inmóvil , con el equipo del desafiante a su alrededor.
— Atrás! — ella ordenó y arrojó otro balde con agua. Cash recobró la consciencia , jadeando.
— Qué estás intentando hacer? Ahogarme ?
— Te avisé que levantases la mano izquierda. Herbert gritaba desde afuera:
— Bonnie, baja ya mismo . Ese no es lugar para una dama.
Fifi avanzó.
— Cómo te atreves a mojarme de esta manera ? Vos ... loca...
— Es el mejor remedio para los casos de histeria. Sugiero que ahora te vayas a tu casa a cambiarte de ropa. — Bonnie miró a Cash, aliviada porque él no estaba tan herido. — En cuanto a vos , creo que acabas de probarle a los periodistas lo que vengo afirmando sobre que el boxeo es un deporte violento y sangriento .
— Siempre quieres tener la última palabra? — él intentaba levantarse .
— Si. Vamos , Herbert.
Mientras ellos partían, los periodistas escribían sin parar. No había modo de saber lo que dirían los periódicos al día siguiente, pero Bonnie no se detuvo a pensar en lo que había hecho al ver a Cash inconsciente.
— Francamente, Bonnie — Herbert sonaba exasperado. — una dama jamás habría subido al ...
— Yo soy texana — ella lo interrumpió. — Y somos un poco diferentes a las muchachas de Iowa.
— Un poco? — él chilló, intentando ayudarla a subir en el carruaje, pero Bonnie insistió en sujetar las riendas. — Bonnie, no sé qué te pasa . Solías ser tan sensata...
Bonnie estaba cansada de las quejas de su prometido. No se había dado cuenta antes cuan cobarde y afeminado era Herbert.
— Cash y yo somos texanos.
— Cash? Ahora lo tratas por el nombre?
Bonnie estaba sintiendo dolor de cabeza.
— Basta , cállate, Herbert!
— Me estás ordenando callarme? A mí , a tu prometido? No lo creo!
— Pues créelo — ella retrucó.
La boca de Herbert se abrió y se cerró como la de un pez.
— Me imagino que estás perturbada por presenciar una pelea y tanta sangre, entonces tomaré en consideración...
— No hagas eso — Bonnie lo interrumpió y sacudió la fusta , haciendo que el caballo partiese rápidamente.
Herbert se sujetaba como podía.
— Bonnie, sabes que tengo miedo a los caballos. Por favor, ve más lentamente, antes que suceda un accidente.
Ella no disminuyó la velocidad y se sintió perversa al darse cuenta que se divertía asustando al yanqui . En verdad , aún no admitiéndolo ni bajo tortura, se había sentido excitada al ver a esos dos hombres casi desnudos luchando, los cuerpos masculinos cubiertos de sudor. Cash tenía sus músculos tan bien definidos cuanto el boxeador. No lograba borrar esas imágenes de su cabeza, lo que la hacía sentirse culpable al acordarse de Danny. Le había implorado a su hermano que no subiese al ring, pues su oponente era mucho mas grande que él. Pero Danny había hecho todo por ella, para darle la posibilidad de una vida mejor.
Llegando al hotel, despachó a Herbert, quien todavía estornudaba y la reprendía por su comportamiento. Intentó acordarse por qué se había sentido ligeramente atraída a ese hombre sin gracia. Por él era estable y confiable. Los texanos eran machistas e imprevisibles. Por eso
mismo se había jurado no involucrarse con ningún otro texano.
Después de haber cenado y retornado al cuarto, Bonnie oyó a Cash llegar. El caminaba por el cuarto , y ella se preocupó después un silencio prolongado. Se arrodilló e miró por el agujero de la cerradura. La cara de Cash estaba un poco hinchado y lastimado, y tenía un ojo enrojecido. Lo observó desvestirse , quedando con apenas la ropa interior. Se alejó de la puerta. Una dama no actuaría de esa forma, pero Bonnie no lograba controlar su curiosidad. Cuando miró nuevamente, él se había quitado el resto de la ropa y caminaba desnudo por el cuarto hasta llegar cerca de lun fuentón que estaba cerca de la ventana.
— Dios mío ! — Bonnie exclamó y después se cubrió la boca con la mano. Cash se detuvo y ella agudizó los oídos, pero , no escuchando nada más , se encogió de hombros y continuó lavándose. Bonnie sabía que no debería estar espiando, pero no lograba despegar sus ojos.
El era tan masculino, tenía hombros anchos y caderas estrechas. Los músculos se resaltaban cuando atravesaba el cuarto. Parpadeó al ver el miembro cuando Cash se dio vuelta . Ya había visto garañones que no poseían semejante equipamiento El había afirmado que había trabajado como vaquero, y ahora, viendo las cicatrices, le creía.
Debía dejar de hacer eso. Reticentemente , volvió a colocar el pañuelo en el agujero de la cerradura. Pero, qué se le pasaba por la cabeza para quedarse contemplando a un hombre desnudo lavándose?
— Servicio de cuarto.
Un tanto somnolienta, Bonnie se puso la bata y abrió la puerta para tomar el desayuno. Llevó la bandeja a la mesa, se sentó y suspiró. La noche había sido agitada por culpa de los sueños que había tenido. Abrió el periódico y , verdaderamente, se lamentó por Cash McCalley. El titular decía:
EMPRESARIO NOQUEADO. OPOSITORA ARROJA AGUA FRIA
— Dios Todo Poderoso! — Tomó el café el leyó el artículo . Mencionaban que ella había protestado contra el derramamiento de sangre volcándole agua fría al hombre inconsciente. Estaba escrito también que Fifi se había presentado como la novia del empresario, y que si ella hubiese sabido de las intenciones de la señora Purdy, le habría le arrancado los cabellos y la habría arrojado fuera del ring.
— Sigue soñando, perra regalada ! — Bonnie hizo una mueca y continuó leyendo. Hasta Nero era citado. No cabía duda de que si ella no hubiese estado presente, la cobertura de la prensa habría sido mucho menor. — Idiota! — se reprendió mientras comía los huevos revueltos . — Le hiciste el juego a él, ayudándolo a tener más publicidad. Lo mejor sería quedarse quieta y dejar que el asunto muriese por falta de interés .
Pero a quién quería engañar? Quedarse quieta sería lo mismo que dejarse derrotar, y los texanos jamás se rendían. Si Cash creía que todavía podía organizar esa pelea en Texas, tendría que descubrir lo terca que ella podía ser .
Se acordó de la agenda del día. El periódico decía que la prensa estaría en el lugar de entrenamiento del campeón , juntamente con el oponente, y que habría muchos espectadores. Ya había previsto eso y combinado con otra manifestación de su gente. Guardó un poco de comida para Tom y esperó que Cash saliese de su cuarto. Sólo después é que se aprontó e bajó . Los periodistas la vieron cuando ella entró en el vestíbulo de entrada del hotel . Desde alllá, pudo ver a Cash montando su caballo y partiendo , seguramente hacia el campo de entrenamiento.
— Señora Purdy — los periodistas se aproximaron — Qué hará hoy? Su prometido nos informó que usted no irá a los entrenamientos , pues los acontecimientos de ayer la perturbaron de tal forma que casi necesitó sales para recuperarse .
— Qué atrevimiento! — Bonnie se indignó. — Soy una texana, y los texanos no se desmayan, ni siquiera las mujeres. Mis ancestros lucharon contra indios, mexicanos e ingleses para establecerse en esta tierra, y yo no voy a desistir ahora!
— Pero su prometido dijo que...
— Herbert Snodgrass no es mi prometido — ella lo corrigió. — Es solamente un amigo. Créanme , señores, que estaré en el campo de entrenamiento esta mañana acompañada de las Damas de la Estrella Solitaria y de la Asociación Pastoral.
— Sabe, todo el país está comenzando a interesarse en esta historia — comentó un periodista mientras tomaba notas . — Dicen que hasta que Bat Masterson está cubriendo el tema en su periódico.
— Bat Masterson, el pistolero? — Bonnie preguntó .
— Ahora es periodista deportivo.
— Exacto, y dicen que John L. Sullivan está viniendo para acá también — le aseguró otro.
— Bien, lamento decir que los dos quedarán decepcionados — afirmó ella mientras intentaba pasar —, porque las personas decentes de Texas impedirán este evento, que es en realidad, una carnicería humana.
Herbert se encontraba afuera, parado, luciendo un elegante traje, polainas y un sombrero con forma de coco nuevo y un clavel rojo en la solapa . Sólo le faltaba cruzar los brazos sobre el pecho y un ataúd a donde acostarse. Cómo nunca se había dado de su apariencia y modales afectados ?
— Traje el carruaje, mi querida, pero seguramente no tienes intención de ir allá y convocar todavía más prensa.
— Por supuesto que voy , pero si eres demasiado cobarde como para acompañarme...
— Bonnie! — él estaba sorprendido. — Has cambiado mucho en los últimos días. Estoy estupefacto!
— Oh, cierra el pico ! — ella le gritó al levantar la falda y subir al carruaje. — Vienes o no?
Herbert respiró profundamente unas dos o tres veces y después subió.
— Francamente! Pensé que después de haber visto a esos dos brutos semi desnudos atacándose y toda esa sangre, tu sensibilidad femenina estaría ofendida y...
— Lo que me ofende es que hagas declaraciones en mi nombre.
— De donde yo vengo, las mujeres permiten que los hombres se ocupen de las cosas. — Herbert murmuró.
— Creo que ya te dije que las mujeres texanas son diferentes a las de Iowa — ella dijo, estallando la fusta.
El sujetaba el sombrero con una de sus manos, y con la otra se agarraba al asiento, por miedo a caerse. No pronunció ninguna otra palabra hasta que llegaron al campo de entrenamiento del campeón .
Cerca de un kilómetro antes del cuartel general de Corbett, ellos se detuvieron donde las Damas de la Estrella Solitaria y los religiosos estaban reunidos esperando.
— Buen día. — Bonnie sonreía. — Me alegra ver que encontraron el camino.
El reverendo Tubbs dio un paso adelante.
— Siento mucho habernos perdido ayer, señora Purdy. Trajimos las carteles y la banda, como puede ver.
— Vamos, entonces . Hay que organizarse en hileras y comiencen a cantar cuando estemos cerca , así la prensa conseguirá verlos. Debe haber una multitud, pues me informaron que Bat Masterson llegará hoy y posiblemente John L. Sullivan también .
La cara del reverendo se iluminó.
— John L. Sullivan? Siempre quise conocerlo y ... — se detuvo al darse cuenta que las personas lo observaban. — Quiero decir, me gustaría darle una buena mirada a ese pugilista perverso.
— Nos veremos en pocos minutos entonces — Bonnie dijo, saludando con la cabeza y siguiendo adelante.
Había muchos caballos y carruajes parados frente al granero.
— Oh, no, más polvo y heno! — protestó Herbert.
— No te pedí que vinieses — ella le aclaró .
— Y si necesitas protección ?
Ciertamente ese hombre enclenque no sería rival para el viril empresario.
— No creo que corra a peligro con Cash.
— Cash? ? Es como lo llamas ahora? — Herbert se dio vuelta para encararla mientras se sonaba la nariz.
— Quise decir McCalley. — Bonnie se levantó, preparándose para bajar.
De repente, una cabra pasó corriendo, balando.
— Pero qué ... — Bonnie frunció el ceño .
En el mismo instante Nero apareció persiguiendo a la cabra. Periodistas y espectadores salieron del granero para ver lo que sucedía. La cabra chillaba y el león rugía. Era todo lo que el caballo precisaba para excitarse . Pareció oler al león, entonces se empinó relinchando, casi volcando el carruaje. La cabra daba vueltas alrededor del carro, perseguida por el león. El caballo se empinó una vez más y Bonnie perdió el control de las riendas. Entonces el caballo, asustado, salió en disparada, galopando por el camino, y la cabra y el león iban atrás.
Perdiendo el equilibrio , Bonnie fue arrojada del asiento y perdió las riendas. Ella gritó e intentó tomarlas, pero andaban sueltas en el aire. Todo lo que podía hacer era sujetarse al pescante para no caerse. Atrás oía balidos y rugidos.
— Bonnie! Qué debo hacer? Bonnie!
Ella miró atrás y vio que Herbert corría de un lado al otro, gesticulando sin parar. La cabra y el león corrían por el camino mucho mas atrás del caballo. Los equipos de los pugilistas y los periodistas solamente observaban la escena boquiabiertos. Cash también salió del granero. Bonnie lo vio correr en dirección al garañón gris que estaba amarrado. Herbert ahora corría en círculos, pidiendo ayuda.
Ella tendría que sujetarse firme hasta que el caballo se cansase y se detuviese. Con un león persiguiéndolo, era probable que eso demorase un poco. El polvo del camino se levantaba en nubes mientras ellos pasaban, y los cabellos de Bonnie se soltaron y se alborotaron .
Un poco más adelante, ella oyó un cántico distante.
— Cuidado! — ella gritó. — El caballo está desbocado! León! León!
Las personas de la manifestación parecían no escucharla.
— Marchamos por Sión , oh Sión ...
- León! León! — Bonnie gritaba, pero el grupo estaba demasiado concentrado, con los ojos pegados a los libros de himnos, mientras marchaban.
No habían notado el carruaje descontrolado yendo en dirección a ellos; o tal vez el himno ahogase los gritos de Bonnie y los rugidos de Nero. O tal vez por la palabra "león " se confundía con "Sión ". Ella se agarró al asiento mientras el carruaje avanzaba al encuentro de la manifestación. Podía ver sus caras ahora. Y en detalle .
CAPITULO 16
La gente de la procesión se dio cuenta de lo que sucedía un poco demasiado tarde . Se empujaron entre sí al intentar salir del camino. Algunos bajaban por las zanjas de los laterales del camino. El cartel que decía EL PECADO DEBE SER EXPULSADO se cayó pesadamente y asustó todavía más al caballo. El reverendo Tubbs continuaba sujetando una punta da cartel y fue arrastrado por el camino polvoriento .
Aterrorizada, Bonnie oyó el ruido de cascos atrás de sí y pensó que tal vez Herbert estaría viniendo a rescatarla . Miró hacia atrás y vio un garañón gris.
— Sujétate , Bonnie, no entres en pánico! — Era Cash quien llegaba para ayudarla. El estiró todo su cuerpo y consiguió tomar las riendas del carruaje. El caballo desbocado pronto disminuyó la velocidad a un trote y , después, a pasos lentos.
La cabra los pasó, pero el león, cansado, rugió una vez más , derrotado, y se se echó en medio del camino.
— Estás bien ? — preguntó Cash, bajando del caballo sudado.
— Por supuesto que lo estoy ! — ella respondió. — Y todo esto es tu culpa!
—Acabo de salvarte y encima te enojas conmigo? — Cash extendió los brazos para sujetarla.
Sin pensarlo , Bonnie se dejó llevar por los brazos musculosos hasta la sombra de un árbol a un lado del camino. Qué guapo era Cash, a pesar de que su cara todavía estaba lastimado por el golpe del día anterior!
— Es tu culpa! — ella repitió. — Si no hubieses traído ese circo a la ciudad, mi caballo no se habría desbocado.
Cash la colocó en el suelo y se sentó a su lado.
— Parece un circo, verdad ? Oh, no... Allá viene el vendedor de alimentos de gallinas y la prensa.
— Dios! Mis pobres compañeras y los sacerdotes. — ella se levantó y miró ael camino.
Los instrumentos de la banda estaban esparcidos, y los religiosos habían perdido cualquier dignidad. Tenía espinas clavadas en sus traseros y agujeros en la ropa del reverendo Tubbs. Su ropa interior era ... roja, Bonnie notó intentando no reírse.
La escena era caótica: mujeres intentando sacudir el polvo de sus ropas, corriendo para encontrar sus sombreros; hombres intentando recuperar lo que quedaba de los carteles. La cabra se había detenido un poco mas adelante y comía cardos , y el león estaba bostezando en medio del camino.
El reverendo Tubbs tomó el cartel rasgado y se dirigió a Bonnie:
— Señora Purdy, qué significa todo esto?
— Yo ... intenté avisarles, pero la música estaba demasiado alta. — ella intentaba explicarle . En seguida, vio la aproximación de los periodistas y de Herbert. — Ves lo que hiciste — ella le habló a Cash.
— Yo no hice nada. Estábamos teniendo una reunión de prensa , cuando vos llegaste para agitar las cosas. Creo que acabas de ganarte otro excitante titular, Bonnie. Debo agradecerte por favorecerme con más publicidad.
— No fui yo , sino ese maldito león!
— Vamos , una dama chillando?
— Vos sería capaz de hacer que un santo insultase ! — Bonnie estaba alterada. — Vos y Nero.
El león rugió al oír su nombre, se levantó , se aproximó y apoyó la cabeza en la rodilla de Cash.
Los periodistas atravesaron el caos de los manifestantes y se dirigieron hasta donde estaban Bonnie y Cash.
— Qué emocionante, Cash! Sos el héroe del día !
— Señora Purdy, qué piensa de este hombre que arriesgó su vida para salvarla?
Antes que ella respondiese, Herbert declaró :
— Yo podría haberla salvado si hubiese tenido un caballo.
— Había muchos caballos allá — Cash le recordó .
— No ... tengo nada que declarar — Bonnie titubeó .
— Nada que decir . Los milagros existen ... — Cash comentó.
El reverendo estaba ultrajado y Bonnie intentó disculparse.
— Quién es el dueño de la cabra? — preguntó .
— Ella le da leche a mi hijo, pero creo que después de esto tendremos manteca — afirmó Corbett, el campeón .
— Bonnie, creo que es hora de irnos — Herbert dijo.
— Señora Purdy, no vaya — pidió uno de los periodistas. — Cada vez que usted aparece, tenemos una buena historia.
— Viste , Bonnie? Ahora todos se burlan de vos — afirmó Herbert. — Espera a ver lo que los periódicos ...
— Cállate , Herbert! — ella estaba sucia y desarreglada.
— Te gustaría que te acompañase hasta la ciudad? — Cash preguntó , sonriendo.
— No — ella negó con brusquedad. — Toma el carruaje, Herbert, y nos marchamos . Dirigiendose a los periodistas , declaró : — Ahora ven que siempre que este grupo de boxeadores aparece, hay confusión y desastre. ? Por eso que no queremos esta pelea en Texas.
— Señora Purdy — comenzó Cash, sacudiéndose el polvo de su propia ropa. — Discúlpame , pero me parece que es usted quien causa todas las confusiones.
Los periodistas lanzaron una carcajada, y Bonnie se sintió ruborizar. En ese momento, Fifi los alcanzó.
— Estás bien Cash?
Evidentemente él ni se había acordado de la bailarina.
— Un segundo, dulzura.
Dulzura! Bonnie se enderezó , empinó la nariz y le pidió una vez más a Herbert que buscase el carruaje.
Cash la acompañó con la mirada, aún teniendo a Fifi colgada del brazo. dándose cuenta que el vendedor de alimentos de gallinas no iba a hacer nada, corrió hasta su caballo para ayudarla. Lo que lo había sorprendido había sido notar, al sujetarla en sus brazos, cuan delicada ella era . Con los cabellos sueltos, llegaba a ser deseable. Esa idea lo asustó. había habido un momento, cuando estaba intentando salvarla, en que ella había levantado sus ojos azules, my abiertos, muy asustados, y los labios suaves estaban entreabiertos, como para pedir ayuda. La viudita podía ser femenina, después de todo . Había algo vulnerable en ella que le había pasado desapercibido antes.
Un plan comenzó a formarse en la mente de Cash. Bonnie podría ser una piedra en su zapato e impedirle la realización de la pelea, a menos que él hiciese algo . Se le ocurrió que podría seducirla. Se había una cosa que él entendía eran de mujeres. Si ella se enamorase de él, desistiría de oponerse a la pelea y , luego , podría dispensarla. Después de la manera ingrata en que lo había tratado después haberla salvado, era lo mínimo que ella se merecía.
— Ey , Cash, voy a tener que volver al granero para buscar mi carruaje? — El maquillaje da bailarina se escurría con la transpiración.
A decir verdad , Fifi no era tan bonita sin maquillaje .
— A menos que vengas conmigo en la parte de atrás del caballo .
— Y estropear mi vestido? — ella se quejó. Súbitamente, la compañía de Fifi se convirtió en una pesadez.
— Haz que te lleve uno de los periodistas. — fue la respuesta seca de Cash.
Montado el caballo gris, murmuró para sí mismo mientras observaba el carruaje de Bonnie apartarse:
— Si, Bonnie , ahora será el blanco de mis encantos. Vamos ver qué tiene que decir a eso!
CAPITULO 17
Llegando al hotel, Bonnie se libró de Herbert y subió al cuarto para limpiarse la ropa y el cabello. Se cambió de ropa y leyó un poco antes de bajar al restaurante, intentando no pensar en los titulares del día siguiente. Menos mal que Cash no se encontraba allí ; el camarero le informó que él había comido antes y que estaba de mal humor.
Bonnie sonrió , satisfecha, por haber conseguido irritarlo con tanta facilidad. Le pidió al camarero que le trajese pollo frito , puré de papas con salsa, pan fresco, tomates verdes fritos y un pedazo de torta de frutillas de postre , acompañada por un copa de leche helada. Las sobras, como siempre, fueron llevadas a la estación. Al llegar allá, se encontró con Cash.
— Veo que estás alimentando mi gato.
Ele se dio vuelta , y vio que el ojo rojo ahora ya estaba un poco verde.
— Tu gato? John L. es mi gato.
— Entonces por qué no te lo llevas para que deje de vivir de esta manera?
— A John L. le gusta ser libre. Además, nunca pude agarrarlo...
Bonnie se agachó y llamó al gatito :
— Ven , Tom. Ven , gatito...
— El no te va a responder con ese nombre ridículo.
Sin embargo , el gato anaranjado continuó aproximándose, pero se detuvo a mitad de camino, vacilante.
— Viste ? — Cash se sentía triunfante. — John L. No puede ser domesticado.
— Sólo se necesita un poco de paciencia. Voy a llevarlo conmigo cuando vuelva a mi casa.
— Dime que eso no va a demorar mucho .
— Siento informarte que nuestra contienda todavía no acabó. — Bonnie sonrió con desdén .
— Las Damas de la Estrella Solitaria deben tener mucho dinero para poder financiarte de esta forma — él gruñó , tomando un cigarro.
— Algo . — McCalley no precisaba saber que ella pagaba sus propios gastos. — Viste ? — Dijo cuando Tom se aproximó todavía más y comenzó a comer el pollo frito.
— Eso no significa que lo transformarás en un gato domestico.
— Ya veremos! — ella lo desafió, sonriendo.
— Mujeres! — Cash bufó y fue hacia su caballo.
El montaba bien. Bonnie se acordó de como la había salvado el día anterior. Admiraba a los hombres que sabían controlar caballos. Bien eso haría de Cash un excelente capataz de granja. Suspirando, se dirigió al telégrafo para verificar si él había enviado algún telegrama.
McCalley había telegrafiado para al gobernador del Estado, en Austin, informándole que llegaría al día siguiente para charlar sobre la posible realización de la pelea de boxeo en alguna ciudad texana.
Decidiendo ir hasta Austin también , Bonnie le preguntó al muchacho los horarios de los trenes. Esa vez evitaría viajar con Cash, pues él ya estaba bastante irritado. Compró el pasaje para esa misma noche y le dio un dólar de plata de más para que el muchacho guardase el secreto. Entonces
se apresuró para ir a preparar el equipaje .
Dejando la estación, Cash fue hacia la taberna para ver a el espectáculo de Fifi . Eso siempre le levantaba su moral y otra cosa , pero en esa ocasión no estaba funcionando. Mientras Fifi elevaba y exhibía sus piernas al ritmo de la música, él se imaginaba las piernas de Bonnie. Apostaba a que la viudita tenía lindas piernas. Pero por supuesto ella jamás las mostraría a un grupo de desconocidos como Fifi hacía en ese momento. Los hombres gritaban, alentando a la muchacha, arrojándole dinero al escenario , para que ella levantase todavía más la piernas . Al final del número , Fifi se dio vuelta de espalda , se inclinó hacia adelante y se levantó la falda, mostrando la ropa de red que llevaba debajo.
Cash miró a su alrededor y vio cuando Herbert, quien se encontraba en medio de un grupo de hombres exaltados, arrojó una moneda de oro al escenario, implorando para que Fifi mostrase su entrepierna nuevamente. Qué hipócrita, Cash pensó disgustado, mientras saboreaba su whisky . El vendedor de alimentos de gallinas estaba de novio con la viudita y , aún así, frecuentaba la taberna, comportándose descontroladamente . Bien , la señora Purdy se lo merecía, y sabía que ella jamás le creería si se lo contase.
Terminando el número , Fifi recogió el dinero, bajó del escenario y
se unió a Cash.
— Estoy sudada como un cerdo! — ella exclamó, arrojándose en una silla y ordenándole al camarero que le trajese una cerveza.
Cash se retrajo ante esa escena tan poco erótica ; a Fifi le serviría adoptar un poco de los modales de la bibliotecaria.
— En qué estás pensando, querido? — Fifi tomó un trago de cerveza, se limpió la boca con el dorso de la mano y eructó.
— Nada. — Sería posible que nunca hubiese notado lo grosera que era Fifi ? O era esa grosería lo que lo calentaba? Señalando en dirección a Herbert, Cash preguntó : — No es la primera vez que lo veo aquí. Viene seguido ?
— Muy seguido . Me muero de ganas de contárselo a esa mosquita muerta , pero el gerente no nos deja comentar nada de lo que sucede aquí adentro, para proteger a los clientes.
— Te arrojó bastante dinero; no imaginaba que pudiese ganar tanto vendiendo alimentos para gallina .
— El me quiere llevar a a la cama. Me dijo que pronto iba a ser muy rico y que me compraría todo lo que yo quisiese. Pensé que fanfarroneaba porque estaba borracho. No sé por qué se imaginaba que me podía llevar a la cama , en ese estado no se le iba a parar ni por milagro .
— Una dama no habla de esa manera — Cash la reprendió sin pensar.
Fifi lo miró frunciendo la frente.
— No soy una dama y ya lo sabes . Estás muy cambiado , Cash. Creo que es porque has pasado mucho tiempo con esa viuda y las damas que la acompañan.
— No puedo evitarlo , ella parece una sombra en mi vida . Qué mujer terca! — él reclamó.
— Mira quien habla! — Fifi lanzó una carcajada . — Vendrás mañana?
El negó con la cabeza.
— Me voy a Austin, para ver si el gobernador puede ayudarme . Fifi colocó la mano en el muslo de él.
— Qué tal, entonces, si pasas la noche conmigo?
— No puedo , debo preparar el equipaje . — Cash se levantó . Por algún motivo, Fifi ya no le interesaba , tal vez fuese porque estaba demasiado concentrado en otros problemas. — Voy a perder todo si este negocio no se hace .
— Yo tengo un poco de dinero guardado. — ella le ofreció sonriendo.
Cash sacudió la cabeza; no quería el tipo de compromiso que devendría con esa oferta.
— Todavía tengo algunos escrúpulos, Fifi. No gusta de ser un mantenido. ahora me voy porque el tren parte muy temprano.
Antes que ella pudiese decir algo más , Cash se dio vuelta y se marchó.
A la mañana siguiente, al salir do hotel, Cash parecía más desconfiado que John L. Quién podría afirmar que Bonnie no estaba en algún rincón escuchando a escondidas?
— Earl, has visto a la señora Purdy?
— Ella dejó el hotel anoche — el recepcionista le informó.
— Y los chanchos vuelan ! — Cash exclamó, sorprendido. No sabía si debía sentirse aliviado o decepcionado. De cierto modo, no esperaba que la viudita desistiese tan fácilmente . Hasta le estaban gustando la pelea entre ambos. — Deja mi cuarto reservado, estaré de vuelta el domingo o el lunes .
— Bien. .. respecto a tu cuenta... — el hombre insinuó .
- Estaré nadando en dinero cuando la pelea de boxeo se realice , y entonces podré pagarla — Cash prometió. Tomó su maleta y salió. Ese no era un buen momento para discutir el asunto; había un tren esperándolo .
Llegando a la estación, todavía tuvo tiempo de darle de comer al gato.
- Puedes olvidarte de tu supuesta dueña, John L. Ella ya volvió a su casa.
No tenía dinero para un buen hotel en Austin, por eso fue hasta al vagón bar para jugar unas partidas de póker . Su suerte sólo podría haber mejorado con la partida de la bibliotecaria mojigata. A la noche siguiente ya habría convencido al gobernador, o a la esposa de él, de ponerse de su lado en relación a la pelea.
- Mi viejo Cash — habló solo . — Este es el negocio de tu vida !
l
CAPITULO 18
Bonnie se registró en el mejor hotel de Austin. La Cámara estaba en sesión especial en ese mes, por eso tenía esperanzas de atraer la simpatía de los senadores y demás representantes. Además, había pasado la tarde confraternizando con los miembros de la Asociación Pastoral y con las Damas de la Estrella Solitaria locales .
Satisfecha con el progreso, decidió salir de compras. Adquirió varios vestidos, uno especial para el baile de gala anual ofrecido por el gobernador. Todos los legisladores estarían allí con sus esposas, y Bonnie sabía que podría conseguir algunos votos a su favor. Después de un instante de vacilación, se quitó la alianza. Solía usarla como una forma de protección , pero ahora ya se sentía bastante confiada como para eludir los avances indeseables.
Después de las compras, cenó en un restaurante mexicano, volvió al hotel y se acostó. Se preguntó cómo sería la cara de Cash cuando descubriese que ella estaba en Austin. ?l no tenía como saber que ella y el gobernador eran buenos amigos. Hans iba a la capital por asuntos de negocios con frecuencia y la llevaba consigo.
Al llegar a Austin, Cash se dirigió a un hotel barato cerca del palacio de gobierno. No conocía a nadie en la ciudad, pero estaba seguro de que encontraría una manera de aproximarse al gobernador. Probablemente algunos de los legisladores debía ser jugador de póker . Había aprendido a jugar siendo muy joven, y eso lo había ayudado innumerables veces.
A la mañana siguiente, después del desayuno , fue hasta el palacio de gobierno , pero no logró ser recibido por el gobernador. Luego se dirigió a la Cámara de Diputados.
Afortunadamente , llegando allá, descubrió que el presidente era un antiguo empleador suyo. Joshua Farraday lo hizo entrar sin demora.
— Cash, cuánto tiempo! — El hombre canoso le apretó la mano vigorosamente.
— Es cierto , Josh. Bien, el motivo por el que vine ...
— Creo que puedo adivinar — lo interrumpió el hombre. — Todos están comentando sobre una pelea de boxeo y yo apenas puedo esperar!
Cash dio un suspiro de alivio.
— Necesito tu ayuda, Josh. Hay un grupo de personas en contra mío, intentando evitar que esa pelea se lleve a cabo . Ellos dicen que todo es muy violento y sangriento.
— No hay nada que un buen texano disfrute más, bien. .. tal vez un buen juego de cartas y una mujer bien dispuesta en la cama . — Josh Suspiró, como si estuviese recordando su juventud . — Creo que puedo hacer que entres a la Cámara hoy , si quieres hacer un discurso.
— Te lo agradezco . Entre los religiosos y esas mujeres puritanas, vengo teniendo muchos problemas allá en Dallas.
— Dallas? — Josh preguntó con desdén . — La gente de Dallas parecen “ tan civilizados” como yanquis. — Y tomó una botella y dos copas.
— Que nunca te escuchen decir eso — Cash le avisó, tomando su copa y degustando la bebida.
— A propósito, quién está liderando la oposición?
— La comunidad pastoral se unió a un grupo de mujeres llamado Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y el Decoro.
— Cielos Santos ! — el hombre gimió. — también tenemos algunas mujeres de ese grupo por aquí.
— Pero me parece que la líder de ellas resolvió desistir de la causa y marcharse . — Cash encendió un cigarro.
El diputado tomó un trago e insinuó :
— Te metiste debajo de las faldas de ella?
Por algún motivo, a Cash no le gustó oír esa insinuación maliciosa sobre Bonnie. Ella podía ser muy irritante, pero era una dama.
— Admito que lo intenté , pero hasta ahora, nada...
— Estás perdiendo la magia , muchacho ?
— Sucede que no es una mujer común y corriente . — Cash tuvo que admitir. — Antes que ella se marchase , hasta pensé en dedicarle un poco de mis encantos.
— Es mejor que nos apuremos — dijo el diputado, mirando el reloj. — Tenemos una sesión especial esta mañana. Esta noche habrá un baile de gala en la casa del gobernador, si quieres, puedo hacer que te inviten.
— Gracias , Josh. Será una oportunidad perfecta para intentar convencer a las esposas de los diputados para que me apoyen .
Antes de encaminarse, tomaron un trago más . En pocos minutos, Cash se vio en una tribuna, listo para dirigirse a los diputados. Mirando a su alrededor , notó que era un típico grupo de políticos: tres roncaban en sus sillas, dos leían , algunos jugaban al solitario, dos casi se estaban peleando en el fondo de la sala y otros cuatro contaban chistes.
Josh Farraday golpeó el martillo pidiendo orden y dando inicio a la sesión. Hizo algunos comentarios iniciales y presentó a Cash, quien respiró profundamente y comenzó su discurso.
— Estimados caballeros, vengo aquí para discutir la realización de un evento deportivo de primera línea que deberá presentarse en el Estado de Texas. Una pelea de boxeo!
Los hombres se levantaron y aplaudieron fervorosamente . Con eso, Cash se sintió más aliviado. Josh golpeó el martillo nuevamente para que él continuase hablando . En el silencio que siguió, se pudo oír un suave cántico , parecido a un himno. Cash creyó estar enloqueciendo . Intentó sacar ese sonido de su pensamiento, pero el cántico se hizo más claro . Los hombres comenzaron a mirarse entre sí , preguntándose qué estaba sucediendo.
— Marchamos por Sión , bella, oh bella Sión ...
Cash no lograba creer que la señora Purdy hubiese llegado a la capital del estado sólo para obstaculizar sus planes. El cántico se escuchaba cada vez más alto y los diputados se volvieron hacia el fondo de la sala, sin entender nada.
Las puertas dobles se abrieron dando paso a una hilera de damas respetables y religiosos, todos cantando y sujetando carteles de protesta. Cash no precisó mirar para saber quién estaba detrás de todo aquello.
El presidente de la Cámara golpeó el martillo pidiendo orden, pero fue en vano. Los opositores invadieron la sala y marcharon entre los asientos de los diputados , agitando los carteles. Cash intentó imaginar cómo Bonnie había descubierto sus planes. Bien ahora estaba seguro de la resistencia de ella.
Bonnie supo , por la expresión de McCalley, que lo había sorprendido. ?l debía haber estado seguro que se saldría con la suya , pero algunas de las esposas de los diputados eran miembros de las Damas de la Estrella Solitaria, y sus maridos jamás votarían contra la voluntad de ellas. Los texanos eran hombres valientes , pero no tanto. Además, muchos de ellos esperaban por ser reelectos , y los religiosos tenían alguna influencia en los votos de los electores.
Bonnie se estaba divirtiendo y hasta incluso el reverendo Tubbs había recuperado su dignidad, ahora que usaba ropas limpias y sanas. Bonnie se imaginó si él todavía vestía ropa interior roja . En seguida, se acordó de otro hombre, a quien había visto sin ropa interior . Miró con malicia a Cash. Ah, si él supiese...
La Cámara era un completo caos y , aunque , Parraday continuaba golpeando el martillo, intentando establecer algún orden. Bonnie, entonces, le hizo una seña a su grupo y todos se retiraron. Estaba feliz con el resultado de la manifestación, pues había logrado llamar la atención de los diputados.
Se despidió de sus compañeros, felicitándolos y afirmándoles que los vería más tarde en el baile.
Josh Farraday no lograba controlar la situación y , dándose vuelta hacia su amigo, dijo:
— Disculpa , Cash, pero es mejor que suspendamos esta sesión. Ya casi es el mediodía, de cualquier forma.
Cash concordó, pero tenía los hombros caídos, mostrando su abatimiento. Esa mujer era, además de terca, muy astuta, casi tan astuta como un hombre.
— Josh, crees que si fuese al baile, conseguiría cambiar algunos votos?
El hombre se rascó el mentón pensativamente .
— Puede ser. Habrá bastante alcohol y los hombres hasta podrían reunir coraje para enfrentar a sus esposas.
Cash decidió ir al baile y usar sus encantos infalibles con las mujeres para que ellas influenciasen a sus maridos. Seguramente Bonnie no estaría presente; siendo una humilde bibliotecaria, no iba a tener a nadie que la invitase y mucho menos que la acompañase.
Bonnie se vistió con esmero para el baile de gala. Usaba el vestido de seda azul, que hacía juego con sus ojos, y le había pedido a una criada que viniese a ayudarla a arreglarse el cabellos . Ahora, los cabellos caían en bucles por su espalda , con algunas cintas azules fueron colocadas en puntos estratégicos.
Se miró en el espejo, y el escote estaba un tanto bajo e instintivamente pensó en subirse un poco el vestido. Pero como iba a tener que lidiar con hombres, se armó de coraje y lo bajó un poco más, dejando la curva de los pechos insinuarse.
Poseía un lindo conjunto de collar y aros de zafiro que combinaba a la perfección con el vestido. Finalmente, se puso un delicado perfume y bajó .
El gobernador le había enviado una carruaje para llevarla. Antes del baile, habría un cena para un selecto grupo en su mansión.
Cash también se preparó meticulosamente para el evento. Se bañó , se afeitó y se puso una camisa blanca impecable y su mejor traje negro. Se estudió en el espejo y sonrió . Un Adonis de treinta y un años. Sería capaz de cambiar la opinión de algunas damas en el baile.
En la entrada, se paró, imaginando dónde estaría la viudita astuta . Probablemente de vuelta en Dallas, pensando que había concluido su trabajo.
Estaba tan equivocada ...
CAPITULO 19
Cash entró en el salón y apenas había tomado una copa cuando un oficial pidió silencio a la orquesta para anunciar la llegada del gobernador y su esposa. Con ellos también entraron algunos hombres que Cash reconocía del encuentro en la asamblea esa mañana. Uno de ellos acompañaba una mujer menuda que lucía un vestido azul que, por la apariencia, debía haber costado una buena suma. No lograba despegar los ojos de esa bella mujer con espectacular escote y con cabellos cayendo en cascada por su espalda . El cuello estaba adornado con un bello collar de zafiros. No sabía por qué, pero esa mujer le era familiar.
Cash parpadeó , sin creer en lo que veían sus ojos , pero tuvo certeza de quien se trataba cuando la mujer lo saludó con una sonrisa. La humilde bibliotecaria, la terca y astuta texana , la viudita reprimida se había transformado en un bello cisne. Cómo había conseguido esas ropas y esas joyas? Seguramente no con trabajo honesto ... pero probablemente alguna de las damas de su grupo se había apiadado de ella y se los había prestado.
Mientras la admiraba, el gobernador se aproximó a Bonnie y,
tomándole el brazo, comenzó a presentarla a personas importantes. Los hombres hacían fila para conocerla y a Cash no le gustó ni un poco las miradas de lujuria de algunos de ellos.
Concluyó que ahora sería necesario combatir fuego con fuego. Solamente había un modo de lidiar con esa dama astuta; la estrategia que siempre usaba con las mujeres difíciles. Haría que Bonnie se enamorase, y con eso ella abandonaría su cruzada ridícula . A ponerse a trabajar, Cash, y cuanto antes, mejor!
Bonnie vio a Cash del otro lado del salón, cerca la mesa donde se servía el ponche. Borracho perdido, ella pensó . Se dio vuelta para conversar con la esposa de un diputado, pero se preguntó a quién ese patán podría conocer para que le permitiesen el acceso a esa fiesta . No era que eso fuese muy importante, pues ella ya había tenido la oportunidad , anteriormente, conversar con el gobernador y los diputados durante la cena . Las mujeres le aseguraron que sus maridos votarían en contra del espectáculo de boxeo y , de ese modo , no podría ser realizado en ninguna ciudad texana.
Cash la contemplaba boquiabierto. Si era por la sorpresa de verla allí o por verla elegantemente vestida, no tenía cómo saberlo. Bonnie sonrió cuando el diputado Farraday la sacó a bailar.
— Le molestaría bailar con un viejo, señora Purdy?
— Vamos , Josh, estás en tu plenitud y sos uno de los mejores partidos de este baile.
— Aparte de Cash McCalley. — él señaló a su amigo con la cabeza y la condujo por el salón.
— McCalley es un mercader de la violencia — Bonnie declaró, arrugando la nariz. — Alega haber sido vaquero, pero yo lo dudo.
— Pero es verdad. Cash creció en mi granja. Un excelente trabajador. Cambió de rubro para intentar ganar más dinero y comprarse sus propias tierras.
— Si ? — Bonnie notó que él la seguía con los ojos. Cash apoyó su copa en una mesa y atravesó el salón, yendo en su dirección. ?l no se atrevería...
Cash tocó el hombro del diputado.
— Puedo interrumpir, Josh?
— No creo que... — Bonnie intentó protestar, pero el diputado ya entregaba su mano a su amigo.
— Por supuesto , Cash. Creo que esta dama se sentirá mucho más contenta en tu compañía.
- No, yo ... — ella intentó eludirlo nuevamente, pero Cash ya la tomaba por los brazos. — Canalla atrevido ! — Bonnie dijo entre dientes .
— Cómo demonios conseguiste entrar en esta fiesta?
— Yo podría hacerte la misma pregunta. Estoy aquí para conseguir apoyo; no es lo que vos también estás haciendo? A propósito, estás deslumbrante, casi no te reconocí cuando entraste .
— No sé si sentirme halagada o insultada — Bonnie comentó mirando arriba. ?l era muy viril ; alto y fuerte, con un ligero perfume a colonia inglesa , mezclada con tabaco y whisky. Y también se revelaba como un excelente bailarín . Qué bueno que ya se había asegurado los votos durante la cena, o , con certeza, McCalley seduciría a las esposas de los diputados haciéndolas presionar a sus maridos para que votasen a su favor.
— Acabo de notar que no usas la alianza — él comentó.
— Eh ... decidí que ya había pasado bastante tiempo de luto.
— Tanto luto por un matrimonio que duró menos que un día?
— No seas impertinente. De cualquier modo, Herbert me dijo que se sentía incómodo con mi luto, y yo respeto los sentimientos de él.
— Claro. Y qué es de la vida del yanqui vendedor de alimentos de gallinas ?
— Y qué te importa eso?
— Sólo creo que te ves mejor cuando estás sin él ...
— No recuerdo haberte pedido tu opinión. — ella mantuvo el tono frío y pensó en una manera de librarse de ese canalla. Las personas a su alrededor ya comentaban, viéndolos bailar.
— Vas a casarte con el pelado ?
— Qué pregunta atrevida! Herbert es solamente mi enamorado.
— Eso me sonó como una negativa. — Cash sonrió y la hizo girar por el salón. — Bello colar. ? Es verdadero o una imitación de zafiros?
— No seas grosero. Los caballeros no hacen ese tipo de preguntas.
— Me parece demasiado caro para el sueldo de una bibliotecaria. Esos zafiros no fueron ganados con honra.
— Sos un maleducado . Y si quieres saberlo , las joyas son verdaderas y pertenecen a una hacendada rica.
— Una de las Damas de la Estrella Solitaria?
— Si, pero eso no tiene que interesarte .
— Estarías linda aún sin ninguna joya . Y deberías usar el color azul más seguido . Te Resalta los ojos.
— Gracias . — Bonnie mantuvo su voz distante. La música terminó y él la condujo hasta la mesa del ponche, donde se encontraba el diputado Farraday.
— Hacen una linda pareja .
— No lo creo — Bonnie dijo.
Un conocido hacendado, joven y rico, se aproximó a ella y la invitó a bailar.
— Me encantaría ! — Bonnie tomó el brazo que él ofrecía y fue hacia la pista de baile .
Cash los acompañó con la mirada, mientras ellos se movían suavemente. Le había gustado mucho la manera en que la bibliotecaria mojigata encajaba en sus brazos y deseaba volver a bailar con ella.
— Qué mujer! — exclamó para sí mismo. Josh concordó mientras la observaba bailar.
— Sabes quién es ella , no?
— Una bibliotecaria puritana de Shot Gun — Cash murmuró. — Terca y astuta como yo . Maldigo el día en que ella se cruzó en mi camino.
— Bibliotecaria ? — Josh sonrió . — Creo que vas a tener una gran sorpresa, muchacho .
— Por qué? — él preguntó con el ceño fruncido. No le gustaba la manera en que ese joven coqueteaba con Bonnie, sujetándola demasiado cerca.
— Dejémoslo ahí . No es nada importante. Bonnie es muy popular, no?
Cash vio a otro hombre interrumpiendo a la pareja y conduciendo a Bonnie por el resto de la pieza musical, dejando abandonado al primer caballero. Reconoció al sujeto, era un banquero de Dallas.
— Mierda , por qué todos quieren bailar con ella? — Cash murmuró. — Es la mujer más irritante que jamás haya conocido.
— Ah, ya sé! — Josh exclamó mientras se servía ponche. — Bonnie no se dejó derretir con tus palabras y encantos como las otras, verdad?
— En verdad , ni siquiera lo intenté — Cash respondió a la defensiva. — Podemos apostar lo que quieras, la tendré.
— Yo no lo intentaría. A la mitad de los hombres de este Estado les gustaría casarse con ella. Creo que es por eso que usó luto por tanto tiempo, para mantener lejos a los aprovechadores .
— Pero quién querría casarse con una pobre bibliotecaria? — Cash tomó un trago de su bebida. — Y encima siendo tan terca y puritana!
— Me doy cuenta que desconoces muchas cosa respecto a ella. — Josh le guiñó un ojos . — Bonnie realmente te tiene enganchado , verdad?
— Nada de eso! Ella es una mosca en mi sopa , una piedra en mi zapato , y un grano en mi culo desde el primer día que nos conocimos. Está obstaculizando mis negocios, pero no me va a vencer!
— Ah! — Josh exclamó, finalmente entendiendo la situación. — Por qué no me contaste eso esta mañana? Cash, creo que encontraste una oponente a tu altura.
— Eso ya lo veremos. — Cash depositó la copa sobre una mesa y cruzó el salón. Bonnie se reía con el pedazo de maricón que la acompañaba. — Es mi turno — Cash anunció, apostándose al lado de ellos.
— Creo que no — Bonnie retrucó.
— Escuchaste lo que la dama dijo ? Ella no... — El banquero enano intentó impedirle a Cash que....
— Te dije que es mi turno . — él se colocó entre los dos, tomándola en sus brazos y dejando el hombre atrás, todavía protestando.
— Sos un bruto !
— Soy un mercader de la violencia bruto e impertinente , o todavía no lo sabías?
— Estás llamando la atención de todos! — Bonnie protestó perturbada. — Nos están mirando.
— Que me miren ! — Cash la sujetó todavía más cerca.
— Ahora si , vas a provocar un montón de chismes — ella le dijo , intentando aflojar el abrazo.
— Y qué me importa ? — Bonnie encajaba perfectamente en sus brazos; era delicada , y el perfume que usaba lo hizo respirar profundamente varias veces. — No sé cómo comportarme en eventos sociales como este, pero quería bailar con vos otra vez.
— Podrías haber sido más educado. — ella no quería sentirse halagada, pero sabía que las otras mujeres en el salón la envidiaban por estar bailando con Cash.
— Hace calor aquí adentro, verdad? — él comentó, mirándola a los ojos y sonriendo.
— Si, podrían abrir las puertas de los balcones.
Cash estudió su boca carnosa .
- Por qué no vamos al balcón , donde está más fresco? Bonnie intentó protestar, pero él ya la conducía, bailando, hacia afuera.
Era una noche de luna llena y se olía el perfume a rosas del jardín.
— Aquí está mejor. — él suspiró y continuó bailando.
— Llévame de vuelta adentro en este mismo instante. Qué diría Herbert si se entera que estuve aquí afuera con un patán como vos ?
— ?l no confía en vos ?
— Por supuesto que si. Es en vos , en quien ni Herbert ni yo confiamos.
— Bonnie, sos una dama. Yo siempre trato a las damas con mucho respeto. — Cash dejó de bailar y la observó, pero sin soltarla.
— Ya vi con qué clase de mujer andas — ella dijo intentando librarse del abrazo. — No creo que conozcas a muchas damas.
— Es verdad. Las verdaderas damas parecen no querer hablar con un hombre como yo — él admitió.
— Vamos , no te hagas el modesto — Bonnie replicó. — Hasta la esposa del gobernador te mira como un perro hambriento delante de un buen bife. Apuesto a que ella espera que la saques a bailar.
— No me importa . Me gustaría hablar con vos sobre otra cosa.
— Sobre qué? — Bonnie lo miró con desconfianza. Se había olvidado cuan guapo era Cash . Su corazón comenzó a latir más fuerte, de una manera desconocida. — Creo que es mejor que entre No quiero que las personas hablen sobre mí .
— Bonnie, si cualquier hombre se atreviese a manchar tu nombre, yo sería capaz de golpearlo hasta desmayarlo.
— No intente parecer galante, eso me confunde. — ella intentó apartarse, pero él estrechó todavía más el abrazo. — Hasta quedaría impresionada si no conociese a su fama con las mujeres.
Gentilmente, Cash le quitó una mecha de cabello del rostro.
— Las personas hablan , no se puede cambiar eso .
— Se comenta que dejaste una colección de corazones rotos en Dallas.
— Tal vez todavía no haya encontrado la mujer adecuada — él murmuró y , en seguida, se calló , observándola de una manera que hacía que el corazón de Bonnie se acelerase. Súbitamente, ella se sintió muy acalorada. El aire parecía estar cargado de electricidad. El calor del cuerpo de Cash la envolvía. Sabía que, siendo una dama, debería desprenderse y correr adentro, pero las sensaciones eran más fuertes que ella.
— Bonnie... — con excitante lentitud , Cash aproximó los labios a los de ella.
Bonnie no intentó escapar. En vez de eso, levantó la cara y se dejó besar. Ningún hombre jamás la había besado de esa forma, con tal habilidad, haciéndola inclinarse y querer más . Bonnie abrió los labios, y la punta de la lengua de Cash delineó el contorno de su boca. Gimiendo, se aferró a él, haciendo que el beso se profundizase todavía más,. Cada fibra de su cuerpo deseaba más,, mucho más,. Sin embargo, se obligó a apartarse .
- Yo ... no debía haber permitido eso.
Cash parecía avergonzado y perplejo.
— Y yo siento haberme tomado este tipo de libertad con una dama, pero no pude resistirme.
— Esto no va a cambiar mi opinión en relación al boxeo . — Bonnie parpadeó confundida . — Por lo tanto, si crees que ...
l No te confundas Bonnie . Yo cambiaría un lugar en primera fila en el infierno por un beso tuyo. — Y la besó una vez más , estrechándola en sus brazos con más ardor.
Bonnie jadeó con la sensación de los labios pegados a los suyos. La lengua de Cash invadió a su boca . La mano subió hasta la curva de sus pechos. Jamás había sentido deseo, y eso a aterrorizaba, pero no lograba apartarse . Quería ser besada, tocada, acariciada hasta perder la razón y que Cash hiciese de ella lo que se le antojase. Si él la alzase en sus brazos, la llevase al jardín e hiciesen el amor, ella no estaba segura si intentaría impedírselo. Imaginó el calor de la boca de Cash sobre sus pechos y ella acostada en medio de las flores. Las manos grandes en sus muslos serían gentiles, pero exigentes, y , entonces. ..
La música que venía de adentro de la mansión cambió de un vals a una polca. Y eso rompió la magia, Bonnie se apartó de Cash con un empellón .
— Pero , por Dios, qué estoy haciendo aquí afuera con el enemigo? — ella salió corriendo y entró en el salón.
Cash se quedó parado observándola partir. Su cuerpo latía de deseo. Jamás había sido besado con semejante inocencia y , al mismo tiempo, con tanto ardor . Querría haber llevado a Bonnie a algún lugar en que pudiesen hacer el amor apasionadamente, sin interrupciones. Por la forma en que ella había respondido a sus besos le decía que ella se sentía de la misma manera. De repente, la bibliotecaria remilgada y recatada se había transformado en una mujer ardorosa .
- Carajo! — maldijo al apoyarse en un árbol y encender un cigarro. La señora Purdy continuaba sorprendiéndolo. Bien, probablemente estarían juntos en el tren de vuelta a Dallas al día siguiente. Tal vez pudiese verla a solas. Ella no solamente era deseable, sino también vulnerable. Seducir a su enemiga sería tan bajo como ser atrapado robando dinero de la sacristía de una iglesia . Y apenas podía esperar para cometer esa bajeza .
l
Bonnie estaba confundida e irritada al entrar al salón. Tenía la sensación de que todos la observaban. El gobernador la tomó por la mano antes que ella pudiese retirarse.
— Creo que este bailes es nuestra, señora Purdy.
— Con placer. — Bonnie intentó exhibir su mejor sonrisa mientras bailaban. De reojo , vio cuando Cash volvía al salón; él parecía contrariado. Se lo merece . No debía estar acostumbrado a que sus deseos le fuesen negados. Las personas tenían razón respecto a su talento para seducir mujeres. Casi se había dejado llevar, a pesar de saber que era un canalla . Si él la hubiese llevado al jardín e hubiese intentado hacerle el amor, no sabía si habría podido haberse negado, o si quería negarse . Se estaba volviendo loca? Aún sabiendo qué clase de hombre era, había deseado que él continuase.
— Estás muy callada — comentó o gobernador.
— Disculpa, sólo estoy cansada... El se rió mientras bailaban.
— La de hoy a la mañana fue una manifestación muy fuerte .
— Crees que los diputados puedan cambiar de opinión respecto a la pelea?
— Sin duda — él le aseguró. — Entre las esposas, muchas de ellas son miembros de las Damas de la Estrella Solitaria. Y también están los ministros y sacerdotes, que tienen el poder de influenciar votos. Ese empresario no tiene ni la mas mínima posiblidad.
— Perfecto. — ella sonrió satisfecha. Observó a Cash dirigirse cabizbajo a la mesa do ponche, y casi sintió pena.
Cash estaba de mal humor mientras tomaba un ponche con Josh y otros tres hombres.
— Qué sucedió? Parece que fuiste atropellado por un carro — quiso saber Josh.
— Es ella. — Cash señaló a Bonnie con la copa . — No sé bien qué hacer con esa mujer.
Josh lo observó de manera crítica.
— Estás enamorado? Si es verdad, quiero ser el padrino.
— Estás loco? Ella es mi mayor enemiga. Casarme ? Ah! Mierda , Josh, sé franco, cómo crees que los diputados votarán ?
Su antiguo patrón suspiró y sacudió la cabeza.
— Tienes mi voto, Cash, pero no creo que tenga muchos mas . Creo que la señora Purdy ganó una vez más .
— No entiendo — Cash se quejó . — Ella es muy astuta, incluso más que muchos hombres. Es demasiado mujer para ser una simple bibliotecaria.
— Ah, si supieses... — Josh murmuró.
— Qué cosa ?
— Nada. Sólo que Bonnie Purdy es muy astuta.
— Lo es ... nadie más que yo sabe eso. — Cash tuvo que admitir al acordarse de los besos que habían intercambiado . Frunció la frente al ver que otro hombre la sacaba a bailar.
El gobernador se aproximó a ellos para servirse ponche.
— Gobernador, déjeme presentarle a Cash McCalley — Josh dijo.
Los dos hombres se saludaron.
— Ah, si , el hombre de la pelea de boxeo . Lamento que el evento no vaya a a suceder, muchacho. Las damas y los religiosos tiene más influencia que vos.
Cash maldijo por lo bajo. Qué mujer! Dulce y tierna en sus brazos, pero dura cuando precisaba serlo .
— Gobernador, puedo pedirle entonces, que me ayude a entrar en contacto con el presidente Cleveland? Pienso que tal vez se pueda realizar la pelea en territorio indígena. No queda muy lejos .
— Por supuesto . El territorio indígena puede ser un buen lugar para eso.
Cash volvió a sonreír. Bonnie creía que había vencido, y tal vez lo hubiese hecho en Texas, pero podría sorprenderla con ese las en la manga.
CAPITULO 20
A la tarde siguiente, Cash entró en el tren sin que Bonnie lo viese. Ella observaba la estación como si lo buscase. Estaba satisfecho. Planeaba seducirla esa noche, tal vez hasta en la cabina pagada por las Damas de la Estrella Solitaria. Por todas las dificultades que estaba teniendo , eso sería lo mas justo.
Bonnie abordó el tren rezando para que Cash no estuviese allí . El se creía muy astuto pidiéndole al gobernador que lo ayudase a organizar la pelea en territorio indígena. El gobernador le había contado todo, y ella lo había persuadido de hablar con el presidente Cleveland, para convencerlo y evitar que el evento se realizase en terreno controlado por la Federación. Y todo indicaba que el presidente concordaría con ellos.
De cierta forma, no estaba tan contenta como se imaginaba que estaría al derrotar al empresario canalla otra vez. Se acordó de los besos y
se estremeció . Cómo Cash se había atrevido a tanto ? Ese sátiro se animaba a pensar que podría poseerla fácilmente como hacía con tantas otras mujeres. Pero con ella sería diferente; si pensaba que caería de rodillas seducida por sus encantos , estaba muy pero muy equivocado. Las palabras de Clint dichas poco después del casamiento la habían herido al punto de haberse jurado nunca mas volver a amar . Amor implicaba confianza, y ella ya no confiaba en los hombres, principalmente en los texanos.
Se dirigió a la cabina y suspiró, aliviada, al oír el pitido del tren. Observó el paisaje que se desplegaba por la ventanilla , se acomodó y pensó en las tantas tareas que las Damas de la Estrella Solitaria todavía tenían que realizar para hacer que ese Estado fuese un lugar decente.
Pero no lograba concentrarse, pensando en el mercader de la violencia . Tal vez él no se encontrase en el tren. No sabía si sentía alivio o decepción . Cómo podía sentirse
así ? Después de todo , ese hombre era una amenaza para su vida serena y organizada. Herbert, si, representaba un futuro seguro y confiable. Y aburrido. Intentó imaginarse los besos de Herbert y sintió ganas de bostezar. Cash era completamente diferente, la hacía sentirse una... una cualquiera. Eso la asustaba y la excitaba al mismo tiempo.
Oyó la primer llamada para la cena. No tenía hambre, pero estaba tan aburrida que deseó encontrarse con alguna dama para conversar.
En el vagón restaurante, el camarero la llevó a una mesa y le dijo que no había más lugares disponibles, por eso ella se ofreció a acompañar alguna otra mujer. El camarero entonces le extendió el menú. Después pensar un poco, ella pidió:
— Voy a querer un bife a punto, espárragos frescos, papas asadas, pan y una porción de torta de chocolate. Para beber, me gustaría una copa de leche.
— Lo mismo para mí, excepto por la leche — Cash informó sentándose en frente de ella.
El camarero asintió y partió.
— Señor McCalley! — ella lo encaró furiosa. — Pensé haberle dejado en claro al camarero que compartiría la mesa con otra dama.
— El te entendió perfectamente bien , pero no hay nada como un dólar de plata como para cambiar de opinión — Cash explicó sonriendo.
— Sos un corrupto !
— No sé lo que eso significa, pero estoy seguro que debe ser un comentario elogioso.
— Nunca dudes de eso.
— Bien, tenemos un largo viaje por delante , sólo nos queda aprovecharlo .
— No veo manera de aprovecharlo . — Ella puso la servilleta sobre su regazo. — Te agradecería si me dejases sola . No sos el tipo de hombre con quien yo suelo relacionarme . Jamás te habría conocido si no fuese por esa estúpida pelea de box .
— Prefieres a los hombres insípidos y respetables como el vendedor de alimentos de gallinas ?
— Por supuesto . No me gustan los hombres peligrosos e imprevisibles.
— Y eso te asusta? — Cash la miraba sin sonreír.
—Señor McCalley, mis antepasados lucharon contra los yanquis, contra los indios y contra los mexicanos por ganarse esta tierra. Siendo texana, no le tengo miedo a nada que se arrastre , camina, vuele o nade.
— Entonces, a qué le tienes miedo? Vos prácticamente huyes cada vez que me aproximo.
Bonnie se sintió ruborizar porque era verdad. Cuando él se aproximaba, algo dentro de ella se disparaba, y eso la amedrentaba.
— No tienes mi permiso para ser tan personal. Estás siendo impertinente.
— Siempre me olvido que sos una bibliotecaria. Tendrás de explicarme lo significado esa palabra.
- Es un insulto. Consulta un diccionario , no muerde .
Cash solamente sonrió .
Qué sería necesario hacer para que él se cambiase de mesa?
El camarero trajo los pedidos, y Bonnie se concentró en comer, observada por Cash. El a duras penas podía pagar por esa comida, pero se sentía optimista. Si pudiese convencerla de desistir de su oposición , la pelea sería un negocio altamente rentable. Esa noche planeaba seducirla y , sonriendo, pensó que la tarea no sería para nada desagradable .
Terminaron de comer la deliciosa cena en silencio.
— Si no te importa — Bonnie dijo de modo distante al levantarse —, voy a volver a mi cabina.
Cash se levantó y se curvó .
— El placer fue mío , señora Purdy.
Ella empinó la nariz y dejó el restaurante. Una vez en la cabina, intentó concentrarse en los papeles de trabajo, pero su mente siempre se desviaba hacia el encantador de serpientes . Sabía qué clase de persona él era, pero aún así no lograba sacarlo de sus pensamientos. Eso la enervaba. Escuchó el sonido de botas por el pasillo y suspiró aliviada. McCalley ya debía haber vuelto a su lugar .
El ambiente en la cabina era muy opresivo. Al consultar el reloj, verificó que había pasado una hora desde la cena. Miró por la ventanilla y vio que la noche ya había caído. Con el cretino de vuelta en su asiento , ella podría arriesgarse a salir a respirar un poco de aire fresco.
El vagón restaurante ya estaba desierto, aparentemente todos en el tren ya se habían retirado a descansar . Bonnie abrió la última puerta y pisó la plataforma casi chocándose con un hombre que estaba saliendo de allí .
— Discúlpeme — ella dijo , pero entonces se dio que se trataba de Cash. — Oh, pensé que estaría jugando en el bar o de vuelta en tu asiento.
— Era allí mismo donde me dirigía — él dijo lentamente , mirándola desde arriba. — Pero puedo quedarme a hacerte compañía.
— Prefiero que no lo hagas — Bonnie retrucó y pasó por al lado de Cash, yendo a apoyarse en la barandilla .
— Estoy intentando ser educado.
— Está intentando ablandarme . Buenas noches, señor McCalley.
Cash fingió no entender la orden de retirarse. Y en vez de eso, se aproximó .
— Casi no te reconocí en el baile, Bonnie . Estabas hermosa.
Bonnie intentaba no dejarse llevar por su galanteo .
— Y antes de eso, yo era... demasiado sencilla ... demasiado básica?
— No, solo... una mujer común. Quiero decir, no esperaba encontrarte en el baile. — Cash tomó un cigarro y preguntó : — Te importa si fumo?
— De ninguna manera — ella respondió sin pensar. — Me gusta el olor a tabaco, lo encuentro muy viril...
El encendió el cigarro y admiró el paisaje por la cual pasaban.
— Bonito, no? No hay otro lugar como Texas; el paraíso tal vez.
— Ese es un lugar que jamás verás — Bonnie comentó.
— No me importa . Ya vi Texas, y con eso me considero un hombre de suerte.
- Parece estar demasiado contento para ser alguien que acaba de ser vencido en Austin.
— Estás segura que conseguirás los votos para evitar la pelea? - Si.
— Sabes que estás a punto de arruinarme ? Económicamente, quiero decir.
— Lamento eso, pero es una cuestión de principios.
Cash observó su perfil. Cómo había podido pensar que ella era una mujer común y corriente ?
— En verdad , no lo lamentas. Has hecho de esto algo personal.
— Puede ser. A propósito, tiene un bello garañón. Si de hecho llegas a la bancarrota , conozco al dueño de una granja que puede interesarse en comprártelo.
Cash negó con la cabeza.
— Creo que nunca voy a estar tan desesperado. Dusty es hijo del famoso Dust Devil. Pero, cuéntame , quién es el granjero a quien le gustaría comprar mi caballo?
— El propietario da Lazy S. Oíste hablar de esa granja?
— Y quién no ha oído hablar de ella ? Dicen que es muy grande. Conoces al dueño?
— El es muy conocido en Shot Gun.
— Siempre quise tener mis propias tierras, pero nunca mucha suerte. Me quedé sin dinero en 1893. — Arrojó el cigarro afuera . — Si no puedo organizar esta pelea, perderé el resto de mis ahorros.
— Podrías volver a trabajar como vaquero.
— Podría, pero entonces tendría que desistir de mi sueño. Detestaría tener que vivir como mis padres, que trabajaron toda la vida para otras personas. Ni siquiera poseían la tierra en que fueron enterrados . La vida nunca fue fácil para los escoceses.
La sinceridad de Cash conmovió a Bonnie.
— Ni para los irlandeses — ella admitió. — Nosotros éramos doce hermanos. Papá perdió una pierna en la guerra y acabó involucrándose en el contrabando para mantenernos . — Se detuvo por un instante, nunca había mencionado a Danny a otras personas. No había nadie en quien pudiese confiar. — Siento mucho tener que oponerme de esa manera. No era mi intención causarte problemas económicos. No soy una persona cruel. — sin reflexionar, colocó la mano en el brazo de Cash.
— Si las cosas fuesen diferentes — él dijo suavemente —, y nos hubiésemos conocido bajo otras circunstancias , qué podría haber sucedido ?
Bonnie se sintió un poco culpable .
— Creo que no frecuentamos exactamente los mismo círculos sociales . Si no fuese por la pelea, tal vez nunca nos habríamos conocido.
— Aún así, me alegra que haya sucedido — él susurró, mirándola de cerca.
Bonnie debía apartarse , estaba suficientemente cerca como para sentir la colonia , el olor a cigarro y el olor de su piel bronceada.
— Deberíamos entrar ahora — ella murmuró, con el corazón latiendo frenéticamente.
— Deberíamos.
Ella intentó dar un paso atrás, pero la barandilla de protección estaba a
su espalda . A la luz de la luna, vio los ojos grises, tan grises como una tormenta que se aproximaba. La boca de Cash parecía suave y tierna, y ella recordaba su gusto.
— Realmente debo irme. — ella jadeó cuando sintió la mano de él sujetando su mentón e inclinándole la cabeza.
— Puedes irte — Cash susurró y la besó. Bonnie casi perdió el equilibrio. — Cuidado. — Cash la sujetó con firmeza en sus brazos.
Sin tener intención, Bonnie colocó las manos sobre su pecho y se dejó besar nuevamente.
— Debo irme — ella dijo una vez más , pero sin moverse.
— Si, es cierto — él murmuró mientras su lengua acariciaba su boca, pidiendo permiso para entrar.
Ella no consiguió evitar abrir la boca y dejar que la lengua de Cash tocase la suya. Debía detener todo aquello, pero era demasiado bueno , especialmente ahora que los dedos ágiles se movían debajo de la blusa, justo encima del corset . Sabía que debería protestar, abofetearlo, y huir, pero , era como si estuviese hipnotizada. No podía moverse, sólo apoyarse en el cuerpo masculino y permitir que la abrazase más fuerte.
— Cash... no...
— Qué quieres? — él no dejó de hacer lo que hacía con las manos. Un largo momento pasó ; ella cerró los ojos, sabiendo que debería oponerse . Era lo que el decoro y las buenas costumbres mandaban.
— Cash, no... para ... — Bonnie gimió al sentir que él sujetaba sus pechos, jugando con los pezones.
El paisaje pasaba por la vista de ellos, pero Bonnie sólo estaba consciente de esa boca, de esas manos y de su propio deseo, un deseo que ningún otro hombre jamás había despertado en ella .
Estaba siendo besada en las mejillas, detrás de las orejas, en el cuello. Instintivamente, arqueó el cuerpo deseando que él le besase los pechos, pero eso sería difícil sin desvestirla .
— No voy a traicionar a las Damas de la Estrella Solitaria — ella murmuró.
— No te estoy pidiendo que lo hagas , querida — Cash susurró y volvió a besarla. — Sólo quiero amarte . Y vos también lo quieres, lo sé .
La mano ahora levantaba la falda y lentamente se movía por los muslos hasta llegar a la ropa interior .
Bonnie sintió un calor creciendo , quería que él la tocase, que la estimulase, quería... Estaba fuera de si. Cómo podía ser la presidente de las Damas de la Estrella Solitaria y permitir que ese mujeriego la tocase de esa forma, al aire libre, a la vista de todos ?
Necesitó de toda la determinación que poseía para separarse de él.
- No! — Bonnie protestó, empujó los brazos de él, abrió a puerta y salió corriendo hacia su cabina .
CAPITULO 21
Cash se quedó paralizado, excitado y confundido. No sabía si enojarse con ella o consigo mismo. Estaba temblando de excitación. No recordaba haber deseado a otra mujer de esa manera. Planeaba seducirla, y Bonnie lo había rechazado cuando casi lo estaba consiguiendo. Dios, cómo deseaba a esa mujer! Tal vez porque ella fuese inalcanzable para un hombre sin recursos como él.
Maldiciendo , se acomodó las ropas para disimular su erección y respiró profundamente antes de entrar al vagón. Había tenido la posibilidad de seducirla y había estropeado todo. Tal vez tuviese otra oportunidad en Dallas, pero estaba en una carrera contra el tiempo. Sólo podría eludir a sus acreedores por algunas semanas más , después estaría arruinado.
Se detuvo delante de la cabina de Bonnie. Si al menos pudiese entrar. Se imaginó la cama acogedora, perfecta para una noche de amor salvaje.
— Bonnie, Discúlpame . Si me dejas entrar, podremos conversar...
— Vete, o pediré socorro, y ellos van a arrojarte fuera del tren.
Ella parecía muy decidida. Suspirando, Cash volvió a su asiento duro. Acabó durmiéndose con el traqueteo del tren y soñó con ellos en la plataforma. Estaban desnudos, la brisa da noche enfriando sus cuerpos ardientes. Los cabellos de ella, sueltos, rozándole la cara . Y él la levantaba tomándola por las nalgas para morder sus pechos. Bonnie gemía , arqueando su cuerpo hacia atrás, le daba libre acceso a su boca, la que él exploraba con sus labios y su lengua. Luego colocaba a Bonnie sobre la barandilla de protección y la penetraba , y ella gemía pidiendo más y más ...
Cash se sobresaltó , despertando del sueño; estaba sudado y excitado. Mierda ! Bonnie debía estar durmiendo muy profundamente en la cama confortable. No le bastaba con estropear su vida económica, ahora invadía sus sueños y lo dejaba sediento por ella, queriendo que ella enterrase sus uñas en su espalda y pidiéndole la penetrase más profundamente. Idiota! La presidente de las Damas de la Estrella Solitaria jamás se comportaría como una puta , y mucho menos con Cash McCalley.
Se levantó y fue al bar, pero no había más nadie allí. Pasó el resto de la noche sin dormir, apenas dormitando hasta que el guarda apareció anunciando la llegada.
— Dallas! Dallas!
Bonnie oyó al guarda anunciar la llegada a Dallas. No había podido dormir, pues había estado moviéndose inquietamente en la cama, arrepentida por no haber dejado que Cash entrase. Qué locura! El casi la había poseído en plena plataforma. Qué le habría hecho si estuviese dentro de la cabina ?
Se imaginó lo que podría haber sucedido con ese hombre musculoso desnudo en su cama. Se estremeció con sólo pensarlo. Cash parecía un hombre muy viril , y , si ella se lo hubiese permitido, habría sentido sensaciones y emociones impensables. Acabó de reprenderse , segura de que él sólo estaba intentando una seducción para hacer que ella dejase de oponerse a sus planes.
Intentó sacarlo de su cabeza. Siempre había sido muy práctica y sensata, excepto la vez en que se había casado con Clint.
El guarda anunció la llegada una vez más y Bonnie salió al pasillo y pidió ayuda para bajar su equipaje . Cash estaba cerca de la puerta de salida, pero ella lo ignoró.
— Buen día — él la saludó y sonrió , pero Bonnie no respondió.
El tren llegó a la estación. Ella miró hacia afuera y vio que Herbert la esperaba. También vio a Fifi aguardando en medio de la multitud. Por la ropa provocativa que usaba, estaba segura que esa mujer se ocuparía de las necesidades sexuales de McCalley. Esa idea la aborreció .
Cuando el tren se detuvo , el movimiento súbito la arrojó sobre Cash, quien la sostuvo con una sonrisa maliciosa en los labios.
Ella se abrumó, empinó la nariz y salió del tren.
— Bonnie querida! — exclamó Herbert.
— Herbert, no esperaba encontrarte, pensé que estabas en viaje de negocios.
— Y perderme la oportunidad de ver a mi novia? Ni pensarlo . — La expresión de Herbert cambió al ver a Cash salir do tren. — Veo que ese alcohólico estaba a bordo: te causó algún problema ?
— Problema ? — Bonnie se ruborizó al acordarse de los besos que habían compartido. — ?l intentó convencer a los diputados, pero sin éxito.
— Apuesto a que ese vaquero no tiene idea de con quien estaba lidiando.
— Creo que no. Vamos a buscar mi equipaje y salir de aquí.
— Oh, Cash querido! — Fifi se arrojó en los brazos fuertes para darle un beso apasionado.
— Mira eso — Bonnie le dijo a Herbert.
— Un ultraje al pudor . Francamente, ellos no tienen vergüenza? — Herbert habló arrugando la cara .
Acordándose una vez más de los besos, Bonnie tuvo que admitir que Cash lograba hacer que las mujeres se olvidasen de la decencia. Dirigiendose a su prometido, dijo:
— Todavía no desayuné . Vamos directamente al hotel, si ? Mirando a la pareja, Herbert insinuó :
— Apuesto que sé cual vas a ser el desayuno de ellos.
— Herbert!
— Discúlpame , Bonnie. Me olvidé que estaba delante de una dama.
El no la llamaría dama si supiese como se había comportado la noche anterior...
— Todo está bien , querida? Bonnie se ruborizó intensamente de repente.
— Es , es ... es el calor. — Se alegró porque Herbert no podía leer sus pensamientos. Se acordó de su comentario y se imaginó a Fifi desnuda en una mesa y Cash lambiendo una mermelada untada sobre su estomago, lamiendo y lamiendo mientras a la bailarina que se retorcía de placer. Bonnie suspiró, pensando que podría pasarle a ella.
— Bonnie, qué te pasa ? Pareces estar en un transe — Herbert comentó al ayudarla a subir al carruaje.
— Nada, nada. Solamente pensaba en los próximos pasos que las Damas de la Estrella Solitaria tendrán que hacer — Ella respondió mientras observaba a Cash ayudar a la rubia a subir al carruaje y darle una palmada en las nalgas .
— Cash! — Fifi chilló con placer. — Qué atrevido! No deberías hacer eso en público.
— Lo sé, pero me dio ganas . — él miró a Bonnie para ver si ella había observado y le sonrió maliciosamente.
— Por qué McCalley te miró de ese modo? — Herbert preguntó .
— No tengo la menor idea. — Bonnie mintió y apretó los dientes al ver a Fifi colocar la mano en la parte superior del muslo de Cash.
— Ultrajante! Mira lo que esa prostituta está haciendo en público! — Herbert dijo, furioso. — Por lo menos podría esperar hasta estar dentro de un cuarto.
Bonnie se puso furiosa con Cash, pues parecía que él se estaba divirtiendo.
— Vamos para el hotel.
Herbert sacudió las riendas y el carruaje comenzó a moverse . Cuando Bonnie miró hacia atrás, vio que Fifi se encontraba tan cerca de Cash que el brazo de él la envolvía mientras sujetaba las riendas, y ella había subido su mano a su entrepierna. Sintió muchas ganas de golpear a alguien . Se sintió perpleja por su propia reacción, pues siempre había sido una persona pacífica. Sólo podía ser la influencia del mercader de la violencia.
Llegando a l hotel, ella solicitó el mismo cuarto.
— Habíamos pensado en ofrecerle nuestra mejor suite — le explicó el recepcionista.
— No, quiero el mismo cuarto de antes, el 203B.
— No es tan bueno como la suite — declaró el empleado , intrigado.
— Pero yo lo quiero así.
El recepcionista se encogió de hombros y le entregó a llave.
— Francamente, Bonnie, ellos estaban intentando acomodarte mejor. Por qué discutir? — Herbert preguntó al apartarse de la recepción.
No queriendo contarle que Cash se hospedaba en el cuarto al lado, ella respondió :
— Ya me acostumbré a ese cuarto. Tiene una buena vista. — No era una mentira, pensó al acordarse del agujero de la cerradura. En verdad , la vista era magnífica...
Le dejó un equipaje a un muchacho del hotel y ellos fueron al restaurante.
— Bien — comenzó Herbert, después de haberse acomodado —, Qué sucedió en Austin?
— De hecho, el viaje fue muy provechoso — ella respondió , tomando el menú. — Fui al baile del gobernador e influencié a algunas personas para que votasen en contra.
— Sabiendo quién eres , difícilmente ellos se podían negar a ayudarte.
A Bonnie no le gustó la presunción de Herbert.
— Eso no fue relevante. Solamente les recordé la influencia de los ministros y sacerdotes y de las mujeres sobre el voto masculino.
— Cómo me gustaría haber visto la cara de ese maleante cuando se dio cuenta que había perdido una vez más . — Herbert le dio una sonrisa afectada.
— Dios, me siento un poco culpable con eso — Bonnie admitió. — Todo lo que McCalley posee está invertido en este evento. El quedará en bancarrota si la pelea no se hace .
— Y qué ? Apuesto a que Fifi va a ayudarlo. Ella tiene un negocio muy rentable , los hombre hacen fila para ....
Bonnie lo observó atentamente.
— Y cómo sabes eso, Herbert?
El pareció atragantarse e intentó aflojarse el cuello de la camisa .
— Es lo que los hombres andan diciendo por ahí. Dicen que levanta las piernas tan alto cuando baila que se le puede ver ...la ropa interior .
Bonnie pronto se imaginó a Cash sentado en primera fila, observando el espectáculo. La idea la irritó todavía más,.
— Vamos hacer el pedido, Herbert. Estoy muy cansada y me gustaría descansar un poco.
Después que el camarero tomó nota, Bonnie suspiró decepcionada. El pedido de Herbert se parecía al de un niño : té y gachas de avena . Se acordó del apetito feroz de Cash, quien siempre comía con placer. En verdad , el apetito de él iba más allá de la comida, pues incluía el alcohol y las mujeres . En ese exacto instante, tal vez estuviese lamiendo manteca de los pechos de Fifi, mientras la rubia gemía de placer.
— Bonnie, qué cara es esa? Con quién estás enojada?
- Qué? — ella pareció despertarse. — Sólo estoy cansada, es eso. — Se recostó en la silla, intentando no imaginarse si Cash estaba degustando su desayuno.
Fifi insistió en llevar a Cash a su pequeño apartamento.
— Te extrañé tanto ! — Ella suspiró soltando una risita. . — Cómo quieres los huevos?
— Fritos . — Cash se sentó e intentó prestar atención a Fifi. Las risitas de ella le ponían los pelos de punta . Era extraño que eso no lo hubiese molestado antes.
Su mente todavía estaba pegada a los eventos de la noche anterior, a la sensación de tener a Bonnie en sus brazos. Casi se había olvidado de que sólo quería seducirla para que ella dejase de oponerse a él. La había deseado como hacia mucho tiempo no deseaba a una mujer.
— Cash querido, estás tan callado... — Fifi cortaba el tocino y lo observaba.
— Disculpa. — él sonrió , temiendo que la culpa se revelase en su mirada . No tenía ganas que Fifi se aproximase a sus partes bajas con el cuchillo que tenía en la mano ...
Ella terminó de cocinar, sirvió el desayuno en un plato y se sentó para comer también . Por qué nunca se había notado la manera en que ella comía, tragando casi sin masticar y limpiándose la boca con el dorso de la mano? Se acordó entonces, de una cierta dama limpiando su linda boca con una servilleta de lino.
— Cash querido, en qué estás pensando?
— Nada, sólo estoy comiendo — dijo, frunciendo la frente.
— Qué sucedió en Austin? — Fifi hablaba con la boca llena. — Vas a poder hacer la pelea?
— Lo dudo. — Cash suspiró y volvió a comer. Fifi no era una gran cocinera. Bonnie lo sería ? — Creo que la viudita consiguió los votos dos diputados, pero tengo una las en la manga.
— Vos sos tan astuto, Cash querido.
— Mierda, no me siento tan astuto cuando estoy lidiando con la señora Purdy. Ella es más terca que una mula y más ladina que muchos hombres.
— Y a los hombres no les gustan las mujeres astutas, verdad, cariñito ? — Fifi tomó café y eructó.
— Bien, si quieren tener hijos inteligentes...
— Está pensando en tener hijos , amor ?
— No! Claro que no. — él se imaginó una media docena de niños jugando al alrededor de la chimenea de una casa de granja, mientras la madre estaba ocupada en la cocina. Sonrió . La mujer que vio en su mente era una cierta viudita .
— Cuál es el chiste ? — Fifi preguntó , curiosa, al verlo sonreír.
— Nada. — Cash volvió a comer. — Estoy pensando en realizar la pelea en territorio indígena. Hablé con el gobernador al respecto; tal vez el presidente Cleveland pueda interceder.
— Uauuuu! El presidente?
— Necesito que la lucha sea realizada en territorio indígena. Pero tengo que mantener eso oculto de Bonnie.
— La llamas Bonnie ahora? — Fifi preguntó , frunciendo la frente.
— Bien, es su nombre . En verdad , se llama Bluebonnet*. Parece que Josh Farraday la conoce un poco.
— Que nombre más horrible. Parece nombre de caballo.
— No me parece. Combina con los ojos azules de ella.(*nota de traducción Blue, significa azul en inglés)
— Estás reparando en los ojos de esa mujer? — Fifi preguntó , irritada.
— Y cuál es tu nombre verdadero ? — Cash preguntó para cambiar de tema .
— Gladys Stumpt. Pensé que lo sabías . Y esa mosquita muerta no va a volver su casa?
— No tengo la menor idea. La Biblioteca de Shot Gun está temporariamente cerrada, entonces ella tiene tiempo de sobra para meterse en mi vida. Ahora basta de torturarme y vamos a comer.
Fifi concordó y se llenó la boca. Cash se dio cuenta que la rubia nunca hacía preguntas inteligentes; ya estaba hartándose de ella.
Terminó de comer, tomó un último trago de café y encendió un cigarro. Hubiera sido mejor ir al hotel para comer mejor... Bonnie estaría allá con el vendedor de alimentos de gallinas ? Sintió una ganas locas de golpear a ese enano maricón . Ella debía ser muy ingenua p como ara no darse cuenta quien era él en verdad.
— Estás muy callado — Fifi rezongó.
— Disculpe, estoy cansado.
— Vamos a la cama, entonces. Me estoy muriendo de ganas . — Normalmente, esa era la señal para que tuviesen una sesión de sexo , pero al intentar acordarse del cuerpo de Fifi, era Bonnie, con sus grandes ojos azules, quien le venía a la mente.
— Cash, estás enfermo o no escuchaste lo que dije ?
— Cómo? — él salió del transe.
— Te dije: vamos a la cama.
Cash se levantó sin ganas .
— No estás muy animado — Fifi comentó. Y no lo estaba , lo que lo sorprendió, pues siempre había tenido un buen apetito sexual. Pero ahora, pero , pensar en acostarse con Fifi no le movía ni un pelo. Y eso iba a ser un problema.
— Fifi, disculpe, pero estoy muy preocupado. — Por qué demonios nunca había reparado en la cantidad de maquillaje que ella usaba? La piel de Bonnie era limpia, fresca, y hasta le podía ver unas pequeñas pecas.
— Preocupado por la viudita rebelde ? — La rubia se burló .
— Claro que no. Es la pelea. Sabes lo que significa para mí . Además, todavía tengo muchas cosas que preparar. Es mejor que me vaya .
— Irte ? Pero acabas de llegar. Si necesitas dinero, sabes que...
— No, yo jamás podría ser mantenido por una mujer, a menos que estuviese casado. — Cash tomó su sombrero.
— Casamiento? — Fifi sonrió ampliamente . — Creo que yo no me negaría. — E intentó enlazarlo por el cuello.
— Lo lamento, Fifi, pero no soy buena compañía en este momento . Más tarde nos veremos. Déjame tomar una manzana para Dusty y un poco de tocino para el gato.
— Qué gato?
— No te conté que le estoy llevando comida a un gato callejero ?
— Para mí, esos animales no existen . Deberían matar a todos. — Ella se encogió de hombros , pero le dio a Cash lo que pedía . — Cuando vamos a estar juntos?
— Más tarde. Debo ir ver a como están las cosas con los boxeadores. Si ese león se suelta de nuevo y persigue alguien , no va a ser buena propaganda, y también está Bonnie...
— Bonnie! Bonnie! Bonnie! No puedes sacarte a esa cucaracha de la cabeza?
— No hables así, Fifi, ella es una dama.
— Y yo no?
— No fue eso lo que quise decir.
— Ya te entendí . Estás muy impresionado por esa viuda, pero antes, yo te servía.
— Estás equivocada, dulzura. Esa mujer ha sido un grano en el culo desde el primer día en que la vi. Debo estar alerta y preparado para siempre estar un paso adelante , porque ella es tan astuta que...
— Vos no solías preocuparte por la astucia de la gente . Ahora, eso se ha vuelto muy importante.
— Esta discusión no nos vas llevar a ninguna parte . Vamos a dejarla para después. Debo ir a ver si llegó algún telegrama para mí . Hasta más tarde . — Cash tomó su equipaje y fue hacia la puerta.
— A dónde vas a con eso? Pensé que te quedarás aquí conmigo.
— Me voy al hotel. Debo pensar y concentrarme.
— Pero aquí te puedes quedar gratis .
— Te estoy muy agradecido, Fifi, pero estaré mejor en el hotel .
— Esa putita está allá.
— Y otras cien personas más . No te preocupes, la señora Purdy no me invitó a su cama .
— Y eso se ha convertido en un desafío para vos , verdad ? Una mujer que no quiere acostarse con vos?
— Fifi, eso es una tontería ...
— No tanto. Las mujeres sabemos de esas cosas, las podemos oler, Cash.
— Esta vez estás equivocada. Bien, debo irme.
— Vas a venir a verme bailar hoy?
— Creo que no. Tengo algunas cosas que hacer. Adiós. — Cash salió y bajó a la calle.
Llevó el carruaje de Fifi de vuelta al establo y le pidió al muchacho que cepillase a Dusty. El garañón se aproximó, sintiendo el olor de la manzana.
- Sos un buen compañero , amigo. — Cash lo acarició . — Me gustaría poder proveerte algunas yeguas para entretenerte , como las yeguas que debe haber en la granja Lazy S. — Cash pensó en la granja que le gustaría de poseer y que se alejaba cada vez más, gracias a la viudita cabezadura.
CAPITULO 22
Cash montó su caballo y fue al campo de entrenamiento . Fitzsimmons lo vio y salió del ring. El león bostezó y se acostó cerca de ellos.
— Qué sucedió en Austin?
— No sé todavía. — Cash miró a su alrededor ; no había nadie más . — La gente están perdiendo el interés?
— Estás demorando demasiado — el irlandés respondió , quitándose los guantes. — La gente comienza a pensar que la señora Purdy te está derrotando .
— Yo voy a ganar, ya verás — Cash respondió , molesto.
— Es mejor resolver esto pronto . No puedo continuar entrenando sin dinero. Y tampoco Corbett.
— Voy a ver lo que puedo hacer. Tal vez no sea en Texas, pero tienes mi palabra de que esa pelea se va a realizar .
— Todavía tienes mi confianza, pero no sé qué piensan los otros.
— Tengo muchas ideas — Cash afirmó y salió del granero. Nero bostezó y cerró los ojos; no era más que un gatito muy manso.
Gato! Eso lo hizo acordarse de John L. Dejó el campo de entrenamiento y fue a la estación, donde el muchacho le informó que Bonnie ya había alimentado al gato.
— Pero él es mío. — Cash parecía molesto.
— Tal vez, pero es necesario que sepa que el gato se está acercando mucho a ella ahora.
— John L. No es un gato de damas . Qué atrevimiento el de la señora Purdy!
— Ella me dijo que quiere llevarlo a su casa.
— No le creas a esa mujer . John L. es un gato salvaje y no será domesticado.
— Bien ... bien, te llegó un telegrama.
— Y ahora qué mierda pasa ? — Cash le arrancó el telegrama de las manos del muchacho. Era de Josh Farraday.
Estimado Cash. Siento comunicar que los diputados se reunieron hoy en sesión especial. Presionados, ellos decidieron que la pelea de boxeo no puede ser realizada en ningún lugar de Texas. Intentaré hablar con el presidente. Josh Farraday
— La puta que los parió a todos ! — Cash arrugó el papel con violencia y lo arrojó al suelo .
— Malas noticias? — el muchacho preguntó .
— Wilbur, esa viuda puritana me pasó por encima de nuevo! No sé qué mierda hace falta para que ella desista y se vuelva a su casa. Ahora necesito intentar conseguir el patrocinio de los comerciantes de aquí. — él se dio vuelta y continuó maldiciendo.
Después que Cash salió, Wilbur dio la vuelta al mostrador, tomó y el telegrama arrugado y lo alisó. Le llevaría el mensaje a la señora Purdy, quien era muy generosa y le daría una moneda por esa información. La mujer podía ser una puritana, pero Cash tenía razón en un punto: ella era muy astuta y podía pasar por encima de cualquiera.
CAPITULO 23
Cash cambió de idea respecto a conversar con los comerciantes de la ciudad esa mañana. Se estaba registrando en el hotel cuando vio al muchacho del telégrafo bajando las escaleras.
— Wilbur, qué estás haciendo aquí ? Por qué te estabas escondiendo? El muchacho se puso pálido.
— Yo ... Yo ... vine a entregar un telegrama. Cash lo sujetó por la camisa.
— Entonces, por qué carajo te estás escondiendo de mí ?
— No ..no puede evitarlo ... La señora Purdy me paga por saber de sus telegramas.
— Como !!? Esa enferma mental ... corrupta ... — Por qué no había pensado que Bonnie podía caer tan bajo para intentar ganar esa pulseada ? Era por eso, entonces, que ella sabía de sus planes antes que las cosas sucediesen . — De ahora en adelante, Wilbur, yo te daré dos dólares para no contarle sobre mis telegramas. NO, no!! Mejor todavía, te pagaré para que entregues telegramas falsos.
— Pero eso es ilegal...
— Aceptar sobornos y violar el correo destinado a otra persona también lo es . Qué le acabas de entregar a la señora Purdy?
— Le llevé un mensaje del gobernador para ella. — El muchacho vaciló. — Tampoco podrás hacer la pelea en territorio indígena .
— Qué?!!
— Eso mismo. La señora Purdy consiguió hacer que el gobernador hablase con el presidente.
— Me cago en todos ustedes ! — Cash se arrancó el sombrero y pasó la mano por los cabellos despeinados. Deseó poder agarrar a la viuda y ponerla sobre sus piernas para darle unas buena paliza, pero ella, probablemente, le mordería la pierna. O algo más doloroso — Creo que la subestimé. Qué hago ahora?
— Lo siento mucho ... — El muchacho parecía aliviado de poder irse de allí.
Cash lo observó partir. Entonces Bonnie sabía todo y el gobernador la había ayudado. No lograba entender como una ignota bibliotecaria lograba ejercer tanta influencia. Sólo podía ser por la organización a la cual pertenecía. Las Damas de la Estrella Solitaria tenían más poder de lo que había imaginado al principio.
Bonnie se encontraba en el hotel , y él estaba ansioso por descubrir el número de su cuarto para revelarle que ya sabía de todo su esquema de corrupción y demostrarle que no era tan astuta .
Por la ventana, Bonnie vio a Cash llegar al hotel, pero pasó un largo tiempo hasta que lo oyó entrando en el cuarto.
Se arrodilló y espió por el agujero de la cerradura. Parecía cansado y derrotado al arrojarse en un sillón pequeño . Se sintió mal por saber que ella era la culpable de la derrota de él. Se reprendió en el mismo instante, se levantó y colocó el pañuelo de vuelta en su lugar. El boxeo era un deporte brutal, capaz de atraer la peor clase de gente a la ciudad. Se acordó de Fifi. Sin duda, era con ella con quien Cash había estado hasta ese momento. Esa idea la irritó tanto que sintió sus fuerzas renovarse para posicionarse contra la pelea . Tomó el telegrama que acababa de recibir.
Estimada Bonnie. Acabo de recibir noticias del presidente Cleveland. El garantiza que prohibirá la realización de la pelea en territorio indígena, en Oklahoma. Espero verte en la granja este otoño. Tu viejo amigo, Charles A. Culberson, gobernador de Texas.
Bonnie se recostó en la silla y sonrió . Llevaría algún tiempo hasta que Cash recibiese esa mala noticias. Se dijo a si misma que estaba haciéndole un favor a todo el país , pues un día el boxeo sería prohibido debido a su brutalidad. No había sido ese tipo de pelea la que había matado a su hermano? Su oposición no tenía nada que ver con McCalley, a pesar de que él era un empresario sin principios morales .
Se acordó de los brazos de Cash y después pensó que esa rubia acababa de estar en ellos. Se puso tan nerviosa que comenzó a caminar por el cuarto. Casi se había dejado seducir la noche anterior, justo con ese hombre que era un coleccionador de mujeres . Así como Clint, Cash sólo quería ganar la ventaja que ella podía proveer.
Debería marcharse de ese hotel y volver a Shot Gun. Su trabajo ya estaba concluido, pues la sangrienta pelea no se realizaría ni en Dallas ni en ninguna otra ciudad texana. De allí en adelante , los religiosos locales y las Damas de la Estrella Solitaria podrían arreglarse solos. Todo lo que debía hacer ahora era buscar a ese gato callejero y llevárselo a su casa .
Mas tarde, oyó cuando Cash salía del cuarto, yendo probablemente a la taberna para ver a la rubia. Lo observó por la ventana y , cuando él partió galopando, ella bajó a cenar. Como todavía demoraría un poco para anochecer, decidió visitar al reverendo Tubbs.
— Señora Purdy, qué placer recibirla. Cómo va nuestra cruzada?
— McCalley no podrá organizar la pelea en ninguna ciudad texana y tampoco en territorio indígena. Entonces, supongo que tendrá que desistir — ella dijo al sentarse .
— Hum — el reverendo parecía pensativo —, desistir fácilmente no es algo típico de un texano.
— Pero , qué más puede intentar?
El religioso se recostó en la silla y pensó por un instante.
— Hay un lugar, no muy lejos de aquí, un lugar de pecado, un lugar destinado al juego , el alcohol y el escándalo . Hot Springs, Arkansas.
— Cómo sabe de ese lugar ? — Bonnie lo miró con desconfianza. La cara del reverendo se puso color escarlata.
— Bien, es que... algunos de mis parroquianos me contaron. No podría saberlo de otra forma.
Bonnie reflexionó un poco. Hasta incluso ella había oído hablar de la fama de degradación de la ciudad de Hot Springs.
— Lo siento mucho , reverendo, pero creo haber hecho todo lo que me era posible. Debo volver a Shot Gun. Bill me necesita , ya estuve de viaje más de lo que planeaba.
— Y todas las personas decentes de Texas se lo agradecen.
— Creo que en Arkansas hay una sede de las Damas por la Decencia y el Decoro, y usted podría hablar con el clero de allá. Pero dudo que McCalley piense en Hot Springs.
— Puede ser verdad. — El reverendo se levantó. — Bien, le estoy agradecido por haber podido contar con su presencia aquí en Dallas, señora Purdy. Que tenga un buen viaje.
— Gracias . — ella asintió mientras se dirigía a la puerta. — Y gracias también por su ayuda. Es reconfortante saber que los ciudadanos civilizados do Texas pueden disponer de personas buenas como usted.
- Que Dios la acompañe. — él la llevó hasta la puerta.
Bonnie subió al carruaje y se dirigió a la estación para alimentar al gato. Esa vez casi logró tocarlo, pero él pronto huyó.
— Tom, tengo poco tiempo, pues pronto volveré a casa. Tendrás que decidir si quieres quedarte o si prefieres tener un hogar conmigo...
El gato se quedó de lejos, sólo mirándola . Bonnie se encogió de hombros y fue a la boletería .
— Wilbur, quiero un pasaje a Shot Gun.
El muchacho estaba leyendo un telegrama que acababa de llegar y sonrió .
— A Cash le gustará saber que va a partir.
— No hay duda de eso . Qué tienes ahí?
— No es para usted , es para Cash.
— Dame eso — ella le ordenó. El muchacho vaciló.
— Déjame adivinar... ahora él te está pagando para que yo no lea sus mensajes. — El muchacho se puso rojo. — Fue lo que pensé. Bien, te daré cinco dólares para dejarme leerlo. Ese canalla no necesita enterarse que te dí esa propina .
El muchacho vaciló un poco más y después le entregó el telegrama.
— No se lo cuente a nadie.
— No contaré — Bonnie prometió y leyó el mensaje.
Querido Cash. El gobernador estará en Hot Springs esta semana y vos podrás hablar con él y con el consejo Deliberante . La pelea será bienvenida en Arkansas.
Tu amigo, Ace Johnson.
Entonces Cash estaba un paso más adelante .
— Hijo del demonio ! Debería haber pensado que él no desistiría. — Bonnie devolvió el telegrama al muchacho. — Puedes entregárselo a McCalley, pero no le cuentes que yo lo leí.
— No se preocupe. — El muchacho parecía aliviado. — Todavía quiere el pasaje a Shot Gun?
— No. Por lo menos debo alertar al reverendo Tubbs y a las Damas de Arkansas antes de partir . Ellos necesitarán toda la ayuda posible para enfrentar a ese criminal .
Era extraño que se sintiese tan animada por no tener que dejar Dallas... O tal vez solamente estuviese molesta porque Cash hubiese intentado seducirla. Ese canalla había jugado con sus sentimientos.
Fue directamente a la casa del reverendo, quien cenaba cuando ella llegó.
— Le gustaría cenar conmigo ? — él preguntó al hacerla entrar.
— Por favor, continúe, no voy a demorar mucho . Sólo vine a decirle que McCalley está planeando llevar la pelea a Hot Springs. Debe avisarle a la gente de allá.
— Qué? Cómo se enteró de eso? — El reverendo habló con la boca llena.
— No se preocupe por eso. — Estaba avergonzada de sus métodos, pero era necesario combatir fuego con fuego, corrupción con corrupción . — Yo le avisaré a las Damas por la Decencia y el Decoro de Arkansas y pediré que nuestro gobernador hable con el gobernador de allá.
— Cree que debemos meternos en los asuntos de otro Estado?
— Tenemos que detener a personas como Cash McCalley. Debemos celar por la moral de los nuestros hermanos.
— Es cierto, entonces le avisaré a los ministros. Usted nos ayudará a organizarnos?
Bonnie pareció vacilante.
— Otra persona no podría asumir esa tarea ? Planeaba volver a Shot Gun.
— Pero esto es muy importante. Vamos a dejar que el pecado gane?
El pecado era McCalley, el juego, las apuestas , la violencia , el alcohol, el sexo ... Fifi LaFemme y su baile pornográfico .
— Tiene razón, reverendo.
— Señora Purdy, usted es un modelo de virtud .
Ella no se sentía así. Si el reverendo la hubiese visto en la plataforma del tren, su reputación estaría arruinada. Se sentía una hipócrita y todo era culpa de ese pervertido .
— Usted tiene razón . McCalley debe ser derrotado.
— Perfecto. Tal vez debamos ir allá para liderar la protesta — él le avisó limpiándose la boca.
— Espero que no sea necesario — Bonnie dijo levantándose.
El reverendo también se levantó y la acompañó a la puerta.
— Podría por lo menos retardar su partida por uno o dos días?
- No hay problema . — ella estaba reticente a quedarse más tiempo en el hotel y tal vez encontrarse con Cash.
CAPITULO 24
Era casi de noche cuando Bonnie llegó a la estación. Un hombre más viejo estaba en la boletería .
— Dónde está Wilbur? — Bonnie preguntó .
— Salió para entregar un telegrama al señor McCalley. En qué puedo ayudarla?
— Necesito enviar un telegrama a Arkansas.
Con el papel en las manos, intentaba acordarse quién era la presidente de la sede de allá. Gertrude Potts. Ya se habían conocido antes. Bonnie escribió :
Estimada Gertrude. Como presidente de las Damas de la Estrella Solitaria por la Decencia y el Decoro, me siento en la obligación de alertarte sobre una posible degradación que está por suceder en tu ciudad. El ministro de tu iglesia te lo contará en detalle . Es posible que yo misma viaje allá para darles apoyo moral. Atentamente, Bonnie Purdy.
Entregó el mensaje al empleado de telégrafo, quien lo leyó .
— Degradación ? — él preguntó , un poco demasiado interesado .
Hombres! Todos eran iguales.
- Si llega alguna respuesta, estaré en el hotel Cattlemen. — Bonnie se dio vuelta y salió de la estación.
Mas tarde, mientras leía, sentada cómodamente en una poltrona, oyó la llave en la puerta de la lado. Fue hasta la puerta comunicante y espió. Cash parecía muy contento , tarareando una canción de taberna, que la perturbó por su contenido .
Era obvio el por qué del buen humor de él ; ya debía haber recibido noticias de Hot Springs y tal vez hubiese estado celebrando en la cama de Fifi. Eso la irritó . Colocó el pañuelo de vuelta en el agujero. Precisaba pensar en qué hacer. Debía volver a su casa, pero , por otro lado, detestaría ver que ese hombre ganase.
Pasó una noche durmiendo mal y había acabado de dormirse cuando oyó un golpe en la puerta avisando , que era el servicio de cuarto. Más tarde, Wilbur llegó con un telegrama.
— Puedo supone que ya le dejaste leer mi telegrama al señor McCalley ? — ella preguntó . El muchacho se puso rojo y comenzó a balbucear. — Dejémoslo ahí . — Bonnie tomó el papel y cerró la puerta con un golpe.
Estimada señora Purdy. Acabamos de ser avisadas por los ministros sobre ese terrible evento pecaminoso planeado para Hot Springs. Necesitamos de la ayuda de alguien que sepa organizar. Podría acompañar al reverendo Tubbs? Atentamente, Gertrude Potts, presidente de las Damas por la Decencia y por el Decoro de Arkansas.
Bonnie no quería ir hasta allá y ser obligada a continuar relacionándose con McCalley. Terminó de arreglarse y fue a hablar con el reverendo Tubbs.
— Yo también recibí un telegrama — él le dijo, haciéndola entrar. — Tendremos que trasladarnos a Hot Springs para ayudar nuestros hermanos y hermanas a combatir el pecado.
— No tengo mucha ganas de ir. — En verdad , ya no quería viajar en tren junto a Cash.
— Pero es nuestro deber! — El reverendo se levantó y comenzó a caminar inquietamente . — Hot Springs es la nueva Sodoma y Gomorra.
Bonnie le dirigió una mirada cuestionadora.
— Por lo menos es lo que la gente me dice — él agregó rápidamente.
— Muy bien, si usted cree que debo ir... Es que estoy muy cansada de tener que lidiar con el señor McCalley.
— No la culpo, pues es un personaje siniestro . Esa mujer con quien se lo ve baila de manera escandalosa, mostrando la ropa interior. Por lo menos eso es lo que las pobres almas perdidas que frecuentan la taberna me cuentan.
Hombres! Sería que , a excepción de Herbert, no habría un solo ejemplar del sexo masculino que se resistía al alcohol , las mujeres y la música pecaminosa ?
— El señor McCalley también irá a Hot Springs? — Bonnie preguntó .
— Si, pero estaremos allá para organizar la oposición. — El reverendo se frotaba las manos en anticipación. — Hot Springs, allá vamos ! Hay un tren que parte para allá mañana temprano.
— El señor McCalley probablemente estará en él — ella concluyó .
— Entonces podremos rezar por ese hombre durante a viaje. Voy a invitar a algunas Damas de nuestra iglesia para que nos acompañen .
Por lo menos con la presencia de las Damas, ella no correría el riesgo de verse acorralada y seducida por sus besos.
l Está bien, nos encontramos en el tren, entonces.
Fue al hotel para arreglar el equipaje. Sonrió al pensar en la reacción del patán al descubrir que el reverendo, ella y otras mujeres estarían en la ciudad para impedir sus planes otra vez.
Cash se puso furioso cuando Wilbur le contó sobre los telegramas. Hot Springs tenía fama de ser un lugar muy poco civilizado, perfecto para la pelea de boxeo. Y ahora el ministro y la viudita irían allá para entrometerse de nuevo en sus negocios.
Esa noche fue a la taberna intentando disfrutar la actuación de Fifi, pero estaba con la cabeza metida solamente en su problema. Se preguntó si Bonnie sabía que Herbert se encontraba en primera fila, babeando como un perro en celo. Si él le contase, ella no le creería . Después de su número , Fifi se sentó a su lado.
— Pareces triste. Cuál es el problema?
— Me voy a a Hot Springs mañana para intentar organizar la pelea allá.
— Puedo ir con vos ? Podríamos divertirnos un poco en una de las cabinas del tren .
— Fifi, con mi actual situación financiera, tendré suerte si consigo pagar un pasaje en el vagón de carga.
— Pero yo pagaría ...
— No creo que sea una buena idea. tengo muchas cosas que resolver y vos serías una distracción.
— Me acuerdo que antes te gustaba esa distracción — la rubia habló apretando los labios .
— Sabes que tengo mucho que perder, Fifi, y todavía debo ablandar a la señora Purdy. — Cuando acabó de hablar, se dio cuenta que había metido la pata .
— Ella va a estar allá? — Fifi preguntó furiosa.
— No tengo certeza, pero es probable. Las Damas deben tener una sede allá también .
— No me gusta , Cash. Ya vi como ella te mira. — Fifi se puso todavía más nerviosa.
— Estás malinterpretando todo . Mierda, Fifi, esa mujer y yo no nos soportamos.
— Entonces, por qué veo chispas volando toda vez que ustedes se encuentran?
— Estás celosa, Fifi. Esa es la mujer más púdica que he conocido en toda mi vida, y , además, me odia.
— Esta sería tu primera vez, verdad? La primera vez que una mujer no se rinde a tus pies? Sé que tienes un encanto especial para las mujeres, Cash.
El suspiró cansado. Cada día estaba más harto de la rubia.
— Debo marcharme para preparar el equipaje. EL tren parte muy temprano.
— Por qué no vamos a mi casa? — Fifi sonrió como para disculparse. — Puedo ofrecerte algo para que te acuerdes de mí en los próximos días. — Y guiñó el ojo sensualmente .
Por algún motivo, Cash no estaba interesado en ese recuerdo . Fifi era vulgar y grosera. Y sabía que si él no estuviese en la cama de ella, algún otro hombre estaría. Se levantó para salir.
— Debo irme . Cuando vuelva, podemos encontrarnos y...
— Si me encuentras libre ...!! Hay por lo menos unos diez hombres que saltarían de felicidad si yo les diese una posibilidad, y todo lo que vos haces es pensar en esa viuda puritana, arrogante, creída, reprimida y ...
— Fifi, detesto a esa mujer. Ella sólo me trajo problemas desde el primer día en que la vi. Estoy luchando con todas mis fuerzas y si no consigo nada en Hot Springs, no sé que más puedo hacer. Te buscaré cuando vuelva.
— Acuérdate de lo que te puedo ofrecer y que vos rechazaste! — ella gritó. — Yo soy mucha más que esa mosquita muerta .
Cash se puso el sombrero y salió. Con un poco de suerte, Bonnie no estaría en el tren no día siguiente; pero , si estuviese, sólo habría una cosa que hacer: seducirla para que no se opusiese más a la pelea. La última vez él casi lo había logrado . Esta vez no fallaría.
CAPITULO 25
SI Cash planeaba "ablandar" a Bonnie en el viaje a Hot Springs, tuvo que desistir cuando vio que el reverendo Tubbs y algunas otras mujeres la acompañaban.
Al llegaron a Arkansas , descubrió que la reunión con el Consejo Deliberante había sido postergada, pues el alcalde estaba enfermo. Acabó quedando en el hotel sin tener nada que hacer. Bonnie y las otras Damas también estaban hospedadas en el mismo hotel, pero una criada le informó que ellas se encontraban fuera, reuniéndose con los miembros locales de las Damas de la Estrella Solitaria para presionar a los consejeros.
Cash intentó encontrarse con el gobernador, quien respondió que estaba demasiado ocupado para recibirlo. Sin embargo, esa misma criada le contó que el gobernador ya se había entrevistado con la viuda. Cash era optimista por naturaleza, entonces pensó que todavía habría alguna posibilidad con el Consejo Deliberante . Como tenía tiempo libre, fue a intentar suerte en el juego, pero acabó perdiendo, algo bastante raro para él. Era también un tanto supersticioso, por eso creyó que estaba en una racha de mala suerte y decidió alejarse de las mesas de póker por un tiempo. Todavía no había desistido de la idea de seducir a Bonnie, pero con el reverendo siempre presente, no sabía cómo actuar.
Impaciente por no tener nada para hacer, decidió probar las aguas termales de la ciudad. Tuvo que comprar un traje de baño, pues jamás había visitado un lugar como ese. En realidad, por provenir de una ciudad árida del oeste de Texas, ni siquiera sabía nadar.
Llegando a las piscinas naturales de agua termal, vistiendo unos pantalones apretados y una camiseta, entró cuidadosamente en las aguas calientes, sumergiéndose hasta las pantorrillas . Al oír una voz familiar, examinó el lugar y vio a la viudita sentada en el borde . Tuvo que admitir que ella estaba muy bonita, hasta incluso seductora, si ese que eso podría ser dicho de una mujer que llevaba un traje de baño rayado de lana que le cubría desde los tobillos y que tenía mangas. El cabello estaba sujeto , y ella sumergía los pies en el agua mientras conversaba con una señora de mediana edad. Probablemente, era la esposa de algún miembro del consejo, y Bonnie intentaba influenciar su voto. Dios ... no habría ni un solo lugar en que pudiese estar libre de ella?
Cash se arriesgó a ir un poco más profundo, el agua le llegaba a las rodillas. Estaba tibia y muy relajante. A su alrededor , las personas jugaban y saltaban en el agua. Era una piscina bien ancha, con mucha gente nadando y sumergiéndose.
Vio que Bonnie entraba en e agua y comienza a nadar estilo perrito, después se dio vuelta de espalda y se quedó flotando aproximándose a él. Tenía los ojos cerrados y tenía una sonrisa en los labios. Podría ser esa una buena posibilidad de profundizar la relación entre ambos?
— Ey!! — él gritó — Cuidado! . Este lado de la piscina es más profundo .
Ella abrió los ojos.
— Ah, vos! . No tenía idea de que hacías otra cosa más que jugar y apostar.
— Estás siendo prejuiciosa. — Cash le dio su mejor sonrisa. — Nunca estuve aquí antes. Estas aguas tienen efectos curativos?
— Es lo que dicen. — Bonnie se detuvo a algunos metros de distancia.
El se acercó un poquito, el agua le llegaba a la cintura.
— Sólo porque estamos en bandos opuestos de un debate , eso no quiere decir que tengamos que ser enemigos — él ponderó.
Ella se aproximó un poco.
— Creo que tenemos opiniones divergentes en la mayoría de los temas, señor McCalley, lo que hace difícil nuestra amistad .
— Podemos intentarlo . — Cash le dio una sonrisa más y, creyendo que Bonnie se encontraba de pie, se aproximó todavía más, sólo para descubrir que ella flotaba cuando inútilmente intentó alcanzarla . El fondo desapareció debajo de sus pies. Cash acabó hundiéndose , después emergió debatiéndose y tragando agua .
Bonnie lo observaba un tanto divertida.
— Vamos , basta con esa broma — ella lo reprendió. — No tiene gracia . — Lo vio hundirse y subir otra vez. — McCalley!
— Socorro! — él gritó.
— Te dije que no tiene gracia! Basta ! — Bonnie comenzó a nadar en dirección a Cash, mientras él se hundía y emergía, tragando agua y cada vez más desesperado. Fue entonces que ella vio el miedo en los ojos grises y se dio cuenta que no mentía. — Ya estoy yendo! — Nadó más rápido y gritó: — Socorro ! él se está ahogando!
Vio que el guardavidas se encontraba del otro lado de la piscina y que Cash se había hundido de nuevo. Si alguien tenía que salvarlo, parecía que ese alguien sería ella. Lo alcanzó , pero , en la desesperación, él acabó arrastrándola debajo del agua . Se colocó detrás de Cash, lo sujetó por el cuello y comenzó a remolcarlo hacia la parte más baja. El reverendo Tubbs y tres mujeres estaban afuera, corriendo y gritando.
Bonnie nunca había sentido tanto miedo y rabia toda junta. Por qué nadie la ayudaba? Qué ganaba con gritar? Cash era pesado y ella comenzó a creer que la hundiría con él mientras intentaba llegar al borde . Cash continuaba atragantándose y sofocándose.
El guardavidas finalmente se lanzó al agua para ayudarla. Sujetó y sacó a Cash fuera de la piscina, pero él no tuvo ninguna reacción.
CAPITULO 26
— No sé si tiene posibilidades . Mire el color de la piel — dijo el guardavidas.
— Vayase a la mierda! — Bonnie lo empujó y se arrodilló al lado de Cash. — Alguien , por favor , extienda una toalla aquí.
— Yo voy a rezar por su alma ! — gritó el reverendo.
— Con rezar no va a ganar nada , haga algo ! — Bonnie le ordenó.
El ministro se quedó un poco sorprendido, pero ayudó al guardavidas a levantar a Cash y colocarlo sobre la toalla, mientras la gente se aglomeraba a su alrededor .
— Creo que no está respirando — dijo el guardavidas.
Bonnie vio que Cash estaba pálido e inmóvil. Podía estar muriéndose. Se aproximó y pegó los labios a los de él para soplarle aire. Nada. Le ordenó al guardavidas presionar el pecho de Cash mientras ella continuaba con la respiración boca a boca.
Lentamente, Cash comenzó a tomar consciencia de que había una mujer besándolo mientras alguien le apretaba el pecho. Le gustaron los besos y quería más,. Entreabrió los ojos e intentó descubrir quien lo besaba. Debía haberse muerto e ido al infierno, pues se encontró con un par de grandes ojos azules y la cara ovalada de Bonnie Purdy. Estaba siendo besado por su peor enemiga! A su alrededor , vio decenas de pies; cuando levantó la mirada, se topó con una multitud de ojos curiosos observándolo. Respiró profundamente , se atragantó pero comenzó a respirar mejor.
— Está recobrando el sentido ! — Bonnie anunció, cerca del rostro de él.
— Qué infierno sucedió? — Cash sólo se acordaba de haberse aproximado a ella, cuando el fondo de la piscina había desaparecido de repente.
— Está mejor — Bonnie dijo, aliviada, y se sentó .
Cash intentó sentarse también , pero no lo consiguió. La multitud de curiosos pareció crecer. El hombre, que él reconoció como siendo el guardavidas, dijo, un tanto decepcionado:
— Creo que nunca tuvimos a alguien ahogado por aquí.
— Quién es él? — alguien preguntó .
— Cash McCalley — respondió Bonnie.
— Qué excepcional ! Una muchacha tan menuda logra salvar a un grandullón como ese ... — comentó una señora.
El había sido salvado por una mujer, y peor aún , su enemiga número uno! Qué humillación !
— Maldición! No tengo la culpa! — Cash jadeó . — Provengo del oeste de Texas, no sé nadar.
— Está bien, gente, ya se acabó el espectáculo , vamos ... circulando!! — dándose vuelta hacia Bonnie, el guardavidas dijo: — Fue un acto de mucho coraje, señora.
— Considerando quien es él , tal vez hubiese sido mejor dejarlo ahogarse. — ella miró a Cash pensando si todo no había sido un fingimiento de parte de él.
— Señora Purdy! — exclamó el reverendo. — Estoy estupefacto!
Bonnie se arrepintió en ese mismo instante.
— Disculpe, no puede evitarlo . Creo que este hombre saca lo peor que hay en mí .
Alguien en la multitud declaró :
— La prensa! Van a querer publicar esto. El Consejo Deliberante ciertamente va a rendir homenaje a la heroína.
Cash se levantó gimiendo, y la multitud comenzó a dispersarse.
— No es suficiente que me derrotes cada cinco minutos ? — él le gritó a Bonnie. — Ahora tuviste que humillarme en público salvándome la vida?
— La próxima vez dejaré que te ahogues — ella afirmó al levantarse .
Cash no estaba tan mal como para no poder apreciar una bella mujer . Bonnie estaba muy provocativa con ese traje pegado al cuerpo.
— La culpa es tuya. por qué no me avisaste que no estabas apoyada con los pies en el fondo? — él la acusó.
— Entonces todo esto es culpa mía ? — ella rió con una cierta superioridad. — Cómo podía saber que no sabes nadar? Podrías por lo menos agradecerme.
— Por avergonzar a un texano delante de cincuenta personas? — Cash se quejó . — Yo habría logrado llegar hasta el borde .
— Por supuesto , sólo que primero fuiste a explorar el fondo .
— No sabía que mujeres sabían nadar — él rezongó.
l Deberías estar agradecido de que supiese nada , sino ellos te estarían sacando del fondo de la piscina. _ Que lo pase bien, señor McCalley. De ahora en adelante, sugiero que se quede en la piscina de los niños. — ella se dio vuelta , se sumergió con mucha gracia y nadó hasta el otro lado de la piscina.
Cash se sintió observado por todos. Qué humillación ser salvado por una mujer que apenas le llegaba a los hombros y que pesaba menos que una pluma. Salió tambaleando en dirección al vestuario.
Qué haría ahora? Bonnie aparecería en los periódicos como una heroína y , con eso, naturalmente, ganaría más votos.
Cuando se durmió esa noche, era ella quien se ahogaba y era él quien la salvaba. Un guardavidas gritaba, diciendo que había tiburones en el agua, pero él igualmente se arriesgaba . Cuando la sacaba del agua, era ovacionado por una multitud. Tuvo que hacerle respiración boca a boca para que Bonnie recobrase el sentido . Ella se recuperaba , enlazaba sus brazos en su cuello y decía:
— Vamos a mi cuarto para que pueda recompensarte adecuadamente , mi héroe.
— Soy un texano, es mi deber salvar mujeres. Acuérdate de Alamo.
— Cretino! — Bonnie gritaba. — no recuerdas que fui yo quien te salvó? Y qué demonios el Alamo tiene que ver con esto?
Cash se sentó en la cama sudando. Conexión con la realidad. El sol comenzaba a aparecer por la ventana. Ahora podía acordarse de los acontecimientos del día anterior. Todos leerían los periódicos . Gimió, deseando haber muerto ahogado. Habría sido mucho mejor que ese vejamen.
Vistiéndose pensó en Bonnie. Sería difícil para su ego texano vivir con la idea de que había sido salvado por una mujer. Bajó para desayunar y después fue hasta a las caballerizas.
— Buen día, señor McCalley. Me alegra saber que está bien. Se salvó por poco, no? — comentó el muchacho.
— Todos en la ciudad saben lo que sucedió en las termas? — Cash preguntó , avergonzado.
— Creo que si. Vi a la señora Purdy dar una entrevista mientras le traía un caballo.
— Un caballo?
— Si, ella acaba de salir a dar un paseo .
La oportunidad era perfecta para estar a solas con Bonnie. Podría disculparse por su comportamiento del día anterior agradecer e intentar "ablandarla".
— Dame un caballo para mí .
Cash sonrió . Si consiguiese estar a solas con ella, intentaría convencerla de dejar de oponerse a la pelea. Podía no saber nadar, pero cabalgaba muy bien . No correría el riesgo de ser salvado y humillado nuevamente.
Bonnie no había dormido bien ; había soñado con la cara aterrorizada de Cash que se ahogaba. Era un tanto extraño que un hombre alto y fuerte como él no supiese nadar. En el sueño, ella cubría la boca masculina con la suya, insuflándole vida. La boca de Cash era suave, y ella quería más, ese deseo la perturbaba y la sorprendía.
Por la mañana, se había puesto ropa para montar y había desayunado con el reverendo y algunas mujeres de la ciudad. Planeaban reunirse a la tarde para una marcha y a la mañana siguiente para la reunión del Consejo.
— Si no le importa, reverendo, me gustaría tener un poco de sosiego después de los acontecimientos de ayer — ella había dicho.
— Usted fue muy valiente — el sacerdote había afirmado con simpatía — al salvar la vida de un enemigo.
— Habría hecho lo mismo por un perro callejero — ella había respondido. — Cualquiera habría actuado de la misma manera.
Gertrude Potts, recatada en su vestido negro, se había manifestado:
— Los orientales dicen que cuando salvamos la vida de alguien , esa vida nos pertenece.
— Yo le aseguro que no me gustaría tener que responsabilizarme de la vida errante de ese patán — Bonnie había respondido.
— Un patán muy guapo — La mujer había suspirado y las otras habían concordado.
— En la opinión de algunas mujeres, tal vez, pero no en la mía. — Bonnie había esperado un castigo divino al decir semejante mentira.
El reverendo se había despedido, avisando que se encontrarían más tarde para las oraciones. Bonnie aprovechó para retirarse también . Dejó la mesa y fue hasta el vestíbulo , donde el muchacho de la caballeriza le informó que una yegua marrón ya estaba ensillada para ella.
El muchacho la ayudó a subir a la montura femenina. Bonnie suspiró, resignada. En su casa, prefería cabalgar a pelo , mas, en la ciudad, eso sería visto con malos ojos.
Había seguido las indicaciones y había ido por un camino de pedregullos que llevaba a las colinas alrededor de Hot Springs. El día estaba muy agradable y ella aprovechaba el paisaje para distraerse de los últimos acontecimientos. Después de algunos instantes de quietud , al oír otro caballo detrás de si, se dio vuelta sobre la montura . No creía en lo que veía. Era Cash que venía al galope. Sería prudente intentar despistarlo? El caballo de él parecía más rápido que la yegua y él ya la había visto . Decidió esperarlo.
— Buen día, señor McCalley.
— No sabía que eras vos . — Las cejas de Cash se levantaron con sorpresa, pero Bonnie no se dejó engañar. — Ya que los dos estamos paseando, sugiero que aceptes mi compañía como protección .
— Protección contra Qué? — ella estaba molesta y , por eso, hizo que la yegua comenzase a trotar.
— Quizás contra algún malandra que intentase aprovecharse de una dama — respondió él , acompañándola al trote.
— Creo que ya probé que sé cuidarme sola — Bonnie rebatió, esperando que aquello lo desalentase y lo hiciese seguir otro rumbo. No tuvo tanta suerte, pues él continuó a su lado.
— Lindo paisaje ... — Cash intentó iniciar una conversación.
— Es verdad. Y esperaba apreciarlo sola.
— Pero ahora ya no es necesario . Es divertido tener una compañía.
Estaba claro que Cash se esforzaba en ignorar que ella intentaba librarse de él.
— señor McCalley, no somos amigos, somos adversarios.
— No precisamos serlo. — él la miró de reojo . — Después de todo , te debo mi vida.
— Me alegra que lo reconozcas.
— Sé que no fui muy educado ayer, pero estoy extremamente agradecido.
La determinación de Bonnie se ablandó un poco.
— Tengo que admitir que hubo un momento en que pensé que los dos moriríamos. Debe aprender a nadar, señor McCalley.
— Llámame Cash, por favor. Después de haberme salvado la vida, tenemos un lazo muy fuerte que nos une.
Bonnie lo miró de reojo . Sintió el pulso acelerarse, pues Cash le sonreía.
Cuidado! Acuérdate quien es .
— Visto que no sabe nadar, qué estaba haciendo en la parte más profunda de la piscina?
— Fue una estupidez — Cash confesó. — quería tanto le hablar que ni me di cuenta que vos estabas flotando.
— Está perdiendo su tiempo si pretende hacerme cambiar de idea respecto a usted .
— Bien — el tono de voz de Cash bajó —, me estaba acordando de esa noche en la parte trasera del tren.
— No está siendo caballero al mencionar eso. — ella se sintió ruborizar.
— Pensé que ya habíamos acordado que no soy un caballero.
Bonnie espoleó la yegua para dejar el otro caballo hacia atrás.
— No quise ofenderte — Cash dijo al alcanzarla. — Pero no puedo olvidar esa noche.
— Actué como una tonta. — ella continuaba mirando hacia adelante .
— No, el tonto fui yo , pero cuando casi me ahogué y sentí tus labios, pensé estar de vuelta en el tren.
— Por favor, basta de hablar de eso! — Bonnie rebatió. . — Nunca debería haber sucedido.
— Yo estoy feliz de que haya sucedido.
— Yo no! Y basta!
Cash ignoró sus palabras y continuó cabalgando al lado de ella, en silencio.
— Hay un pequeño claro allí adelante, cerca del riacho. Podríamos aprovechar para descansar los caballos — él sugirió .
— Si es sólo eso... — ella concordó, reticente.
— Mi estimada Bonnie — Cash fingió inocencia —, no sé en qué piensas que estoy sugiriendo.
Llegaron al claro y desmontaron. Cash amarró el caballo y se aproximó a Bonnie para ayudarla. Ella lo miró , vacilante.
— Puedes quedar ahí en arriba todo el día . — él exhibía una sonrisa encantadora . — O puedes dejar que te ayude a desmontar.
Después de un instante más de vacilación, Bonnie se deslizó de la montura hacia los brazos de Cash. El se quedó sujetándola por la cintura mientras la miraba a los ojos. Los labios de ella estaban ligeramente abiertos y él tuvo que se contenerse para no besarla.
Bonnie se apartó y se sentó en el tronco de un árbol.
Los caballos fueron beber agua. El bosque estaba silencioso, a excepción de una cigarra y algunos pájaros.
— Traje un picnic, creo que alcanza para los dos. — Cash ofreció.
— No tengo hambre — ella negó.
Cuánto tiempo tendría que esperar hasta que los caballos estuviesen descansados?
— También traje limonada.
— Bien, no podría negarme a tomar un poco. — Estaba con bastante sed .
Cash sacó una cantimplora y dos copas de la alforja y sirvió la limonada.
— Gracias . — Tomó un trago. — Está muy buena. Alentado por el elogio, él tomó un paquete.
— Traje algunos sandwiches de carne . También hay pickles y galletas.
Ella lo observó comer con apetito .
— Tal vez acepte un poco, si tiene suficiente. Cash le ofreció un sándwich. Sus dedos se tocaron y Bonnie sintió una corriente entre ellos. Sabía que era insensato estar a solas con Cash en el bosque, pero no era ninguna adolescente inexperta , sabría resistir los encantos de él.
— Quiero que sepa que su encanto y los sandwiches no van a sobornarme.
— Bonnie, estoy ofendido de que creas que yo sería capaz de intentar sobornar a una dama tan virtuosa. — Los ojos grises demostraban reprobación. — Sólo vine aquí para agradecerte por haberme salvado la vida y para disculparme por la forma en que reaccioné . Debes imaginar que la situación fue muy vergonzosa para un hombre, todavía más para un texano.
— Entiendo . — ella comenzó a comer un sándwich . — No fui yo quien llamó a los periodistas . Jamás haría eso.
— Yo no creería que quisieses humillarme públicamente.
— Creo que usted consiguió hacer eso solo.
— Es verdad — Cash admitió. — Te gustaría un galleta?
— Gracias . — ella aceptó. — Creí que no tenía hambre , pero todo está delicioso.
— Te gustaría más limonada?
Bonnie extendió la copa .
— Creo ya es hora de irnos — ella sugirió .
— Cuando terminemos nuestro refresco. Ves, soy un hombre digno de confianza, sino habría traído algo más fuerte.
— Su fama en Dallas asegura que no es una persona confiable.
— Me juzgas muy mal.
Cash McCalley era el hombre más viril y guapo que Bonnie hubiese conocido. Desde donde se encontraba podía sentir su olor, una mezcla de colonia inglesa y tabaco.
— Tal vez solamente sean rumores — ella sugirió .
— De alguna mujer decepcionada? — él parpadeó . — Reconozco a una dama cuando la veo. Yo jamás te trataría como la trato Fifi. Además, tal vez sea mejor volvamos antes que tu reputación resulte arruinada — dijo Cash, levantándose.
— Mi reputación es sólida e inmaculada.
— Tu virtud es legendaria. — con un leve sonrisa en los labios, él tomó la copa de las manos de Bonnie. — en Dallas, dicen que sos una bella estatua de mármol y que ningún hombre logra llegar a tu corazón.
— Eh .. eh ... eso dicen? — ella estaba un poco agitada con el contacto de los dedos de él. — El hombre adecuado podría...
— El vendedor de alimentos de gallinas es ese hombre? — Cash se aproximó más,.
— Es una gran impertinencia preguntar eso. — Bonnie intentó dar un paso atrás, pero había un árbol en su camino.
l Si . — Estaba tan cerca que ella sentía la respiración caliente de él en su rostro. — Un hombre tiene derecho a tener esperanzas... Bueno , dejémoslo ahí . — Le acomodó una mecha de cabellos.
— Yo ... creo que debemos irnos. — Una alarma sonó dentro de Bonnie, pero él sonreía de manera tan gentil...
— Creo que es mucha osadía de mi parte, y no te culparía si me abofeteases, pero no estoy seguro si el beso que nos dimos en el tren fue tan bueno como lo recuerdo. Sólo un beso de un ángel podría ser tan bueno.
Bonnie sabía que Cash era un comprador , pero su sonrisa parecía sincera. Tal vez ella hubiese subestimado la astucia de él.
— En serio piensas eso ?
— Debe haber sido solamente una ilusión. — la cara de Cash ahora estaba ahora muy cerca.
— Mi beso no debe ser muy diferente al de otras...
— Creo que lo es . Vamos a descubrirlo ? — Antes que Bonnie pudiese reaccionar, él apoyó las manos en el árbol, bajó la cabeza y la besó .
El beso era bueno , exactamente como ella lo recordaba. Bonnie contuvo la respiración cuando los labios de Cash acariciaron los suyos. Ella quería más,. sin pensarlo, lo sujetó por los hombros, se puso en puntas de pie y correspondió el beso.
— Bonnie! — él parecía azorado y se apartó un poco, dando un paso atrás.
— Dios! Yo no quería que esto sucediese.
- Lo sé. Mi atracción por vos me hizo perder la cabeza, pero tengo mucho respeto por tu reputación. — Cash comenzó a recoger las cosas del picnic.
Bonnie no sabía realmente como se sentía; decepcionada tal vez. No lograba olvidar el sabor de los labios de él. Seguramente, Cash intentaría besarla otra vez, y entonces ella podría abofetearlo, montar la yegua y marcharse sola .
— Está lista para partir? — Cash había traído los caballos hasta el árbol.
— Si. — Bonnie suspiró y comenzó a caminar. Cash la sujetó por la cintura y se quedó parado mirándola. El estaba cerca, demasiado cerca. Bonnie sentía el calor de su cuerpo y la fuerza de sus manos. De repente, quería ser besada nuevamente antes que la ayudase a montar. — Gracias — ella susurró —, el picnic estuvo delicioso.
— No es a mí a quien debes agradecerle . — Cash la observaba atentamente.
Bonnie vio pasión en los ojos grises. sabía lo que estaba para suceder y podría haberlo eludido. Pero en vez de eso, levantó la cara en dirección a él.
— Bonnie, no sabes lo que me provocas ...
La boca sensual de Cash cubrió la de ella, las manos fuertes la levantaron en puntas de pie , ella colocó sus manos pequeñas en los hombros anchos, trayéndolo más cerca .
Sabia que debería detenerlo, pero no podía. En vez de eso, abrió los labios para que Cash la besase más profundamente. El la tomó en sus brazos, la llevó hasta una sombra y la acostó sobre el pasto.
— Has sido un problema en mi vida desde conocimos , mujer sin corazón — Cash dijo con los ojos llenos de deseo.
— Bésame de nuevo... como nunca fui besada — Bonnie pidió.
— Bonnie, no soy un canalla , sabes eso. — El se sentó al lado de ella. — Pero hago cualquier cosa para tener lo que quiero.
— Siempre le aclaras eso a las mujeres antes de besarlas?
— Nunca. La honestidad es un sentimiento nuevo para mí . — Cash le besaba los ojos, las mejillas, los labios.
— Eso será una novedad para mí también — ella murmuró mientras los labios de él le acariciaban el cuello.
Cash detuvo los besos por un instante y preguntó :
— Qué quieres decir?
l No tengo mucha experiencia. Hans era anciano... Clint me abandonó la noche de bodas, antes de... bien, ya sabes . Cash se quedó estático y
l la miró no profundamente a los ojos.
— Estás hablando en serio? — Aquello no era una pregunta.
— Si. — Bonnie lo empujó contra si, besándolo tan apasionadamente que Cash sólo consiguió gemir y recostarse en ella, acostándola sobre el pasto. Bonnie cerró los ojos y lo dejó besar su cuello y abrir la pechera de su vestido . Sintió cuando Cash tiró de las cintas del corset , y después el calor de la boca sobre sus pechos. — Dios! — ella gimió, arqueó la espalda y lo sujetó por el cuello para que él lamiese los pechos .
— Bonnie, no te imaginas cuanto deseo hacer esto; desde esa noche en el tren....
— Lo sé, intenté evitarlo , pero yo también quiero. — Ella sintió la mano caliente subir por sus muslos y abrió las piernas para que los dedos de Cash avanzasen más, al mismo tiempo en que era besada en la boca. Nunca en su vida se había comportado de esa forma.
Ahora, él le besaba los pechos, mientras los dedos buscaban un punto entre las piernas, corriendo la ropa interior a un lado para tener acceso íntimo a ella. Cash iba tomarla allí , sobre el pasto , como a una cualquiera, y era eso lo que ella más deseaba. No, suplicaba por eso.
El dedo de Cash la preparó para estar húmeda y receptiva a la penetración.
— Cash... — ella susurró. — Oh, Cash...
En ese instante, todo lo que Bonnie quería era sentir el miembro de Cash penetrándola . Sin embargo, incluso dominada por la intensidad del deseo, todavía no confiaba en él.
— Alguien se está aproximando — él dijo de repente, apartándose súbitamente .
— Qué?!!! — Bonnie deseaba que él terminase lo que había comenzado.
Cash se arregló sus propias ropas y la ayudó a levantarse .
— Hay gente viniendo por el camino . Vamos a irnos de aquí.
En qué estabas pensando, Bluebonnet ?, ella pensó, temblorosa y acalorada . Casi se había entregado al enemigo. Escuchó sonidos de voces y de cascos de caballos.
— Oh, mi Dios, que no sea ...
Cash trajo los caballos en silencio, se detuvo por un momento para mirarla.
— Perdóname, Bonnie.
Perdonarlo? Era ella quien había estado acostada en el pasto, ofreciéndose como una cualquiera. Levantó la mirada hacia él mientras era ayudada a montar. Los cabellos de ella estaban desordenados.
— Perdiste el sombrero — Cash dijo y se dio vuelta para buscarlo.
Los caballeros se aproximaban. Súbitamente, Bonnie se enfureció con ella misma y con el encantador de serpientes .
— Maldito ... bastardo abusador ! — Se puso el sombrero que él le daba , tiraba de las riendas y partía al galope.
— Bonnie! — Cash gritó detrás d ella. — Discúlpame ! Mas ella no miró atrás. Fue galopando por el camino hasta el hotel, devolvió la yegua y corrió al vestíbulo de entrada . Casi se chocó con el reverendo Tubbs, quien la estudió atentamente.
— Señora Purdy, todo está bien ?
Bonnie se dio cuenta que debía estar toda desarreglada.
— Me ... me caí, pero estoy bien. Debo ir a cambiarme de ropa.
Se dio vuelta y subió las escaleras, sintiéndose observada por las personas del vestíbulo . Llegó al cuarto y se miró en el espejo. Los cabellos estaban despeinados, el sombrero torcido y tenía una pluma rota ; y lo peor de todo : el vestido tenía pegado hojas y pasto. No era de extrañar que el reverendo la hubiese mirado con estupor. Sería que todos podían ver la vergüenza que ella sentía con sólo mirarse?
— Cash McCalley, vos no vas a manchar mi reputación — Bonnie juró. — Cómo pude ser tan ingenua? El es como Clint. Aprovechador. Abusador
Estaba furiosa consigo misma, por haberse dejado llevar, por manchar la memoria de Danny. Y si Herbert descubriese lo que había sucedido ?
Y las Damas de la Estrella Solitaria? Podía imaginarse su humillación.
CAPITULO 27
Bonnie se bañó e intentó descansar, pero sólo lograba mirar el techo y recordar el tórrido encuentro. Cómo podría encarar a sus compañeras esa noche, durante las plegarias?
Más tarde, se arregló el cabello, se puso un sencillo vestido , tomó la sombrilla y bajó para encontrarlas. Era difícil concentrarse en lo que decían, e trató de evitar la mirada del reverendo, temerosa de que él pudiese leer en sus ojos lo que había sucedido por la mañana.
Pero una cosa era cierta, Cash McCalley se había ganado una enemiga mortal con su tentativa de seducción , y lo vería en el infierno antes que permitir que él se aprovechase de ella .
Bonnie no logró dormir bien, soñó con Cash y los momentos de pasión compartidos. Se despertó bañada en sudor y jadeante. El le había despertado sensaciones hasta entonces desconocidas. Se imaginó como sería compartir la cama con Herbert y se estremeció de disgusto. Su cuerpo ansiaba un cuerpo moreno y musculoso , que supiese tocarla como se toca un violín , con delicadeza, pero con destreza. Maldito Cash!
Se vengaría, acabaría con él en cada oportunidad que se presentase . Antes se trataba de una cuestión de principios, ahora era pura furia porque él había encendido una llama dormida, por haberla hecho comportarse como una prostituta . Sin duda, ahora él estaba en alguna taberna riéndose con otros hombres, fanfarroneando sobre su última conquista.
Bonnie sólo logró dormir cuando el sol ya surgía en el horizonte.
Viendo a Bonnie partir, Cash se sintió confundido y preocupado. Era su intención seducirla, pero jamás había sentido tanto deseo como esa vez . La quería de tal forma que llegaba a ser peligroso, pues la viudita sólo le traería problemas. Debía olvidarse de ella y concentrarse en lo que de hecho le importaba.
Después que Bonnie partió al galope, él había continuado cabalgando para rmeditar . Todo lo que poseía estaba invertido en ese negocio que ella, tan desesperadamente, quería destruir.
l Debo hacer lo que sea necesario para vencer — Cash se juró . — No puedo permitir que Bonnie Purdy me lleve a la ruina.
l
Al día siguiente, se dio cuenta que Bonnie estaba todavía más determinada a liquidarlo. No consiguió establecer una audiencia con el gobernador, y los opositores estaban tan bien organizados que hasta llevaron un mensaje del propio gobernador a la reunión del Consejo. En el mensaje, él sugería que los concejales votasen contra la realización de la pelea en Hot Springs. A pesar de las vanas tentativas de protesta de Cash, las Damas y los religiosos que se encontraban en la reunión celebraron ruidosamente.
El miró a Bonnie y vio que su puño estaba cargado de odio y de deseo de venganza. La tentativa de seducción había salido como un tiro por la culata, pues había transformado a la viuda vulnerable en un ángel vengativo.
Pero era demasiado orgulloso para dejarse abatir, incluso estando con la soga al cuello. Cuando a votación fue concluida y supo que había perdido nuevamente , se sacó el sombrero, hizo una reverencia en dirección a Bonnie, le sonrió e dijo:
— La carrera será ganada por el más determinado, y no por el más veloz.
— Veremos quien es más determinado, señor McCalley. — ella sonrió sin alegría.
— Por qué no te vuelves a tu maldita biblioteca en vez de meterte en mi vida? — Cash había perdido su calma aparente.
— Mi deber cívico es detener a los canallas que quieren arruinar este país!
— Los dos sabemos cuál es el problema aquí, verdad? — él dijo guiñándole un ojo.
— Cómo te atreves? — Bonnie se ruborizó .
— Y quiero más — él susurró al inclinarse en su dirección.
Ella tuvo que controlarse para no abofetearlo, pues eso llamaría la atención de la gente . Se dio vuelta , luego empinó la nariz y salió, siguiendo al reverendo.
Más tarde, en el tren de vuelta a Dallas, Bonnie hizo de todo para evitar a Cash. En el vagón restaurante, se sentó con el reverendo, que se empezó a discurrir sobre temas religiosos. Ella intentaba prestar atención, pero sólo lograba ver a Cash sentado con tres mujeres que pertenecían a las Damas de la Estrella Solitaria.
Después del almuerzo, Bonnie las confrontó :
— Saben que ese mercader del vicio sólo está intentando hacerlas cambiar de idea, verdad?
— Si, oh ... pero él es tan encantador ! — Ethel Wannamaker respondió. — Y dices cosas muy bonitas respecto a vos .
— Si ? — Bonnie estaba muriéndose de curiosidad, pero se contuvo. — Cash sería capaz de hacer cualquier cosa para hacerlas cambiar de opinión respecto a ese deporte sangrienta.
— Cualquier cosa? — Ethel parecía esperanzada, y Wilma Biggestaff suspiró.
— Tal vez hayamos sido demasiado duras con ese pobre muchacho — sugirió la señora Dobbs.
- El sería capaz de vender hasta la madre para tener lo que desea —Bonnie declaró determinadamente , pues ella era un ejemplo de las habilidades de Cash.
CAPITULO 28
Llegaron a Dallas y una vez más fueron recibidos por Fifi, Herbert y un grupo de hombres, fanáticos del boxeo , ansiosos por novedades sobre la realización de la pelea.
— Me enteré de lo que sucedió en Arkansas — Herbert comentó al ayudar Bonnie con el equipaje.
— Qué ... qué oíste ... decir ? — Alguien la había visto con Cash? Bonnie se preguntó , llena de vergüenza.
— Sobre la negativa del Consejo de Hot Springs, ... Felicitaciones!
— Ah, si , gracias . — Bonnie suspiró aliviada, e intentó evitar la mirada de Herbert.
Más adelante estaban Cash y el alcalde de la ciudad, a quien ella oyó decir:
— Hay algo que debes saber, Cash. Bat Masterson vino a cubrir el evento.
Bonnie se dio vuelta para ver al recién llegado. Bat no parecía un pistolero, sino un elegante periodista. Al pasar por al lado ellos, el hombre se sacó el sombrero y se aproximó.
— Con permiso, señora Purdy. Le gustaría hacer alguna declaración?
Cash estaba atrás de Bat e guiñó el ojo para Bonnie.
— Creo que no. — ella aceleró o paso.
— Bonnie cuál es el problema? — Herbert preguntó confundido. — Esa era una excelente oportunidad para que se publique lo que piensas.
— No tuve ganas . El viaje fue largo y estoy muy cansada.
Se aproximaron al carruaje del hotel y Bonnie vio a Cash siendo rodeado de fanáticos y algunas mujeres. Ethel, Wilma y la señora Dobbs estaban en ese grupo. Dándose cuenta que era observado, él levantó la mirada y le guiñó un ojo a ella.
— Qué absurdo! — Herbert parecía furioso. — Debería trompearlo por coquetear abiertamente con una dama respetable .
— Herbert, yo no intentaría hacer eso si fuese vos — Bonnie le aconsejó . — El sólo está intentando desmoralizarme . — Ella suspiró, intentando olvidarse del sabor de los labios seductores, y subió al carruaje, seguida por Herbert.
Cash los observó mientras daba la entrevista. Si Bonnie supiese quien era Herbert ... Pero no ganaría nada con contarle, pues ella no creería . Era extraño! El vendedor de alimentos de gallinas parecía ser el tipo de hombre que intentaría aprovecharse de una mujer rica, pero no de una simple bibliotecaria.
— En qué estás pensando, querido? — preguntó Fifi, trayéndolo de vuelta a la realidad.
— Nada . Bueno, eso es todo por ahora . Tienen mi palabra que esa pelea se va a se realizar, de un modo o de otro. — Se marchó con la rubia, la hizo subir al carruaje y partieron de la estación.
— Ya pensaste en Nuevo México o Nevada? — Fifi sugirió .
— Es una idea, no cuesta nada intentarlo. A pesar de que Bonnie ya debe haber pensado en eso también , ella está siempre un paso adelante.
— Hasta parece que la admiras, por el modo en que hablas.
— Admirar?!!! Esa viuda me está causando un gran perjuicio económico . Además, ella se parece demasiado a mí , es fuerte como un roble y determinada como una mulo.
— Papi ... verdad que a los hombres no les gusta eso ?
— Por supuesto que no. — Cash estaba irritado, pues vio a Herbert muy cerca de Bonnie en el carruaje. — Vamos a tu casa para divertirnos un poco, muñeca.
— Cash, pensé que nunca ibas a pedirme eso de nuevo... — Fifi dijo apoyando la cabeza en el hombro de él.
Iría a la casa de Fifi y tendrían sexo salvaje. La viudita iba a aprender quien era él , Cash se prometió.
Pero la vida tenía preparada una sorpresa más preparada para Cash . Estando desnudo y apropiadamente relajado en la casa de Bonnie no podía tener una erección . Cuando tomó a Fifi en sus brazos, era la cara acusatoria de Bonnie la que veía. Le pidió un trago a su amante . Fifi se levantó pareciendo decepcionada.
— Qué pasa con la diversión que me prometiste ?
— Yo... yo... Sólo estoy cansado, es eso.
— Pero ya te sucedió de jugar naipes durante todo el día y, después, tener sexo conmigo muchas veces durante una noche.
Cash tomó un trago de alcohol sin sentir el gusto. Se acordó del bosque. Nunca había deseado a una mujer como deseaba Bonnie.
— Debo irme . — él se levantó entre furioso y avergonzado y comenzó a vestirse.
— Ahora? — Fifi murmuró. — No compartimos una cama desde que comenzaste con toda esa historia de la pelea de boxeo . No tendrás otra mujer por ahí?
— La única otra mujer en mi cabeza es esa maldita viuda que está intentando acabar conmigo.
— De repente, ella se puso más atractiva , ya noté su peinado nuevo y también tiene ropas nuevas...
— Qué quiere decir eso ? — Cash preguntó poniéndose la camisa.
— Nada, querido. — Fifi lo enlazó por el cuello. — Quédate un ratito más , quizás con un poco de ayuda te animas...
Cash tuvo la sensación de que no sentiría más ganas de acostarse con Fifi o con ninguna otra muchacha de la taberna. La mujer que él deseaba, no podía tenerla. O podía? Si consiguiese seducirla y desacreditarla, podría realizar la pelea. Al ponerse el pantalón, una idea comenzó a formarse en su mente .
— Por qué estás sonriendo , papi ? — preguntó la rubia.
— Cómo? — Hasta se había olvidado de donde se encontraba, a pesar de Fifi estaba casi desnuda, mostrando las curvas abundantes a través de su bata abierta .
— Ni siquiera me oyes! — la muchacha protestó.
— Deja de lamentarte, nunca fuiste de ese tipo de mujer . — él miró a su alrededor , buscando sus botas.
— Sos vos quien cambió, Cash. Estás con la cabeza en otra parte.
— Cuando todo esto termine, nos vamos a poder divertir de nuevo.
Fifi pareció calmarse un poco y encendió un cigarro. Cash la observó ; Bonnie jamás fumaría, era una dama. Una dama que se había transformado en una tigresa en el bosque.
— Debo irme — él tomó el saco. — Los boxeadores deben estar aguardando noticias.
— Te veo esta noche ?
— Tal vez. — La idea de pasar la noche viendo Fifi bailar para un grupo de hombres babosos no lo atraía mucho.
Se marchó, con la rubia protestando a su espalda . Qué haría ahora? Necesitaba encontrar una manera de desacreditar a la viudita, entonces el grupo de Damas, los religiosos y la prensa dejarían de apoyarla, y sus finanzas estarían salvadas. Sólo había un modo de conseguir eso...
Cash, muchacho — se dijo a sí mismo . — Sos un canalla aunque lo niegues. La situación se está poniendo muy fea. Debes hacer cualquier cosa para salvarte. Y si eso significa acabar con la reputación de una dama, que así sea!
CAPITULO 29
Antes que nada , Cash debía alimentar John L. Pasó por una carnicería , compró un poco de carne molida, fue a la caballeriza a buscar Dusty y se dirigió a la estación.
Llegando allá, llamó al gato, pero éste sólo se quedó observándolo de lejos.
Wilbur se aproximó diciendo:
El sólo responde si lo llaman Tom. E después, a señora Purdy ya le trajo comida al bicho.
— Por qué mierda esa mujer tiene que meterse en todo?! — Cash dejó la carne cerca de un vagón. — Debo volver para al hotel para hablar con Bat Masterson.
En el hotel, fue al cuarto para esperar al periodista.
Bonnie oyó cuando él entró. Fue hasta la puerta comunicante, retiró el pañuelo , se arrodilló y espió . Cash parecía abatido. Poco después, oyó otros pasos.
El abrió la puerta.
— Que bueno que verlo , Masterson. — Los dos hombres se saludaron.
— Puedes llamarme Bat. — El periodista dijo .
— Aceptas un trago?
— Sería bueno para limpiar la garganta.
Los dos se rieron , se sentaron y encendieron cigarros.
— Alguna novedad ? — Cash preguntó .
— Pensé que vos me dirías algo ...
— La lucha no puede hacerse en Hot Springs. — Cash se encogió de hombros .
— Pensé que esa era una ciudad más liberal — Bat dijo con la copa en la mano.
— Yo también . Pero parece que allá también existen Damas respetables, y la señora Purdy consiguió reunirlas.
— Es la joven dama de la estación? Te viene haciendo la vida imposible...
— Sin mencionar que también me está robando el gato .
— Qué?
— Dejémoslo ahí .
— Es muy bonita — Bat comentó recostándose en el sofá.
- Te parece ? Ni lo había notado.
Desde su cuarto, Bonnie quería gritar. Cash no había protestado por su apariencia allá en el bosque.
— Bien, ella no un bagayo — Bat replicó. "Bagayo" era como los texanos llamaban a las mujeres feas .
— Tendrías que taparle la cabeza con una almohada para impedirle que te dé instrucciones mientras estás intentando hacerle el amor. — Cash bufó.
Bonnie estaba lanzando chispas . Tenía ganas de derribar la puerta y decirle sin vueltas lo que pensaba de él, pero no quería ser descubierta.
— Tengo novedades — informó Bat. — una persona importante va a llegar mañana temprano.
— Quién ? — Cash se sintió curioso.
— John L. Sullivan. Quiere asistir a la pelea. Cash se levantó muy animado.
— Ahora si ! Esto va a tener cobertura nacional .
— Tengo que decirte , Cash — Bat se levantó también —, que la gente está perdiendo el interés . Comienzan a dudar que la pelea vaya a hacerse.
— Va a hacerse ! — Cash prometió. — Tal vez no en Dallas, pero hay mucho dinero involucrado en esto. Ya telegrafié a Nuevo México y a Nevada para ver si es posible realizar la pelea allá.
Bonnie respiró profundamente ; no tenía tiempo a perder. Debía entrar en contacto con los clubes de damas de esas regiones y organizar una marcha para la recepción de John L. Sullivan al día siguiente.
— Si puedes hacer que el alcalde y algunas otras autoridades reciban a Sullivan en la estación, sin que los opositores se enteren , sería excelente — Bat sugirió , ya cerca de la puerta.
— No te preocupes, lo mantendremos en secreto. Podemos entregarle la llave de la ciudad y reunir algunos fanáticos del boxeo sin que la señora Purdy sospeche.
— Vas a salir?
— Voy a ir a cenar y tal vez de una pasada en la taberna...
— El número de Fifi LaFemme es increíble. Qué piernas , qué culo ... — Bat estaba entusiasmado.
— Es cierto , Fifi tiene un lindo trasero — Cash concordó, riéndose .
Bonnie estaba indignada. Cómo los hombres podían ser seres tan viles y groseros? Bien, no todos los hombres eran así ; Herbert, con certeza, jamás hablaría de esa manera.
Oyó pasos en el corredor. Se quedó pensando a dónde Cash había estado toda la tarde . El había dejado la estación con Fifi y sólo había vuelto hacia poco. Había estado con esa rubia todo ese tiempo? Sátiro! Había saltado del bosque con ella a la cama con esa otra? . Se preguntó si Cash hallaría su trasero más bonito que el de la bailarina. Maldito degenerado ! Más que nunca, quería arruinarlo, y eso no tenía nada que ver con la memoria de Danny.
Bonnie salió para avisarle al reverendo y las Damas de la Estrella Solitaria respecto a la llegada del deportista de reputación dudosa. Volviendo al hotel, pasó delante de la taberna. El frente estaba ocupado por caballos y carruajes estacionados. Evidentemente, Cash y Bat no eran los únicos que querían ver el trasero de Fifi.
Pero .. ese no era el carruaje alquilado de Herbert? No, él jamás frecuentaría un lugar como ese. Además, Herbert había dicho que estaría afuera de la ciudad por asuntos de negocios. Observó el caballo, parecía el mismo. Tal vez otra persona hubiese alquilado el carruaje mientras Herbert estaba viajando. Podía oír la música y las risas viniendo del establecimiento. Ya era casi noche y ella debía volver al hotel.
Jamás había estado en una taberna. Se sentía muy curiosa. Qué diablos habría allá dentro que le interesaba tanto a los hombres? Tal vez ese fuese un lugar donde las Damas de la Estrella Solitaria deberían organizar una protesto. Solamente le daría una espiada para ver qué tipo de comportamiento ultrajante sucedía allá dentro.
CAPITULO 30
Bonnie respiró profundamente y apartó la cortina de la entrada de la taberna . Estaba oscuro y repleto de hombres, todos bebiendo y fumando. Había vaqueros y soldados. A medida que Bonnie se movía, los hombres se daban vuelta para mirarla. Un sujeto de bigotes con un chaleco rojo apareció en el escenario y levantó las manos pidiendo silencio.
— Caballeros, lo que ustedes esperaban : la señorita Fifi LaFemme, estrella en Nueva York y en Kansas City, bailando el can can !
Bonnie vio a Cash y a Bat sentados en una mesa cerca del escenario. En otra mesa, había una figura familiar. Ella parpadeó varias veces y forzó la vista.
En ese momento Fifi entró y comenzó a bailar. Levantaba las piernas y se subía la falda dejando sus muslos a la vista ; las bailarinas que la acompañaban hacían los mismos movimientos. Los hombres gritaban excitados. Las muchachas se dieron vuelta , se inclinaron y levantaron las faldas, mostrando sus traseros.
Dios Bendito ! Bonnie jadeó horrorizada. Escandalizada, se dio vuelta para salir cuando oyó una voz familiar:
— Más, Fifi, más! Quítate el...!
Bonnie se aproximó al hombre que estaba con sus manos llenas de billetes para colocárselos a las bailarinas. No podía ser! Era Herbert! Fifi bailaba muy cerca de él, y Herbert le metió una billete entre los pechos.
Bonnie jamás se había sentido tan traicionada en toda su vida. Sin pensar en lo que hacía, empujó a los hombres para confrontar al vendedor de alimentos de gallinas .
— Herbert! — ella gritó y comenzó a golpearlo con la carterita de tela que traía colgada de la muñeca .
— Bonnie querida, yo te puedo explicar... — Herbert levantó las manos para intentar protegerse.
El pianista vio la escena y dejó de tocar; las bailarinas también pararon. Súbitamente , los espectadores fueron acallándose ante el espectáculo promovido por la respetable dama. Bonnie vio cuando Cash la reconoció y sorprendido , comenzó a venir en su dirección. Todos miraban absolutamente azorados.
Había actuado como una idiota. Amargada y furiosa, se dio vuelta y se dirigió a la salida con lágrimas en los ojos, pero con la cabeza erguida. Detrás de ella Herbert decía:
— Bonnie! Espera! Todo fue un error !
Cuando ella logró salir, él la alcanzó y la sujetó por el brazo.
— Es un error , te lo juro!
— Error? Yo vi todo, Herbert! Vos estaba babeándote como un cretino y hasta le pusiste dinero en los pechos de esa rubia!
— Yo te puedo explicar! — él la sujetó y los dos forcejaron .
— Suéltame con esas manos asquerosas !
Cash salió de la taberna en ese instante.
— Ya oíste , suéltala !
— Y quién te dio permiso para meterte ? — Herbert parecía histérico. — Ella es mi prometida.
— Ya no lo soy ,! — Bonnie sollozó y lo golpeó una vez más , intentando soltarse.
— Te dije que la soltases! — Cash gritó y le asestó un golpe a Herbert, haciéndolo caer hacia atrás. El vendedor de alimentos de gallinas se quedó caído en el suelo , lamentándose y limpiándose la sangre de la boca.
— No te hagas el héroe , McCalley! — Bonnie sollozaba. — No sos mejor que él. — Las lágrimas la cegaban mientras intentaba llegar al carruaje.
— Bonnie, espera! — Cash corrió, la tomó por el brazo y la hizo girar.
— Déjame en paz! Apuesto a que le vas a contar todo esto a tu amigo Bat, y mañana, cuando lean los periódicos , todos se van a reír de mí .
Cash la observaba; Bonnie nunca le había parecido tan pequeña y vulnerable como en ese momento.
— No se lo voy a contar para nadie, lo prometo.
— Lo prometes? No puedo confiar en vos, no sos un caballero.
— Nunca dijo que lo fuera. — él quería tomarla en sus brazos, sujetarla, protegerla. — Déjame acompañarte hasta el hotel. — Tomó el brazo de Bonnie, pero ella se soltó.
— No! — medio a ciegas, levantó su falda e intentó subir al carruaje.
— Si me dejases ayudarte ...
— Aléjate de mí, bastardo! No vales más que Herbert.
— Al menos no soy un hipócrita — Cash alegó, mientras Bonnie luchaba por subirse al carruaje.
— Y para tu información, yo no soy un bagayo! — Ella ya estaba en el carruaje y sujetaba las riendas.
— Qué? — Cash se rascó la cabeza confundido.
— Vamos hipócrita , no te hagas el inocente! Y puedes olvidarte de la almohada en mi cabeza, porque nunca tendrás esa posibilidad!
— Posibilidad de qué?
— Ya sabes lo que quiero decir! Ahora presta mucha atención, Cash McCalley: me verás en el infierno antes que te deje realizar esa maldita pelea de boxeo !
— Dijiste que era una cuestión de principios — él protestó.
— Olvídate de lo que dijo. Ahora esto se convirtió en algo personal! — Bonnie golpeó con la fusta la mano de Cash.
— Si al menos me dejases hablar...
— Haré cualquier cosa para derrotarte , bandido escocés! — ella lo golpeó de nuevo.
— Bonnie, te puedo explicar... — esa vez era Herbert que intentaba hablar con ella.
— Váyanse todos a la mierda ! hombres! — Todavía llorando, tiró de la rienda y el caballo salió al galope.
Cash se quedó parado en la calle, viéndola apartarse . Había visto dolor en los ojos azules y había querido protegerla, abrazarla, amarla. y todo lo que Bonnie quería hacer era arruinarlo.
Herbert se levantó, todavía limpiándose la sangre que se escurría por su boca.
— No hice nada que ningún otro hombre haga .
— No con Bonnie — Cash lo tomó por el cuello . — No con ella!
— Bonnie es mi prometida. — Herbert dio un paso atrás.
— Ya no lo es . Si te acercas a ella otra vez, voy a acabar con vos !
— Sólo estaba intentando hacerlo bien .
— Los dos la amargamos — Cash admitió. — Pero Bonnie esperaba más de vos.
— No vas a conseguir quedarte con ella. Bonnie te odia. — Herbert afirmó.
— Lo sé. ahora desaparece de mi vista , antes que acabe con vos. Escupiendo sangre, Herbert se apartó en la oscuridad.
Qué habría querido decir con eso de “ intentar hacerlo bien” ? Fifi salió de la taberna.
— Qué diablos está sucediendo aquí?
— Nada. — ella era la última persona que Cash quería ver.
— Las damas respetables no deberían venir aquí ; acaban quitándose la venda de los ojos y viendo cosas que no quieren ver. Herbert no es el primer hombre en ser atrapado en una taberna mirando mujeres — Fifi dijo con las manos plantadas en las caderas.
— Eso es verdad. — Cash se encogió de hombros . — Siento pena por la señora Purdy.
— Ella está intentando arruinar tu vida y sientes pena? Te volviste loco?
El rió con amargura y se frotó los dedos doloridos.
— Lo golpeaste por ella? Eso parece cosa seria.
— No, siempre quise golpear a Herbert .
— Sólo eso?
— Qué más podría ser? — Cash pasó las manos por sus cabellos y tomó su sombrero del suelo.
— Llegué a pensar que te estabas ablandando. — Fifi sonrió .
— Por ella? — él burló . — La señora Purdy no me va a molestar más.
— Amorcito, por qué no vienes conmigo? Yo te cuidaré . Fifi sabía que él no estaba prestándole atención . Cash continuaba mirando la oscuridad en la dirección en que el carruaje de Bonnie había desaparecido.
— Disculpa, Fifi, pero tengo algunas cosas que resolver todavía.
— Cash, hay muchos hombres allá dentro que adorarían recibir esta oferta — la rubia dijo muy molesta, pero él no respondió. — Quizás mañana, entonces.
— John L. Sullivan llega a Dallas mañana. — Cash retiró la mano de Fifi. — Espero que la gente se entusiasme de nuevo con la pelea.
Sólo había dos cosas preocupando a Cash en ese momento. La pelea de boxeo era una de ellas; desgraciadamente para Fifi, la otra no era ella. Pero no había problema, Fifi LaFemme era una especialista en sobrevivir .
CAPITULO 31
Todavía era muy temprano cuando Cash despertó y fue a la estación para ver si había alguna mensaje para él.
— Mierda , esta mujer me va a arruinar! — él abolló los telegramas venidos de Nuevo México y de Nevada y miró a al muchacho del telégrafo. — Wilbur, cómo demonios la señora Purdy supo que intentaba llevar la pelea allá?
El muchacho sacudió la cabeza y dio un paso atrás.
— Te juro, Cash, que esta vez no le dije nada. A decir verdad, en los últimos días ni siquiera conversé con ella. La señora Purdy sólo ha venido aquí para darle comida al gato.
— El gato es mío .
— Ella ya logró acariciarlo . .. — Wilbur dijo , pero pronto se arrepintió.
— Maldita mujer! — maldijo y partió furiosamente.
Montó a Dusty y volvió al hotel. Si Wilbur no le había dicho nada, como Bonnie lo había descubierto?
Llegando allá, fue directo al restaurante para el desayuno. miró a su alrededor y le preguntó al camarero :
— Joe, cómo es que nunca veo a la señora Purdy aquí abajo por la mañana?
— Ella siempre pide servicio de cuarto — el camarero respondió sirviéndole café.
Cash tomó el café y pensó en qué podría hacer ahora que Nevada y Nuevo México estaban fuera de la jugada. No podría cancelar la pelea; además del dinero investido, estaba la palabra dada . Untó manteca en una galleta y pensó en la celebridad que llegaría a la ciudad en el tren de la mañana. John L. Sullivan había sido campeón , y muchas personas estarían allá; inclusive Bonnie y su grupo, si es que ella sabía de la llegada del hombre.
Subió, se afeitó y , al consultar el reloj de bolsillo, se dio cuenta que era hora de volver a la estación para recibir al ex campeón . Saliendo del cuarto notó, por primera vez, la bandeja en el piso , al lado de su puerta. En las escaleras, vio que la viuda estaba un poco mas adelante. Bonnie se dio vuelta cuando oyó pasos. Aun estando furioso con ella, Cash se obligó a ser educado y la saludó :
— Buen día, señora Purdy. No sabía que estábamos en el mismo piso. — Notó los ojos hinchados y enrojecidos. Seguramente había llorado por el incidente de la noche anterior. Consideró mejor no mencionar el hecho, pues sería muy humillante para ella.
— Es así , creo que lo estamos... — Bonnie se apresuró .
— Vas de compras con alguna amiga? — Cash preguntó .
— Tal vez. — ahora ella casi corría.
El disminuyó el paso, preguntándose a dónde Bonnie iría con tanta prisa. Sería que... No, ella no debía saber nada respecto a Sullivan. A menos que hubiese un informante en el hotel .
Cash llegó al hall de entrada a tiempo para verla partir con el carruaje. Esa era una de las cosas que a diferenciaba de otras mujeres: Bonnie era bastante independiente y podía controlar un caballo sola.
A su pedido, Dusty había sido llevado a la caballeriza para ser alimentado y cepillado, pues Cash precisaría de una carruaje para llevar al recién llegado. En la estación, se encontró con la viuda. Qué diablos hacía allí?
Herbert fue corriendo al encuentro de ella.
— Bonnie querida, por qué no respondes mis mensajes? Fue todo un terrible y lamentable error. Yo estaba no taberna sólo para espiar a McCalley...
Cash, quien observaba la escena, gritó:
— No le crees, señora Purdy. El siempre va allá. Es cliente habitual y siempre se sienta cerca del escenario, babeándose como un perro hambriento.
Los dos se dieron vuelta en dirección a Cash.
— Bonnie, serías capaz de creerle a ese canalla?
— Yo , yo ... — ella parecía confundida.
— No le creas ! — Cash levantó la voz. — Yo no tengo motivos para engañarte.
— Por el contrario, señor McCalley — Bonnie declaró, levantándose. — Usted es un bandido profesional . Y en cuanto a vos, Herbert, todavía voy a pensar en tu caso.
Herbert casi estaba de rodillas, intentando besar la mano de Bonnie, quien lo golpeaba con la cartera de tela mientras amarraba el caballo.
— Ahora no tengo tiempo para melodramas , Herbert. Hablaremos más tarde.
— Si lo aceptas de vuelta, te vas a arrepentir — Cash le avisó.
— Quién te pidió que te metas? — Herbert preguntó .
— Cuidado, ya te golpeé antes — Cash lo amenazó, bajando del carruaje. — Y todavía tienes dientes en la boca para perder.
— Ustedes dos, basta con esto ! — Bonnie los reprendió. — No tengo tiempo para estas tonterías ahora.
Fue entonces que Cash vio una multitud aproximándose, cantando y portando carteles.
— Oh, no! No me digas que...
— Pensó que dejaría de recibir a ese sujeto sin un comité de bien venida ? — Bonnie sonrió triunfante y fue al encuentro del grupo.
Cash pensó que le encantaría tomarla y darle unas buenas palmadas, pero no había tiempo para nada más , pues los periodistas y los fanáticos también llegaban a la estación. Se oyó el pitido del tren a lo lejos.
En la plataforma, Cash se encontró con Bat Masterson, quien escribía en su libreta .
— Veo que tendremos opositores... — él comentó.
— Vos le contaste a alguien ? — Cash preguntó , observando la aproximación de la marcha .
— Sólo a algunos periodistas. La noticia precisaba ser divulgada. Después de todo , con qué frecuencia un hombre como John L. Sullivan viene a este lugar?
— Carajo ! Tenemos un espía entre nosotros !
— Será él? — Bat preguntó señalando a Herbert, quien acababa de unirse al reverendo y a Bonnie.
— No puede ser; nadie confía en ese sujeto — lo descartó Cash.
— Sería un acto de justicia divina que la señora Purdy se case con él . Deberías pensar así también .
— Por supuesto . — Sin embargo, Cash no se sentía nada feliz con esa idea. Creía que Bonnie era demasiado astuta para creer en el vendedor de alimentos de gallinas . Pero algunas mujeres se contentaban con tan poco...
— Debemos correr para ponernos al lado del alcalde , antes que los opositores ocupen toda la plataforma — Bat le avisó.
— Qué? Oh, Si. — Cash estaba distraído pensando en Bonnie.
Bat y Cash tuvieron que abrirse camino en la plataforma para aproximarse al tren, que acababa de llegar, emitiendo humo y el chillido de los frenos. Cuando el barullo se detuvo, un hombre grande, vestido elegantemente, bajó por los escalones del vagón.
El alcalde dio un paso adelante .
— señor Sullivan, é un grande placer...
Mientras tanto, el cántico de los opositores cortó el discurso del hombre. Cash gimió e intentó aproximarse más,.
— Ven, Bat.
— No puedo... estoy siendo atascado por estos carteles! — el alcalde , consideró mejor desistir de dar las bien venida — Cash gritaba para hacerse oír.
— Y mi discurso?
— Vamos a salir John de aquí, antes que él acabe lastimado ! — Cash gritó. — Ven conmigo, puedo ayudarte a salir de aquí.
— Pero es seguro? — El hombre corpulento todavía estaba en los escalones del vagón, mirando, inseguro, a la multitud que cantaba y gritaba.
En la plataforma, ellos fueron arrastrados y golpeados por carteles y sombrillas.
— Mi Dios! — exclamó el ex boxeador. — Texas siempre es tan peligroso?
— Sólo cuando ofendemos a los virtuosos! — Cash respondió gritando. — Toma tu equipaje y vamos al carruaje. — Y se fueron abriendo camino.
— Espérenme ! — llamó Bat. — Y mi entrevista?
— Disculpa, Bat, pero ahora cada uno sale a de acá por si solo — le respondió a Cash, ayudando Sullivan a salir de ese infierno .
— Vamos a detenerlos! — Bonnie gritaba. — Esta pelea no se realizará!
El carruaje de ellos comenzó a moverse. John L. Sullivan miró hacia atrás.
— Creo que esta es la multitud más violenta que jamás haya visto , aunque la mayoría parece tener la edad de mi abuela. A excepción de esa morena bonita allí adelante.
— Esa es la líder, la señora Bonnie Purdy. No dejes que la apariencia de ella te engañe, pues esa mujer sería capaz de pisar a cualquiera — Cash le informó, siguiendo adelante.
— Yo diría que ella tiene alguna cuestión personal con vos, por el modo en que te mira .
— Más o menos...
— Ah, ya entendí . — Sullivan sonrió .
— No es nada de eso — Cash rebatió. — A pesar que tengo de admitir que lo intenté , pero la señora Purdy es incorruptible, inaccesible e impenetrable.
—Toda mujer es penetrable... — el ex boxeador se rió — ... con el hombre adecuado.
— Si pudiese, lo intentaría de nuevo. Creo que sólo así sus seguidores abandonarían y la protesta acabaría. — La multitud se quedó atrás, envuelta en una nube de polvo.
— Si fuese vos ... — Sullivan le guiñó un ojo — lo intentaría nuevamente. Hay muy en juego.
— No — Cash negó con la cabeza —, ella es una dama.
— Estamos yendo al campo de entrenamiento? — John L. Sullivan preguntó .
— Pensé que te gustaría ver como andan las cosas, aunque , con certeza sé que seremos seguidos.
— La mayoría de los texanos concuerda con los opositores? — John quiso saber.
— No. Los texanos adoran el boxeo , pero los opositores hacen tanto ruido que están amedrentando a los poderosos.
— Tu dama debe ser bastante influyente, entonces.
— Creo que no. Es sólo una simple bibliotecaria. pero es la presidente de un club de mujeres. Creo que es esa organización la que está bancando todo, pero ella no puede quedar en Dallas para siempre.
Ya se aproximaban al campamento de Fitzsimmons.
— Dónde será la pelea? — John preguntó .
— Todavía estoy buscando el lugar — Cash tuvo que admitir.
— Después de todo ese tiempo, eso todavía no fue resuelto? — John estaba sorprendido.
— Como puedes ver, estoy teniendo un poco de problemas . Pero se me ocurrió una idea hoy temprano y ya envié un telegrama a un amigo mío. — Cash bajó del carruaje y amarró el caballo.
Entraron al granero, donde algunos hombres entrenaban.
— Dios Santo ! — John se quedó paralizado. — Es un león de verdad ?
— Es absolutamente manso — informó el desafiante, quien bajó del ring para saludarlos. — Bienvenido, John. ahora que estás aquí, vamos tener más publicidad.
— Es un placer, Bob. — el hombre más viejo sonrió y miró a su alrededor . — Acabo de encontrar a la oposición.
— Las Damas y los sacerdotes? La líder quiere el cuero de Cash.
— Vamos cambiar de tema ? — Cash pidió, pero en ese momento se oyó un cántico a lo lejos. — Son ellas. Y deben estar trayendo a los periodistas .
— Entonces, vamos a salir de aquí. Creo que ya recibí suficientes golpes de sombrillas por un día. — John parecía perturbado.
— Las mujeres no suelen quedarse mucho, porque el canto perturba el sueño de Nero y ellas se asustan con sus rugidos — explicó Bob. — Además, Cash, vos todavía no me dijiste a dónde será la pelea. Si no lo decides pronto, voy a volverme a la Costa este.
— Lo sabré en algunas horas, lo prometo. John, vamos . — Los dos volvieron al carruaje.
— Por lo menos, tienes una idea de cuándo será la pelea? — John preguntó .
— Todavía no, pero , como te dije, envié un telegrama. Es mi última carta.
— Vas a dejar que la bibliotecaria te gane ?
— Ni pensarlo ! — Cash fue enfático. — Aunque tenga de jugar sucio...
Después de que John L. Sullivan se registrase en el hotel , él quiso saber qué había para hacer en la ciudad.
— Puedes ir a la taberna y ver las muchachas bailando can can . Siento no poder acompañarte , pero debo resolver algunas cosas, antes que la señora Purdy me arruine. Diviértete con Fifi.
A la hora de la cena, hubo un golpe en la puerta de Cash. Era Wilbur con un telegrama.
— Qué tal? — él preguntó , curioso.
— Muy bien — el muchacho respondió. — Y tu promesa?
— Sigue en pie . — Cash tomó el telegrama y lo leyó. — Diablos , creo que esta vez va a resultar . Debo enviar una respuesta.
— Traje papel y lápiz. Puedes dictarme . — se ofreció Wilbur.
Para el juez Roy Bean, Langtry, Texas. Estimado Roy. Me alegra que concuerdes. Prepara el lugar. Organiza todo para el sábado. Te harás rico vendiendo cerveza y comida a los espectadores. Atentamente, Cash.
Wilbur dejó de escribir y lo miró curiosamente .
— Cash, si Langtry queda en Texas, cerca de la frontera, cómo vas a hacer?
— No estaba pensando en Texas, exactamente — él respondió evasivamente .
— En México? Pero el presidente de allá...
— Tengo una carta en la manga, Wilbur. Confía en mí . Ahora, recuerda que si quiere un “ingreso extra”, debes prometerme no contarle nada a la señora Purdy.
— Puedes estar seguro — Wilbur dijo y salió.
Sería esa la ocasión en que Cash podría vencer a Bonnie Purdy? Por primera vez en semanas, las cosas estaban mejorando para él.
Cash tenía muchas cosas que hacer , entonces bajó al restaurante para comer rápidamente un sándwich . El lugar estaba invadido por las mujeres y por los religiosos de la marcha , abanicándose por el calor y bebiendo té helado. Bonnie estaba sentada en una mesa acompañada por el reverendo Tubbs y por Herbert. Parecía muy animada.
No sería tan estúpida como para perdonar a ese gusano lujurioso? . Tal vez Herbert se hubiese unido a ellos sin permiso.
Disgustado, Cash volvió al cuarto. Mierda, si Bonnie se quedase con ese pelado mocoso , bien ... se lo merecía. Y por qué debería importarle eso a él ? Su único interés en la viudita era que ella dejase de meterse donde no le correspondía .
Intentaba pensar en negocios , pero su mente volvía una y otra vez a Bonnie al lado del enano . pocos minutos más tarde, oyó pasos en el corredor. Una pareja se detuvo en la puerta al lado de su cuarto. El hombre, insistente, quería entrar, pero la mujer no lo dejaba y quería despacharlo . Cash fue a la puerta. Tendría que salvar a alguna dama en apuros? Agudizando los oídos, notó que las voces le eran familiares.
oyó el ruido de una bofetada y del hombre marchándose .
— Muy bien , hermana — él la aprobó. — La dama debe tener pelotas para saber defenderse sola.
Acordándose de que las voces le habían sonado conocidas, un pensamiento cruzó su cabeza. No... No sería posible. Notando que la mujer entraba en el cuarto, una irresistible curiosidad lo llevó hacia la puerta comunicante. Sabía que sería “un poquito indecente” mirar por el agujero de la cerradura, pero ya nadie lo consideraba un caballero decente ... sintió la irrefrenable necesidad de conocer la identidad de la mujer que le había impedido que se instalase Fifi en el cuarto al lado. La tentación era demasiado grande, entonces se agachó para espiar. Algo estaba obstruía el agujero de la cerradura. Que decepción!
Cash volvió a la poltrona. Había muchas cosas que hacer, incluso con la ayuda de su amigo, el juez Roy Bean. Debía ir a contarle a los boxeadores , a los periodistas y a los fanáticos donde deberían encontrarse sin despertar las sospechas de Bonnie. Pero tenía que enfrentar el hecho de que sería imposible arreglar todo sin que las decenas de las seguidoras de la viuda organizasen una nueva marcha .
Tendría que desacreditarla para que las mujeres dejasen de apoyarla. Acordándose de los besos ardientes que habían intercambiado con la viudita , pensó que si la relación de ellos fuese vista en público, las Damas de la Estrella Solitaria se decepcionarían con la señora Purdy y le quitarían su apoyo.
Las mujeres siempre lo habían hallado irresistible, pero Bonnie había herido su orgullo masculino al repeler sus avances. Aquello se convertía en un desafío todavía mayor. Pero, por qué no intentarlo?
CAPITULO 32
Al día siguiente, cuando Cash salía y se cruzó con el camarero que entregaba el desayuno en la suite de al lado.
Bajó las escaleras, preocupado con las muchas decisiones que precisaba tomar. Langtry quedaba un poco lejos, por lo tanto sería necesario un tren especial. Tendría que descubrir una manera de alertar a los hombres sobre sus planes sin que las mujeres los descubriesen, sino el tren sería invadido por carteles y sombrillas. Tampoco quería presencia policial , pues el plan que él y el juez Bean habían elaborado no exigiría la intervención de ellos.
Se encontró con John L. Sullivan en el restaurante para un rápida refrigerio , y el ex boxeador no paraba de hablar de las dotes y encantos de Fifi . Extrañamente, ese asunto ya no le interesaba a Cash.
— John, si la quieres, ve adelante . Llévala a Nueva York.
— Ya hablé con Fifi, pero ella confesó que ama a otro hombre aquí en Dallas. A pesar que él no le corresponde , Fifi me dijo que no va a desistir.
— Peor para ella, entonces. — Cash se encogió de hombros . Había sido divertido estar con Fifi, pero en las últimas semanas no había tenido tiempo para pensar en ella. Había estado muy ocupado con Bonnie.
Le contó el plan a John, quien juró secreto, después tomó a Dusty y fue a la estación para conseguir un tren especial . Los empleados de la estación quedaron muy excitados con la idea. Desgraciadamente el alquiler del tren lo dejó casi sin dinero. Si no consiguiese vender muchas entradas en los próximos días, estaría en serios apuros.
En seguida, se encontró con los pugilistas, una vez más pidiendo que fuesen discretos para evitar la acción de los opositores. Después fue a ver Bat Masterson.
— Creo que puede funcionar — dijo Bat. — Pero , Cash, qué planeas hacer para evitar la aparición de los opositores?
— Tengo un plan . Debo desacreditar a la señora Purdy delante de sus compañeras.
— De qué manera? Creo que ella es la mujer más virtuosa que jamás haya conocido .
— Exacto — concordó Cash. — Pero sucede que estoy desesperado. mientras tanto, comienza a esparcir la noticia y a vender entradas. Recuerda: tren especial, sábado al mediodía.
— Cuál es el destino de ese tren?
— Es un secreto. Sólo puedo contarlo después que el tren parta. Entonces será demasiado tarde para intentar detenernos — Cash le explicó satisfecho.
— Es probable que el gobernador mande policías a bordo — Bat lo previno .
- No va a ganar nada. — Cash encendió un cigarro. — Ahora vé, cuenta la novedad a todos los hombres que encuentres.
EN los días siguientes, Cash contactó periodistas, que prometieron publicar solamente los detalles más relevantes. También envió mensajeros a todas las tabernas de la ciudad, comunicando el día y el horario del tren especial.
Volviendo al hotel, una noche, pasó en frente al taberna Black Lace, oyó la música, pero ya no le interesaba Fifi. Comió un sándwich en el restaurante y subió a su cuarto. Los últimos días habían sido muy movidos, muchos hombres ya habían comprado entradas. El plan parecía estar funcionando , a menos que Bonnie resolviese reunir su grupo y ponerse en las vías delante del tren. Era muy capaz de hacer cosa así . Admiraba la determinación de ella, pero no permitiría que lo llevase a la bancarrota.
Oyó el ruido de alguien entrando en el cuarto contiguo. Mirando el reloj, vio que era más tarde de lo que pensaba. La señora de al lado debía estar retirándose para dormir. Sintiéndose curioso, se aproximó a la puerta comunicante, se agachó y miró por el agujero de la cerradura. Lo que había estado obstruyendo el agujero el otro día, hoy no estaba allí. Consiguió ver a la mujer sacando el vestido azul oscuro.
Solamente un perverso o un adolescente muy necesitado observaría a una dama desvestirse , pero qué le hacía una mancha más al tigre ... . La mujer sólo se quedó con el corset y la enagua puestos. Tenía una linda espalda. Cash contuvo la respiración cuando ella se sacó la enagua, revelando la ropa interior de encaje . Entonces ella se dio vuelta y caminó por el cuarto.
Maldición! No era casualidad que la voz le hubiese parecido familiar. Bonnie Purdy había estado todo el tiempo en el cuarto al lado! Cómo había podido ser tan idiota? Ahora todo hacía sentido, ella lo había estado espiando por la cerradura y por eso estaba siempre un paso adelante . Quiso derribar la puerta y decirle todo lo que pensaba de ella , pero justo en ese momento, Bonnie fue hasta la cómoda y tomó un camisón rosado.
Mas tarde, hablaría con ella, pues ahora no lograba despegar los ojos de esa imagen ; ella ya había comenzado a quitarse el corset . Cash contuvo el aliento y observó, fascinado, sintiendo un deseo repentino, a pesar de la rabia. Bonnie poseía el más perfecto par de pechos que él jamás hubiese visto , y él había visto muchos en su vida. Estos eran blancos, con pequeños pezones rosados. La excitación de Cash aumentó.
En seguida, ella se dio vuelta , fue hasta y cama y apartó la colcha. Después se sacó la ropa interior . Cash gimió. Las nalgas de Bonnie eran redondas y perfectas,
Bonnie se puso el camisón y apagó la lampara de aceite . Cash oyó los chirridos de la cama cuando ella se acostó. Presionó más el ojo contra la cerradura, pero estaba muy oscuro. Sólo podía imaginarla enrollada con el linda camisón rosa subido hasta la cintura ...
Respiró profundamente y comenzó a caminar por el cuarto. Lujuria y rabia se mezclaban . Por un lado, nunca había deseado a una mujer como ahora deseaba a Bonnie; por el otro, ella era su mayor enemiga, la mujer que venía destruyendo sus sueños de una vida mejor. Qué hacer? No pudo dormir, intentando diseñar un plan . Tal vez no pudiese conciliar el sueño porque continuaba imaginándose a Bonnie acostada en el cuarto al lado, vistiendo solamente un camisón...
Decidió seguir adelante con su plan de seducción. Sabía que era un golpe bajo, pero Bonnie atraía ese destino por cuenta propia, Cash usaba esa excusa para convencerse.
Al día siguiente, al bajar para el desayuno, Cash se encontró con el camarero trayendo el servicio al cuarto de Bonnie. Decidió poner el plan en práctica. Cuando el muchacho volvió, lo tomó por el brazo.
— Traes el desayuno todos los días a este cuarto?
— Si, madame me da buenas propinas — el muchacho le contó.
— Necesito un favor... Toma cinco dólares.
— Y qué quiere que haga ? — el muchacho preguntó desconfiado.
— Nada, sólo no le traigas la bandeja mañana.
— Pero la señora Purdy vas a protestarle al gerente y ...
— No te preocupes, voy a llevar a la señora Purdy a tomar el desayuno afuera. Será una sorpresa. — Cash vio la preocupación en la cara del camarero . — Qué tal si te doy una entrada gratis para la pelea?
— Me encantaría, señor McCalley! Pero me jura que no me voy a meter en un problema ?
— Quédate tranquilo, sólo no hagas la entrega mañana—Cash le aseguró.
— Y en cuanto al día siguiente?
— No domingo, tal vez a señora Purdy ya ni siquiera esté en la ciudad. Ahora puedes irte. — Cash lo dispensó y bajó las escaleras sonriendo.
Después del desayuno , fue a encontrarse con algunos periodistas para confirmar los planes del día siguiente. Bat estaba entre ellos en el Black Lace.
— Cómo vas a hacer para librarte de la viuda? — Bat le preguntó a Cash cuando se quedaron solos.
— Tengo un plan , Bat, pero necesito tu ayuda. Tendrás que reunir algunos periodistas para hacer una cosa para mí mañana a la mañana. Después de eso, ella estará desmoralizada y nadie más va a ayudarla.
— Qué tienes en mente?
— Vamos conversar allá afuera. — después de salir de la taberna, Cash le contó el plan . — Pero no le digas nada a los otros hasta encontrarte en en el hotel . Recuerdas el número del cuarto?
— Si, pero no va a funcionar, Cash. Esa mujer te odia . ..
— Ya veremos. Esta es mi última oportunidad, no tengo nada que perder.
— Bien , entonces. Estaremos allá — Bat prometió. después de hacer acordado todo con Bat, Cash fue al campo de entrenamiento para ver a los pugilistas. Fitzsimmons corría en el camino acompañado por el león y su equipo .
— Estás seguro que todo va a salir bien ? — él quiso saber. — No quiero ir a parar a la cárcel .
— Créeme , ni la policía de Texas ni la de México podrá intervenir. — Cash le aseguró acompañándolos a caballo. Hasta Dusty ya se había convencido que Nero era inofensivo.
— Y los opositores? — Corbett, quien también se encontraba allí, preguntó , jadeante.
— Puedes dejar que yo me ocupe de eso también — Cash le aseguró.
— La señora Purdy no me parece del tipo que desiste...
— No, ella no desiste nunca. — Cash estaba sorprendido al darse cuenta que sentía admiración por la determinada viudita. — Deja eso en mis manos . Solamente asegúrense de embarcar todo lo que será necesario para la pelea.
— Y el reverendo Tubbs? — Fitzsimmons preguntó .
— Oí decir que está fuera de la ciudad y que dejó a señora Purdy encargada. Ya te dije que de ella me ocupo yo , no se preocupen. Nos veremos mañana.
Cash se despidió y llegó al hotel a tiempo para el almuerzo.
Era hora de comenzar a poner el plan en marcha . Encontró a Bonnie en el restaurante y se unió a ella, sentándose en la silla en frente.
— Te molesta mi compañía?
— Parece que no tengo alternativa — Bonnie rezongó.
— Me gustaría disculparme — Cash dijo con una sonrisa sincera.
Ella fue tomada de sorpresa y lo miró con desconfianza.
— Por qué?
— Me doy cuenta ahora que estaba equivocado, que el boxeo es un deporte violento que debe ser abolido. — él intentaba parecer arrepentido.
Bonnie parpadeó sin entender. lo observó bien. Además de ser el hombre más guapo y viril que ella jamás hubiese conocido , era también el más astuto.
— Señor McCalley, me parece más probable que nieve en verano que usted se arrepienta verdaderamente de algo . — él intentó tomar la mano de Bonnie y , por un instante, ella se lo permitió. Cash tenía manos tan grandes y masculinas... después se recordó de lo canalla que él era y protestó : — Señor McCalley...
— Llámame Cash. — él sonrió y se inclinó en su dirección.
Ella estaba hipnotizada por los ojos grises y podía sentir su colonia.
— Señor McCalley. — Bonnie intentaba mantener la voz dura. — Ya oí rumores de que usted alquiló un tren para realizar la pelea en algún lugar misterioso.
— Cómo? — él la miraba fijamente. — Disculpa, querida, pero cuando te miro , me olvido de todo .
— No seas ridículo! Estamos hablando de la ... de la pelea de boxeo.
— Te dije que me convenciste que es una brutalidad y que la cancelé.
— No te creo .
— Siento que pienses así, Bonnie, pero creo que me lo merezco. Bien, ahora me voy . Sólo quería que me perdonases por cualquier problema que pueda haberte causado y que no guardases resentimientos. — Cash comenzó a levantarse y , sin que hubiese intención, Bonnie lo sujetó por el brazo.
— Espera ! A dónde vas? — ella pensó que tal vez esa fuese la última vez que lo vería y ese pensamiento la perturbó .
El miró la mano pequeña en su brazo y la cubrió con la suya.
— Qué importa? Vos ganaste y yo estoy acabado, pero no me preocupa.
— Estás quebrado? — La mano de Cash era tan caliente!
— No importa , creo que voy a volver a ser vaquero. — él se encogió de hombros . — Tal vez vuelva a la granja de Josh.
— No era mi intención arruinarte económicamente. — La sinceridad de Cash estaba acabando con ella.
— Pero fue lo que sucedió. Sólo quiero que sepas que siento mucho lo ocurrido en Austin y en Hot Springs. Fui un canalla. — él llevó la mano pequeña a sus labios y la besó . Bonnie parecía al borde de las lágrimas.
Ella se acordó de los besos en el bosque; se no hubiesen sido interrumpidos...
— Bonnie, estás bien ? — Cash parecía ansioso.
— Si ... por qué no lo estaría? — Ciertamente él no podía leer sus pensamientos.
— Es que te ruborizaste intensamente de repente y comenzaste a jadear... Pensé que te sentías mal. Bien, creo que debo irme.
— Espera ! — Bonnie miró a su alrededor para ver si alguien escuchaba el diálogo. — Creo que debemos conversar.
Cash negó con la cabeza y se levantó.
— No, ya te causé muchos problemas y vos me mostraste que yo estaba errado.
—Tal vez podríamos ir a cabalgar — ella sugirió , sorprendida por estar tan reticente a dejarlo partir.
— Ni pensarlo . Ser vista conmigo acabaría con tu reputación.
— Me siento mal por haberte hecho perder todo tu dinero.
Cash sonrió . El tenía una sonrisa tan linda !
— Tienes un buen corazón, Bonnie, pero no te preocupes, sabré sobrevivir . — Se volvió para salir.
Bonnie estaba confundida. Se sentía mal por haberlo arruinado, pero , al mismo tiempo, no era eso lo que quería? Acabar con la pelea de boxeo ? Pero ese patán era tan encantador ...
— Espera ... a dónde vas a ahora?
— Pensé en llevar a Dusty a dar un paseo en ese prado al oeste de la ciudad. Puedes reunir a tu gente y dispensarla. Ah, si , casi me olvidaba. El gato...
— Me siento como si te lo estuviese robando — Bonnie admitió.
— No hay problema, no voy a poder mantenerlo ahora. El estará mejor con vos.
Bonnie parpadeaba para reprimir las lágrimas.
— No quiero que las personas digan que además de arruinarte encima me robé su gato.
— Y qué importa lo que las personas dicen? Adiós, Bonnie. a pesar de nuestras diferencias, aprendí a admirarte . — Cash se dio vuelta y sonrió . Ella habría mordido el anzuelo? Lo sabría en los próximos minutos. Había mucho en juego, entonces rogaba para que el encanto del viejo McCalley todavía funcionase. Cash todavía sonreía al salir del restaurante.
CAPITULO 33
Bonnie observó a Cash alejarse . En las últimas semanas no había pensado mucho respecto a la situación económica en que él se encontraría después de derrotarlo. Si fuese interesado como Clint, él se hubiese merecido lo que estaba por venir, pero parecía tan sincero... El había dicho que tal vez volviese a trabajar para Josh, pero Bonnie sabía de otra granja, la Lazy S., que precisaba un capataz, y Cash parecía perfecto para el trabajo.
Pensó en correr detrás de él y ofrecerle el puesto. Si él no hubiese guardado resentimiento por haber sido derrotado en el asunto de la pelea, quizás aceptase? Decidiendo que esa sería una acción justa , fue a la recepción pedir que le preparasen un caballo para dar un paseo . Mientras preparaban el animal , subió para cambiarse de ropa. Se ruborizó al ver el traje de montar con pasto seco de Hot Springs. Sabía que no podría confiar en ese hombre, que difícilmente él habría desistido de sus planes, a menos que estuviese sintiéndose tan confundido como ella. Sacó esos pensamientos de su cabeza y decidió solamente disfrutar el paseo . Bajó y montó la yegua, que ya la aguardaba.
Tomó el camino hacia el oeste, y , en pocos minutos, reconoció la figura familiar de un hombre fuerte un poco más adelante . Con el corazón a los saltos, a pesar de que la razón le aconsejaba no actuar como una tonta, se aproximó .
— Aceptarías compañía? — ella preguntó un tanto avergonzada.
— Por supuesto . — Cash parecía sorprendido. — Pensé que no a vería más,.
— Decidí ejercitarme un poco.
— Ahora que todo está terminado, vas a volver para Shot Gun y a casarte con Herbert? — él sacó un tema .
— Casarme con Herbert? No, claro que no. No confío en él ; de cierta forma, me recuerda a Clint.
— Haces muy bien . — Cash sonreía. — Creo que puedes conseguirte alguien mejor.
— Y cuanto en Fifi? — Bonnie preguntó , curiosa.
— Nunca pensé seriamente en ese asunto. Además, ella está buscando a alguien rico, y ese alguien no soy yo.
— Es la primera vez que hablo de esto, pero sospecho que Clint estuvo con Fifi durante todo nuestro noviazgo — ella dijo de manera vacilante.
— Qué te hace pensar eso?
— Por lo que él me dijo antes de dejarme sola en el hotel .
— Se tuviese una novia como vos esperándome , jamás la dejaría para escapar por ir detrás de una mujer como Fifi.
Bonnie sabía que no debía dejarse llevar por las palabras amables de McCalley.
— Es muy gentil de tu parte , pero creo que, a no ser por una sola cosa, yo no tenía lo necesario para agradar a un hombre.
Cash no preguntó que cosa era esa, apenas sacudió la cabeza.
— Bonnie, si nos hubiésemos conocido en una situación diferente...
— Crees que podríamos ser amigos en vez de antagonistas?
— Vos y tus palabras difíciles... Los caballos están cansados, creo que debemos dejarlos descansar un poco. Ves ese árbol y el riacho mas adelante ? Podemos llevarlos allá.
Cash la ayudó a desmontar. Bonnie sintió las manos grandes en la cintura y se preguntó si él la besaría nuevamente. Y , se hiciese eso, ella lo permitiría? Sin embargo, él solamente la bajó al suelo y la soltó .
— Vamos a caminar un poco — él la invitó , sujetando las riendas de los caballos.
Bonnie se sintió aliviada porque él sólo quería eso, pero se dio cuenta que le encantaba oír su nombre en esa voz grave y seductora.
El día era perfecto, cálido y con una brisa suave. Se podía oír el canto de los pájaros y ver las mariposas alborozadas .
— Qué vas a hacer ahora que me rendí y no habrá más enfrentamientos ? — Cash preguntó .
— Voy a volver para Shot Gun.
— A la biblioteca?
— No, ella va a estar cerrada mientras un nuevo edificio, donado por un rico granjero, está siendo construido. Después es probable que contraten otra empleada.
— Y vos? No me parece muy justo.
— No me importa. Sabía que sería un trabajo temporario. — Bonnie no podía contarle la verdad.
— No quise entrometerme. — los ojos de Cash hoy parecían un sereno amanecer , y no una tormenta que se aproxima. — Sólo me imaginaba que sería difícil para vos quedarte sin trabajo y también vivir sola en una ciudad pequeña como la tuya.
— Pensé lo mismo respecto a vos .
— Ya estoy acostumbrado, siempre somos Dusty y yo . Creo que todavía no encontré una muchacha sin la cual no pueda vivir. Además, no estoy en condiciones de mantener una esposa.
— A algunas mujeres no les importaría eso — observó Bonnie.
— Tengo mi orgullo. No podría pedirle a alguien que viviese en una cabaña y que pasase necesidades como mi madre. — Cash sonrió amargamente.
— Ella amaba a tu padre ?
— Si. — La expresión de él se hizo distante. — Ella era la cocinera de la granja y los dos siempre trabajaron duramente . Mi madre decía que jamás cambiaría a mi papá, ni por el mismo gobernador.
— Bien, eso es el amor verdadero. Creo que es muy difícil de encontrar.
Llegaron al árbol y Cash amarró los caballos para que ellos bebiesen agua del riacho.
— Te gustaría sentarte ? — él preguntó .
— Yo ... no debería.
— Haz lo que quiera . — Cash extendió su saco en el suelo y se sentó .
— No quise ofenderte...
— Todo bien, Bonnie. Imaginé que harías eso después de nuestro encuentro en Hot Springs. Ese día, no pude contenerme.
Ella se sentó en la punta del saco y apoyó la espalda en el árbol, un tanto reticentemente .
— No podemos demorarnos.
— Partiremos cuando quieras. Me gusta tu compañía, y , en verdad , siento verte partir. Nunca había conocido a una mujer que se comportase en pie de igualdad conmigo.
— A decir verdad, nunca sé como actuar cuando estoy cerca tuyo — Bonnie admitió, posando la mano en el hombro ancho.
— Perdimos mucho tiempo — Cash dijo mirándola.
— Es gracioso, cuando te miraba a vos, no era en la pelea en lo que pensaba. Pensaba en ... No, dejémoslo ahí.
— En qué pensabas?
— Olvídalo . No quiero que te rías de mí . — él hizo un gesto con la mano , mirando el horizonte, donde el sol comenzaba a ponerse.
— Yo jamás me reiría de vos, Jack — Bonnie habló suavemente.
— Creo que esta es la primera vez que me llamas así.
Cash parecía un poco desconcertado.
— Me gusta el sonido de mi nombre en tu boca.
— Yo también me siento así — ella admitió. — Si por lo menos las circunstancias fuesen otras... creo que es demasiado tarde para pensar en eso.
— Tienes razón. Los dos vamos partir pronto y creo que no hay motivos para encontrarnos nuevamente .
Bonnie suspiró, vislumbrando su propio futuro. Una viuda sola, en una casa grande viviendo con un grupo de gatos y siendo blanco de la pena de las personas de la ciudad.
— Algún día irás a Shot Gun?
— Te mentiría si dijese que si. — Cash la miraba con sinceridad. — Queda muy lejos del oeste de Texas.
— Es verdad. — Bonnie quería que él hubiese dicho que iría, pero , por lo menos, estaba siendo honesto. Honesto? Era extraño asociar esa palabra al con el mercader de la violencia . Sin embargo, , observándolo, Cash McCalley parecía muy diferente al hombre que ella había conocido ; la arrogancia había desaparecido. En ese momento, él parecía hasta incluso vulnerable.
— Es mejor que volvamos — Cash sugirió . — Dentro de poco va a anochecer. No quiero manchar la reputación de una dama.
— Imagino que si mi reputación fuese cuestionada...
— Yo no permitiría algo así — él declaró con vehemencia. Bonnie se acordó del baile del gobernador en Austin, de la manera como había sido besada, y suspiró.
— Qué te pasa ? — Cash tomó la pequeña mano en las suyas.
— Pelearías para defenderme , verdad ?
— Yo diría que si , pero sé lo que piensas sobre las peleas. — él sonrió con pesar.
Ella se sintió ruborizar. En las últimas semanas, venía combatiendo y negando la atracción que sentía por Cash. El era grande, peligroso y encantador , un verdadero texano. Y pensar que había dicho que no quería involucrarse con ningún otro texano.
— Dije algo malo ? Lo siento mucho ...
— No fue nada, solamente me acordaba del baile del gobernador — ella susurró —, y de lo que sucedió en Hot Springs.
— Siento mucho se fui muy atrevido. — Cash casi parecía avergonzado. — Pero no estoy acostumbrado a tratar con damas, solamente con mujeres como Fifi.
— Creo que no sé hacer las cosas que mujeres como ella hacen para atraer los hombres. — Bonnie pasó la mano por el brazo fuerte.
— Querida, no cambiaría ese beso ni los momentos en Hot Springs, por mil noches en la cama de Fifi.
Ella se inclinó y lo besó. Al principio Cash pareció genuinamente sorprendido, pero después la tomó en sus brazos y profundizó el beso.
— Bonnie, no tienes ni idea de lo que haces conmigo.
Ella lo agarró por el cuello. Nada más importada, ni la pelea de box ni las convenciones sociales, sólo el deseo que sentía por Cash. En sus brazos, se sentía amada y protegida.
— Jack, no puedo enamorarme de vos. ..
— Lo sé, querida — él decía mientras la besaba. — Soy un mal bicho , no sirvo para estar con una dama...
— No digas eso, Jack. No precisamos ser enemigos. — ella lo besó nuevamente, haciendo caer el sombrero de él y acariciándole los cabellos.
Una mano bajó por los pechos, acariciándola por encima del vestido. Bonnie gemía aferrándose a él, deseando más,.
— Jack...
— Tal vez sea mejor irnos — Cash susurró. — Sé que te preocupa tu reputación.
Bonnie quería mandar al infierno las convenciones y su reputación. Quería sentir sus ropas rasgadas y ser amada allí mismo. Pero la razón habló más fuerte . Estaban al aire libre y alguien podría verlos.
— Creo que tienes razón. — ella respiró profundamente y se acomodó las ropas.
— Sé que tenemos que detenernos . — él estaba rojo. — Pero jamás deseé a alguien como te deseo.
Bonnie también lo quería, pero pronto oscurecería y precisaban volver al hotel. Se inclinó y lo besó en la cara, amándolo, a pesar de saber que no debería confiar en él. Cash la ayudó a levantarse , y ella se dejó abrazar, siendo besada una última vez.
— Mi rival más acérrima . — él sonrió . — Haces que la pelea de boxeo no sea lo más tan importante.
— Me alegra que pienses así. Temía que acabases odiándome .
El buscó los caballos y la ayudó a montar.
— Ve adelante , querida. — se dio vuelta para tomar su saco.
— Jack, si no nos vemos más,...
— No digas nada, no me gustan las despedidas.
— Entonces, ve con Dios — ella susurró. parpadeó para apartar las lágrimas, le lanzó un beso y se dio vuelta .
Cash la observó alejarse y montó a Dusty. Después fue trotando de vuelta a la ciudad, canturreando.
— Muchacha, no tienes idea, pero esta pelea se va realizar cueste lo que custar — Cash dijo para si mismo.
Cash no sentía remordimientos sobre lo que iba hacer, era un muchacho pobre del oeste de Texas y siempre había tenido que pelear con uñas y dientes para sobrevivir . En el amor y la guerra, todo era válido, y Bonnie estaba intentando arruinarlo económicamente. Además, lo había provocado de tal modo que necesitaba compartir con ella esa noche. Sería muy agradable y , a la mañana siguiente... bien, a la mañana siguiente ella iba a tener que dar muchas explicaciones.
Al llegar a la ciudad, Cash vio Bat atravesando la calle y le hizo una seña para que lo esperase.
— Bat, conseguiste algunos periodistas para mañana?
— Si . Quieres seguir adelante con el plan ? Y si ella cambia de idea?
— Puedes creerme . Conozco a las mujeres como conozco a los caballos. Además, la señora Purdy está causando a mi ruina. Debo salvar esa pelea, hay muchas personas que dependen de ella.
— Bien, entonces. Pero debo decirte que creía que había una veta de bondad en vos.
— No me vengas con esa. Sé que estás camino a la taberna para a ver las muchachas — Cash rebatió.
— Son cosas diferentes. La señora Purdy es una verdadera dama.
— Es una viuda puritana e entrometida que no deja pasar una oportunidad para entrometerse en mi vida . Se merece lo que voy a hacerle.
— Si es así, te veo mañana — Bat respondió y entró en la taberna.
Cash tuvo un ataque de consciencia cuanto vio al periodista alejarse , pero trató de librarse de ese sentimiento. Fue al hotel, entregó el caballo, fue para al restaurante y pidió la cena en una bandeja.
— Quieres que la entreguemos en tu cuarto? — preguntó el camarero .
— No, Joe, yo mismo lo llevo. También quiero una botella de champagne.
— Vas a recibir a alguien ?
— Creo que eso no es asunto tuyo . Vamos, estoy apurado . — En seguida, canturreando, llevó la bandeja arriba. Entró en el cuarto y se dirigió a la puerta comunicante.
— Bonnie? — No hubo respuesta. Golpeó la puerta.
— Bonnie, soy yo , Jack. Pensé que podríamos cenar juntos para despedirnos .
Del otro lado de la puerta, Bonnie vacilaba. Cash había sido su enemigo en las últimas semanas. sabía que debía ignorarlo; la razón le decía que lo mandase al diablo , que bajase a cenar sola y que después se encerrase en el cuarto. Al día siguiente estaría de vuelta en Shot Gun y nunca más lo vería.
— Bonnie, estás ahí?
Suspirando, ella se acordó de todos los momentos íntimos compartidos, de los besos . Debería obedecer a la razón o a los sentimientos?
— Déjame entrar, por favor — él insistió.
Bonnie tomó una decisión. Tal vez esa fuese la única noche memorable de toda su vida y valía la pena arriesgarse.
- Estoy aquí, Jack. — Ella abrió la puerta.
CAPITULO 34
Cash entró en el cuarto de Bonnie llevando la bandeja con la cena.
— Pensé que no ibas a abrir. — él sonrió al colocar la bandeja en la mesita.
— Fue lo que pensé hacer, al principio.
— Sólo vamos a comer, no hay nada mas que eso — Cash le aseguró. — Y nadie lo sabe. Fue por eso que yo mismo traje la comida. Listo, ahora sientate . Déjame servir el champagne.
— Champagne? Qué vamos a celebrar? — Bonnie se sentó.
El sacó el corcho y sirvió dos copas.
— El hecho que ya no somos enemigos, a pesar de todo.
— Debo admitir que estás tomando todo esto con gran espíritu deportivo. — ella tomó un trago y sonrió . — Las burbujas me hacen cosquillas. Dios, me siento tan atrevida...
— Estoy perdiendo con una oponente de mucho valor. — Cash se inclinó y le besó la punta de la nariz .
— Nunca hice esto.
— Quieres que me vaya? — él se dio vuelta en dirección a la puerta comunicante.
— No! quiero decir... Qué mal hay en esto? Sólo estamos comiendo y tomando champagne... nuestro ... bife, espárragos y ensalada! Todo parece riquísimo!
— Le di una buena propina al chef — Cash confesó al servirle. Después preparó su propio plato y se sentó en frente de Bonnie. — Déjame servir más champagne.
— No debería tomar una segunda copa ...
— Si no terminamos la botella, el resto será arrojado a la basura. Sería una pena, pues es de una excelente cosecha.
— Es muy caro?
El asintió y llenó la copa.
— Si, sería una pena desperdiciarlo.
— En ese caso... — Bonnie tomó otro trago.
Cash volvió a comer, y ella se quedó observándolo, sonriendo. Ese hombre le gustaba más de lo que quería admitir. Más tarde le hablaría sobre el empleo en la granja. pero, siendo orgulloso, tal vez Cash rechazase la oferta.
—Termine de cenar, querida. también traje postre .
— No sé si puedo comer más,.
— Después traeré mi gramófono y podremos bailar. con eso, tendremos espacio en estomago para el dulce.
— Me encantaría bailar. Sos muy buen bailarín , Jack.
— Entonces voy a buscarlo ya. — Cash se levantó y fue al cuarto al lado.
Se le ocurrió a Bonnie que podría levantarse y trancar la puerta. Era lo que debería hacer, pero era eso lo que quería? Su corazón le ordenaba que aprovechase el resto de la noche, que bailase pegada a él y que bebiese el champagne. Luego , todo se acabaría y , al día siguiente, cada uno seguiría su propio camino.
— No estás arrepentida, verdad ? — Cash preguntó al retornar.
Bonnie negó con la cabeza, diciendo: — No, te estás comportando como un perfecto caballero. Cash colocó el gramófono sobre la cómoda y eligió un disco.
— Traje Stephen Foster. Te gusta? — ella asintió y él colocó el disco. — Déjame servirte una copa más y después podremos bailar.
— Realmente, yo no... — Bonnie intentó protestar, pero el ya había llenado las dos copas. — Por qué vamos a brindar?
— Qué tal si brindamos por la vencedora?
— Jack, no me guardas resentimiento , verdad ?
— Por supuesto que no, pero quiero que esta noche haga valer la pena haber perdido con vos. Ven , vamos a bailar. — Cash se levantó , y la tomó en sus brazos, pero sólo se quedó mirándola.
— Qué pasa ?
— Todo está bien . .. Vamos a bailar.
Ellos bailaron y Bonnie se dio cuenta de que nunca se había sentido más segura que en ese momento.
— Es una canción tan triste... — ella comentó.
— Te parece ? — Cash le besó los cabellos.
— Habla sobre lo que sucedió en un baile en que alguien fue traicionado y terminó con su corazón roto...
Sintió que Cash se retraía un instante y después se volvía a relajar.
— Es sólo una canción, querida. Deja de pensar y solamente disfruta.
— Me estoy divirtiendo. Podría pasar el resto de mi vida bailando con vos. El la besó nuevamente.
— Quiero que mañana te acuerdes ... , después que...
Ella esperó que Cash terminase lo que decía, pero él sólo la estrechó en sus brazos y continuó bailando .
— Después de qué? — Bonnie se detuvo para mirarlo.
— Nada. Después que partamos...
— No quiero pensar en eso, Jack. Ya estuve mucho tiempo sola.
— Yo también . — La voz de él traía un cierto arrepentimiento.
Continuaron bailando hasta que la música terminase, entonces Cash fue al gramofone y retiró el disco.
— Vamos a comer el dulce y después bailaremos un poco más.
— Debe estar haciéndose tarde — Bonnie comentó.
— Y eso importa? — Cash le sirvió un bombón y más champagne.
— Es que estoy me divirtiendo tanto y el tiempo pasa tan rápido...
— Lo mejor todavía está por venir, a menos que vos no quieras.
Bonnie no respondió porque se sentía confundida. Cash estaba dejando la decisión en sus manos, y eso lo hacía muy diferente a los otros hombres.
— Te gustó el bombón ?
— Delicioso.
— Tienes un poco de chocolate en la boca. Déjame limpiarte. — Cash se aproximó y lamió los labios de Bonnie. — Casi tan delicioso como vos, mi querida.
— Si hubiera sabido que harías eso, me habría ensuciado toda de chocolate.
— Hagamos de cuenta .. — Cash murmuró y le besó los ojos, las mejillas, los labios.
— No seas tonto ! — Bonnie se acurrucó contra él. — Después que bailemos un poco más , quiero que me beses.
— Mi dama, su deseo es una orden! — Cash fue hasta la cómoda y colocó otro disco. — Ven, mi querida.
Con una sonrisa, ella obedeció y se dejó abrazar.
— Creo que te amo, Jack.
— No digas eso, Bonnie.
Cash no la amaba o todavía no estaba seguro de sus sentimientos, ella pensó.
— No quiero forzarte a nada, Jack.
— Vamos a bailar, está bien ? — él parecía un poco molesto.
Continuaron bailando y Bonnie lo besó en la cara.
— Un poco más de champagne... — ella se rió. Cash la observó , pareciendo vivir una batalla interior.
— Creo que ya bebiste bastante. Tal vez sea mejor que me vaya .
— No! Estamos divirtiéndonos tanto!
Cash vaciló frunciendo la frente. En seguida, se encogió de hombros y dijo:
— Por supuesto , por qué no? Vamos a divertirnos hoy y dejar el mañana de lado.
Ella tampoco quería pensar en mañana. Sólo tenía esa noche para pasar con Cash, si él lo desease. Bebieron y bailaron, después Bonnie se detuvo en medio del cuarto mirándolo a los ojos.
— Bésame, Jack — pidió.
— Nunca imaginé que podría ser así — Cash confesó, tomándola en sus brazos y besándola. — Mi enemiga — dijo sin sonreír. — mi adorable enemiga. Te deseé desde el primer momento en que te vi.
— Yo también , Jack! Listo, ya lo confesé!
La música había llegado al final y Bonnie pensó en alertarlo, pero mirándolo a los ojos, vio que nada era más importante en ese instante.
Cash la cargó hasta la cama, la acostó y comenzó a desabotonar el frente del vestido . Ella notó que las manos de él temblaban y decidió desvestirse sola. Se bajó el vestido y se quitó el corset , dejando sus pechos desnudos.
Cash disminuyó la luz de la lampara de aceite .
— Bonnie, ni en sueños imaginé... — Las palabras se perdieron cuando él le besó los pechos.
Bonnie sintió el calor húmedo en sus pezones. Cash los chupaba con enorme placer. Nunca se había sentido de esa manera. Arqueó la espalda , queriendo más. Le sujetó la cabeza, incentivándolo a continuar con las lamidas. Intentó desabotonar la camisa de él, pero sus dedos estaban temblorosos. Cash, entonces, se levantó, se arrancó a camisa y se acostó. Colocó a Bonnie sobre él para que ella también lo acariciase de la misma forma.
Por un tiempo que pareció una eternidad, se quedaron explorándose y besándose .
— Bonnie, échame antes que...
— No! Quiero esto... Te quiero !
El respiró profundamente y terminó de desvestirse . En la semi oscuridad, capturó la mirada de Bonnie y dijo:
— Te quiero . Y te deseo . Ahora mismo !
Ella levantó la falda, se quitó la ropa interior y abrió las piernas para recibirlo.
— Eres tan linda! — Cash exclamó y se agachó para besarla entre las piernas .
Bonnie nunca había sido tocada de esa manera, mucho menos besada... ahí. La boca de Cash le provocaba cosas que ella ni había soñado que existiesen , y muy excitada, abrió todavía más las piernas. Cash se acostó y , al mismo tiempo en que la besaba, acariciaba sus pechos .
— Jack, te amo...
— Bonnie... — él susurraba entre besos. — Te necesito . — Luego se colocó sobre ella, y Bonnie sintió entre las piernas la erección de él.
El no habló de amor, pero en ese momento nada más importaba, solamente el deseo de una mujer sedienta por un hombre.
— Estás lista... — Cash susurró y la penetró .
Por un instante Bonnie creyó que no podría . Cash jadeó y entró más profundamente . Ella casi gritó, pero , instantes después, lo recibió con placer, queriendo que entrase cada vez más profundamente . Colocó sus piernas alrededor de su cintura mientras él envestía cada vez más rápida e intensamente.
— Jack... Oh, Jack...
— Bonnie, mi querida — él murmuraba. — Oh si . .. Ven , querida, ven a mí !
Bonnie gimió, clavando las uñas en la espalda de Cash, y se sintió elevar al cielo con una serie de contracciones deliciosas , después comenzó a caer flotando . En seguida, se sintió inmersa en una agradable oscuridad. Suspiró de placer, lo que excitó a Cash todavía más . Envistió una última vez y gritó su orgasmo . Poco después, se dejó caer sobre ella, silencioso, inmóvil.
— Jack, querido?
El se recobró y comenzó a besarla.
— Eres increíble, Bonnie — murmuró. — Nunca pensé que pudiese ser así. ..
— Yo tampoco — ella confesó, enterrando la cabeza en su hombro .
Bonnie nunca se había sentido tan amada y protegida en su vida. Podría quedarse en ese abrazo para siempre. Comenzó a llorar.
— Qué pasa ? — Cash preguntó .
— Quiero contarte algo, una cosa que nunca le conté a nadie. Creo que te mereces saber por qué me opuse a la pelea de boxeo .
— Porque sos la presidente de las Damas de la Estrella Solitaria y ellas esperan que...
— No, es más que eso. — Bonnie escondió la cara en el abrazo de Cash. — Siempre me sentí culpable por Danny.
— Quién ? — él se apoyó sobre un codo.
— Era mi hermano, un año mayor que yo . Danny sabía que yo quería escapar de la vida miserable que teníamos.
— Y ?...
— Eso es muy difícil... — ella intentaba contener los sollozos. — pero debo contarlo , no puedo vivir más con eso.
— No llores , mi querida. — Cash el acariciaba los cabellos.
— Es ... estábamos en la ciudad y había una pelea de boxeo por un premio de cien dólares. El otro hombre era tan grande... Le imploré a Danny para que desistiese, pero él me dijo que, aunque perdiese, podríamos salir de allá. Había un premio para el perdedor de veinte dólares . Pero mi hermano no tuvo la posibilidad...
— Oh, no! — Cash exclamó y volvió a acostarse, comenzando a entender los motivos de Bonnie.
— ?l no me oyó y la multitud lo incitaba . Parecía tanto dinero para un muchacho tan pobre...
— No tuviste la culpa, Bonnie.
— La tuve , si. Danny luchó por mí y yi nunca logré perdonarme . — ella sollozaba en brazos de Cash. — Usé parte del dinero para el funeral y el resto para huir. Después de algunos días, acabé llegando a Shot Gun, pero yo no tenía nada. Fue entonces que Hans me ofreció empleo como doméstica en su casa .
— Bien, querida, te entiendo... — Cash intentaba consolarla.
— Entiendes? Entiendes que debo acabar con el boxeo? Hay muchos jóvenes que precisan dinero y que acaban muriendo de una manera estúpida.
— Creo que ahora te comprendo. — él a besó cariñosamente. Se quedaron abrazados hasta dormirse .
En medio de la noche, Cash despertó e hicieron el amor una vez más . Acabaron durmiendo abrazados. Bonnie tenía una sonrisa en los labios y la certeza de que cualquiera que fuese su futuro, guardaría esa noche como un bello recuerdo.
CAPITULO 35
Después que amaneció, Bonnie despertó y se quedó observando a Cash. Parecía un niño, durmiendo tranquilo. Lo acarició y le besó la cara.
— Te amo, Jack McCalley, encantador de serpientes ! — Bonnie susurró.
En ese momento oyó un golpe en la puerta anunciando la entrega deñ servicio de cuarto. Bonnie se levantó y tomó la bata. Cash estaba desnudo, con la sabana enroscado en las piernas. El se movió y dijo, todavía somnoliento:
— Bonnie? Qué pasa ?
— Vuelve a dormir. Es sólo el servicio de cuarto. — ella parpadeó y se dirigió a la puerta.
Cash se despertó de un salto, muy agitado .
— Bonnie, no abras esa puerta! Por el amor de Dios , no lo hagas !
— Shh! Quédate en silencio.
— No abras esa puerta , te lo ruego ! — él pidió de nuevo y salió de la cama tambaleando, enroscándose con las sabanas acabó cayendo al piso .
— El muchacho no va a ver nada, quédate callado. — Bonnie desatrancó la puerta y la abrió lo suficiente como para tomar a bandeja.
— No! — Cash exclamó.
En ese momento la puerta fue abierta de par en par , empujando a Bonnie contra la pared , y algunos hombres entraron en el cuarto . Ella reconoció algunos periodistas , y entre ellos estaba Bat Masterson.
— Salgan de aquí ! — Cash gritó, intentando levantarse , pero acabó quedando sin la sabana. Y tan desnudo como había venido al mundo
— Está desnudo ! — uno de ellos gritó.
— Tenemos titular! LIDER DE PROTESTO ATRAPADA EN NIDO DE AMOR.
— Yo propongo : OPOSITORA De BOXEO PIERDE POR PUNTOS — o mejor todavía: DAMA DE ESTRELLA SOLITARIA ... NO TAN DECENTE NI TAN DECOROSA — sugirió un tercero.
— Mierda Fuera de aquí ! Fuera! — gritaba Bonnie.
Cómo los habían descubierto? Ella tentaba empujarlos, pero había muchos hombres. Cash procuraba cubrirse.
— Cash! — Bat gritó. — Tenías razón! Esta es la bomba periodística del año!
— Algún comentario? — preguntó un periodista .
Fue entonces que Bonnie entendió todo . Había sido traicionada! Cruel y deliberadamente traicionada por el hombre a quien amaba! Con la dignidad que le quedaba, caminó hacia Cash.
— Maldito canalla ! — Lo abofeteó con tanta fuerza que le quedó la marca de la mano en la cara. — Salgan ! Todos ustedes , fuera de mi cuarto!
Los hombres se callaron de repente y Bonnie entró en el baño, dando un portazo . Se apoyó contra la puerta e intentó contener el llanto para que no la escuchasen. Oyó cuando Cash expulsó a la prensa del cuarto y se aproximó a la puerta del baño.
— Bonnie, déjame explicarte — él suplicó.
— Vos planeaste todo esto?
— Si, pero...
— Sal ya mismo de mi cuarto! — ella gritó entre las lágrimas. — Me ganaste y ahora puedes reírte.
Pensó haber oído un suspiro y después pasos alejándose . La puerta comunicante se abrió y se cerró. Esperó un poco antes de salir. Nunca se había sentido tan furiosa y tan desbastada. Cómo había podido ser tan idiota? Cash sólo quería acabar con ella. Sin duda debía estar en su cuarto riéndose, vanagloriándose de su victoria y haciendo planes para la pelea de boxeo .
Sabía que la culpa era sólo suya, pues desde el principio se había dado cuenta que Cash era un canalla sin escrúpulos. Y aún así, se había dejado levar, entregándose a él ciegamente.
Bonnie se miró en el espejo, estaba desgreñada, con los ojos hinchados y la cara marcada por las lágrimas. Pero las marcas más profundas se encontraban dentro de ella. Tenía consciencia que la noticia correría como reguero de pólvora por la ciudad y que ella perdería toda credibilidad. Sin duda, las Damas de la Estrella Solitaria pedirían su renuncia. Nada de eso importaba, sino el hecho que se había sido engañada por el hombre que amaba.
Maldito! Y pensar que hasta había imaginado que él podría amarla. Pero Cash sólo estaba pensando en el dinero involucrado en la pelea .
Se Lavó y se vistió . Sabía que pronto todos se enterarían de lo ocurrido. La pelea seguramente se realizaría, pues las personas que la apoyaban le darían la espalda . Además, tendría que soportar las miradas curiosas y maliciosas al dirigirse a la estación. Mientras tanto, el canalla recibiría palmaditas de felicitaciones en la espalda . No era justo, pero la vida no era justa.
Bonnie contuvo las lágrimas al escribir su carta de renuncia . La vic presidente tal vez la comprendiese, pero las otras no. Anexó a la carta el distintivo rojo, blanco y azul y cerró el sobre. Juntó sus pertenencias y preparó el equipaje .
No quería tener que enfrentar el desprecio y la censura de las personas, pero debía salir del cuarto. La mitad de la ciudad ya debía saber lo que había sucedido , la otra mitad se enteraría por los periódicos . Armándose de coraje, respiró profundamente y bajó a la planta baja . Hasta el recepcionista parecía observarla con curiosidad.
— Está dejando el hotel, señora Purdy?
— Si. Por favor, envíe este mensaje a la señora Ethel Wannamaker.
— Ella ya estuvo aquí y le dejó este mensaje . — La recepcionista tomó la carta y le entregó otra.
Bonnie abrió el sobre lentamente.
Querida Bonnie,
Las personas ya están comentando y siento tener que decirte que fue realizada una reunión de emergencia con los miembros de las Damas de la Estrella Solitaria. Me pidieron que solicitase tu renuncia. Pero, si te sirve de consuelo, creo que una noche de amor con ese garañón es mucho mejor que toda una vida como presidente de la Asociación . Espero que la hayas disfrutado . Te envidio. Buena suerte.
Tu amiga, Ethel
Bonnie sonrió , a pesar de todo.
— Necesito una carruaje para ir a la estación — ella le pidió al recepcionista.
— Si, señora.
Podía ser impresión suya, pero las personas parecían observarla y comentar algo entre ellas. Sin duda, pronto todos sabrían. Fue afuera para esperar el carruaje. Oyó a dos hombres comentando:
— Te enteraste ? La pelea se va a hacer. Toma el tren del mediodía!
— Carajo , ese Cash McCalley nunca desiste! Dónde será la pelea?
— No sé, pero voy a estar en ese tren. ..
Bonnie se estremeció. Era obvio que el plan había sido engendrado con antelación : seducción , escarnio público ... todo para que Cash hiciese fortuna. Para el anochecer él sería un hombre rico.
— Antes de ir para a estación, necesito comprar una cesta para un gato — informó al conductor.
El la ayudó a subir y condujo el carruaje en silencio. En la tienda, ella se notó las miradas y los comentarios de las personas. Entendió entonces que esas personas eran tan prejuiciosas como ella misma había sido. Tal vez mereciese una dosis de su propio veneno. Pues que hablasen. Bonnie empinó la nariz y volvió al carruaje.
Llegando a la estación, se encontró con la multitud que se formaba. Bajó del carruaje y le preguntó al conductor qué estaba sucediendo.
— Es la pelea de boxeo , señora. Todos están yendo tomar el tren especial del mediodía.
Bonnie casi gimió. Iba a encontrarse con Cash; era la última persona que quería ver. El la había herido como nadie. La única vez en que se había sentido de esa manera había sido con la muerte de Danny. Luchó para contener las lágrimas.
Dejó el equipaje y fue a buscar al gato.
— Tom ! Ven , gatito!
Tom apareció cerca de un vagón.
— Ah! Ahí estás ! Te traje comida...
El gato se aproximó y comió el pedazo de carne que ella había comprado para él.
— Es mejor que me dejes agarrarte , si quieres dejar esa vida salvaje, pues me marcho de aquí . Ven, Tom.
El gato bajó las orejas y se escondió debajo del vagón.
— No me entiendes? Te estoy ofreciendo un hogar y amor. No es importante pertenecer a alguien ? — Bonnie intentó aproximarse , pero él corrió. — Vuelve aquí. Estás actuando como un tonto. No puedes querer quedarte en esa vida para siempre. — Ella se dio cuenta de que no iba a conseguir agarrarlo y comenzó a llorar. — Sos como él ! — ella sollozó . — Un salvaje, demasiado bruto para aceptar mi amor.
Secó las lágrimas y entró en la estación. Había un hombre mayor en la oficina.
— Dónde está Wilbur?
— De huelga, señora. Va a asistir a la pelea. Aparentemente todos los hombres de la ciudad van a estar en ese tren.
— El tren para Shot Gun demora en partir?
— Menos de una hora.
Bonnie tomó el pasaje y entregó el equipaje, excepto la cesta. Haría una tentativa más . Se sentó en uno de los bancos de la plataforma y observó la multitud de hombres acrecentarse . Nadie parecía notarla. Poco después, un tren se aproximó con carteles en los laterales de los vagones: TREN ESPECIAL PARA LA PELEA .
Parecía que los hombres venían de todas las direcciones. comenzaron a subir al tren. Incluso Herbert entró corriendo. El no la vio , y Bonnie no lo llamó. Estaba mejor sin ese hipócrita. Notó también algunos policías subir al tren. Pero no veía a ninguna dama de la Estrella Solitaria. Seguramente ellas ya sabían que la presidente no era el modelo de virtud que aparentaba ser. Ella no podría detener ese tren sola . En verdad , ya no le importaba más,. Cash McCalley la había derrotado de una manera que ni la muerte de Danny, la pobreza y el hambre jamás habían conseguido.
Permaneció en el banco mientras el campeón y el desafiante subían con sus equipos. Incluso Nero estaba allá. Aparecieron también los mismos periodistas de esa mañana, pero ellos estaban tan ocupados que ni siquiera la notaron. Era tanta gente junta que apenas se distinguían sus facciones. Cash también debía estar presente, confiado por haber vencido.
— Todos a bordo! — gritó el jefe del tren. — Todos a bordo del tren especial!
— A dónde vas a este tren? — preguntó uno de los policías.
— A lo mejor la pelea no se hace en Texas, o tendremos que prender a alguien por orden del gobernador.
— El destino es secreto — el jefe respondió. — Si quiere descubrir a donde va , tendrá que embarcar.
— Si va a algún punto de Texas, tenemos órdenes de detenerlo! — el policía avisó y subió a bordo.
Bonnie apretó los dientes. En algún lugar en ese tren, estaba su traidor, gozando su victoria. Se haría rico con la pelea y eso había sido lo más importante para él, suficientemente importante como para avergonzarla públicamente y engañarla.
Se oyó el pitido del tren anunciando la partida. Bonnie lo observó alejarse y se sintió triste y al mismo tiempo aliviada cuando finalmente dejó la estación. Se levantó y fue a la oficina.
— Cuánto tiempo todavía falta para que mi tren llegue ?
— Unos diez minutos mas . Un poco de paciencia, señora — respondió el hombre.
Ella volvió a sentarse . Sentía alivio, pues faltaba poco para volver a su pequeña ciudad. Cuando los chismes llegasen allá, tal vez sus conocidos no no los creyesen .
De repente, oyó un maullido y se dio vuelta . La cabeza del gato anaranjado se asomó en la esquina .
— Tom? Si cambiaste de idea y quieres acompañarme, es mejor que vengas aquí.
El gato se aproximó lentamente.
— Ah, cómo me gustaría ! — dijo un hombre alto y siguió el mismo camino que el gato.
Bonnie lo observó sorprendida, y ni siquiera se dio cuenta cuando Tom subió a su regazo.
CAPITULO 36
— Maldito degenerado ...
— Lo sé, lo sé — Cash concordó . — Me merezco todo eso. Soy un patán traicionero. Siento vergüenza de mí mismo. — él se aproximó.
Bonnie colocó el gato en el banco y se levantó.
— No te atrevas a acercarte ...
— Quédate tranquila, no voy a acercarme . — Cash pasó la mano por sus cabellos, pareciendo amargado. — No esperaba volver a encontrarte , pero me alegra tener la oportunidad de disculparme .
— Disculparte ? — ella apenas lograba contener su desprecio.
— Vos deliberadamente me degradaste públicamente , todos están hablando de mí y todo lo que haces es decir que lo sientes mucho?
— Sé que no es suficiente, Bonnie. Todo lo que piensas de mí es verdad, soy un ordinario, canalla, bruto , ambicioso y taimado .
— Espera un instante. Si el tren especial acaba de partir, por qué no...
— No estoy en el ? Llegué a la conclusión que el dinero no valía la pena, así como me di cuenta , en el momento en que la puerta del cuarto se abrió esta mañana, que no quería arruinarte , sin importar cuanto me costase.
— No me vengas con esa! Vos planeaste todo para que los periodistas invadiesen mi cuarto!
— Si, hice eso — Cash admitió, avergonzado. — Creo que no cuenta mucho el hecho que me haya arrepentido y que haya intentado impedir que abrieses esa puerta.
Era verdad, Bonnie se acordó.
— Por qué?
Cash se aproximó más,.
— Porque después de anoche, entendí que te amaba, más que al dinero, te amaba lo suficiente como para querer protegerte a cualquier costo . Vos confiaste en mí y yo te decepcioné. A vos y a Danny.
— Después de todo lo que hiciste , no vas a ir a la pelea? — Bonnie preguntó , incrédula. — Perderás una fortuna!
— No tiene importancia. — él se encogió de hombros . — Tomé mi parte de la venta de entradas, pagué mis deudas y tengo dinero suficiente para partir para al Oeste. Me di cuenta que soy más feliz siendo vaquero que empresario .
Bonnie no sabía qué pensar.
— Y el tren especial... a dónde va ?
— Va a la ciudad do juez Roy Bean, Langtry, en la costa del río Grande. Hay una isla en el medio del río que no pertenece ni a Texas ni a México, o sea, ellos no tiene jurisdicción sobre el lugar — Cash aclaró sonriendo.
Muy inteligente. Bonnie tenía que admirar la astucia de él, pero ...
— Si no vas allá, te quedarás sin el dinero de la pelea.
— No tiene importancia. Es poco comparado con lo que te hice . Sólo espero que un día me puedas perdonar.
Ella lo observaba; lo amaba , lo odiaba .
A lo lejos, un tren pitó. El empleado gritó:
— Señora! Es el tren para Shot Gun.
Bonnie asintió al hombre, pero continuó con la mirada fija en Cash.
— Diablos! Por qué no dices algo , Bonnie? — él estaba impaciente . — Al menos déjame ayudarte a subir al tren.
— Es eso entonces? Quieres mi perdón y después vas a salir de mi vida para siempre?
— Qué más puedo decir además de lo cuanto lamento y que desearía poder volver en el tiempo para hacer todo diferente? Sé que no puedo esperar tu perdón , pero necesitaba verte una última vez. — Cash desvió la mirada. — Vas a llevarte el gato?
— En verdad , el gato es tuyo. — Bonnie intentaba no llorar.
— Será mejor para él. Estoy segura que vos le darás un buen hogar.
— es lo que haré . — Ella tomó el gato y lo puso en la cesta. — Qué sucederá con vos, Jack?
— Me gusta cuando me llama así. — él sonrió . — nadie, además de mi madre, jamás me llamó de Jack. Bien, voy a sobrevivir, siempre pude sobrevivir. Si me lo permites, quizás pueda hacer unos ahorros para visitarte en Shot Gun. Eso , si puedo conseguir un empleo.
El tren estaba más cerca . En pocos minutos Bonnie estaría libre para siempre del sinvergüenza que la había humillado. Pero su corazón hablaba más alto, pues ella todavía lo amaba.
— Estarías interesado en el empleo como capataz de que te conté ?
— Serías capaz de ayudarme después de todo lo que te hice ?
Bonnie asintió con la cabeza, los ojos ciegos por las lágrimas.
— Crees que ellos me contratarían ? — Cash parecía esperanzado mientras jugaba con el sombrero en sus manos.
— Es un buen empleo en la granja Lazy S. — ella dijo.
— Es muy buena tierra, por lo que oí decir. — él silbó , impresionado. — Con un empleo así , hasta podría casarme , y establecerme como este gatito .
Bonnie miró a Tom, que dormía en la cesta y parecía muy contento. Ella se sintió indignada con las palabras de Cash.
— Se crees que te voy a ayudar para que te cases con Fifi, estás muy pero muy ...
— Bonnie, no me refería a Fifi. Esperaba que vos. .. dejemos las cosas así ... Es una idea muy loca. Es mejor que me marche , pero antes me gustaría ayudarte a subir al tren y verte partir.
El tren estaba parando en la estación.
Era el momento para que Bonnie actuase. Sería capaz de apostar al amor? Tal vez fuese doloroso, pero la felicidad que podría obtener haría que el riesgo valiese la pena. Danny la había amado lo suficiente como para arriesgar su propia vida por querer que su hermana tuviese otras oportunidades, ella se daba cuenta ahora. Había sido decisión de él arriesgarse; ya no debía sentirse culpable.
Bonnie miró a Cash atentamente. El era arisco e indomable, pero había desistido de todo, dinero, prestigio, y boxeo , por ella. A veces hasta los más salvajes podían ser domados. Bonnie lo tomó por el brazo.
— Jack, no es una idea tan loca. Puedes por lo menos venir conmigo conversar con el capataz da Lazy S. estoy segura que conseguirás el empleo.
— Conoces bien al propietario? — él parecía vacilante.
Ella asintió . Todavía no era tiempo de revelar que era la dueña de la granja. Su primero marido, Hans Schwartz, se la había dejara de herencia . La granja y el dinero era todo lo que Clint Purdy quería de ella. El le había aclarado eso antes de dejarla sola en el hotel , poco después del casamiento. No la deseaba, sólo quería el dinero de ella para gastar con otras mujeres.
Bonnie se animaría a arriesgarse de nuevo? Por algún motivo, sabía que Cash era diferente.
— Creo que podrás conseguir el empleo si renuncias a tu estilo de vida y te estableces .
— Establecerme ? — él pareció vacilar.
— Todos a bordo! — El jefe del tren gritó. — Tren para Shot Gun! Todos a bordo!
Bonnie tomó la cesta del gato y se dirigió a Cash:
l Vos siempre fuiste un jugador, Jack. Arriésgate !
EPILOGO
Cash respiró profundamente y sonrió .
— Carajo ! Sos la mujer más terca y más diferente que jamás haya conocido, pero te amo! Bien, apuesto a que esta aventura puede salir bien . — Cash la abrazó con tanta fuerza que Bonnie apenas lograba respirar. — Vamos, mi amor, debo meter a Dusty en el tren.
— Todos a bordo!
En aquel día caliente de verano , las ventanas de los vagones estaban abiertas y los pasajeros observaban el desarrollo de la escena.
— Esperen! — Bonnie gritó. — Este vaquero precisa embarcar su caballo.
El jefe de tren miró a Cash y le preguntó :
— Vos no sos Cash McCalley? Por qué no subiste al tren especial?
— Porque voy a Shot Gun con esta dama, si es que ella no cambia de idea.
— Esta dama no cambiará de idea, vaquero! — Bonnie le aseguró y extendió la cesta del gato al jefe, después se lanzó en brazos de Cash, mientras los pasajeros aplaudían.
El la besaba como si jamás fuese a soltarla. Bonnie nunca se había sentido tan segura y protegida como en ese momento. Nada más importaba mas allá de su amor por Cash. Como lo amaba, debía confiare en él , perdonar y olvidar.
— Pon a Dusty en el tren, vaquero — ella susurró. — después reúnete conmigo ... — Había una cabina reservada , pero Cash todavía no sabía . Y ella planeaba mantenerlo ocupado durante todo el viaje.
Cash vaciló, temeroso de preguntar algo a Bonnie, pero la amaba demasiado. No era mucho, y tal vez eso no fuese importante .
— Bonnie, espero que no te importe casarte con un vaquero pobre.
— Ni un poco. — ella sonrió y lo besó de nuevo. Más tarde le contaría que él pronto se convertiría en uno de los más ricos hacendados de Texas y que ella era la persona que había encomendado la construcción de la nueva biblioteca. — Apúrate , Jack, el tren está por partir y tenemos mucho de que ocuparnos durante el viaje...
— Si, señora Bluebonnet ! — él sonrió . — No veo la hora ! — Puso a Dusty en el vagón de carga, mientras el jefe la ayudaba a subir. Poco después, se reunió con Bonnie, la tomó en sus brazos y la besó con pasión. — Te amo, Bonnie.
— Yo también te amo, encantador de serpientes ! — ella correspondió el beso. Sabía que, a pesar de todo, pronto se casaría con ese texano y que ese matrimonio sería la mayor aventura de toda su vida. Apenas podía esperar para embarcarse en esa aventura.
Mañana de Navidad de 1899
Bonnie temblaba de frío en la terraza de los fondos de la casa de la granja, sujetando bien apretado a la niña, envuelta en una manta rosa.
— Vamos , Jack, hace mucho frío.
Cash salió de la casa sujetando la mano de su hijo.
— Ey, no nos apuren . Este hombrecito debe ponerse las botas nuevas y el sombrero antes de salir .
El pequeño Danny la miró y sonrió ; el sombrero nuevo todavía le quedaba muy grande.
— Papá Noel lo trajo — él balbuceó .
— Oh, miren que hermoso vaquero ! — Bonnie se agachó y le acarició los cabellos enrulados. Tenía la cara del padre, pero la expresión de los ojos tenía algo del tío de quien había heredado el nombre.
— Listo, dame la bebé — pidió Cash. Bonnie sonrió y le entregó a Annie.
— Qué pesada estás! — él le sonrió a su hija. — Cada día te pareces más a tu madre , Sabes eso , mi pequeña?
Annie sonrió feliz en los brazos de su padre.
— Ey, Bill! — Cash llamó. — Saca lo que Papá Noel dejó en el granero.
El viejo Bill, el capataz , salió del granero .
— Veamos lo que Papá Noel le trajo a nuestro pequeño vaquero! — él tiraba de un pony negro con silla y riendas de cuero rojo.
— Papá Noel! Papá Noel! — Danny, sujetando el sombrero, saltaba muy excitado.
— Jack, todavía es muy pequeño para tener un pony — dijo Bonnie.
— No ! — Cash le dirigió una sonrisa cautivante y continuó : — Danny cumplirá cuatro años en mayo y él y su hermana van a heredar esta granja algún día. Deben aprender a montar. Annie obtendrá un pony en la próxima Navidad, cuando tendrá casi tres años.
Bonnie le sonrió amorosamente. Cash se había resultado ser un excelente marido y un padre ejemplar. Además que , bajo su administración, Lazy S. había prosperado mucho en los últimos años. Tom, bien gordo y perezoso, llegó y se frotaba en las piernas de Bonnie. Cerca de Bill, estaban Spottie y los gatitos, mientras él traía el pony hasta la casa. Las dos niños gritaban de excitación.
— Buen día a todos — saludó Bill, tocándose el ala del sombrero.
— Pony ! Mi pony ! — Danny saltaba de alegría .
Desde la cocina venía una mezcla de aromas: galletas y tortas, hechas por Rosita y sus ayudantes para la gran cena de esa noche.
— Feliz Navidad , Bill — Bonnie lo saludó .
— Pony ? — Annie se estiró dentro de la manta, intentando ver mejor el regalo de su hermano .
— Viste ? El año que viene vamos necesitar hacer otro encargue especial a Papá Noel — Cash afirmó.
— Dios, Jack, como los mimas! — Bonnie dijo sonriendo.
— Es para eso que sirven los hijos... — Bill sonrió . — Además, todo vaquero debe tener un caballo!
Cash devolvió a Annie a Bonnie y alzó a Danny para ponerlo sobre el pony.
.— Diablos, parece que nació para cabalgar!
— Estoy congelándome aquí afuera. Ustedes , hombres, den una vuelta por el prado y después entren para el desayuno. La chimenea ya está encendida y tenemos muchos regalos esperando debajo del árbol.
— Vamos a tener una bella fiesta hoy — Cash comentó. — Bill, hicimos tu postre favorito, tarta de peras.
Bill sonrió en aprobación. Danny ya estaba impaciente.
— Vamos a andar!
— Voy a llevarlo a dar una vuelta — informó Bill.
— Estoy tan contenta — Bonnie observaba todo y suspiró.
— Que bueno que conseguiste encontrar a todos tus hermanos — dijo Cash y pasó el brazo alrededor de los hombros de su esposa —, así podremos reunir las familias en esta fecha tan especial.
— Te voy avisando que no debes jugar al póker con Brad y Blackie — ella le aclaró. — Ellos juegan muy bien .
— Soy un granjero. No sé nada sobre naipes y apuestas. — él sonrió y le besó la punta de la nariz. — Querida, ve adentro con Annie, que yo me voy a reunir con Bill y Danny. Dentro de poco nosotros entraremos también .
— Feliz Navidad , mi amor — Bonnie susurró con el corazón lleno de alegría al abrir la puerta de los fondos, dejando los gatos entrasen.
— Feliz Navidad, querida, y que tengamos un buen comienzo de siglo. — Cash la apretó en sus brazos, casi aplastando a su hija, que estaba apretada en medio de los dos. — Ve... — él le guiñó el ojo y le dirigió una mirada insinuante, lleno de promesas.
Bonnie asintió y lo observó alejarse . Más tarde, cuando estuviesen a solas, había un regalo más para su marido. Le contaría que estaba esperando otro heredero para el inicio del verano. Un nacimiento era un buen presagio para un nuevo siglo... tres hijos serían un gran trabajo, pero Bonnie deseaba tener una familia grande.
— Adelante, vaquero! — ella le gritó a su hijo. Danny miró hacia atrás y , sonriendo, asintió a su madre. Por un momento, Bonnie reconoció de nuevo la mirada de su hermano en su hijo. Miró al cielo y dijo:
— No es lindo, Danny? Sé que, de alguna manera, estás mirándonos . — Los recuerdos ya no le dolían.
Se quedó un minuto más contemplando la escena, Danny guiado por el viejo capataz y por el hombre alto de hombros anchos, las respiraciones evaporándose en el aire frío de esa mañana de Navidad . Sonriendo, Bonnie entró con su hija en brazos para calentarse delante de la chimenea. Sería una Navidad memorable!
FIN