San Agustín y los textos paulinos
Índice
I. El encuentro de Pablo y Agustín. ..................................................................... 3
1. La conversión en “Las Confesiones”. .................................................... 3
2. De la ordenación sacerdotal hasta su muerte. ......................................... 6
II. San pablo en la predicación de san Agustín. .................................................... 8
1. Formación escriturística. ........................................................................ 8
2. Doctrina de San Pablo en los sermones y homilías. ................................ 10
III. El Cristo Paulino en San Agustín...................................................................... 12
IV. Conclusión. ...................................................................................................... 14
V. Bibliografía ...................................................................................................... 16
I. EL ENCUENTRO DE PABLO Y AGUSTÍN
1. La conversión en “Las Confesiones
1
”
El capítulo VII del libro VIII de las “Confesiones” de San Agustín, se nos
describe el episodio de su conversión: cuadro verdaderamente conmovedor. Una finca
campestre típicamente meridional, frondosos árboles y el campo cuajado de flores como
protectora cerca que acota una mansión para solaz del espíritu, tranquila y sin lujos. En
ella un hombre culto se atormenta por inquietudes de espíritu. Agustín y Alipio pasan en
la misma una temporada en constantes conversaciones y diálogos sobre sus respectivos
problemas de vida interior. Agustín lucha consigo mismo porque velle meum tenebat
inimicus et inde mihi catenam facerat et constrinxerat me
2
. Quiere decir que el enemigo
se había apoderado de su libertad y tenía encadenada su alma, y su persona amarrada y
sujeta como con una cadena. Frente a esa situación interior del alma aherrojada de
Agustín una voz le decía cantando: Levántate tú que duermes y sal de entre los muertos
y Cristo te iluminará (Ef 5, 14). Era la voz de un niño o niña que cantaba cerca de la
casa de campo y del jardín donde Agustín paseaba ensimismado. La contestación del
alma de Agustín era: Ahora… enseguida… un poquito más. Y añade él mismo: Pero
este «ahora» no tenía término y este «un poquito más» se iba prolongando.
Seamos breves para ir al punto concreto. ¿Quién daba los aldabonazos en el corazón de
Agustín? El que decía levántate tú que duermes no era otro que San Pablo. Y es que
Pablo estaba presente en los diálogos y coloquios de Alipio y Agustín. El relato de San
Agustín es como sigue:
«Mas cierto día que estaba ausente Nebridio […] vino a vernos a casa, a mí y a Alipio,
un tal Ponciano, ciudadano nuestro en calidad de Africano, que servía en un alto cargo
1
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
, Las Confesiones VIII, 5, 10, Obras de San Agustín II. Texto Bilingüe, ed. Á
NGEL
C
USTODIO
V
EGA
(Biblioteca de Autores Cristianos 11, Editorial Católica, Madrid
3
1950) 382-395. En
adelante BAC; Cf. A
NGELO DI
B
ERARDINO
et al. (Coords.), Patrología III, La edad de oro de la literatura
patrística latina, (BAC, Madrid
2
1986) 410; _______, “Agustín”: en Diccionario Patrístico y de la
Antigüedad Cristiana I, (Ediciones Sígueme, Salamanca, 1991) 57. Sobre el significado de la palabra
“confesión” cf: V
ITORIANO
C
APANAGA
, Agustín de Hipona, Maestro de la conversión cristiana, (BAC
maior, Madrid 1974) 204-205.
2
Las Confesiones, VIII, 6, 14. BAC 11, 382.
de palacio. Yo no sé qué era lo que quería de nosotros. Sentámonos a hablar y, por
casualidad, clavó la vista en un códice que había sobre la mesa de juego que estaba
delante de nosotros. Tomóle, abrióle y halló ser; muy sorprendido, por cierto, el
Apóstol Pablo; porque pensaba que sería alguno de los libros cuya explicación me
preocupaba. Entonces, sonriéndose y mirándome complacidamente, me expresó su
admiración de haber hallado por sorpresa delante de mis ojos aquellos escritos, y nada
más que aquéllos»
3
Lo que continúa es de una emotividad sublime. Valiéndose Dios de la límpida voz de un
pequeñuelo, con melodioso canto decía: Toma y lee, toma y lee
4
. Esta voz divina que
llegaba a los oídos de Agustín tendido debajo de una higuera, mientras convulso se
retorcía sollozando por fuerza de su agonía espiritual prorrumpiendo en estas
exclamaciones: «Mañana, mañana… ¿y por qué no hoy?» «Toma y lee, toma y lee»,
seguía cantando el niño con su voz infantil.
El episodio terminó del siguiente modo: «Así que, apresurado, volví al lugar donde
estaba sentado Alipio y yo había dejado el códice del Apóstol al levantarme de allí.
Tómelo, pues, abríle y leí en silencio el primer capítulo que se me vino a los ojos, y
decía: No en comilonas, no en contiendas y emulaciones, sino revestíos en nuestro
Señor Jesucristo y no cuidéis de la carne con demasiados deseos»
5
Tal fue el encuentro de Agustín con Pablo. Muchas son las semejanzas y diferencias
entre los dos convertidos
6
: a Pablo, que volaba furioso en su corcel, en persecución de
los cristianos, la voz de Cristo le dice: ¿Por qué me persigues? (Hch 9,4). A Agustín,
que se revuelca en el fango, obsesionado por los goces sensibles, la gloria del mundo y
las delicias de los sentidos, Pablo por la voz de un ángel le dice: Revístete de Cristo y no
cuides de los sentidos (cf. Rm 13, 14).
El encuentro de Agustín con Pablo, a través de su Carta a los Romanos, es el encuentro
con Cristo. El resultado nos lo refiere el mismo San Agustín: No quise leer más, ni era
3
Las Confesiones, VIII, 6, 14. BAC 11, 387.
4
Las Confesiones, VIII, 12, 29. BAC 11, 407.
5
Ibid., 407.
6
J.
H
OLZNER
, San Pablo, Heraldo de Cristo, (Herder, Barcelona
24
1986) 39.
necesario tampoco; pues al punto que di fin a la sentencia, como si se hubiera filtrado
en mi corazón una luz de seguridad, se disiparon todas las tinieblas de mis dudas
7
.
El encuentro de Agustín con Pablo fue el encuentro de Agustín con Cristo.
Implícitamente lo reconoce el mismo Agustín si leemos el Sermón 98 del mismo Santo.
Este sermón, según anotaciones de los críticos
8
, fue predicado antes del año 418; años
después de haber escrito las Confesiones
9
. Pues bien: explicando el texto evangélico que
relata la resurrección por Jesucristo del hijo de la viuda de Naín, dice: Ningún cristiano
dude, por tanto, de que también ahora resucitan muertos. Todo hombre tiene ojos con
los cuales puede ver los muertos que resucitan de la forma que resucitó el hijo de la
viuda, según acabamos de oír en la lectura del Evangelio. En cambio, no todos los
tienen para ver cómo resucitan los muertos en el corazón, a no ser los que ya han
resucitado en su propio corazón. Más milagro es resucitar a quien ha de vivir siempre
que resucitar a quien volverá a morir.
La madre viuda se alegró de la resurrección del joven; la madre Iglesia se alegra
diariamente de todos los hombres resucitados en el espíritu, Aquel había muerto en el
cuerpo, éstos en el espíritu. La muerte visible del joven se lloraba de forma visible
también; la muerte invisible de aquéllos ni se intentaba averiguar ni se veía. La buscó
quien conocía a los muertos. Sólo conocía quiénes estaban muertos aquel que podía
devolverles la vida. Si no hubiese venido el Señor a resucitar a los muertos, no hubiese
dicho el Apóstol: “Levántate, tú que duermes; sal de entre los muertos y te iluminará
Cristo”(Ef 5,14).
10
Al pronunciar San Agustín esas palabras se acordó que veinticinco
años antes, San Pablo le había resucitado a la vida espiritual como Cristo había
resucitado al hijo de la viuda de Naín.
7
Ibid., 407.
8
P
ÍO DE
L
UIS
et Alii, Obras Completas de San Agustín X, Edición Bilingüe, Sermones (2º), (BAC 441;
Madrid 1993) 654.
9
Cf.
A
NGEL
C
USTODIO
V
EGA
,
Las Confesiones, Obras de San Agustín II. Texto Bilingüe, (BAC 11;
Madrid
3
1950) 57. Se puede colocar la redacción primitiva entre los años 398 al 400.
10
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
, Sermones, 98, 1-2, Obras Completas de San Agustín X, Edición Bilingüe,
Sermones (2º), eds. P
ÍO
D
E
L
UIS
et Alii, (BAC 441; Madrid 1993) 655.
2. De la ordenación sacerdotal hasta su muerte
Tenía Treinta y tres años Agustín cuando tuvo lugar su conversión, era el año
386. Por Pascua del 387 recibió el bautismo en Milán de manos de San Ambrosio.
Vuelto a África, el año 391 se ordena de sacerdote, siendo consagrado Obispo el año
394. Treinta y cuatro años después moría en Hipona
11
. Estos sucintos datos biográficos
nos servirán, como bases sólidas, para rastrear el espíritu de Pablo en Agustín. Porque
este último ya no se separará del que vino a llamar a su espíritu, con su impulso, su luz
y su ardiente amor a Cristo.
Las relaciones entre el pensamiento de Pablo y el de Agustín fueron de otra índole más
acuciante en su frecuencia e intimidad. Pablo es el padre de Agustín, el maestro querido,
el ejemplo siempre viviente, por el pecado anterior a la conversión y por la humildad
posterior a la misma, bajo el más profundo amor a Jesucristo crucificado. Pero Agustín
no estaba todavía preparado para asimilar el inmenso caudal de verdades de la fe y los
misterios de la vida en Cristo, en la doctrina de San Pablo. Por ello, hasta después del
año 388
12
, Agustín no ha tenido tiempo para entrar a fondo en el estudio de San Pablo.
El año 391 Agustín es ordenado de sacerdote. Este ministerio le impone la obligación de
centrar todos sus esfuerzos no sólo en su perfeccionamiento, sino en el
perfeccionamiento de las almas cultivadas por el ministerio. Eso obligará a Agustín a
consultar con más frecuencia a su padre espiritual, San Pablo, sin embargo, las
alusiones al Apóstol, en este periodo son escasas
13
.
Como dice Ángel Benito
14
: «La plena saturación del espíritu y doctrina de San Pablo la
acusa San Agustín en el último período de su producción, que va desde elaño 397 hasta
11
A
NGEL
B
ENITO Y
D
URÁN
, “San Pablo en San Agustín”: Agustinus IX/33 (1964) 10. Cfr. M
ICHELE
F.
S
CIACCA
, San Agustín I, (Luis Miracle, Barcelona 1955)13-94; B.
A
LTANER
, Patrología, (Espasa-Calpe,
Madrid
5
1962) 396; G
IOVANNI
P
APINI
, San Agustín, (Ediciones Fax, Madrid
8
1965) 119-223; P
OSIDIO
, La
vida de San Agustín, Obras de San Agustín I, Texto Bilingüe, ed. V
ICTORINO
C
APANAGA
, (BAC 10;
Madrid
4
1969) 303-365; A
NGELO DI
B
ERARDINO
et al. (Coords.), “Agustín”: en Diccionario Patrístico y
de la Antigüedad Cristiana I, 53-56; _______,
Patrología III, 406-415.
12
A
NGEL
B
ENITO Y
D
URÁN
, “San Pablo en San Agustín”, 11.
13
Ibib., 11.
14
Ibib., 12.
el final de su vida. Por este período redacta sus Confesiones y De Trinitate. En las
Confesiones las citas de San Pablo son 122. En el De Trinitate las referencias al mismo
alcanzan a 299. En este período escribe también el De Genesi ad litteram, con 142
referencias paulinas […]. En los años que corren entre el 412 y 430 la producción
literaria de San Agustín llega a su plenitud. En tales escritos San Pablo es el escritor
sagrado más citado, si se exceptúa, tal vez, los Salmos. Las más destacadas obras de San
Agustín en estos años son: La Ciudad de Dios y el In Ioannis Evangelium. En La
Ciudad de Dios hemos comprobado 353 citas de San Pablo; en In Ioannis Evangelium
esas citas baten el récord con el número de 531».
II. SAN PABLO EN LA PREDICACIÓN DE SAN AGUSTÍN.
1. Formación escriturística.
a) Etapa Maniquea
Comenzamos describiendo en grandes rasgos que es el maniqueísmo
15
: Esta forma
religiosa gnóstica
16
que tiene su origen en Babilonia y Persia a mediados del s. III. Es
una mezcla del dualismo rígido de Zoroastro con elementos budistas, caldeos, judíos y
cristianos. Su fundador es Manes (Babilonia, 216-277). En palabras de Vitoriano
Capanaga: “El maniqueísmo y cristianismo se enfrentaron no sólo como dos religiones
contrarias, sino como dos metafísicas opuestas. Esta escinde el mundo originario del ser
en dos esferas contrarias: una del bien y otra del mal […]. Son dos reinos antagónicos e
independientes que están en los orígenes mismos de los seres, por ser eternos. Todo el
universo es un campo de lucha”
17
Antes de su conversión Agustín era un racionalista convencido. Despreciaba la Sagrada
Escritura
18
, con su lenguaje infantil, decía, y antropomórfico. Despreciaba las
enseñanzas de la Iglesia y toda autoridad que no fuera la razón. Por eso se adhirió al
gnosticismo de los maniqueos
19
. Este hecho tiene tal importancia, que no se pueden
comprender bien las posturas del Agustín católico si no se tienen en cuenta sus
anteriores posturas maniqueas
20
.
Contra el maniqueísmo esgrimió San Agustín, los siguientes argumentos: solamente el
bien es algo positivo; el mal no es una sustancia. Tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento son obra de Dios. Cristo fue verdadero hombre y no tuvo cuerpo aparente
(EP. 1538)
21
.
15
A
NGELO DI
B
ERARDINO
et al. (Coords.), “Maniqueismo”: en Diccionario Patrístico y de la Antigüedad
Cristiana II, 1343-1344; “Maniqueismo”, en: wikipedia.org/wiki/Maniqueísmo.
16
B
ERTHOLD
A
LTANER
, Patrología, 137.
17
V
ITORIANO
C
APANAGA
, Agustín de Hipona, 76.
18
Las Confesiones, III, 5, 9. BAC 11, 161.
19
B
ERTHOLD
A
LTANER
, Patrología, 397.
20
V
ITORIANO
C
APANAGA
, Ibid. 76.
21
B
ERTHOLD
A
LTANER
, Patrología, 410.
b) Etapa Católica
La pérdida de la fe maniquea provocó en Agustín una profunda crisis, en la que las
Sagradas Escrituras ocupan un lugar medular. Se inclina poco a poco a mostrarse de
acuerdo con la necesidad de la fe, se le impone también la exigencia de un criterio
bíblico. Mira y lee las Escrituras con mayor cautela y respeto. Y todo esto es necesario
tener en cuenta, si queremos entender la influencia de San Ambrosio
22
sobre San
Agustín, influencia que fue el golpe de gracia del Obispo de Milán. Ahora San Agustín
no es reticente a las palabras de San Ambrosio: “Y abriendo mi corazón para recibir la
discreción y elocuencia de estas palabras, se entraba al mismo tiempo la verdad de sus
sentencias; pero esto era poco a poco y por sus grados. Porque primeramente comencé
a sentir que también aquellas doctrinas podían defenderse
23
”
Como se dijo en la primera parte las Escrituras jugaron, un papel importante en la
conversión de San Agustín. El mismo se aplicó el texto de Habacuc en su versión latina:
consideré tu obra y temí
24
. Leer a San Juan le convence de la utilidad inmediata del
neoplatonismo, y la de San Pablo, leído ya a la luz de las alegorías, le arranca la
convicción maniquea de las antinomias con el Antiguo Testamento
25
: “mi fe en las
Escrituras era unas veces más firme y otras más débil […] Después que oí exponer
aceptablemente muchos pasajes, atribuí los conflictos a la profundidad de los misterios.
Y su autoridad se me representaba tanto más venerable y digna de santa fe, cuanto […]
recataba con un sentido más hondo la dignidad de su arcano
26
”
Habría mucho más que decir, dado la brevedad del presente trabajo me remito a la parte
de esta reseña titulada: “De la ordenación sacerdotal hasta su muerte”
22
A
NGELO DI
B
ERARDINO
et al. (Coords.), “Ambrosio de Milán”: en Diccionario Patrístico y de la
Antigüedad Cristiana I, 95-99.
23
Las Confesiones, V, 14, 24. BAC 11, 258.
24
consideravi opera tua et expavi (Hab 3,1)
25
P.
L
OPE
C
ILLERUELO
, “Agustín y la Biblia”: en Obras de San Agustín XV, Texto Bilingüe, ed. B
ALBINO
M
ARTÍN
, (BAC 168; Madrid
2
1969) 9.
26
Las Confesiones, VI, 4,5. BAC 11, 281.
2. Doctrina de San Pablo en los sermones y homilías
Si la figura de San Agustín es conmovedora, admirable y siempre sorprendente.
En los Sermones al pueblo despierta un especial interés en el lector actual
27
. En sus
sermones, dialoga con sus oyentes. El diálogo de Agustín, consigo mismo, es
sencillamente emocionante
28
; porque en ese diálogo no le queda nada oculto: pasiones,
amores, pecados y ternuras. El diálogo de Agustín con Dios es admirable porque en él
nos muestra una inteligencia portentosa, un endiosamiento que más parece de serafín
que de alma encadenada a un cuerpo material. En el diálogo de sus sermones es tan
noble, leal y sincero que más que orador, que siempre lo es, se asemeja a un amigo o a
un padre que si reprende, reprende con afecto, y si castiga, castiga con amor
29
.
La doctrina de San Pablo adquiere una viveza, un movimiento y un dinamismo tal que
es el mismo Pablo el que nos habla, con el estilo inconfundible del Santo Africano.
Algunos ejemplos como las glosas y desarrollos que da San Agustín a los siguientes
problemas
30
: de la predestinación (Sermón 27)
31
, de la justificación por la nueva Ley en
Jesucristo (Sermón 169)
32
, el pecado contra el Espíritu Santo (Sermón 71)
33
, la oración
(Sermón 16)
34
, la compatibilidad de los dos Testamentos (Sermón 82 )
35
, la lucha de la
carne contra el espíritu (Sermón 30)
36
, la sabiduría que se funda en el conocimiento de
27
C
ARLOS
M
ORÁN
, “Introducción General”: en Obras de San Agustín VII, Edición Bilingüe, Sermones
(1º), eds. F
ÉLIX
G
ARCÍA
et Alii, (BAC 53, Madrid
4
1981) 3. Q
UINTÍN
P
ÉREZ
, Los Grandes maestros de la
predicación I, San Agustín, (Sal Terrae, Santander 1930) 7.
28
Ibib., 21. El autor de la introducción a los sermones de San Agustín nos aclara mejor este punto: “Los
elementos integrantes de la predicación, en su sentido más profundo de la fe, hacen al santo acercarse a
este servicio de la comunidad con auténtica actitud de respeto hacia quienes se dirige. Desde su sentirse
cristianos con los cristianos y como partícipe del carisma del servicio desde el púlpito, no puede menos
de exclamar: Predicare cogor, Territus terreo (S. Frang. 2,8)”.
29
A
NGEL
B
ENITO Y
D
URÁN
, “San Pablo en San Agustín”, 27.
30
C
ARLOS
M
ORÁN
, “El uso de la Biblia en el Sermón de San Agustín”: en Obras de San Agustín VII, 24.
31
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
, Sermones, 27, 1-7, Obras de San Agustín VII, 424-432.
32
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
, Sermón 169, Obras de San Agustín VII, Edición Bilingüe, Sermones, ed.
A
MADOR DEL
F
UEYO
, (BAC 53, Madrid
3
1964) 138.
33
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
,
Sermones, 71, 1-38, Obras Completas de San Agustín X, Edición Bilingüe,
Sermones (2º), BAC 441, 305.
34
Sermón 16. BAC 53, 251.
35
Sermón 82. BAC 441, 467.
36
Sermón 30. BAC 53, 449.
Cristo (Sermón 160)
37
, la fe, la esperanza y la caridad carísimas del alma cristiana
(Sermón 157)
38
.
Solo desarrollaré un pequeño punto, como un simple botón de muestra: En el Sermón
169
39
se nos muestra el Saulo judío sin tacha, el radical tradicionalista y nacionalista
teocrático, el perseguidor de los cristianos. Todo él dedicado a aquellas palabras del
mismo Apóstol: Porque nosotros somos la circuncisión
40
haciendo hablar a Pablo: Ved
la razón de mi confianza en la carne: circunciso al octavo día, o digamos, no prosélito,
no advenedizo en el pueblo de Dios, ni circuncidado en la mayor edad; judío de padres,
yo tengo la circuncisión del octavo día. Del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,
hebreo de hebreos; por lo que mira a la Ley fariseo. Y añade por su parte San Agustín:
Eran los fariseos unos a modo de próceres y unos como selectos dentro de la nobleza
judía, sin contacto con la despreciable chusma […] La tribu sacerdotal de Leví, la real
de Judá y la de Benjamín fue lo único que se mantuvo fiel a Jerusalén y al templo
cuando tuvo lugar aquel cisma bajo el siervo de Salomón (Jeroboan). No toméis, por
ende, a cosa de más o menos la expresión «de la tribu de Benjamín», puesto que siguió
adicta a Judá y fiel al templo
41
. Y sigue glosando el texto de San Pablo, poniendo de
relieve los méritos de Saulo, hombre sin tacha según la Ley de su pueblo, encarnación
del espíritu intransigente que como dijimos al principio, Agustín captó con notable
historicidad. En el mismo sermón dice lo siguiente que avala lo dicho: Yacía, pues,
Cristo en la tierra en traje de humildad y Saulo tropezó en él, porque no veía. Y esto de
no ver, ¿de dónde le venía? De la hinchazón, del orgullo. ¿Qué significa de la
hinchazón, del orgullo? Como de su justicia; cuando jactancioso, erguido y ufano entre
los judíos de perseguir a la Iglesia por celo de las tradiciones paternas se cebaba en
ellas, cuando, a su, parecer, era el hombre del día...
42
Ciertamente hay mucho que decir sobre tema de las homilías y la doctrina de San Pablo,
este pequeño esbozo solo se limita a dar unas pequeñas pinceladas de lo que fue este
gran maestro de la retórica.
37
Sermón 160, BAC 53, Madrid
3
1964, 544.
38
Sermón 157, BAC 53, Madrid
3
1964, 580.
39
Sermón 169, BAC 53, Madrid
3
1964, 138-159.
40
Ibib., 140.
41
Ibib., 141.
42
Ibib., 147.
III. EL CRISTO PAULINO EN SAN AGUSTÍN.
Desde el momento de la conversión Jesucristo fue para Agustín el punto de
orientación para su alma
43
. La manera de expresar el dogma cristológico es muy certera:
Homo verus, Deus Verus; Deus et homo totus christus: hoc est chatolica fides
44
Lo más admirable, para San Agustín, lo más incomprensible es la humildad
45
del Verbo
encamado o mejor de Jesucristo. Esa es la gran lección que nos da. Lección que nos
muestra el camino que lleva a la eternidad, vía de la visión del amor fruitivo de la
divinidad. Senda recorrida en sentido inverso desde la eternidad a la temporalidad,
desde la inmutable gloria de Dios a la temporal humillación del hombre
46
. Pero esa
lección y esa sorpresa antes que San Agustín la había visto Pablo el convertido, quien,
en segunda a Corintios, llega a decir que el Verbo se había: hecho pecado por nosotros
(cf. 2Cor 5,21).
San Agustín ante esos conceptos paulinos llega a desbordarse a sí mismo cuando habla
de Cristo mediador y remediador de la naturaleza humana: del hombre apartado de
Dios por el pecado: «De la esclavitud sólo el Señor nos puede libertar […] Oísteis al
Apóstol cuando leía: «Somos como embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios
lo hiciera por nuestra boca, os rogamos en nombre de Cristo; esto es: como si Cristo os
rogase. ¿Qué? Que os reconciliéis con Dios. Si el Apóstol nos exhorta y ruega que nos
reconciliemos con Dios, es porque éramos enemigos de Dios, ya que nadie se reconcilia
sino de las enemistades. El pecado, no la naturaleza nos había hecho enemigos de Dios
[…] Y no es posible la reconciliación si no se quita lo que está en medio y se pone lo
43
D
OMINGO
R
AMOS
-L
ISSÓN
, Patrología, (Eunsa, Pamplona 2005) 356; Las Confesiones, VII, 18,24.
BAC 11, 351; Cf. B
ERTHOLD
A
LTANER
, Patrología, 421.
44
Sermón 92, 3. BAC, X, 727.
45
V
ITORIANO
C
APANAGA
, Agustín de Hipona, 138; M
ARIANO
H
ERRANZ
M
ARCO
, San Pablo en sus
cartas, (Ediciones Encuentro, Madrid 2008) 211. G
UISEPPE
B
ARBAGLIO
, Teología de San Pablo,
(Secretariado Trinitario, Salamanca 2006) 459.
46
Ibib., 141. Afirma el autor: “San Agustín meditó mucho sobre la humillación del Verbo hecho hombre.
[…] Cabeza de todas las enfermedades es la soberbia, porque ella es principio de todos los pecados […]
para quitar de cuajo la causa de todos nuestros males y dolencias que es la soberbia, descendió y se hizo
hombre el hijo de Dios. ¡Oh hombre! ¿cómo tienes cara para ensoberbecerte? Dios se hizo humilde por
ti. In Io. ev. tr. 26,16 (PL 35,1606): «… Magister humilitatis venit»”.
que debe estar. Hay un medio que separa: es el pecado; y el mediador que reconcilia es
nuestro Señor Jesucristo, porque uno es Dios y uno también el mediador entre Dios y
los hombres, Jesucristo hombre. Para quitar el muro que separa, que es el pecado, vino
El cómo mediador, y se hizo sacerdote y víctima. Y porque se hizo víctima por el
pecado, ofreciéndose a sí mismo en holocausto en la cruz de su pasión, sigue diciendo el
Apóstol después de haber dicho «Os rogamos en nombre de Cristo que os reconciliéis
cori Dios», como si dijéramos «¿Cómo podemos reconciliamos?», aquél dice: esto es, el
mismo Cristo, que no conoció pecado, por nosotros hizo pecado, para que nosotros
seamos en El justicia de Dios»
47
.
47
A
GUSTÍN DE
H
IPONA
, Tratados sobre el Evangelio según San Juan, 41, 4-5, Obras Completas de San
Agustín XIV, Edición Bilingüe, ed. V
ICENTE
R
ABANAL
(BAC 165; Madrid 1957) 81-83.
CONCLUSIÓN
Haremos un repaso muy sucinto sobre algunos puntos de la presente reseña, en
primer lugar debemos situarnos en su encuentro que marcó el comienzo de esta obra. El
encuentro con que será su compañero inseparable durante toda su vida. Él mismo nos
dirá: “Son Cosas más bien dignas de ser admiradas que ser dichas”
48
. El encuentro de
San Pablo y San Agustín es el punto donde comenzó todo.
Luego de su conversión y ordenación sacerdotal que por cierto según nos informa
Posidio
49
no fue muy de su agrado, esto ocurría muy a menudo en la antigüedad. Se
dedicó a profundizar con mayor respeto y hondura las Divinas Escrituras para así dar a
sus oyentes una mejor vivencia del Apóstol que se hizo su inseparable. Recorrió varias
etapas antes de descansar en las genuinas interpretaciones del texto sagrado. Su cambio
se debió sobre todo al Obispo de Milán y las oraciones de su Madre. Ya siendo
plenamente miembro de la Iglesia y luego sacerdote y finalmente Obispo. Produjo una
de las mejores exegesis de su tiempo y para la posteridad de la Iglesia.
En sus sermones supo dar su vivencia intima de San Pablo. Al convertirse en su
confidente y guía seguro ante las problemas que le planteaba su tiempo y su contexto
social.
Por último el Cristo de San Agustín, con su lección de humildad o su abajamiento
kenótico
50
según la carta a los Filipenses (cf. Flp 2, 5-11). Como bien dirá Fitzmyer
51
:
“La reconciliación cristiana produjo una unión nueva del hombre con Dios. Pablo la
llama «mueva creación» (Gal 6,15; 2Cor 5,17) porque introdujo una nueva forma de
existencia en el mundo del hombre, por la que Cristo y el cristiano viven, por así
decirlo, en simbiosis. El hombre participa de esta existencia cristiana nueva por la fe y
el bautismo, que realizan su incorporación a Cristo y a la Iglesia.”
48
In. Ioan. Tract. 56,1; PL 35, 1486 citado en: “Introducción General”, Obras de San Agustín VII.
49
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La obra de este gran Santo Padre, da mucho más que decir, es un pobre intento de
acercamiento a estos grandes personajes de antigüedad que siguen teniendo una validez
perenne, su vidas y sus obras hoy más que nunca tienen valor permanente
52
.
Termino con una frase del Santo que podría resumirlo todo: “Pondus meum amor meus:
eo feror quocumque feror. Requies nostra locus noster” (Conf. XIII, 9.)
52
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