Clarín, Buenos Aires, viernes 30 de diciembre de 1977
Columna Nº 30
Ahora es Korchnoi el que protesta
Por Miguel Najdorf
A esta situación, por cierto que la principal, se
ha sumado ahora la reacción de Korchnoi contra
el público que aplaudió a favor de Spassky cuan-
do realizó su “falsa combinación” y debió aban-
donar. Inclusive pidió que se bajara el telón, pero
el árbitro no aceptó. Ya dije que había muchos
simpatizantes de Boris. Por esto Korchnoi pidió
el cambio de escenario del match y que se lo con-
tinúe en privado y sin tablero mural. No creo que
esto último sea factible a causa de las recauda-
ciones. Son jugosas e interesan mucho, como en
cualquier lugar, a los organizadores. Estimo que
resolviéndose lo del tablero, se aclarará el pano-
rama y desaparecerán las amenazas de Víctor de
no seguir el match en las condiciones actuales.
En cuanto al público, con advertirle que se des-
alojará la sala si se molesta a los jugadores, será,
suficiente. Hoy debe jugarse la
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a
partida y nuevamente no
se sabe qué pasará. Korchnoi
gana por 7,5 a 5,5. Sigue siendo,
cuando faltan 7 partidas, gran
ventaja. A favor de Spassky
está el hecho de llevar 4 veces
las blancas. Su levantada ha
sido afortunada y pone la últi-
ma nota de suspenso. Con todo,
la mejora de su juego es relati-
va. Son tres partidas en las que
influyó la tensión nerviosa de
Korchnoi. Todos los maestros
coinciden en que hubo muchos
errores graves, pero como el de
Víctor, ninguno. Batió todos los
Ahora es Korchnoi quien amenaza con no seguir el match etilos con-
diciones actuales. Se alejó de Belgrado y protestó contra el público
que aplaudió cuando cometió su grave error. Pide seguir en privado.
El gran maestro Najdorf aporta una solución al entredicho sobre el
mural: seguir jugando con el tablero, pero anotando la jugada de Kor-
chnoi en el mismo, solo cuando Spassky tome asiento en su mesa. De
ese modo, no podrá beneficiarse con su extraña actitud. A pesar de sus
triunfos, Boris no muestra gran mejoría.
récords.
Ha ocurrido lo que anticipé en nota anterior, al
señalar que si Víctor Korchnoi no superaba su in-
quietante estado nervioso, Boris Spassky tendría
las chances últimas para mejorar su desempeño
y luchar aún, pese al score adverso, con alguna
esperanza. Las tres partidas consecutivas que
ganó Spassky me han dado la razón. Pero estos
triunfos fueron, en gran parte, más una cosecha
de su “guerra psicológica” que de un trabajo su-
perior. Factores ajenos al ajedrez influyeron para
perturbar la normalidad del match. El Dr. Euwe
no aportó una solución a la cuestión del tablero
mural y las cosas se agravaron. Cuando se orde-
nó el retiro del tablero o su cambio de ubicación,
Boris se rebeló y dejó Belgrado. Entretanto y ju-
gando con su “método secreto” de meditación,
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había ganado la undécima partida. También la
duodécima, y él miércoles, luego de estar comple-
tamente perdida, la decimotercera. Spassky hace
la jugada y se retira a su camarín para pensar y
seguir pensando en la respuesta luego de poner-
se la movida de Korchnoi en el mural. A todas lu-
ces, un hecho insólito en la historia del ajedrez. El
mural es ajeno al juego y se pone, simplemente,
para que el público pueda seguir la partida. Un
rival que juega como Spassky, pone nervioso a
cualquiera. Y sin jugar tranquilo, el ajedrez pasa
a ser también; cualquier cosa. Lo digo sin exage-
rar y así quedó demostrado en la última partida
donde Korchnoi cometió los más increíbles erro-
res. Rebasó los límites. Ahora so ha alejado de
Belgrado y le asiste todo el derecho del mundo
para no retornar mientras no se dé una solución a
esa situación ridícula y ante la cual el Dr Euwe se
mostró en extremo blando, perjudicando a Kor-
chnoi. El presidente de la Federación Internacio-
nal de Ajedrez había dejado el asunto para que
lo resolviera una reunión de ese organismo en
enero, peno ahora se ve entre la espada y la pa-
red y tendrá que hallarle una salida. He pensado
en ese problema y luego de mucho darle vueltas,
he dado, pienso, con la solución más acertada. Es
algo que estaba al alcance como una jugada difícil
que nadie vio. Es la siguiente: 1) el match se sigue
jugando con tablero mural a la vista del público y
de los jugadores como lo quiere Spassky: 2) Boris
hace su movida y se retira a pensar en el camarín;
Korchnoi efectúa su jugada pero esta jugada no
se registra en el mural hasta que Spassky no re-
torne a su asiento. De este modo solo se afectaría
al público, que tampoco protestaría por una pe-
queña demora. Entretanto, Spassky no podrá be-
neficiarse, como lo ha hecho hasta ahora, con una
actitud muy poco deportiva. Tampoco le asiste
derecho a reclamo, pues el tablero mural es para
el público. Con esta fórmula se resolvería todo. Y
Spassky tendrá que avenirse a jugar normalmen-
te pues sin la jugada de Korchnoi en el mural, no
podrá pensar. Y para el caso de que quiera hacer
la “trampita” de sentarse y levantarse, luego de
ponerse la movida de Korchnoi, se resuelve fá-
cil: no se pone la jugada de Korchnoi en el mural
hasta que no haga la suya.
Víctor Korchnoi junto a sus asisten-
tes GM Keene y Stean cuidando su
evidente gran forma física.
Edición y Diagramación:
Prof. José Luis Matamoros B.
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